En
6. Atención durante el puerperio

6. Atención durante el puerperio

6.1. Atención durante el puerperio hospitalario

Preguntas a responder

  • ¿Qué controles y cuidados son los más adecuados para el recién nacido/a durante el ingreso hospitalario?
  • ¿Qué controles y cuidados son los más adecuados para la madre durante el ingreso hospitalario?
  • ¿Qué profesional es el idóneo para el control de puerperio hospitalario?
  • ¿Cuáles son los beneficios de la no-separación y el alojamiento conjunto madre-bebé durante la estancia hospitalaria para la salud materna y neonatal? ¿Cuáles son los beneficios del colecho durante la estancia hospitalaria para la salud materna y neonatal?

Controles y cuidados postnatales del/la recién nacido/a durante la estancia hospitalaria

La Comisión de Estándares de la Sociedad Española de Neonatología ha desarrollado unas recomendaciones basadas en la literatura científica para el cuidado del/la recién nacido/a sano en el parto y el puerperio hospitalario dirigidas a evitar el uso excesivo de intervencionismo y priorizar los cuidados dirigidos a la detección precoz de complicaciones o situaciones de riesgo (Sánchez Luna, 2009).

Por otro lado, aunque alguna guía comenta que no existen pruebas en la literatura para apoyar el número ni el contenido de las exploraciones físicas en el/la recién nacido/a, otros autores han sugerido que bastaría con una única revisión del/la recién nacido/a en las 24 horas posteriores al nacimiento (Green et al., 2008). En cualquier caso, el contenido de la exploración física del/la recién nacido/a se basa en la opinión de experto y el buen criterio clínico, complementado con las diferentes pruebas de cribado (Demott et al., 2006).

Exploración física del/la recién nacido/a.

Una revisión narrativa de la literatura (Green, 2008) concluye que en recién nacidos sanos sería suficiente una sola exploración física en las primeras 24 horas de vida, a partir de los resultados de un ECA (Townsend, 2004). En este ECA se evaluó la exploración realizada por una matrona entrenada frente a la realizada por un pediatra con experiencia. En el grupo en el que había realizado la exploración una matrona se comprobó si aportaba valor el hecho de repetir la exploración en el domicilio 10 días tras el parto. Se comprobó el impacto de esta intervención sobre la satisfacción de las madres, y el número de complicaciones identificadas en las primeras 24 horas y las complicaciones que resultaban en derivaciones a una atención especializada.

El ECA mostró que no había diferencias en el número de casos derivados a una atención especializada por problemas identificados correctamente durante la exploración dependiendo de si la exploración la realizaba una matrona o un pediatra (826 participantes; 5,9 % frente a 4,6 %; OR 1,2; IC 95 % 0,66 a 2,26). Tampoco hubo diferencias en el número de derivaciones incorrectas (826 participantes; 1,2 % frente a 0,95 %; OR 1,2; IC 95 % 0,32 a 4,49).

La satisfacción de las madres con la atención durante la exploración física del/la recién nacido/a fue alta, ya que el 85 % de las madres aseguraron estar satisfechas o muy satisfechas, aunque un número significativamente mayor de madres cuyo bebé había sido atendido por una matrona expresaron su satisfacción (85 % frente a 78 %; OR 0,54; IC 95 % 0,39 a 0,75).

Las y los/las profesionales sanitarios de ambos grupos fueron grabados durante la exploración que realizaron de los recién nacidos y un comité independiente evaluó el proceso. La conclusión de estos revisores fue que tanto los pediatras como matronas/es, convenientemente entrenados, podían desempeñar la exploración física de manera adecuada. Por otro lado, la repetición de la exploración en el domicilio no aportó ningún beneficio relacionado con los casos derivados a la atención especializada al detectar una complicación.

Calidad
moderada

 

La GPC del NICE (Demott, 2006) propone que la exploración física conste de las siguientes prácticas:

  • Valoración de la historia perinatal, de la madre y familiar
  • Valoración de las estimaciones anteriores del peso al nacer y la circunferencia craneal
  • Comprobación de que el bebé haya realizado una micción o una deposición de meconio y registro en caso contrario para seguimiento posterior
  • Observación del estado general del niño o niña (incluyendo coloración de la piel, respiración, actividad y postura)
  • Valoración del estado anímico de los/las progenitores y observación de la interacción entre madre y bebé
  • Comprobación del modo de alimentación del/la recién nacido/a y valoración de dificultades al respecto. Observación de la lactancia materna y ofrecimiento de apoyo en caso de ser necesario
  • Valoración de las partes expuestas del bebé: cuero cabelludo, cabeza y fontanelas, cara, nariz, labios, paladar orejas, cuello y simetría craneal y facial
  • Examen de los ojos del bebé (tamaño, posición, despistaje de desprendimiento) y prueba del reflejo rojo con oftalmoscopio
  • Examen del cuello y clavículas, extremidades, manos, pies, valorando proporciones y asimetrías
  • Valoración del sistema cardiovascular (frecuencia cardiaca, ritmo y pulso femoral, murmullo cardíaco, y posibles defectos de lateralidad del corazón)
  • Valoración del esfuerzo y frecuencia respiratoria
  • Observación del abdomen (color, forma, exploración de posibles organomegalias) y examen del cordón umbilical
  • Observación de genitales y ano (comprobación de testículos no descendidos en niños y permeabilidad del himen en niñas)
  • Valoración de la piel de la espalda y la estructura ósea de la columna
  • Observación del color de la piel y textura, marcas de nacimiento o erupciones
  • Valoración del tono muscular, comportamiento, movimientos y postura, comprobando reflejos en caso de dudas
  • Comprobación de la simetría de las extremidades y los pliegues de la piel, realizar maniobras de Barlow y Ortolani en una superficie plana y firme
  • Comprobar el llanto
  • Valoración de posibles riesgos específicos en el hogar del bebé, alertando a los/las profesionales pertinentes en aquellos casos en los que se sospeche la posibilidad de un cuidado inadecuado
Buena
práctica
clínica

Identificación del/la recién nacido/a.

La identificación correcta del/la recién nacido/a garantiza la seguridad para el bebé y su familia y facilita la coordinación de los cuidados del personal sanitario. Por otro lado si además de disponer de un sistema seguro de identificación se evita la separación de la madre y su bebé, se evita la confusión entre recién nacidos. La identificación y apertura de una historia clínica garantiza que cualquier cuidado prestado quede registrado y figure en el historial sanitario (Sánchez Luna, 2009).

La huella o impresión plantar no es suficiente para la identificación del/la recién nacido/a por la dificultad en obtenerla y la dificultad de identificar de manera continua a la pareja madre – bebé. Los sistemas de pulsera o cordón umbilical con código favorecen la identificación (Sánchez Luna, 2009).

Buena
práctica
clínica

 

Cuidados del cordón umbilical.

Dado que el cordón umbilical representa tras el parto una vía de colonización que puede derivar en una infección es muy importante la sección con material estéril y la colocación de un sistema seguro de cierre. Sin embargo existe incertidumbre sobre si los cuidados del cordón con soluciones antisépticas o antibióticas aportan un beneficio al hecho de mantener el cordón seco y limpio desde el nacimiento.

Una RS Cochrane (Zupan, 2004) que incluyó 21 ECA con 8.959 recién nacidos incluidos, no mostró que el uso de soluciones antisépticas (alcohol, clorhexidina, colorante triple) aporte una ventaja frente al hecho de mantener el cordón limpio y seco.

Aunque los antisépticos mostraron una disminución de la colonización del cordón y las madres que usaron estos productos mostraron una menor preocupación sobre el cordón, las soluciones antisépticas no redujeron el riesgo de infección (4 ECA, 2.831 participantes; RR 0,53; IC 95 % 0,25 a 1,13) y además retrasaron la caída del cordón (4 ECA, 2.354 participantes; DM 3,51 días más con alcohol; IC 95 % – 0,41 a 7,43).

Calidad
baja

 

 

Teniendo en cuenta estos resultados, el documento de la Comisión de Estándares de la Sociedad Española de Neonatología recomienda el seguimiento de medidas higiénicas como el lavado de manos, el uso de gasas limpias para recubrir el cordón y su cambio frecuente y el cambio del pañal, ya que son prácticas preferibles al uso de soluciones antisépticas como el alcohol de 70 grados o la clorhexidina 4 % (Demott, 2006).

Buena
práctica
clínica

 

 

Profilaxis de la enfermedad hemorrágica por déficit de vitamina K

Debido a que el/la recién nacido/a tiene un limitado depósito de vitamina moderada K, de manera especial en aquellos que realizan una lactancia materna exclusiva o aquellos que son prematuros, el riesgo de desarrollar una hemorragia por el déficit de esta vitamina aumenta durante los seis primeros meses de vida.

Una RS Cochrane (Puckett, 2000) identificó dos ECA que compararon la administración de vitamina K intramuscular de 1 mg después del nacimiento frente a placebo. Los estudios mostraron una reducción del riesgo de hemorragia entre el primer y séptimo día de vida (1 ECA, 3.338 participantes, RR 0,73; IC 95 % 0,56 a 0,96), además de mejorar los parámetros bioquímicos del estado de coagulación

Calidad
moderada

 

 

Se debe informar a los/las progenitores de que se va a administrar la vitamina K (MSPS, 2010). Si éstos no desean que se administre la vitamina K de manera intramuscular, debe ofrecerse una pauta oral (2 mg de vitamina K oral al nacimiento, seguido, en los lactados al pecho total o parcialmente, de 1mg oral semanalmente hasta la 12ª semana), insistiendo en la importancia del cumplimiento de esta pauta.

Buena
práctica
clínica

 

 

Profilaxis de la oftalmia neonatal

Durante las dos primeras semanas de vida puede aparecer en el/la recién nacido/a una conjuntivis que se manifiesta entre los 2 y 5 días de vida que puede complicarse sin el tratamiento adecuado. La infección ocurre por una transmisión vertical de la madre al hijo por una enfermedad de transmisión sexual (principalmente gonorrea o C. tracomatis) que en ocasiones es asintomática, por lo que se considera la necesidad de realizar una profilaxis universal tras el nacimiento que podría evitarse en el caso de haber realizado durante el embarazo un adecuado cribado de las enfermedades de transmisión sexual (Sánchez Luna, 2009).

En caso que no se haya realizado un cribado y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual durante el parto, se puede realizar una profilaxis de la conjuntivitis neonatal mediante soluciones antisépticas o antibióticas administradas tras el parto. Un ECA comparado con placebo, mostró una menor proporción de recién nacidos con conjuntivitis a los dos meses de vida en aquellos a los que se les había aplicado una solución de nitrato de plata 1 % (630 participantes; HR 0,61; IC 95 % 0,39 a 0,97) o eritromicina 0,5 % (HR 0,69; IC 95 % 0,44 a 1,07) (Bell, 1993). Los colirios más utilizados para este propósito son la tetraciclina 1 % o la eritromicina al 0,5% (Sánchez Luna, 2009).

Se considera igualmente eficaz la aplicación tópica de solución de nitrato de plata al 1 %, pomada de eritromicina al 0,5 %, pomada de tetraciclina al 1 % o povidona yodada al 2,5 % (MSPS, 2010).

Calidad
moderada

 

 

La Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (MSPS, 2010) en su documento de Cuidados desde el Nacimiento destaca la importancia de que para la realización de algunas de estas prácticas (administración de vitamina K o de colirio) no está justificado separar a la madre del/la recién nacido/a, por lo que se propone respetar el tiempo de contacto piel con piel con su madre al menos hasta transcurridas 2 horas de vida.

Buena
práctica
clínica

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
moderada
Una única exploración en las primeras 24 horas de vida del bebé ha mostrado ser suficiente para la identificación de complicaciones y la correcta derivación a la atención especializada. Los resultados de la exploración no muestra diferencias dependiendo de si la realizan pediatras o matronas en el caso de que estén adecuadamente entrenados (Townsend, 2004; Green, 2008).
Otras
guías de
práctica
clínica
La identificación del recién nacido/a y apertura de una historia clínica garantiza que cualquier cuidado prestado quede registrado y figure en el historial sanitario y facilita la identificación de la pareja madre – bebé (Sánchez Luna, 2009).
Calidad
moderada
El uso de alcohol u otras soluciones antisépticas no aporta una ventaja al hecho de mantener el cordón limpio y seco (Zupan, 2004; Demott, 2006; Sánchez Luna, 2009).
Calidad
moderada
La administración de vitamina K tras el nacimiento es una forma eficaz de prevenir una hemorragia causada por el déficit de esta vitamina (Puckett, 2000; Sánchez Luna, 2009).
Calidad
moderada
La administración tras el parto de pomadas o colirios antibióticos en los recién nacidos/as ha mostrado ser una adecuada estrategia para la profilaxis de la conjuntivitis neonatal (Bell, 1993; Sánchez Luna, 2009). La administración tópica de solución de nitrato de plata al 1 %, pomada de eritromicina al 0,5 %, pomada de tetraciclina al 1 % o povidona yodada al 2,5 % se consideran igualmente eficaces (MSPS, 2010).

De la evidencia a la recomendación

La fuerta y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. En el caso de los estudios sobre el uso de antisépticos para el cuidado del cordón umbilical, se han evaluado estudios con limitaciones metodológicas, que presentan resultados heterogéneos imprecisos por el limitado tamaño de la muestra de alguno de ellos. Los estudios sobre la administración de vitamina k de manera profiláctica tienen un diseño adecuado pero sus resultados muestran cierta imprecisión por el limitado tamaño de la muestra. Este caso sería aplicable al estudio que ha evaluado la administración de una solución antibiótica para la prevención de la conjuntivitis neonatal y la necesidad de una exploración física del/la recién nacido/a.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Todos los procedimientos valorados en este apartado están destinados a priorizar los cuidados dirigidos a la detección precoz de complicaciones o situaciones de riesgo.
  3. Costes y uso de recursos. El ECA sobre la exploración del estado físico del bebé mostró un leve ahorro con la exploración realizada por la matrona entrenada de entre 2 y 4,5 libras por bebé.
  4. Valores y preferencias de las pacientes. Las madres de los bebés a los que les realizó la exploración física una matrona entrenada mostraron mayor satisfacción que las madres del grupo de cuidados rutinarios, pero la satisfacción con los cuidados fue muy alta en ambos grupos (85 %). GPC

Recomendaciones

Fuerte
Se recomienda realizar una sola exploración física del recién nacido/a en las primeras 24 horas de vida a su nacimiento con la finalidad de identificar complicaciones que puedan requerir de cuidados especializados.
Se recomienda que se identifique correctamente al bebé desde el momento de la ligadura del cordón umbilical y evitar en lo posible la separación de la madre y su recién nacido. Antes de cualquier separación física entre la madre y el bebé se sugiere que se coloque un sistema de identificación con los datos personales de ambos, que deberá estar visible durante toda la estancia hospitalaria.
Fuerte
Se recomienda la limpieza del cordón umbilical con agua y jabón, secado posterior y cobertura con gasas limpias que deben cambiarse frecuentemente, y el cambio del pañal tras deposiciones o micciones del bebé, con la finalidad de mantener el cordón seco y limpio. Este cuidado del cordón umbilical se debe realizar hasta su caída siguiendo las medidas de asepsia e higiene de lavado de manos. Se recomienda iniciar estos cuidados exclusivamente en el momento que acabe el contacto entre la madre y su recién nacido/a.
Fuerte
Se recomienda que tras el nacimiento se administre a los bebés una dosis intramuscular de vitamina K de 1 mg para prevenir un episodio hemorrágico provocado por el déficit de esta vitamina.
Se sugiere que, cuando los padres no acepten la administración intramuscular de vitamina K, se administre una pauta oral de 2 mg al nacimiento, seguido, en los lactados al pecho total o parcialmente, de 1 mg semanal hasta la 12 semana de vida.
Fuerte
Se recomienda la administración de un antibiótico tópico en el recién nacido/a tras el parto para reducir el riesgo de conjuntivitis neonatal.
Se sugiere usar pomada de eritromicina al 0,5 % o pomada de tetraciclina al 1 %, en un formato unidosis para aumentar la seguridad del procedimiento.
Se sugiere no separar el recién nacido únicamente con el propósito de administrarle la vitamina K o el colirio antibiótico, respetando el tiempo de contacto piel con piel con su madre para realizar este procedimiento.

Controles y cuidados de la madre durante el puerperio hospitalario

El recurso de información Uptodate mantiene una revisión actualizada de la literatura científica que resume los cuidados básicos para la madre durante el puerperio hospitalario (Berens, 2011).

En esta revisión de la literatura se destaca la importancia de promover durante el puerperio hospitalario del apoyo necesario que asegure que se establece un sentimiento de confianza y competencia respecto a la maternidad y fomentar así el vínculo de la madre y el bebé. En este proceso debe implicarse al padre para que participe en el cuidado del/la recién nacido/a.

Valoración y observación de la madre

Recomienda monitorizar de manera frecuente la temperatura corporal de la madre, la presión arterial, el ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria. Además deben valorarse la posibilidad de atonía uterina, de un sangrado excesivo o la presencia de signos de hemorragia interna, de distensión de la vejiga, o de disnea o de dolor pleurítico como síntoma de alerta de un embolismo pulmonar.

En el caso de que se haya realizado una episiotomía durante el parto, se deberán valorar la aparición de signos de edema, la presencia de dolor o secreciones purulentas, o la dehiscencia de la zona de sutura. En estas mujeres se deberá realizar un cuidado perineal especial, asegurando la correcta higiene de la zona.

Es importante controlar la aparición de fiebre en el posparto definida como una temperatura superior a los 38º C a excepción de las 24 primeras horas tras el parto. En caso de fiebre, debe realizarse una exploración para identificar el foco de una posible infección del tracto urinario, de la herida quirúrgica, mastitis, endometritis, tromboflebitis pélvica séptica, una reacción adversa a un fármaco o complicaciones derivadas de la anestesia.

Pruebas de laboratorio

El control rutinario de los niveles de hemoglobina o el recuento de leucocitos tras el parto no han mostrado que aporten mayor valor para determinar el riesgo de complicaciones (Nicol, 1997; Hartmann, 2000; Petersen, 2002; Partlow, 2004) y solamente debería solicitarse en aquellos casos en los que se observen signos de anemia o hemorragia, o infección.

Prevención del tromboembolismo venoso

El rieso de tromboemboismo venoso aumenta considerablemente tras el parto y se mantiene elevado durante las dos primeras semanas por lo que se indica la profilaxis tromboembólica en las mujeres en las que se ha identificado un riesgo elevado durante el embarazo.

Vacunación

El puerperio hospitalario es el momento para inmunizar a las mujeres con aquellas vacunas que no se hayan podido administrar durante el embarazo (ver pregunta clínica de vacunas durante el embarazo). Se recomienda la administración de inmunoglobulina anti-D en aquellas madres RhD negativas con un bebé RhD positivo.

Dolor

El dolor y la fatiga son dos de los síntomas de los que más aquejan las mujeres tras el parto (Declercq, 2008). Para conseguir el alivio del dolor derivado de la involución uterina, los AINE de acción corta como el ibuprofeno de 600 mg ha mostrado un mayor beneficio que el parecetamol o los opioides (Deussen, 2011). Por otro lado, el paracetamol en dosis que no excedan los 4.000 mg al día ha mostrado un alivio del dolor perineal posparto (Chou, 2010). El dolor remite espontáneamente al final de la primera semana tras el parto.

Dificultad miccional y retención de orina

La retención de orina tras el parto es habitual y se produce cuando no se consigue una micción espontánea seis horas después del parto. Se sugiere un tratamiento con analgesia oral, además de animar a la mujer que intente ir al baño cuando esté relajada o que tome un baño de agua caliente (Yip, 2004).

Otras guías
de práctica
clínica

 

Resumen de la evidencia

Otras guías
de práctica
clínica
El puerperio hospitalario debe fomenar el vínculo de la madre y el bebé con la participación del padre en el proceso. Debe prestarse especial atención al estado de la madre, y a la aparición de fiebre o cualquier otro signo clínico que pueda indicar alguna complicación. Debería evitarse la realización rutinaria de pruebas o procedimientos en aquellas mujeres en las que no se identifiquen signos de alarma (Berens, 2011).

De la evidencia a la recomendación

La fuerta y dirección de la recomendación fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Las indicaciones recogidas en este apartado se han elaborado a partir de un documento que desarrolla recomendaciones basadas en la buena práctica clínica.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Todos los procedimientos valorados en este apartado están destinados a priorizar los cuidados dirigidos a la detección precoz de complicaciones o situaciones de riesgo.
  3. No se identificaron estudios que analizaran los costes y uso de recursos o los valores y preferencias de las puérperas.

La dirección y fuerza de la siguiente recomendación fue formulada considerando que todos los procedimientos valorados están destinados a priorizar los cuidados dirigidos a la detección precoz de complicaciones o situaciones de riesgo.

Recomendación

Se recomienda que los controles y cuidados prestados a la madre durante el puerperio hospitalario se dirijan a la identificación de signos que puedan alertar de complicaciones, prestar los cuidados que faciliten la recuperación del proceso del parto y a fomentar el autocuidado y cuidados del bebé, sobre todo en cuanto a alimentación e higiene, así como favorecer el vínculo entre la madre y el bebé.

Profesional idóneo para el control del puerperio hospitalario

Se ha identificado una RS Cochrane(Hatem et al., 2008) que comparó los resultados de implantar un modelo de cuidados liderado por matronas/es frente a los modelos liderados por médicos especialistas como obstetras o médicos de familia. En el modelo evaluado, la matrona es quién coordina todo el proceso y presta los cuidados a las gestantes en todo el proceso del embarazo, en contacto con médicos de atención especializada cuando el caso lo requiere.

La RS evaluó este modelo de cuidados en cualquier momento del embarazo, parto y puerperio de las mujeres, y analizó una serie de desenlaces concretos para el puerperio como la duración de la estancia en el hospital, la incidencia de depresión posparto, el inicio de la lactancia materna, el mantenimiento de la lactancia a los 3 meses, la presencia de dolor perianal prolongado, el dolor durante el coito, la incontinencia urinaria o fecal, la lumbalgia o la percepción de control de la madre sobre el parto y el posparto.

La RS incluyó 11 ECA con 12.276 mujeres en diferentes sistemas sanitarios de países de altos ingresos (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido). La continuidad de los cuidados, entendido como el porcentaje de mujeres atendidas por un profesional sanitario conocido durante el proceso, varió mucho entre los estudios pero fue mucho mayor entre los modelos liderados por matronas/es que por el resto de profesionales (de 63 a 98 % frente al 0,3 a 21 %). Los estudios compararon el modelo de matronas/es frente a un modelo mixto en siete ECA (en el que la planificación y prestación de los cuidados es compartida entre diferentes profesionales sanitarios), frente a un modelo médico en tres ECA, y en un último estudio se comparó frente a un modelo de cuidados rutinarios. La mayoría de estudios en la RS incluyeron a mujeres sin riesgo de complicaciones o con complicaciones leves durante su embarazo. En cuatro ECA la evaluación se centró en la atención hospitalaria en el parto y puerperio.

En todos los estudios el modelo liderado por las matronas/es contemplaba visitas de rutina con obstetras o médicos de familia, con una frecuencia variable de visitas. El número de visitas se decidió dependiendo del riesgo de las gestantes en 1 estudio, entre una y tres visitas para todas las mujeres en 6 ECA, o en el momento en que se identificaban complicaciones en 2 estudios.

Esta RS mostró que comparado con la atención prestada por profesionales sanitarios de una especialidad médica, el modelo de atención liderada por matronas/es repercutió en un número limitado de desenlaces relacionados con el puerperio.

Los bebés de las madres atendidas en un modelo liderado por matronas/es tuvieron una estancia en el hospital más corta (2 ECA, 259 participantes, DM – 2 días; IC 95 % -2,15 a -1,85), diferencia que fue estadísticamente significativa. Los autores de la RS comentan que estos resultados deben tomarse con cautela dado que los datos en los estudios originales no respondían a una distribución normal.

Un ensayo mostró un mayor porcentaje de mujeres que iniciaron la lactancia materna entre aquellas madres que habían recibido la atención de matronas/es (405 participantes; RR 1,35; IC 95 % 1,03 a 1,76).

Calidad
moderada

 

 

Aunque los resultados no llegaron a mostrar una diferencia significativa, los bebés atendidos en un modelo liderado por matronas/es fueron derivados en una menor proporción a cuidados especializados o a una unidad de cuidados intensivos (10 ECA, 11.782 participantes; RR 0,92; IC 95 % 0,81 a 1,05), y un menor porcentaje de madres mostraron sintomatología depresiva después del parto (1 ECA; 1.213 participantes; RR 1,94; IC 95 % 0,18 a 21,32).

Calidad
moderada

 

 

El análisis de subgrupos de los estudios que incluyeron a mujeres sin riesgo de complicaciones no mostró que hubiera diferencias relevantes en comparación con los resultados comentados anteriormente.

Calidad
moderada

 

 

La RS no identificó ningún ECA que evaluara el impacto de este modelo de cuidados sobre el mantenimiento de la lactancia materna, el dolor perianal prolongado, la incontinencia, o la lumbalgia.

Calidad
moderada

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
moderada
Un modelo de atención en el que la matrona coordina y presta los cuidados a las mujeres, estableciendo un contacto con profesionales médicos cuando se requiere, ha mostrado algunos beneficios para las madres y sus bebés (como una estancia en el hospital más corta o un mayor inicio de la lactancia materna) sin mayores eventos adversos (Hatem et al., 2008).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de la recomendación fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Aunque los estudios no tuvieron un riesgo de sesgo considerable, se ha bajado la calidad de la evidencia teniendo en cuenta la posibilidad de que los estudios que han contribuido a alguno de los análisis presentaran resultados sesgados (por una asimetría de los datos que no correspondían a una distribución normal de la muestra), repercutiendo a un problema con la precisión de la estimación del resultado. En el caso de otras variables como la derivación de los bebés a cuidados especializados o el porcentaje de madres con depresión posparto se ha bajado la calidad de la evidencia por imprecisión dado que los resultados sugerían un efecto significativo de la intervención como su ausencia.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Los ECA de la RS evaluada no mostraron eventos adversos considerables. Se comenta no obstante que los resultados de estos estudios deben ser aplicados a un contexto en el que tanto el embarazo como el parto se desarrollan sin complicaciones obstétricas ni médicas. No obstante esta apreciación queda fuera del alcance de esta GPC.
  3. Costes y uso de recursos. Tres de los ECA incluidos en la RS de Hatem (2008), aportaron datos económicos derivados de la implantación de modelos liderados por matronas/es condicionados por el sistema sanitario y el momento en el que se desarrollaron los estudios, pero en general mostraron unos costes similares entre el modelo de matronas/es y el modelo coordinado por profesionales de especialidades médicas. Un ECA mostró que el coste de los cuidados posparto fue de 745 $ en el modelo de matronas/es y de 833 $ en su comparador. En otro estudio el coste medio por parto y posparto fue mayor en el grupo de cuidados estándar (3.475 $ australianos) que en el modelo de matronas/es (3.324 $ australianos). En un último ECA británico se observó que los costes fueron significativamente menores en el grupo del modelo de matronas/es (397 libras) que en el control (444 libras; p<0,01).
  4. Valores y preferencias de las puérperas. La RS de Hatem (2008), recogió los datos de la satisfacción de las madres con los diferentes modelos de cuidados evaluados de 9 ECA, que mostró una gran variabilidad e inconsistencia en la definición de este desenlace y su medida. En general las madres que recibieron cuidados en programas liderados por matronas/es destacaron la satisfacción con la información recibida, el consejo, el detalle y el modo de dar las explicaciones, y el comportamiento de las profesionales, además de otros aspectos relacionados directamente con el parto.

La dirección y fuerza de la siguiente recomendación fue formulada considerando que los modelos liderados por matronas/es han mostrado un efecto similar a la de otros modelos liderados por profesionales médicos, sin presentar complicaciones, y con algún resultado favorable. Por otra parte, los costes de este modelo también parecen ser similares, no parece que sea esperable observar mayores complicaciones en aquellos casos sin riesgo y la percepción de las madres es, en términos generales, positiva.

Recomendación

Fuerte
Se recomienda que durante el puerperio hospitalario la atención y cuidados a las madres y sus bebés sean coordinados y prestados por una matrona, identificando a aquellos casos que puedan requerir cuidados adicionales o atención especializada.

Beneficios de la no separación y el colecho durante el puerperio hospitalario

Se ha localizado una RS (Moore et al., 2012) que evaluó el efecto del contacto temprano (antes de las 24 h posparto) piel-con-piel (CPP) entre la madre y el/la recién nacido/a sano sobre variables maternas, del/la recién nacido/a y la lactancia.

También se ha incluido un ECA (Ball et al., 2006) que evaluó la ubicación del/la recién nacido/a a la hora de dormir durante la estancia hospitalaria posparto.

Contacto madre-recién nacido piel-con-piel frente a contacto estándar

La RS Cochrane de Moore (2012), incluyó 34 ECA con 2.177 díadas madre-hijo. La mayoría de estudios (30) incluyeron sólo recién nacidos sanos a término, mientras que el resto incluyeron recién nacidos pre-términos tardíos sanos (34 – 37 semanas de gestación completas).

La intervención evaluada en la RS se comparó con el contacto madre-hijo habitual, incluyendo el colocar el neonato envuelto en los brazos de la madre, en cunas abiertas o bajo calentadores radiales en la misma habitación que la madre o en otro lugar. Hubo diferencias importantes entre los estudios tanto en el momento de iniciar el contacto CPP como en su duración. También hubo diferencias en el grado de separación que se aplicó al grupo comparación.

Estabilidad fisiológica del/la recién nacido/a

Un ECA (Bergman, 2004) que incluyó 35 neonatos pre-término tardíos comparó el contacto CPP con el uso de una incubadora al lado de la madre. El estudio midió la estabilidad fisiológica del/la recién nacido/a mediante el score SCRIP, una medida de estabilidad cardio-respiratoria en bebés pretérmino que evalúa la frecuencia cardíaca y respiratoria y la saturación de oxígeno, con una puntuación entre el 0 y el 18.

Se observaron mayores puntuaciones del score SCRIP en las 6 horas siguientes al nacimiento en los neonatos que mantuvieron un contacto CPP con sus madres (1 ECA, 31 neonatos, DM 2,88; IC 95 % 0,53 a 5,23). En un subgrupo de recién nacidos de peso inferior a los 18.00 gr, también hubo una tendencia a una mayor estabilización en el grupo que mantuvo contacto piel-con-piel, aunque no se alcanzó la significación estadística (1 ECA, 13 neonatos, DM 4,92; IC 95 % -1,67 a 11,51).

Lactancia materna

Calidad
baja

 

 

Las participantes que realizaron el contacto CPP presentaron mejores resultados en varias variables sobre lactancia materna. Fue más frecuente que las madres que mantuvieron un contacto piel con piel con sus bebés mantuvieran la lactancia materna hasta los 4 meses después del nacimiento (13 ECA, 702 participantes; RR 1,27; IC 95 % 1,06 a 1,53).

Calidad
moderada

 

 

Se observó una tendencia a una mayor duración de la lactancia materna en las parejas madre-hijo con CPP aunque no se alcanzó la significación estadística (7 ECA, 324 parejas; DM 42,55 días; IC 95 % -1,69 a 86,79).

Al realizar un análisis de sensibilidad excluyendo un ECA responsable de la heterogeneidad estadística (realizado en una población diferente), los resultados alcanzaron la significación estadística (6 ECAs, 264 parejas; DM 63,73 días; IC 95 % 37,96 a 89,50).

Calidad
baja

 

 

A los 3-6 meses después del nacimiento, hubo más participantes que mantenían una lactancia materna exclusiva en el grupo en el que se realizó CPP (3 ECA, 149 participantes; RR 1,97; IC 95 % 1,37 a 2,83).

Calidad
baja

 

 

El documento de Cuidados desde el Nacimiento de la Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (MSPS, 2010) afirma que con un contacto piel con piel de entre los 50 y los 110 minutos la probabilidad de que el/la recién nacido/a haga una toma de forma espontánea es ocho veces superior a la de un tiempo de contacto menor, a partir de los resultados de una serie de casos en 651 recién nacidos (Gómez Papi, 1998).

Problemas mamarios: congestión mamaria dolorosa

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Dos ECA (Bystrova, 2003; Shiau, 1997) evaluaron la congestión mamaria dolorosa medida mediante una escala validada (Hill, 1994) o mediante la percepción de tensión o dureza mamaria por parte de las madres.
La congestión mamaria dolorosa a los 3 días posparto fue inferior en las mujeres que habían realizado CPP (DM -0,41; IC 95 % -0,76 a -0,06).
Calidad
baja

 

Ubicación del neonato durante las noches de la estancia hospitalaria posparto: cuna en la misma habitación vs. cuna adosada a la cama vs. en la misma cama.

Un ECA analizó distintos grados de contacto madre-recién nacido durante la estancia hospitalaria después del parto. Se incluyeron 64 parejas de madre-hijo y se aleatorizaron a distintas ubicaciones del neonato: una cuna en la misma habitación, una cuna adosada a la cama de la madre (tipo sidecar) y en la misma cama que la madre provista de barandas para evitar caídas (Ball, 2006).

 

Intentos de lactancia e intentos exitosos.

Las parejas madre-hijo que dormían en la misma cama hicieron más intentos de lactar durante la noche y más intentos exitosos que las parejas en las que el neonato dormía en una cuna separada (intentos de lactar por hora: DM 1,87; IC 95 % 0,63 a 3,11; intentos exitosos por hora: DM 0,90; IC 95 % 0,19 a 1,61).Las parejas madre-hijo en las que el neonato dormía en una cuna adosada a la cama de la madre, hicieron más intentos de lactar y más intentos exitosos que las parejas en las que el neonato dormía en una cuna separada (intentos de lactar: DM 1,57; IC 95 % 0,58 a 2,57; intentos exitosos: DM 0,96; IC 95 % 0,18 a 1,73).No hubo diferencias en el número de intentos de lactar ni en el número de intentos exitosos (intentos de lactancia: DM 0,30; IC 95 % -1,12 a 1,72; p=0,64 intentos exitosos: DM -0,06; IC 95 % -0,95 a 0,83 p=0,93) entre las parejas que dormían en la misma cama o en una cuna adosada.

Calidad
baja

 

 

Duración del sueño

No hubo diferencias estadísticamente significativas en la duración del sueño de las madres ni de los neonatos entre las distintas modalidades.

Calidad
baja

 

 

Satisfacción materna

Las puntuaciones en satisfacción de las mujeres cuyos bebés estaban en una cuna separada en promedio fueron inferiores. En cambio, las puntuaciones de las mujeres que dormían en la misma cama que el bebé, tuvieron puntuaciones superiores a la media. Sin embargo, estas diferencias no fueron estadísticamente significativas.

Seguridad

Calidad
baja

 

 

Ninguno de los neonatos experimentó eventos adversos durante el estudio. Hubo una mayor frecuencia de eventos con potencial riesgo respiratorio al dormir en la misma cama en comparación a dormir en una cuna separada (DM 0,11; eventos en una hora 0,01 a 0,21). Sin embargo, no hubo diferencias en la frecuencia de eventos con potencial riesgo de caída (DM 0,02; eventos en 1 h -0,01 a 0,06).

No hubo diferencias en la frecuencia de eventos con potencial riesgo respiratorio o de caídas entre dormir en una cuna adosada o en una cuna separada (riesgo respiratorio: DM 0,02 (-0,03 a 0,07); riesgo de caída: DM: 0,02 (-0,12 a 0,06). Tampoco hubo diferencias en la frecuencia de eventos de riesgo entre dormir en la misma cama o en una cuna adosada Tampoco hubo diferencias entre dormir en la misma cama o en una cuna adosada (riesgo respiratorio: DM 0,09 (-0,01 a 0,19), riesgo de caídas: DM 0,002 (-0,05 a 0,51).

Calidad
baja

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
moderada
Contacto piel-con-piel (CPP) entre la madre y el recién nacido/a.
La evidencia disponible (una RS con 34 ECAs y 2.177 participantes) sugiere que el contacto piel-con-piel entre la madre y el recién nacido/a en las 24h siguientes al parto tiene un efecto beneficioso para ambos.
Calidad
baja
El CPP, en comparación al contacto habitual, se asocia a mayor estabilidad cardiorrespiratoria en recién nacidos/as pre-término tardíos (34 – 37 semanas de gestación completas) sanos.
Calidad
moderada
Las madres que realizan CPP con su recién nacido es más probable que mantengan la lactancia materna a los 1 – 4 meses posparto que las que realizan un contacto habitual.
Calidad
baja
La madres que tienen un CPP con su recién nacido/a mantienen la lactancia materna durante más tiempo (64 días más de media) que las que no realizan un CPP
Calidad
baja
Las madres que realizan CPP con su bebé es más probable que mantengan la lactancia materna exclusiva a los 3 – 6 meses posparto que las que realizan un contacto habitual.
Calidad
baja
Las mujeres que realizan un CPP con el recién nacido/a presentan menor grado de congestión mamaria dolorosa autodeclarada que las que no realizan CPP.
Calidad
baja
Ubicación del recién nacido/a durante las noches de la estancia hospitalaria posparto: cuna separada, cuna adosada a la cama, en la cama.
La evidencia disponible (un único ECA con 64 participantes) sugiere que se producen más intentos de lactar durante la noche (tanto exitosos como no exitosos) cuando los recién nacidos/as duermen en la misma cama que la madre o en una cuna adosada (tipo sidecar) que cuando se ubican en una cuna separada. No hay diferencias entre ubicar a los recién nacidos/as en la misma cama o en una cama adosada en cuanto a la frecuencia de intentos de lactar.
Calidad
baja
No hay diferencias en la duración del sueño de la madre ni del bebé según este se duerma en la misma cama, en una cuna adosada o en una cuna separada.
Calidad
baja
No hay diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones de satisfacción de las madres entre las diferentes ubicaciones del recién nacido/a.
Calidad
baja
Hay mayor frecuencia de eventos con potencial riesgo respiratorio cuando el recién nacido/a duerme en la misma cama en comparación a cuando duerme en una cuna separada.
No hay diferencias en la frecuencia de eventos con potencial riesgo de caída al dormir en la misma cama en comparación a dormir en una cuna separada.
Calidad
baja
No hay diferencias en la frecuencia de eventos con potencial riesgo respiratorio o de caída al comparar dormir en una cuna adosada vs dormir en una cuna separada o al comparar dormir en la misma cama vs dormir en una cuna adosada.

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Las principales causas que limitan la confianza en los resultados son, por un lado, las limitaciones metodológicas de algunos estudios. A pesar de que el cegamiento de este tipo de intervenciones es imposible de realizar, sí que es posible realizar una evaluación cegada de los resultados. Este proceso se realizó en muy pocos estudios. Por otro lado, los autores de la RS sospecharon de la existencia de un sesgo de publicación ya que observaron mayores efectos de la intervención en los estudios más pequeños. Otros aspectos que limitan la calidad de la evidencia son la importante variabilidad en los resultados entre los diferentes estudios así como la falta de precisión en algunos resultados.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. La RS no evaluó los riesgos asociados a la intervención (contacto temprano madre-hijo piel-con-piel). El ECA que evaluó distintas ubicaciones del neonato durante las noches en la estancia hospitalaria posparto, no observó la ocurrencia de ningún evento adverso. Sin embargo, observó una mayor frecuencia de eventos con potencial riesgo respiratorio cuando el/la recién nacido/a se ubicaba en la misma cama que la madre en comparación a cuando se ubicaba en una cuna separada. No se observaron diferencias en la frecuencia de eventos con potencial riesgo de caída.
  3. Costes y uso de recursos. No se identificaron estudios que evaluaran los costes de estas intervenciones. A priori, el facilitar un contacto precoz madre-hijo piel-conpiel no parece que tenga asociado un coste significativo. En relación a la ubicación del neonato durante la estancia hospitalaria, debería valorarse si se dispone de las instalaciones y del espacio suficiente en las habitaciones hospitalarias así como el coste asociado.
  4. No se localizaron estudios que evaluaran los valores y preferencias de las pacientes. Sólo el ECA incluido evaluó la satisfacción materna según las distintas ubicaciones del neonato, no encontrándose diferencias estadísticamente significativas.

La dirección y fuerza de las siguientes recomendaciones fue formulada considerando que las intervenciones que facilitan el contacto piel-con-piel entre la madre y el/la recién nacido/a en las primeras 24 h posparto tienen un efecto positivo sobre el mantenimiento de la lactancia materna, en la reducción de la congestión mamaria dolorosa y en la mejora de la estabilidad cardiorrespiratoria de los recién nacidos pretérmino tardíos. Sin embargo, no queda claro cuándo ha de iniciarse este CPP, de qué manera, ni durante cuánto tiempo. Por otra parte, el grupo de trabajo ha decidido añadir una recomendación dirigida a que al menos durante las dos primeras horas de vida un profesional sanitario pueda supervisar el contacto piel con piel para detectar de manera precoz posibles complicaciones en el recién nacido. Esta supervisión en ningún caso debería ir en detrimento de realizar el contacto piel con piel inmediatamente tras el parto. Facilitar que la madre y su bebé duerman en la misma cama o en una cuna adosada a la cama de la madre durante las noches de la estancia hospitalaria posparto, facilita que se produzcan intentos de lactar. Sin embargo, al dormir en la misma cama se producen más eventos con potencial riesgo respiratorio para el neonato que al dormir en una cuna adosada o en una cuna separada. En relación a la intervención CPP, la aparente ausencia de riesgos así como el también aparente bajo coste asociado, van a favor de realizar una recomendación fuerte. En relación a la ubicación del bebé durante la estancia hospitalaria, la baja calidad de la evidencia y la ausencia de estudios de costes también determinan que la fuerza de las recomendaciones sea débil.

Recomendaciones

Fuerte
Se recomienda que los bebés sanos se coloquen, inmediatamente tras el nacimiento, sobre el abdomen o el pecho de la padre y mantengan un contacto íntimo piel con piel.
Se sugiere que durante las dos primeras horas de vida el contacto piel con piel sea supervisado por un profesional sanitario con la finalidad de identificar posibles complicaciones en los bebés.
Débil
En madres con recién nacidos sanos, se sugiere que durante las noches de estancia hospitalaria en el posparto, el recién nacido duerma en una cuna adosada (tipo sidecar) a la cama de la madre.

6.2 Alta hospitalaria y consejos sobre cuidados durante el puerperio

Preguntas a responder

  • ¿Qué controles y cuidados son los más adecuados para el recién nacido/a durante el ingreso hospitalario?
  • ¿Qué controles y cuidados son los más adecuados para la madre durante el ingreso hospitalario?
  • ¿Qué profesional es el idóneo para el control de puerperio hospitalario?
  • ¿Cuáles son los beneficios de la no-separación y el alojamiento conjunto madre-bebé durante la estancia hospitalaria para la salud materna y neonatal? ¿Cuáles son los beneficios del colecho durante la estancia hospitalaria para la salud materna y neonatal?

Beneficios de alta precoz

Se encontró una revisión sistemática (RS) que evaluaba la seguridad, el impacto y la efectividad del alta precoz, en mujeres sanas que habían tenido partos normales con hijos sanos. Evaluaban la salud y bienestar materno, la satisfacción con el cuidado postnatal, los costes de la atención sanitaria y su impacto en las familias. Comparaban el alta precoz respecto al cuidado estándar, ofrecido en las unidades en donde los ensayos clínicos eran realizados.

La RS incluyó 10 ensayos clínicos aleatorizados (ECA) o quasi aleatorizados (4.489 mujeres), seis de los cuales reclutaron y aleatorizaron a las mujeres durante la gestación, usualmente durante las 30 a las 38 semanas de gestación (Boulvain, 2004; Carty, 1990; Gagnon, 1997; Waldenström, 1987; Winterburn, 2000; Yanover, 1976) y los cuatro restantes, justo después del parto (Brooten, 1994; Hellman, 1962; Sainz Bueno, 2005; Smith-Hanrahan, 1995). Los tiempos de seguimiento de los diferentes estudios iban desde las tres semanas hasta los seis meses después del nacimiento.

La definición de ‘alta precoz’ difirió en los diferentes estudios, dependiendo del sitio en donde fue realizado el mismo. En cinco de los 10 estudios, habitualmente el alta hospitalaria de un parto normal se daba después de 48 horas posparto (Gagnon, 1997; Sainz Bueno, 2005; Waldenström, 1987; Winterburn, 2000; Yanover, 1976). En estos estudios el ‘alta precoz’ fue definida como aquella dada entre las seis y las 48 horas siguientes al parto. En el estudio de Smith-Hanrahan et al., el alta hospitalaria se daba habitualmente a las 60 horas posparto, y se definió como ‘alta precoz’ aquella dada antes de este periodo de tiempo (Smith-Hanrahan, 1995). En los cuatro estudios restantes, el alta hospitalaria se daba habitualmente cuatro días o más después del parto, y el ‘alta precoz’ fue definida como aquella dada entre las 12 hasta menos de las 72 horas posparto (Boulvain, 2004; Brooten, 1994; Carty, 1990; Hellman, 1962). Un estudio incluyó mujeres que habían tenido una cesárea no programada (a riesgo de complicaciones) (Brooten, 1994). Los resultados presentados a continuación, excluyen este estudio, dado que la guía no incluye este tipo de embarazos.

En el/la hijo/hija

No se encontraron diferencias significativas en cuanto al riesgo de reingresos hospitalarios entre las tres y las ocho semanas posparto, en los hijos de madres a las que se les dio un alta precoz, respecto a las madres que recibieron el cuidado habitual (6 ECA, 3.313 mujeres, RR 1,74; IC 95 % 0,88 a 3,45) (Sainz Bueno, 2005; Boulvain, 2004; Smith- Hanraban, 1995; Waldenström, 1987; Yanober, 1976; Hellman, 1962).

Calidad
muy baja

 

 

Del mismo modo, las mujeres a las que se dio un alta precoz, no informaron significativamente más problemas en la alimentación en sus hijos respecto a las mujeres a las que se brindó el cuidado habitual (2 ECA, 2.405 mujeres, RR 0,89; IC 95 % 0,43 a 1,86) (Boulvain, 2004; Hellman, 1962).

En la madre

Calidad
muy baja

 

 

Respecto al riesgo de reingresos hospitalarios entre las tres y las seis semanas posparto, no se encontraron diferencias significativas entre las mujeres a las que se les dio un alta precoz respecto a las mujeres a las que se les brindó el cuidado habitual (7 ECA, 3.387, RR 1,29; IC 95 % 0,29 a 2,80) (Boulvain, 2004; Carty, 1990; Hellman, 1962; Sainz Bueno, 2005; Smith Hanrahan, 1995; Waldenström, 1987; Yanober 1976).

Calidad
muy baja

 

 

La proporción de mujeres con probabilidad de presentar depresión al mes posparto no fue significativamente mayor entre las mujeres a las que se dio un alta precoz respecto a las mujeres que se les brindó el cuidado habitual (2 ECA, 889 mujeres, RR 0,56; IC 95 % 0,21 a 1,51).

Calidad
muy baja

 

 

En cuanto a la lactancia materna en las primeras ocho semanas posteriores al parto, no se encontraron diferencias significativas entre los grupos (alta precoz vs. cuidado habitual) (8 ECA, 3.895 mueres, RR 0,90; IC 95 % 0,76 a 1,06 (Boulvain, 2004; Carty, 1990; Gagnon, 1997; Hellman, 1962; Sainz Bueno, 2005; Smith-Hanrahan, 1995; Walderström, 1987; Winterburn, 2000).

Calidad
muy baja

 

 

La proporción de mujeres que no daban lactancia materna a sus hijos a los seis meses posteriores al parto no fue significativamente diferente entre los grupos de comparación (alta precoz vs. cuidado habitual) (3 ECA, 973 mujeres, RR 0,92; IC 95 % 0,80 a 1,05) (Sainz Bueno, 2005; Boulvain, 2004; Waldenstörm, 1987).

Calidad
muy baja

 

 

Los autores de la RS (Brown S, 2009) señalan que no se logró realizar un análisis restringido a los reingresos hospitalarios entre los siete días y los 28 días posteriores al nacimiento, debido a que los estudios no daban suficiente información para facilitar el análisis. Ningún estudio incluyó la duración del ingreso hospitalario de los hijos, o el periodo de hospitalización inmediatamente posterior al parto y antes del alta hospitalaria. Sólo dos utilizaron instrumentos validados de medida con conocida sensibilidad y especificidad para identificar una probable depresión materna. Boulvain et al. Utilizaron la escala de depresión postnatal de Edinburgh (Boulvain, 2004) y Sainz Bueno usó la escala hospitalaria de depresión y ansiedad (Sainz Bueno, 2005).

En la valoración de la lactancia materna, los resultados incluyen mujeres que no la iniciaron o la cesaron al momento del seguimiento. Cinco de los estudios no detallaron cómo la información sobre la lactancia había sido evaluada (Boulvain, 2004; Hellman, 1962; Sainz Bueno, 2005; Smith-Hanrahan, 1995; Waldenström, 1987).

La siguiente tabla muestra los criterios aceptados para dar un alta temprana a madres y nacidos, recogidos en el documento de cuidados desde el nacimiento de la Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (MSPS, 2010):

Criterios de alta temprana
En la madre En la o el/la recién nacido/a
Gestación a término sin patología que requiera vigilancia postparto (hipertensión, preeclamsia, diabetes gestacional, isoinmunzación Rh).
Parto vaginal.
Capacidad de deambulación.
Se conoce AgHBs materno.
Se ha realizado serología de sífilis.
Puerperio inmediato sin complicaciones e incidencias (diuresis, tolerancia oral, temperatura, tensión arterial, ausencia de sangrados…).
Buena evolución de la episiotomía, si la hubiere.
Ausencia de riesgo familiar, social o medioambiental (madre adolescente, enfermedad mental, ausencia de apoyos familiares, incapacidad de la madre en suministrar atención a la criatura).
Residir próximo a 20 km del hospital de referencia y con posibilidad de acudir a centro hospitalario.
Nacido a término.
Peso apropiado para su edad gestacional.
Alimentación oral adecuada.
Normalidad en el examen clínico y signos vitales.
Ausencia de enfermedad que requiera hospitalización.
Capacidad de mantener la temperatura.
Micción y emisión de meconio.
Ausencia de ictericia significativa.
Se conoce grupo sanguíneo, Rh y Coombs directo si la madre posee el grupo O+.
Realizada extracción para hipotiroidismo congénito.
Realizada vacunación frente a hepatitis B, si procede.

Resumen de la evidencia

Calidad
muy baja
En cuanto a los reingresos hospitalarios de hijos sanos y de madre que no presentaron embarazo a riesgo de complicaciones ni que tuvieron complicaciones durante el parto, el alta precoz hospitalaria mostró un aumento no significativo del riesgo de reingresos respecto al cuidado habitual. El riesgo de presentar depresión (probabilidad) mostró una disminución significativa en el grupo de madres a las que se les dio el alta precoz respecto a las que se les brindó el cuidado habitual. De la misma forma, se observó una disminución no significativa del riesgo de no dar lactancia materna y de la comunicación de problemas de alimentación del hijo/hija, en el grupo de alta precoz respecto al grupo de cuidado habitual.

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. La RS Cochrane que evaluaba el alta precoz hospitalaria respecto al cuidado post natal habitual incorporaba pocos estudios y con limitaciones metodológicas que dificultaban la detección de diferencias significativas. Una de las principales limitaciones encontradas es la heterogeneidad de las definiciones de ‘alta precoz’ que iban desde menos de 24 horas posteriores al parto hasta menos de 72 horas. Varios estudios tenían un bajo número de participantes, existiendo la posibilidad de incluir favorablemente a mujeres quienes no tenían preferencias respecto al tiempo de estancia hospitalaria posparto o aquellas que preferían estancias hospitalarias cortas. Las exclusiones posteriores a la aleatorización en el grupo de alta precoz, en los estudios que las reportaron, eran relativamente altas (24 % a 44 % de mujeres), de igual forma que las pérdidas de seguimiento (30,75 a 51,4 %).
  2. Balance entre beneficios y riesgos. En los estudios encontrados no se hallaron diferencias significativas en los diferentes desenlaces estudiados entre los grupos. Tendencias a favor se observaron en el grupo de alta precoz, para todos los desenlaces maternos y neonatales estudiados, excepto para las readmisiones hospitalarias que favorecieron al cuidado estándar (Brown, 2010). En todos los ECA incorporados en la RS Cochrane, el alta precoz era acompañada por algún nivel de soporte dado por enfermeras o por comadronas. Sin embargo, en la práctica esto puede no ser igual. No queda claro el impacto que tiene este soporte en la seguridad y la aceptación de los programas de alta precoz (Brown, 2010).
  3. Costes y uso de recursos. En el análisis de los costes asociados a las políticas de alta precoz comparados a los del cuidado estándar, se necesita tener en cuenta no solo los costes hospitalarios, sino también aquellos comunitarios relacionados con el soporte en atención primaria que se da a la madre y su hijo/a (visitas de seguimiento, llamadas telefónicas…), así como los que están en relación directa con la mujer y su familia. Una RS (Brown, 2010) identificó dos estudios que evaluaban el coste de la hospitalización del alta precoz vs. cuidado estándar (Sainz Bueno, 2005; Boulvain, 2004). En los dos estudios, el coste de hospitalización fue más bajo en el grupo de alta precoz respecto al cuidado habitual. En el estudio español, el coste promedio de hospitalización en el grupo de alta precoz fue de 382 dólares comparado con los 647 dólares del grupo del cuidado estándar (Sainz Bueno, 2005). En el estudio de Boulvain et al., el coste hospitalario fue de 5.218 francos suizos para el grupo de alta precoz vs. 6.772 francos suizos para el cuidado habitual (Boulvain, 2004). Cuando se combinan el coste comunitario del cuidado posterior al alta hospitalaria con el coste de los reingresos maternos y neonatales, Sainz Bueno et al. señalaban que los costes eran menores en el grupo de alta precoz respecto al grupo de cuidado habitual (125 dólares vs. 154 dólares, respectivamente) (Sainz Bueno, 2005). Caso contrario es el del estudio relaizado por Boulvain et al., quienes encuentran que estos costes combinados son más altos en el grupo de alta precoz respecto al grupo de cuidado estándar (932 francos suizos vs. 481 francos suizos, respectivamente). Este hallazgo fue principalmente justificado por los costes comunitarios posteriores al alta, los cuales fueron mayores en el grupo del alta precoz (528 francos suizos, SD=267 vs. 234 francos suizos, SD=273, respectivamente). En cuanto a costes no médicos, Boulvain et al. comparan en las primeras seis semanas después del nacimiento, los costes de desplazamientos, de guardería para los hermanos y los relacionados a la pérdida de ingresos por la no asistencia al trabajo de alguno de la madre o el padre. No encontraron diferencias significativas en cuanto a estos costes no médicos e indirectos entre los grupos. Finalmente señalan que, el coste medio total fue significativamente menor para el grupo de alta precoz (7.798 francos suizos, SD=6.419) respecto al grupo de cuidado estándar (9.019 francos suizos, SD=4.345) (Boulvain, 2004).
  4. Valores y preferencias de las puérperas. Una RS evaluó la satisfacción con la atención postnatal en mujeres a las cuales se les daba el alta precoz respecto de aquellas que recibían el cuidado habitual (Brown, 2010), no encontrando diferencias significativas entre los grupos (3 ECA, 841 mujeres, RR 0,60; IC 95 % 0,36 a 1,00) (Sainz Bueno, 2005; Boulvain, 2004, Waldenstörm, 1987). Sin embargo existe una gran heterogeneidad entre los resultados. Existen diferentes modelos de cuidado post natal, pero pocos tienen en cuenta las preferencias de la madre y sus familias. En el año 2006, Ellegert et al. publicaron un estudio de coste minimización en donde evaluaban algunos de diferentes modelos de cuidado post natal (alta precoz, cuidado habitual, preferencias de los/las progenitores) (Ellgert, 2006). Incorporaron un modelo que tenían en cuenta las preferencias de los/las progenitores en la elección del tipo de cuidado postnatal que deseaban. Este modelo incorporaba tres opciones de cuidado: unidad materna hospitalaria, habitación familiar y/o programa de alta precoz. La habitación familiar era un espacio en donde toda la familia podía estar el tiempo que deseaba, contaba con una comadrona que brindaba soporte y asistencia durante el día y, una enfermera estaba de guardia durante la noche. Así, las mujeres con embarazos con bajo riesgo de complicaciones y que habían tenido hijos sanos, junto con sus familias, decidían cuál de estas diferentes opciones deseaban para su cuidado postnatal. Los autores comunicaron que este modelo, basado en las preferencias de los/las progenitores, era uno de los que más disminución de los costes registraba. Señalaban que era difícil poder medir la satisfacción y las preferencias de las mujeres que habían tenido su primer hijo, dado que ellas no podían llegar a evaluar algo diferente y desconocido, a lo que habían vivido hasta el momento. Ellgert et al. refieren que el cuidado post natal debe ser seguro desde el punto de vista médico y debe incorporar a los/las progenitores en la toma de decisiones de su cuidado. Finalmente concluyen que una opción de cuidado posparto que permita desarrollar y aplicar a los/las progenitores sus propias herramientas de cuidado, puede ser una de las opciones más beneficiosas para todos (Ellbert, 2006).

La dirección y fuerza de la siguiente recomendación fue establecida considerando la probabilidad de un menor coste del alta precoz, dado que los otros factores (balance beneficio /riesgo, valores y preferencias de los pacientes), según la evidencia encontrada, no han sido claves para establecerla. La calidad de la evidencia es muy baja, sobre todo dada la dificultad de analizar los resultados debido a las diferentes definiciones de alta precoz utilizadas, los pocos estudios encontrados y las limitaciones metodológicas de los mismos. No hay un claro balance entre el beneficio y el riesgo de la intervención y existe variabilidad en cuanto a los valores y preferencias de las mujeres, por lo que la recomendación se formuló como débil.

Recomendación

Débil
Se sugiere ofrecer el alta hospitalaria antes de las 48 horas a aquellas mujeres cuyos bebés hayan nacido a término y sin complicaciones, siempre que se pueda garantizar un acuerdo de seguimiento.

Información idónea y signos de alerta al alta hospitalaria

Se ha identificado una RS Cochrane (Bryanton, 2010) que evaluó la eficacia de las actividades formativas formales sobre educación postnatal para padres y madres respecto a la salud general de los bebés y la relación entre padres y recién nacidos.

Esta RS evaluó estudios sobre cualquier tipo de intervención educativa estructurada dirigida a formar a los/las progenitores sobre aspectos relacionados con la salud de los bebés o la relación entre padres y bebés, realizados en los dos primeros meses de vida del bebé, organizados en grupo o individualmente y conducidos por un educador. Las actividades formativas podían tratar de multitud de temas como el cuidado del recién nacido, la alimentación, aspectos dirigidos a la prevención de riesgos como la postura en la cuna del bebé, o aspectos relacionados con el comportamiento del bebé como el llanto o el sueño. Los talleres iban dirigidos a madres, padres o a ambos. Se excluyeron actividades dirigidas a ofrecer formación sobre la lactancia materna o a prevenir la depresión posparto, y aquellas dirigidas a familias con el bebé ingresado en una unidad de cuidados intensivos. La RS evaluó el impacto de estas actividades formativas formales en el desarrollo del bebé, su comportamiento, y la adquisición de conocimientos y la percepción de capacidad y confianza de los progenitores. La RS incluyó 25 ECA, de los cuales 15 con información relacionada con los desenlaces de interés que incluyeron a 2.868 madres y 613 padres. De estos estudios, 4 evaluaron cursos sobre los hábitos del sueño, 13 sobre el comportamiento de los bebés, 4 sobre información general sobre la salud y los cuidados del/la recién nacido/a, 3 sobre aspectos relacionados con la seguridad de los bebés, y uno se dirigió específicamente a mejorar la implicación y las aptitudes de los/las progenitores.

Adicionalmente se ha identificado una revisión narrativa reciente dirigida a destacar los principales aspectos sobre los que se debería discutir con los/las progenitores antes de que dejaran el hospital tras el parto (Block, 2012). Esta publicación también incluye los principales signos de alerta del bebé. Los signos de alerta relacionados con la madre se han recopilado de la revisión de la literatura del recurso UpToDate (Berens, 2011).

Los estudios de la RS de Bryanton (2010) evaluaron desenlaces de interés muy diversos, relacionados con el crecimiento y el desarrollo del/la recién nacido/a, aspecto relacionados con el llanto y el sueño, aspectos dirigidos a prevenir riesgos, o la adquisición de conocimientos y competencias para su cuidados, lo que dificultó el análisis de los datos. Sin embargo los resultados mostrados en los diferentes estudios fueron muy modestos.

El resultado de 2 ECA mostró cómo la participación en un taller sobre los hábitos del sueño contribuyó en una ganancia de una media de 29 minutos de sueño nocturno durante 24 horas (IC 95 % 18,53 a 39,73). Por otro lado, otros dos ECA mostraron que la participación en un taller mejoró el conocimiento materno sobre el comportamiento de los bebés a las 4 semanas tras el parto con una ganancia de 2,8 puntos en una escala de 10 puntos (IC 95 % 1,78 a 3,91). En cambio los estudios que evaluaron las actividades formativas sobre la salud tras el parto, no mostraron ningún efecto relevante sobre los desenlaces de interés de la RS. Del mismo modo el único estudio que evaluó una actividad dirigida a mejorar la capacitación e implicación de los/las progenitores en el/la recién nacido/a mostró resultados muy modestos con poca relevancia clínica y sin un efecto a largo plazo.

Los estudios que evaluaron actividades sobre aspectos preventivos del cuidado a los bebés mostraron una mejora en el transporte seguro de los bebés en los vehículos tras el alta (1 ECA; OR 59,18; IC 95 % 2,95 a 187,72), o una mejor sensibilización respecto a la temperatura del baño de los bebés (1 ECA; OR 2,56; IC 95 % 1,83 a 3,59).

Información sobre cuidados del bebé al alta

Calidad
baja

 

 

Por otro lado, una revisión narrativa reciente ha recopilado los aspectos más relevantes a discutir con los/las progenitores sobre el cuidado de los bebés, estructurados por áreas de interés (Block, 2012):

Posición en la cuna y colecho

Aconsejar poner al bebé a dormir boca arriba, advirtiendo que se evite poner al bebé boca abajo ya que aumenta considerablemente el riesgo de muerte súbita del lactante (Ponsonby, 1993; Mitchell, 1997; Thompson, 2006).

Una vez que los/las progenitores y el/la recién nacido/a están en su hogar se debería evitar el colecho, especialmente durante las primeras semanas de vida, por el aumento del riesgo de muerte súbita del lactante (Vennemann, 2012). Evitar dejar mantas o almohadas en la cuna.

El uso del chupete es un aspecto controvertido. Su uso reduce el riesgo de muerte súbita del lactante (Hauck, 2005; Nelson, 2012), y por otro lado no ha mostrado que favorezca el mantenimiento de la lactancia materna (Jaffar, 2011).

Lactancia

Instaurar la lactancia gradualmente aumentando progresivamente las tomas para que el pecho pueda adaptarse. Informar sobre el calostro y la evolución hacia la leche materna en los primeros días después del parto. Informar sobre las características de la leche en cada toma, su duración y frecuencia, y aconsejar sobre los espacios y ambientes más adecuados para realizar la toma. Informar sobre la posibilidad de que el bebé tenga regurgitaciones.

Ofrecer consejos sobre el cuidado de los pechos y pezones mientras dure la lactancia. Ofrecer consejos sobre cómo preparar biberones.

Desarrollo y estado del bebé

Informar sobre el crecimiento que el bebé experimenta durante las 12 primeras semanas de vida, que pueden comportar más demandas de alimentos.

Informar sobre la regularidad de las deposiciones de los bebés. Normalmente pueden darse dos en los dos primeros días pero con una mayor frecuencia a medida que el bebé aumenta su alimentación con la posibilidad de que el bebé haga una deposición tras cada toma. Advertir que las deposiciones duras o con una frecuencia menor a las 48 horas son causadas por el estreñimiento y pueden ser motivo de consulta con el pediatra.

Informar sobre las fontanelas, sus características y ofrecer consejos sobre el cuidado del cuero cabelludo en las primeras semanas.

Ofrecer consejo sobre los cuidados del cordón umbilical hasta su caída.

Ofrecer consejos para el baño diario del bebé informando sobre aspectos relacionados con la temperatura del agua y de los productos para la higiene. Informar sobre la piel de los bebés en las primeras semanas y su cuidado. Informar sobre la posibilidad de que la piel tenga un color amarillento en las primeras semanas.

Informar sobre la posibilidad de que el bebé deje de respirar por periodos muy cortos de tiempo seguidos de una respiración rápida en las primeras semanas como fruto del proceso de maduración pulmonar.

Información sobre cuidados de la madre al alta

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Del mismo modo es conveniente que antes del alta, se informe a la madre sobre una serie de aspectos pertinentes para sus cuidados domiciliarios (Dirección General de Salud Pública, 2003):

  • Información sobre los signos de alertas
  • Higiene y cuidado de la herida en aquellas madres en las que se haya practicado una episiotomía o una cesárea, estableciendo un plan de curas
  • Cuidado del pecho e información sobre lactancia, tratando de observar a la mujer en una de las tomas para discutir y modificar posiciones incorrectas
  • Consejo sobre alimentación equilibrada y variada que permita la recuperación de la madre
  • Consejo de actividad física progresiva, con paseos diarios, para promover la recuperación del tono muscular de la mujer y de la actividad de la vida diaria.
  • Consejo sobre los hábitos de sueño y descanso
  • Consejo sobre sexualidad y contracepción
  • Establecer un plan de visitas que permita la continuidad en los cuidados
Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Información sobre signos de alerta

En una revisión de la literatura (Berens, 2011) se destacan los principales signos de alerta sobre posibles complicaciones de la madre que pueden ser motivo de consulta con un profesional sanitario:

  • Presencia de loquios con mal olor, sangrados abundantes o hemorragia
  • Fiebre
  • Un empeoramiento o la experiencia de nuevos dolores perianales o uterinos
  • Dolores agudos (cefaleas, torácico o abdominal)
  • Disuria (micción dolorosa, incompleta o dificultosa)
  • Problemas con los pechos (enrojecimiento, dolor, calor)
  • Dolor o hinchazón en las piernas
  • Estado de ánimo que afecta a la relación con el bebé, los demás o que no permite una actividad normal

Por otro lado, se han destacado como los principales signos de alerta relacionados con el bebé (Block, 2012):

  • Fiebre
  • Presencia de deposiciones rojas o con trozos de sangre
  • Deposiciones duras o con una frecuencia menor a las 48 horas
  • Color de piel bronceada o amarillenta tras las primeras semanas de vida
  • El bebé deja de respirar por periodos de más de 20 segundos
  • Regurgitaciones o vómitos excesivos

Es necesario insistir a los/las progenitores en que se pongan en contacto con los/las profesionales sanitarios si tienen dudas. Por otro lado es útil ofrecer a los progenitores materiales impresos como folletos o trípticos que contengan toda esta información que puedan consultar en casa (Berens, 2011).

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
baja
No se dispone de suficiente información para valorar el impacto de las intervenciones educativas formales después del parto sobre la salud de los bebés o el conocimiento y las aptitudes de los/las progenitores. Las diferentes intervenciones y desenlaces de interés evaluados en la literatura y los modestos resultados observados no permiten destacar ningún formato de taller que pueda aportar un beneficio (Bryanton, 2010). Este tipo de intervenciones solamente han mostrado, en estudios con una muestra pequeña, una modesta mejoría en cuanto a la duración del sueño nocturno o el conocimiento de la conducta del recién nacido/a.
Es necesario informar a la madre y el padre sobre una serie de aspectos relacionados con el cuidado, la salud y el desarrollo del bebé antes del alta. Esta información también debe destacar cuales son los principales signos de alerta tanto en la madre como en el bebé que puedan ser motivo de consulta con un profesional sanitario. La entrega de folletos informativos que recopilen toda esta información favorece la resolución de dudas tras el alta.

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Los estudios en la RS de Bryanton (2010) no ofrecieron suficientes detalles para valorar su riesgo de sesgo. La multitud de intervenciones y desenlaces evaluados no permite saber con certeza si hay alguna modalidad de intervención que destaque sobre el resto, ni sobre qué resultados pueden aportar un beneficio. Finalmente el limitado tamaño de la mayoría de los estudios, repercute en la imprecisión de sus resultados.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Ninguno de los ECA de la Bryanton (2010) valoró la posibilidad de que se pudieran derivar eventos adversos ni complicaciones de la participación en un taller formativo.
  3. Costes y uso de recursos. Los estudios de la RS de Bryanton (2010) no evaluaron los costes derivados de implantar estos talleres de formación.
  4. No se localizaron estudios que analizaran los valores y preferencias de las gestantes en relación a esta pregunta.

La dirección y fuerza de las siguientes recomendaciones fue formulada considerando que los resultados en la literatura no permiten recomendar la implantación de intervenciones educativas formales después del parto para mejorar los conocimientos de padres y madres sobre la salud de los bebés o sus aptitudes y competencias, según se deriva de la RS de de Bryanton (2010). Por este motivo se formula una recomendación dirigida a ofrecer la información necesaria durante el ingreso de las madres. Se formularon recomendaciones débiles derivadas de la ausencia de información para apoyar esta práctica.

Recomendaciones

Débil
Se sugiere recomendar la participación en actividades educativas tras el parto, dirigidas específicamente a la formación de las madres y padres sobre aspectos relacionados con la salud, desarrollo y relación con sus bebés.
Se sugire que, durante el ingreso tras el parto, se aprovechen los contactos rutinarios con las madres y sus parejas para ofrecerles información de utilidad sobre los cuidados del bebé y sobre los signos de alerta en la madre o el bebé que son motivo de consulta. Es necesario animar a las madres y sus parejas a aprovechar estos momentos para resolver dudas y expresar posibles temores relacionados con el cuidado de sus bebés.
Se sugire que antes del alta se entregue a las madres y sus parejas materiales informativos que permitan la resolución de dudas sobre el cuidado del bebé.

6.3. Visitas de control durante el puerperio en atención primaria

Preguntas a responder

  • ¿Qué controles son los idóneos en el puerperio en atención primaria, y en qué momento y lugar deben realizarse? ¿Quién es el/la profesional idóneo para asistir el puerperio en atención primaria?

Controles y profesionales idóneos durante el puerperio en atención primaria

Modelo de asistencia en el puerperio tras el alta hospitalaria
La Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva establece una serie de objetivos para ofrecer una atención sanitaria de calidad en salud reproductiva con continuidad en todos los niveles del Sistema Nacional de Salud (MSPS, 2011).

Entre sus recomendaciones figura el promover la coordinación de los diferentes dispositivos asistenciales y niveles de atención para garantizar la equidad en el acceso a la atención sanitaria de las mujeres, y para la incorporación de las recomendaciones de la propia Estrategia a la cartera de servicios de atención materno-infantil. Se propone la unificación de prácticas clínicas en la atención al proceso reproductivo, mediante la incorporación y adaptación de los protocolos y guías de práctica clínica y la coordinación entre los/las profesionales que atienden a la mujer gestante o puérpera y su familia (enfermería, matronas/es, medicina de familia, urgencias, obstetricia, auxiliares de enfermería) y entre los servicios hospitalarios y los de atención primaria o especializada.

La GPC de cuidados tras el parto del NICE (Demott, 2006) identificó tres grandes ECA diseñados para evaluar estrategias de cuidados, con grandes diferencias entre sí, adicionales al modelo de cuidados rutinario tras el parto en el sistema de salud británico (MacArthur, 2002, 2003; Morrell 2000a, 2000b; Reid, 2002). En términos generales, los ECA no mostraron beneficios destacables sobre la salud de las madres, aunque se observó un beneficio en su estado emocional y la satisfacción con los cuidados fue mejor que en el modelo de cuidados rutinario.

En un ECA se aleatorizó a 36 centros de atención primaria en una región del Reino Unido (2.064 participantes) a una intervención en la que los cuidados fueron liderados por matronas/es sin consultas a los médicos de atención primaria en un programa que duró 3 meses. Las matronas/es planificaron una serie de visitas en el domicilio de las mujeres a partir de la valoración de las necesidades de las mujeres con la escala EPDS. A los 4 meses se evaluó el estado emocional y físico de las mujeres a partir de las subescalas que miden estos dominios en la escala EPDS y SF36 respectivamente, además de valorar la satisfacción de las mujeres con los cuidados recibidos (MacArthur, 2002, 2003).

Dos ECA evaluaron el impacto de programas de apoyo tras el parto (Morrell 2000a, 2000b; Reid, 2002). Un ECA evaluó el coste-efectividad de un programa de apoyo en el que se aleatorizaron a 623 madres a un grupo que recibió cuidados de rutina posparto, o a una intervención adicional en el que una matrona ofrecía apoyo individualizado a las madres en un programa que consistía en un máximo de 10 visitas al domicilio de tres horas de duración durante el primer mes durante el embarazo. El ECA evaluó el impacto del programa en el bienestar físico de las mujeres (SF36), su riesgo de depresión posparto (EPDS), o la tasa de lactancia materna, la satisfacción con los cuidados y los costes derivados de la participación en el programa. En otro ECA se aleatorizó a 1.004 mujeres escocesas a una intervención en la que se les ofrecía la participación en un grupo de apoyo semanal tras el parto o a otro grupo basado en un apoyo a partir de un manual de ayuda con información sobre la etapa del posparto (Reid, 2002). La intervención se inició a las 4 semanas tras el parto y se comparó con el modelo de cuidados rutinario, evaluando su impacto sobre el riesgo de depresión posparto (escala EPDS) o el estado de bienestar emocional y físico (SF36) o el apoyo social (SSQ6).

El ECA de MacArthur (2002), (2.064 participantes) no mostró que la participación en un programa de visitas de la matrona hasta los 3 meses tras el parto tuviera un impacto en el estado físico de las mujeres (diferencia en el componente físico del SF36: -1,17; IC 95 % -2,52 a 0,19; P=0,089). Sin embargo, las puntuaciones al componente emocional del SF36 y la escala EPDS fueron mejores a los 4 y 12 meses en las mujeres que habían participado en la intervención (coeficiente de regresión a los 4 meses: 3,03; IC 95 % 1,53 a 4,52; a los 12 meses: 2,74; IC 95 % 1,48 a 4,00; P<0,00002), y además tuvieron una probabilidad menor de mostrar puntuaciones indicativas de depresión posparto (>13) en la escala EPDS (OR 0,57; IC 95 % 0,43 a 0,76).

El programa de apoyo del ECA de Morell (2000), no mejoró el estado físico ni emocional de las participantes comparado con los resultados de las madres que recibieron los cuidados de rutina a las 6 semanas de seguimiento (623 participantes; diferencia en el SF36 -1,76; IC 95 % -4,7 a 1,4; diferencia en el EPDS 0,7; IC 95 % -0,2 a 1,6). Tampoco se observaron diferencias significativas en el número de madres que amamantaban a sus bebés (90 % frente a 85 %; RR 1,05; IC 95 % 0,99 a 1,11). Los resultados a los 6 meses de seguimiento fueron similares. En el otro ECA que evaluó una intervención de apoyo, la participación en los grupos de apoyo o el uso de un manual de ayuda no mostraron ningún beneficio en el bienestar físico, emocional o social a los 3 y 6 meses de seguimiento (Reid, 2002). Además, la pobre adherencia con el programa de apoyo (solo el 18 % de las mujeres participaron en esta actividad) limitó la posibilidad de observar algún efecto de esta intervención.

Calidad
moderada

 

 

Aunque la satisfacción con los cuidados en el ECA de MacArthur (2002), no difirió de manera significativa entre los dos modelos comparados, las mujeres que recibieron los cuidados adicionales por parte de las matronas/es evaluaron el cuidado como mejor de lo esperado en mayor proporción que las que recibieron los cuidados rutinarios (2.064 participantes; OR 1,35; IC 95 % 1,08 a 1,70). Las mujeres apreciaron especialmente el hecho de poder discutir con las matronas/es sobre su sintomatología y el hecho de poder hacerlo sin dificultades. Aunque no se aportaron datos numéricos, el ECA de Morrell (2000), también describió que las mujeres que participaron en el programa de apoyo tuvieron un alto nivel de satisfacción con las visitas domiciliarias de la matrona.

Calidad
moderada

 

 

Existen en nuestro ámbito protocolos de asistencia que incorporan aspectos relevantes sobre la asistencia en el puerperio (Dirección General de Salud Pública, 2003; Comité de LM del Hospital 12 de Octubre, 2011). Estos documentos proponen vías clínicas que incluyen la coordinación de las visitas con los/las profesionales sanitarios que participan en el seguimiento de la mujer y su bebé en el puerperio. Estas indicaciones se desarrollan, como en otras guías de práctica clínica similares (Demott, 2006), a partir del criterio clínico, las competencias profesionales requeridas para realizar las diferentes visitas y la base científica para mantener y promover la salud de las madres y sus bebés.

Se recogen a continuación las principales consideraciones sobre el modelo de cuidados propuesto para los cuidados en el puerperio tras el alta hospitalaria en un modelo que integra visitas domiciliarias con una visita de control posparto que incorpora elementos similares a los del ensayo de MacArthur (2002), (Dirección General de Salud Pública, 2003).

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

El seguimiento durante el puerperio de las madres y bebés que han seguido un proceso en el embarazo y parto sin complicaciones debe ser una continuación de la atención recibida en el hospital. La programación de las visitas domiciliarias se dirigirá a asesorar y ofrecer la asistencia necesaria tanto para la mujer como para el/la recién nacido/a. La posibilidad de realizar este seguimiento debe discutirse en las últimas visitas prenatales y ser ofrecida de nuevo en el momento del alta hospitalaria.

Las visitas domiciliarias en el puerperio se realizarán de manera coordinada entre los niveles asistenciales de Atención Primaria y el hospital asegurando la agilidad de la transmisión de la información pertinente entre los circuitos. En la última visita domiciliaria se citará a la madre a una consulta de atención primaria para realizar la visita de control posparto.

Las mujeres que no reciben la visita de puerperio domiciliario, deben establecer un plan de visitas a la consulta de atención primaria con el fin de hacer una valoración global de su estado de salud y de recibir asesoramiento en aquellos temas que se crean necesarios.

Se establecen unos criterios para valorar la priorización de las visitas dependiendo de las necesidades de cada mujer. Los criterios biológicos se dirigen a identificar las necesidades específicas de madres primíparas, multíparas, que han dado a luz a gemelos o en las que han tenido un parto prematuro o por cesárea. Por otro lado se identifican una serie de criterios para valorar situaciones psico-sociales que determinen la necesidad de prestar cuidados adicionales o especiales (madres adolescentes, con dependencia, con situación económica o social desfavorable, con un control insuficiente durante el embarazo, o que han sufrido una muerte fetal, y otros casos que afecten a la evolución normal de la adaptación a la maternidad). También deberían tenerse en cuenta las necesidades específicas de las madres que han recibido un alta precoz.

Buena
práctica
clínica

 

 

Este modelo propone la realización de hasta tres visitas domiciliarias que se inician entre las primeras 24 a 48 horas tras el alta y se programan consecutivamente dependiendo de la valoración realizada en la visita anterior.

El documento de Cuidados desde el Nacimiento de la Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (MSPS, 2010) destaca la importancia de establecer el primer contacto tras el alta. El documento recomienda que desde la maternidad se concerte la visita a domicilio de la matrona de Atención Primaria o, si no existe ese servicio, acordar la cita con el centro de Atención Primaria de referencia para el tercer o cuarto día de vida.

Visita de control del puerperio

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

El modelo de atención al parto y puerperio comentado en el apartado anterior (Dirección General de Salud Pública, 2003), propone la programación de una visita de control posparto alrededor de los 40 días tras el parto, que se llevaría a cabo en el centro de Atención primaria, o en el hospital en los casos en los que se requiera de un control más exhaustivo o en los que exista alguna patología o condición que merezcan una valoración más detallada.

Los aspectos propuestos a abordar en esta visita son:

  • Valoración del estado de salud de la mujer y el/la recién nacido/a.
  • Valoración de la lactancia.
  • Valoración del suelo pélvico.
  • Información y educación sobre métodos contraceptivos.
  • Valoración del entorno social y familiar.
Buena
práctica
clínica

 

 

Otros documentos insisten especialmente en la importancia que tiene la valoración del estado emocional de las mujeres (Demott, 2006). Se insiste en la necesidad de explorar en cada visita tras el parto el estdo emocional de las mujeres, su apoyo familiar y social y las estrategias de afrontamiento desarrolladas para hacer frente a las situaciones de la vida diaria. Se debe animar a las mujeres y sus parejas o familiares a comentar a los/las profesionales sanitarios cualquier cambio emocional o en el estado de ánimo.

En este documento se propone que a los 10 a 14 días tras el parto se explore si la mujer ha resuelto eventuales síntomas relacionados con la depresión posparto (llanto, ansiedad o estado de ánimo bajo) y evaluar la posibilidad de una depresión posparto si estos síntomas no han remitido.

En la visita de control del puerperio el/la profesional sanitario que realiza la visita debe asegurar que explora todos los aspectos relacionados con el bienestar físico, emocional y social de la mujer.

Otras guías
de práctica
clínica

 

El American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG, 2007) recomienda en su GPC de cuidados tras el parto una visita de control entre las 4 y 6 semanas tras el parto, momento que se adelantaría en el caso de que aparezcan problemas o complicaciones médicas u obstétricas. La visita para una madre que haya tenido un parto con cesárea debe realizarse entre los 7 y 14 días después del parto. Asimismo, propone el siguiente contenido para esta visita.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Evaluación, exploración y controles Información y consejo
Repaso de lo ocurrido desde el alta.
Exploración física (peso, presión arterial, abdomen, mamas).
Revisión vacunal.
Involución uterina.
Cicatrización de heridas.
Anticoncepción y sexualidad.
Lactancia materna.
Adaptación a la maternidad.
Estado emocional.
Lactancia materna.
Alimentación.
Depresión posparto.
Vínculo, unión y adaptación con el bebé.
Planificación familiar.
Medidas de promoción de la salud.

Adaptado de ACOG (2007)

 

 

Resumen de la evidencia

Otras
guías de
práctica
clínica
De acuerdo con la Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva la atención sanitaria prestada a las mujeres en salud reproductiva debe asegurar la continuidad de los cuidados en todos los niveles del Sistema Nacional de Salud. Los dispositivos asistenciales y niveles de atención deben coordinarse para asegurar el acceso a la atención que incorpore las recomendaciones de guías de práctica clínica e integre la atención de los/las profesionales que atienden a la mujer y su familia entre los diferentes servicios asistenciales (MSPSI, 2011).
Calidad
moderada
Los ECA que han evaluado programas de extensión de los cuidados adicionales a los cuidados rutinarios en Atención Primaria no han mostrado un beneficio en el estado físico de las madres. Sin embargo, las mujeres que reciben una continuidad en sus cuidados se muestran más satisfechas con su experiencia en el posparto (MacArthur, 2002, 2003; Morrell, 2000a, 2000b; Reid 2002).
Calidad
moderada
Una intervención basada en la extensión de los cuidados posparto mediante la identificación por parte de una matrona de los problemas de salud físicos y emocionales de las madres, ha mostrado una mejora en el bienestar emocional de las mujeres, con una mayor satisfacción de las mujeres que recibieron los cuidados y con un balance de costeefectividad favorable (MacArthur, 2002, 2003).
Calidad
moderada
Las actividades de apoyo tras el parto en forma de grupos de discusión, manuales de ayuda, o visitas en el domicilio no han mostrado ningún beneficio para el bienestar de las madres y no parecen ser coste-efectivas (Morrell, 2000a, 2000b; Reid, 2002).
Otras
guías de
práctica
clínica
El seguimiento durante el puerperio de las madres y bebés debe ser una continuación de los cuidados recibidos en el hospital, y debe planificarse en las últimas visitas prenatales. En el caso de realizar visitas domiciliarias, éstas se dirigirán a asesorar y ofrecer la asistencia necesaria tanto para la mujer como para el recién nacido/a, y deben planificarse coordinando los diferentes circuitos asistenciales. Las mujeres que no reciben las visitas domiciliarias deben establecer un plan de visitas para realizar una valoración global de su salud y la del bebé y recibir el asesoramiento necesario.
Otras
guías de
práctica
clínica
Se debe realizar una visita de control posparto hacia los 40 días tras el parto en el centro de Atención Primaria, o en el hospital en aquellos casos que requieran un control más exhaustivo. En esta visita deben explorarse todos los aspectos relacionados con el binestar físico, emocional y social de la mujer y el recién nacido/a (Dirección General de Salud Pública, 2003; Demott, 2006).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Los ECA evaluados tienen un diseño adecuado, sin grandes limitaciones en su diseño o ejecución. Se ha bajado la calidad de la evidencia por las diferencias existentes entre las diferentes intervenciones evaluadas que podrían afectar a la consistencia de los resultados.
  2. Balance entre beneficios y riesgos.Los ECA evaluados en esta pregunta clínica no muestran que se deriven complicaciones de las intervenciones evaluadas.
  3. Costes y uso de recursos. El programa de extensión de los cuidados posparto del ECA de MacArthur realizó un análisis de coste efectividad de la intervención para el sistema de salud británico. Los autores afirmaron que los costes de la intervención eran menores a los de los cuidados habituales, aunque el análisis de los resultados no permitió evaluar este aspecto con certeza. Los autores describieron un rango de costes para los diferentes centros de atención primaria en los que se aplicaba la intervención entre las 305 y las 650 libras. En el programa de apoyo domiciliario del ECA de Morrell (2000) a las seis semanas de seguimiento los costes para el sistema eran mayores en el grupo intervención que en el de cuidados rutinarios (635 frente a 456 libras; p=0,001), resultados que se mantuvieron a los 6 meses (815 frente a 639 libras; p=0,001).
  4. Valores y preferencias de las gestantes. La participación de mujeres en el programa de cuidados extendidos del ECA de MacArthur (2002) mostraron una mayor satisfacción de lo esperado con los cuidados recibidos, apreciando aspectos como la posibilidad de comunicarse y la facilidad de hacerlo. Las mujeres que participaron en el programa de apoyo del ECA de Morrell (2000) también describieron un alto nivel de satisfacción con las visitas domiciliarias de la matrona.

La dirección y fuerza de las siguientes recomendaciones fueron formuladas considerando que la disponibilidad de algunos ECA han mostrado una mayor satisfacción de las mujeres cuando se asegura la continuidad de los cuidados y un modelo de atención dirigido a la valoración de problemas de salud físicos y emocionales de las madres. Se incorporan recomendaciones derivadas de otros protocolos y guías de práctica clínica. A pesar de que son escasos los estudios que han evaluado diferentes modelos de cuidados y que éstos no han mostrado un impacto claro en la salud física de las madres y los recién nacidos, se ha considerado que los beneficios aportados por un modelo que asegure la continuidad de los cuidados supera en cualquier circunstancia a los efectos indeseados de este modelo.

Recomendación

Fuerte
Se recomienda garantizar la continuidad de cuidados de las mujeres y sus bebés tras el alta hospitalaria, mediante un modelo asistencial en el que la matrona coordine la actuación de los diferentes profesionales que intervienen en la atención a las madres, recién nacidos y sus familias.
Se sugiere que antes del alta se concierte el primer contacto con la matrona de Atención Primaria o con el Centro de Atención Primaria de referencia para el tercer o cuarto día de vida.
Se sugiere ofrecer un mínimo de dos consultas en los primeros 40 días tras el alta hospitalaria, la primera entre las 24 – 48h tras el alta, y una al final de la cuarentena.
Se sugiere ofrecer a las mujeres la realización de visitas domiciliarias tras el alta hospitalaria de acuerdo a sus circunstancias y la evolución y características de su embazo y parto. Estas visitas irán dirigidas a asesorar y proporcionar asistencia sobre los cuidados para la mujer y el recién nacido/a.
Se sugiere ofrecer a aquellas mujeres que no deseen recibir visitas domiciliarias la realización de visitas en un Centro de Atención Primaria u Hospital para realizar una valoración global de su salud y la del/la recién nacido/a y recibir el asesoramiento necesario.
Se sugiere que en cada visita posparto se explore el estado emocional de las mujeres, su apoyo familiar y social y las estrategias de afrontamiento desarrolladas para hacer frente a las situaciones de la vida diaria, valorando con ellas y sus parejas o familiares cualquier cambio emocional o en el estado de ánimo.

6.4. Atención durante el puerperio hospitalario

Preguntas a responder

  • ¿Cuál es el beneficio de los tratamientos para el dolor perineal?
  • ¿Cuál es el beneficio de los tratamientos para la cefalea postpunción dural?
  • ¿Cuál es el beneficio de los tratamientos para la lumbalgia postpunción dural?
  • ¿Cuál es el beneficio de los tratamientos para el estreñimiento?
  • ¿Cuál es el beneficio de la rehabilitación de la musculatura del suelo pélvico durante el puerperio?

Tratamientos para el dolor perineal

Paracetamol/acetaminofeno vía oral

Se ha identificado una RS Cochrane (Chou, 2010) que evalúa la eficacia de una administración única de paracetamol (acetaminofeno) sistémico usado para el alivio del dolor perineal agudo posparto.

La RS de Chou (2010) incluyó 10 ensayos (2.307 mujeres) que evaluaron dos dosis diferentes de paracetamol: cinco estudios evaluaron 500 mg a 650 mg de paracetamol; y seis estudios evaluaron 1.000 mg de paracetamol. Un estudio comparó dos dosis de paracetamol (650 mg y 1.000 mg) entre sí y con placebo (Chou, 2010).

Se observó que significativamente más mujeres presentaron alivio del dolor con paracetamol comparado con placebo (10 estudios; 1.279 mujeres; RR 2,14; IC 95 % 1,59 a 2,89). Tanto las dosis de 500 a 650 mg y 1.000 mg fueron efectivas para proporcionar más alivio del dolor que el placebo (Chou, 2010).

Calidad
baja

 

 

Además, significativamente menos mujeres necesitaron tratamiento adicional para el alivio del dolor con paracetamol en comparación con placebo (8 estudios; 1.132 mujeres; RR 0,34; IC 95 % 0,21 a 0,55) (Chou, 2010).

Calidad
baja

 

 

Los estudios incluidos que compararon el paracetamol 500 a 650 mg versus placebo no evaluaron la incidencia de eventos adversos en la madre ni en el neonato, y por tanto no se dispone de información al respecto (Chou, 2010).

Los estudios incluidos que usaron la dosis mayor de paracetamol (1.000 mg) informaron sobre los eventos adversos en la madre. No se identificaron diferencias significativas en las náuseas, somnolencia, evacuaciones intestinales ni en el malestar gástrico (Chou, 2010).

Calidad
baja

 

 

Analgesia rectal

Se ha identificado una RS Cochrane (Hedayati, 2003) que evalúa la efectividad de los supositorios rectales analgésicos para el dolor causado por el trauma perineal después del parto.

La RS de Hedayati (2003) incluyó tres estudios (249 mujeres). Dos de los tres ensayos incluidos compararon diclofenaco con placebo y el tercer estudio comparó indometacina con placebo (Hedayati, 2003).

Hasta las 24 horas después del parto, no se observaron diferencias en la presencia de dolor (leve, moderado o severo) entre las mujeres que recibieron supositorios con AINE (fármacos antiinflamatorios no esteroideos) en comparación con placebo (2 estudios; 150 mujeres; RR 0,37; IC 95 % 0,10 a 1,38), a pesar de que los dos estudios individuales presentaron riesgos relativos que favorecieron al grupo con tratamiento (Hedayati, 2003). Este hecho podría explicarse por el limitado número de eventos en ambos ensayos y la elevada heterogeneidad entre ambos (I2: 91 %).

Calidad
baja

 

 

En las primeras 24 horas después del parto, las mujeres del grupo en tratamiento con supositorios con diclofenaco necesitaron menos analgesia adicional en comparación con el grupo placebo (1 estudio; 89 mujeres; RR 0,31; IC 95 % 0,17 a 0,54). Este efecto también se observó a las 48 horas posparto (1 estudio; 89 mujeres; RR 0,63; IC 95 % 0,45 a 0,89). Aunque no mantuvieron las diferencias a las 72 horas después del parto (Hedayati, 2003). No se dispone de datos sobre este desenlace de interés sobre el uso de supositorios con indometacina.

Calidad
moderada

 

 

Los tres ensayos informaron que las mujeres no experimentaron eventos adversos con el uso de los supositorios analgésicos rectales ni con el placebo (la RS no presenta resultados cuantitativos) (Hedayati, 2003).

Calidad
baja

 

 

Anestésicos de aplicación tópica

Se ha identificado una RS Cochrane (Hedayati, 2005) que evalúa los efectos de los anestésicos de aplicación tópica para aliviar el dolor perineal posterior al parto durante la estancia hospitalaria y después del alta.

La RS de Hedayati (2005), incluyó ocho estudios (976 mujeres), en una búsqueda hasta el 2007, que compararon los anestésicos de uso tópico (lignocaína, cincocaína y una preparación para uso tópico de acetato de hidrocortisona al 1 % y clorhidrato de pramoxina al 1 %) con placebo, no tratamiento u otros tratamientos (Hedayati, 2005).

Hasta 24 horas después del parto, ningún estudio mostró diferencias estadísticamente significativas en el dolor entre el grupo tratamiento y el grupo control (placebo o no tratamiento) (3 estudios; 236 mujeres; DM -0,24; IC 95% -0,52 a 0,03) (Hedayati, 2005).

Calidad
baja

 

 

Dos ensayos analizaron la analgesia adicional administrada para el dolor perineal. Uno de los ensayos encontró que se necesitó menos analgesia adicional con epifoam (combinación de acetato de hidrocortisona y clorhidrato de pramoxina) cuando se comparó con placebo (1 ensayo; 97 mujeres; RR 0,58; IC 95 % 0,40 a 0,84). Sin embargo, la lignocaína/lidocaína no mostró diferencias con respecto al uso de analgesia adicional (Hedayati, 2005).

Calidad
baja

 

 

En los estudios no se midieron formalmente los eventos adversos, sin embargo, algunos estudios informaron que no hubo efectos secundarios suficientemente graves como para interrumpir el tratamiento (Hedayati, 2005).

Calidad
baja

 

 

Frío local

Se ha identificado una RS Cochrane (East, 2012) que evalúa la efectividad y los efectos adversos de los tratamientos con frío localizado (hielo, compresas de gel frías, baño frío) comparados con ningún tratamiento, otros tratamientos con frío y tratamientos sin frío; aplicados en el perineo después del trauma perineal prolongado durante el parto.

La RS de East (2012), incluyó tres ensayos que compararon el tratamiento con frío (compresa de hielo) versus ningún tratamiento (248 mujeres) y dos ensayos que compararon el tratamiento con frío (compresas de gel frías) versus ningún tratamiento (284 mujeres).

La RS también incluyó otras comparaciones: dos tratamientos con frío (compresas de hielo versus compresas de gel frías) o tratamiento con frío versus otras intervenciones (pulsos de energía electromagnética, agua de hamamelis, pramoxina/hidrocortisona, paracetamol oral, compresas de gel y compresión) East (2012).

Compresa de hielo

Entre las 24 y 72 horas después del parto, las mujeres del grupo de compresas de hielo tuvo significativamente menos dolor autoinformado moderado o intenso comparado con las participantes sin tratamiento (1 estudio; 208 mujeres; RR 0,61; IC 95 % 0,41 a 0,91). Aunque estas diferencias no se observaron en la puntuación del dolor en un estudio más pequeño (1 estudio; 71 mujeres; DM -0,53; IC 95 % -1,45 a 0,39; escala del dolor: 0 [sin dolor] a 10 [máximo dolor]) (East, 2012).

Calidad
baja

 

 

Entre los 3 y 14 días después del parto, no hubo diferencias estadísticamente significativas en el dolor autoinformado moderado o intenso o en la puntuación del dolor entre los grupos (East, 2012).

Calidad
moderada

 

 

No se informó sobre los eventos adversos de las compresas de hielo (East, 2012).

Compresas de gel frías

Entre las 24 y 72 horas después del parto, no se observaron diferencias en el dolor autoinformado moderado o intenso entre el grupo con compresas de gel frías frente al grupo sin tratamiento (1 estudio; 209 mujeres; RR 0,73; IC 95 % 0,51 a 1,06). Aunque sí se observaron diferencias en la puntuación del dolor en un estudio más pequeño (1 estudio; 75 mujeres; DM -1,39; IC 95 % 2,36 a 0,42) (East, 2012).

Calidad
moderada

 

 

Entre los 3 y 14 días después del parto, no se observaron diferencias en el dolor autoinformado moderado o intenso entre el grupo con compresas de gel frías frente al grupo sin tratamiento (1 estudio; 209 mujeres; RR 2,81; IC 95 % 0,12 a 68,13). Aunque sí se observaron diferencias en la puntuación del dolor en un estudio más pequeño (1 estudio; 75 mujeres; DM -1,39; IC 95 % 2,36 a 0,42) (East, 2012).

Calidad
moderada

 

 

No se informó sobre los eventos adversos de las compresas de gel frías (East, 2012).

Ultrasonido terapéutico

Se ha identificado una RS Cochrane (Hay Smith, 2000) que evalúa los efectos del ultrasonido terapéutico para tratar el dolor perineal agudo, el dolor perineal persistente y/o la dispareunia después del parto.

La RS de Hay Smith (2000) incluyó cuatro estudios (659 mujeres): dos estudios que compararon el ultrasonido con el placebo para el tratamiento del dolor perineal agudo, un estudio que comparó el ultrasonido con el placebo para el dolor perineal persistente y la dispareunia y dos estudios que compararon el ultrasonido con la energía electromagnética pulsada para el alivio del dolor perineal agudo (Hay Smith, 2000).

El número de mujeres que no presentaron mejora después del tratamiento fue menor en las mujeres que se trataron con ultrasonido en comparación al grupo placebo (2 estudios; 339 mujeres; OR 0,37; IC 95 % 0,19 a 0,69) (Hay Smith, 2000).

Calidad
baja

 

 

Aunque, ninguna otra medida de resultado alcanzó significación (dolor desde las últimas 24 horas hasta los 10 días o dolor desde la semana hasta los tres meses), no se observaron diferencias en el dolor perineal persistente entre las mujeres tratadas con ultrasonido comparado con el grupo placebo (Hay Smith, 2000).

Calidad
moderada

 

 

Ninguno de los estudios incluidos en la RS evaluó directamente la seguridad del ultrasonido terapéutico ni informó acerca de los eventos adversos del tratamiento (Hay Smith, 2000).

Resumen de la evidencia

Intervención
Calidad
baja
El paracetamol vía oral es más efectivo que el placebo para aliviar el dolor perineal posparto. Las mujeres tratadas con ambas dosis de paracetamol (500 mg a 650 mg – 1.000 mg) presentan mayor probabilidad de informar de alivio adecuado del dolor y menos probabilidad de recibir analgesia adicional que las mujeres asignadas al placebo. Hay poca información sobre los efectos adversos informados por las mujeres que recibieron paracetamol para el dolor perineal. Ninguno de los estudios informó sobre los efectos adversos del paracetamol en el recién nacido/a (Chou, 2010).
Calidad
baja
La analgesia rectal parece ser efectiva para la reducción a corto plazo del dolor moderado debido a trauma perineal después del parto (en el transcurso de las primeras 24 horas) y lleva a una menor utilización de analgesia adicional hasta las 48 horas después del parto cuando se compara con placebo. No se informaron eventos adversos con el uso de analgesia rectal (Hedayati, 2003).
Calidad
baja
Los anestésicos de aplicación tópica no alivian el dolor que se presenta después del parto. El uso de analgesia adicional para el dolor perineal disminuye con epifoam comparado con placebo. No se evaluó formalmente los eventos adversos de los anestésicos de aplicación tópica (Hedayati, 2005).
Calidad
moderada
Las compresas de hielo disminuyen el dolor perineal autoinformado moderado o intenso comparado con el no tratamiento entre las 24 – 72 horas después del parto. Las compresas de gel frías disminuyen la puntuación del dolor perineal entre las 24 – 72 horas y los 3 – 14 días después del parto. No se informó sobre los eventos adversos de los tratamientos con frío localizados (East, 2012).
Calidad
moderada
El tratamiento con ultrasonido mejoró el dolor perineal agudo después del tratamiento en comparación al placebo. No se observaron diferencias en el dolor perineal persistente. Ningún estudio informó acerca de eventos adversos del tratamiento (Hay Smith, 2000).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Se disminuyó la calidad de la evidencia en cuanto al empleo de paracetamol via oral, la analgesia rectal y el empleo de anestésicos de aplicación tópica como tratamiento del dolor perineal posparto debido principalmente a aspectos relacionados con el empleo por los estudios de diferentes métodos de medida del dolor o al pequeño número de eventos.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. El paracetamol vía oral (500 mg a 650 mg – 1.000 mg) es efectivo como analgésico para el tratamiento del dolor perineal después del parto. Aunque la evidencia es limitada, no parece haber un aumento significativo de los eventos adversos. La analgesia rectal puede aliviar el dolor que experimentan las mujeres a causa del trauma perineal y la intensidad de cualquier tipo de dolor dentro de las primeras 24 horas después del parto y recurren en menor medida a analgesia adicional dentro de las primeras 48 horas. Aunque no se conoce el efecto sobre el alivio del dolor y el uso de analgesia a más largo plazo. Se debe considerar la aceptabilidad de la vía rectal de administración. Actualmente hay evidencia limitada sobre la eficacia y seguridad de los anestésicos de aplicación tópica para tratar el dolor perineal después del parto. Actualmente hay evidencia limitada sobre la eficacia y seguridad del tratamiento con frío localizado (compresa de hielo y compresas de gel frías) para aliviar el dolor perineal después del parto. Actualmente hay evidencia limitada sobre la eficacia y seguridad de los ultrasonidos para aliviar el dolor perineal después del parto.
  3. No se identificaron estudios que analizasen los costes y uso de recursos o valores y preferencias de las gestantes.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada considerando que el paracetamol vía oral es más efectivo que el placebo para aliviar el dolor perineal posparto. La analgesia rectal con AINE parece ser efectiva para la reducción a corto plazo del dolor moderado debido a trauma perineal después del parto (en el transcurso de las primeras 24 horas) y lleva a una menor utilización de analgesia adicional hasta las 48 horas después del parto cuando se compara con placebo. El balance beneficio-riesgo de los anestésicos de aplicación tópica, el tratamiento con frío localizado y el ultrasonido terapéutico es incierto. Por otra parte, la calidad de la evidencia moderada-baja de los estudios incluidos determinó la fuerza de las recomendaciones.

Recomendación

Débil
Se sugiere la administración de paracetamol vía oral (una dosis de 500 a 1.000 mg cada 8 a 12 horas) en caso de dolor perineal después del parto.
Débil
Se sugiere considerar la analgeia rectal con diclofenaco en caso de dolor perineal durante las primeras 48 horas después del parto.
Débil
Se sugiere no tratar el dolor perineal después del parto con anestésicos de aplicación tópica.
Débil
Se sugiere utilizar el tratamieto con frío localizado (compresa de hielo y compresas de gel frías) como segunda línea de tratamiento para el dolor perineal después del parto.

Tratamientos para la cefalea pospunción

Tratamiento farmacológico

Se ha identificado una RS Cochrane (Basurto, 2011) que evalúa la eficacia y la seguridad de los fármacos para tratar la cefalea posterior a la punción dural (CPPD).

La RS de Basurto (2011) incluyó 7 ensayos (200 participantes). Seis compararon placebo con diferentes fármacos: cafeína vía oral o intravenosa, gabapentina vía oral, hormona adrenocorticotrópica (ACTH) intramuscular, sumatriptan subcutáneo o teofilina vía oral. Ningún ensayo comparó los tratamientos de interés con otros analgésicos convencionales o AINE. Un estudio comparó la hidrocortisona intravenosa con el tratamiento convencional (reposo en cama, hidratación, paracetamol y petidina) (Basurto, 2011).

Los participantes de los ensayos fueron mayoritariamente mujeres (≥140/159) y principalmente mujeres después del parto con una punción dural por una anestesia regional (≥118/140). Tres ensayos incluyeron hombres (≥19/159) (Basurto, 2011).

La cafeína intravenosa mostró una disminución significativa en la proporción de participantes con CPPD persistente en comparación con el placebo después de una a dos horas de la intervención (un estudio; 41 participantes; RR 0,29; CI 95 % 0,13 a 0,64) (Basurto, 2011).

Calidad
muy baja

 

 

La gabapentina vía oral mostró una disminución significativa en las puntuaciones de dolor en comparación con placebo, con diferencias al primero (un estudio; 20 participantes; DM -1.60; IC 95 % -1,92 a -1,28), segundo (DM -2,60; IC 95 % -2,87 a -2,33) y tercer días (DM -2,90; IC 95 % -3,10 a -2,70), aunque el efecto no se mantuvo después del cuarto día de la intervención (Basurto, 2011).

Calidad
baja

 

 

La teofilina vía oral mostró una media inferior significativa en la suma de las puntuaciones de dolor en comparación con placebo (un estudio; 11 participantes; DM -12,00; IC 95 % -17,19 a -6,81)

Calidad
baja

 

 

La ACTH intramuscular, la cafeína vía oral y el sumatriptan subcutáneo no mostraron diferencias en la disminución de las puntuaciones de dolor en comparación al placebo durante el seguimiento.

Calidad
muy baja

 

 

Los estudios no informaron de eventos adversos clínicamente significativos debidos a los fármacos evaluados (ACTH, cafeína vía oral, gabapentina o teofilina) (Basurto, 2011).

Calidad
muy baja

 

 

Parche hemático epidural

Se ha identificado una RS Cochrane (Boonmak, 2010) que evalúa la eficacia y la seguridad del parche hemático epidural para la prevención y el tratamiento de la CPPD.

La RS de Boonmak 2010 incluyó 9 ensayos (379 participantes). Seis estudios evaluaron el parche hemático epidural para la prevención de la CPPD y tres evaluaron el parche hemático epidural para el tratamiento de la CPPD (dos lo compararon con un tratamiento conservador y uno con un procedimiento simulado) (Boonmak 2010).

Los participantes de cinco ensayos fueron mujeres obstétricas. El resto de ensayos incluyeron mujeres que presentaban CPPD (la RS no especificó el género de los participantes) (Boonmak, 2010).

El parche hemático epidural terapéutico disminuyó de forma significativa la presencia de CPPL en comparación al tratamiento conservador (un estudio; 40 participantes; OR 0,18; IC 95 % 0,04 a 0,76). Esta diferencia también se observó al comparar el parche hemático epidural terapéutico y un procedimiento simulado (un estudio; 12 participantes; OR 0,04; IC 95 % 0,00 a 0,39) (Boonmak, 2010).

Calidad
baja

 

 

El parche hemático epidural terapéutico disminuyó significativamente la presencia de CPPL intensa en comparación a un procedimiento simulado (un estudio; 12 participantes; OR 0,03; IC 95 % 0,00 a 0,22) (Boonmak, 2010).

Calidad
baja

 

 

El parche hemático epidural terapéutico disminuyó significativamente la intensidad de la cefalea en comparación al tratamiento conservador (1 estudio; 32 participantes; DM -7,10; IC 95 % -7,69 a -6,51) (Boonmak, 2010).

Calidad
baja

 

 

En relación a los eventos adversos, un mayor número de mujeres con el parche hemático epidural terapéutico presentaron dolor lumbar en comparación al grupo placebo (un estudio; 12 participantes; OR 23,17; IC 95 % 2,57 a 208,60) (Boonmak, 2010).

Calidad
baja

 

 

Resumen de la evidencia

Intervención
Calidad
muy
baja
La cafeína intravenosa reduce el número de participantes con CPPD después de una a dos horas en comparación con placebo. El tratamiento con gabapentina vía oral versus placebo informa de mejores puntuaciones en la escala analógica visual después de uno, dos y tres días. El tratamiento con teofilina vía oral muestra una media inferior de la suma del dolor en comparación con el placebo. La ACTH intramuscular, la cafeína vía oral y el sumatriptan subcutáneo no muestran efectos clínicos relevantes. No hay eventos adversos clínicamente significativos debidos a los fármacos evaluados (Basurto, 2011).
Calidad
baja
El parche hemático epidural terapéutico reduce la CPPD, la CPPD intensa y la intensidad de la cefalea comparado con un procedimiento simulado. También reduce la CPPD cuando se compara con un tratamiento conservador. Sin embargo, el parche hemático epidural produce más dolor lumbar que un procedimiento simulado (Boonmak, 2010).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Los estudios disponibles en la revisión de Basurto (2011), tenían un alto riesgo de sesgo, con resultados imprecisos y en ocasiones mostraron limitaciones en la aplicabilidad de los resultados.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Hay evidencia limitada, en una población heterogénea y con una evaluación a corto plazo sobre el beneficio y la seguridad del los tratamientos farmacológicos para la CPPD. Hay evidencia limitada, en una población heterogénea y con una evaluación a corto plazo sobre el beneficio y la seguridad del parche hemático epidural terapéutico para la CPPD.
  3. No se identificaron estudios que analizasen los costes y uso de recursos o valores y preferencias de las gestantes.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada considerando que la cafeína intravenosa ha mostrado ser eficaz para tratar la CPPD al reducir la proporción de participantes con CPPD persistente. La gabapentina y la teofilina también muestran una disminución en las puntuaciones de intensidad del dolor en comparación con placebo. La ACTH intramuscular, la cafeína vía oral y el sumatriptan subcutáneo no muestran efectos clínicos relevantes. El parche hemático epidural terapéutico reduce la CPPD, la CPPD intensa y la intensidad de la cefalea comparado con un procedimiento simulado. También reduce la CPPD cuando se compara con un tratamiento conservador. Sin embargo, el parche hemático epidural produce más dolor lumbar que un procedimiento simulado. Hay evidencia limitada, en una población heterogénea y con una evaluación a corto plazo sobre el beneficio y la seguridad de los tratamientos farmacológicos y el parche hemático epidural para la CPPD, lo que determinó la fortaleza de las recomendaciones.

Recomendaciones

Se sugiere que las mujeres con cefalea persistente tras analgesia epidural sean derivadas al servicio de anestesiología correspondiente para una adecuada valoración y tratamiento.
Débil
Se sugiere no administrar hormona adrenocorticotropa (ACTH) intramuscular, cafeína vía oral o sumatriptan subcutáneo para el tratamiento de la cefalea posterior a la punción dural..
Débil
Se sugiere no administrar un parche hemático epidural para el tratamiento de la cefalea posterior a la punción dural como primera línea terapéutica.

Tratamientos para la lumbalgia

Algunos ensayos controlados aleatorizados (Howell et al., 2002; Orlikowski, 2006) y estudios prospectivos de cohortes (Breen, 1994; Macarthur, 1995; Russell, 1996; Macarthur, 1997; Thompson, 2002) no muestran ninguna relación entre la analgesia epidural durante el parto y el dolor de espalda después del parto (Demott, 2006; Charlier, 2012).

No se ha identificado ningún estudio que evalúe la eficacia de las intervenciones para la lumbalgia posterior a la punción dural después del parto.

Recomendación

Se sugiere que las mujeres con lumbalgia después del parto reciban un manejo terapéutico similar al de la población general.

Tratamientos para el estreñimiento

La GPC del NICE (Demott, 2006) elabora sus recomendaciones sobre el manejo del estreñimiento durante el puerperio a partir de los resultados de una RS Cochrane sobre intervenciones para tratar el estreñimiento durante el embarazo (Jewell, 2001).

Esta RS y sus resultados se han descrito en la pregunta sobre el manejo del estreñimiento durante el embarazo de esta GPC. La RS incluyó un ECA en 40 mujeres que comparó la ingesta durante 2 semanas de fibras naturales (en forma de galletas de copos de cereales, o salvado de trigo) frente a no tomar ningún alimento con fibra.

Las mujeres que habían consumido fibras naturales durante dos semanas mostraron un mayor incremento de la frecuencia de defecación que las mujeres que no tomaron fibras (10/13 frente a 9/27; OR 0,18; IC 95 % 0,05 a 0,67).

Calidad
moderada

 

 

Esta misma revisión identificó un ECA que evaluó el uso de laxantes estimulantes de la motilidad intestinal. En este ECA se distribuyeron a 140 mujeres a recibir un laxante diario con las siguiente composiciones: extracto de sen (Senokot 14 mg), una combinación de dioctil sulfo succinato de sodio 120 mg y dihidroxianthroquinona 100 mg (Normax), 10 ml con extracto de sterculia 60 % y frangula 8 % (Normacol standard), o 10 ml con extracto de sterculia 60 % solo (Normacol special). Los grupos que se compararon fueron los de laxantes estimulantes de la motilidad intestinal (Senokot y combinación) frente a los dos laxantes que contenían extracto de sterculia.

El estudio mostró que los laxantes estimuladores de la motilidad intestinal incrementaron la frecuencia de la defecación en mayor medida que los laxantes con extracto de sterculia (140 mujeres; OR 0,30; IC 95 % 0,14 a 0,61), sin que se observaran diferencias en cuanto a la aceptabilidad del tratamiento. Los laxantes estimuladores de la motilidad intestinal provocaron más efectos indeseados que los laxantes formadores de volumen (56/210 frente a 32/210; OR 2,08; IC 95 % 1,27 a 3,41), principalmente en forma de dolor abdominal, diarrea o náuseas.

A la luz de estos resultados la GPC del NICE afirma que se debe aconsejar a las mujeres que tienen estreñimiento durante el puerperio a que aumenten la ingesta de fibras y líquidos, y que en caso que no se resuelva el problema tomen un laxante estimulante de la motilidad (Demott, 2006).

Calidad
moderada

 

 

Una RS de la literatura incluida en el Clinical Evidence sobre estreñimiento en adultos (Muller-Lissner, 2010) también destaca la dieta rica en fibra y los laxantes osmóticos (macrogol (polietilenglicol)) como dos tratamientos beneficiosos para la resolución del estreñimiento.

Cuando se ha comparado con una dieta pobre en fibra o una dieta sin fibra, la dieta rica en fibra ha mostrado una mayor frecuencia de la defecación a las tres semanas. En un ECA en 59 mujeres que consultaron a su médico por estreñimiento se compararon estos tres tipos de dieta (Hongisto, 2006). Las mujeres en el grupo de la dieta rica en fibra mostraron una mayor frecuencia de la defecación a las tres semanas (diferencia media en la frecuencia de defecación: 0,3 por día; IC 95 % 0,1 a 0,5).

Las mujeres en el grupo de la dieta rica en fibra describieron una proporción mayor de distensión abdominal que las mujeres en los otros grupos durante la primera semana de la dieta (DM en los síntomas: 2,1; IC 95 % 1,1 a 3,0) pero estos síntomas desaparecieron posteriormente.

Un ensayo en 117 mujeres con estreñimiento crónico comparó una dieta rica en fibra frente a la misma dieta con un consumo abundante de líquidos (Anti, 1998). Esta última repercutió en un aumento significativo de la frecuencia de la defecación (incremento desde el inicio del estudio en la frecuencia semanal: 2,4 veces más (1,8 a 2,4) frente a 1,3 (2,0 a 3,3); p<0,001) y redujo la necesidad de utilizar laxantes.

Calidad
moderada

 

 

Un ECA en 151 mujeres con una frecuencia de 2 defecaciones por semana, mostró que el uso de laxantes osmóticos (macrogol (polietilenglicol)) aumentó la frecuencia de defecación frente a placebo (media de defecaciones 4,5 frente a 2,7; p<0,001) (DiPalma, 2000). Los resultados fueron prácticamente los mismos en un ECA que incluyó a 55 participantes con un estreñimiento similar al del estudio anterior. Los laxantes osmóticos tomados dos veces al día aumentaron significativamente la frecuencia de defecación al compararlos con placebo (media de defecaciones 4,8 frente a 2,8; p<0,002) (Corazziari, 1996). Un último ECA con diseño cruzado en 34 mujeres que tomaron el macrogol en una dosis diaria también aumentó la frecuencia de defecaciones comparado con placebo (fecuencia semanal: 13,56 frente a 5,53) (Baldonedo, 1991).

Calidad
moderada

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
moderada
Las dietas ricas en fibra han mostrado un efecto favorable para la resolución del estreñimiento (Jewell, 2001; Muller-Lissner, 2010), que puede reforzarse con una ingesta abundante de líquido (Anti, 1998; Muller-Lissner, 2010).
Calidad
moderada
Los laxantes estimulantes de la motilidad intestinal y osmóticos han mostrado un efecto favorable para la resolución del estreñimiento (Jewell, 2001; Muller-Lissner, 2010).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Se ha disminuido la calidad de la evidencia por limitaciones en el diseño de los estudios considerados. Aunque ninguno de los estudios valorados se ha desarrollado en mujeres durante el periodo del posparto, la consistencia de los resultados entre los estudios en embarazadas y en población adulta no aporta razones para pensar que los resultados no sean aplicables a la población de interés para esta guía.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Los estudios valorados en esta pregunta clínica han mostrado cómo se asocia un incremento de sintomatología gastrointestinal a las intervenciones evaluadas al compararlo con placebo o no tratamiento, pero en ningún caso con consecuencias graves.
  3. No se identificaron estudios que analizasen los costes y uso de recursos o valores y preferencias de las gestantes.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada considerando que las intervenciones evaluadas en este apartado han mostrado un beneficio en la resolución del estreñimiento con unos eventos adversos que no son graves y no superan a sus beneficios. La fortaleza de las recomendaciones fue determinada por los resultados consistentes en diversas poblaciones de interés.

Recomendaciones

Fuerte
Se recomienda ofrecer consejo a aquellas mujeres con estreñimiento durante el puerperio para que refuercen la ingesta de fibras naturales y líquidos en su dieta.
Fuerte
Se recomienda la administración de un laxante estimulante de la motilidad intestinal u osmótico en aquellas mujeres en las que persiste el estreñimiento a pesar de haber aumentado la ingesta de fibras naturales y líquidos.

Beneficios de la rehabilitación de la musculatura del suelo pélvico

Entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico para prevenir la incontinencia

El programa de preparación al nacimiento descrito en el apartado de Embarazo de esta Guía (Direcció General de Salut Pública, 2009), incluye a partir de la segunda sesión (titulada ‘La gestación y los cambios que comporta’) la iniciación de la práctica de ejercicios de suelo pélvico para reducir el riesgo de incontinencia urinaria en el futuro. Se propone a las mujeres que realicen los siguientes tres ejercicios:

Contracción selectiva de los músculos del suelo pélvico.

Posición inicial: la mujer está sentada con la espalda recta, en una silla o colchoneta, con las piernas estiradas o en “posición de sastre”. Se la instruye para:

  1. Contraer hacia adentro y hacia arriba sólo los músculos del suelo pélvico, evitando la contracción de los abdominales, de los abductores y de los glúteos. La contracción se mantiene de 4 a 5 segundos.
  2. Relajar unos 8 ó 10 segundos.
  3. Hacer 10 contracciones seguidas.
  4. Respiración libre, sin apneas.

Durante el día, habría que hacer 2 ó 3 repeticiones de las 10 contracciones en diferentes posiciones.

El documento que estructura este programa de preparación al nacimiento destaca que para garantizar la correcta realización del ejercicio, debería hacerse un tacto muscular vaginal antes de comenzar el entrenamiento. Si no fuera posible, en principio, bastaría con hacer una valoración del núcleo fibroso central. Esta valoración consiste en colocar el dedo corazón sobre el núcleo y si, al realizar la contracción, se percibe una presión fuerte hacia fuera, se está haciendo una “contracción inversa”, que afecta negativamente al suelo pélvico. En consecuencia, no deberían realizarse los ejercicios de suelo pélvico indicados hasta que se compruebe, mediante un tacto la correcta compresión y realización del movimiento.

Contracción Perineal y abdominal

Hacer una inspiración abdominal y, después, una espiración prolongada, manteniendo a la vez la contracción del abdomen y del perineo durante 3 segundos.

Reconocimiento de la pelvis ósea y de su movilidad

Con la ayuda de una maqueta que reproduzca la pelvis y mediante la exploración e la pelvis propia de la embarazada, se pretende que la embarazada reconozca el espacio que debe atravesar su hijo o hija al nacer. Se mostrará la maqueta de la pelvis, se señalarán los huesos que la forman y se explicará su movilidad.

Entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico para tratar la incontinencia

Se han identificado dos RS que evalúan la eficacia y la seguridad de los tratamientos no quirúrgicos para tratar la incontinencia urinaria y/o fecal (Hay-Smith, 2008; Imamura, 2010). Se ha seleccionado la RS Cochrane por incluir específicamente la población y la intervención de interés (Hay-Smith, 2008).

Buena
práctica
clínica

 

 

La RS de Hay-Smith (2008) incluyó 16 ensayos (6.181 mujeres) que evaluaron un programa de entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico (EMSP) para mejorar la función de los músculos del suelo pélvico o del esfínter anal externo, o ambos (Hay- Smith, 2008).

El EMSP fue definido como un programa de contracciones voluntarias repetidas de la musculatura del suelo pélvico enseñadas y supervisadas por un profesional sanitario. Se consideraron todos los tipos de programas de EMSP, incluido el uso de variaciones en el propósito y el momento del EMSP (por ejemplo EMSP para fortalecimiento, EMSP para supresión de la urgencia), las formas de enseñar el EMSP, los tipos de contracciones (rápidas o sostenidas) y el número de contracciones (Hay-Smith, 2008).

Las mujeres con tratamiento de EMSP después del parto presentaron cerca del 20 % menos de probabilidad de tener incontinencia urinaria en comparación con los controles a los 12 meses (tres estudios; RR 0,79; IC 95 % 0,70 a 0,90) (Hay-Smith, 2008).

Calidad
moderada

 

 

Las mujeres con tratamiento de EMSP después del parto tuvieron cerca de la mitad de la probabilidad de informar de incontinencia fecal 12 meses después del parto (dos estudios; RR 0,52; IC 95 % 0,31 a 0,87) (Hay-Smith, 2008).

Calidad
moderada

 

 

Ninguna de las mujeres en el grupo con EMSP informó de eventos adversos (un estudio) (Hay-Smith, 2008).

Calidad
moderada

 

 

Resumen de la evidencia

Buena
práctica
clínica
Durante la preparación al nacimiento se debe iniciar la práctica de ejercicios de suelo pélvico para reducir el riesgo de incontinencia urinaria en el futuro, instruyendo a las mujeres sobre cómo realizar ejercicios de contracción selectiva de los músculos del suelo pélvico, contracción perineal y abdominal, y el reconocimiento de la pelvis ósea y de su movilidad (Direcció General de Salut Pública, 2009).
Calidad
moderada
Las mujeres con incontinencia urinaria postnatal después del parto que realizaron EMSP tuvieron menos probabilidad que las mujeres que no recibieron tratamiento o recibieron la atención posnatal habitual de informar incontinencia urinaria 12 meses después del parto (RR 0,79; IC 95 % 0,70 a 0,90). La incontinencia fecal también se redujo a los 12 meses después del parto: las mujeres que realizaron EMSP tuvieron cerca de la mitad de la probabilidad de informar incontinencia fecal (RR 0,52; IC del 95 % 0,31 a 0,87). No se observaron eventos adversos debidos al EMSP (Hay-Smith, 2008).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Los estudios disponibles muestran una inconsistencia en sus resultados sin que se hayan podido identificar las razones que las originan.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Consistente con los resultados de otras RS sobre el EMSP para el tratamiento de la incontinencia urinaria en las mujeres (Hay-Smith, 2006; Imamura, 2010), parece que el EMSP es un tratamiento efectivo para la incontinencia urinaria y fecal en las mujeres después del parto. Aunque no hay suficientes pruebas acerca de los efectos y seguridad a largo plazo.
  3. No se identificaron estudios que analizasen los costes y uso de recursos o valores y preferencias de las gestantes.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada considerando que el EMSP es un tratamiento efectivo para la incontinencia urinaria y fecal en las mujeres después del parto. La fortaleza de las recomendaciones fue determinada por la calidad de la evidencia de los estudios es moderada y el balance entre beneficios y riesgos del EMSP es favorable a corto plazo.

Recomendaciones

Débil
Se sugiere iniciar la práctica de ejercicios de suelo pélvico durante la preparación al nacimiento para reducir el riesgo de incontinencia urinaria tras el parto.
Débil
Se sugiere realizar un programa de entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico en mujeres que presenten incontinencia urinaria o fecal después del parto.

6.5. Anticoncepción durante el puerperio

Preguntas a responder

  • ¿En qué momento se puede iniciar un tratamiento anticonceptivo tras el parto?
  • ¿Qué consideraciones especiales deben realizarse tras el parto según el tipo de anticonceptivo?

Inicio de la anticoncepción

Se localizó una guía de práctica clínica la RCOG británico (Royal College of Obstetricians and Gynecologists) (FSRHC, 2009) y dos revisiones sistemáticas, una de estudios observacionales que evalúa la recuperación de la fertilidad tras el parto (Jackson, 2011) y una segunda sobre la efectividad de la amenorrea por lactancia como método anticonceptivo (van der Wijden, 2003).

Una guía del RCOG británico (FSRHC, 2009) considera que durante los primeros 21 días tras el parto no se requiere ningún tipo de método contraceptivo. Las mujeres que persisten amenorreicas y que realizan lactancia materna exclusiva pueden evitar el uso de métodos contraceptivos hasta los 6 meses tras el parto.

Si se inicia un tratamiento anticonceptivo hormonal después de los 21días tras el parto se debe descartar embarazo. Una vez iniciado el tratamiento anticonceptivo se debe recomendar la abstinencia sexual o el uso de un método anticonceptivo adicional durante los primeros 7 días, o durante los dos primeros días en el caso de anticonceptivos con progestágenos solos.

Una revisión sistemática mostró los resultados de 4 estudios observacionales que evaluaron el periodo de tiempo entre el parto y la primera menstruación y la ovulación en mujeres no lactantes (Jackson, 2011). Se excluyeron los estudios en los que las mujeres recibieran tratamiento para suprimir la lactancia. Los estudios evaluaron la fecha de la primera menstruación a través de cuestionarios y de la primera ovulación a través de la determinación hormonal de progesterona o de la temperatura corporal. La primera menstruación tuvo lugar, de media, en un rango entre los 45 y los 64 días y la primera ovulación entre los 45 y 94 días. Hasta el 71 % de las menstruaciones fueron precedidas de ovulación y hasta el 60 % fueron potencialmente fértiles.

Calidad
baja

 

 

Una revisión Cochrane (van der Wijden, 2003) incluyó dos estudios de casos y controles y otros 10 estudios no controlados que evaluaron la efectividad de la amenorrea por lactancia como método anticonceptivo.

La tasa de embarazo a los 6 meses en las mujeres amenorreicas con lactancia materna exclusiva mostró un rango entre el 0,88 % y el 1,2 %, dependiendo del tipo de definición usada en el estudio original. Las definiciones incluidas consistieron en descartar cualquier sangrado antes del días 56 tras el parto; cualquier sangrado tras el parto separado al menos entre 10 y 14 días del sangrado del posparto inmediato y la percepción de la mujer de retorno a la menstruación.

La Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (MSPSI, 2011) contempla el puerperio como un periodo en el que se debe promover la salud de las mujeres y atender a los cambios físicos y emocionales propios de ese momento, facilitando el asesoramiento y los cuidados necesarios para su bienestar.

En este sentido, este periodo permite promover una visión amplia de la vivencia de la sexualidad, que no se centre en la actividad coital. Es importante que los/las profesionales sanitarios fomenten la creación de espacios de confianza en los que las mujeres y sus parejas puedan abordar sus vivencias respecto a la sexualidad, ofrecer un consejo contraceptivo adecuado y aclarar ideas erróneas sobre la sexualidad tras el embarazo.

Calidad
baja

 

 

Tipos de anticoncepción durante el puerperio

No se ha realizado una búsqueda bibliográfica específica para esta sección. Se realiza un resúmen narrativo a partir de la serie Faculty of Sexual and Reproductive Health Care del RCOG británico (Royal College of Obstetricians and Gynecologists). Para una correcta evaluación de la calidad de la evidencia se debería formular preguntas específicas para cada uno de los tipos de anticonceptivos que se consideren de interés en esta situación.

Por otro lado, los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS proporcionan una serie de recomendaciones sobre criterios médicos de elegibilidad, de los diferentes tipos de anticonceptivo (OMS, 2011). Aunque en este apartado se recogen las principales contraindicaciones recogidas en este documento, es aconsejable su consulta para individualizar la decisión de acuerdo con las características y antecedentes de cada mujer.

Anticonceptivos hormonales combinados (AHC)

Debido a que los parámetros de coagulación y fibrinólisis se normalizan aproximadamente a las 3 semanas tras el parto, los anticonceptivos hormonales combinados se pueden iniciar tras las 3 semanas en mujeres que no realizan lactancia materna, siempre que no existan contraindicaciones formales al tratamiento.

Los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS (OMS, 2011), desaconsejan en las mujeres que no amamantan a sus bebés el uso de AHC antes de los 21 días tras el parto, extendiendo el periodo hasta los 42 días tras el parto para las mujeres con algún factor de riesgo de tromboembolismo venoso. En mujeres lactantes desaconsejan el uso de los AHC hasta los 6 meses tras el parto.

El uso de los anticonceptivos hormonales combinados en mujeres que realizan lactancia materna no se contempla en la ficha técnica del producto aunque la guía del RCOG británico detalla que su uso entre las 6 semanas tras el parto y hasta los 6 meses en mujeres lactantes sólo se debe considerar si los otros métodos no pueden utilizarse.

Anticonceptivos orales con progestágenos

Los anticonceptivos orales con progestágenos pueden usarse en cualquier momento tras el parto tanto en mujeres que realizan lactancia materna como en las que no. Si se inicia este tipo de anticonceptivo a partir del día 21 tras el parto, se debe aconsejar el uso de un método anticonceptivo adicional al menos durante las primeras 48 horas y preferiblemente durante los primeros 7 días.

Los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS (OMS, 2011) indican que las mujeres lactantes solamente pueden usar este método cuando han transcurrido 6 semanas tras el parto, y no establecen restricciones para las madres que no amamantan.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Anticonceptivos inyectables con progestágenos

Los métodos inyectables se contraindican en los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS (OMS, 2011) para aquellas mujeres que están lactando al menos hasta 6 meses después del parto, y en mujeres que no amamantan se aconseja retrasar el incio del método más allá de los 42 días tras el parto.

En las mujeres que no realizan lactancia materna, los anticonceptivos inyectables con medroxiprogesterona se deben iniciar durante los primeros 5 días tras el parto. Aunque el uso de los anticonceptivos inyectables con medroxiprogesterona en mujeres que realizan lactancia materna no se contempla en la ficha técnica del producto, se puede considerar su inicio entre el día 21 y las 6 semanas tras el parto en el caso de riesgo de embarazo y no aceptación del uso de otros métodos anticonceptivos. Se debe advertir del riesgo de sangrado, sobretodo en el puerperio inmediato.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Implantes anticonceptivos con progestágenos

Los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS (OMS, 2011) indican que las mujeres lactantes pueden usar este método a partir de las 6 semanas posparto y en las mujeres que no lactan en cualquier momento tras el parto.

Aunque los anticonceptivos implantables con progestágenos no se asocian a un aumento de los sangrados, se debe advertir que se notifique cualquier caso para excluir otras causas.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Dispositivos intrauterinos

Debido a que la tasa de expulsión de los dispositivos intrauterinos puede ser más elevada si se realiza su inserción tras el parto y para reducir el riesgo de perforación, se sugiere su inserción a partir de las 4 semanas tras el parto. Su uso es adecuado independientemente del tipo de parto (vaginal o por cesárea) o de si s realiza lactancia materna o no. Los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS (OMS, 2011) no sugiere ninguna restricción a la inserción de un DIU cuando se realiza más allá de las 4 semanas tras el parto. En caso de que se realice una inserción de un dispositivo, antes de transcurrir 48 horas después del parto, se debe evitar el DIU liberador de levonorgestrel en mujeres que están amamantando.

Se debe informar a las mujeres a las que se vaya a insertar un dispositivo intrauterino de los signos de expulsión y que deben acudir a la consulta para su revisión o si se detectan problemas.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Métodos de barrera

Los condones (masculino o femenino) pueden usarse en cualquier momento tras el parto. Incluso en los casos en los que se esté utilizando otro método anticonceptivo se debe advertir de su uso correcto para evitar enfermedades de transmisión sexual.

Debido a los cambios anatómicos durante el puerperio, se aconseja el uso de los diafragmas a partir de las 6 semanas tras el parto. En el caso que la mujer quiera utilizar este método se le debe advertir que probablemente deba cambiar el tamaño del diafragma durante este periodo. En los casos en los que el diafragma no se pueda colocar correctamente, se debe usar otro tipo de método anticonceptivo. Se debe recomendar además el uso de dafragma con espermicida.

Los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS (OMS, 2011) no establecen ninguna contraindicación de este método tras el parto.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Esterilización

La esterilización masculina o femenina se considera un método anticonceptivo definitivo, por este motivo se debe proporcionar información detallada sobre el procedimiento (los inconvenientes y el potencial riesgo de embarazo) y de todos los otros métodos anticonceptivos adecuados en cada caso. Debe insistirse en que algunos métodos como los dispositivos intrauterinos o los implantes anticonceptivos tienen una tasa de embarazo similar a la esterilización femenina con la ventaja de que son reversibles. Se debe informar que la vasectomía se asocia a mayor eficacia y menores complicaciones en comparación con la ligadura de trompas.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Métodos de urgencia

La anticoncepción de urgencia con progestágenos orales puede usarse después del día 21 tras el parto, tanto en mujeres que realizan lactancia materna como en las que no.

Los dispositivos intrauterinos impregnados de cobre como la anticoncepción de urgencia con progestágenos orales pueden usarse durante el puerperio por lo que las mujeres deben recibir información sobre estos métodos además de informar de que no se requieren en el caso de una relación coital desprotegida antes del día 21 tras el parto.

Los dispositivos intrauterinos impregnados de cobre no deben insertarse antes del día 28 tras el parto. En el caso de una relación coital desprotegida entre el día 21 y 27 tras el parto, estos dispositivos puede utilizarse entre el día 28 y hasta el día 33 tras el parto. El dispositivo puede permanecer hasta el siguiente periodo menstrual o bien ser utilizado como método anticonceptivo –sin retirarse y según el tipo- hasta 5 años.

Antes de indicar un método anticonceptivo de urgencia se debe discutir con la mujer sobre los potenciales riesgos en caso de presentar un embarazo aún no detectado y por lo que se recomienda una visita de seguimiento a partir de la tercera semana de una relación coital desprotegida.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Método MELA

El empleo de la lactancia como protectora contra embarazos no deseados se conoce como el método MELA. Este método puede iniciarse inmediatamente tras el parto, y conlleva la asociación de las siguientes condiciones:

  • Que la lactancia se realice todo o prácticamente duranto todo el día y la noche.
  • amenorrea,
  • y un tiempo inferior a 6 meses desde el último parto.

La guía publicada por la Faculty of Sexual & Reproductive Healthcare de Reino unido (Postnatal Sexual and Reproductive Health) (FSRH, 2009) recomienda que las mujeres que decidan elegir este método deberían ser informadas de que la eficacia de este método decrece cuando la frecuencia de la lactancia disminuye, cuando aparece la menstruación o cuando transcurren más de 6 meses después del parto.

Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
baja
La mayoría de las mujeres presentan la primera ovulación y la primera menstruación más allá de los primeros 45 días tras el parto. (Jackson, 2011)
Calidad
baja
La tasa de embarazos a los 6 meses de las mujeres que realizan lactancia materna exclusiva y persisten amenorreicas es inferior al 1,2%. (Van der Wijden, 2003)
Otras
guías
de
práctica
clínica
El puerperio supone una oportunidad para que profesionales sanitarios y las mujeres y sus parejas creen un espacio propicio para abordar de una manera adecuada los consejos sobre la anticoncepción y las vivencias sobre la sexualidad (MSPSI, 2011).
Otras
guías
de
práctica
clínica
Los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS proporcionan una serie de recomendaciones sobre criterios médicos de elegibilidad, destinadas a ofrecer una orientación sobre qué indicaciones tienen los diferentes tipos de anticonceptivo ante determinadas circunstancias (OMS, 2011).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. La literatura valorada en este apartado corresponde a estudios observacionales y en ningún caso se ha podido considerar aumentar la calidad de la evidencia.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Se ha considerado la población de mujeres que no presentan riesgo de trasmitir o adquirir una enfermedad de transmisión sexual. Si presentan factores de riesgo, la decisión clínica debe basarse en la elección del método más eficaz para evitar la transmisión de enfermedades y no basarse en el tiempo hasta la introducción de métodos contraceptivos.
  3. No se identificaron estudios que analizasen los costes y uso de recursos o valores y preferencias de las gestantes.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada considerando que la literatura disponible muestra que la gran mayoría de las mujeres que no realizan lactancia materna, no son fértiles antes de los 21 días. Entre las mujeres que realizan lactancia materna exclusiva y que persisten amenorreicas hasta los 6 meses, el riesgo de embarazo es bajo. Esto determinó la fortaleza de las recomendaciones.

Recomendaciones

Se sugiere que los/las profesionales sanitarios promuevan durante el puerperio espacios en los que se pueda tratar con las mujeres y sus parejas aspectos relacionados con el consejo contraceptivo y la vivencia de la sexualidad en esta etapa.
Se sugiere consultar los “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos” de la OMS para individualizar la elección del método anticonceptivo más adecuado de acuerdo con las características y antecedentes de cada mujer.
Fuerte
En mujeres que desean planificar sus futuros embarazos y que no mantienen lactancia materna exclusiva se recomienda informar sobre la necesidad de anticoncepción y la introducción del método que mejor se adapte a su situación, a partir de los 21 días tras el parto.
Débil
En las mujeres sin riesgo de transmitir o adquirir una infección de transmisión sexual, se sugiere recomendar el metodo lactancia-amenorrea (MELA) hasta los 6 meses tras el parto siempre que persista la amenorrea y se realice lactancia materna exclusiva.

6.6. Salud mental durante el puerperio

Preguntas a responder

  • ¿Cuáles son las herramientas con un mejor rendimiento en la detección de transtornos mentales durante el puerperio?
  • ¿El contacto de la madre con otras redes de madres y grupos de apoyo reduce el riesgo de problemas mentales y depresión posparto?

Herramientas para la detección de trastornos mentales durante el puerperio

Para responder esta pregunta clínica se han valorado una RS sobre el rendimiento diagnóstico de dos preguntas de despistaje de la depresión posparto (Mann, 2011) y un informe de evaluación de tecnologías sanitarias sobre los métodos disponibles para identificar a las mujeres con riesgo de depresión posparto (Hewitt, 2009).

Una RS de la literatura (Mann, 2011) identificó un estudio de cohortes en el que se comprobó el rendimiento diagnóstico de dos preguntas sencillas realizadas a las mujeres tras el parto para discriminar el riesgo de depresión posparto. Estas dos preguntas se incluyen en la GPC del NICE para detectar a las mujeres con riesgo de depresión posparto, y están formuladas de la siguiente manera:

  • ‘Durante el último mes, ¿se ha preocupado porque con frecuencia se sentía triste, deprimida o sin esperanza?’
  • ‘Durante el último mes, ¿Se ha preocupado porque con frecuencia sentía poco interés por realizar actividades y además no sentía que le proporcionaran placer?’

Si se responde ‘sí’ a ambas preguntas, se sugiere hacer una última pregunta: ‘¿Cree que este sentimiento requiere de apoyo o ayuda?. El estudio incluido en la RS de Mann (2011) comprobó el rendimiento diagnóstico de las dos preguntas iniciales para diagnosticar depresión, estableciendo como prueba de referencia la entrevista clínica estructurada del DSM-IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), en 506 mujeres de una media de edad de 29 años que acudían a su visita de control postpato.

Se ha identificado un informe de evaluación de tecnologías sanitarias (Hewitt, 2009) que evaluó los métodos disponibles para identificar a las mujeres con riesgo de depresión posparto, la aceptabilidad de estos métodos, su eficacia para mejorar los resultados de las madres y sus hijos, y realizó una evaluación económica sobre su uso. Este informe también se valoró para responder la pregunta sobre las herramientas de detección de trastornos mentales durante el embarazo, apartado en el que se describen las características de este documento.

De los 64 estudios incluidos en la RS sobre el rendimiento de los métodos disponibles para detectar a mujeres con riesgo de depresión posparto, 53 se centraron en la evaluación tras el parto del riesgo de depresión (incluyendo a 10.651 mujeres). Los estudios mostraron en su mayoría estar libres de sesgos importantes aunque la mitad de ellos no fueron suficientemente explícitos en la descripción de la manera en que se seleccionaron a las participantes en los estudios, el momento en que se administraba el instrumento de medida, o si la puntuación del instrumento evaluado se hacía sin conocimiento de la puntuación en el valor de referencia. Los estudios se desarrollaron en un periodo de 20 años en un número muy variado de países e incluían a un porcentaje de mujeres con depresión posparto que varió entre el 0,3 y el 76 % según el criterio diagnóstico de referencia, que generalmente fueron los criterios del DSM.

En total se evaluaron 13 instrumentos en estos estudios, pero el Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS) fue el que se evaluó en la gran mayoría de estudios (48). Esta escala dispone de una versión validada en lengua española que se incluye en el Anexo 5 (Garcia-Esteve, 2003). El resto de instrumentos evaluados fueron: Beck Depression Inventory (BDI, 10 estudios), Postpartum Depression Screening Scale (PDSS, 5 estudios), General Health Questionnaire (GHQ, 4 estudios), Zung’s Self-rating Depression Scale (SDS, 2 estudios), y el HRSD, MADRS, Raskin, SCL-90-R y EPDS– GHQ evaluados en un estudio cada uno.

En 21 estudios se valoró el rendimiento de 8 herramientas diferentes para el diagnóstico de la depresión mayor (EPDS, 18 estudios; PDSS, 3; BDI, 4; y MADRS, Raskin, SCL-90-R, y Zung SDS, un estudio cada escala). En otros 35 estudios se avaluaron las mismas herramientas para el diagnóstico tanto de una depresión mayor como menor, aunque solamente los 28 estudios sobre la EPDS ofrecieron suficientes datos como para realizar un análisis conjunto de los resultados. Los estudios considerados no evaluaron otros trastornos mentales.

La RS de Mann (2011) mostró que las dos preguntas de cribado de depresión posparto tuvieron una sensibilidad del 100 % (IC 95 % 0,79 a 1) y por lo tanto un valor predictivo negativo del 100 % (IC 95 % 0,98 a 1) tanto al mes como 9 meses tras el parto. Estos resultados significarían que se podría descartar con seguridad que una mujer que respondiera que “no” a ambas preguntas tuviera depresión posparto.

Sin embargo el valor predictivo positivo de las dos preguntas fue solamente del 11% (IC 95 % 0,07 a 0,17) al mes o del 15 % (IC 95 % 0,11 a 0,19) a los 9 meses tras el parto, lo que significaría que hasta en el 98% de las mujeres que responden afirmativamente a la preguntas se diagnosticarían incorrectamente.

Calidad
baja

 

 

La sensibilidad de los instrumentos para la detección de la depresión mayor en mujeres tras el parto osciló entre 0,60 (IC 95 % 0,47 a 0,71) y 0,96 (IC 95 % 0,90 a 0,98) y la especificidad entre el 0,45 (IC 95 % 0,26 a 0,66) y 0,97 (IC 95 % 0,92 a 0,99). Para el punto de corte óptimo del diagnóstico de depresión mayor en el EPDS de 12 puntos, en términos de sensibilidad y especificidad, se estimó que la escala tenía una sensibilidad y especificidad de 0,86 (IC 95 % 0,81 a 0,89) y 0,87 (IC 95 % 0,80 a 0,92) respectivamente. Un análisis de sensibilidad mostró que la herramienta mostró una mayor capacidad de discriminación cuando se administraba en las 6 primeras semanas tras el parto.

Los instrumentos de medida mostraron una sensibilidad y especificidad muy variables para la detección tanto de la depresión menor como mayor (sensibilidad entre 0,31 (IC 95 % 0,19 a 0,47) y 0,91 (IC 95 % 0,80 a 0,96); especificidad entre 0,67 (IC 95 % 0,57 a 0,76) a 0,99 (IC 95 % 0,98 a 0,99). El punto de corte óptimo para el diagnóstico de depresión posparto tanto mayor como menor en la escala EPDS se estableció en los 10 puntos en los que la escala mostró una sensibilidad y especificidad del 0,82 (IC 95 % 0,76 a 0,86) y 0,86 (IC 95 % 0,79 a 0,91) respectivamente.

Calidad
moderada

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
baja
El uso de dos preguntas sencillas tras el parto para el cribado de la depresión posparto, han mostrado un muy buen rendimiento para poder descartar este problema en aquellas mujeres que contestan negativamente a ambas preguntas, pero tienen un porcentaje muy considerable de falsos positivos en las mujeres que responden afirmativamente (Mann, 2001).
Calidad
moderada
El Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS) es la escala más evaluada en el diagnóstico de la depresión posparto, siendo el que ha mostrado un mejor rendimiento para la detección de mujeres con depresión menor o mayor tras el parto (Hewitt, 2009). Esta escala dispone de una versión validada en lengua española que se incluye en el Anexo 5 (Garcia-Esteve, 2003).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. La calidad de la evidencia relacionada con el uso de las dos preguntas de despistaje de la depresión posparto se ha bajado por la imprecisión de los resultados. El único estudio disponible que ha evaluado el rendimiento de esta prueba solamente consiguió evaluar al 33 % de las participantes lo que puede afectar a una estimación poco fiable. La literatura disponible sobre el rendimiento de la Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS) para la identificación de mujeres con riesgo de sufrir una depresión posparto es de calidad moderada debido la alta variabilidad entre los resultados de los estudios (con valores de I2 superiores al 70 %).
  2. Balance entre beneficios y riesgos. La identificación de las mujeres con riesgo de depresión posparto puede garantizar el correcto abordaje de este trastorno afectivo derivando en un impacto sobre la mujer y la relación establecida con sus hijos y su entorno. No se derivan efectos indeseados relevantes de realizar un cribado de estas características, más allá del impacto que pueda tener la determinación de falsos positivos.
  3. Costes y uso de recursos. El informe de evaluación de tecnologías sanitarias de Hewitt (2009) realizó una RS de la literatura para identificar estudios de evaluación económica, sin encontrar estudios. Los autores elaboraron su propio modelo analítico (Paulden, 2009). El modelo incluyó los costes derivados de los cuestionarios, el tratamiento de las mujeres diagnosticadas, y aquellos derivados del diagnóstico incorrecto, con datos obtenidos de las fuentes de referencia de costes del NHS. El modelo analítico se diseñó a partir de simulaciones Monte Carlo. El estudio estimó un QALY de 0,8461 para los cuidados rutinarios, de 0,8468 para el cribado con el BDI, y de 0,8461 o de 0,8472 para el cribado con el EPDS dependiendo del punto de corte establecido para el diagnóstico de depresión. Los costes estimados fueron de 49,29 libras para los cuidados rutinarios, 121,51 libras para el cribado con el BDI, y entre 73,49 y 215,05 libras para el cribado con el EPDS. Al considerar a los cuidados rutinarios como la estrategia de referencia, el coste incremental por QALY más favorable fue el de 41,1 libras derivadas de usar el EPDS con un punto de corte de 16 puntos (el resto de valores oscilaron entre las 49,9 y las 272,46 libras). La probabilidad de que los cuidados de rutina fueran los más coste-efectivos fueron del 87 % con una referencia de 20.000 libras por QALY y del 58 % con la referencia de 30.000 por QALY. Los autores concluyeron que estos datos no mostraban que la identificación rutinaria sea coste efectiva para los parámetros del sistema sanitario británico. Aunque no se han identificado estudios al respecto, debe valorarse la carga de trabajo que implica en el seguimiento rutinario de las mujeres embarazadas así como la disponibilidad de personal sanitario capacitado para una correcta evaluación.
  4. Valores y preferencias de las gestantes. El informe de evaluación de tecnologías sanitarias de (Hewitt, 2009ª) y una publicación posterior de sus resultados (Brealey, 2010) desarrollaron una RS sobre estudios cualitativos y estudios observacionales que valoraran la aceptabilidad de la escala EPDS entre las gestantes y los/las profesionales sanitarios. Los resultados de 16 estudios, sintetizados desde un enfoque narrativo y textual, mostraron que en general el EPDS es aceptado por las mujeres y los/las profesionales sanitarios, aunque existen algunos factores a tener en cuenta relacionados con su administración. Las mujeres necesitan sentirse cómodas en el proceso de cribado del riesgo de depresión posparto, por lo que es importante que el test lo administre una persona con la que tenga un vínculo establecido y sea su confianza, a ser posible dándole la posibilidad de completarlo en el hogar. La revisión puso de manifiesto que las mujeres expresaban su dificultad para responder al último ítem del instrumento relacionado con la posibilidad de conductas autolesivas.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada teniendo en cuenta el amplio número de estudios que han evaluado el rendimiento diagnóstico de la EPDS y sus buenos resultados de sensibilidad, se formula una recomendación a favor de su uso. Se realiza una recomendación a favor de realizar las dos preguntas de cribado dado que ha mostrado un valor predictivo negativo del 100 %, siendo una buena herramienta de triaje. En relación a las dos preguntas oportunistas para el despistaje de la depresión, a pesar de los resultados de la RS Mann (2011) que muestran un valor predictivo negativo del 100 % de las dos preguntas, éstos se basan en un solo estudio que sólo pudo evaluar un tercio de la muestra inicial de interés. La alta tasa de falsos positivos provoca que se proponga la prueba como un triaje de aquellas mujeres que requerirían una evaluación más detallada. Los beneficios que se pueden derivar del correcto diagnóstico de una mujer con depresión tras el parto justifican la formulación de una recomendación fuerte para el empleo de la escala EPDS.

Recomendaciones

Débil
Se sugiere que en las diferentes visitas con la mujer tras el parto se le realicen las siguientes preguntas para identificar la posibilidad de una depresión posparto:
“Durante el último mes, ¿se ha preocupado porque con frecuencia se sentía triste, deprimida o sin esperanza?”
“Durante el último mes, ¿se ha preocupado porque con frecuencia sentía poco interés por realizar actividades y además no sentía que le proporcionaran placer?”
Débil
Se sugiere no continuar con el diagnóstico de depresión posparto si la mujer contesta negativamente a las preguntas.
Fuerte
Se recomienda utilizar la escala Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS, Anexo 5) para confirmar el diagnóstico de la depresión tras el parto en las mujeres que hayan respondido afirmativamente a las preguntas.
Se sugiere tomar como punto de referencia para el diagnóstico de depresión posparto una puntuación de más de 12 puntos en la EPDS.
Débil
Se sugiere el empleo de la escala EPDS en las seis primeras semanas tras el parto para asegurar que se discrimina correctamente el riesgo de depresión de las mujeres.

Grupos de apoyo durante el puerperio

Se ha localizado una RS Cochrane (Dennis, 2004) que evaluó el efecto de las intervenciones psicosociales y psicológicas en el riesgo de padecer depresión posparto.

También se han incluido dos ECAs adicionales publicados con posterioridad a la fecha de búsqueda de la RS (PRIMS, 2006; Dennis, 2009). El estudio PRISM (Lumley, 2006) es un ECA comunitario que evaluó el efecto de un programa de recursos, información y soporte para madres en la reducción de la depresión y en la mejora de la salud física 6 meses después del parto. El ECA de (Dennis, 2009) evaluó la eficacia del apoyo por pares en la prevención de la depresión posparto en mujeres con un riesgo elevado.

Intervenciones psicosociales en la prevención de la depresión posparto.

Una RS Cochrane (Dennis, 2004) evaluó el efecto de las intervenciones preventivas psicológicas y psicosociales en comparación con el cuidado habitual en el riesgo de sufrir depresión posparto.

Para esta pregunta clínica se tuvieron en cuenta los estudios que evaluaron las intervenciones psicosociales (8 ECA, 5.908 participantes). Las intervenciones consideradas en estos estudio fueron: clases preparto y posparto (3 ECA), visitas a domicilio por parte de profesionales sanitarios (2 ECA), visitas a domicilio por trabajadores comunitarios de apoyo postnatal (1 ECA), cuidado continuado en el hospital (1 ECA), seguimiento precoz posparto (1 ECA). Si bien estas intervenciones no pueden considerarse estrictamente como contacto de la madre con otras redes de madres y grupos de apoyo, se trata de los únicos estudios disponibles que han evaluado la eficacia de intervenciones psicosociales en la prevención de problemas de salud mental de las madres.

Clases preparto y posparto frente a cuidados habituales

La RS Dennis (2004) incluyó 2 ECA (Brugha, 2000; Stamp, 1995) que valoraron la eficacia de las clases preparto y posparto en comparación con el cuidado habitual (311 participantes). Ambos estudios incluyeron mujeres con riesgo de sufrir depresión posparto, por lo que sus resultados podrían no tener una aplicación directa en mujeres sin riesgo. En (Stamp, 1995) se realizaron sesiones en grupo dirigidas por comadronas (2 sesiones preparto y una posparto) y en (Brugha, 2000) una enfermera entrenada y un terapeuta ocupacional realizaron 6 clases preparto y una reunión posparto.

No hubo diferencias en el número de participantes en los estudios con sintomatología depresiva entre ambos grupos de estudio (RR 1,02; IC 95% 0,61 a 1,72). Los dos estudios no utilizaron la misma definición de depresión posparto: Stamp (1995) definió la presencia de sintomatología depresiva a partir de una puntuación mayor de 12 en la escala Edimburgh Postnatal Depression Scale (EPSD); en cambio Brugha (2000) utilizó el punto de corte de 10 de la misma escala.

Visitas domiciliarias posparto por profesionales sanitarios frente a cuidados habituales

Calidad
muy baja

 

 

La misma RS incluyó 2 ECAs (1.663 mujeres) que evaluaron la eficacia de la realización de visitas domiciliarias posparto por parte de profesionales sanitarios [(profesionales de enfermería en Armstrong (1999) y comadronas en MacArthur (2002).

A las 16 semanas después del parto, se observó que las visitas domiciliaras redujeron el riesgo de presentar sintomatología depresiva en un 32 % (RR 0,68; IC 95 % 0,55 a 0,84). Ambos estudios definieron la presencia de sintomatología depresiva como una puntuación mayor de 12 en la escala EPDS.

Visitas domiciliarias posparto por profesionales no sanitarios frente a cuidados habituales

Calidad
baja

 

 

Un ECA (Morrell, 2000; 623 participantes) evaluó la eficacia de las visitas domiciliarias posparto por parte de comadronas comunitarias y una trabajadora comunitaria, sin que se observaran diferencias en la sintomatología depresiva (puntuación EPDS>12) a las 24 semanas posparto entre el grupo de mujeres tratadas y el grupo que recibió cuidado habitual (RR 0,89; IC 95 % 0,62 a 1,27).

Cuidados continuados frente a cuidados habituales

Calidad
muy baja

 

 

Un estudio (Waldestrom, 2000, n=1.000) comparó la administración de cuidados preparto y posparto de forma continuada en el hospital por parte de un equipo de comadronas con el cuidado habitual, sin encontrar diferencias en la sintomatología depresiva de las madres (RR 1,34; IC 95 % 0,97 a 1,85).

Calidad
baja

 

 

Apoyo telefónico por pares frente a cuidados habituales

Un ECA evaluó la efectividad del apoyo telefónico por pares en la prevención de la depresión posparto. El estudio incluyó 701 mujeres en las dos primeras semanas tras el parto que presentaban un riesgo elevado de sufrir depresión posparto. El criterio para definir el riesgo de las mujeres de sufrir una depresión posparto fue el de tener una puntuación mayor de 9 puntos en la escala EPDS entre las 24 y 48h después del parto. Las mujeres se aleatorizaron a un grupo control que recibió cuidados habituales o bien los mismos cuidados junto con contacto telefónico por parte de mujeres voluntarias que habían sufrido y superado una depresión posparto. El contacto telefónico debía iniciarse entre las 48 y las 72h después de la aleatorización y consistía en un mínimo de 4 contactos telefónicos y posteriormente la interacción se realizaba según se considerase necesario. Todas las mujeres incluidas presentaban un riesgo elevado de padecer depresión posparto: un 38 % de las mujeres del grupo intervención y un 41 % de las del grupo control ya presentaban una puntuación EPDS superior a 12 al inicio del estudio. Se pudo objetivar el inicio de la intervención en el 94 % de las mujeres del grupo intervención.

A las 12 semanas después del parto, las mujeres del grupo intervención tenían una menor probabilidad de presentar síntomas de depresión posparto en comparación con las del grupo control (porcentaje de mujeres con puntuación EPDS >12: 14 % frente a 25 %; OR 2,1; IC 95 % 1,38 a 3,20; NNT=8). La puntuación media del EPDS fue inferior en el grupo intervención en comparación al control: 7,93 (DE 4,68) vs 8,89 (DE 5,24).

A las 12 semanas, las mujeres del grupo intervención también presentaron un menor riesgo de tener una puntuación >44 en el cuestionario de ansiedad STAI: 21 % frente a 27 %; OR 1,44; IC 95 % 0,99 a 2,10) aunque no hubo diferencias en las puntuaciones medias (35,10 (DE 11,85) frente a 36,88 (DE 12,84); p=0,08).

No hubo diferencias en la puntuación media de la escala de soledad UCLA a las 12 semanas posparto entre el grupo intervención.

Calidad
muy baja

 

 

Estrategias para facilitar que las madres entablen amistad

El estudio PRISM (Lumley, 2006) es un ECA comunitario que evaluó el efecto del programa PRISM (Program of Resources, Information and Support for Mothers) en la reducción de la depresión y en la mejora de la salud física de las mujeres seis meses después del parto.

Este estudio incluyó 18.555 mujeres de 16 distritos rurales y urbanos del estado australiano de Victoria. Se aletorizaró a cada uno de los distritos a aplicar o no el programa PRISM. Este programa tenía objetivos a nivel de la atención primaria y a nivel comunitario. Entre otras muchas estrategias clave del programa, destacaba el soporte madre-madre basado en el principio de entablar amistad. Estas estrategias no se basaban en la participación en grupos, sino en aumentar las posibilidades de que las mujeres hicieran amigos mediante lugares para encontrarse, actividades que permitían conocer gente, a través de un facilitador (ej. una enfermera de salud materno-infantil) u otros grupos comunitarios que ofrecían vínculos mutuos y recíprocos.

Los resultados se evaluaron mediante cuestionarios enviados por correo postal a los 6 meses (respuesta de un 61,6 % de las mujeres del grupo intervención y un 60,1 % de las del grupo control). Se observó que este programa no tuvo ningún efecto en la reducción de la prevalencia de depresión posparto: la proporción de mujeres con depresión probable (EPDS =13) fue de 15,7 % y 14,9 % (grupos intervención y control respectivamente) (OR 1,06; IC 95 % 0,91 a 1,24). Tampoco hubo diferencias en la puntuación media del EPDS (6,9 (DE 0,11) frente a 6,8 (DE 0,11); DM 0,08; p=0,61).

Calidad
baja

 

 

Resumen de la evidencia

Intervenciones psicosociales en la prevención de la depresión posparto. Los estudios disponibles sugieren que en términos generales las intervenciones psicosociales en comparación con los cuidados habituales no reducen de manera significativa el número de mujeres que desarrollan una depresión posparto, con excepción del apoyo intensivo posparto prestado por parte de profesionales sanitarios.
Calidad
muy
baja
Clases preparto y posparto.
Las intervenciones consistentes en clases preparto y posparto dirigidas a mujeres con riesgo elevado de padecer depresión posparto no tienen un efecto en la prevención de esta patología en comparación con los cuidados habituales.
Calidad
baja
Visitas domiciliarias posparto por parte de profesionales sanitarios.
Las visitas domiciliarias posparto por parte de profesionales sanitarios (personal de enfermería y comadronas) en comparación al cuidado habitual reduce el riesgo de presentar sintomatología depresiva a las 16 semanas después del parto.
Calidad
muy
baja
Visitas domiciliarias posparto por parte de profesionales no sanitarios.
Las visitas domiciliarias posparto por parte de profesionales no sanitarios no tienen un efecto en la reducción de la depresión posparto.
Calidad
baja
Cuidados continuados preparto y posparto.
La administración de cuidados continuados preparto y posparto durante la estancia hospitalaria por parte de un equipo de comadronas no ha mostrado un efecto en la reducción de la depresión posparto en comparación con el cuidado habitual
Calidad
muy
baja
Apoyo telefónico por pares.
El apoyo telefónico a madres con riesgo elevado de sufrir depresión posparto por parte de voluntarias que han padecido y superado esta patología, reduce a la mitad el riesgo de presentar síntomas de depresión posparto. Esta intervención no tuvo ningún efecto en comparación con el cuidado habitual en la reducción de la ansiedad o la soledad.
Calidad
baja
Estrategias para entablar amistad.
La combinación de intervenciones en atención primaria y comunitaria, entre las que destacan las estrategias para facilitar establecer amistad por parte de las madres, no son efectivas en la prevención de la depresión posparto.

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Las principales causas que limitan la confianza en los resultados son por un lado las limitaciones metodológicas de algunos estudios y por otro, los resultados poco precisos. Esto se debe al bajo número de eventos de los estudios y a la imposibilidad de poder combinar sus resultados debido a la variabilidad de las intervenciones evaluadas, de las poblaciones incluidas (mujeres con o sin riesgo elevado de padecer depresión posparto) así como los diferentes criterios diagnósticos aplicados en los distintos estudios (a pesar de utilizar la misma escala, EPDS, los estudios no coinciden en el umbral para considerar que existen síntomas de depresión posparto). También es de destacar que la mayor parte de la evidencia disponible es indirecta y proviene de estudios que evalúan intervenciones psicosociales pero que no encajan con la definición de intervenciones basadas en el contacto de las madres con otras redes de madres o grupos de apoyo. En algún caso los estudios han incluido a mujeres con alto riesgo de sufrir depresión posparto.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. No se han identificado estudios que valoren los riesgos asociados a las intervenciones dirigidas a facilitar el contacto de las madres con otras redes de madres o grupos de apoyo. A priori, no parece que exista un riesgo aparente en la aplicación de este tipo de intervenciones.
  3. Costes y uso de recursos. Un estudio (Petrou, 2006) evaluó el coste-efectividad de una intervención preventiva dirigida a mujeres con riesgo elevado de desarrollar depresión posparto (asesoramiento y apoyo específico a la relación madre-hijo) en comparación con cuidado habitual en atención primaria. Las mujeres del grupo intervención padecieron síntomas depresivos durante menos tiempo que las mujeres del grupo control (media de 2,21 meses vs. 2,7 meses), aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa (p=0,41). Los costes sanitarios y sociales se estimaron en 2.396,9 libras esterlinas por pareja madrehijo en el grupo de la intervención preventiva y en 2.277,5 £ en el grupo de cuidado habitual, con una diferencia media de coste de 119,5 £ (IC 95 % -535,4 a 784,9; p=0,72). La intervención preventiva resultó en un incremento no significativo de la media de meses libres de depresión posparto y en un incremento no significativo de los costes sociales y sanitarios, resultando en un coste incremental por mes libre de depresión de 43,1 £. Asumiendo una disposición a pagar de 1.000 £ por mes libre de depresión posparto, la probabilidad de que la intervención preventiva sea coste-efectiva es de 0,71.
  4. Valores y preferencias de las gestantes. En el ECA Dennis (2009) que evaluó el efecto del soporte por pares en la prevención de la depresión posparto, se realizó una encuesta transversal a las participantes para describir sus percepciones sobre la intervención recibida. Las percepciones maternas se evaluaron a las 12 semanas posparto mediante el inventario validado de evaluación de soporte por pares (PSEI. Dennis, 2003). La evaluación fue contestada y enviada por un 63,3 % (n=221) de las mujeres del grupo intervención. Las mujeres describieron un elevado porcentaje de cualidades positivas de relación como la confianza (82,6 %) y la aceptación percibida (79,1 %). La mayoría de las mujeres (80,5 %) indicaron que estaban muy satisfechas con la experiencia de apoyo de pares. La satisfacción materna se asoció con el número y la duración de los contactos.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada teniendo en cuenta que las intervenciones psicosociales, excepto las visitas domiciliarias por parte de profesionales sanitarios, y las estrategias para facilitar el establecimiento de amistades no tienen ningún efecto en la prevención de la depresión posparto. Parece que el soporte telefónico por pares en mujeres que ya presentan síntomas depresivos a las 24-48 h posparto reduce el riesgo de sufrir depresión posparto pero no tiene ningún efecto en las escalas de ansiedad y soledad. La aparente ausencia de riesgos y los valores y preferencias de las pacientes son factores que se consideran para realizar una recomendación fuerte. Sin embargo, no se dispone de estudios de costes de todas las intervenciones y además, la información disponible del único estudio de costes identificado no muestra una relación coste-efectividad claramente favorable. Esto, junto con una calidad de la evidencia baja y una eficacia limitada a una única intervención aplicada a mujeres que ya presentan sintomatología depresiva, condicionan una recomendación débil, debido en parte a la limitada aplicabilidad de los resultados de los ensayos que incluyeron a mujeres con alto riesgo de depresión.

Recomendación

Se sugiere la realización de grupos posparto en Atención Primaria, que ofrezcan apoyo psicológico durante el puerperio y refuercen la adquisición de los conocimientos y habilidades que ya se han trabajado en los grupos de preparación al nacimiento durante el embarazo.

6.7. Lactancia

Preguntas a responder

  • ¿Qué prácticas favorecen la instauración de la lactancia materna durante el puerperio?
  • ¿Qué prácticas favorecen el mantenimiento de la lactancia materna durante el puerperio?
  • ¿Cuál es el tratamiento más adecuado para las grietas en el pezón, la ingurgitación mamaria y la mastitis?

Prácticas para favorecer la instauración de la lactancia materna

Se identificaron 4 RS (Ingram, 2010; Pate, 2009), de las cuales 2 eran RS Cochrane (Dyson, 2007; Lumbiganon, 2011).

Lumbiganon (2011) tuvo como objetivo evaluar la efectividad de diferentes esquemas de educación prenatal sobre la lactancia materna (LM) para fomentar su inicio y continuidad. El objetivo de la revisión Dyson (2007) fue evaluar la efectividad de intervenciones para fomentar la LM previas a su inicio. Esta RS evaluó los resultados en términos del número de mujeres que comenzaban a lactar. La revisión Ingram (2010) evaluó el efecto de la asistencia prenatal por pares en el inicio de la LM. El objetivo de la revisión de Pate (2009) fue determinar la probabilidad de una LM exitosa comparando intervenciones basadas en las tecnologías de la información frente a intervenciones presenciales.

Intervenciones para promover el inicio de la LM

La revisión de Dyson (2007) identificó 11 estudios (1.553 mujeres) que evaluaron el efecto de la intervención en términos del número de mujeres que iniciaron la LM. Nueve estudios fueron conducidos en USA, uno en Australia y uno en Nicaragua. En nueve estudios participaron mujeres con bajos ingresos.

Las intervenciones medidas fueron: educación en salud en mujeres embarazadas (5 ECA), asistencia por pares (1 ECA), programas de promoción de la lactancia materna (1 ECA), contacto temprano con el binomio madre-hijo (1 ECA).

Educación en salud en mujeres embarazadas

Un análisis combinado de los resultados de 5 ECA mostró que comparadas con los cuidados de rutina, las intervenciones en educación en salud en mujeres embarazadas incrementan de manera estadísticamente significativa la proporción de mujeres que comienzan a lactar (5 ECA, 582 mujeres; RR 1,57;

IC 95 % 1,15 a 2,15). Las intervenciones evaluadas en estos estudios consistían en actividades formales y estructuradas en las que se trataba con las mujeres diferentes aspectos sobre la lactancia materna. Las intervenciones tuvieron formatos muy variados que iban desde una única sesión hasta programas más largos de hasta 4 sesiones, con una duración de entre 15 y 40 minutos. En la mayoría de los casos, los talleres los conducía una persona experta en lactancia, que adaptaba las sesiones a las necesidades y dudas de las mujeres. Algunas de las intervenciones se complementaron con folletos informativos.

Teniendo en cuenta que los resultados presentaron un moderada heterogeneidad (I2=53,4 %), se realizaron dos análisis de subgrupos para evaluar el efecto de repetir la intervención de acuerdo a las necesidades de la mujer, y para comparar diferentes modalidades de las sesiones de educación (genérica a partir de manuales, o lecturas, formal impartida por un asistente, e individuales). En ambos análisis de subgrupos desapareció la heterogeneidad. En el grupo de mujeres que había repetido la intervención se observó que iniciaban la lactancia en mayor medida (2 ECA, 162 mujeres; RR 2,40; IC 95 % 1,57 a 3,66; I2=7 %). Sin embargo, no se observaron diferencias significativas al comparar las diferentes modalidades en el número de mujeres que iniciaron la LM (3 ECA, 420 mujeres; RR 1,26; IC 95 % 1,00 a 1,60; I2=0 %). Estos resultados deben ser considerados con precaución debido a la variabilidad entre los estudios (por ejemplo, en las definiciones de los cuidados de rutina, y los métodos, contenidos y duración de las intervenciones evaluadas) (Dyson, 2007).

Asistencia por pares para que las mujeres consideren lactar

Calidad
baja

 

 

Comparado con los cuidados de rutina, la asistencia por pares prenatal, perinatal y postnatal mostró ser efectiva para incrementar la tasa de inicio de LM, en un ECA que incluyó mujeres predominantemente latinas en Estados Unidos (1 ECA; 165 mujeres; RR 2,02; IC 95 % 2,63 a 6,14). Los pares fueron mujeres de la comunidad que habían completado la escuela superior, habían lactado durante 6 meses y habían recibido 30 horas de entrenamiento reglado. Los servicios de asistencia incluían, por lo menos, una visita prenatal en casa, visitas diarias posparto durante la hospitalización y por lo menos 3 visitas en casa. El estudio mostró que las mujeres que tenían el papel de pares no tuvieron la adherencia con el protocolo esperada, particularmente en las visitas a casa (Dyson, 2007; Ingram ,2010).

Packs promocionales para fomentar la lactancia

Calidad
moderada

 

 

Un ECA comparó si distribuir un pack promocional diseñado en el hospital (con información sobre la lactancia materna y el desarrollo del bebé, cupones y obsequios) fomentaba en mayor medida el inicio de la LM que un pack promocional comercial. El estudio no mostró diferencias en el inicio de la LM en un grupo de mujeres de ingresos medios y altos en Estados Unidos (1 ECA, 547 mujeres; RR 0,93; IC 95 % 0,80 a 1,08) (Dyson, 2007).

Contacto inmediato entre la madre y la/el/la recién nacido/a

Calidad
moderada

 

 

Un ECA realizado en Nicaragua comparó el impacto sobre el inicio de la LM de facilitar el contacto inmediato entre madre y recién nacido y posterior separación durante la hospitalización comparado con los cuidados habituales, sin mostrar que esta práctica aumentara el número de mujeres que iniciaban la lactancia (1 ECA, 259 mujeres; RR 1,05; IC 95 % 0,94 a 1,17) (Dyson, 2007).

Calidad
moderada

 

 

Se han comentado en un apartado anterior los resultados de la RS Cochrane de Moore (2012), que incluyó 34 ECA con 2.177 díadas madrehijo, mostrando que las mujeres que realizaron un contacto piel-con-piel mostraron mejores resultados en varias variables sobre lactancia materna.

La mujeres que realizaron el contacto piel con piel mantuvieron en un mayor número la lactancia materna hasta los 4 meses después del nacimiento (13 ECA, 702 participantes; RR 1,27; IC 95 % 1,06 a 1,53), que en el caso de la lactancia materna exclusiva, se mantenía a los 3-6 meses después del nacimiento (3 ECA, 149 participantes; RR 1,97; IC 95 % 1,37 a 2,83).

Calidad
moderada

 

 

La duración de la lactancia materna también fue superior en aquellas mujeres que realizaron un contacto piel-con-piel (6 ECAs, 264 parejas madres – recién nacidos; DM 63,73 días; IC 95 % 37,96 a 89,50).

Calidad
baja

 

 

Intervenciones educativas basadas en las tecnologías de la información

La revisión de Pate (2009) tuvo como objetivo evaluar el impacto sobre la instauración de la lactancia de intervenciones basadas en las tecnologías de la información, aunque alguno de sus estudios no describe de manera explícita el uso de estas tecnologías. La RS identificó 21 ensayos clínicos desarrollados en países desarrollados de los cuales algunos se incluyeron también en la RS de Dyson (2007).

Un ECA comparó el impacto sobre la instauración de la LM exclusiva en un grupo de mujeres latinas estadounidenses con pocos recursos de un programa que incluía el consejo prenatal y postnatal por pares comparado con un programa de promoción de la LM sin el apoyo por pares, mostrando un beneficio en el número de mujeres que iniciaron la LM exclusiva (1 ECA, 182 mujeres; OR 2,9; IC 95 % 1,1 a 8,0) (Pate, 2009).

En un ECC desarrollado en dos hospitales urbanos en Finlandia, un programa de información y apoyo de la lactancia en línea, comparado con un programa de promoción estándar, mostró un aumento de la tasa de inicio de la LM (1 ECA, 863 mujeres; OR 2,7; IC 95 % 2,1 a 3,7). En otro ECA estadounidense una intervención audiovisual informática de apoyo prenatal y a la lactancia mostró una mayor tasa de instauración de la LM que un programa de cuidados rutinarios (1 ECA, 993 mujeres; OR 1,6; IC 95 % 1,3 a 2,1). El análisis combinado de estos estudios mostró un impacto favorable de los programas de instauración de la LM que aprovechan las posibilidades de las tecnologías de la información (OR 2,2; IC 95 % 1,9 a 2,7) (Pate, 2009).

Calidad
baja

 

 

Educación prenatal dirigida a mejorar la LM y su duración

La RS de Lumbiganon (2011) incluyó 17 estudios con 7.131 mujeres, la mayoría realizados en países desarrollados (Canadá, Estados Unidos, Inglaterra. Australia). No se realizaron metanálisis debido a que cada estudio realizó comparaciones diferentes: cinco estudios compararon un método educativo en lactancia materna con el cuidado de rutina; tres estudios compararon diferentes métodos educativos entre sí; siete estudios compararon múltiples métodos combinados frente a un solo método educativo; y un estudio comparó diferentes intervenciones combinadas. La tasa de iniciación de LM fue analizada en 5 estudios que compararon diferentes intervenciones con los cuidados rutinarios.

Un taller formativo sobre LM no influyó en la tasa de inicio de la LM en mujeres hispanas (1 ECA; 86 mujeres; RR 1,19; IC 95 % 0,97 a 1,45 ) (Lumbiganon, 2011).

Calidad
moderada

 

 

Un programa prenatal que incluía la participación de otros padres que ofrecieron apoyo y consejo mostró un incremento significativo de la tasa de inicio de la LM (1 ECA; 59 mujeres; RR 1,82; IC 95 % 1,13 a 2,93) (Lumbiganon, 2011).

Calidad
baja

 

 

Un programa en el que se promovían tanto la educación en herramientas prácticas de la LM como la educación en actitudes frente a la LM no mostró cambios en la tasa de inicio de la LM o el inicio de la LM exclusiva (1 ECA, 616 mujeres; RR 1,01; IC 95 % 0,98 a 1,04) (Lumbiganon, 2011).

Calidad
moderada

 

 

Comparada con el cuidado materno de rutina, el programa de apoyo por pares antenatal no mostró diferencias en la tasa de inicio de la LM (1 ECA, 1.083 mujeres; RR 1,11; IC 95 % 0,86 a 1,43). Los resultados fueron similares en un ECA que comparó dos modalidades de programas educativos, uno de promoción de habilidades y otro de promoción de actitudes ante la LM (1 ECA; 616 mujeres; RR 1,03; IC 95 % 0,99 a 1,07).

Calidad
moderada

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
moderada
Las intervenciones en educación en salud y la asistencia por pares pueden aumentar número de mujeres que inician la lactancia materna. Se han observado mejores resultados en las intervenciones basadas en las necesidades que expresaban las mujeres y en sesiones educativas repetidas (Dyson, 2007).
Calidad
moderada
Los programas de apoyo y consejería prenatal y postnatal, así como otras intervenciones realizadas a través de las tecnologías de la información pueden mejorar las tasas de inicio de la lactancia materna (Pate, 2009).
Calidad
moderada
Teniendo en cuenta las limitaciones metodológicas, la variabilidad entre los estudios disponibles y el modesto efecto observado no es posible afirmar que los programas prenatales de educación en LM incrementen el inicio o la duración de la lactancia materna (Lumbiganon, 2011).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de la recomendación fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Los estudios incluidos en la revisión de Pate (2009) presentaron una moderada calidad metodologica, debido a pérdidas en el seguimiento y no cegamiento. Los estudios incluidos en la revisión de Dyson (2005) presentaron limitaciones como la falta de cegamiento, las pérdidas de seguimiento y la heterogeneidad en las poblaciones y las intervenciones. Respecto a la revisión de Lumbigamon (2011) la mayoría de estudios incluidos presentaban limitaciones metodológicas y pequeño tamaño del efecto. La variabilidad en el diseño de los estudios ha determinado, en muchas ocasiones, que se bajara la calidad de la evidencia por inconsistencia. Los ECA valorados han evaluado multitud de intervenciones, en mujeres con características muy diferentes, y se han comparado con diferentes modalidades de grupo control.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Debido a que son más los beneficios que los riesgos al realizar intervenciones que promocionen el inicio de la LM se deben establecer estrategias para las mujeres. Las intervenciones educacionales prenatales no generan riesgos a la LM.
  3. Costes y uso de recursos. Un estudio económico (Bartick, 2012; actualización de Ball, 2001), tuvo por objetivo determinar el impacto de la LM mantenida durante 6 meses en la incidencia de otitis media, enterocolitis necrotizante, gastroenteritis, hospitalización por infección de vías respiratorias inferiores, dermatitis atópica, síndrome de muerte súbita, asma, leucemia, diabetes mellitus tipo I y obesidad infantil. Los datos de LM fueron obtenidos de la cohorte de nacimiento de 2005 del CDC “Disease Control and prevention”. La carga de la enfermedad para cada evento fue obtenida de la “Agency for Healthcare Research and Quality”. Los costos directos e indirectos de cada enfermedad fueron calculados en dólares con el año 2007 como fecha de referencia. Este análisis determinó que si el 90 % de las familias estadounidenses cumplieran con la lactancia materna durante 6 meses, los Estados Unidos se ahorrarían 13 billones de dólares y se evitarían un exceso de 911 muertes, siendo en su mayoría bebés (10,5 billones y 741 muertes con el 80 % de cumplimiento). De acuerdo con los autores, la mayor limitación de este estudio fueron las posibles inconsistencias derivadas de los datos usados para los costes y la estimación de la duración de la LM.
  4. No se identificaron estudios que analizasen los valores y preferencias de las gestantes.

La dirección de la siguiente recomendación fue formulada teniendo en cuenta el beneficio clínico derivado de este hábito, muy superior al de las posibles consecuencias de la transmisión vertical de infecciones.

Recomendación

Fuerte
Se recomienda ofrecer a todas las mujeres embarazadas información y apoyo para la instauración de la lactancia materna.

Prácticas para favorecer el mantenimiento de la lactancia materna

Se identificaron 3 revisiones Cochrane (Lumbiganon, 2011; Jaafar, 2011; Renfrew, 2012). La revisión de Lumbiganon (2011) tuvo como objetivo evaluar la efectividad de diferentes esquemas de educación prenatal en lactancia materna (LM) para fomentar su inicio y continuidad. El objetivo de la revisión Jaafar (2011) fue evaluar el uso del chupete para el mantenimiento de la LM. La revisión Renfrew (2012) evaluó la efectividad del apoyo o la asistencia para el mantenimiento de la LM.

Apoyo o asistencia a la lactancia

La revisión de Renfrew (2012) incluyó 52 ECA, con un total de 54.451 pares de madres y lactantes de 21 países. La mayoría de estudios fueron conducidos en países de ingresos medios o altos (49). La principal limitación de los estudios evaluados fue que no describieron detalladamente las características de la intervención del apoyo brindado a las madres, ni tampoco detalles sobre del entrenamiento o la calificación de las personas que brindaban las tareas de apoyo.

Las intervenciones evaluadas en esta revisión consistían en el contacto con profesionales sanitarios o voluntarios que ofrecían un apoyo adicional a los cuidados rutinarios, en centros sanitarios o en la comunidad. El apoyo consistía en cualquier actividad relacionada con el refuerzo de la lactancia o la información que las madres requirieran sobre el tema. Estas actividades podían ser brindadas en grupo o individualmente y se ofrecían de manera activa o a demanda de las madres. El apoyo se brindaba en persona o telefónicamente en un solo contacto o en una serie de encuentros que se prolongaban varios meses.

Comparado con el cuidado habitual, el apoyo a la lactancia materna mostró beneficio para su mantenimiento (tanto exclusiva como no exclusiva) a los 6 meses (40 ECA; 14.227 participantes; RR 0,91; IC 95 % 0,88 a 0,96). Este resultado debe interpretarse con cuidado debido a la moderada heterogeneidad de los estudios (I2=56%), pero los resultados se mantuvieron significativos al restringir los análisis a los estudios con un bajo riesgo de sesgo. Los resultados también fueron significativos hasta los 9 meses de seguimiento. No se identificaron diferencias relevantes cuando se compararon intervenciones dependiendo del número de contactos con los/las profesionales que brindaron el apoyo (4 contactos, entre 4 y 8 contactos o más de 8 contactos) (Renfrew, 2012). Las intervenciones de apoyo también contribuyeron al mantenimiento de la lactancia materna exclusiva a los seis meses de seguimiento (33 ECA; 11.961 mujeres; RR 0,86; IC 95 % 0,82 a 0,91).

Calidad
moderada

 

 

El apoyo de la lactancia materna favoreció su mantenimiento a los 6 meses independientemente de quién proporcionara las tareas de asistencia (5 ECA; 1.474 participantes; RR 0,97; IC 95 % 0,91 a 1,03), aunque la intervención parece tener un mayor efecto cuando la brindaron voluntarios no sanitarios (9 ECA; 3.109 participantes; RR 0,85; IC 95 % 0,77 a 0,93) que cuando la brindaron profesionales sanitarios (26 ECA; 9.644 participantes; RR 0,94; IC 95 % 0,88 a 0,99).

Los resultados fueron los mismos cuando se evaluó el beneficio del apoyo a la lactancia en la proporción de madres en las que se consiguió el mantenimiento de la lactancia materna exclusiva. El apoyo a la lactancia incrementa el número de mujeres que mantiene la lactancia materna exclusiva independientemente de la persona que brinda el apoyo (3 ECA, 1.074 participantes; RR 0,76; IC 95 % 0,44 a 1,32), aunque el efecto es más marcado cuando la asistencia proviene de voluntarios no sanitarios (12 ECA, 4.350 participantes; RR 0,74; IC 95 % 0,64 a 0,87) que cuando proviene de profesionales sanitarios (18 ECA, 6.537 participantes; RR 0,93; IC 95 % 0,88 a 0,98).

Calidad
moderada

 

 

La RS destacó el mayor impacto sobre el mantenimiento de la lactancia materna a los 6 meses cuando el apoyo a la lactancia se realiza en persona (16 ECA, 7.859 participantes; RR 0,90; IC 95 % 0,84 a 0,96) que cuando se realiza telefónicamente (3 ECA, 677 participantes; RR 0,87; IC 95 % 0,65 a 1,17) o se combinan ambas aproximaciones a la prestación del apoyo (21 ECA, 5.691 participantes; RR 0,93; IC 95 % 0,87 a 0,99), aunque estos resultados mostraron una alta heterogeneidad probablemente explicada por la variabilidad de abordajes de las actividades de apoyo evaluadas en los estudios.

Como en los análisis anteriores, los resultados fueron los mismos para el porcentaje de mujeres en las que se consiguió un mantenimiento de la lactancia materna exclusiva a los 6 meses, que fue mayor con un apoyo a la lactancia cara a cara (17 ECA, 7.113 participantes; RR 0,81; IC 95 % 0,75 a 0,88) que telefónicamente (2 ECA, 419 participantes; RR 1,00; IC 95 % 0,99 a 1,01).

Calidad
baja

 

 

Los autores de la RS no pudieron realizar un análisis formal para evaluar si el apoyo a la lactancia tenía un mayor efecto cuando se ofrecía de manera proactiva que cuando se proporcionaba a demanda de las madres. No obstante 5 de los estudios en los cuales se contemplaba la posibilidad que fueran las madres las que solicitaran el apoyo a la lactancia no mostraron resultados relevantes en cuanto al mantenimiento (Renfrew, 2012).

Calidad
muy baja

 

 

Todos los aspectos comentados llevaron a los autores de la RS a concluir que debe ofrecerse a las mujeres un apoyo directo en una serie de contactos programados y adaptado a las características de cada madre (Renfrew, 2012).

Calidad
muy baja

 

 

Educación prenatal

La revisión de Lumbiganon (2011) identificó 17 ECAs (7.131 participantes), de los cuales 14 contribuyeron a los análisis (6.932 participantes), la mayoría llevados a cabo en países con ingresos altos (Canadá, Estados Unidos, Inglaterra. Australia). Teniendo en cuenta que cada uno de los ECAs evaluados incluyó una comparación de interés diferente al resto de estudios, no fue posible realizar un metanálisis.

En términos generales, 7 estudios compararon métodos educativos en lactancia materna frente a los cuidados de rutina. Tres estudios compararon dos métodos educativos entre si. En 8 ECAs se comparó una combinación de múltiples métodos educativos frente a un solo método.

Intervenciones educativas sobre lactancia materna frente a cuidados de rutina

Entre los estudios incluidos en la RS de Lumbiganon (2011), un ECA comparó el impacto de un taller de formación sobre lactancia materna frente a los cuidados habituales, sin mostrar un beneficio sobre el número de madres que mantuvieron la lactancia (1 ECA, 185 participantes; RR 1,07; IC 95 % 0,92 a 1,24) o la lactancia materna exclusiva (1 ECA; 185 participantes; RR 1,08; IC 95 % 0,84 a 1,38) a los 3 meses. Tampoco se observó un beneficio a los 6 meses de seguimiento (Kluka, 2004).

Otro ECA comparó el cuidado de rutina con una intervención educativa dirigida a proporcionar habilidades prácticas a las mujeres y mejorar su conocimiento y actitudes sobre la lactancia en sesiones de un máximo de 2 horas (Forster, 2004). Esta modalidad educativa tampoco mostró un beneficio al compararlo con los cuidados habituales en cuanto a las mujeres que mantuvieron la lactancia materna (1 ECA; 596 participantes; RR 1,01; IC 95 % 0,87 a 1,7), o la lactancia materna exclusiva a los 6 meses (1 ECA; 596 participantes; RR 1,19; IC 95 % 0,69 a 2,05).

Intervenciones educativas comparadas entre sí

Calidad
baja

 

 

El ECA de Foster (2004) no mostró diferencias entre las madres que mantenían lactancia materna a los 6 meses cuando se comparó el componente de su intervención basado en la promoción de habilidades prácticas relacionadas con la lactancia frente al componente basado en la promoción de conocimientos y actitudes sobre este aspecto (1 ECA; 596 participantes; RR 1,21; IC 95 % 0,87 a 1,67).

Un ECA pequeño (Kistin, 1990; 74 participantes) que comparó una intervención basada en la discusión sobre aspectos relacionados con la lactancia grupal frente a una modalidad individual, no mostró ninguna diferencia en el mantenimiento de la lactancia a los 3 meses (RR 2,84; IC 95 % 0,61 a 13,18).

Calidad
baja

 

 

Un ECA comparó una intervención que combinó un video formativo con un programa formal educativo sobre lactancia materna con una intervención simple basada en la dispensación de folletos informativos (Rossiter, 1994), sin mostrar diferencias entre los dos métodos en el número de mujeres que mantenía la lactancia materna a los 6 meses (175 participantes; RR 1,59; IC 95 % 0,86 a 2,94). Solamente el 25 % de las mujeres que participaron en la intervención que combinó el programa educativo con el vídeo mantuvo la lactancia materna a los 6 meses, comparado con el 12 % de las mujeres que recibieron los folletos formativos.

Un ECA posterior evaluó el impacto de añadir un programa formal de formación sobre lactancia a la formación prestada de manera rutinaria, sin que este aspecto adicional mostrara un beneficio en el número de mujeres que continuaban con la lactancia a los 6 meses (1.250 participantes; RR 0,97; IC 95 % 0,79 a 1,19) que fue de alrededor del 20 % en ambos grupos (Lavender, 2005).

Un programa que combinó materiales audiovisuales (folleto informativo y video) con la posibilidad de consultar con un profesional sanitario aspectos relacionados con la lactancia, no mostró un mayor porcentaje de mujeres que mantenían la lactancia materna a los 3 meses al compararlo con un grupo de mujeres que recibieron solamente los materiales audiovisuales (1 ECA, 150 participantes; RR 1,29; IC 95 % 0,80 a 2,06). A los 6 meses el número de mujeres que mantenía la lactancia materna fue mayor en el grupo que además de los materiales audiovisuales tenía la posibilidad de realizar consultas sobre este aspecto (RR 2,23; IC 95 % 1,01 a 4,92). La lactancia materna se mantenía en el 20 % de las madres de este último grupo frente al 9% de madres que solamente habían recibido materiales audiovisuales (Mattar, 2007). El beneficio también se observó cuando se comparó al grupo de mujeres que había participado en esta intervención con un grupo de mujeres que había recibido educación formal a los 3 meses, pero no a los 6 meses.

Calidad
baja

 

 

Uso del chupete

La revisión de Jaffar (2011) identificó tres estudios que incluyeron 1.915 lactantes saludables que incluían madres con una considerable motivación respecto a la lactancia materna. Dos de los estudios se pudieron combinar en un metanálisis: el primero era un ECA multicéntrico de no inferioridad que evaluó el uso del chupete en lactantes, una vez que la LM había sido establecida; el segundo un ECA doble ciego que evaluó si el uso regular del chupete estaba relacionado con el fin de la LM a los 3 meses de edad. El tercer estudio no se valoró en el análisis de los resultados puesto que mostró pérdidas en el seguimiento mayores al 20 %.

Un análisis combinado de los resultados de 2 ECAs mostró que el uso del chupete, comparado con no usarlo, no tiene efecto en la proporción de bebés con lactancia materna exclusiva a los 3 meses (2 ECAs, 1.228 participantes; RR 1,00; IC 95 % 0,95 a 1,06) o a los 4 meses (1 ECA, 970 participantes; RR 0,99; IC 95 % 0,92 a 1,06).

Del mismo modo, el uso del chupete no afectó a la proporción de bebés con lactancia materna exclusiva a los 3 meses (2 ECAs; 1.128 participantes; RR 1,00; IC 95 % 0,97 a 1,02) y a los 4 meses (1 ECA; 970 participantes; RR 1,01; IC 95 % 0,98 a 1,03) (Jaffar, 2011).

Calidad
alta

 

 

Por otra parte, la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN) ha sido lanzada por la OMS y UNICEF para animar a los hospitales, Servicios de Salud, y en particular las salas de maternidad a adoptar las prácticas que protejan, promuevan y apoyen la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento. Los 10 pasos en hospitales de la IHAN son (IHAN, 2008):

  1. Disponer de una normativa escrita de lactancia que sistemáticamente se ponga en conocimiento de todo el personal.
  2. Capacitar a todo el personal para que pueda poner en práctica la normativa.
  3. Informar a todas las embarazadas acerca de los beneficios y manejo de la lactancia. Además de formación sobre los aspectos más relevantes de la lactancia que facilite el mejor inicio de la lactancia tras el parto.
  4. Ayudar a las madres a iniciar la lactancia en la media hora siguiente al parto. Este paso se interpreta ahora como: Colocar a los bebés en contacto piel con piel con sus madres inmediatamente después del parto, por lo menos durante una hora, y alentar a las madres a reconocer cuando sus bebés están listos para amamantar, ofreciendo su ayuda en caso necesario.
  5. Mostar a las madres cómo amamantar y cómo mantener la lactancia incluso si tienen que separarse de sus hijos.
  6. No dar a los recién nacidos otro alimento o bebida que no sea leche materna, a no ser que esté médicamente indicado.
  7. Practicar el alojamiento conjunto – permitir que las madres y los recién nacidos permanezcan juntos las 24 horas al día.
  8. Alentar a las madres a amamantar a demanda.
  9. No dar a los niños alimentados al pecho biberones, tetinas o chupetes.
  10. Fomentar el establecimiento de grupos de apoyo a la lactancia natural y procurar que las madres se pongan en contacto con ellos a su salida del hospital (y ofrecer a la madre los recursos de apoyo a la lactancia que existan en su área).
Otras guías
de práctica
clínica

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
moderada
Existe literatura suficiente para afirmar que el apoyo a la lactancia materna favorece su mantenimiento a los seis meses. Los estudios disponibles sugieren que las mujeres se benefician en mayor medida cuando reciben el apoyo de manera directa por parte de voluntarias no sanitarias (por ejemplo, otras madres) en contactos programados (Renfrew, 2012).
Calidad
baja
Las intervenciones educativas prenatales para promocionar la lactancia materna han mostrado un efecto muy limitado sobre el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 6 meses de edad del bebé. Teniendo en cuenta la multitud de intervenciones que se han evaluado en la literatura, y su modesto beneficio, no es posible saber cuáles son los componentes de estas estrategias educativas que pueden ofrecer un mayor beneficio (Lumbiganon, 2011)
Calidad
alta
El uso del chupete no ha mostrado que aporte ningún beneficio en el mantenimiento de la lactancia materna (Jaffar, 2011).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Se ha bajado la calidad de la evidencia en el apartado de apoyo a la lactancia debido a las limitaciones metodológicas de varios de los estudios incluidos en la RS de Renfrew (2012). A pesar de la heterogeneidad mostrada en alguno de los análisis, los resultados se han mostrado igualmente significativos al analizar exclusivamente los estudios con menor riesgo de sesgo. La gran variabilidad entre los estudios que han evaluado intervenciones educativas prenatales para el mantenimiento de la lactancia hace que no sea posible saber con seguridad qué modalidad de intervención puede ofrecer un mayor beneficio. Por otro lado, los ECAs valorados en Lumbiganon (2011) han mostrado en general una muestra pequeña afectando a la precisión de sus resultados, reflejada en estimaciones del efecto con IC muy amplios. A pesar que la RS Jaffar (2011) solamente incluye dos ECAs, no se han identificado razones suficientes como para disminuir la calidad de la evidencia.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. No se considera que ninguna de las intervenciones valoradas pueda suponer ningún riesgo destacable para las madres o sus bebés, que en ningún caso superarían al beneficio derivado de la lactancia materna.
  3. No se identificaron estudios que analizaran los costes y uso de recursos.
  4. Valores y preferencias de las gestantes. La RS de Renfrew (2012) aportó algunos datos sobre la satisfacción de las mujeres con los programas de apoyo a la lactancia materna. Los ECAs que evaluaron este aspecto mostraron que la satisfacción de las madres con este apoyo era elevada aunque no se observó en ningún estudio que fuera mayor de manera estadísticamente significativa que la de sus controles. Cuando se ha evaluado la percepción de confianza de las madres ante la lactancia no se han observado diferencia significativas entre los grupos comparados.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada teniendo en cuenta que existe literatura suficiente para afirmar que el apoyo a la lactancia materna favorece el mantenimiento de la lactancia materna, aunque es muy difícil poder determinar qué elementos de las intervenciones educativas prenatales pueden influir. Por otro lado, no se dispone de pruebas para promocionar el uso del chupete como una manera de mejorar el mantenimiento de la lactancia. La calidad de la evidencia es suficiente para apoyar las intervenciones de apoyo a la lactancia materna. Los eventuales aspectos perjudiciales de esta intervención no superarían en ningún caso al beneficio derivado de la lactancia materna. Por otro lado, no se dispone de suficiente información para apoyar recomendaciones fuertes relacionadas con las otras intervenciones recogidas en esta pregunta clínica.

Recomendaciones

Fuerte
Se recomienda ofrecer de manera activa a todas las madres un apoyo dirigido a poder mantener la duración y exclusividad de la lactancia materna de manera prolongada. En caso de ofrecer este apoyo es preferible que se ofrezca de manera individualizada siguiendo los 10 pasos recomendados por la IHAN.
Débil
Se sugiere informar a las madres de la disponibilidad de materiales y actividades educativas para promocionar la lactancia materna.

Tratamiento de las complicaciones de la lactancia materna

Se identificaron 2 revisiones sistemáticas Cochrane (Jahanfar et al., 2010) y un documento de recomendaciones derivadas de una revisión sistemática del Joanna Briggs Institute (Page, 2009). La revisión Jahanfar (2010) tuvo como objetivo examinar la efectividad de las terapias antibióticas para aliviar los síntomas de mujeres que amamantan con mastitis diagnosticada, siguiendo tanto criterios clínicos como una confirmación de laboratorio. El objetivo de la revisión Mangesi (2010) fue evaluar el tratamiento para las mujeres con ingurgitación mamaria. La revisión de Page (2009) tuvo como objetivo determinar la efectividad de las intervenciones dirigidas al manejo del dolor y las lesiones en el pezón de mujeres en el periodo de lactancia.

Uso de antibióticos para las mastitis en mujeres que amamantan

La revisión de Jahanfar (2010) incluyó 2 estudios con aproximadamente 125 mujeres que amamantaban con síntomas de mastitis tales como sensibilidad aumentada, enrojecimiento de los pechos, una disminución de la secreción de leche o fiebre. Un estudio comparó la ausencia de tratamiento, el vaciamiento de la mama y vaciamiento de la mama con algunos de los siguientes antibióticos en un tratamiento de seis días: penicilina 500.000 UI tres veces al día, ampicilina oral 500 mg cuatro veces al día, o eritromicina 500 mg dos veces al día. El otro ECA comparó dos antibióticos (amoxicilina frente a cefradina) en una dosis de 500 mg por vía oral cada ocho horas durante siete días. Se realizaron análisis de sensibilidad y análisis de subgrupos. Aunque se planearon análisis de sensibilidad para comparar los resultados dependiendo de las dosis evaluadas en los estudios, o las reacciones provocadas por el tratamiento en la madre o el bebé, las diferencias entre los estudios no permitieron la realización de un metanálisis.

Ambos estudios evaluaron la resolución de los síntomas (fiebre, eritema, sensibilidad) como su desenlace principal. Por otro lado, uno de los ECAs evaluó el mantenimiento de la lactancia materna a las dos semanas de haber finalizado el tratamiento, y ambos estudios evaluaron otros desenlaces como la persistencia de los síntomas, los problemas con la secreción de leche o la recurrencia de la infección.

Un ECA mostró que el tratamiento con antibiótico y vaciamiento de la mama contribuyó a la mejoría de los síntomas de la mastitis infecciosa en una proporción significativamente mayor (96 %) que el hecho de no tratar (15 %) (1 ECA, 110 mujeres; RR 6,63; OR 95 % 3,48 a 12,60). Los resultados también fueron significativos al comparar el tratamiento con antibiótico y vaciamiento de la mama frente a vaciar la mama solamente (RR 1,89; OR 95 % 1,45 a 2,47).

La resolución de la sintomatología fue más rápida en el grupo de mujeres que recibió antibióticos y vaciamiento de la mama (media de 2,1 días) que en los otros dos grupos (vaciamiento de la mama: medida de 4,2 días; no tratamiento: media de 6,7 días).

Calidad
muy baja

 

 

El ECA que comparó amoxicilina frente a cefradina no mostró diferencias entre los grupos relacionadas con el número de mujeres con una mejoría de los síntomas a juicio del clínico (1 ECA, 25 mujeres; RR 0,85; IC 95 % 0,65 a 1,12), aunque prácticamente todas las mujeres habían mostrado una mejoría después de siete días de tratamiento.

Calidad
baja

 

 

Ninguno de los dos ECAs describió que el uso de antibióticos provocara efectos adversos.

Tratamiento de la ingurgitación mamaria durante la lactancia materna

La RS Cochrane de Mangesi (2010) identificó 8 estudios que evaluaron una amplia variedad de tratamientos (acupuntura, aplicación de hojas de repollo, bolsas de gel frio, tabletas de proteasas, uso de ultrasonidos, u oxitocina subcutánea). Los estudios se desarrollaron en un periodo muy amplio de tiempo y la diversidad de desenlaces evaluados pone en cuestión la aplicabilidad de sus resultados.

Un ECA que comparó un tratamiento con acupuntura frente a los cuidados de rutina no mostró diferencias significativas en el número de mujeres a las que se les prescribió antibióticos (que los autores de la RS tomaron como un desenlace secundario de mujeres con mastitis; 210 mujeres; RR 0,61; IC 95 % 0,32 a 1,1) ni en el número de mujeres con un (RR 0,20; IC 95 % 0,04 a 1,01).

Calidad
baja
Otros dos ECA no mostraron diferencias al aplicar hojas de col frente al uso de bolsas de gel frio en la puntuación de una escala de dolor, ni en el hecho de aplicar hoja de col enfriadas o a temperatura ambiente en relación a las mujeres con dolor.
Calidad
muy baja

 

En un ECA pequeño (59 participantes) en el que se comparó la administración de un complejo de proteasa (una enzima vegetal) frente a placebo, el tratamiento mostró una mayor proporción con una mejoría del dolor (RR 0,17; IC 95 % 0,04 a 0,74) o de la sensibilidad (RR 0,34; IC 95 % 0,15 a 0,79). Sin embargo el ECA no especificaba cuantas de las participantes en el estudio amamantaban en el momento de realizarse el estudio.
Calidad
muy baja

 

Un ECA que evaluó el efecto de aplicar ultrasonidos termales frente a realizarlo de manera simulada no mostró diferencias al final del tratamiento referentes al dolor o la sensibilidad, ni en la duración de la lactancia materna de las participantes. La aplicabilidad de los resultados de este estudio fue muy limitada por su limitado tamaño muestral (109 mujeres) y el hecho de que la unidad de aleatorización fuera el pecho y no la mujer.

Calidad
muy baja

 

En un ensayo en 45 mujeres, tras tres días de tratamiento con oxitocina se requirió la continuación del tratamiento en mayor medida que con placebo, sin que las diferencias fueran significativas (RR 3,13; IC95% 0,68 a 14,44).

Calidad
muy baja

 

Finalmente, un ECA abierto (88 mujeres) mostró una leve disminución de la puntuación en una escala de dolor tras aplicar bolsas de gel frio (de 1,84 (0,65) puntos a 1,23 (0,68)) frente a un aumento en la puntuación en el grupo que no había recibido tratamiento.

Calidad
muy baja

 

 

La GPC NICE de cuidados durante el puerperio (Demott, 2006) identificó una serie de medidas preventivas para la ingurgitación en la introducción de una revisión sistemática sobre intervenciones comunitarias para promover la duración de la lactancia materna (Renfrew, 2005): inicio temprano de la lactancia materna, adquisición correcta de posturas y unión del bebé durante las tomas, así como la lactancia espontánea.

La guía cita otra revisión sistemática realizada para otra guía del Ministerio de Sanidad de Singapur en la que se destacan los siguientes determinantes para el manejo de la ingurgitación: asegurar que la madre se siente cómoda para que pueda continuar amamantando y produciendo leche, y asegurar un amamantamiento continuado teniendo en cuenta que la succión del bebé es la mejor manera de garantizar el correcto drenaje de los conductos mamarios a la vez que el pecho aumenta la producción de leche. El documento también destaca el papel del masaje de los pechos o la estimulación para la expulsión manual de la leche (Singapore Ministry of Health, 2002).

Opinión de
expertos

 

 

Manejo del dolor del pezón y las lesiones asociadas a la lactancia materna

La RS de Page (2009) tuvo como objetivo determinar la eficacia de las intervenciones disponibles para prevenir o reducir el dolor o las lesiones en el pezón asociado a la lactancia materna. La revisión evaluó información de 12 estudios, que examinaban una gran variedad de intervenciones no comparables entre sí, por lo que no se realizó metanálisis. La especificidad del diseño de algunos de estos estudios, normalmente con muestras de estudio pequeña, limita la aplicabilidad de alguno de sus resultados.

Un ECA comparó la formación rutinaria durante el ingreso hospitalario frente a una intervención educativa estructurada individual impartida durante 30 minutos en las primeras 24 horas tras el parto. Aunque las mujeres que recibieron la intervención reportaron menos dolor que las mujeres del grupo control, no se mostraron diferencias significativas en cuanto a las lesiones en el pezón.

En otro ECA se evaluó la eficacia de una sesión de formación prenatal de una hora dirigida a mostrar cómo coger al bebé y cómo colocarlo para evitar el dolor y las lesiones en el pezón. En este estudio las madres que habían participado en la sesión de formación obtuvieron puntuaciones más bajas en una escala de dolor cuatro días tras el parto, y continuaban amamantando en una mayor proporción a las 6 semanas de seguimiento que las mujeres que habían recibido cuidados rutinarios (70 participantes; RR 3,10; IC 95 % 1,81 a 5,30).

Un último ECA evaluó la eficacia de una intervención de formación tras el parto dirigida a instruir a las madres sobre el posicionamiento del bebé durante las tomas en el que se proporcionaba a las madres información verbal y escrita. En este ensayo las mujeres que recibieron la formación mostraron valores de dolor menores en una escala visual analógica.

Calidad
moderada

 

 

Varios ECAs han comparado la aplicación de compresas de agua tibia, bolsitas de té o leche materna extraída manualmente para controlar el dolor y las lesiones del pezón. La colocación de compresas de agua tibia ha mostrado los mejores resultados.

Un ECA en 73 mujeres comparó estos tres sistemas para controlar el dolor como complemento a la formación sobre lactancia materna a partir de información verbal y escrita. Se animó a las mujeres a que usaran el sistema al que habían sido asignadas cuatro veces al día tras amamantar a sus bebés. El grupo que obtuvo una mayor disminución del dolor medido con una escala visual, fue el que usó compresas de agua tibia. Los resultados fueron similares en otro ensayo clínico en 65 madres en las que las compresas o el uso de bolsas de té mostraron una mayor disminución del dolor que la leche materna extraída manualmente.

Calidad
moderada

 

 

Un ECA que comparó la aplicación de clorhexidina (0,2 %) frente a un placebo de agua destilada en 200 madres, mostró una reducción significativa de las molestias generales en el grupo que había usado clorhexidina aunque no se observaron diferencias significativas en el número o la gravedad de las lesiones que se redujeron significativamente en ambos grupos.

La RS de Page (2009) no aportó pruebas suficientes para sustentar el uso de apósitos de polietileno o de hidrogel, ungüentos o discos protectores de lanolina, colagenasa o dexpantenol.

Calidad
moderada

 

 

Resumen de la evidencia

Calidad
baja
Aunque dos ECAs pequeños han mostrado un efecto de los antibióticos para la mejoría de los síntomas producidos por la mastitis infecciosa, no se dispone de suficiente información para evaluar el impacto de este tratamiento (Jahanfar, 2009).
Calidad
baja
Una serie de intervenciones evaluadas en ensayos clínicos como la acupuntura, un complejo de proteasa, la oxitocina, los ultrasonidos, las hojas de col o las bolsas de gel frio no han mostrado ningún beneficio clínicamente relevante sobre la ingurgitación mamaria (Mangesi, 2010).
El inicio temprano de la lactancia materna y la adquisición correcta de posturas y unión del bebé durante el amamantamiento se han destacado como dos aspectos que contribuyen a prevenir la ingurgitación mamaria (Demott, 2006). Por otro lado, el amamantamiento continuado y el masaje de los pechos o la estimulación para la expulsión manual de la leche pueden ser dos alternativas para evitar la ingurgitación (Singapore Ministry of Health, 2002).
Calidad
moderada
A pesar que no se dispone de pruebas suficientes, la participación en actividades formativas dirigidas a instruir sobre la manera de coger al bebé y su posicionamiento durante el amamantamiento y el uso de compresas de agua tibia contribuyen a reducir el dolor en los pezones asociados a la lactancia materna (Page, 2009).

De la evidencia a la recomendación

La fuerza y dirección de las recomendaciones fue establecida considerando los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la evidencia. Los estudios incluidos en la revisión de Jahanfar (2012) presentaron una calidad metodológica deficiente y evaluaron dos tratamientos muy heterogéneos. El pequeño tamaño de la muestra de los dos ECAs repercutió en la imprecisión de sus resultados. Los estudios incluidos en la revisión de Mangesi (2010) presentaron serias limitaciones metodológicas y unos resultados muy modestos respecto a las intervenciones evaluadas. Los estudios de la RS de Page (2009) han evaluado intervenciones muy heterogéneas, lo que limita la posibilidad de llegar a conclusiones firmes.
  2. Balance entre beneficios y riesgos. Los estudios disponibles sobre el uso de antibiótico en mastitis muestran que no provocan complicaciones o efectos adversos considerables. Las estrategias para prevenir o aliviar la ingurgitación de la GPC del NICE no se espera que puedan provocar mayores complicaciones para las mujeres. Esto sería aplicable del mismo modo a las intervenciones evaluadas para el dolor y las lesiones del pezón.
  3. No se identificaron estudios que analizaran los costes y uso de recursos o los valores y preferencias de las gestantes. La RS de Renfrew (2012) aportó algunos datos sobre la satisfacción de las mujeres con los programas de apoyo a la lactancia materna. Los ECAs que evaluaron este aspecto mostraron que la satisfacción de las madres con este apoyo era elevada aunque no se observó en ningún estudio que fuera mayor de manera estadísticamente significativa que la de sus controles. Cuando se ha evaluado la percepción de confianza de las madres ante la lactancia no se han observado diferencia significativas entre los grupos comparados.

La dirección de las siguientes recomendaciones fue formulada teniendo en cuenta que se desconoce el impacto exacto de usar antibióticos para tratar la mastitis. Los resultados evaluados proceden de dos estudios pequeños con limitaciones metodológicas que evalúan tratamientos muy diferentes (Jahanfar, 2009). No obstante han mostrado un beneficio en el tratamiento de la mastitis infecciosa, sin provocar efectos adversos considerables. Las estrategias para el alivio de la ingurgitación no provienen de estudios con un diseño correcto que haya evaluado su eficacia, dado que se han recogido de diversos documentos que han formulado recomendaciones al respecto. Finalmente, se dispone de datos limitados sobre la eficacia de las intervenciones dirigidas al manejo del dolor o las lesiones del pezón derivadas de la lactancia materna, aunque los resultados de algunos ECAs apoyan la educación sobre el posicionamiento del bebé durante el amamantamiento y el uso de compresas de agua tibia. La incertidumbre relacionada con las intervenciones evaluadas en esta pregunta clínica no permite la formulación de recomendaciones fuertes.

Recomendaciones

Débil
Se sugiere utilizar un tratamiento antibiótico, además del mantenimiento de la lactancia materna con un vaciado frecuente para resolver la mastitis infecciosa.
Débil
Se sugiere fomentar que las mujeres inicien la lactancia materna tan pronto como les sea posible para prevenir complicaciones como la ingurgitación mamaria o el dolor y lesiones en el pezón.
Débil
Se sugiere recomendar que las mujeres con ingurgitación mamaria amamanten a sus bebés de manera frecuente y continuada, con la posibilidad de realizarse masajes en el pecho y estimularlo para expulsar la leche manualmente.
Débil
Se sugiere ofrecer actividades formativas sobre la postura de la madre y el bebé durante el amamantamiento, los signos de agarre adecuado y los signos de transferencia eficaz de la leche.
Débil
Se sugiere el uso de compresas de agua tibia tras el amamantamiento en aquellas madres que amamanten con dolor o lesiones en los pezones.
Se sugiere realizar al menos una observación de la toma antes del alta hospitalaria para comprobar un adecuado amamantamiento y siempre que aparezcan complicaciones como ingurgitación, dolor o grietas en el pezón para ayudar a corregir las dificultades en el agarre del bebé.