El sondaje urinario o cateterismo vesical sortea los mecanismos naturales de defensa del organismo. Los riesgos asociados a su uso se incrementan especialmente cuando la sonda se mantiene durante largos periodos de tiempo; la infección del tracto urinario asociada a la colocación de la sonda o catéter es la complicación más frecuente337.
Existen variaciones en la proporción de pacientes sondados, según las distintas especialidades médicas, con un rango que puede oscilar entre el 12-40%337. También existen variaciones en la proporción de pacientes sondados durante cortos periodos de tiempo a nivel hospitalario, ya sea para monitorizar la cantidad de orina durante un proceso agudo o tras cirugía, para tratamiento de retención urinaria o por motivos diagnósticos, con cifras de entre el 15-25% de paciente sondados del total de pacientes ingresados338.
La mayor parte de los estudios relacionados con las infecciones urinarias asociadas al catéter urinario (CAUTI) son estudios centrados en población adulta, y hay escasa información específica en la población pediátrica. La revisión de Tenke et al. establece que el 40% de las infecciones nosocomiales son de origen urinario y que aproximadamente el 80% de los pacientes que sufren ITU nosocomial están sometidos a sondaje uretral permanente32. En Reino Unido se estima que el 20% del total de infecciones nosocomiales son infecciones del tracto urinario337.
El informe EPINE 2009 (Estudio de Prevalencia de Infecciones Nosocomiales en España) establece que el 22% del total de las infecciones nosocomiales son infecciones urinarias. Dentro de los indicadores de intervenciones asistenciales estima, en base a los resultados de 278 hospitales en el territorio nacional, que el 18,5% (IC95% 18,1 a 18,8) de los pacientes ingresados son portadores de una sonda urinaria (sondaje urinario abierto o cerrado), y que el 80% (IC95% 79,3 a 80,8) de los pacientes sondados son portadores de sondas urinarias cerradas339.
Sobre el total de pacientes ingresados, el informe EPINE-2009 estima que el 3,88% de los pacientes ingresados son portadores de sonda urinaria abierta y que el 15,15% son portadores de sonda cerrada. Con una prevalencia de ITU nosocomial del 3,2% entre los portadores de sonda abierta y del 4,1% entre los portadores de sonda urinaria cerrada.
El informe EPINE-2009 permite establecer la prevalencia de ITU nosocomial según distintos servicios hospitalarios y de acuerdo a distintos grupos de edad, pero no permite relacionar la prevalencia de ITU nosocomial asociada al sondaje urinario en pacientes pediátricos. En este sentido el informe da a conocer una prevalencia de ITU nosocomial en los hospitales españoles, en pacientes de un mes a 15 años de edad, del 0,53%339.
El estudio de Fuster et al. analiza la aparición de infecciones nosocomiales en una unidad de cuidados intensivos pediátricos en un hospital español, durante los años 2000- 04, encontrando una tasa media de incidencia de ITU nosocomial por día de uso de sonda urinaria cerrada de 2,63‰, con amplia variación interanual. Los autores realizan una revisión de distintas series epidemiológicas en unidades pediátricas de cuidados intensivos y encuentran gran variabilidad en los resultados, con incidencias acumuladas de pacientes infectados por ITU nosocomial asociada a sondaje urinario cerrado de 1,8 a 10,4‰340.
El estudio de Langley et al., realizado en un hospital pediátrico terciario canadiense, evalúa la incidencia acumulada de infección urinaria nosocomial en menores de 16 años de edad durante los años 1991-97, siendo esta de 9,4%. Y con una densidad de incidencia que disminuye a lo largo de los años, pasando de 0,9 a 0,6 casos por 1000 días-paciente al final del estudio. Así mismo, el estudio encuentra que solo la mitad de los pacientes que sufrieron ITU nosocomial habían sido cateterizados previamente (sondaje mantenido o intermitente en los 7 días previos)341.
La literatura sobre catéteres urinarios hay que revisarla con cautela. Fundamentalmente, porque muchos de los estudios publicados utilizan el término bacteriuria asociada a catéter sin ofrecer información sobre la proporción de las que son asintomáticas, y otros estudios utilizan el término infección del tracto urinario asociada a catéter cuando, además, están incluyendo las bacteriurias asociadas a catéter, incluso las asintomáticas342.
Se estima que, tras una sola inserción del catéter urinario, 1-5% de los casos desarrollan bacteriuria32 y que el riesgo de desarrollar bacteriuria por tener una sonda urinaria mantenida se incrementa entre un 3% y un 6% por día de uso de sonda343.
18.1. Profilaxis antibiótica en población pediátrica sometida a sondaje
El uso de sondas en urología pediátrica es obligado, a pesar de la conveniencia de evitarlas. Dada la relación de los sondajes con la posterior aparición de ITU o BA, se plantea la revisión sobre la necesidad de administrar o no profilaxis antibiótica ante un sondaje. Dado que el sondaje vesical se puede realizar en tres modalidades (mantenido, aislado, intermitente); intentaremos abarcar la eficacia del tratamiento profiláctico en tales situaciones.
18.1.1. Profilaxis antibiótica en población pediátrica sometida a sondaje mantenido
Se identificaron 2 ensayos clínicos cuasialeatorios que valoran la eficacia de la profilaxis antibiótica en niños varones sondados temporalmente tras cirugía correctiva de hipospadias.
El primero de los ensayos evalúa la eficacia de la profilaxis antibiótica posquirúrgica con cefalexina frente a no tratamiento profiláctico, en la prevención de bacteriuria y complicaciones quirúrgicas, en 101 varones (edad media 2,3 años; rango de 11 meses a 6,5 años) sondados tras cirugía de hipospadias mediante tubulización de la placa, durante un periodo de seguimiento de 6 meses. Los pacientes recibieron profilaxis antibiótica tras la cirugía desde el primer día y hasta 2 días después de la retirada del catéter (retirada del catéter a los 8,6 y 8,3 días en el grupo profilaxis y en el grupo control, respectivamente). El estudio muestra una reducción significativa en las variables resultado de bacteriuria (RR 0,41; IC95% 0,23 a 0,75) (NNT 3; IC95% 2 a 8) y de ITU complicada, definida como urocultivo positivo y fiebre > 38,5 oC (RR 0,24; IC95% 0,07 a 0,78) (NNT 5; IC95% 3 a 20), en el grupo que recibió profilaxis antibiótica. Con respecto a la incidencia de complicaciones tras la cirugía, no se encuentran diferencias significativas entre los grupos344.
El segundo es un ensayo clínico que evalúa la incidencia de bacteriuria tras profilaxis antibiótica con sulfametoxazol, frente a no tratamiento, en 78 varones (rango de edad 2 a 12 años) sondados mediante catéter uretral (28 pacientes) o transperineal (50 pacientes), durante 10 días, tras ser sometidos a cirugía correctiva de hipospadias (84 operaciones). Los pacientes del grupo sulfametoxazol (41 pacientes) recibieron profilaxis antibiótica tras la cirugía desde el primer día y hasta 3 días después de la retirada del catéter.
El estudio muestra una reducción significativa de bacteriuria en el grupo de pacientes que recibe profilaxis antibiótica frente al grupo control (RR 0,26; IC95% 0,08 a 0,88; p < 0,05) (NNT 5; IC95% 3 a 29), a pesar de la mayor incidencia de RVU en el grupo de niños que recibe profilaxis (9 niños de 41 frente a 2 niños de 37). Con respecto a ITU febril, 4 niños en el grupo control frente a 0 en el grupo tratamiento desarrollaron temperatura > 38,5 oC. El germen encontrado con más frecuencia fue E. coli(2 de 3 casos y 6 de 10 casos en los grupos tratamiento y control, respectivamente)345.
A la hora de realizar las recomendaciones, el GEG ha tenido en consideración la aplicabilidad limitada de los resultados de los estudios encontrados, siendo tan solo aplicables a los niños varones con hispospadias.
Resumen de la evidencia
1- | En niños varones con sonda vesical mantenida de forma temporal tras corrección de hipospadias, el uso de profilaxis antibiótica es eficaz para prevenir bacteriuria e ITU febril344,345. |
√ | En niños con sonda vesical mantenida temporal tras cirugía uretral de reparación de hipospadias, se recomienda el uso de profilaxis antibiótica para prevenir ITU. |
√ | En niños y niñas con sonda vesical mantenida temporal tras cirugía vesicouretral, se recomienda el uso de profilaxis antibiótica para prevenir ITU. |
√ | En niños y niñas con sonda vesical mantenida temporal no asociada a intervenciones quirúrgicas, no se recomienda el uso de profilaxis antibiótica. |
18.1.2. Profilaxis antibiótica en población pediátrica sometida a sondaje intermitente
Se encontró una RS cuyo objetivo es determinar si ciertas normas (vía de inserción y uso de profilaxis antibiótica) para el uso de las sondas son mejores que otras en términos de efectividad, complicaciones, calidad de vida y costo-efectividad en pacientes adultos y niños o niñas con sondas durante un tiempo prolongado (definido como más de 14 días por los autores de esta RS, incluyendo el sondaje mantenido y sondaje intermitente).
Entre las comparaciones que aborda la RS destacamos las concernientes al uso de profilaxis antibiótica de uso continuo frente a la administración de antibióticos cuando están clínicamente indicados (en casos de dolor o fiebre).
Con respecto a la eficacia de profilaxis frente a la administración antibiótica cuando está clinicamente indicada, la RS incluye 2 ensayos clínicos cruzados en pacientes pediátricos sometidos a sondaje intermitente; en ambos casos los autores de la RS calcularon la tasa de ITU sintomática por semana de uso de sonda.
Ambos estudios evalúan la eficacia de nitrofurantoína en dosis profiláctica frente a placebo, en pacientes pediátricos con vejiga neuropática que utilizaban autosondaje intermitente en domicilio. Uno de los estudios (n = 56) mostró 4 casos de ITU en 430 semanas de uso de sonda durante el periodo de profilaxis antibiótica frente a 2 casos de ITU en 389 semanas durante el periodo de placebo. El segundo estudio encuentra una disminución estadísticamente no significativa en la densidad de incidencia de ITU en los pacientes que recibieron profilaxis antibiótica (DI 0,50; IC95% 0,17 a 1,44).
La RS concluye que, para los pacientes pediátricos con sonda intermitente, los 2 estudios muestran resultados inconsistentes y los datos son demasiado escasos para informar si la profilaxis antibiótica reduce las infecciones urinarias346.
Un estudio realizado en un hospital pediátrico con una muestra de 85 pacientes con vejiga neuropática evalúa si es necesaria la profilaxis antibiótica cuando se realiza cateterismo intermitente limpio. Los pacientes fueron aleatorizados en 2 grupos: un grupo en el que los pacientes continuaban con administración de profilaxis antibiótica (31 pacientes); y un segundo grupo en el que se interrumpe la administración de profilaxis (22 pacientes). Hubo una pérdida del 33% de la muestra (28 pacientes) por rechazo de la familia a la asignación aleatoria. Al final de los 4 meses de seguimiento, el estudio encuentra un aumento de riesgo de ITU confirmada en los pacientes que reciben tratamiento profiláctico frente a los pacientes que interrumpieron la profilaxis antibiótica, debido a la creación de resistencias (RR 4,73; IC95% 1,60 a 13,98). Todos los organismos patógenos mostraron resistencia al antibiótico profiláctico347.
Resumen de la evidencia
1- | No hay pruebas fiables suficientes de que la profilaxis antibiótica disminuya la tasa de ITU recurrentes en población pediátrica en régimen de sondaje vesical intermitente346. |
18.1.3. Profilaxis antibiótica en población pediátrica sometida a sondaje aislado o procedimientos endoscópicos
- En pacientes pediátricos que precisan de estudios que requieren sondaje aislado (CUMS, ECOcisto, CUMS isotópica, recogida de muestra de orina) o procedimientos endoscópicos (cistoscopia, ureteroscopias, nefrostomías), ¿se debe recomendar la utilización de profilaxis antibiótica?
Dado el escaso número de estudios encontrados que valoren la incidencia de ITU en pacientes pediátricos que requieran sondaje vesical para la realización de pruebas diagnósticas o exploratorias, se ha considerado incluir los resultados de los estudios encontrados en muestras de pacientes adultos.
Adicionalmente al volumen de evidencia, incorporamos la recomendación de consenso de la GPC del NICE11 a este respecto.
Un primer estudio observa la incidencia de bacteriuria, piuria y bacteremia en pacientes adultos ambulatorios (n = 75; edad media 57±13 años; rango de 27 a 81 años) que acuden al departamento de urología para la realización de una cistoscopia. Ninguno de los pacientes había recibido tratamiento antibiótico previo. A las 48 horas tras el procedimiento se observa que el 16% (12) de los pacientes presentaba piuria, pero solo el 8% (6) presentaban piuria y bacteriuria; el otro 8% (6) presentaban piuria sin bacteriuria. De los 6 pacientes con bacteriuria, solo 2 presentaron síntomas de disuria y ninguno desarrolló fiebre.
Cinco pacientes presentaban piuria previa a la realización de la cistoscopia; de los cuáles 4 de ellos desarrollaron bacteriuria a las 48 horas. El estudio encuentra que la asociación entre piuria previa a la prueba diagnóstica y bacteriuria a las 48 horas era estadísticamente significativa (p < 0,05). Ninguno de los pacientes desarrolló bacteriemia348.
de casos
3
Un estudio multicéntrico evalúa el efecto de la profilaxis antibiótica administrada con anterioridad a la realización de uretrocistoscopia en un total de 2.172 pacientes ambulatorios mayores de 16 años de edad aleatorizados en 2 grupos: grupo profilaxis (1.115 pacientes), en el que se les administra 1g de ceftriaxona vía IM; y grupo control (1.057 pacientes), en el que no reciben ningún tipo de tratamiento antibiótico.
El estudio encuentra que un 10,2% (108) de los pacientes en el grupo control desarrollaron bacteriuria sintomática, frente al 2,5% (28) de los pacientes en el grupo profilaxis (RR 0,25; IC95% 0,16 a 0,37) (RAR 7,7%; IC95% 5,7 a 9,8) (NNT 13; IC95% 10 a 18). La manifestación más común de esta bacteriuria fue el síndrome miccional, con un 85% (92) de los casos en el grupo control y con un 82% (23) de los casos en el grupo profilaxis, seguido de pielonefritis, con un 10% (11) de los casos en el grupo control y un 3,6% (1) de los casos en el grupo profilaxis.
No se encuentran diferencias significativas entre los grupos en la incidencia de bacteriuria asintomática ni en la incidencia de síndrome irritativo con orina estéril (p > 0,05)349.
Se encontró un metaanálisis que evalúa la seguridad y la efectividad de la administración de profilaxis antibiótica frente a placebo o nada en la reducción del riesgo de ITU (demostrada mediante bacteriuria), en pacientes sometidos a estudios urodinámicos (cistometría invasiva).
El metaanálisis incluye 8 ECA, con un total de 995 pacientes adultos (rango de edad 18 a 82 años), y encuentra reducción del riesgo de bacteriuria en los pacientes que recibieron profilaxis antibiótica (OR 0,39; IC95% 0,24 a 0,61).
A partir de los grupos control de los 8 estudios incluidos, los autores de esta RS calculan una incidencia de bacteriuria del 13,7% en pacientes adultos sometidos a estudios urodinámicos. A partir de este dato, calculan un NNT de 13 pacientes adultos sometidos a estudios urodinámicos a tratar con profilaxis antibiótica para prevenir un caso de bacteriuria350.
Un estudio retrospectivo realizado en Israel evalúa la incidencia de ITU sintomática en niños y niñas (n = 421) tras ser sometidos a CUMS. Se les administra profilaxis antibiótica (cefalexina 20 mg/kg/día) desde el día anterior a la realización de CUMS y hasta la visita a consulta externa de nefrología pediátrica a los 7-10 días tras realización de CUMS.
A 349 pacientes (274 niñas y 75 niños; edad media 1,9 ± 2,2 años) se les realiza CUMS tras ITU febril y a 72 pacientes (13 niñas y 59 niños; edad media 0,5 ± 0,9 años) se les realiza CUMS para estudio de hidronefrosis.
Tras la realización de CUMS se detectaron 172 casos de RVU (un 44% de los pacientes en el grupo de ITU febril y un 25% de los pacientes en el grupo de hidronefrosis).
Del total de 421 pacientes, 7 (1,7%) desarrollaron síntomas sugerentes de ITU febril al cabo de 1-3 días tras la realización de CUMS. Los 7 casos se encontraban dentro del grupo de pacientes a los que se les realizó CUMS tras ITU febril y todos ellos presentaban RVU grados II-IV. Del total de estos 7 casos, fueron confirmados mediante urocultivo 5 casos: 1 caso por E. coli (paciente que no siguió tratamiento profiláctico) y 4 casos por P. aeruginosa. Los 4 casos de infección por P. aeruginosa se dieron en pacientes afectados de RVU ≥ III, es decir, un 6,8% (4/59) de los pacientes con RVU ≥ III presentaron urocultivo positivo para P. aeruginosa.
Mediante regresión logística multivariable encuentran, como factores de riesgo asociados al desarrollo de ITU tras CUMS, la presencia de RVU (OR 2,52; IC95% 2,24 a 2,83) y el grado de RVU > III (OR 2,32; IC95% 2,05 a 2,62). Los autores del estudio concluyen que la incidencia de ITU tras CUMS en niños que reciben profilaxis antibiótica es baja. Y que en pacientes con grados altos de RVU sometidos a CUMS de seguimiento, el uso de profilaxis anti-pseudomonas puede estar indicado351.
de cohortes
2-
La GPC del NICE no recoge evidencia que permita responder a esta pregunta; sin embargo, recomienda profilaxis antibiótica durante 3 días para todos los niños y niñas que vayan a ser sometidos a CUMS (el día anterior a la prueba, el día de la prueba y el día siguiente)11.
de expertos
4
Se localizó 1 estudio prospectivo, realizado en Reino Unido, cuyo objetivo es evaluar la incidencia de ITU en niños y niñas sometidos a CUMS (n = 107; mediana de edad 7 meses; rango de 1 mes a 11,6 años). El 75,7% de la muestra había recibido profilaxis antibiótica frente al 24,3% que no recibió profilaxis. Se recoge muestra de orina para urocultivo en el momento de realización de CUMS. Días después (mediana 4 días; rango de 1 a 45 días), se realiza nuevo análisis de orina mediante tira reactiva en atención primaria; las muestras con resultado positivo se envían para urocultivo. Del total de muestras enviadas (30), se encuentran 2 casos de urocultivo positivo, tratándose de nueva infección en tan solo uno de los casos. Ninguno de los 2 casos había recibido profilaxis antibiótica previo CUMS352.
de casos
3
A la hora de la elaborar las recomendaciones, el GEG ha tenido en consideración, por un lado, la escasa aplicabilidad a la población pediátrica de los resultados de los estudios realizados en pacientes adultos; por otro, la falta de estudios con grupo control que evalúen la incidencia de ITU en pacientes pediátricos sometidos a pruebas diagnósticas o endoscópicas que requieran sondaje vesical aislado, sin administración previa de profilaxis antibiótica. Por lo tanto, los resultados de los 2 únicos estudios relevantes para nuestra población son de poca utilidad351,352.
Resumen de la evidencia
1- | La administración de profilaxis antibiótica en pacientes adultos sometidos a estudios urodinámicos o uretrocistoscopia reduce el riesgo de bacteriuria349,350. |
2- | La incidencia de ITU febril en pacientes pediátricos sometidos a CUMS que reciben profilaxis antibiótica fue del 1,7%351. |
4 | Se recomienda profilaxis antibiótica durante un periodo de 3 días a los pacientes pediátricos a los que vaya a realizarse CUMS11. |
√ | No se recomienda, en población pediátrica, el uso sistemático de profilaxis antibiótica previa a la realización de procedimientos diagnósticos que requieran sondaje vesical aislado (cistoscopia, CUMS, ECOcisto, urodinamia, recogida de muestras de orina). |
√ | Se puede considerar la administración de profilaxis antibiótica en caso de riesgo por enfermedades asociadas (cardiopatías), ITU de repetición, ITU atípica, sospecha de RVU grado IV-V o malformaciones. |
18.2. Cuidados del sondaje
El sondaje urinario y el manejo del paciente sondado es tradicionalmente responsabilidad de los profesionales de enfermería337; se estima que los profesionales de enfermería llevan a cabo la inserción de la sonda urinaria en aproximadamente el 50% de las ocasiones353.
En este apartado, se pretende dar respuesta a la incertidumbre existente sobre algunas de las intervenciones realizadas por parte de los profesionales de enfermería en el cuidado y mantenimiento de la sonda urinaria, en sus distintas modalidades.
18.2.1. Sondaje mantenido de corta duración
- ¿Cuál es el material o tipo de sonda vesical más adecuado para reducir la ITU asociada al sondaje mantenido de corta duración?
- ¿Influye el calibre de la sonda sobre el riesgo de CAUTI en el sondaje mantenido?
- La limpieza del meato uretral, previa a la inserción de la sonda, ¿reduce la incidencia de CAUTI?
- El cuidado rutinario del meato uretral, en pacientes con sondaje mantenido, ¿reduce la incidencia de CAUTI?
En relación con el sondaje mantenido recogemos evidencia proveniente de 3 GPC y 3 RS31,33,34,343,354,355.
Las sondas mantenidas de uso común son las siguientes354:
• Sonda de látex impregnada de politetrafluoroetileno (partículas de polytef). Diseñada para limitar la absorción de agua por la pared de la sonda y reducir la resistencia de la superficie a la inserción.
• Sonda de látex recubierta de hidrogel, que permite una absorción limitada de agua y una reducción de la resistencia de la superficie a la inserción.
• Sonda de látex recubierta de silicona, que limita la absorción de agua y reduce la fricción entre superficies y la exposición al látex.
• Sonda de silicona, que consigue lo mismo que las anteriores y evita la hipersensibilización al látex.
Al abordar los tipos de sondas más frecuentemente usados y compararlos entre sí, no se encuentra significación estadística en cuanto a la reducción de BA31.
observacionales
3
No parece que, en pacientes sondados por periodos de hasta una semana, el tipo de material modifique la incidencia de CAUTI31.
observacionales
3
En pacientes adultos (pacientes > 65 años de edad) con sondaje de larga duración, propensos a la obstrucción de la sonda por la aparición de depósitos y costras, las sondas de silicona se asocian con una reducción en la aparición de depósitos. No se observaron diferencias entre distintos materiales de sonda en pacientes considerados como no propensos a la obstrucción33,356.
La RS de Schumm et al. identifica 3 ECA que comparan distintos tipos de sondas estándar (sin antimicrobianos y/o antisépticos) en mujeres y hombres adultos hospitalizados y sondados durante cortos periodos de tiempo (≤ 14 días), y cuya variable resultado es la reducción de BA o de bacteriuria. Ninguno de los estudios encuentra diferencias significativas relacionadas con la variable resultado de interés, para ninguna de las comparaciones realizadas: BA (sonda de silicona frente a sonda de látex: RR 1,07; IC95% 0,23 a 5,01), (sonda de silicona frente a sonda de hidrogel: RR 0,82; IC95% 0,46 a 1,47); bacteriuria (sonda de látex recubierto con polímero hidrofílico frente a sonda de látex: RR 0,94; IC95% 0,66 a 1,34), (sonda de látex recubierto con polímero hidrofílico frente a sonda de PVC: RR 0,87; IC95% 0,63 a 1,19), (sonda de PVC frente a sonda de látex: RR 1,09; IC95% 0,81 a 1,45)343.
La RS de Schumm et al. identifica 3 ECA que comparan distintos tipos de sondas estándar (sin antimicrobianos y/o antisépticos) en hombres adultos hospitalizados, sondados durante cortos periodos de tiempo (≤ 14 días), con el objetivo de investigar los efectos secundarios uretrales. Los estudios encuentran que los pacientes con sonda de silicona tenían menos sensación de ardor en la uretra (silicona frente a no silicona: RR 0,28; IC95% 0,13 a 0,60), había menos casos de uretritis (silicona frente a látex: RR 0,09; IC95% 0,01 a 0,68) y menor riesgo de reacción uretral (silicona frente a látex recubierto con hidrogel: DMP -16,00; IC95% -18,84 a -13,16; y silicona frente a látex siliconado: DMP -16,00; IC95% -18,96 a -13,04)343.
Se ha observado que el uso de sondas tipo Foley de silicona y con balones presentan, al deshincharlos, una mayor tendencia a ocasionar dolor y daño al paciente que las sondas de látex, cuando se retira la sonda34.
observacionales
3
Durante la elaboración de este capítulo se ha identificado diversa documentación que aborda el uso de sondas recubiertas con óxido o aleaciones de plata, o recubiertas con antimicrobianos, en pacientes adultos sometidos a sondaje mantenido. Parece ser que el uso de sondas recubiertas con aleación de plata e insertadas y mantenidas durante periodos de hasta 14 días se asocia con menor incidencia de bacteriuria al compararlos con sondas de silicona, látex y sus distintas variedades. El coste-beneficio de estos dispositivos ha sido poco concluyente, aunque parece ser que una reducción significativa del número total de infecciones sería una opción coste-efectiva para el uso de sondas con aleación de plata31. Las sondas impregnadas con antisépticos o recubiertas con antimicrobianos pueden prevenir o retrasar de forma significativa la aparición de CAUTI, en comparación con sondas de silicona o látex en sus distintas presentaciones31. Las sondas mantenidas de corta duración (un periodo de hasta 14 días), recubiertas de una aleación de plata reducen el riesgo de bacteriuria y CAUTI en pacientes sondados. Las impregnadas con antimicrobianos (minocyclina + rifampicina o nitrofurantoína), reducen el riesgo de bacteriuria y CAUTI los 7 primeros días. No así a los 14 días354. En España, el uso de sondas urinarias recubiertas con plata en sus diversas modalidades y con antibióticos es excepcional, motivo por el que no se han tenido en cuenta como evidencia para la elaboración de recomendaciones. Adicionalmente, se localizaron 2 estudios realizados in vitro y, por tanto, no incluidos en el volumen de la evidencia, que sugieren que el material de la sonda es un factor a tener en cuenta en la formación de biofilm y, que la silicona favorece la formación de biofilm por parte de cepas uropatógenas357,358.
Con respecto al calibre de la sonda, recogemos evidencia de 2 GPC31,34 que abordan la influencia del tamaño de la sonda sobre el riesgo de CAUTI. Una revisión354, intenta dar respuesta a esta pregunta, pero no logra identificar documentación que aporte pruebas sobre la idoneidad de un calibre de sonda u otro.
A pesar de no disponer de estudios de calidad, 2 GPC consideran que, en adultos, las sondas de menor calibre, tipo Foley, con un globo de 10 mL, minimizan el traumatismo uretral, la irritación de la mucosa y la orina residual en la vejiga, factores todos que predisponen a la CAUTI31,34. En base a ello, recomiendan seleccionar la sonda de menor calibre que permita el flujo libre de orina, teniendo en cuenta que pacientes hospitalizados sometidos a cirugía urológica pueden necesitar mayor calibre de sonda para permitir el paso de coágulos de sangre y mayor tamaño de balón31.
de expertos
4
Respecto al cuidado del meato uretral, tanto en los momentos previos a la inserción de la sonda, como para su cuidado rutinario una vez colocada, recogemos la siguiente evidencia.
Tres GPC recomiendan que la inserción de la sonda por parte del profesional sanitario se realice siempre mediante técnica aséptica, tanto en medio hospitalario31 como en medio ambulatorio34, y utilizando además equipo estéril cuando se realice en medio hospitalario33 a pesar del hallazgo de una RS359, que identifica 1 ECA donde se evalúa la incidencia de bacteriuria en pacientes adultos sondados que van a ser intervenidos quirúrgicamente y donde comparan la inserción de la sonda mediante técnica estéril (guantes estériles, bata estéril, estricta técnica aséptica, lavado de manos quirúrgico, limpieza del meato con antiséptico, lubricante estéril, técnica de no-tocar, pack de cateterización estéril) frente a técnica limpia no estéril (guantes no estéril, no uso de bata, lavado de manos con agua y jabón, limpieza del meato solo si está sucio a simple vista y solo con agua de grifo, lubricante no estéril, no pack de cateterización); a los 3 días tras la intervención quirúrgica no se encuentran diferencias entre los grupos (p > 0,10).
de expertos
4ECA 1-
Con respecto a la limpieza del meato previa inserción de la sonda, la misma RS identifica 1 ECA que evalúa la incidencia de bacteriuria en mujeres adultas ingresadas en una unidad de obstetricia y que requieren de inserción de sonda vesical mediante técnica aséptica. Compara el lavado periuretral con agua de grifo previo a la inserción de la sonda frente a lavado con un antiséptico (clorhexidina 0,1%), y no encuentra diferencias entre los grupos (OR 1,13; IC95% 0,58 a 2,21)359. Dos GPC toman en consideración estos hallazgos. Una de ellas en base a ellos y a la opinión de expertos considera que el lavado del meato uretral con preparaciones antisépticas previo a la inserción de la sonda en medio hospitalario no aporta ninguna ventaja y recomienda lavado del meato uretral con solución salina normal estéril31. Una segunda GPC considera que no existe evidencia suficiente para hacer una recomendación a este respecto33.
ECA 1+
Opinión
de expertos
4
Dos GPC recomiendan, antes de la inserción de la sonda, el uso de lubricante estéril de un solo uso o de gel anestésico, con objeto de minimizar molestias y trauma uretral31,34.
de expertos
4
Con respecto a los cuidados de la sonda en pacientes con sonda mantenida una vez ya insertada, 2 GPC31,33 y 1 RS355 recogen evidencia procedente de los mismos estudios, llegando a conclusiones similares. En base a los resultados de 8 ECA y 3 estudios observacionales356 concluyen que, para la limpieza rutinaria del área periuretral una vez la sonda está ya insertada, la utilización de preparaciones antisépticas o antimicrobianas, frente al lavado con agua y jabón, no reduce el riesgo de bacteriuria31,33,355
Adicionalmente, 1 estudio de los mencionados encuentra aumento de la bacteriuria en los grupos de pacientes que recibían cuidados especiales en la limpieza rutinaria del meato uretral (limpieza dos veces al día con solución y pomada antiséptica o limpieza diaria con solución no antiséptica de agua y jabón), frente a aquellos que no recibían ningún tipo de cuidado especial (p < 0,05)355,356.
1+/ Estudios
observacionales
2+
Una RS incluye 1 estudio que encuentra que la ausencia de lavado diario del área perineal en pacientes adultos hospitalizados y sondados durante 3 o más días estaba asociado con un aumento de riesgo de CAUTI (RR 2,49; IC95% 1,32 a 4,69), especialmente en pacientes con incontinencia fecal355.
observacional
3
Dos GPC destacan que cuando la inserción y el cuidado de la sonda urinaria mantenida, los lleva a cabo personal sanitario formado y con experiencia se minimiza el trauma uretral, las molestias al paciente y el riesgo potencial de CAUTI31,34.
de expertos
4
A la hora de realizar las recomendaciones el GEG ha tenido en consideración la escasez de estudios, las limitaciones metodológicas de los mismos, la heterogeneidad en la medida de las variables resultado, con distintos estudios valorando la presencia de BA, bacteriuria o CAUTI, y la escasa aplicabilidad de algunos resultados, sobre todo los concernientes a la tendencia de obstrucción de la sonda en pacientes de edad avanzada y sondados durante largos periodos de tiempo. En líneas generales, los estudios identificados se centran en población adulta en la mayoría de los casos y tan solo en algunos casos mezclan pacientes en edad adulta y en edad pediátrica. Además, muchos de ellos se realizan sobre pacientes sondados, independientemente de la duración estimada del sondaje, en medios estrictamente hospitalarios, o en combinación con el sondaje ambulatorio y comunitario.
En relación al tamaño de la sonda, el GEG ha considerado que sin otra información en términos de eficacia o efectividad sobre las posibles diferencias entre sondas de distinto calibre, parece una buena opción, al menos en el plano de las buenas prácticas, la reducción del riesgo de daño en la mucosa uretral mediante el uso de sondas de menor calibre, teniendo presente que no se ha identificado estudio alguno que haya contemplado la eficacia y seguridad en pacientes en edad pediátrica.
Se ha encontrado escasa evidencia que evalúe intervenciones necesarias a llevar a cabo previa inserción de la sonda uretral. Los 2 únicos ECA incluidos en una RS359 se realizan en un contexto muy concreto y en una población con unas características muy específicas: pacientes adultos sondados previo procedimiento quirúrgico y mujeres adultas ingresadas en planta de obstetricia. En base a la escasa evidencia y generabilidad de los resultados, las GPC31,33,34 consultadas optan por elaborar recomendaciones basadas en la opinión de expertos. Respecto al cuidado necesario una vez la sonda uretral está insertada, el volumen de evidencia consultada muestra consistencia en sus resultados: los preparados antisépticos o antimicrobianos no reducen la incidencia de bacteriuria cuando se compara con el lavado rutinario.
Resumen de la evidencia
1-343/ 331 |
No se encuentran diferencias significativas en la incidencia de bacteriuria o BA al comparar el uso de distintos tipos de sondas estándar en pacientes adultos sometidos a sondaje mantenido de corta duración (≤ 14 días)31,343. |
1- | Las sondas de silicona disminuyen el riesgo de efectos secundarios uretrales en varones adultos sondados durante cortos periodo de tiempo (≤ 14 días)343. |
3 | Pruebas basadas en buenas prácticas sugieren que la incidencia de CAUTI en pacientes sondados por periodos de hasta una semana no se ve influenciada por ningún tipo de material en particular31. |
3 | Los balones de las sondas tipo Foley, hechos con silicona, al deshincharlos tienen mayor tendencia a ocasionar dolor y daño al paciente, que las sondas de látex, cuando se retira la sonda34. |
1- | Pruebas de baja calidad sugieren que, en pacientes adultos sondados durante largos periodos de tiempo y propensos a la obstrucción, las sondas de silicona frente a las de látex o frente a las recubiertas de teflón, ofrecen cierto beneficio en cuanto a la prevención de la aparición de depósitos y costras que dificultan la evacuación de la orina. No se observan diferencias entre materiales en pacientes de edad avanzada y considerados como no propensos a la obstrucción33,356. |
4 | Seleccionar la sonda de menor calibre que permita o asegure el flujo libre de orina, basándose en que a menor calibre de la sonda, menor traumatismo uretral y menor irritación de la mucosa uretral31,34. |
4 | La inserción de la sonda en medio hospitalario por parte del profesional sanitario debe realizarse mediante técnica aséptica y con equipo estéril31,33. |
4 | La limpieza del meato con preparados antisépticos previa a la inserción de la sonda no ofrece ventajas frente a la limpieza con solución salina estéril31. La utilización de lubricante estéril de un solo uso o gel anestésico minimiza las molestias y el traumatismo uretral31,34. |
1+/ 2+ |
El uso de preparados antisépticos o antimicrobianos para el cuidado rutinario del área periuretral, una vez insertada la sonda, no reduce el riesgo de bacteriuria frente al lavado/ducha diario rutinario con agua y jabón31,33,355. |
4 | La inserción y el cuidado de la sonda debe llevarse acabo por personal sanitario formado y con experiencia31,34. |
√ | Se recomienda que el material de la sonda utilizada sea de silicona. |
D | Se recomienda que en la elección del tipo de la sonda se tenga en cuenta la experiencia clínica del equipo, la evaluación individualizada del paciente y la duración prevista del sondaje. |
D | Se recomienda que la elección del calibre de la sonda uretral dependa de una evaluación individual del paciente y en función de sus características (edad, tamaño uretral), y predisposición a que la sonda se obstruya. |
D | Se recomienda que en el medio hospitalario la inserción de la sonda se realice con equipo estéril mediante técnica aséptica. |
D | Se recomienda limpieza del meato con solución salina estéril o agua estéril antes de la inserción de la sonda uretral. |
D | Se recomienda la utilización de un lubricante estéril de un solo uso para reducir el dolor, el trauma uretral y el riesgo de infección. |
A | La higiene personal diaria rutinaria con jabón y agua es todo lo que se necesita para el correcto cuidado y limpieza del meato uretral una vez insertada la sonda. |
D | Se recomienda que los profesionales sanitarios que realicen la inserción de la sonda tengan formación y experiencia en la inserción y el mantenimiento del sondaje uretral. |
18.2.2. Sondaje intermitente
- ¿Qué tipo de sonda vesical (recubierta o no recubierta) es más adecuado para reducir la ITU asociada al sondaje intermitente?
- ¿Cuál es el tamaño de sonda más adecuado para reducir la ITU asociada al sondaje intermitente?
- ¿Cuál es la técnica de inserción más apropiada para el sondaje intermitente?
El sondaje intermitente (SI) consiste en el vaciado de orina vesical de forma rutinaria. Puede realizarlo el propio paciente o terceras personas. Las ventajas que ofrece son numerosas y añaden calidad de vida a las personas que lo utilizan, evitando la presencia de orina residual (caldo de cultivo bacteriano) y la sobredistención vesical, que daña de forma irreversible las distintas capas de la vejiga y el músculo detrusor. Los objetivos del SI son preservar la dinámica de la micción en sus fases de llenado y de vaciado vesical, y disminuir en frecuencia y número las complicaciones que pudieran derivarse del abordaje uretral, como estenosis, falsas vías, o complicaciones renales o insuficiencia renal derivadas de ITU de repetición asociadas al uso del sondaje360.
Esta técnica debe realizarse de forma aséptica o limpia y no está exenta de posibles complicaciones, como la ITU. Dada la cantidad de materiales y tipos de sonda existentes en el mercado, se hace necesario averiguar si el uso de alguna de ellas reduce o previene la aparición de ITU y con cuál o cuáles de ellas se manejan mejor estos pacientes360.
Se busca comparar las sondas para SI no recubiertas, generalmente de PVC (cloruro de poivinilo), frecuentemente reutilizadas con un lubricante por separado o sin lubricante (uso exclusivo de agua), y las sondas recubiertas de un único uso, diseñadas para conferir una mejor lubrificación y, consecuentemente, facilitar la inserción. Los recubrimientos más frecuentes son los hidrofílicos (requieren añadir agua) o prelubricados (gel hidrosoluble).
Se identificó 1 RS361 entre cuyos objetivos se incluye el de determinar qué tipo de sondas y qué tipo de técnica de colocación son mejores en cuanto a la reducción de la incidencia de ITU, en el SI, sus complicaciones y la calidad de vida. La heterogeneidad de los estudios incluidos no permite a los autores de la revisión realizar el metaanálisis de los resultados; siendo además todos ellos estudios de baja calidad, por lo que sus resultados se presentan de forma individual, junto con los de los diferentes estudios individuales resultado de nuestra búsqueda362,363.
Dos estudios incluidos en la RS evalúan la incidencia de BA en pacientes adultos, comparando sondas recubiertas frente a sondas no recubiertas. Ambos estudios apuntan a una reducción no significativa en la incidencia de BA con el uso de las sondas recubiertas. Ambos estudios presentan limitaciones importantes de validez interna361.
Otros 4 estudios incluidos en esta misma RS comparan sondas recubiertas frente a sondas no recubiertas, y evalúan la incidencia de ITU sintomática en pacientes adultos (3 estudios) y en pacientes en edad pediátrica (1 estudio). Solo 1 estudio, realizado en pacientes adultos, encuentra reducción significativa en la incidencia de ITU sintomática con el uso de sondas recubiertas: RR 0,78 (IC95% 0,62 a 0,97). Los resultados de este estudio están limitados por el elevado porcentaje de pérdidas (54%) tras la aleatorización. Los 3 estudios restantes no encuentran diferencias significativas entre los grupos361.
Tres de los anteriores estudios informan además sobre la satisfacción de los pacientes con la sonda; y 2 estudios, sobre la comodidad durante la inserción. En el primer caso, los 3 estudios (incluyen pacientes adultos o en edad pediátrica) concluyen que hay una mayor preferencia por las sondas recubiertas por parte de los pacientes. Dos estudios (incluyen pacientes adultos o en edad pediátrica) informan de la comodidad en la inserción encontrando que los pacientes puntuaban como más cómoda la inserción de sondas recubiertas; un estudio refiere además que los pacientes puntuaban mejor las sondas recubiertas respecto a la extracción y manejabilidad de las mismas361.
Un estudio compara el grado de satisfacción, mediante encuesta, en 35 pacientes pediátricos que se sondan mediante SI (rango de edad 5 a 20 años), entre el uso de una nueva sonda hidrofílica recubierta y la sonda habitual de los pacientes, de PVC. El estudio encuentra que en el 86% de los pacientes el aprendizaje con la nueva sonda era fácil o muy fácil, sin encontrar diferencias entre los grupos. Con respecto a molestias cuando se introduce y se retira la sonda, 18 (51%) y 6 (17%) pacientes refieren molestias, respectivamente, con su sonda habitual, frente a 5 (14%) y 1 (3%) pacientes que refieren molestias, respectivamente, con la nueva sonda recubierta. El 70% de los pacientes del estudio muestra preferencia por la sonda hidrofílica recubierta, debido a menos molestias y más comodidad por no requerir de lubricante. Un 17% de los pacientes refiere que el sondaje es más difícil con la nueva sonda, debido a que se escurren con facilidad al estar tan bien lubricadas. Un 6% refiere que es más incómoda porque requiere de más tiempo para su preparación; por último 1 paciente refiere que con la nueva sonda los pacientes en silla de ruedas requieren de ayuda de terceras personas para realizar el sondaje al necesitar introducirla en agua362.
Con respecto al calibre de la sonda en el SI, se ha identificado 1 estudio sueco que evalúa de forma retrospectiva el riesgo de lesiones uretrales y epidimiditis en niños con vejiga neurógena y en sondaje intermitente. El estudio analiza el porcentaje de complicaciones de acuerdo a distintos factores; entre ellos, el tamaño del catéter, la edad del paciente (antes o después de alcanzar la pubertad) y la capacidad de autosondaje por parte del paciente.
El estudio agrupa los resultados según el calibre de sonda utilizado: entre 12C y 18C, o entre 6C y 10C. Todos los participantes se sondan al menos durante 10 años y todos incluyen al menos 2 años de la adolescencia. La mediana de edad de los pacientes cuando comienzan con el SI es de 2 años (rango de 0 a 10 años) y la mediana de seguimiento es de 16 años (rango de
10 a 21 años). Los resultados se expresan como el sumatorio de los tiempos de exposición que cada participante aporta al estudio. En estas condiciones, analizan, como variable compuesta, las dificultades en la inserción de la sonda y/o existencia de hematuria y las lesiones uretrales mayores diagnosticadas por cistoscopia. El estudio encuentra que, durante los 250 años de exposición al SI con sondas de calibres comprendidos entre 6C y 10C, se observaron 32 (13%) episodios de dificultades para la inserción de la sonda y/o hematuria y 9 (4%) de lesiones uretrales mayores diagnosticadas por cistoscopia, mientras que en los 188 años de exposición a sondas de calibres comprendidos entre 12C y 18C, se detectaron 10 (5%) y 0, respectivamente. Los autores concluyen que estos resultados favorables al mayor tamaño de la sonda se deben por un lado a que los catéteres de mayor tamaño tienen el extremo menos puntiagudo, y a que los catéteres de mayor tamaño eran usados por los pacientes de mayor edad, quienes a su vez eran los que más se autosondaban; ninguno de los pacientes que se autosondaba sufrió una lesión uretral mayor363.
3
Con respecto a la técnica de colocación de la sonda, una RS incluye 3 estudios en pacientes adultos o de edad avanzada que evalúan la incidencia de BA y de ITU sintomática en pacientes sometidos a SI mediante técnica estéril, frente a técnica limpia. Ninguno de los estudios encuentra diferencias significativas entre los grupos para ninguna de las variables resultado estudiadas: BA (RR 0,97; IC95% 0,47 a 2,03) e ITU (RR 0,83; IC95% 0,38 a 1,85), (RR 1,00; IC95% 0,66 a 1,53) y (RR 1,67; IC95% 0,45 a 6,17)361.
A la hora de realizar las recomendaciones, el GEG ha tenido en consideración la falta de significación estadística relacionada con la variable principal de eficacia o efectividad, en nuestro caso, ITU. Solo uno de los estudios incluidos en la RS361 encuentra una reducción significativa en la incidencia de ITU con el uso sondas recubiertas y, dadas las limitaciones metodológicas de este estudio, no se puede defender el uso de un tipo de sonda u otro en base a sus resultados. Tampoco se identifican diferencias significativas relacionadas con el tipo de técnica que debe utilizarse en la colocación de la sonda. Puesto que el proceso del sondaje intermitente en pacientes ambulatorios difícilmente puede realizarse mediante técnica estéril, debido a la frecuencia de sondaje, la movilidad y medios en los que estos pacientes tienen que sondarse, parece adecuado recomendar, en medio ambulatorio y para este tipo de sondaje una técnica limpia de sondaje.
En cuanto a la satisfacción con el manejo de los tipos de sonda, independientemente de la existencia de significación estadística o no en los resultados encontrados, que cuantitativamente apuntan a una mayor satisfacción con el manejo de las sondas recubiertas, el hecho de que un único paciente pueda preferir el uso de sonda no recubierta para el sondaje intermitente, proceso que en una gran parte de los casos se va a mantener de forma crónica, es un dato que debe tenerse en cuenta.
Resumen de la evidencia
1- | En pacientes sondados de forma intermitente no existen diferencias significativas en cuanto a la incidencia de BA y/o ITU sintomática relacionadas con el tipo de sonda (recubiertas frente a no recubiertas)361. |
1- | Pacientes adultos y pediátricos sometidos a sondaje intermitente prefieren las sondas recubiertas por su comodidad y manejabilidad para la inserción y extracción de las mismas frente a las sondas no recubiertas361. |
3 | En pacientes en edad pediátrica, adujeron molestias en la introducción y retirada de la sonda un 51% y un 17%, respectivamente, de los pacientes con la sonda de PVC, frente al 14% y el 3% de los pacientes con la sonda hidrofílica recubierta362. |
3 | Un 70% de los pacientes en edad pediátrica sometidos a sondaje intermitente prefieren las sondas hidrofílicas recubiertas frente a las sondas de PVC; aunque un 17% y un 6% refieren inconvenientes en su uso relacionados con el hecho de que se escurren con facilidad y requieren más tiempo de preparación, respectivamente. Un paciente en silla de ruedas refiere necesitar la ayuda de terceras personas para llevar a cabo el sondaje con la sonda hidrofílica recubierta362. |
3 | En pacientes en edad pediátrica con vejiga neurógena y en sondaje intermitente, se observan menos episodios de dificultades para la inserción de la sonda y/o hematuria y de lesiones uretrales mayores diagnosticadas por cistoscopia, durante el periodo de exposición a sondas de calibres 12C-18C, frente al periodo de exposición a sondas de calibre 6C-10C363. |
1- | No se encuentran diferencias significativas en la incidencia de BA o ITU sintomática relacionadas con la técnica de colocación (estéril frente a limpia) en pacientes adultos o de edad avanzada sometidos a sondaje intermitente361. |
√ | Es recomendable que aquellos pacientes que requieran sondarse intermitentemente prueben distintos tipos de sonda, se familiaricen con su uso y opten por uno u otro tipo según la comodidad y manejabilidad que perciban. |
√ | Se recomienda usar el calibre de sonda más adecuada a la edad del paciente, teniendo en cuenta el propio calibre de la uretra del paciente. |
√ | Es preferible que los pacientes ambulatorios que tienen que realizar sondaje intermitente para el vaciado vesical lo hagan con una técnica limpia. |
√ | A los pacientes que precisen sondaje intermitente se les debe instruir en el autosondaje a la edad más temprana posible. |
√ | Se recomienda una valoración individual de aquellos pacientes hospitalizados o institucionalizados antes de decidir el tipo de técnica a utilizar para su sondaje intermitente. |
18.2.3. Sondaje aislado
Sobre el sondaje urinario aislado no se han encontrado estudios específicos y con validez interna que se centren en dar respuestas a las preguntas planteadas.
Al igual que el sondaje uretral mantenido de corta duración, este tipo de sondaje se realiza en medio sanitario, por lo que puede ser aconsejable la utilización de material estéril mediante una técnica aséptica31,34.
Se ha identificado 1 estudio364 cuyo objetivo era comparar la incidencia de ITU en niños y niñas que acuden al servicio de urgencias por sospecha de ITU, que son sondados de forma aislada para obtención de muestra de orina y posterior urocultivo, y a los que se les practica una limpieza del meato uretral previa al sondaje mediante agua estéril, frente a utilización de povidona yodada al 10%. El estudio no ha sido incluido en el volumen de la evidencia debido a las limitaciones relacionadas con el sesgo de selección de la muestra. El diseño del estudio no puede dar respuesta, de manera adecuada, al citado objetivo, ya que la muestra seleccionada está constituida por pacientes que acuden a urgencias por sospecha de ITU. No es posible, por tanto, discernir si la ITU detectada es el resultado del proceso de sondaje y limpieza con un medio u otro.
A menudo, para el sondaje urinario en recien nacidos de bajo peso dado el reducido calibre de su uretra, se utilizan sondas más flexibles, como las sondas nasogástricas365. Este tipo de sonda tiene la capacidad de anudarse en la vejiga urinaria. En los casos descritos de anudado de la sonda se concluyó que la inserción de la sonda demasiado dentro de la vejiga ocasionó su anudado. El mecanismo de anudado de la sonda parece ocurrir cuando una sonda demasiado larga forma un bucle sobre sí misma, favorecido por la descompresión de la vejiga al vaciado. Al intentar retirar la sonda, el bucle es apretado, y se forma un nudo que impide la retirada de la sonda por vía natural366.
En la población pediátrica, sobre todo en la de menor edad, en ocasiones se utiliza un fiador por la dificultad que conlleva el uso de una sonda de calibre muy pequeño, fundamentalmente debido a la facilidad para acodarse ante el mínimo obstáculo. El uso de un fiador exige extremar las precauciones para evitar la creación de falsas vías.
En cuanto al material de la sonda, extrapolando la información para otro tipo de sondaje, parece aconsejable evitar, en la medida de lo posible, el uso de las sondas de látex sin ningún tipo de recubierta, o promover el uso de sondas elaboradas con otros materiales31,33,34.
El sondaje urinario es un procedimiento realizado con frecuencia y normalmente seguro, pero presenta riesgos especiales en la edad pediátrica, acrecentados cuanto más corta es la edad. El uso de sondas adecuadas, una comprensión de la anatomía del tracto urinario inferior y el conocimiento del límite para la inserción de sondas urinarias son factores esenciales para reducir las complicaciones asociadas al sondaje urinario366. Si a ello se suma su utilización en aquellas situaciones en las que su indicación es apropiada se puede conseguir una reducción importante de las ITU sintomáticas367.
√ | El material de la sonda a utilizar para el sondaje aislado será aquel con el que el profesional sanitario esté más familiarizado; evitando la exposición del profesional y del paciente al látex. |
√ | Para el sondaje uretral aislado, la elección del calibre de la sonda debe hacerse en función de la edad del paciente. Se recomienda introducir la sonda hasta comprobar que la orina fluye libremente y evitar introducir demasiada longitud de sonda en la vejiga. |
√ | Para la realización del sondaje aislado es aconsejable el uso de técnica aséptica con medios estériles. |
Bibliografía 18. ITU y sondaje en población pediátrica
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