En
4. Prevención primaria y secundaria

4.1. Consumo de paracetamol

Preguntas para responder:

  • La utilización continuada de paracetamol durante el embarazo, ¿es un factor de riesgo para desarrollar asma en edad escolar?
  • La utilización continuada de paracetamol en lactantes, ¿es un factor de riesgo para desarrollar asma en edad escolar?

Durante estos últimos años estudios observacionales han relacionado la exposición al paracetamol en distintas etapas de la vida con el desarrollo de asma y otras enfermedades atópicas.

Se ha descrito que el consumo de paracetamol disminuye los niveles de glutación, un antioxidante endógeno que se encuentra en el tejido pulmonar, y que como consecuencia se puede producir un daño tisular por oxidación. Los niveles bajos de glutación también provocan un estímulo de la vía Th2 y una disminución en la respuesta inmune a la infección por rinovirus. Estos hechos explicarían la hipótesis de que el consumo de paracetamol durante el embarazo y el primer año de vida del niño puede jugar un papel importante en la patogenia del asma.

Evidencia científica

La Guía de Práctica Clínica sobre Asma de Osakidetza/Servicio Vasco de Salud (21) no incluye estas preguntas.

Ninguna de las guías base (45-46) considera estas preguntas.

Se han encontrado dos revisiones sistemáticas con meta-análisis (47-48). La primera revisión (47) estudia la asociación entre el consumo de paracetamol durante el embarazo, el primer año de vida y la actualidad y la aparición de sibilancias o asma en el niño (47), y la segunda analiza la asociación entre el consumo de paracetamol durante el embarazo y el riesgo de sibilancias en edad escolar (48). Ambos meta-análisis encuentran una asociación significativa entre la exposición prenatal al paracetamol y el desarrollo de sibilancias en la infancia (47, 48) así como con la presencia de asma en la edad escolar (47). Además, el estudio de Etminan (47) también encuentra una asociación significativa entre la exposición en el primer año de vida y la presencia de sibilancias o asma a los 6-7 años de edad (47).

Utilización de paracetamol durante el embarazo

El metaanálisis de Etminan (47) indica que la exposición prenatal a paracetamol se asocia con un OR de 1,51 (IC95% de 1,10 a 2,05) de tener sibilancias a los 6-7 años de edad. Sin embargo, Eyers (48) calcula un OR de 1,21 (IC95% de 1,02 a 1,44), encontrando además heterogeneidad (I2=76%). Estas diferencias pueden deberse al número de estudios incluidos en los metaanálisis y a la utilización de datos crudos para el cálculo del OR por parte de uno de ellos (48). Por ello, se han seleccionado los cuatro estudios de cohortes (49-52) incluidos en estos meta-análisis y tres estudios más que han sido identificados en la actualización de la evidencia (53-55).

La mayoría de los estudios incluidos ajustan el cálculo del OR por historia materna de asma, aunque no todos lo hacen por consumo postnatal de paracetamol o por infecciones respiratorias en los primeros meses de vida. De los siete estudios tres (52-54) analizan el riesgo de tener sibilancias actuales, dos el riesgo de tener asma (51-55) y los dos últimos ambas variables (49, 50). Todos los estudios miden la exposición prenatal al paracetamol de forma «prospectiva», aunque la mayoría la clasifican como «sí» o «no» (uno (49) lo hace como «a veces», «la mayoría o «todos los días» y uno (55) mide el número de días de exposición). También hay estudios que miden la exposición a paracetamol por trimestre de embarazo (51-53) o por semanas de gestación (49).

En el caso de la asociación entre el consumo prenatal de paracetamol y el riesgo de tener asma en edad escolar, de los siete estudios incluidos cuatro encuentran asociación significativa, siendo el rango de OR de 0,64 (52) (exposición a paracetamol durante el 2º y 3º trimestre) a 2,4 (54) (consumo de paracetamol y sibilancias inducidas por múltiples desencadenantes). Sin embargo, el estudio de mayor calidad (55) (que mide la exposición a paracetamol por el número de días expuesto al mismo), concluye que doblar el número de días el consumo materno de paracetamol durante el tercer trimestre de embarazo no aumenta el odds de desarrollar asma a los siete años de edad, OR 0,95 (IC95% de 0,66 a 1,37). Por lo tanto, la exposición a paracetamol durante el embarazo no se asocia al aumento de riesgo de desarrollar asma en edad escolar.

Exposición al paracetamol durante el primer año de vida

En la revisión de Etminan (47) cuatro estudios (56-59) miden la asociación entre la exposición al paracetamol en el primer año de vida y el riesgo de desarrollar asma o sibilancias en edad escolar, calculándose un OR del 1,47 (IC95% de 1,36 a 1,56) para el asma y el 1,51 (IC95% de 1,24 a 1,83) para las sibilancias. El estudio de mayor peso que incluye esta revisión es un estudio transversal con datos de más de 200.000 niños (56).

En la búsqueda de estudios posteriores se encontraron cinco cohortes de nacimiento (52, 55, 60-62) en los que se sigue de forma prospectiva a mujeres embarazadas y sus descendientes, con los que se vuelve a contactar a los 6-10 años de edad.

Para contestar a la pregunta, finalmente se han seleccionado los cinco estudios de cohortes (52, 55, 60-62) encontrados en la actualización.

Calidad
muy baja

Tres (52, 61, 62) de los cinco estudios definen la exposición a paracetamol de forma dicotómica («sí» o «no») y concluyen diciendo que existe asociación significativa entre la exposición a paracetamol en el primer año de vida y la presencia de asma en edad escolar (rango de OR de 1,1 (61) a 1,78 (62)), aunque los intervalos de confianza que presentan incluyen el 1 en dos de los casos. Los otros dos estudios (55-62), que definen la exposición por el «número de días expuestos a paracetamol» y ajustan el cálculo por infecciones respiratorias en el primer año de vida, no encuentran asociación significativa entre la exposición a paracetamol y el riesgo de desarrollar asma en niños con historia familiar de atopía, siendo el OR de un niño que toma paracetamol el doble de días que otro niño de 1,08 (62) (IC95% de 0,91 a 1,29) y de 0,98 (55) (IC95% de 0,75 a 1,29) respectivamente. Además, en el estudio de Lowe (60) se observa que la mayoría de los niños que tomaron paracetamol lo hicieron por infecciones no respiratorias, y que aunque el uso general de paracetamol se asociaba con un riesgo mayor de tener asma en la infancia, la utilización de paracetamol con indicaciones no relacionadas con el tracto respiratorio no se asociaba con ninguna enfermedad alérgica (incluida el asma). Por lo tanto, estos resultados muestran que la asociación observada por estudios de peor calidad metodológica pueda deberse al sesgo de confusión y no a una relación causal.

Calidad
muy baja

Resumen de la evidencia

Calidad
muy baja
No parece haber relación entre la exposición a paracetamol durante el embarazo y la aparición de asma en edad escolar (49-55).
Calidad
muy baja
En cuanto a la exposición en el primer año de vida, aunque estudios observacionales previos indicaban una posible asociación, estudios de mayor calidad metodológica señalan que no parece existir relación dosis-respuesta entre el número de días expuesto y el OR de tener asma en edad escolar (52, 55, 60-62).

De la Evidencia a la recomendación

Los aspectos que han determinado la fuerza mayor y la dirección de esta recomendación han sido los siguientes:

  1. La calidad global de la evidencia entre la exposición prenatal al paracetamol y tener asma en edad escolar es muy baja. Se trata de estudios observacionales, con inconsistencia e imprecisión de las estimaciones.La calidad global de la evidencia para la exposición durante el primer año de vida y asma en edad escolar es muy baja.
  2. El balance entre beneficios y riesgos: Los beneficios superan ligeramente los riesgos/inconvenientes.En referencia a la exposición al paracetamol durante el embarazo, no parece haber relación con la aparición de asma en edad escolar.En cuanto al primer año de vida, aunque estudios observacionales previos indicaban una posible asociación, los estudios de mayor calidad metodológica señalan que no parece existir relación dosis-respuesta entre el número de días expuesto y el OR de tener asma en edad escolar.
  3. Valores y preferencias de pacientes y/o sus cuidadores: Tanto en la exposición al paracetamol durante el embarazo como durante el primer año de vida hay probable incertidumbre y variabilidad en la opinión sobre los desenlaces.En ambos casos no se pudo obtener información al respecto en el grupo focal realizado con madres de niños con asma.
  4. Costes y uso de recursos: no procede en ambos casos.Por lo tanto, no se hace ninguna recomendación en contra del uso de paracetamol durante el embarazo o en el primer año de vida del niño por aumento del riesgo de desarrollar asma en la infancia.Los estudios que se han encontrado son observacionales y en su mayoría sujetos a numerosos sesgos, principalmente de memoria y de confusión por indicación. Este último sucedería si los niños que van a desarrollar asma fueran más propensos a desarrollar infecciones respiratorias superiores, con lo que serían medicados con más frecuencia con paracetamol y parecería que la toma de paracetamol se asocia con mayor riesgo de asma. En la revisión de Etminan et al. 2009 (47), los estudios incluidos indicaban, en general, la existencia de una asociación entre la exposición y el riesgo de desarrollar asma. Sin embargo, estudios posteriores (de mejor calidad que los anteriores), en el que se ajustan los resultados por las infecciones respiratorias en el niño, indican que no hay asociación. De hecho, se demuestra que no hay efecto dosis-respuesta. Además, en caso de que se demostrara una asociación entre el uso de paracetamol y el aumento del riesgo de desarrollar asma, tampoco se podría recomendar el uso de ibuprofeno u otros anti-inflamatorios porque no hay estudios comparativos, y la utilización de AINEs podría tener sus consecuencias negativas también. Por ello, el grupo elaborador concluye que se necesitan más estudios de buena calidad para ver cuál es la dirección de los resultados.

Recomendaciones

No se hace ninguna recomendación a favor o en contra del uso de paracetamol durante el embarazo o en el primer año de vida del niño por aumento del riesgo de desarrollar asma en la infancia.
Si bien el paracetamol es el antitérmico/analgésico más seguro, se recomienda limitar su uso en procesos leves autolimitados (al igual que para el resto de antipiréticos), y seguir las indicaciones de uso aprobadas para la población general.

4.2. Consumo de leche de vaca

Preguntas para responder:

  • En niños con asma y PRICK/RAST positivo a la leche de vaca, ¿el consumo de leche de vaca puede provocar la aparición de síntomas o aumentar su gravedad?

En la Guía de Práctica Clínica sobre Asma de Osakidetza/Servicio Vasco de Salud (21) se indica que existen datos de estudios prospectivos que relacionan la sensibilización (positividad a pruebas específicas de alergia PRICK/RAST – Radio Allergo Sorbent Test) o alergia clínica a alérgenos alimentarios (sobre todo huevo y leche) con el desarrollo posterior de asma. De hecho, los antecedentes de sensibilización alimentaria en los tres primeros años de vida suponen un aumento de riesgo para el futuro desarrollo de asma, aunque su presencia aislada no asegura el diagnóstico.

Sin embargo, no se puede recomendar el uso de fórmulas de leche modificada para prevenir la aparición de asma, ya que los estudios que tratan esta cuestión no cuentan con el suficiente tiempo de seguimiento y muestran además inconsistencias y problemas metodológicos (63). Tampoco se han encontrado efectos sobre la incidencia de asma u otras enfermedades alérgicas al utilizar fórmulas basadas en soja en niños con alto riesgo o con intolerancia a la leche de vaca (64).

Por otro lado, en algunos ámbitos existe la creencia de que el consumo de leche de vaca y sus derivados aumenta la producción de moco en el sistema respiratorio. Según varios estudios realizados en Australia, las personas que creían en esta teoría percibían que tras el consumo de leche se daba un cambio en la producción de moco. Sin embargo, también se ha descrito que estos efectos no son específicos de la leche de vaca, sino que los derivados de la soja también pueden producir cambios similares (65). Estudios realizados en pacientes con asma no han encontrado relación entre el consumo de leche y los síntomas de asma, aunque sí existe una serie de casos documentados en los que personas con alergia a la leche de vaca pueden presentar síntomas asmáticos cuando son expuestos a ella.

Como en la práctica habitual se está retirando la leche de vaca a niños con RAST positivo a la misma, se quiere conocer si existe evidencia que apoye dicha práctica.

Evidencia científica

La Guía SIGN (45) sólo valora el uso de fórmulas de leche modificadas y de soja para prevenir asma u otras enfermedades alérgicas en los lactantes. La guía GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma (46) no trata esta pregunta.

Se han encontrado tres estudios realizados en adultos con asma (66-68) y dos en niños con asma (69-70). Se trata de dos ECA con un diseño crossover (66, 68), un estudio casos-control (67), un ensayo abierto (69) y una serie de casos (70).

Los estudios realizados en adultos incluyen pacientes con asma pero sin alergia a la leche de vaca (66-68). En cambio, los realizados en niños incluyen a niños que o tienen una concentración de IgG específica mayor de 500 µg/ml (69) o síntomas sugestivos de alergia a la leche de vaca (70).

En los estudios realizados en adultos se concluye que el consumo de leche de vaca no deteriora la función pulmonar (66), no aumenta la producción de moco (67) y no tiene efecto broncoconstrictor (68).

En el estudio más reciente (70) realizado en 32 niños con asma y síntomas sugestivos de alergia a la leche de vaca (por sospecha clínica o resultado positivo de SPT (Skin Prick Test)o IgE), se observa que sólo 12 de los niños presentan un test de provocación oral positivo, y que de éstos sólo cinco presentaban al mismo tiempo sibilancias tras la exposición a la leche de vaca (un 15,6% del total de niños incluidos en el estudio). En los 20 niños restantes, en los que el test de provocación oral es negativo, no se presentaron sibilancias tras la exposición a la leche de vaca, por lo que podría decirse que la aparición de sibilancias en niños con asma tras el consumo de leche de vaca puede tener lugar sólo en algunos niños que tienen alergia a la misma.

Calidad
muy baja

Por otro lado, en niños con concentraciones altas de IgG específica frente a ovoalbúmina y betalactoglobulina una dieta de exclusión de huevo y leche produce una mejora en el PEFR (aumenta un 22% en los niños que siguen la dieta y disminuye un 0,6% en el grupo control) (69), aunque esta prueba sólo se pudo realizar en 11 de los 22 niños incluidos en el estudio. Sin embargo, la ganancia de peso durante las ocho semanas que duró el estudio fue menor en los niños que siguieron la dieta de exclusión.

Por lo tanto, se podría concluir que no existe una relación entre el consumo de leche de vaca y aparición de síntomas en pacientes con asma sin alergia a la misma (estudios realizados en adultos) y que la aparición de estos síntomas tras el consumo de leche puede tener lugar sólo en algunos niños que tienen alergia demostrada a la leche de vaca (mediante test de provocación oral positivo).


Calidad
muy baja

Resumen de evidencia

Calidad
muy baja
Aunque parece que los niños con asma e IgG específica alta presentan un mejor PEFR al seguir una dieta de exclusión de huevo y leche, la ganancia de peso es menor. Por otro lado, el porcentaje de niños con asma y síntomas sugestivos de alergia a la leche de vaca que presentan sibilancias tras la prueba de provocación oral es menor del 20% (69, 70).

De la Evidencia a la recomendación

Los aspectos que han determiado la fuerza y la dirección de esta recomendación han sido los siguientes:

  1. La calidad global de la evidencia es muy baja.En niños con concentraciones altas de IgG específica frente a ovoalbúmina y betalactoglobulina, una dieta de exclusión de huevo y leche produce un aumento del 22% del PEFR frente a una disminución del 0,6% en el grupo control. Sin embargo, ganan menos peso en comparación con el grupo control. En una serie de casos de niños con asma y síntomas sugestivos de alergia a la leche de vaca, el 15,6% del total presenta sibilancias asociadas a la misma.
  2. El balance entre beneficios y riesgos: Los riesgos/inconvenientes superan ligeramente los beneficios.Aunque parece que los niños con asma e IgG específica alta presentan un mejor PEFR al seguir una dieta de exclusión de huevo y leche, la ganancia de peso es menor. Además, en la serie de casos solo el 15,6% del total de niños con asma y síntomas sugestivos de alergia a la leche de vaca presentaban sibilancias tras la prueba de provocación oral, por lo que se considera que eliminar de la dieta la leche de vaca a todos los niños con asma (incluso con RAST positivo) no tiene un balance positivo.
  3. Valores y preferencias de pacientes y/o sus cuidadores: Probable incertidumbre y variabilidad en la opinión sobre los desenlaces.Se cree que puede existir variabilidad en la opinión de los pacientes.
  4. Costes y uso de recursos: Los costes son altos en relación a los beneficios.Los productos que no contienen leche de vaca son más caros.Por lo tanto, la poca evidencia no es suficiente para apoyar dietas restrictivas de lácteos en niños asmáticos.

Recomendaciones

Fuerte
Se recomienda no suspender el consumo de leche y/o sus derivados en niños con asma salvo en aquellos casos en los que exista una alergia demostrada con sintomatología y clínica acompañante.

Bibliografía  4. Prevención primaria y secundaria

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