8.1. Riesgo cardiovascular
8.1.1. Nivel de riesgo cardiovascular y evaluación del riesgo cardiovascular
Pregunta para responder
- ¿Tienen las personas con lupus eritematoso sistémico mayor riesgo cardiovascular? ¿Es este riesgo similar en las diferentes etnias?
- ¿Se debe evaluar el riesgo cardiovascular en las personas con lupus eritematoso sistémico? ¿Cómo se debe hacer y con qué frecuencia?
La ECV es una causa común e importante de morbilidad y mortalidad entre los pacientes con LES728. Los factores tradicionales de riesgo cardiovascular aparecen precozmente en el curso de la enfermedad y en pacientes más jóvenes, comparativamente con la población general. Adicionalmente, los pacientes con LES presentan otros factores de riesgo en el desarrollo de la ECV, entre los que cabe citar el uso de glucocorticoides, la actividad y el daño asociados al LES729.
A través de una RS se identificaron 28 estudios que analizaban la asociación epidemiológica del LES con la ECV ateroesclerótica. Entre los estudios encontrados, siete comparaban el riesgo de enfermedad ateroesclerótica clínica en pacientes con LES frente al de la población general; 20 analizaban los factores de riesgo para la enfermedad ateroesclerótica clínica en pacientes con LES y uno examinaba el riesgo de muerte cardiovascular en pacientes con LES730.
En relación a la enfermedad coronaria (cuatro estudios cohortes y dos estudios casos-controles, n=15822, 1232 eventos), los resultados indicaron un aumento del riesgo de infarto agudo de miocardio (IAM) entre dos y 10 veces superior en pacientes con LES, dato que aumenta en pacientes con edades comprendidas entre 35 y 44 años. Además, los pacientes con LES tienen entre una y tres veces más probabilidades de ser ingresados con insuficiencia cardiaca congestiva según un estudio de casos y controles. El RR de sufrir un ACV se encuentra también incrementado en los pacientes jóvenes con LES y el riesgo absoluto aumenta con la edad (n=9657, 177 eventos). Con respecto a la enfermedad vascular periférica, no se observaron diferencias con la población general, sin embargo sí se observó que la enfermedad vascular periférica predice un mayor grado de actividad clínica en el LES.
En la revisión se concluye que entre los factores de riesgo asociados a la ECV se encuentran:
- Hipercolesterolemia (5 estudios de cohortes): aumenta de una a dos veces el riesgo de ECV en pacientes con LES.
- Tabaquismo: Se presenta como un factor de riesgo independiente en el LES de ECV.
- Hipertensión: aumenta de una a dos veces el riesgo de ECV en LES.
- Sexo: Mayor riesgo de ECV en varones con LES.
- Edad: La edad avanzada es un predictor independiente de ECV en LES.
- Actividad de la enfermedad: Su predicción de ECV es variable.
- AAF: Aumentan el riesgo de ACV, pero no está claro que aumente la ECV de origen ateroesclerótico.
Asimismo, se concluye que el efecto de diferentes fármacos sobre el riesgo de ECV es variable. En diversos estudios, los glucocorticoides aparecen como factor de riesgo de ateroesclerosis en pacientes con LES, pero los resultados no son uniformes. Aunque los glucocorticoides disminuyen la inflamación sistémica, pudiendo reducir la carga aterogénica, su uso se asocia con exacerbación de múltiples factores de riesgo tradicionales, incluido el colesterol total, la glucemia, el IMC y la presión arterial, por lo que podrían tener efectos opuestos sobre el desarrollo de ECV, aún no bien definidos. Por otra parte, la HCQ mejora el perfil lipídico y glucémico.
2++
Uno de los primeros estudios que examinó el riesgo cardiovascular en pacientes con LES a través de factores de riesgo cardiovascular no tradicionales, analizó de manera retrospectiva el riesgo de desarrollar ACV, IAM no fatal, enfermedad coronaria general y muerte por enfermedad coronaria, en comparación con la población general en una muestra de 296 pacientes con LES731. El RR de sufrir un IAM no fatal (tras ajustar para factores de riesgo cardiovascular clásicos) fue de 10,1 (IC95%: 5,8–15,6), el de enfermedad coronaria general de 7,5 (IC95%: 5,1-10,4), el de enfermedad coronaria mortal 17 (IC95%: 8,1-29,7) y el de ACV de 7,9 (IC95%: 4,0-13,6).
2+
Para conocer la asociación entre el diagnóstico de AR o LES y el riesgo de desarrollar por primera vez un IAM, se llevó a cabo un estudio con 8688 pacientes con IAM y 33329 controles. El riesgo de IAM en pacientes con LES fue de 2,67 (IC95%: 1,34-5,34) en comparación con sus controles. La asociación entre riesgo IAM y LES fue mayor que para AR. El riesgo de IAM asociado al LES fue superior en varones que en mujeres732.
controles
2-
En un estudio en el que se realizó un seguimiento durante siete años a 277 pacientes con LES (85% mujeres, edad media: 51,2 años) para conocer la incidencia de eventos vasculares y sus factores predictores, se obtuvo una razón de incidencia estandarizada (SIR) de IAM o ACV de 1,27 (IC95%: 0,82-1,87), ocho veces mayor para las mujeres en el grupo de edad de 40-49 años (IC95%: 1,65-23,38). La SIR de IAM fue de 2,31 (IC95%: 1,34-3,7), 1,75 en mujeres (IC95%: 0,84-3,22) y 2,9 en varones (IC95%: 16-5,98). La edad media del paciente cuando sufrió el IAM fue de 69,6 años y de 64,8 años para el ACV. La actividad de la enfermedad (HR= 1,16; IC95%: 1,06–1,26) y la presencia de anticuerpos IgG aCL (HR= 3,08; IC95%: 1,32–7,17) fueron identificados como factores de riesgo para el desarrollo de eventos cardiacos733.
2+
Otro estudio basado en población investigó prospectivamente la asociación entre el LES y la incidencia de ECV en mujeres (n=119184)734. Se produjeron 8169 eventos cardiovasculares y 148 mujeres desarrollaron LES. El RR de ECV fue de 2,26 (IC95%: 1,45–3,52), de 2,25 (IC95%: 1,37–3,69) para enfermedad coronaria, de 2,29 (IC95%: 0,85–6,15) para ACV, de 1,81 para IAM (IC95%: 0,75-4,37).
2+
Una cohorte de pacientes asiáticos con LES (n=11673) y otra control (n=58185) pareada por edad, sexo y comorbilidad fueron seleccionadas para conocer la incidencia de ACV isquémicos en pacientes con LES735. Durante un seguimiento de siete años, se presentóun ACV isquémico en 258 pacientes con LES (2,22%) y en 873 personas sin LES (1,5%). Los pacientes con LES presentaron un RR de ACV isquémicos de 1,67 (IC95%: 1,45-1,91; P<0,001).
controles
2+
Se seleccionó a una muestra de pacientes con LES (n=241) y otra de controles (n=237) y se les realizó un seguimiento de siete a nueve años, con el fin de determinar el desarrollo de la enfermedad coronaria en el LES y los factores de riesgo asociados736. La enfermedad coronaria fue más frecuente entre los pacientes con LES que entre los controles (7,1 vs. 2,1%, P=0,01). El análisis multivariado mostró que la edad (HR= 1,08; P=0,002), la propia enfermedad (HR= 4,23; P=0,007) y presentar un nivel de triglicéridos ≥2,8 mmol/l se asociaron significativamente a la enfermedad coronaria.
controles
2+
Se llevó a cabo un estudio con 53 pacientes con LES y enfermedad coronaria (infarto o angina de pecho) y 96 pacientes sin antecedentes, con el objetivo de examinar los factores de riesgo para el desarrollo de aterosclerosis y enfermedad coronaria prematura en pacientes con LES737. Los pacientes con LES con enfermedad coronaria tenían más edad (53 vs. 42 años; P<0,001), más probabilidades de ser varón (20 vs. 7%; P<0,001) y una mayor exposición a los factores tradicionales de riesgo. También presentaban mayor probabilidad de ser tratado con glucocorticoides (OR= 2,46; IC95%: 1,03-5,88) y AZA (OR= 2,33; IC95%: 1,16-4,67) y de tener evidencia de daño acumulado (OR= 2,20; IC95% 1,09-4,44).
controles
2-
En un estudio que analizó la incidencia de eventos cardiovasculares y los factores de riesgos en el LES (n=1874), se observaron 134 eventos cardiovasculares (65 ACV, 27 IAM, 29 anginas y 13 enfermedad vascular periférica) en un seguimiento de 9,485 pacientes-año. El riesgo de eventos cardiacos fue 2,66 veces superior en pacientes con LES que en el resto de la población. Entre los factores demográficos, se observó una tasa relativa de eventos cardiovasculares mayor en varones que en mujeres (RR= 2,15; IC95%: 1,33-3,46; P=0,0017). Los pacientes tratados con ≥ 20 mg/día de glucocorticoides en el momento del estudio presentaron un aumento sustancial del riesgo, incluso después del ajuste por la actividad de la enfermedad (RR= 5,4: IC95%: 2,4-12,3; P<0,0001)738.
2-
En otro estudio, cuyo objetivo fue determinar los factores de riesgo asociados a los eventos cardiovasculares en el LES (n=498), se observó que el riesgo de sufrir un evento cardiovascular aumentaba con la hipercolesterolemia (RR= 3,35; IC95%: 1,34–8,36; P=0,003) y la edad avanzada en el momento del diagnóstico del LES (RR= 1,21; IC95%: 1,09–1,35; P=0,02)739. En este estudio se observó que, en mujeres con LES entre 35-44 de edad, la probabilidad de IAM llega a ser hasta 52 veces mayor que para las mujeres sanas de la misma edad (RR= 52,43; IC95%: 21,6–98,5).
2-
En un estudio cuyo objetivo fue conocer la incidencia y los factores de riesgo de los eventos trombóticos en pacientes con LES de distintas etnias (n=625)740, se observó que la incidencia de eventos trombóticos arteriales (65% ACV y 19% IAM) y venosos (80% trombosis venosa periférica y/o embolismo pulmonar) fue de 1,6 pacientes/año y 1,3 pacientes/año, respectivamente. El riesgo acumulado de eventos trombóticos arteriales tras 60 meses del diagnóstico de LES fue del 8,5% para los pacientes chinos, del 8,1% para los afroamericanos y del 5,1% para los caucásicos. El riesgo acumulado de eventos trombóticos venosos fue del 3,7%, 6,6% y 10,3%, respectivamente. A pesar de estas diferencias numéricas inter-étnicas, no se alcanzó significación estadística en ningún caso. Los factores de riesgo para los eventos trombóticos arteriales fueron la edad avanzada (P=0,03), la duración de la enfermedad (P=0,04) y un nivel de HDL ≤ 1mmoles/l (P=0,001). Los factores de riesgo para los eventos trombóticos venosos fueron el sexo masculino (P=0,02), un nivel de HDL ≤ 1mmoles/l (P=0,005), un IMC ≥ 27 kg/m2 (P=0,001), un síndrome nefrótico persistente (> seis meses) y cualquier AAF (P<0,001).
2+
En la cohorte LUMINA (n=637) se trató de determinar las factores que predecían daño de origen cardiovascular (definido según el índice de daño SLICC/ACR DI) en pacientes con LES741. Se registraron 43 eventos de daño cardiovascular. El riesgo de daño se vio aumentado con la edad (OR= 1,06; IC95%: 1,03-1,09), el sexo masculino (OR= 3,57; IC95%: 1,35-9,09), la presencia de proteína C reactiva (OR= 2,63; IC95%: 1,17-5,91) y el daño acumulado de la enfermedad (OR= 1,28; IC95%: 1,09-1,5). La probabilidad de sufrir daño cardiovascular en función de la etnia fue del 6,8% para hispanos-Texas, del 1% para hispanos-Puerto Rico, 7,6% afroamericanos y del 8,8% para caucásicos (P=0,047).
2+
En otro estudio compararon la frecuencia y los factores de riesgo de ECV subclínica medida a través de ultrasonido modo B de la arteria carótida y tomografía computarizada de haz de electrones de las arterias coronarias entre las mujeres afro-americanas y las caucásicas con LES, recultadas del Chicago Lupus Database y el Pittsburgh Lupus Registry, sin eventos cardiovasculares previos (n=309)742. Se observó que entre los factores de riesgo tradicionales, las mujeres afroamericanas presentaban mayor IMC (29,5 vs. 27,1 kg/m2 ) y tensión arterial diastólica (77,8 vs. 74,7 mmHg) que las mujeres blancas. La tensión arterial sistólica también fue mayor en las afroamericanas, después de ajustar por la edad y por el lugar de estudio. La lipoproteína A y la proteína C reactiva también diferían entre los dos grupos, con niveles más altos en las afroamericanas en comparación con las caucásicas. Las afroamericanas mostraron una mayor actividad de la enfermedad (SLEDAI: 4,4 vs. 2,6), un mayor daño acumulado (media SLICC/ACR DI: 2,4 vs.1,2), un mayor uso de glucocorticoides (61,9 vs. 36,3%), una mayor duración media del tratamiento con los mismos (10,9 vs. 9,2 años) y una mayor frecuencia de anti-ADNdc positivos en comparación con las caucásicas. Las afroamericanas también presentaron parámetros analíticos sugestivos de un mayor grado de inflamación, como un nivel mayor de fibrinógeno, mayores cifras de VSG o un mayor grado de hipoalbuminemia. En comparación con las caucásicas, más afroamericanas tenían placa en la arteria carótida (43,5 vs. 29,6%, OR= 1,94; IC95%: 1,03-3,65).
transversal
3
Otro estudio seleccionó a 160 pacientes con LES y 245 controles para comparar la frecuencia, el fenotipo y las características del síndrome metabólico en estos pacientes y sus posibles asociaciones con enfermedades cardiovasculares331.
Se observó una frecuencia de síndrome metabólico numéricamente mayor en el grupo de pacientes con LES que en el grupo control (20 vs. 13%, P=0,083). La frecuencia de ECV fue 28 veces mayor en el grupo de pacientes con LES que en el control (11,3 vs. 0,4%; P<0,001).
transversal
3
Con el fin de determinar si existe disparidad racial/étnica en lo que se refiere a la edad en que los pacientes con LES experimentan enfermedades cardiovasculares y, específicamente, aquellas asociadas a la muerte, se seleccionó a una cohorte de 3625 personas con LES con 124.688 hospitalizaciones y personas sin LES con 31.927.484 hospitalizaciones743. Las diferencias de edad entre las mujeres con LES (n=3625) y mujeres sin LES ingresadas por ECV fueron significativas (60,8±13,7 vs. 71,3±13,4; P<0,0001). En los pacientes blancos con LES la edad fue superior al resto de los grupos raciales/étnicos, con la excepción del grupo de asiáticos. Tanto en mujeres con y sin LES, las mujeres negras con ECV fatal fueron significativamente más jóvenes (P<0,0001).
controles
2+
Toloza et al. evaluaron los factores de riesgo asociados a la aparición de eventos vasculares en la cohorte LUMINA (n=546), inicialmente y cada seis meses (media del seguimiento 73,8 meses)744. Treinta y cuatro pacientes desarrollaron eventos vasculares (18 cerebro- vasculares, 13 cardiovasculares y cinco eventos vasculares periféricos). El número de factores de riesgo tradicionales para los eventos vasculares eran más elevados en pacientes que finalmente lo desarrollaron que en aquellos que en los que no (7,2±2,2 vs. 5,2±2,2; P<0,001). Los predictores independientes de eventos vasculares fueron la edad avanzada (P<0,001), el tabaquismo activo (P=0,009), el tiempo de seguimiento (P<0,001), los niveles séricos elevados de proteína C-reactiva (P=0,015), y la presencia de cualquier AAF (P=0,003).
2+
En otro trabajo, se seleccionó una muestra de pacientes con LES (n=1072) para conocer la frecuencia y los factores de riesgo de la ECV en pacientes chinos. Se observó una frecuencia global del 6,6%. Estratificando por edades, entre los pacientes de ≤19 años la frecuencia fue del 3,4%, entre 20 y 39 años del 9,2%, entre 40 y 69 años del 5,5% y para los mayores de 60 años del 20,4% (P<0,001). La probabilidad de sufrir ECV aumentó en los pacientes que presentaban NL (7,6 vs. 3,8%; P=0,026).Tener 60 años o más (RR= 5,09; IC95%: 1,33-19,49), la tensión diastólica elevada (RR= 1,05; IC95%: 1,02-1,08), la creatinina alta (RR= 1,002; IC95%: 1,00-1,003) y el uso prolongado de glucocorticoides (RR= 1,005; IC95%: 1,00-1,01) se asoció a ECV. Los niveles de colesterol HDL (OR= 0,121; IC95%: 0,04-0,36) se asociaron negativamente con ECV745.
transversal
3
Un estudio con 111 pacientes chinos con LES y 40 controles sanos analizó la frecuencia y los factores de riesgo de ateroesclerosis prematura, evaluada a través de ecografía (Doppler modo B)746. Se observó una mayor prevalencia de placas carotídeas en pacientes con LES que en los controles (14 vs. 0%; P=0,007) y un mayor grosor de la pared íntima-media (P=0,001). Se encontró también que los pacientes con LES tenían una mayor prevalencia de hipertensión arterial (P=0,001), hipercolesterolemia (P=0,022) e hipertrigliceridemia (P<0,001). En pacientes con LES, la prevalencia de placas de ateroma aumentó con la edad, de un 2% en mujeres menores de 35 años a un 32,4% en mujeres mayores de 39 años. En las pacientes con LES, los predictores de la presencia de placas carotídeas fueron la edad, una mayor duración de la enfermedad, un mayor IMC, un aumento de la tensión arterial, un menor tiempo de protrombina, un mayor nivel de proteína C reactiva, un mayor daño acumulado, una mayor dosis de prednisona acumulada, un menor uso de HCQ y un mayor grosor de la pared íntima-media.
controles
2-
Otro estudio de casos (n=179) y controles (n=197) evaluó la prevalencia de la aterosclerosis, examinada a través de ecografía, y su relación con los factores de riesgo de ECV. La ateroesclerosis subclínica fue más frecuente entre los pacientes con LES que entre los controles 37,1 vs. 15,2%, (RR= 2,4; IC95%: 1,7–3,6; P<0,001). En el análisis multivariante sólo la edad avanzada (OR= 2,4 por 10 años; IC95%: 1,8–3,1), padecer LES (OR= 4,8; IC95%: 2,6–8,7) y un nivel de colesterol sérico más alto (OR= 1,1 por 10 mg por decilitro [0,26 mmol/l]; IC95%: 1,0–1,5) se asociaron de forma independiente a la presencia de aterosclerosis747.
controles
2-
Otro estudio se realizó para examinar si la prevalencia y el grado de calcificación de las arterias coronarias es mayor en pacientes con LES (n=65), en comparación con un grupo control de la misma edad, raza y sexo (n=69)748. La calcificación coronaria fue más frecuente en los pacientes con LES (20/65, 30,8%) que en los controles (6/69, 8,7%; OR= 4,7; IC95%: 1,7–12,6; P=0,002). Además, la puntuación media de la calcificación fue superior entre los pacientes con LES (68,9 ± 244,2 vs. 8,8 ± 41,8; P<0,001).
controles
2-
Para evaluar los cambios en el espesor íntima-media carotídeo y su asociación con factores de riesgo, se reclutó a una cohorte española con 101 pacientes con LES y se obtuvieron las medidas del grosor íntima-media carotídeo por ultrasonido, en un intervalo de dos años. Además, se evaluaron los factores de riesgo cardiovascular, la actividad de la enfermedad, el daño acumulado y parámetros bioquímicos. Se observó que el espesor íntima-media carotídeo basal (P<0,001), la edad (P<0,001), la edad de diagnóstico (P<0,001), la duración de la enfermedad (P<0,044), la homocisteína (P<0,041), C3 (P<0,003) y C5 (P<0,033) se presentaban como factores de riesgo de la progresión del espesor íntima-media carotídeo749.
cohorte
2+
Para determinar la prevalencia y los correlatos clínicos de la ateroesclerosis mediante ecocardiografía transesofágica multiplano en pacientes con LES, se comparó a un grupo de pacientes (n=47) con un grupo de personas sanas con la misma edad y el mismo sexo (n=21)750. La prevalencia de placas ateroescleróticas, un espesor íntima-media aórtico aumentado o la presencia de ambos hallazgos, tuvieron una mayor incidencia entre los pacientes que entre los controles (37 vs. 14%, 23 vs. 0%, y 43 vs. 14%, P=0,02 en todos los casos). Entre los pacientes con LES, la edad en el momento del diagnóstico fue el único predictor independiente de la ateroesclerosis aórtica (OR= 1,12 por año a partir del diagnóstico del LES; IC95%: 1,4–1,19; P=0,001) mientras que la terapia con CFM fue un factor de protección (OR= 0,186; IC95%: 0,15–0,95; P=0,04).
controles
2-
Con el fin de conocer la prevalencia de ateroesclerosis subclínica (presencia de placa carotídea o aumento del grosor íntima-media carotídeo) y de disfunción endotelial (medida por la dilatación mediada por flujo), así como su asociación con los factores de riesgo cardiovascular tradicionales, se seleccionó a una cohorte de 60 pacientes con LES, y se comparó con 38 controles sanos. Los pacientes con LES tenían una mayor proporción de ateroesclerosis subclínica (26/60, 43,3%) en comparación con los controles (1/43, 2,3%; P<0,01). Asimismo, la dilatación mediada por flujo se encontraba alterada más frecuentemente en los pacientes con LES, que en los controles (18,97 vs. 9,97%, P<0,00001). En los análisis multivariantes, tanto el LES per se, como el daño acumulado fueron predictores independientes de ateroesclerosis subclínica y padecer LES de la disfunción endotelial. Tanto en los pacientes como en los controles, la edad (R2 = 0,028; P=0,036) y la proteína C reactiva (R2= 0,105; P=0,005) mostraron una asociación significativa con la función endotelial (P<0,05). Y en los pacientes con LES, la tensión arterial diastólica (R2= 0,065; P=0,05), el uso acumulado de HCQ (R2= 0,087; P=0,02), las lipoproteínas de muy baja densidad (R2= 0,117; P=0,05) y el HDL (R2= 0,087; P=0,025) tuvieron una asociación significativa con la disfunción endotelial751.
controles
2+
Kiani et al. estudiaron la prevalencia y la asociación con el LES de la calcificación de la válvula aórtica, medida a través de tomografía, observando calcificación de la válvula aórtica en el 1,5% de la muestra (n=199), mientras la calcificación coronaria se observó en el 43% y la calcificación en la carótida en el 17%. La calcificación de la válvula aórtica se asoció con hipercoagulabilidad (P=0,0287) pero no a la calcificación coronaria o calcificación de placa carotídea. Como factores de riesgo para la calcificación de la válvula aórtica se encontró la proteína C reactiva (P=0,0592), el fibrógeno (P=0,0507) y la lipoproteína A (P=0,025), el uso de prednisona (P=0,04) y también de MTX752.
2-
Con el fin de evaluar el impacto de los factores de riesgo tradicionales, y determinados biomarcadores en la aterosclerosis subclínica prematura, se incluyeron a 182 pacientes con LES libres de ECV en un estudio de cohorte con un seguimiento de ocho años. El 13% de los pacientes presentaron una ECV por primera vez (n=24). Entre los factores de riesgo tradicionales sólo la edad (P<0,0001) y el tabaquismo (P=0,03) fueron predictores significativos. Los AAF (P=0,002), la elevación de los marcadores de activación endotelial (P≤ 0,005) y el fibrinógeno (P=0,02) predijeron la ECV753.
2+
McMahon et al.754 examinaron si la HDL proinflamatoria y la leptina aumentan el riesgo de ECV en los pacientes con LES. Para ello, reclutan 210 pacientes con LES y 100 controles sanos de la misma edad (todas mujeres) en un estudio de cohorte prospectivo (Predictors of Risk for Elevated Flares, Damage Progression and Increased Cardiovascular Disease in SLE-PREDICT). La presencia de la placa carotídea y el grosor íntima-media (IMT) se midieron al inicio del estudio y el seguimiento. La placa carotídea se asoció significativamente con una edad superior a 48 años (OR= 4,1; P=0,002), los niveles de HDL proinflamatoria (OR= 9,1; P<0,001), los niveles de leptina > 34 ng/dl (OR= 7,3; P=0,001), los niveles plasmáticos de TWEAK > 373 pg /ml (OR= 28,8; P=0,004), y la historia de la diabetes (OR= 61,8, P<0,001).
controles
2+
En el momento actual la recomendación es considerar al paciente con LES como un paciente con alto o muy alto riesgo vascular, en base a la elevada prevalencia de los eventos cardiovasculares, así como su temprana edad de aparición respecto a población general730. Por tanto, parece razonable evaluar periódicamente el riesgo cardiovascular de estos pacientes, tal y como recomienda EULAR10.
2++
No existen escalas específicas diferentes a las de la población general para evaluar el riesgo vascular de los pacientes con LES. El cálculo mediante las ecuaciones clásicas infraestima el riesgo y no conlleva diferencias significativas en el manejo de los factores de riesgo, tal y como demuestra un estudio de cohortes publicado en el año 2009 por O´Neill et al. En este trabajo se analizó el impacto sobre el tratamiento de los pacientes con LES tras calcular su riesgo cardiovascular a 10 años. En aquellos con riesgo mayor del 7,5% se propuso una intervención, que derivó en un manejo similar al que previamente recibían los pacientes en el 96%. Los autores concluyen la necesidad de escalas de riesgo que integren los factores de riesgo cardiovascular clásicos con aquellos relacionados con el propio LES755.
controles
2-
Bartolini et al. publicaron un trabajo donde proponen una estratificación del riesgo cardiovascular en pacientes con LES en tres categorías, integrando variables relacionadas con la enfermedad con las comúnmente identificadas en la población general. Según esta escala no existirían pacientes de bajo riesgo. Tendrían riesgo moderado aquellos con LES inactivo o poco activo. Riesgo elevado en el caso de LES activo y/o tratamiento con glucocorticoides. Finalmente, riesgo muy elevado en el caso de coexistencia de LES y alguno de los siguientes: ECV establecida, diabetes mellitus, glomerulonefritis lúpica activa, enfermedad renal crónica moderada o grave, puntuación ≥10 y/o presencia de placa de ateroma en ecografía carotídea756.
Queda por demostrar la eficacia de este algoritmo en futuros trabajos, así como sus posibles implicaciones en la intensidad del control de los factores de riesgo, pero es posible que aporte una mejor aproximación al riesgo real de los pacientes con LES, al integrar variables clásicas con otras relacionadas con la propia enfermedad.
analítico
3
La frecuencia con la que debemos evaluar el riesgo cardiovascular de los pacientes con LES no ha sido establecida ni analizada en ningún estudio. Otras patologías consideradas como equivalentes en términos de riesgo vascular, por ejemplo la diabetes mellitus, precisan de un control semestral de los factores de riesgo cardiovascular en el caso de un buen control de los mismos. En el caso de mal control de uno o más factores de riesgo la evaluación sería trimestral757.
4
Resumen de la evidencia
2+ |
Los pacientes con LES presentan un aumento del riesgo de eventos cardiacos331,738 y de enfermedad coronaria respecto al resto de la población736. En concreto, los pacientes con LES presentan un riesgo de IAM entre dos y 10 veces superior730,734 y entre una y tres veces más probabilidad de ser ingresado con insuficiencia cardiaca congestiva que sus controles emparejados por sexo y edad730. Los pacientes con LES presentan una mayor prevalencia de placas ateroescleróticas y un espesor íntima-media aórtico anormal de forma más frecuente750. La tasa de ateroesclerosis es entre 2,4747 y 4,7 veces mayor748 y la tasa de ateroesclerosis subclínica llega a ser hasta 18,8 veces mayor que la población general751. El RR de sufrir un ACV se encuentra incrementado730,734,735 llega a ser hasta siete veces superior a lo que cabría esperar, en función de los factores de riesgo vasculares731. Sin embargo, no se han observado diferencias con la población general en las tasas de enfermedad vascular periférica730. |
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Entre los factores de riesgo asociados a la ECV se encuentra:
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2+ |
El efecto de difeferentes fármacos sobre el riesgo de ECV es variable. De los que existe más información son:
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2+ | En relación a la probabilidad de sufrir eventos cardiacos en función de la etnia, el riesgo es superior en pacienes aframericanso, que tienen mayor número de factores de riesgo, frente a sus iguales caucásicos742-744. También se han hallado diferencias en el riesgo que presentan los pacientes caucásicos e hispanos, con una menor probabilidad de aparición en estos últimos741,744. Sin embargo, no se han observado diferencias étnicas en el riesgo de eventos trombóticos arteriales ni venosos740. |
4 | La frecuencia con la que se debe evaluar el riesgo cardiovascular de los pacientes con LES no ha sido establecida ni analizada en ningún estudio.757. |
2- | No existen escalas específicas consolidadas que nos ayuden en la valoración del riesgo cardiovascular en pacientes con LES755. |
Recomendaciones
√ | Se sugiere evaluar el riesgo cardiovascular con la frecuencia con que se recomienda para otras enfermedades de alto riesgo cardiovascular como la diabetes, usando los instrumentos disponibles para población general hasta disponer de instrumentos específicos y validados para el LES e individualizando la estimación en función de factores asociados a aumento de riesgo específicos del LES. |
8.1.2. Prevención de eventos cardiovasculares
Pregunta a responder
- ¿Existen evidencias sobre dianas específicas de cifras de colesterol o solo podemos trasladar las recomendadas para otras patologías de alto riesgo cardiovascular como la diabetes?
Varios estudios han demostrado la asociación entre el LES y la arterioesclerosis prematura y está ampliamente aceptado que estos pacientes tienen un riesgo alto de sufrir enfermedades cardiovasculares, lo cual no puede ser explicado completamente por los factores de riesgo clásicos, sino que también pueden verse implicados otros relacionados con la propia enfermedad como la inflamación sistémica crónica o el tratamiento con glucocorticoides331,758.
Varios estudios observacionales, realizados la mayoría en poblaciones caucásicas, han mostrado una prevalencia significativamente mayor de dislipemia en enfermos de LES comparada con controles sanos y algunos autores hacen referencia a un «patrón de dislipemia del LES» caracterizado principalmente por niveles elevados de triglicéridos y lipoproteínas de muy baja densidad, y disminuidos de HDL758. Diversos autores sugieren que la dislipoproteinemia en estos enfermos puede tener un origen multifactorial en el que intervienen factores como el tratamiento esteroideo, la actividad de la enfermedad o la afectación renal.759-761. La hipercolesterolemia se ha identificado en varios estudios como factor de riesgo de enfermedad coronaria en los pacientes con LES759,760.
No se han identificado estudios que aporten datos reveladores en relación a la cifra óptima de colesterolemia en los pacientes con LES.
Actualmente, las recomendaciones para la prevención del riesgo cardiovascular en la población general establecen unos valores óptimos de colesterol en sangre en función de los factores de riesgo de los sujetos. Según la guía para prevención del riesgo cardiovascular del 2012 de la Sociedad Europea de Cardiología762, para personas con bajo riesgo cardiovascular el nivel de colesterol total recomendado es menor 5 mmol/(aproximadamente 190 mg/dl) y el LDL menor de 3 mmol/l (115 mg/dl), mientras que para individuos con alto riesgo se recomienda un LDL por debajo de 2,5 mmol/l (96,5 mg/dl), y 1,8 mmol/ (69,5 mg/dl) si se trata de muy alto riesgo. Aunque no hay recomendaciones específicas establecidas para pacientes con LES, sí incluyen a ésta patología en el grupo de enfermedades con riesgo cardiovascular aumentado.
Por su parte, la Asociación Americana de Cardiología, en sus recomendaciones del 2013763 se centra en el tratamiento hipolipemiante y hace referencia a los valores previamente establecidos por el NCEP (National Cholesterol Education Program), que establece como nivel de colesterol deseable una concentración menor de 200 mg/dl (que no óptimo), y un LDL entre 100 y 129, siendo menor de 100 mg/dl el óptimo764.
Formiga et al., tomando como valor de referencia para la hipercolesterolemia un nivel de colesterol total superior a 200 mg/dl (5,2 mmol/l), obtuvieron una prevalencia de dislipoproteinemia del 55% en un grupo de mujeres premenopaúsicas con LES (n=53) frente a un 30% en el grupo control de mujeres premenopaúsicas sanas (n=35) (P=0,03), con unos niveles de colesterol total más elevados que en sanos (5,38±1,2 mmol/l vs. 4,86±0,9 vs; P=0,01), así como de triglicéridos (P=0,02) y apolipoproteína A y B (P=0,0001)761.
En otro estudio (n=53), la media del nivel de colesterol observada fue mayor de 5,60 mmol/l en pacientes de LES sin morbilidad cardiovascular y de 5,9 mmol/l en los pacientes con morbilidad frente a 4,9 mmol/l en personas sanas (P<0,01); la cifras de triglicéridos y LDL también fueron mayores en los enfermos (P<0,001)765.
Magadmi et al. no encontraron una concentración significativamente mayor de colesterol total en personas con LES que en sanas, pero sí de triglicéridos (P=0,02), así como un menor nivel de HDL (P<0,01)766.
observacio-
nales
3
Los resultados de otros estudios identificados, que centran su atención en la descripción y caracterización de las diferentes subclases de lipoproteínas, sugieren la presencia de un perfil lipídico más aterogénico en pacientes con LES que en la población general759,767-770.
McMahon et al. (n=154) revelaron que el HDL en los pacientes con LES era más proinflamatorio que en los sanos (P<0,0001) y además que la prevalencia de éste HDL proinflamatorio también era mayor (44,7% vs. 4,1%; P<<0,0001)767.
Sólo dos de estos estudios muestran valores de colesterol total y no observaron diferencia significativa entre enfermos y sanos, sin embargo, ambos trabajos obtuvieron niveles más altos de triglicéridos (P<0,05 y P=0,004)771,772 y uno de ellos (50 sanos y 50 LES) también encontró un aumento significativo de otras partículas aterogénicas en los participantes con LES768.
Niveles mayores de triglicéridos (P=0,035) y menores de HDL (P=0,024) en LES comparado con sanos se observaron también en el estudio de Hua et al.769.
Urquizu-Padilla et al. analizaron las variaciones del perfil lipídico entre los brotes y las fases de remisión de la enfermedad (n=54, 88,5% mujeres). Aunque se observó una tendencia a tener niveles peores en los valores absolutos de colesterol total, HDL, LDL y triglicéridos urante el brote comparado con la remisión, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas. Sin embargo, los ratios colesterol total/HDL Y LDL/HDL si fueron mayores durante los brotes que en fase de remisión (P=0,007 y P=0,015)759.
Otros autores, aunque tampoco focalizan su investigación en el objeto de esta pregunta, establecen algunas relaciones entre la hipercolesterolemia y la morbilidad del LES partiendo de unos valores de referencia.
observacio-
nales
3
Petri et al.,760 en un análisis de la Johns Hopkins Lupus Cohort (n=229), obtuvieron que el 8,3% sufrieron algún tipo de enfermedad coronaria, y estos, comparados con los pacientes que no los sufrieron, tenían más probabilidad de haber tenido niveles más altos de colesterol (media: 271,2 vs. 214,9 mg/dl, P=0,0001) o un nivel por encima de 200 mg/dl (OR= 14,5; IC95%: 1,9-112,1).
En un segundo estudio sobre esta misma cohorte se informa que el perfil de riesgo cardiovascular más frecuente fue la presencia de 2 factores de riesgo y, dentro de ese perfil, el que más se dio fue sedentarismo más hipercolesterolemia (definida como una concentración sérica mayor de 200mg/dl). Se tomaron los valores de colesterol evaluados en un año, observándose que el 56,3% de los pacientes tuvo al menos una medida superior a esa cifra773.
transversa-
les
3
Un estudio de una cohorte canadiense analizó las determinaciones de hipercolesterolemia realizadas en los tres años posteriores al diagnóstico de LES, tomando como valor de referencia 200 mg/dl.
Observaron cifras alteradas en el 75,4% de pacientes en alguna de las determinaciones, de los cuales el 40% mostraron hipercolesterolemia mantenida, definida como al menos una determinación elevada al año dentro de ese periodo de tres años. También encontraron diferencias significativas en la frecuencia de enfermedad coronaria (total 14,2%) entre los distintos grupos: 28% en pacientes con hipercolesterolemia mantenida, 6,4% en hipercolesterolemia variable y 3% en valores normales (P=0,005)774.
cohortes
2+
La prevalencia de eventos cardiovasculares observada por Manzi et al. en una muestra de 498 mujeres (n=498, 76% caucásicas) fue del 7,3%, de las cuales, el 18% tenía hipercolesterolemia (valor >240mg/dl) frente al 4% de las que no lo habían sufrido (RR= 3,35; IC95%: 1,4–8,36)739.
cohortes
2+
Leong et al. llevaron a cabo un estudio en 100 pacientes de etnia china, en el que encontraron una asociación significativa entre la hipercolesterolemia (> 200mg/dl) y daño renal y LES activo (ambos P<0,001)775.
3
Resumen de la evidencia
3 | La evidencia existente sugiere que los enfermos de LES tienen mayor prevalencia de hipercolesterolemia y un perfil lipídico más aterogénico que la población general.761,763-765,772. |
3 | La hipercolesterolemia está presente en los pacientes que sufrieron eventos cardiovasculares con mayor frecuencia que en los que no los tuvieron739,760,773,774. |
No hay evidencia disponible sobre cifras diana de colesterol específicas para los pacientes con LES. | |
4 | La Sociedad Europea de Cardiología incluye al LES en el grupo de población con riesgo aumentado de sufrir eventos cardiovasculares, para los que recomienda un nivel de LDL menor de 2,5 mmol/l; esta cifra es la recomendada para los pacientes diabéticos tipo II sin enfermedad arterioesclerótica instaurada, así como una cifra de colesterol total de 4,5 mmol/l (175 mg/dl)762. |
Recomendaciones
√ | Se recomienda establecer las cifras de colesterol recomendadas para personas con riesgo cardiovascular aumentado como las deseables para las personas con LES. |
8.1.3. Indicación de aspirina
Pregunta a responder
- ¿En qué personas con lupus eritematoso sistémico está indicado el uso de aspirina?
El tratamiento antiagregante con este fármaco a una dosis entre 75 y 150 mg/día en pacientes con ECV previa produce una reducción de la mortalidad cardiovascular y de episodios vasculares mayores776.
En los pacientes con LES, se suele indicar el tratamiento con aspirina cuando existen otros factores de riesgo tales como la presencia de alguna ECV o hipertensión, diabetes mellitus, hiperlipidemia, presencia de AAF y/o en pacientes fumadores777-779.
Se han localizado y evaluado dos ECA, una RS y un total de cuatro estudios observacionales que valoran el uso de la aspirina como tratamiento preventivo en pacientes con LES.
En la reciente RS de Arnaud et al. se incluyeron 11 estudios en un MA con el objetivo de evaluar la eficacia de bajas dosis de aspirina para la prevención primaria de trombosis en pacientes con AAF. Se seleccionaron aquellos estudios observacionales y de intervención, que compararan la incidencia de trombosis en pacientes con AAF tratados con aspirina frente a pacientes con AAF sin este tratamiento. La puntuación media de la calidad de los estudios incluidos fue de 64 sobre 100. El MA se realizó utilizando un modelo de efectos aleatorios y se obtuvo un OR 0,5 (IC95%: 0,27-0,93) para el riesgo de primer evento trombótico al comparar el grupo de pacientes tratados con aspirina (n=601) frente al grupo de pacientes sin tratamiento con aspirina (n=607)694.
De los 11 estudios evaluados, ocho incluían pacientes con LES (n=440). El análisis por subgrupos según patología reveló un significativo efecto protector de la aspirina en los pacientes con LES (OR= 0,55; IC95%: 0,31-0,98).
1+
En la misma línea, el reciente ensayo clínico ALIWAPAS (A prospective, multi-centre, randomised trial comparing low-dose aspirin with low-dose aspirin plus low-intensity oral anticoagulation in the primary prevention of thrombosis in patients positive for antiphospholipid antibodies) con 5 años de seguimiento y 232 pacientes con AAF y LES y/o SAF demostró que la incidencia de trombosis es menor en pacientes con AAF tratados con bajas dosis de aspirina (con o sin tratamiento anticoagulante) que en los no tratados780. En este estudio, se pretendía evaluar la eficacia del tratamiento con bajas dosis de aspirina (de 75 a 100 mg/día) frente al tratamiento con bajas dosis de aspirina más bajas dosis de warfarina en la prevención primaria de trombosis. De los 232 pacientes, 166 fueron asignados aleatoriamente en dos grupos de intervención recibiendo tratamiento con bajas dosis de aspirina (n=82) y tratamiento con bajas dosis de aspirina además de bajas dosis de warfarina (n=84). Los 66 pacientes que no aceptaron participar en la aleatorización, fueron asignados al grupo control. La incidencia de trombosis en los pacientes aleatorizados fue de 1,8 eventos/100 personas-año (1,7 para el grupo tratado con aspirina y 1,8 para el grupo tratado con aspirina y warfarina) y de 4,9 eventos/100 personas-año en el grupo de observación (HR= 2,43; IC95%: 0,87-6,79).
1+
Asimismo, un estudio más reciente con 33 pacientes con LES y nueve controles sanos se llevó a cabo con el fin de determinar la presencia de resistencia a la aspirina. Se obtuvo que el 19,2% de los pacientes con LES (n=42) bajo tratamiento regular con aspirina (100 mg/día) desarrollan resistencia a este tratamiento777.
control
2-
Resumen de la evidencia
1+ | El tratamiento profiláctico con bajas dosis de aspirina (75-100 mg/día) reduce el riesgo de padecer eventos trombóticos en pacientes con LES y AAF694,780. |
2++/2+ | Pacientes con LES y tratamiento continuado con aspirina pueden desarrollar resistencia al tratamiento777,778. |
Recomendaciones
A | Se recomienda el tratamiento con dosis bajas de aspirina en personas con LES que presenten anticuerpos antifosfolípido en valores medio-altos de forma persistente, para la prevención primaria de trombosis. |
D | Se sugiere el tratamiento con bajas dosis de aspirina en personas con LES y enfermedad cardiovascular previa en los mismos términos que para la población general. |
8.1.4. Indicación de antihipertensivos
Pregunta a responder
- ¿Hay evidencias que favorezcan el uso de determinados antihipertensivos como los bloqueantes de la angiotensina en personas con lupus eritematoso sistémico?
La escasa evidencia científica identificada relacionada con el uso de antihipertensivos en pacientes con LES se limita al uso de los IECA y de los ARA II.
Se encontraron tres estudios observacionales que estudiaron los efectos del uso de IECA y/o ARA II sobre la afectación renal, proteinuria, actividad clínica y otras medidas en los pacientes con LES520,781,782.
El estudio de Durán-Barragán520 es un sub-análisis de datos de la cohorte LUMINA49, en el cual se incluían pacientes con LES de menos de 5 años de evolución desde el diagnóstico y pertenecientes a diferentes grupos étnicos de EE.UU. El estudio analizó la influencia del uso de los inhibidores de la ECA en el desarrollo de la afectación renal. Para ello se seleccionó a los pacientes que en la evaluación inicial no presentaban dicha manifestación clínica y comparó dentro de este subgrupo de pacientes a los que usaban los IECA (n=80) y los que no los usaban (n=298) con respecto al desarrollo de nefritis. De acuerdo a sus resultados la probabilidad de no sufrir la afectación renal a los 10 años era del 88,1% para los usuarios de inhibidores y del 75% para los que no los usaban (P=0,0099). El 7,1% de los pacientes que usaban IECA desarrollaron proteinuria persistente, mientras que en los no expuestos se producía en el 22,9% de los casos (P=0,0016). Finalmente, utilizando un análisis multivariante de regresión de Cox se observó que los pacientes tratados con IECA presentaban un tiempo de evolución más larga hasta el desarrollo de afectación renal que los no tratados (HR= 0,27; IC95%: 0,09-0,78). En un análisis realizado en un subgrupo de 288 pacientes de los cuales el 18,8% eran usuarios de IECA, se observó, utilizando un modelo de regresión logística condicionada, que el uso de estos fármacos se asociaba con un menor riesgo de presentar actividad clínica de la enfermedad (HR= 0,56; IC95%: 0,34-0,94; P=0,026).
observacio-
nal
2+
Un estudio de revisión de casos realizado en Hong Kong analizó efectos de los IECA o los ARA II en 14 pacientes con NL, dos tipo III, seis tipo ev y seis tipo V, (edad media: 38,3±9,1; 79% mujeres), que llevaban más de 18 meses con el tratamiento: nueve pacientes tratados con ramipril (IECA), tres con enalapril (IECA) y dos con losartan (ARA II) como tratamiento de segunda línea de hipertensión o para reducir proteinuria. Se compararon los cambios observados en proteinuria, albumina sérica, aclaramiento de creatinina y presión arterial antes y después del tratamiento. El seguimiento promedio fue de 52,1±35,7 meses. La mediana del nivel de proteinuria antes de empezar el tratamiento con IECA o ARA II fue de 1,98 (IC95%: 1,10-6,90) y en la última determinación tras el tratamiento de 0,36 (IC95%: 0,00-1,35; P=0,043). El nivel de albumina sérica se elevó de manera significativa (35,8±3,6 vs. 41,3±2,2; P=0,023) y la presión arterial sistólica descendió (137,6±10,9 vs. 114,8±13,7). Para otras medidas de resultado no se observaron diferencias significativas781.
obervacio-
nal
2-
Otro estudio histórico fue realizado en Japón y analizó efectos de losartan como tratamiento añadido al uso de enalapril en solamente siete pacientes (edad media 41,1±17,4; 100% mujeres) con NL (dos tipo III, tres tipo ev y dos tipo V) con proteinuria persistente pese al uso de glucocorticoides y al tratamiento inmunosupresor (al menos durante seis meses). Se analizaron cambios en el nivel de proteinuria y efectos adversos renales asociados a losartan a lo largo de 12 meses. La bajada del nivel de proteinuria (expresada en el% del nivel basal) fue del 53,2±8,3% a los tres meses, del 62,7±5,6% a los seis meses y del 84,8+9,6% a los 12 meses, (P<0,01). La presión arterial sistólica y diastólica también bajaron significativamente (P&<0,01), pero en la actividad sérica no se observaron cambios significativos782.
observacio-
nal
2-
Resumen de la evidencia
2+ | En pacientes con LES pero sin afectación renal, el uso de los IECA se asocia a una menor probabilidad de sufrir afectación renal a los 10 años y a un menor riesgo de actividad clínica de la enfermedad520. |
2- | En pacientes con NL, el uso de IECA o ARA II se ha asociado a una reducción de proteinuria781,782. |
2- | En NL con proteinuria refractaria a pesar del tratamiento inmunosupresor estándar y del uso de IECA la adición de ARA II puede tener un valor añadido781,782. |
Recomendaciones
D | En los pacientes con nefritis con proteinuria se sugiere el uso de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores de receptores de angiotensina II. |
C | En pacientes lúpicos con hipertensión arterial se sugiere el uso de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina por su posible valor añadido en prevención primaria de afectación renal. |
8.2. Infección
8.2.1. Cribado de infección latente
- ¿Cuál debe ser el protocolo de cribado de infección latente para las personas con lupus eritematoso sistémico (tuberculosis, VHC, VHB, citomegalovirus…)?
Los pacientes con LES tienen un alto riesgo de infecciones y estas son una causa importante de mortalidad y morbilidad783.
La descripción de los protocolos de cribado de infecciones latentes como la tuberculosis, la hepatitis B o C, el citomegalovirus, etc., se ha basado en la revisión del documento de consenso de EULAR para el seguimiento de los pacientes con LES en la práctica clínica10 y el estudios de Yilmaz et al.784.
En un estudio con diseño inter e intrasujeto se comparó la capacidad del QuantiFERON Gold test (QFT-G) frente al gold standard, la prueba cutánea de la tuberculina (TST, por sus siglas en inglés), en 78 pacientes con LES y 49 participantes sanos. El objetivo del estudio se centró en la comparación de la capacidad diferencial del QFT-G y el TST para la detección de la infección tuberculosa latente en pacientes con LES, dado que se ha observado que la sensibilidad de la TST no es alta en pacientes inmunosuprimidos, en quienes el riesgo de progresión a la tuberculosis es mayor. Se observó que la TST sigue mostrando una mayor sensibilidad en el diagnóstico de la tuberculosis en el punto de corte estándar (5 mm). En este caso, el acuerdo entre QTF-G y TST fue del 64,4% (κ = 0,33) y hubo menos resultados positivos QFT-G TST que TST (24,3 vs. 50%, P<0,01). Sin embargo, cuando el punto de corte se adecuó para la infección latente (10 mm), el grado de acuerdo pasó al 76,3% (k= 0,47) y, en el caso de los pacientes con dosis moderadas/altas de glucocorticoides o inmunosupresores, al 72,9% (k= 0,40)784.
1-
A falta de evidencia científica disponible, parte de las recomendaciones que se han elaborado sobre esta cuestión se basan en el documento de consenso de EULAR para el seguimiento de los pacientes con LES en la práctica clínica. Entre las distintas recomendaciones dadas en este trabajo, se encuentran las relacionadas con la disminución del impacto de las infecciones en la vida del paciente LES a través del control del riesgo y la monitorización10.
En relación con el control de las infecciones latentes en pacientes con LES se recomienda que sean examinados para: a) el VIH, especialmente cuando aparecen factores de riesgo; b) el virus de la hepatitis C (VHC) y el virus de la hepatitis B (VHB), basándose en la presencia de posibles factores de riesgo, especialmente antes del inicio del tratamiento con inmunosupresores, inclusive con glucocorticoides a dosis altas; c) la tuberculosis, siguiendo las directrices locales y, al igual que con las hepatitis B y C, prestando especial atención antes del inicio del tratamiento con fármacos inmunosupresores; d) El citomegalovirus que podría ser considerado durante el tratamiento. (Nivel de evidencia y grado de recomendación del Centro Oxford para la Medicina Basada en la Evidencia: 2b, C; evaluación del costo/riesgo: moderado/muy bajo).
4
Resumen de la evidencia
1- | Parece que hay una menor concordancia entre las pruebas en pacientes con LES con infección por tuberculosis latentes, en los valores de corte del TST <5. Simultáneamente, el QFT-G parece estar menos influenciado por la vacunación previa y por la inmunosupresión. Por lo tanto, podría ser una prueba más fiable para la detección de infección latente tanto en las poblaciones vacunadas, como en enfermos inmunodeprimidos784. |
4 | Los pacientes con LES no tienen una mayor incidencia de la infección por VIH, VHB o VHC. Sin embargo, debido a los riesgos de reactivación de las infecciones latentes después de la terapia inmunosupresora, especialmente con glucocorticoides a dosis altas, los pacientes con algún factor de riesgo deben ser examinados para VIH, VHB y VHC antes de administrar estos medicamentos. Adicionalmente, el citomegalovirus podría ser considerado durante el tratamiento inmunosupresor10. |
Recomendaciones
√ | No se puede recomendar de forma general la indicación ni la periodicidad de las evaluaciones repetidas de la infección latente por el virus de la inmunodeficiencia humana, el virus de la hepatitis B, el virus de la hepatitis C y la tuberculosis. Por tanto, éstas se deberán adecuar a la situación clínica y los factores de riesgo particulares de cada paciente. |
√ | Se sugiere examinar para el virus de la inmunodeficiencia humana, el virus de la hepatitis B, el virus de la hepatitis C y la tuberculosis a todos los pacientes que vayan a ser sometidos a un tratamiento inmunosupresor, sobre todo con dosis altas de glucocorticoides o terapias biológicas, independientemente de la existencia de factores de riesgo. |
D | A los pacientes con una primera prueba cutánea de la tuberculina negativa, se sugiere realizarles una segunda prueba una semana después para inducir memoria inmunológica (efecto booster), ya que los falsos negativos son más frecuentes en ancianos y en pacientes inmunosuprimidos. |
√ | La prueba cutánea de la tuberculina es la prueba de elección para la detección de la tuberculosis gracias a su sensibilidad en el diagnóstico de la tuberculosis en el punto de corte estándar (5 mm), sin embargo, la vacunación con BCG previa y/o inmunosupresión, podría hacer del QFT-G una prueba más fiable para la detección de infección latente. |
8.2.2. Vacuna antineumocócica
Pregunta a responder
- ¿Cuál es la seguridad y eficacia de la vacunación antineumocócica en las personas con lupus eritematoso sistémico? ¿Se debe administrar esta vacuna a todos los pacientes?
Las infecciones (especialmente las respiratorias) junto con la ECV son las mayores causas de muerte entre los pacientes con LES785,786.
Según las recomendaciones del Comité de Prácticas de Inmunización de Estados Unidos (Advisory Committee on Immunization Practices), los pacientes con enfermedades crónicas deberían recibir vacunación antineumocócica y antigripal787. En esta misma línea, las recomendaciones EULAR, instan a la vacunación antineumocócica a los pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias autoinmunes, incluso cuando son tratados con fármacos inmunosupresores787–789. Sin embargo, su seguridad e inmunogenicidad en pacientes reumatológicos ha sido discutida786. Las bacterias encapsuladas como el neumococo, haemophilus influenzae, y meningococo son los principales agentes infecciosos en pacientes con respuesta inmunológica anormal, como son los pacientes con LES790.
El primer ECA doble ciego fue realizado en EEUU en 1979 por Klippel et al. e incluyeron 40 pacientes con LES que recibieron intramuscularmente una vacuna antineumocócica (n=20) o placebo (n=20)791. Durante un seguimiento de cuatro semanas no se observaron diferencias clínicas o serológicas entre el grupo de intervención y el grupo control, usando un índice de actividad de lupus. Se produjo inmunogenicidad en los pacientes vacunados, con un aumento significativo de los anticuerpos anti-polisacáridos del neumococo. (P<0,001). Este aumento fue similar al que se obtuvo en sujetos sanos.
1+
Un ECA doble ciego, realizado en EEUU, estudió el efecto del tratamiento con CFM y/o AZA sobre la inmunogenicidad de una vacuna anti-neumocócica 14-valente durante seis meses792. Los 77 pacientes con LES fueron estratificados en un grupo sin citotóxicos (n=60) o un grupo tratado con citotóxicos (n=17) y aleatoriamente asignados a recibir la vacunación o placebo. Los resultados mostraron que CFM oral, AZA o una combinación de los dos medicamentos en dosis bajas no tiene efectos sobre la inmunización con vacunación antineumocócica.
1+
Un ECnA realizado en EEUU fue descrito en dos artículos. Se inmunizaron 38 pacientes con LES y como grupo control se incluyeron 23 pacientes con LES que renunciaron la vacunación y 22 voluntarios sanos vacunados793,794. Durante un seguimiento de seis meses, la incidencia de brotes de LES fue similar en casos y controles. Se registró una muerte entre los pacientes vacunados (miocarditis fatal tras tres semanas) y una muerte entre los controles (meningitis neumocócica). En cuanto a la inmunogenicidad, un mes después la vacunación el nivel de anticuerpos (los 12 serotipos testados) fue significativamente más bajo en pacientes con LES comparado con controles sanos (918±405 vs. 1787±694 ng/ml, respectivamente; P<0,001). No se demostraron diferencias en títulos de anticuerpos entre los pacientes con dosis bajas de prednisona y pacientes con prednisona más AZA. El seguimiento a largo plazo (uno, dos y tres años) de 19 pacientes con LES y cinco voluntarios sanos demostró un nivel de anticuerpos más bajo en los pacientes con LES, aunque la diferencia fue estadísticamente significativa sólo en el primer año.
Los estudios no utilizaron un índice de actividad de la enfermedad válido, por lo que no se pudo evaluar el efecto de la vacunación a la actividad global de LES. Además, el tamaño del grupo control a largo plazo fue demasiado pequeño.
1-
En otro ECnA de EEUU se inmunizaron 24 pacientes con LES, 42 pacientes con AR y 20 sujetos sanos con una vacuna antineumocócica 23-valente. En cuanto a la seguridad, no se observaron diferencias en variables clínicas o laboratorios y solamente un paciente sufrió un brote después de la inmunización. Un mes más tarde, tanto los pacientes con LES como con AR mostraron un aumento significativo de las concentraciones de anticuerpos y los medicamentos inmunosupresores no se asociaron con la respuesta inmunológica. Sin embargo, un 20,8% de pacientes con LES respondieron a uno o ninguno de los siete serotipos neumocócicos estudiados, mientras que ninguno de los sujetos sanos falló en la respuesta a la vacunación (P=0,004)795.
1+
El último ECnA identificado fue realizado en Hungría en 18 pacientes con LES y nueve mujeres sanas inmunizados con una vacuna antineumocócica 23-valente. Se excluyeron del estudio pacientes con lupus con SLEDAI-20 o con un brote de actividad reciente. Durante un seguimiento de cuatro semanas no ocurrió ningún brote de LES, todos los efectos adversos fueron leves, el índice de SLEDAI se mantuvo casi igual y no se requirieron modificaciones en el tratamiento. El tamaño del grupo control pequeño hace difícil la interpretación de los resultados796.
1-
Un estudio no controlado fue realizado en EEUU con 73 pacientes con LES para determinar la seguridad y la inmunogenicidad de una administración combinada de tres vacunas: toxoide tetánico, antineumocócica y Haemophilus influenzae tipo B. No se incluyó ningún grupo control. La mayoría de los pacientes tenían una forma leve de la enfermedad y solamente un 5% tenían afectación renal en el momento de la vacunación797. Durante un seguimiento de 12 semanas no ocurrieron brotes entre los pacientes vacunados y los índices de actividad de la enfermedad (SLEDAI o Lupus Activity Criteria Count) no aumentaron significativamente. Los autores concluyeron que la inmunización simultánea resultó segura para los pacientes con LES. En cuanto a la inmunogenicidad, en un 47% de los pacientes con LES se cuadruplicaron los títulos de anticuerpos anti-neumocócicos. Sin embargo, se observó una tendencia hacia una menor respuesta de anticuerpos en pacientes con terapia inmunosupresor o con enfermedad activa, aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa.
observacio-
nal
2-
Un estudio de un grupo pre-post, realizado en Israel, incluyó 24 pacientes con LES. A los dos meses de la inmunización, el índice SLEDAI subió de 4,41±2,92 a 4,47±3,11, lo que no representó diferencia significativa. En el momento de la vacunación, 10 pacientes habían aumentado los niveles de anti-ADNdc, nueve tenían anti-Ro, cuatro anti-La, cuatro aCL, IgG e IgM, y dos tenían anticuerpos anti-RNP y anti-Sm. Dos meses después de la vacunación, no se observó ningún cambio en la proporción de pacientes con anticuerpos anti-Sm, anti-RNP, anti-Ro y aCL IgM. Un solo paciente presentó aCL IgG y otro resultó anti-RNP negativo798.
observacio-
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2-
Resumen de la evidencia
1+/2+ | Los pacientes con LES pueden ser inmunizados de forma segura y con éxito contra el neumococo aunque parecen presentar una tasa menor de seroconversión que los sujetos sanos791-794. |
1+/2+/2 | Los fármacos inmunosupresores no se asociaron de manera significativa con la respuesta a la vacuna792-795,797. |
2- | La administración simultánea de múltiples vacunas no parece afectar a la seguridad y la terapia no influye significativamente en la inmunogenicidad797. |
1+/1-/2- | La actividad de la enfermedad (incidencia de brotes, SLEDAI) no cambia tras la inmunización con la vacunación antineumocócica791,795–797 si bien los estudios excluyeron de forma sistemática a pacientes en brote o con enfermedad grave. |
No se ha encontrado evidencia sobre la inmunización de pacientes con LES durante el embarazo. |
Recomendaciones
√ | Se sugiere administrar la vacuna antineumocócica a los pacientes con LES. |
√ | Se sugiere administrar la vacuna antineumocócica, preferentemente, en una fase estable de la enfermedad. |
√ | Para las pacientes con LES embarazadas, se sugiere seguir las recomendaciones existentes para las mujeres embarazadas en población general si las hubiese. En caso negativo, se sugiere no vacunar hasta que no haya evidencia científica disponible. |
8.3. Cáncer
- ¿Son algunos tipos de cánceres más frecuentes en las personas con lupus eritematoso sistémico? ¿Se debería hacer un cribado específico para este tipo de pacientes?
La asociación entre cáncer y LES se ha investigado durante años. Desde la década de 1970 han ido surgiendo múltiples informes que sugieren un riesgo incrementado de padecer cáncer en pacientes con LES799.
Según diversos estudios realizados en diferentes cohortes parece que los pacientes con LES tienen hasta un 25% más de riesgo de desarrollar alguna neoplasia (RR: 1,15-1,25), especialmente en el caso del linfoma no-Hodgkin, en el que la prevalencia parece que llega a ser tres veces mayor a la de la población general. Otras neoplasias de mayor representación en pacientes con LES son el cáncer pulmonar, cáncer hepatobiliar y el cáncer cervicouterino800.
Además, parece que la exposición a medicamentos citotóxicos e inmunosupresores puede aumentar la susceptibilidad de estos pacientes799.
Con el fin de conocer las estimaciones del riesgo de cáncer en el LES en relación con la población general se seleccionó a una cohorte internacional de pacientes con LES (n=16409) que fue comparada con la población general801. En pacientes con LES se observó un ligero aumento del riesgo de cáncer (SIR = 1,14; IC95%: 1,05-1,23). Sin embargo, algunos tipos de cáncer aumentaron sustancialmente, entre ellos, los cáncer de tipo hematológico (los linfomas, leucemias y mieloma múltiple) (SIR= 3,02; IC95%: 2,48-3,63), en concreto, el linfoma no Hodgkin (SIR= 4,39; IC95%: 3,46-5,49), el linfoma tipo Hodgkin (SIR= 2,28; 95%CI 0,92-4,70) y la leucemia (SIR= 1,75; IC95%: 1,04-2,76). Otros tipos de cáncer que aumentaron fueron el cáncer de la vulva (SIR= 3,78; IC95% 1,52-7,78), pulmón (SIR= 1,30; IC95%: 1,04-1,60), tiroides (SIR= 1,76; IC95%: 1,13-2,61) e hígado (SIR= 1,87; IC95%: 0,97-3,27). Por otro lado, se estimó una disminución del riesgo de cáncer de mama (SIR= 0,73; IC95%: 0,61-0,88), de endometrio (SIR= 0,44, IC95%: 0,23-0,77), y de ovario (SIR= 0,64; IC95%: 0,34-1,10).
observcio-
nal
2++
Otro estudio identificado evaluó la posible asociación entre malignidad y LES, comparando una muestra de pacientes con LES (n=2150) con una cohorte de controles sanos (n=17207)802.
En los pacientes con LES, el riesgo de desarrollar cáncer en general fue mayor (significación marginal, HR= 1,26; IC95%: 0,99-1,59) y el de desarrollar cáncer de próstata fue significativamente más alto (HR= 3,78; IC95%: 1,30-11,0; P=0,05).
observacio-
nal
2+
Un estudio determinó la incidencia de cáncer en pacientes con LES (n=914, 100% mujeres) en comparación con la población general de Corea (datos recogidos del Registro Nacional de Cáncer). La prevalencia de cáncer fue de 1,75% y el SIR para el cáncer fue de 1,45 (IC95%: 0,74-2,16). El riesgo para el linfoma no Hodgkin (SIR= 15,2, IC95%: 2,9-37,7) y el cáncer de vejiga (SIR= 43,5, IC95%: 8,21-106,8) fueron significativamente mayor que las esperadas. El cáncer más frecuente fue el cáncer de cérvix, sin embargo el aumento del SIR no fue estadísticamente significativo. Los datos mostraron un riesgo acumulativo de incidencia de cáncer más alto en pacientes con LES con una duración de la enfermedad superior a 10 años (SIR= 4,2; 95%CI 1,19–14,6; P<0,001), con daño orgánico (HR= 3,03; 95%IC 1,04–8,83; P=0,002) y/o participación hematológica (P=0,041). Por otra parte, altas dosis acumuladas de CFM se asociaron a un mayor riesgo de cáncer (P=0,017)803.
observacio-
nal
2+
Un estudio transversal, con 173 pacientes con LES y 217 mujeres sin LES citadas para el cribado rutinario de cáncer de cérvix, se llevó a cabo para conocer la prevalencia del virus del papiloma humano (VPH) en pacientes con LES y evaluar los factores de riesgo asociados, entre ellos el uso de inmunosupresores. La prevalencia del VPH fue significativamente mayor en las pacientes con LES que en las mujeres controles (20,2 vs. 7,3%; P=0,0001). Los genotipos del VPH de alto riesgo se detectaron en el 42,9% de los pacientes con LES (genotipos 58, 45, 66, 33, 16 y 68) y en el 40% de los controles (genotipos 18, 16 y 58) (P=0,82) entre todos los casos en los que el genotipado del VPH fue posible. En las mujeres con LES, se encontraron como factores de riesgo para la infección cervical por VPH el uso intensivo de inmunosupresores (28,3% vs. 12,5%, cuando no existe inmunosupresión) (OR= 3,45; IC95%: 1,28-3,92; P<0,006), una historia de cuatro o más parejas sexuales de por vida (32,8% vs. 13,9%, con menos de cuatro parejas sexuales) (OR= 3,26; IC95%: 1,39-7,61; P<0,006), y un historial de infección previa por VPH (40% vs. 17,6%, cuando no hay historial de VPH previo) (OR= 3,55; IC95%: 1,20-10,43; P<0,02)804.
transversal
3
Para determinar si la incidencia del desarrollo de neoplasia cervical intraepitelial se incrementa en mujeres con LES inmunosuprimidas sin frotis cervical anormal previo, se reclutó a una muestra de 89 pacientes de las cuales 61 cumplieron los criterios de inclusión. Se les realizó un cribado rutinario de cáncer de cérvix al inicio del estudio, a los tres y a los siete años; y se analizaron los datos según el tratamiento que recibían. La incidencia global a tres años de neoplasia cervical intraepitelial fue del 9,8% y en las pacientes tratadas con CFM intravenosa del 15%. Se observó que el aumento de 1 g de CFM intravenosa correspondía a un 13% más de riesgo de neoplasia cervical (P=0,04)805.
observacio-
nal
2+
Se seleccionaron 44350 casos de malignidad linfoide (≥67 años) y 122531 controles basados en la población, para comparar la prevalencia de enfermedades autoinmunes (LES, AR, síndrome de Sjögren y anemia hemolítica autoinmune) en casos y controles. En el caso de los pacientes LES, se observó una fuerte asociación con el linfoma no Hodgkin (OR =1,5; IC95%: 1,2-1,9; P<0,0002) y el linfoma tipo Hodgkin (OR =3,5; IC95%: 1,9-6,7; P<0,0002)806.
controles
2+
Con el fin de analizar la morbilidad, la mortalidad y el tipo de neoplasias en los pacientes LES, se llevó a cabo un estudio histórico con 860 pacientes húngaros. Los resultados se compararon con datos de la población general emparejados por edad y sexo, y también con datos de la literatura. La prevalencia del cáncer observada fue del 4,3% (SIR= 0,89; IC95%: 0,6-1,2). La tasa de mortalidad asociada a cáncer fue del 2% (18/860), esto supuso el 11% de las muertes (SMR= 1,64). En un análisis del tipo de tumores malignos, el cáncer de mama fue el más frecuente (29,7%), seguido de los tumores del tracto digestivo (21,6%), el cáncer de cuello uterino (13,5%), las neoplasias malignas hematológicas (13,5%) y el cáncer de pulmón (10,8%). Otros tipos cáncer se presentaron con una mayor frecuencia como fue el caso del cáncer de vejiga urinaria, piel, hepatobiliar y de ovario (2,7%, respectivamente). Los SIR fueron la más altos para el linfoma no Hodgkin (SIR= 3,5; IC95%: 0,4-12,5) y el cáncer de cuello uterino (SIR= 1,7; IC95%: 0,6-4,1)807.
nal
2+
El objetivo principal de otro estudio identificado (n=165) fue establecer la frecuencia con que los pacientes con LES se someten a cribados del cáncer (mamografías, detección del cáncer colorrectal y pruebas de Papanicolaou del cérvix uterino); así como determinar si esa frecuencia estaba de acuerdo con las pautas establecidas, y compararla con las cifras disponibles para la población general. El 53% de las mujeres con LES se había hecho una mamografía en los últimos 12 meses (IC95%: 38-68), en comparación con el 74% de las mujeres de edad similar de la población general (IC95%: 73-75). Tan solo el 18% de los pacientes con LES mayores de 50 años informó de haberse realizado un cribado colorrectal (sangre oculta en heces con o sin endoscopia) dentro del plazo recomendado, comparado con el 48% (IC95%: 45-51) de la población general. Tan solo el 33% de las pacientes con LES menores de 30 años se habían realizado el test de Papanicolaou en los últimos 12 meses (IC95%: 19-52), en comparación con una tasa de población general del 56% (IC95%: 53-59) para las mujeres de edad similar808.
transversal
3
Un estudio longitudinal se llevó a cabo para comparar la recepción de servicios de salud, en concreto de procedimientos de cribados del cáncer, por parte de mujeres con LES (n=685), frente a una muestra de población general (n=18013) y otras condiciones con enfermedades crónicas no reumáticas (n=4515). La atención preventiva en el LES fue similar a las dos muestras de comparación. El 70% de las pacientes con LES informaron de que se habían realizado un cribado de cáncer de cérvix y una mamografías en el año previo al estudio (en mujeres mayores de 40 años); y el 62% (de las mujeres mayores de 50 años) informó haberse realizado pruebas para la detección del cáncer de colon (una colonoscopia en los últimos 10 años o una sigmoidoscopia flexible, más sangre oculta en heces en los últimos cinco años)809.
observacio-
nal
2+
Resumen de la evidencia
2++/2+ | Se estima solo un pequeño aumento del riesgo de cáncer en general en el LES en comparación con la población general. Sin embargo, se presenta un mayor riesgo de cáncer de tipo hematológico (linfomas y leucemias)801, especialmente, para el linfoma no Hodgkin801,803,806,807. Otros tipos de cáncer en los que aparece un mayor riesgo son el cáncer de pulmón801, el cáncer hepatobiliar801, el cáncer de vulva801, el cáncer de cérvix807, cáncer de próstata802, el cáncer de toroides801, y cáncer de vejiga803. |
2++ | En relación al riesgo de desarrollar cáncer de mama en pacientes con LES, se ha observado que es ligeramente inferior801, cuando no similar al de la población general, excepto cuando presentan una expresión positiva del receptor de estrógeno800. |
2+ | Finalmente, parece que el riesgo de padecer cáncer se ve aumentado en pacientes con LES con una duración de la enfermedad superior a 10 años, con daño orgánico, participación hematológica y altas dosis acumuladas de CFM803. |
2+/3 | Aunque algunos estudios muestran que la recepción global de procedimientos de detección del cáncer en pacientes con LES es relativamente alta y comparable a la población general809; otros estudios revelan que las mamografías, la detección del cáncer colorrectal y las pruebas de Papanicolau pueden ser pasadas por alto dentro de la rutina de seguimiento del LES808. |
2+/3 | En este sentido, existe evidencia de que las pacientes con LES presentan una prevalencia más alta de infección por VPH, que es aún mayor con el uso de inmunosupresores, una historia de cuatro o más parejas sexuales y/o un historial de infección previa por VPH804. Además, el tratamiento con CFM intravenosa y el aumento de la dosis de ésta se ha asociado con el desarrollo de neoplasia cervical intraepitelial805. |
Recomendaciones
C | Se sugiere extremar las medidas de detección precoz del cáncer en pacientes con LES de larga duración, daño orgánico y/o participación hematológica, especialmente en los pacientes tratados con altas dosis de ciclofosfamida. |
D | Se sugiere que las pacientes con LES sean objeto de un programa de cribado de cáncer de cuello de uterino más frecuente que las recomendadas para la población general, especialmente en presencia de factores de riesgo asociado como son el uso de inmunosupresores, una historia de cuatro o más parejas sexuales y/o un historial de infección previa por VPH o de displasia. |
8.4. Osteoporosis
8.4.1. Indicación de densiometría ósea
- ¿Se debe realizar densiometría ósea a todas las personas con lupus eritematoso sistémico? Si es así, ¿cuál debería ser la periodicidad?
La prevalencia de la osteopenia y la osteoporosis en pacientes con LES oscila entre el 25-46% y 4-23%, respectivamente810,811. El propio LES supone un factor de riesgo independiente para la baja DMO, pero existen factores de riesgo adicionales que pueden concurrir, como son la terapia con glucocorticoides y la alta prevalencia de déficit de vitamina D, entre otros810,811.
La determinación de la DMO mediante densiometría ósea permite detectar osteoporosis y, de esta manera, poner en marcha tratamientos y medidas preventivas eficaces, incrementando la masa ósea y/o evitando ulteriores pérdidas y reduciendo el riesgo de fractura811.
Se llevó a cabo un estudio que comparaba la DMO y la geometría ósea (macroarquitectura) de dos cohortes, una de pacientes con LES: la cohorte SOLVABLE (Study of Lupus Vascular and Bone Long Term Endpoints) (n=153) y otra de controles procedentes de NHANES III (Third National Health and Nutrition Examination Survey) (n=4920)812. Se demostró, tanto en mujeres caucásicas como en afroamericanas, una disminución de la DMO respecto a controles de similar edad y sexo en las diferentes sub-regiones del cuello femoral analizadas (p.e. 0,80 vs. 0,94 g/cm2 en la región intertrocantérea, P<0,0001 – subgrupo de mujeres blancas). Además, empleando un software que permite realizar diversos análisis de la geometría de la cadera («hip structure analysis«) se observó una disminución de la sección transversal del hueso en todas las regiones de la cadera estudiadas (cuello estrecho etc.) sugiriendo, junto con otras estimaciones como el incremento del ratio de pandeo etc., la presencia de una mayor fragilidad ósea en los pacientes con LES respecto a los controles812.
controles
2+
Un estudio de casos y controles seleccionó a 32 mujeres tratadas con prednisona y 16 mujeres que nunca habían sido tratadas con glucocorticoides con el objetivo de analizar la heterogeneidad de la reducción de la DMO en mujeres con LES en tratamiento con glucocorticoides813. Durante el seguimiento, en el grupo de pacientes con LES la pérdida de masa ósea en la columna lateral fue del 5,54% al año, del 3,59% en la cadera y del 0,33% en el antebrazo, en comparación con pérdidas del 1,30% en la columna, del 0,83% en la cadera y de 0,11% en el antebrazo, en el grupo de control.
controles
2+
En un estudio caso-control se seleccionaron a 47 pacientes premenopáusicas con LES y a mujeres controles sanas de la misma edad con el objetivo de conocer la pérdida ósea asociada al LES. Entre los resultados, se observó que las pacientes que nunca habían recibido glucocorticoides tenían una DMO lumbar significativamente más alta que aquellos pacientes que sí los habían recibido (P<0,05; P<0,001 pacientes con glucocorticoides vs. controles sanos). Además, se observó que las pacientes no tratadas con glucocorticoides tenían una DMO en la cadera más baja que las controles (P=0,05). Asimismo, se observó una correlación negativa entre la DMO lumbar (r= -0,403; P<0,05) y de cadera (r= -0,516; P<0,01) de los pacientes tratados con glucocorticoides y la dosis acumulada de prednisolona oral. Mediante un análisis multivariado se confirmó que el tratamiento con glucocorticoides se asociaba con la pérdida ósea independientemente de factores como la edad, la altura, el peso, el IMC o la duración de la enfermedad814.
controles
2+
Un estudio evaluó de manera longitudinal en un grupo de 126 pacientes los cambios a largo plazo de la DMO y los factores asociados en el LES. La pérdida en la DMO en la columna lumbar se asoció significativamente con dosis medias-altas de glucocorticoides (P=0,004) y con los niveles de 25-hidroxivitamina D basales más bajos (P=0,030). La pérdida de la DMO de la cadera se asoció con menores niveles de 25-hidroxivitamina D al inicio del estudio (P=0,040), con reducción del IMC (P=0,030) y con el uso de antipalúdicos al inicio (P=0,006)815.
observacio-
nal
2+
Un estudio de casos-controles seleccionó a 38 mujeres con LES en tratamiento con glucocorticoides (17 premenopáusicas y 11 postmenopáusicas) y a 160 mujeres sanas (58 premenopáusicas, 102 postmenopáusicas) para evaluar el recambio óseo en pacientes con LES sometidas a tratamiento con glucocorticoides a largo plazo (duración del tratamiento 90,8 ± 78,5 meses). La DMO y el contenido mineral óseo se redujeron en las mujeres posmenopáusicas, tanto en las pacientes con LES (P<0,01 y P<0,05, respectivamente), como en las mujeres del grupo de control816.
controles
2+
Se seleccionó a 30 pacientes con LES que no habían tomado glucocorticoides, 30 pacientes con LES que los habían tomado a largo plazo y 60 controles sanos para medir el efecto del LES en la DMO y la fuerza ósea817. Las pacientes con LES sin glucocorticoides tenían una menor DMO en el cuello femoral (9,2%) y la cadera total (7,9%) y una disminución de la DMO volumétrica radial total, del área cortical, de la DMO volumétrica y del espesor del hueso, en un 8,3%, 8%, 2,7% y 9,2%, así como un mayor compromiso de la fuerza ósea (rigidez, resistencia a tracción y módulo aparente de elasticidad). Se encontraron alteraciones similares en pacientes con LES con glucocorticoides frente a los controles.
controles
2+
Otro estudio de casos y controles se llevó a cabo para evaluar las alteraciones de la calidad del hueso en una cohorte de mujeres con LES que habían tomado glucocorticoides a largo plazo (n=180), en comparación con controles sanos (n=180)818. La prevalencia de la osteoporosis en los pacientes con LES fue de 3,9% en la cadera toral y del 5,6% en la columna lumbar, frente al 0 y 2,2% en los controles (P=0,015 y P=0,014, respectivamente). Además, el área cortical, la DMO volumétrica promedio y la DMO volumétrica cortical, se redujeron en un 5,3, 5,7 y 1,9% en los pacientes con LES, respectivamente.
controles
2+
Con la finalidad de comparar el riesgo de fractura en 10 años entre pacientes con LES (n=45) e individuos sanos (n=45) se llevó a cabo un estudio caso-control utilizando la herramienta predictora FRAX (Fracture Risk Assessment Tool)819. Más pacientes con LES que pacientes control tenían un riesgo alto de fractura a los 10 años, de acuerdo con los criterios de la National Osteoporosis Foundation (NOF) (16 vs. 2%; P=0,026). El aumento de la edad, la disminución de la DMO de la cadera, las dosis acumuladas de glucocorticoides y nivel de anti-ADNdc fueron predictores independientes de riesgo de fractura en pacientes con LES.
controles
2+
Para determinar la prevalencia de DMO baja y el riesgo de fracturas en mujeres con LES, se seleccionó una cohorte de 271 pacientes sin historia de fracturas820. Se diagnosticó osteoporosis al 14,6% de la muestra y baja DMO al 8,8%. Se observó una probabilidad de fractura a 10 años superior al 20% en el 5,3% de la población. La probabilidad de fractura de cadera a 10 años fue superior al 3% en el 9,4% de los pacientes. El ratio de deformidad por pandeo (curvatura) del cuello femoral correlacionó positivamente con la probabilidad de fractura a 10 años, la duración del LES y la duración del uso de glucocorticoides.
2+
Resumen de la evidencia
2+ | Aunque algunos autores sugieren que la osteoporosis grave es poco común en los pacientes con LES813, otros revelan tasas entre el 39% y el 41,8% para la osteopenia y entre el 3,9% y el 14,6% para la osteoporosis818. Parece que en el LES está relacionada no solo con disminución de la DMO, sino también con cambios en la geometría del hueso, con un incremento de la fragilidad ósea y, por tanto, del riesgo de fractura812. |
2+ | La heterogeneidad de la reducción de la DMO entre los diferentes pacientes con LES, pone de relieve en la necesidad del uso selectivo de la DMO en pacientes con LES, especialmente, aquellos tratados con glucocorticoides813. |
2+ | Las pacientes con LES sufren una pérdida ósea trabecular y cortical, independiente del tratamiento con glucocorticoides e indicativa de mayor riesgo de fractura813,814. |
2+ | La relación entre el tratamiento con glucocorticoides y la baja DMO813,814,817,818 acorde a la dosis815, la dosis acumulada del fármaco819 y la duración del tratamiento820, sugiere que las mujeres con LES en tratamiento con glucocorticoides podrían beneficiarse de la monitorización regular de la DMO. |
2+ | Otros factores de riesgo de DMO baja en pacientes con LES son bajos IMC815, estado posmenopáusico816, la deficiencia de vitamina D815, la duración de la enfermedad817,820 y el uso de antipalúdicos815. Estos resultados subrayan la importancia de la prevención y tratamiento de la deficiencia de vitamina D y la osteoporosis en el LES, especialmente en pacientes posmenopáusicas en tratamiento con glucocorticoides815. |
2+ | El riesgo de fractura en pacientes con LES se incrementa con la edad, la duración del LES, la disminución de la DMO de la cadera, la duración del uso de glucocorticoides y las dosis acumuladas819,820. |
Recomendaciones
D | Dada la ausencia de evidencia, no se recomienda realizar una DMO a todos los pacientes con LES. |
√ | En cuanto a la estimación del riesgo de fractura, incluyendo la DMO, se sugiere seguir las recomendaciones que aplican a población general, siendo especialmente diligentes en caso de factores de riesgo adicionales como el tratamiento crónico con glucocorticoides o la situación de menopausia. |
8.4.2. Prevención de la osteoporosis esteroidea
Pregunta a responder
- ¿Qué medidas se deben tomar para prevenir la osteoporosis esteroidea en personas con lupus eritematoso sistémico?
Desde hace décadas, los glucocorticoides han sido ampliamente utilizados como tratamiento de pacientes con LES para el control de la enfermedad. Sin embargo, el uso de estos fármacos, unido a la propia patología, ha demostrado ser un factor importante en la disminución de la DMO y en el aumento del riesgo de fracturas811. A pesar de que la patogenia de la osteoporosis esteroidea es compleja, podría resumirse de la siguiente manera811,821:
- Alteración de la homeostasis del calcio. Los glucocorticoides causan una disminución de la absorción de calcio en el tracto gastrointestinal, además de un aumento en su excreción renal. En caso de no corregirse, esta alteración del metabolismo cálcico puede estimular la hormona parotiroidea, originando un aumento en el remodelado óseo y la consiguiente pérdida de hueso.
- Reducción en la formación ósea. Los glucocorticoides inhiben la producción, proliferación, maduración y actividad de los osteoblastos, que son las células productoras de matriz ósea, a la vez que incrementan la apoptosis de osteoblastos maduros y osteocitos. La inhibición de la formación ósea también puede ser debida a la disminución en la producción y acción de diferentes factores de crecimiento y diversas citocinas.
- Hipogonadismo. La disminución de la producción de hormonas sexuales, a través de múltiples mecanismos, también juega un papel importante en la pérdida ósea producida por glucocorticoides, contribuyendo al aumento de resorción ósea, tanto en el hombre como en la mujer y a cualquier edad.
El efecto de los glucocorticoides sobre el hueso se desarrolla en dos etapas: inicialmente ocasionan una fase rápida en la que se incrementa la reabsorción ósea815,822,823, seguida por una fase más lenta y progresiva en la que la formación de hueso queda reducida821,824. La tasa más rápida de pérdida ósea ocurre entre el 6º y el 12º mes de tratamiento, siendo similar en la columna lumbar y el cuello femoral. La velocidad de dicha disminución se duplica o triplica en pacientes tratados con glucocorticoides a largo plazo, condicionando un mayor riesgo de fracturas vertebrales y no vertebrales824.
Por todo ello, y teniendo en cuenta que una prevención efectiva podría reducir significativamente la morbilidad y mortalidad relacionadas con la osteoporosis esteroidea825, es preciso considerar la protección ósea en pacientes con LES tratados con glucocorticoides.
En un ECA realizado sobre 81 mujeres premenopáusicas con LES realizado en China, se estudió el efecto del calcitriol y del calcio sobre la DMO826. Para ello, las participantes se asignaron de manera aleatoria a uno de los siguientes tres brazos: calcitriol (0,5 µg/día) más calcio (1200 mg/día); calcio (1200 mg/día); y placebo. Las pacientes, a pesar de estar en tratamiento con glucocorticoides (≥7,5 mg/día de prednisona), no presentaron pérdida significativa de masa ósea durante los dos años que duró el estudio. Asimismo, el uso de calcitriol y calcio incrementó la DMO de la columna lumbar respecto al momento basal, aunque la diferencia existente con el uso exclusivo de calcio o el grupo control no fue significativa al final del estudio.
1+
Un estudio realizado en China, analizó los efectos del raloxifeno sobre la DMO, en 33 mujeres postmenopáusicas con LES en tratamiento con glucocorticoides (prednisona ≤10 mg/día)827. En 12 meses, la DMO en el cuello femoral y en la columna lumbar decreció notablemente en el grupo control, tratado únicamente con calcio (1200 mg/día), mientras que se mantuvo estable en el grupo tratado con raloxifeno (60 mg/día) y calcio. La diferencia en la DMO de la columna lumbar entre ambos grupos fue significativa (P<0,05). No se produjeron fracturas en ninguno de los grupos. No se observaron trombosis.
1+
En otro ECA realizado en Malasia con 98 mujeres con LES premenopáusicas en tratamiento prolongado con glucocorticoides (prednisona ≥ 7,5 mg/día), se compararon los cambios sufridos en la DMO en tres brazos de intervención: alendronato (70 mg/semana) más calcio (1 g/día); calcitriol (0,5 µg/día) más calcio (1 g/día); y únicamente calcio (1 g/día)824. Tras dos años de estudio no se encontraron cambios apreciables en la DMO en el grupo del calcitriol, mientras que en el tratado con calcio hubo una reducción en la cadera del 0,93% en comparación con la situación basal (P<0,001). En contraste, el grupo con alendronato mostró un incremento del 2,69% en la DMO de la columna lumbar y del 1,41% en la de la cadera en comparación con el estado al inicio del estudio (ambas diferencias P<0,001). No se realizó análisis comparativo entre los grupos.
1-
La eficacia de la terapia de reemplazo hormonal (TRH) para la prevención de la osteoporosis esteroidea se estudió en otro ECA realizado en mujeres chinas (n=28) con hipogonadismo y LES en tratamiento con prednisona (≥ 10 mg/día). Las pacientes fueron aleatorizadas a recibir TRH (0,625 mg/día de estrógenos equinos conjugados durante tres semanas y 5 mg/día de acetato de medroxiprogesterona durante 12 días) o a recibir calcitriol (0,5 µg/día). Los pacientes de ambos brazos recibieron diariamente carbonato cálcico (1 g)828. Tras dos años de seguimiento, se observó que la DMO lumbar (P<0,05) y distal del radio (P<0,02) habían disminuido en el grupo tratado con calcitriol respecto al momento basal. En cambio, el grupo tratado con la TRH mostró un significativo aumento en la DMO de la columna lumbar respecto al momento basal (P<0,05). Al comparar ambos grupos de tratamiento, la TRH obtuvo un efecto más beneficioso que el calcitriol sobre la DMO tanto en la zona lumbar (P<0,03) como en el radio (P<0,05).
Adicionalmente, se estudiaron en ambos brazos algunos marcadores bioquímicos de remodelado óseo. Al final del estudio, el NTx urinario (marcador de resorción ósea) se redujo con TRH y se encrementó con calcitriol, sin embargo las diferencias observadas entre los grupos fueron estadísticamente significativas. No obstante, la osteocalcina sérica (marcador de formación ósea) sí mostró un incremento significativo en ambos brazos tras 24 meses respecto a la situación basal (P<0,05). Durante el transcurso del estudio, no hubo cambios notables sobre la actividad del LES ni se produjo fractura alguna.
1-
Un último ECA, realizado en mujeres premenopáusicas en Bélgica, evaluó si la osteoporosis esteroidea podía ser prevenida en enfermedades autoinmunes. Para ello aleatorizaron a las participantes (n=21 con LES de un total de 30) a dos brazos: el experimental que recibió pamidronato disódico (100 mg/día) y otro que actuó como control. Ambos grupos recibieron sales de calcio (500 mg/día) y vitamina D (25000 unidades/mes), además de seguir un régimen estandarizado de glucocorticoides (0,5 mg equivalentes de prednisona/kg/día durante un mes, reduciéndose 2,5 mg cada dos semanas hasta alcanzar una dosis de mantenimiento de 7,5 mg equivalentes de prednisona/día)829. Al año de seguimiento, la DMO lumbar no varió significativamente en el grupo tratado con pamidronato disódico, al contrario de lo ocurrido en el brazo control donde disminuyó de forma estadísticamente significativa (P<0,01). Sin embargo, para la cadera, se constató una pérdida ósea estadísticamente significativa en ambos grupos en comparación con la situación basal (P<0,05, para el grupo con pamidronato disódico; P<0,01, para el grupo control). Por otra parte, se midieron marcadores de remodelado como el telopéptido C-terminal del colágeno tipo I (marcador de resorción ósea) y la hormona paratiroidea intacta (marcador de hiperparatiroidismo secundario) en suero. Durante el transcurso del estudio, no se produjeron cambios destacables en dichos marcadores en ninguno de los grupos.
1-
En un estudio desarrollado en los Países Bajos, se realizó el seguimiento de una cohorte de 126 pacientes con LES (89,7% mujeres) durante una media de 6,7 años con el objetivo de evaluar los cambios producidos sobre la DMO e identificar los factores relacionados con dichos cambios815. Por un lado, se observó que una dosis de prednisona de ≥ 7,5 mg/día estaba asociada con pérdida ósea a nivel lumbar (P=0,05), mientras que la cadera no resultó afectada. Asimismo, niveles séricos bajos de calcidiol (25(OH) vitamina D3) se relacionaron con una disminución de la DMO, tanto en la columna lumbar como en la cadera. Por otro lado, el uso basal de agentes inmunosupresores (excluyendo los glucocorticoides y antipalúdicos) estuvo asociado con un incremento de la DMO en la columna lumbar (P<0,016), mientras que, un alto nivel sérico de calcitriol (P<0,03) estuvo vinculado con ganancia de DMO tanto en el raquis como en la cadera. Dichos resultados destacan la importancia del cribado de deficiencia de vitamina D y osteoporosis, especialmente en el uso de altas dosis de glucocorticoides, para la prevención de alteraciones en la DMO en LES.
2+
En 2010, el ACR publicó una guía detallada de prevención y tratamiento de la osteoporosis esteroidea. En ellas se identifican diferentes factores de riesgo (incluyendo bajo peso, consumo de tabaco, historia familiar de fracturas) a sumar al tratamiento con glucocorticoides. En general, las dosis a partir de las que se recomienda intervención son 7,5 mg/día, incluso 5 mg/día en pacientes de alto perfil de riesgo830.
Se dispone además de un documento de consenso, actualizado en 2011, en osteoporosis de la Sociedad Española de Reumatología que incluye un apartado de manejo de la osteoporosis esteroidea831.
Resumen de la evidencia
1+ | El uso combinado de calcio (1200 mg/día) y calcitirol (0,5 µg/día y el uso exclusivo de calcio mostraron un efecto protector, aunque no significativo frente a placebo, sobre la DMO en mujeres premenopáusicas con LES en tratamiento con glucocorticoides (≥7,5 mg/día de prednisona)826. |
1+ | La combinación de raloxifeno (60 mg/día) y calcio (1200 mg/día) mantiene estable la DMO de la columna lumbar y el cuello femoral en mujeres postmenopáusicas en tratamiento con glucocorticoides (≤10 mg/día de prednisona)827. |
1- | El tratamiento con calcitriol (0,5 µg/día) y calcio (1 g/día) estabilizó la DMO de la columna lumbar en mujeres premenopáusicas con LES en tratamiento prolongado con glucocorticoides (prednisona ≥7,5 mg/día), mientras que el alendronato (70 mg/semana) administrado con calcio incrementó la DMO en la columna lumbar y la cadera824. |
1- | La administración de calcitriol (0,5 µg/día) y calcio (1 g/día) en mujeres con hipogonadismo en tratamiento con prednisona (≥ 10 mg/día), no protegió de la reducción de la DMO a nivel lumbar y distal del radio. Sin embargo, la DMO lumbar mejoró con el uso de estrógenos equinos (0,625 mg/día durante tres semanas), medroxiprogesterona (5 mg/día durante 12 días) y calcio combinados.
Tanto la TRH como el calcitriol incrementando el nivel sérico de osteocalcina, indicando la existencia de formación ósea828. |
1- | El uso de suplementos de vitamina D (25000 unidades/mes) y calcio (500 mg/día) en mujeres fértiles no protegió de la disminución de la DMO en la columna lumbar. En un estudio. Por el contrario, la adicción de pamidronato disódico (100 mg/día) preservó la DMO al mismo nivel829. |
2+ | Dosis de prednisona ≥7,5 mg/día provocaron pérdida de DMO a nivel lumbar, aunque no en la cadera. Por otro lado, bajos niveles séricos de calcidiol (25-hidroxivitamina-D) se relacionaron con disminución de la DMO, mientras que altos niveles presentaron un aumento en ésta, tanto a nivel lumbar como en la cadera. El uso basal de agentes inmunosupresores (exceptuando glucocorticoides y antipalúdicos) también estuvo asociado con incremento de la DMO en la columna lumbar)815. |
GPC | Existen GPC en las que se recomiendan medidas concretas de prevención y tratamiento de la osteoporosis esteroidea en función de la dosis diaria de prednisona y la presencia de otros factores de riesgo que son aplicables al LES830. |
Recomendaciones
B | El uso de calcio en monoterapia no es recomendable para prevenir la osteoporosis esteroidea. |
C | Se sugiere evitar dosis mantenidas de prednisona >5mg/día para disminuir el riesgo de osteoporosis esteroidea en el LES, recurriendo al uso de fármacos ahorradores de esteroides, como los inmunosupresores, en caso necesario. |
√ | Se sugiere recomendar una alimentación adecuada, ejercicios de resistencia, medición periódica de la DMO si se usan prednisona >5 mg/día o equivalente durante ≥ 2-3 meses, suplementos de calcio y vitamina D y evaluación de la necesidad de profilaxis farmacológica de osteoporosis con antiresortivos. |
√ | Se sugiere seguir las GPC de tratamiento de la osteoporosis esteroidea. |