En
5. Manejo general del lupus eritematoso sistémico

5.1. Seguimiento

 

5.1.1. Protocolo de seguimiento clínico y pruebas complementarias

Pregunta para responder

  • ¿Cuál es el protocolo de seguimiento clínico más recomendable para las personas con lupus eritematoso sistémico?
  • ¿Qué pruebas complementarias deberían realizarse y con qué periodicidad, a las personas con lupus eritematoso sistémico, en las consultas de seguimiento y control? ¿Cuáles son los biomarcadores de actividad de la enfermedad más efectivos y coste-efectivos para el seguimiento del lupus eritematoso sistémico? ¿Se deberían monitorizar los niveles de 25 (OH) vitamina D como marcador de actividad del lupus eritematoso sistémico?

No se han encontrado estudios originales que evalúen protocolos de seguimiento clínico en las personas con LES. Las recomendaciones disponibles responden a consenso de expertos10,241,242. En el seguimiento de los pacientes con LES, además de los cuidados recomendados para la población general, los expertos recomiendan incluir la evaluación de la actividad de la enfermedad en cada visita, usando un índice validado, el daño orgánico, las comorbilidades, la posible toxicidad del tratamiento y la CVRS. Debería monitorizarse la presencia de síntomas generales y signos específicos de actividad de la enfermedad mediante anamnesis dirigida y exploración física10,241,242.

A continuación se exponen los síntomas y signos a recoger, los datos de laboratorio y otras exploraciones complementarias a realizar según tabla modificada del manual EULAR y de acuerdo con las directrices EULAR de monitorización del LES:243,244

Opinión de
expertos
4

Monitorización de síntomas y signos en el LES

Anamnesis:
Dolor o inflamación articular, fenómeno de Raynaud
Fotosensibilidad, erupción cutánea, alopecia, aftas orales
Disnea, dolor pleurítico. edemas
Síntomas generales (depresión, astenia, fiebre o cambios de peso)
Examen físico:
Tensión arterial*, lesiones cutáneas, alopecia, úlceras orales o nasales
Linfadenopatías, esplenomegalia, roce pericárdico o pleural
Otros signos según historia clínica
Imagen/Laboratorio:
Hematología con VSG*
Bioquímica con perfil lipídico** y albumina
TP/TTP. AAF
Análisis de orina**
Serología (anti-ADN*** y complemento**)
Otros test según la historia/ síntomas
Índice de actividad de enfermedad*
Efectos secundarios del tratamiento y comorbilidades
Índices de daño orgánico (SLICC/ACR DI): cada año
Nota. *: Evaluar en cada visita médica;**: evaluar cada 3-6 meses, si la enfermedad se encuentra estable; ***: evaluar cada 3-6 meses en pacientes con enfermedad renal activa; VSG: velocidad de sedimentación globular; TP: tiempo de protrombina; TTP: Tiempo de tromboplastina parcial; AAF: Anticuerpos antifosfolípido; SLICC: Systemic Lupus International Collaborating Clinics Damage Index.

Las personas con LES tienen un incremento de prevalencia de ECV, no explicado por los factores cardiovasculares clásicos, aunque también presentan un aumento de prevalencia de hipertensión arterial y de dislipemia (variable según los diferentes estudios). Por ello se recomienda evaluar al menos una vez al año el hábito tabáquico, la presencia de eventos vasculares, la actividad física, la toma de anticonceptivos orales o terapias hormonales y la historia familiar de ECV. Asimismo, se recomienda examinar una vez al año la presión arterial, el índice de masa corporal (IMC) y/o perímetro abdominal, y una determinación de colesterol (total, HDL y LDL) y glucosa245,246. La prevalencia de osteoporosis también está aumentada, por lo que se recomienda evaluar la ingesta de calcio y vitamina D, la aparición de fracturas y la práctica de ejercicio regular en carga. Las recomendaciones para el cribado de la osteoporosis deberían realizarse según las guías para mujeres posmenopáusicas o pacientes que toman glucocorticoides10.

E. cohortes
2-

Se dispone de escasos datos en la literatura que permitan establecer una frecuencia óptima para el seguimiento clínico y analítico de las personas con LES. Además de cuatro estudios de cohortes que aportan cierta información sobre esta cuestión247-250, disponemos de las recomendaciones establecidas por consenso entre expertos en Estados Unidos251 y Europa13.

E. cohorte
2+

Gladman et al.247 realizaron un estudio en la cohorte de la Universidad de Toronto de pacientes con LES (Toronto Lupus Cohort, n=515), con un seguimiento de dos años, con el fin de determinar la frecuencia óptima de las visitas de seguimiento en estos pacientes. En concreto, en este estudio se informó sobre la frecuencia de las revisiones clínicas en pacientes con un índice de actividad medio de 2,1 (SLEDAI-2K) en los que se detectaron nuevos hallazgos silentes aislados (proteinuria, hematuria, piuria, hemoglobina baja, leucopenia, trombocitopenia, creatinina elevada, positividad para anticuerpos anti-ADNdc y complemento bajo). En general, se observaron nuevas características silentes aisladas en el 5,6% de las visitas. Estas nuevas características se registraron en el 24,5% de los pacientes, a lo largo de los dos años de seguimiento. Se concluye que el intervalo entre las revisiones (clínicas y de laboratorio) para detectar nuevo hallazgos silentes en personas con LES leve o inactivo se encuentra próximo a los 3-4 meses247.

E. cohorte
2+

Otro estudio en la misma cohorte se llevó a cabo para identificar la frecuencia y las características de la actividad clínica con quiescencia serológica en una gran cohorte de pacientes con LES (n=514)252. De los 514 pacientes, 62 (12,06%) presentaron un episodio de la actividad clínica con quiescencia serológica, con una duración media de 9,8 ± 6,4 meses. De los 62 pacientes que presentaron un episodio de actividad clínica con quiescencia serológica, 58 tuvieron un seguimiento. De estos 58 pacientes, nueve permanecieron quiescentes durante 39 ± 23 meses. Y de los 49 restantes, 23 pacientes se volvieron activos, 21 se convirtieron en clínica y serológicamente activos y los cinco restantes en serológicamente activos pero clínicamente inactivos.

E. cohorte
2+

Se llevó a cabo un estudio longitudinal en 609 pacientes con LES con la finalidad de determinar la frecuencia de la remisión clínica serológicamente activa249. Ochenta y un pacientes (13,3%) presentaron al menos una remisión clínica serológicamente activa (180 episodios). De los 106 pacientes que presentaron episodios de remisión clínica serológicamente activa, 46 (43,4%) presentaron un brote clínico en el plazo de un año.

E. cohorte
2+

En la misma línea, Steiman et al.250, llevaron a cabo un estudio con una cohorte de 924 pacientes con LES. El 6,1% (56) presentaron una remisión clínica serológicamente activa. De los pacientes con remisión clínica serológicamente activa, el 58,9% presentaron un brote (tras 155 semanas de media), el 30,4 mantuvieron la remisión clínica serológicamente activa (159 semanas) y el 10,7% se convirtieron en clínica y serológicamente inactivos.

E. cohorte
2+

Según las recomendaciones de grupos de expertos, la frecuencia de las visitas de seguimiento se establece en base a la actividad y gravedad del LES, sus complicaciones y su evolución. El ACR ha recomendado una frecuencia de revisiones clínicas cada 3-6 meses para los pacientes con LES leve o estabilizado251; mientras que la EULAR recomienda que a los pacientes sin enfermedad activa ni daño y sin comorbilidad, los exámenes clínicos y de laboratorio se realicen cada 6–12 meses13. Los pacientes con enfermedad activa o más grave o con complicaciones relacionadas con el tratamiento,asi como en situación de embarazo necesitarán controles con mayor frecuencia. También se puede requerir mayor frecuencia de controles cuando se inicia el descenso del tratamiento inmunosupresor251.

Existen algunos estudios que correlacionan diversos parámetros analíticos con el grado de actividad de la enfermedad y cuya determinación podría facilitar el seguimiento de las personas con LES. Aun así, la interpretación de muchos de ellos en el contexto clínico y su aportación relativa respecto a los parámetros convencionales no está clara y se precisa de estudios prospectivos que evalúen su utilidad para el diagnóstico y seguimiento de las personas con LES.

Consenso
expertos
4

Aunque diversos estudios transversales sugieren correlación entre los niveles de PCR y la actividad de la enfermedad, su papel en el seguimiento del LES es controvertida. En dos estudios casos-control realizados por Gheita et al. con 45 mujeres con LES frente a 30 mujeres sanas, y Barnes et al. con 213 enfermos con LES y 134 controles sanos, el primero encontró una correlación significativa entre los niveles de PCR y la actividad de la enfermedad evaluada con SLEDAI (r= 0,67; P<0,001)253 mientras el segundo no encontró correlación (r= 0,0056; P=0,11)254.

Casos y
controles
2+

En siete estudios transversales, que incluyen en total 1.537 pacientes diferentes con LES, se concluye que existe una correlación significativa entre la proteína C reactiva y diversos índices, medidas clínicas y de laboratorio que miden la actividad de la enfermedad255-261.

E.
transversales
3

La determinación de parámetros séricos del complemento como CH50, C3 y C4 es de utilidad limitada para la valoración del grado de actividad de la enfermedad en las personas con LES. Aunque niveles bajos de CH50 y C3 se asocian con mayor grado de actividad, también pueden obtenerse los mismos niveles en pacientes que no presentan actividad clínica. Niveles bajos de C3 presentaron valores de especificidad del 94%, pero de sensibilidad del 20% en un estudio262.

E. de
cohortes
3

Ng et al., con el fin de determinar la capacidad predictiva diferencial de los anticuerpos anti-ADNdc y antinucleosomas de brotes en pacientes con remisión clínica y actividad serológica, analizaron retrospectivamente a un grupo de 37 personas con LES. Se obtuvo que la presencia del antinucleosoma (r=0,57; P=0,007) es mejor predictor de futuros brotes que el anti-ADNdc, que no se asoció en este caso (r= 0,13; P=0,58)263. Sin embargo, la heterogeneidad de estos autoanticuerpos y su falta de estandarización no permite la generalización de estos resultados y dificulta su aplicación en la clínica diaria264.

E.
observacio-
nal
2++

Existen algunos datos sobre la asociación del déficit de 25 (OH) vitamina D en las personas con LES y la actividad de la enfermedad. En el estudio de Thudi et al., las ocho pacientes con déficit de 25 (OH) vitamina D tenían un peor estado funcional, con un índice combinado más elevado que las 29 pacientes sin deficiencia de 25 (OH) vitamina D : 44,7 ± 5,4 nmol/L (13,4–67,4) vs. 25,6 ± 3,2 nmol/L (5,0–55). Sin embargo, las pacientes con ANA+ y déficit de 25 (OH) vitamina D (n=3) tenían niveles de anti-ADNdc más bajos que las 22 pacientes con ANA+ y 25 (OH) vitamina D normal: 33 ± 14 vs. 365 ± 110 EU; P=0,0069)265.

E.
transversal
3

En el estudio de Yeap et al. en 38 pacientes, los niveles medios de 25 (OH) vitamina D fueron más elevados en los pacientes con baja actividad de la enfermedad (SLEDAI < o igual a 10) comparando con los de alta actividad de la enfermedad (SLEDAI > o igual a 11): 23,09 ± 4,54 ng/mL vs. 19,95 ± 4,10 ng/mL266.

E.
transversal
2-

Asimismo, Petri et al., en un estudio longitudinal de 1006 pacientes de la Hopkins Lupus Cohort seguidos durante 128 semanas, observaron que un aumento de 20 ng/ml en el nivel de 25 (OH) vitamina D se asoció con una disminución del 21% en las probabilidades de tener una puntuación alta actividad en el índice de la enfermedad y una disminución del 15% en las probabilidades de tener proteinuria clínicamente importantes267. Sin embargo, la magnitud de las asociaciones fue poco relevante clínicamente (reducción de 0,22 puntos en la puntuación del SELENA-SLEDAI y del 25% en el cociente de proteínas/creatinina en orina).

E.
observacio-
nal
2+

Resumen de la evidencia

4 No se han encontrado estudios originales que evalúen protocolo de seguimiento clínico en las personas con LES. La mayoría de las recomendaciones responden a consenso de expertos.10,241,242.
4 Los expertos recomiendan evaluar al menos una vez al año el hábito tabáquico, la presencia de eventos vasculares, la actividad física, toma de anticonceptivos orales o terapias hormonales y la historia familiar de ECV. Asimismo, también recomiendan examinar una vez al año la presión arterial, IMC, y/o perímetro abdominal y una determinación de lípidos y glucosa245,246.
4 Entre las pruebas complementarias, existe consenso de expertos para solicitar en el seguimiento un hemograma, una bioquímica con perfil renal y un análisis de orina, junto con otra serie de biomarcadores10.
2+ El intervalo entre las revisiones (clínicas y de laboratorio) para detectar nuevos cambios analíticos silentes en personas con LES leve o inactivo podría estar próximo a los 3-4 meses247.
2+ Los pacientes clínicamente quiescentes y serológicamente activos tienen un riesgo en torno al 50% de presentar un brote clínico en los meses siguientes249,250.
4 Las recomendaciones de expertos del ACR y EULAR sitúan la frecuencia de las revisiones en pacientes estables entre tres y 12 meses, en tanto que se recomiendan intervalos menores para paciente con enfermedad activa o en aquéllos en los que se inicia la retirada del tratamiento inmunosupresor13,251.
3 El valor de la PCR en el seguimiento de las personas con LES es controvertido, pero los estudios apuntan que podría ser útil para evaluar la actividad de la enfermedad en el LES253,255-261,268,269.
3 Parámetros séricos como CH50, C3 y C4, si bien son de uso clínico rutinario, aportan resultados controvertidos en su asociación con la actividad en las personas con LES262,.
3 La relación entre los niveles de 25 (OH) vitamina D y la actividad del LES es poco relevante clínicamente265,266.
2+ En el 6-13% de las personas con LES la enfermedad se presenta clínicamente quiescente pero serológicamente activa, de los cuales desarrollan un brote entre el 43 y 59% de los casos tras un año249,250.
2+ La correlación entre manifestaciones clínicas y pruebas de laboratorio es heterogénea. Estos hallazgos explican la necesidad de monitorizar tanto los aspectos clínicos como serológicos en las personas con LES248.

Recomendaciones

Se sugiere realizar una evaluación integral, clínica y analítica en el momento de la confirmación del diagnóstico del LES.
En el protocolo de seguimiento de las personas con LES, se sugiere monitorizar la actividad de la enfermedad, el daño orgánico, las comorbilidades (incluyendo la presencia de factores de riesgo vascular) y la posible toxicidad del tratamiento farmacológico. Para ello se utilizará la entrevista clínica, la exploración física, la toma de tensión arterial y determinaciones analíticas básicas que incluyan hemograma, bioquímica con perfil renal y análisis de orina, complemento y la determinación de anti-ADNdc.
En las personas con LES activo, los intervalos de seguimiento deben estar ajustados a la situación clínica y son, por tanto, variables.
Si la enfermedad está en remisión clínica y analítica, se sugiere un seguimiento cada 6-12 meses, dependiendo del tiempo de evolución de enfermedad y la intensidad del tratamiento.
C En pacientes clínicamente quiescentes con criterios analíticos de actividad mantenidos, se sugiere un seguimiento más estrecho, cada 3-4 meses, al menos durante los primeros años.
D Se sugiere determinar periódicamente los niveles de 25 (OH) vitamina D en las personas con LES, sobre todo en caso de la presencia de factores de riesgo de fractura osteoporótica.
D Se sugiere el empleo regular de biomarcadores de actividad como los niveles C3 y C4 y de anti-ADNdc en las personas con LES, particularmente en aquellos con afectación renal.

5.1.2. Herramientas para evaluar la enfermedad

Pregunta a responder

  • ¿Son efectivas las herramientas estandarizadas disponibles para evaluar la enfermedad en la práctica clínica? ¿Se deben utilizar en la práctica clínica habitual?

El LES es una enfermedad muy heterogénea, su actividad fluctúa en el tiempo y en su curso puede aparecer daño irreversible. Esta variabilidad hace que las personas con LES precisen de una monitorización estandarizada y objetiva de la enfermedad, con instrumentos validados para determinar el grado de actividad y el grado de daño. Se recomienda evaluar la actividad del LES entre cada 15 días y seis meses, en función de los datos clínicoCanalíticos previos, el riesgo de brote y los cambios en el tratamiento, y valorar anualmente el daño acumulado270.

A esta situación del paciente con LES, se suma la disponibilidad actual y futura de nuevos fármacos, tanto inmunosupresores como terapias biológicas, para el tratamiento de la enfermedad, que hace todavía más necesaria una cuidadosa monitorización de todos los aspectos de la enfermedad y del uso de instrumentos validados y fiables para medir la actividad y el daño asociado a la enfermedad270.

Herramientas para evaluar la actividad:
La herramienta más sencilla para la valoración de la actividad en la práctica clínica diaria es la valoración global de la actividad por parte del médico271. Sin embargo, está sujeta a una importante variabilidad intra e interobservador272.

En los últimos años, se han desarrollado, validado y traducido a varios idiomas algunos índices de actividad en el LES. La finalidad de su desarrollo ha sido servir como herramientas objetivas para estudios de cohortes de pacientes con LES273. Además, permiten estandarizar el seguimiento del LES y valorar de forma más precisa la enfermedad, y facilitan la toma de decisiones terapéuticas, aunque su utilidad en la práctica clínica diaria está menos establecida270.

Entre las herramientas desarrolladas para la valoración de la actividad del LES se encuentran los siguientes:

  • European Consensus Lupus Activity Measurement (ECLAM)271.
  • Systemic Lupus Activity Measure (SLAM)78
  • SLAM revisado (SLAM-R)274
  • Systemic Lupus Erythematosus Disease Activity Measure(SLEDAI)78,275
  • Mexican Systemic Lupus Erythematosus Disease Activity Index (MEX-SLEDAI)275,276
  • SLEDAI modificado (SLEDAI-2K)276
  • Safety of Estrogens in Lupus Erythematosus National Assessment (SELENA)-SLEDAI277
  • British Isles Lupus Assessment Group (BILAG)78,278
  • BILAG revisado (BILAG-2004)279,280
  • Systemic Lupus Activity Questionnaire (SLAQ)281
  • Lupus Activity Index (LAI)282

Todas estas escalas o índices han demostrado ser válidos para medir la actividad del LES. Se sabe que además son capaces de predecir daño y mortalidad283. Hay estudios que comparan algunas de estas herramientas:

Gladman et al.284 compararon (n=8) la capacidad para evaluar el cambio en la actividad de la enfermedad de los índices SLEDAI, SLAM y BILAG. De los resultados se extrajo que los tres índices detectaron diferencias entre los pacientes (P=0,0001) y que se pueden considerar comparables, aunque el SLEDAI parece ser más sensible al cambio en la actividad entre visitas (P=0,04).

E. cohorte
2+

En otro estudio con 23 pacientes y un seguimiento de 40 semanas, Ward et al.153 compararon la validez y la sensibilidad de cinco índices de actividad del LES: SLAM, SLEDAI, LAI, BILAG, ECLAM. Se concluyó que todos los instrumentos fueron válidos para medir actividad, que el ECLAM detectó la recuperación mejor que los otros índices y que el SLEDAI fue el menos sensible al cambio. Los autores destacan que, a pesar de que BILAG es el único índice de actividad por órganos o aparatos, la limitada disponibilidad de la herramienta informática necesaria para su correcto uso y la necesidad de un entrenamiento específico para su correcta aplicación, hace poco viable su implantación en la práctica diaria.

E. cohorte
2+

En la misma línea, Fortin et al.274 reclutaron a 96 personas con LES para evaluar la capacidad de detección de cambios clínicamente importantes de los índices SLAM-R y SLEDAI. Los resultados mostraron que aunque ambos son sensibles al cambio, SLAM-R es más sensible que SLEDAI.

E. cohorte
2+

En la actualidad, no hay acuerdo sobre el uso de un único índice de actividad. Según el consenso de expertos de terapias biológicas en el LES de la SER, el SLEDAI en sus versiones actualizadas, SLEDAI-2K o SELENA-SLEDAI que es un índice global numérico, breve y sencillo de aplicar, incluso para los no expertos, puede ser el instrumento de elección. Otros índices globales numéricos, como ECLAM o SLAM-R, pueden ser igualmente válidos270.

Consenso de expertos
4

Castrejón et al. llevaron a cabo una RS con la finalidad de determinar los índices más apropiados para la evaluación de la actividad y el daño de la enfermedad. Concluyeron que, a pesar de los múltiples índices validados para la evaluación de pacientes con LES, no se ha encontrado suficiente evidencia para determinar cuál es el más apropiado. Aun así, parece que los índices BILAG y SLEDAI son los dos índices con una validación más completa y los más empleados; sin embargo, presentan una moderada fiabilidad y poca sensibilidad al cambio285.

RS
2+

Índices de daño estructural:
El daño estructural en el LES hace referencia a aquellas lesiones irreversibles y clínicamente relevantes, atribuibles al LES, a los tratamientos empleados o a las complicaciones asociadas. Es pues un índice que trata de medir secuelas.

El único instrumento disponible para medir daño es el SLICC/ACR DI, que se desarrolló y validó286 tras el consenso alcanzado entre un grupo amplio de reumatólogos sobre cuáles son las características del LES que deben considerarse en la evaluación de daño permanente285.

Este índice se ha utilizado en estudios de morbilidad y mortalidad en diferentes grupos de población. Diversos estudios han demostrado que el daño temprano en el LES medido con el SLICC/ACR DI es de valor pronóstico y puntuaciones altas en el SLICC/ACR DI se han asociado con la mortalidad en la mayoría de estudios284.

Rahman et al., en un estudio prospectivo con 263 pacientes y un seguimiento de al menos 10 años, mostraron que el daño temprano medido al inicio mediante el SLICC/ACR DI se asoció con una tasa más alta de mortalidad. Un 25% de los pacientes que mostraron daño SLICC/ACR DI en su evaluación inicial fallecieron durante los primeros 10 años de su enfermedad en comparación con solo un 7,3% de los que no tenían daño temprano (P=0,0002). Además, mostraron que estos pacientes tenían más probabilidad de tener daño renal (P=0,013) y una tendencia a más ECV (P=0,056) en comparación con los pacientes que estaban vivos287.

E. cohorte
2+

Otro estudio se llevó a cabo en 80 pacientes con LES (70 mujeres, 10 varones), con un seguimiento mínimo de cinco años, para determinar la capacidad predictiva del SLICC/ACR DI sobre la supervivencia288.

Al inicio del estudio, 37 pacientes no presentaban daño (SLICC/ACR DI= 0). De los 43 restantes, 25 tenían una puntuación de uno (SLICC/ACR DI= 1) y 18 tenían una puntuación superior a uno (SLICC/ACR DI> 1). Catorce pacientes murieron en los siete años posteriores al inicio del estudio. Siete de ellos se encontraban dentro de los 18 pacientes con una puntuación superior a uno en SLICC/ACR DI, frente a los siete que murieron entre los 62 pacientes que presentaban menos o ningún daño (P<0,01). El RR de mortalidad con un SLICC/ACR DI≥ 2 fue de 3,4 (IC95%: 1,5-14,4) y un valor predictivo del 38%. Solo uno de los 37 pacientes que no presentaban daño al comienzo del estudio murió durante el periodo de observación, frente a los 13 pacientes muertos de los 43 casos con daño registrado inicialmente (P<0,001).

El SLICC/ACR DI es un instrumento que ha demostrado ser válido, fiable y reproducible, y que tiene poca variabilidad interobservador289, lo que permite que se use en investigación clínica multicéntrica. En los últimos años se han desarrollado y se están validando dos instrumentos derivados del mismo, los cuestionarios Lupus Damage Index Questionnaire (LDIQ) y Brief Index of Lupus Damage (BILD), que son auto-administrados al paciente de forma que puedan ser utilizados de forma habitual en la práctica clínica diaria290–292. Debe tenerse sin embargo en cuenta, que no se pueden alternar las mediciones del SLICC/ACR DI con los instrumentos de autoadministración.

E. cohorte
2++

Resumen de la evidencia

2+ Los estudios que analizan diferentes índices de actividad demuestran que todos los instrumentos son válidos para medir actividad y que son comparables aunque algunos presentan más sensibilidad al cambio que otros274.
4 En la actualidad no hay acuerdo sobre el uso de un único índice de actividad285. Según el consenso de expertos de la SER sobre terapias biológicas en LES, SLEDAI en sus versiones actualizadas, SLEDAI-2K o SELENA-SLEDAI que es un índice global numérico, breve y sencillo de aplicar, incluso para los no expertos, puede ser el instrumento de elección. Otros índices globales numéricos, como ECLAM o SLAM-R, pueden ser igualmente válidos10,270.
2++/2+/2- El SLICC/ACR DI es un instrumento validado para medir el daño acumulado en las personas con LES, que además ha demostrado ser predictivo de supervivencia a largo plazo287,288.
2+ Los cuestionarios auto-administrados al paciente LDIQ y BILD podrían ser una alternativa útil y confiable al SLICC/ACR DI en la evaluación de los daños relacionados con LES pero no se pueden usar de manera alternativa con el SLICC/ACR DI290-292.

Recomendaciones

Las personas con LES precisan una monitorización lo más estandarizada y objetiva posible de su enfermedad, por lo que se sugiere el uso de instrumentos validados para cuantificar el grado de actividad, daño acumulado y calidad de vida.

5.1.3. Factores predictivos de brote o aumento de actividad de la enfermedad

Pregunta a responder

  • ¿Cuáles son los marcadores biológicos o analíticos predictivos de brote de enfermedad o qué factores se han asociado a un aumento de la actividad del lupus eritematoso sistémico?

La respuesta para factores predictivos de brote o asociados a un aumento de la actividad en el LES general (de los que se utilizan de forma habitual en la práctica clínica diaria), se fundamenta en siete estudios de cohortes y un análisis post hoc de ensayo clínico. Para pacientes con NL se han incluido dos estudios de cohorte.

Un estudio evaluó durante 12 meses los brotes en el LES y las alteraciones clínicas predictoras de la actividad de la enfermedad, con un seguimiento clínico y analítico mensual (n=53). Se obtuvo un incremento significativo del número de brotes en pacientes asintomáticos con títulos altos de anti-ADNdc (OR= 3,2; IC95%: 1,7-5,7) y niveles bajos de C3 (OR= 1,8; IC95%: 1,3-4,5)293.

E.
observacio-
nal
2++

Con el objetivo de identificar la prevalencia y los factores de riesgo de los brotes, tanto sociodemográficos como serológicos, otro estudio (n=299) encontró como factores de predicción de los brotes los títulos bajos de C3 (OR= 2,57; IC95%: 1,45-4,55; P=0,0019) y C4 (OR= 2,75; IC95%: 1,54-4,90; P=0,0009) y los títulos altos de anti-ADNdc (OR= 2,24; IC95%: 1,28-3,92; P=0,0070)294.

E.
observacio-
nal
2++

Un análisis post hoc295 para identificar los factores predictivos de los brotes (moderados a graves) en 502 pacientes con LES incluidos en dos ECA en fase III en los que se comparaban la terapia estándar (fármacos inmunosupresores y antipalúdicos) más placebo o belimumab296,297 encontró que los bajos niveles de C3 (<90 mg/dl, P<0,001) y C4 (<16 mg/dl, P<0,01), y los títulos altos de anti-ADNdc (≥200 UI/ml, P<0,001) son predictores de los brotes. Los valores altos de la proteína C reactiva (>3 mg/l, P<0,01), la proteinuria (≥0,5 g/24 h, P<0,001) y el estimulador de linfocitos B (Blys) (≥=2 ng/ml, P<0,001) parecen también predecir brotes en el LES.

Otro estudio de seguimiento de un año (n=53) mostró también que la disminución de C3 y C4 se asocia con brotes, medidos a través del LAI modificado (OR 1,9; P=0,01) y SLAM (OR 1,9; P=0,03), C4 definidos por SLAM (OR 2,2; P=0,007). Asimismo, el aumento de la actividad renal medida a través de la sub-escala del LAI [C3 (OR 2,2; IC95%:1,4–3,5; P=0,001); C4 (OR= 1,9; IC95%:1,1–3,4; P=0,02)] y la actividad hematológica [C3, recuento de glóbulos blancos (OR= 2,2; P=0,002), recuento de plaquetas (OR= 2,5; P=0,0006), o el hematocrito (OR= 4,6; P=0,003)] [C4, hematocrito (OR= 3,2; P=0,009)] se relacionaron también con los brotes215.

E.
observacio-
nal
2++

En el estudio de la cohorte multicéntrica LUMINA298, se encontraron como factores sociodemográficos predictores de alta actividad: tener una edad joven (OR= 0,986; IC95%: 1,094-2,938; P=0,0046), ser hispano o afroamericano (OR= 1,793; IC95%: 1,094-2,938; P=0,0204 y OR= 2,310; IC95%: 1,507-3,540, P=0,0001, respectivamente), la falta de seguro de salud (OR= 1,609; IC95%: 1,167-2,205; P=0,0001), los comportamientos anormales relacionados con la salud (P=0,0001), el bajo apoyo social (OR= 1,065; IC95%: 1,000C 1,205, P=0,0481), sentirse desamparado (P=0,0001) y una alta puntuación previa en la escala SLAM-R (P=0,0001). Por otro lado, como marcador serológico de brote encuentra el nivel de anti-ADNdc alto (OR= 2,248; IC95%: 1,638-3,085; P=0,0001).

E.
obsrevacio-
nal
2++

En contra de lo anterior, un estudio prospectivo realizado en Canadá con personas con LES quiescente (n=609) no encontró asociación del desarrollo de brote con los niveles de complemento ni con el nivel de anti-ADNdc. Sólo observaron asociación con dosis de glucocorticoides e inmunosupresores más altas (P=0,01) y con la presencia de vasculitis (P=0,04)249.

E.
observacio-
nal
2++

Ng et al., con el fin de determinar la capacidad predictiva diferencial de los anticuerpos anti-ADNdc y de los anticuerpos antinucleosoma de brotes en pacientes con remisión clínica y actividad serológica, analizaron retrospectivamente a un grupo de 37 pacientes con LES. Se obtuvo que la presencia del antinucleosoma (r= 0,57; P=0,007) es mejor predictor de futuros brotes que el anti-ADNdc, que no se asoció en este caso (r= 0,13; P=0,58)263. Sin embargo, la heterogeneidad de estos anti-anticuerpos y su falta de estandarización no permite la generalización de estos resultados y dificulta su aplicación en la clínica diaria264.

E.
observacio-
nal
2++

En pacientes con NL, dos estudios identificaron factores de predicción de brote o de aumento de actividad renal:
Para evaluar la relación entre los niveles de C3 o C4 en suero y los brotes renales en el LES, Birminghan et al. llevaron a cabo un estudio prospectivo en una cohorte pacientes con NL (n=71). Se obtuvo que la disminución en los niveles de C4 (P=0,002) se asocia a brotes en los siguientes dos meses y la disminución de los niveles de C3 marca la presencia de brote renal (P<0,001)299.

E.
observacio-
nal
2++

Moroni et al. llevaron a cabo un estudio prospectivo de seis años de seguimiento en pacientes con NL en remisión (n=228) para evaluar el papel de las pruebas inmunológicas para el seguimiento de la actividad de la NL. Se observó que el mejor predictor de brotes renal fue el anticuerpo anti-C1q (OR= 12,7; IC95%: 6,3-25; P=0,0005), sobre todo en la forma proliferativa, Por otro lado, el análisis multivariante mostró que la mejor predicción de los brotes renales se obtuvo mediante la combinación de anti-C1q (OR= 11,8; IC95%: 4,9-8,1; P=0,0005) con C3 (OR= 2,99; IC95%: 1,5-5,8; P=0,0005) y C4 (OR= 3,3, IC95%: 1,7-6,5; P=0,0005)300. Sin embargo, las directrices EULAR 2012 de manejo de la NL desaconsejan su uso por falta de estandarización12.

E.
observacio-
nal
2++

Los niveles urinarios de ciertas proteínas se han correlacionado con la aparición de brote renal en estudios observacionales; tal es el caso de RANTES y M-CSF301, TWEAK (TNF-like weak inducer of apoptosis)302, lipocalina asociada con la gelatinasa de neutrófilos303 o proteína urinaria monocítica quimiotáctica 1304.

Asimismo, un estudio longitudinal encontró asociación entre el nivel de expresión en orina del ARNm de T-bet y del GATA-3 en pacientes con LES clínicamente y el riesgo de exacerbación de la enfermedad305.

E.
observacio-
nal
2++/2+

En otro estudio de seguimiento de un año de pacientes con LES (n=267) se observó que los niveles altos de dos quimioquinas en suero (IP-10 y MIP-3B) eran capaces de predecir brote en el siguiente año y correlacionan con la actividad de la enfermedad306.

Todos estos nuevos biomarcadores se encuentran aún en proceso de investigación y en el momento actual no reúnen las condiciones suficientes como para ser empleados como tales en la clínica diaria.

E. observacio-
nal
2++

Resumen de la evidencia

2++ Los niveles bajos de C3 y C4 y los títulos altos de anti-ADNdc son factores predictivos de brote y se asocian a aumento de la actividad en personas con LES 293-295,298.
2++ La disminución de C3 y C4 se asocia con brotes y aumento de actividad renal y hematológica215.
2++ Los anticuerpos antinucleosoma parecen predecir mejor los futuros brotes en personas con LES, que los niveles de anticuerpos anti-ADNdc263.
2++ Se han identificado seis marcadores no utilizados en la práctica clínica como predictores de brote renal o asociados con aumento de la actividad en pacientes con NL304 o nivel urinario alto de RANTES y M-CSF301, nivel urinario alto de proteína urinaria monocítica quimiotáctica 1, de brote renal nivel urinario alto de TWEAK de NL y gravedad de la afectación renal (Schwartz, 2009); nivel urinario alto de ARNm de T-bet (type 1 TChelper cell transcription factor), de brote lúpico305; niveles altos en suero de las quimioquinas IP-10 y MIP-3B, de brote en el siguiente año y correlacionan con la actividad de la enfermedad306; y lipocalina asociada con la gelatinasa de neutrófilos de afectación y brote renal303.

Recomendaciones

B En el seguimiento de las personas con LES, se recomienda utilizar determinaciones periódicas de C3, C4 y anti-ADNdc como predictores de enfermedad activa.
C Aunque los anticuerpos anti-C1q y antinucleosoma probablemente sean más sensibles y específicos como marcadores de nefritis lúpica, la falta de estandarización actual desaconseja su uso rutinario con este propósito.

5.2. Abordaje terapéutico general

5.2.1. Objetivos terapéuticos

Pregunta a responder

  • ¿Cuáles son los objetivos terapéuticos en las personas con lupus eritematoso sistémico?

El LES es una enfermedad de etiología desconocida, curso y prognosis variables, caracterizada por períodos de relativa quiescencia y otros de exacerbación de los síntomas, que pueden involucrar a uno o varios órganos251. La propia complejidad de la enfermedad hace que sea necesario el desarrollo de objetivos terapéuticos y directrices generales para aumentar la calidad de la atención a la enfermedad.

La mortalidad en personas con LES está aumentada con respecto a la esperable en la población general de similar edad y sexo307. Existen una serie de factores relacionados con el mal pronóstico del LES, por lo que cabe inferir que actuaciones que consigan minimizarlos tendrán un impacto pronóstico favorable. Desgraciadamente, dicho impacto no ha sido comprobado en estudios clínicos.

Un reciente MA (12 estudios, n=27.123) ha confirmado un riesgo de muerte tres veces superior en la población con LES en comparación con la población general. Entre las causas de mortalidad específicas, se observaron incrementos significativos de riesgo de muerte eventos de causa cardiovascular (meta-standardized mortality ratio [SMR] = 2,72; 95%; IC95%: 1,83–4,04), infecciones (meta-SMR= 4,98; IC95%: 3,92–6,32), y enfermedad renal (SMR= 7,90; IC95%: 5,50–11,00). A destacar, sin embargo, que las dos últimas asociaciones estaban basadas en dos y un estudio, respectivamente307.

MA de E.
observacio-
nales
1+

En diversos estudios observacionales, el desarrollo de daño orgánico irreversible se asoció a una mayor mortalidad en personas con LES28,288,308. Un reciente MA de estudios observacionales publicados entre 1950 y 2010 ha concluido que el daño renal y neuropsiquiátrico son los principales determinantes del daño sobre la mortalidad de pacientes con LES309.

E. cohortes
2+
MA de E.
observacio-
nales
1+

Una reciente RS de 50 estudios observacionales ha identificado varios predictores de daño310, entre los que destacan la actividad lúpica, sobre todo la afección renal y neuropsiquiátrica.

RS de E.
observacio-
nales
2++

En el estudio reciente de la cohorte GLADEL se ha observado un aumento del daño irreversible, asociado tanto a los brotes leves-moderados (OR= 1,91; IC95%:1,28-2,83; P=0,001), como a los brotes graves (OR= 2,62; IC95%:1,31-5,24; P=0,006)311. Destacar también el efecto sobre el daño de la hipertensión arterial312, de los AAF308 y del SAF29.

En la RS de Sutton, el tratamiento con ciclofosfamida (CFM), azatioprina (AZA) y glucocorticoides se asoció a un aumento del riesgo de daño, en tanto que es de destacar el efecto protector de los antipalúdicos326. En relación a los tratamientos, la evidencia es abundante en cuanto al daño ocasionado por la prednisona, si bien dosis medias diarias inferiores a 7,5 mg/día no se asociaron a daño en los primeros cinco años de enfermedad310. Para más información ver la pregunta 5.2.2.3. Glucocorticoides del apartado 5.2.2. Indicaciones de tratamiento.

E. de
cohortes
2+

Steiman et al. analizaron la evolución clínica de 165 pacientes de la Toronto Lupus Cohort, 55 con actividad serológica (anti-ADN elevados y/o hipocomplementemia) en remisión clínica durante dos años frente a 110 controles que no cumplían los criterios anteriores. En el seguimiento posterior, el daño acumulado (medido por SLICC/ACR DI) fue menor en los pacientes clínicamente quiescentes/serológicamente activos que en los controles a tres, cinco, siete y 10 años (P<0,001 en todas las comparaciones). Los autores concluyeron que estos resultados no apoyan el tratamiento activo de pacientes con actividad serológica sin actividad clínica313.

Casos y
controles
2+

Recientemente, un grupo de expertos internacionales ha propuesto una serie de objetivos específicos en el tratamiento del LES314. Destacar entre los principios fundamentales de las recomendaciones el que las decisiones sean tomadas de manera conjunta entre el paciente, debidamente informado, y su médico, con los objetivos fundamentales de asegurar la supervivencia a largo plazo, prevenir el daño orgánico y optimizar la CVRS mediante el control de la actividad de la enfermedad, minimizando las comorbilidades y la toxicidad medicamentosa.

GPC
4

Por otro lado, el grupo de la SER, en el documento de consenso sobre el uso de terapias biológicas en el LES, destacan como objetivos del tratamiento la respuesta clínica completa, entendida como la ausencia de actividad clínica percibida o constatable, la estabilización de la enfermedad y la suspensión, o en su defecto, reducción a dosis mínimas, del tratamiento inmunosupresor y esteroideo270.

GPC
4

Resumen de la evidencia

1+ Existe un riesgo de muerte tres veces superior en personas con LES respecto a la población general, predominante por causas cardiovasculares, infecciosas y renales307.
2++/2+ El daño orgánico irreversible es el principal predictor de mortalidad en personas con LES28,288,308 particularmente el que se produce a nivel renal y neuropsiquiátrico309.
2++/2+ Los brotes lúpicos310,311 la afección renal y neurológica310, la hipertensión312, los AAF308 y el SAF29 se asocian con mayor daño.
2++ El tratamiento con CFM y AZA y, sobre todo, con glucocorticoides aumenta el riesgo de daño, en tanto que los antipalúdicos son un factor protector310.
2+ Los pacientes serológicamente activos en remisión clínica prolongada presentan una evolución favorable y no precisan tratamiento farmacológico activo encaminado a mejorar los parámetros analíticos313.
4 Grupos de expertos señalan que los objetivos fundamentales del tratamiento del lupus son asegurar la supervivencia a largo plazo, prevenir el daño orgánico y optimizar la CVRS mediante el control de la actividad de la enfermedad, minimizando las comorbilidades y la toxicidad medicamentosa. Otros objetivos son la respuesta clínica completa, la estabilización de la enfermedad y la suspensión del tratamiento inmunosupresor y esteroideo270.

Recomendaciones

B Se recomienda que se fije como objetivo terapéutico principal en personas con LES controlar la actividad lúpica clínica percibida o constatable, evitando el daño irreversible secundario tanto a la propia enfermedad (particularmente daño renal, neurológico y eventos cardiovasculares) como a sus tratamientos, sobre todo a los glucocorticoides (osteonecrosis, fracturas osteoporóticas, diabetes mellitus, cataratas, etc.) y minimizar el impacto sobre la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes.
B Se recomienda minimizar el riesgo de infecciones.

5.2.2. Indicaciones de tratamiento

5.2.2.1. Tratamientos inmunosupresores no biológicos

Pregunta a responder

  • ¿Qué tratamientos inmunosupresores no biológicos son efectivos en lupus extrarrenal?

Una RS analizó la eficacia y seguridad de los inmunosupresores no biológicos en el tratamiento del LES extrarrenal315. Los criterios de inclusión de artículos son: a) población: pacientes adultos con LES, b) intervención: tratamiento con inmunosupresor no biológico, c) comparador: placebo o comparador activo y d) medida de desenlace que evalúe eficacia y/o seguridad. La revisión selecciona 158 artículos para su análisis en detalle, de los cuales 65 cumplen los criterios de inclusión. Las conclusiones a las que llega son: a) varios inmunosupresores han demostrado su seguridad y eficacia en el LES extrarrenal, b) no puede recomendarse un inmunosupresor específico para cada manifestación particular aunque la CFM debería tenerse en cuenta para los casos más graves y el metotrexato (MTX) podría ser la primera opción en la mayoría de las personas con LES extrarrenal moderadamente activo, c) el micofenolato de mofetilo (MFM) ha mejorado manifestaciones extrarrenales en pacientes con NL tratados con esta droga y d) son precisos ECA de mayor calidad que incluyan un mayor número de pacientes.

RS de ECA
y E. de
cohortes
1++

Un ECA abierto analizó el efecto al cabo de seis meses de la CFM en pacientes con LES-NP316. Comparó 37 pacientes tratados con CFM intravenosa (200-400 mg/mes durante seis meses) y prednisona con 23 pacientes tratados sólo con prednisona. Se midieron la mejoría clínica, las recaídas, la mejoría electroencefalográfica y en los potenciales evocados. Los pacientes tratados con CFM presentaron mejoría estadísticamente significativa en todos los parámetros mencionados respecto al grupo control (P=0,005, P=0,005, P=0,003 y P=0,003, respectivamente).

ECA
1-

Otro ECA abierto analizó el efecto al cabo de 24 meses de la CFM en pacientes con LES-NP de establecimiento reciente317. Se excluyeron pacientes con SAF y trastornos infecciosos o metabólicos. Este ECA comparó 19 pacientes tratados con metil-prednisolona (MPred) intravenosa (1 g/día durante tres días) seguida de prednisona (1 mg/kg/día con posterior descenso de dosis) y CFM intravenosa (0,75 g/m2/mes durante 12 meses y, después, cada tres meses durante un año) con 13 pacientes tratados con Mpred intravenosa (3 g/mes durante cuatro meses, seguidos de 3 g cada dos meses durante seis meses, seguidos de 3g cada mes durante 12 meses). Se midió la respuesta al tratamiento (mejoría ≥ 20% en los parámetros clínicos, serológicos y neurológicos). Los pacientes tratados con CFM presentaron una tasa de respuesta significativamente mayor que los del grupo control (P<0,03).

ECA
1+

Otro ECA abierto analizó el efecto al cabo de seis meses de la CFM en pacientes con hipertensión pulmonar asociada a LES318. Se excluyeron pacientes con embolismo pulmonar, fibrosis pulmonar, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Este ECA comparó 16 pacientes tratados con CFM intravenosa (0,5 g/m2/mes durante seis meses) con 18 pacientes tratados con enalapril (10 mg/día). Se evaluaron la mejoría clínica (reducción de las limitaciones ocasionadas por los síntomas cardíacos, evaluadas por la escala NYHA) y la reducción de la presión arterial pulmonar sistólica. Los pacientes tratados con CFM presentaron mejoría estadísticamente significativa en ambos parámetros respecto al grupo control (P=0,02 y P=0,04, respectivamente). Este estudio tiene las importantes limitaciones entre las que destacan que el diagnóstico de hipertensión pulmonar se llevó a cabo únicamente por ecocardiograma, el seguimiento fue a corto plazo y no se emplearon variables finales robustas como mortalidad.

ECA
1-

Otro ECA abierto analizó el efecto al cabo de 30 meses de dos regímenes distintos de CFM en personas con LES moderado-grave y falta de respuesta a dosis moderadas-altas de glucocorticoides o inmunosupresores319. Se compararon 26 pacientes tratados con CFM intravenosa (0,75g/m2/mes durante seis meses y, después, cada tres meses durante dos años) con 21 pacientes tratados con dosis altas de CFM intravenosa (50 mg/kg durante cuatro días). Se midió con el índice RIFLE (Responder Index for Lupus Erythematosus) la respuesta al tratamiento (respuesta completa o parcial, sin cambios o empeoramiento) sin observarse diferencias significativas entre ambos grupos, en conjunto o por cada uno de los principales sistemas afectados.

ECA
1+

Un ECA abierto analizó el efecto al cabo de 24 meses de la AZA en personas con lupus activo con amenaza vital que no habían recibido > 20 mg/día de prednisona ni inmunosupresores durante los seis meses previos320. Comparó 11 pacientes tratados con AZA (3-4 mg/kg/día) y prednisona (60 mg/día con posterior modificación de dosis según respuesta) con 13 pacientes tratados sólo con prednisona (60 mg/día con posterior modificación de dosis según respuesta). Se evaluaron la mejoría clínica y la dosis media diaria de prednisona. No hubo diferencias significativas entre ambos grupos en ninguno de los parámetros mencionados.

ECA
1+

Otro ECA abierto comparó el efecto al cabo de 12 meses de la ciclosporina A (CsA) frente al de la AZA en personas con lupus grave que requerían dosis de prednisona ≥15 mg/día y un nuevo inmunosupresor321. Comparó 47 pacientes tratados con Cs A (1 mg/kg/día con posterior incremento a 2,5-3,5 mg/kg/día) frente a 42 pacientes tratados con AZA (0,5 mg/kg/día con posterior incremento a 2-2,5 mg/kg/día). Se permitió comedicación con dosis estables de AINE, antipalúdicos y prednisona. La principal medida de desenlace final fue el cambio medio en la dosis de prednisona. También se valoró la aparición de brotes de LES. Los pacientes de los dos grupos redujeron significativamente la dosis diaria de prednisona al final del estudio (P<0,001) sin que hubiera diferencia significativa en dicha reducción al comparar ambos grupos entre sí. No hubo diferencias en la reducción de brotes de LES entre ambos grupos.

ECA
1+

Un ECA doble-ciego controlado con placebo analizó el efecto al cabo de seis meses de MTX en personas con lupus con actividad leve-moderada y escaso compromiso renal que estaban recibiendo <0,5 mg/kg/día de prednisona y no habían recibido inmunosupresores durante los cuatro meses previos322. Comparó 20 pacientes tratados con MTX oral (15-20 mg/semana) con 21 pacientes tratados con placebo. Se permitió comedicación con prednisona. Se evaluaron la actividad de la enfermedad (SLEDAI), dolor articular (escala visual analógica), mejoría de la artritis, mejoría de las lesiones cutáneas y la reducción en la dosis diaria de prednisona. Los pacientes tratados con MTX presentaron mejoría estadísticamente significativa en todos los parámetros mencionados respecto al grupo placebo (P<0,05, P<0,05, P<0,001, P<0,001 y P<0,001, respectivamente).

ECA
1++

Otro ECA doble-ciego, controlado con placebo analizó el efecto al cabo de 12 meses de MTX en pacientes con lupus con actividad moderada (SLAM-R ≥8), sin afectación renal y que no habían recibido CFM o AZA durante las cuatro semanas previas323. Comparó 41 pacientes tratados con MTX (7,5-20 mg/semana) con 45 pacientes tratados con placebo. Se permitió comedicación con AINE, antipalúdicos y prednisona. Se evaluaron la actividad de la enfermedad (SLAM-R) y la reducción en la dosis diaria de prednisona. Los pacientes tratados con MTX presentaron mejoría estadísticamente significativa en ambos parámetros respecto al grupo placebo (P=0,03 y P=0,01, respectivamente).

ECA
1++

Un ECA doble-ciego, controlado con placebo analizó el efecto al cabo de 24 semanas de leflunomida (LEF) en pacientes con lupus activo (SLEDAI ≥6), dosis de prednisona menores de 0,5 mg/kg/día y sin necesidad de recibir CFM o AZA324. Comparó seis pacientes tratados con LEF (100 mg/día durante tres días y, después, 20 mg/día) con seis pacientes tratados con placebo. Se permitió comedicación con AINE, HCQ y prednisona (15 mg/día). Se midió la actividad de la enfermedad (SLEDAI), encontrándose una reducción significativamente mayor en el grupo tratado con LEF respecto al grupo placebo (P=0,02). También se evaluaron los niveles de proteinuria, anti-ADNdc y las dosis diarias de prednisona, encontrándose cambios similares entre ambos grupos.

ECA
1-

Un ECA abierto analizó el efecto al cabo de 12 meses de la Cs A en pacientes con lupus moderadamente activo325. Comparó 10 pacientes tratados con MPred intravenosa (1 g/día durante tres días) seguida de prednisona (0,5-1 mg/kg/día con posterior reducción de dosis) y Cs A (<5 mg/kg/día) con ocho pacientes tratados sólo con la misma pauta de glucocorticoides. Se evaluaron la actividad de la enfermedad (SLEDAI) y la dosis media acumulada de prednisona. Los pacientes tratados con Cs A presentaron mejoría estadísticamente significativa en ambos parámetros respecto al grupo control (P<0,05 y P<0,005, respectivamente).

ECA
1-

Resumen de la evidencia

1-/1+ La CFM intravenosa con prednisona o MPred es mejor que los glucocorticoides solos en el tratamiento a corto y largo plazo del LES neuropsiquiátrico y en la reducción de sus recidivas316,317.
1- La CFM mejora la clase funcional de la NYHA y reduce la presión arterial pulmonar sistólica en pacientes con hipertensión pulmonar asociada a LES318.
1+ La asociación de AZA con prednisona podría reducir la tasa de brotes en personas con LES severo321.
1++ En personas con actividad lúpica extrarrenal a pesar del tratamiento convencional, la asociación de MTX (7,5-20 mg/semana) reduce la actividad global, articular y cutánea de la enfermedad a corto/medio plazo (6/12 meses) con un efecto ahorrador de glucocorticoides322,323.
1- En personas con LES y actividad leve-moderada a pesar de prednisona, la LEF es más efectiva que el placebo en la reducción de la actividad de la enfermedad a corto plazo (seis meses)324.
1+ En personas con LES y actividad renal y/o no renal refractaria a glucocorticoides, la adición de CsA puede reducir la actividad e inducir remisión de la enfermedad a corto plazo. En este contexto, CsA no es menos efectivo que AZA en reducir la actividad renal y/o no renal y ambos fármacos tienen un efecto ahorrador de glucocorticoides similar a medio plazo321.
1- En personas con LES y actividad renal y/o no renal refractaria a glucocorticoides, la adición de CsA puede reducir la actividad y tener un efecto ahorrador de glucocorticoides a largo plazo325.

Recomendaciones

B Se recomienda la ciclofosfamida intravenosa como primer fármaco inmunosupresor en el tratamiento del LES y de las manifestaciones no renales graves.
A Se recomienda el metotrexato como primer fármaco inmunosupresor en el tratamiento del LES no renal con actividad moderada, particularmente en aquellos casos con manifestaciones cutáneas y articulares.
Se sugiere el uso de otros inmunosupresores como azatioprina, ciclosporina A, leflunomida o micofenolato para el tratamiento del LES no renal como alternativa.

5.2.2.2. Antipalúdicos

Pregunta a responder

  • ¿Está indicado el uso de antipalúdicos en todas las personas con lupus eritematoso sistémico? ¿Cuál es la efectividad, coste-efectividad y seguridad de estos fármacos en la prevención de brotes? ¿Tienen otros efectos beneficiosos adicionales que justifiquen su empleo generalizado?

Los antipalúdicos son fármacos utilizados en el lupus desde los años 40. Sin embargo, sólo en la última década se ha empezado a reconocer su amplio abanico terapéutico en pacientes con lupus, más allá del tratamiento específico de manifestaciones concretas. Su mecanismo de acción básico es el aumento del pH intralisosomal, lo que provoca una interferencia con el procesamiento de los antígenos de baja afinidad, sin afectar a la respuesta inmune frente a péptidos de alta afinidad como los bacterianos. Son, por tanto, capaces de producir una importante inmunomodulación sin inmunosupresión326. Se dispone de tres antipalúdicos de uso en pacientes con lupus: la HCQ, la cloroquina (CQ) y la quinacrina (o mepacrina), esta última no comercializada en España.

Eficacia
La mayoría de la información publicada sobre los efectos de HCQ y CQ en personas con LES ha sido recogida y analizada en la RS de Ruiz-Irastorza et al.327. En ella se seleccionaron los pocos ECA disponibles, y un gran número de estudios observacionales bien diseñados con resultados consistentes, lo que permitió en muchos de los aspectos analizados evaluar el grado de evidencia, mediante el sistema MFM, como alta o moderada. En concreto, se obtuvo un alto grado de evidencia para la reducción de la actividad en pacientes con LES, tanto dentro como fuera del embarazo, y, de forma muy llamativa, para un aumento de la superviviencia en pacientes tratados con HCQ y/o CQ. Además, se categorizó como moderada la evidencia que apoya un efecto protector frente a las trombosis y frente a la aparición de daño irreversible. Otras posibles acciones favorables, como el efecto adyuvante en el tratamiento de la NL, la protección frente a la osteonecrosis, las neoplasias o la aterosclerosis y la evolución a LES de portadores de autoanticuerpos oligosintomáticos, están sustentadas por un menor grado de evidencia, en la mayoría de los casos por haber sido identificadas en estudios observacionales únicos.


RS
2++

Un estudio observacional multicéntrico publicado tras la RS de Ruiz-Irastorza et al., confirmó los datos relacionados con el aumento de la supervivencia de las personas con LES tratados con antipalúdicos328. De 1480 pacientes de la cohorte GLADEL, el 77% fue tratado con antipalúdicos. La mortalidad se redujo en un 38% en los pacientes tratados con antipalúdicos, cifra similar a la de estudios previos. Este estudio, con su elevado número de pacientes, aportó además un análisis adicional con resultados muy consistentes que refuerzan su validez, ya que la tasa de mortalidad (por mil pacientes-mes) se redujo de forma progresiva con el tiempo de tratamiento con antipalúdicos: 3,07 en los no tratados, 3,85 en los tratados menos de 11 meses, 2,70 en los tratados entre 12 y 23 meses y 0,54 en los tratados durante más de dos años (P<0,001). Este estudio apoya, pues, el uso prolongado de los antipalúdicos en personas con LES.

E. cohortes
2++

Dos estudios publicados en 2009 y 2010 también aportan nuevos datos sobre el efecto de los antipalúdicos en la protección frente a las trombosis en pacientes con LES.

En el de Tektonidou et al., se analizaron las variables asociadas con trombosis en 144 pacientes con LES, portadores asintomáticos de AAF, y 144 controles con lupus sin AAF. Durante el seguimiento posterior (mediana 104 meses), los meses en tratamiento con HCQ se asociaron de forma inversa con el riesgo de trombosis, tanto en pacientes con AAF (HR= 0,99; IC95%: 0,98-1,00; P=0,05) como sin AAF (HR= 0,98; IC95%: 0,95-0,99; P=0,04)329.

E. cohortes
2+

En el estudio de Jun et al. se analizó de forma específica el efecto de los antipalúdicos sobre las trombosis en personas con LES. Con un diseño de estudio de casos (n=58 pacientes con LES y trombosis) y controles (n=108 pacientes con LES sin trombosis). El uso de antipalúdicos se asoció de forma independiente a un descenso del riesgo de sufrir trombosis (OR= 0,32; IC95% 0,14–0,74). Este efecto fue tanto para las trombosis arteriales (OR= 0,34, IC95%: 0,12–0,99) como venosas OR= 0,26, IC95%: 0,07–1,02)330.

E. casos/
controles
2+

Estudios observacionales también han encontrado un efecto protector de la HCQ frente al síndrome metabólico. El estudio de corte transversal de Sabio et al. encontró una prevalencia de síndrome metabólico del 20% en 160 personas con LES de la cohorte de Granada, con una menor frecuencia de tratamiento con HCQ en este subgrupo comparado con el de los pacientes con LES sin síndrome metabólico (53 vs. 74%; p = 0,035)331.

E. cohortes
2+

El estudio de Parker et al. en la cohorte de inicio SLICC observó una prevalencia de síndrome metabólico del 38,2%, 34,8% y 35,4% en el momento de entrada en la cohorte, al año y a los dos años, respectivamente. En el análisis multivariante, el tratamiento con HCQ durante el periodo de seguimiento redujo de forma significativa y clínicamente muy relevante el riesgo de sufrir síndrome metabólico (OR 0,27, IC95% 0,14 to 0,54)332.

E. cohortes
2++

En un estudio de casos-controles anidado de 249 pacientes, Ruiz-Irastorza et al. estudiaron las variables asociadas a infecciones graves en pacientes con LES. El tratamiento con antipalúdicos disminuyó de forma independiente el riesgo de infecciones graves (OR= 0,06; IC95%: 0,02-0,18)333.

Casos y
controles
2+

En una serie de seis casos con LES activo (SLEDAI >5) a pesar de tratamiento convencional, Toubi et al. observaron que la adición de mepacrina al tratamiento de base (incluida HCQ), dio como resultado una reducción significativa de SLEDAI y de la dosis de prednisona. Todos ellos tenían afección articular y 4/6 también cutánea. Resultados similares se han obtenido en series mayores, pero en lupus cutáneo334,335.

Serie de
casos
3

Efectos adversos
En la RS de Ruiz-Irastorza et al.327 los datos referidos a los efectos adversos globales muestran que la tasa de toxicidad por antipalúdicos es baja y poco grave, fundamentalmente a nivel gastrointestinal y cutáneo. La tasa de suspensión del tratamiento antipalúdico por efectos adversos se calculó en un 15%, con una menor probabilidad de suspensión del tratamiento con HCQ que con CQ (HR= 0,62; IC95%: 0,40-0,96). El nivel de evidencia sobre la seguridad del tratamiento antipalúdico se calificó como alto de acuerdo con la escala MFM, con un nivel de evidencia moderado en relación con la mayor seguridad global de la HCQ frente a la CQ.

En relación con la toxicidad retiniana, el incremento de riesgo de maculopatía definitiva en pacientes tratados con CQ (2,5%) frente a los tratados con HCQ (0,1%) fue significativo (OR= 25,88; IC95%: 6,05-232,28; P<0,001). La mepacrina no tiene toxicidad ocular336.

RS
2++

Un estudio posterior de Wolfe y Marmor337 analizó la base de datos del National Data Bank for Rheumatic Diseases para estimar el riesgo de toxicidad retiniana en 3995 pacientes con LES y AR tratados con HCQ. Se calculó un riesgo del 2% a los 15 años de tratamiento, con un incremento brusco de la tasa de maculopatía tras alcanzarse una dosis acumulada de 1000 g de HCQ. Sin embargo, la generalización de estos datos a los pacientes con LES es cuestionable por varios factores relacionados con la metodología del estudio: 1.- los datos de toxicidad no se pudieron validar por oftalmólogos expertos de forma individual; 2.- solo un 17% de los pacientes analizados tenían LES; 3.- la prevalencia de retinopatía en el subgrupo de pacientes con lupus fue muy baja, con un solo caso de toxicidad retiniana detectado, lo que supone un 0,15%, es decir, en el el rango calculado en la RS de Ruiz-Irastorza et al.327. Por tanto, es posible que por una serie de factores no identificados el riesgo de retinopatía por HCQ sea menor en pacientes con LES que en pacientes con AR. Los propios autores reconocen que estos números son insuficientes para analizar de forma específica el riesgo de toxicidad retiniana en pacientes con LES.

E. cohortes
2-

Las recomendaciones más recientes del American College of Ophthalmology establecen una exploración ocular basal durante el primer año de tratamiento y anualmente tras cinco años de tratamiento, si bien el control debe iniciarse más temprano en pacientes con maculopatía de otro origen o con factores de riesgo adicionales. En cuanto a las técnicas de despistaje, se recomienda incluir técnicas sensibles (al menos una) como la tomografia de coherencia óptica dominio espectral (SD-OCT), la autofluorescencia retiniana o el electroretinograma multifocal junto con un campo visual automatizado 10-2338.

GPC
4

Resumen de la evidencia

2++ El tratamiento con antipalúdicos disminuye el riesgo de brotes en personas con LES327.
2++ El tratamiento con antipalúdicos disminuye el riesgo de daño orgánico irreversible en personas con LES327.
2++/2+ El tratamiento con antipalúdicos disminuye el riesgo de trombosis arteriales y venosas en personas con LES, tanto portadores como no portadores de AAF327,329,330.
2++/2+ El tratamiento con HCQ reduce el riesgo de desarrollar síndrome metabólico en personas con LES331,332.
2+ El tratamiento con antipalúdicos disminuye el riesgo de infecciones graves en personas con LES333.
2++ El tratamiento con antipalúdicos aumenta la supervivencia en personas con LES, con un efecto más marcado según aumenta el tiempo de tratamiento327,328.
2++ Los antipalúdicos tienen una baja frecuencia y gravedad de efectos adversos327.
2++ La toxicidad de la CQ es superior a la de la HCQ, particularmente a nivel retinario327.
2- El riesgo de toxicidad retiniana por HCQ parece aumentar de forma relevante a partir de una dosis acumulada de 1000 g.337.
2++ La mepacrina no tiene toxicidad retiniana336.

Recomendaciones

B Se recomienda que los antipalúdicos constituyan el tratamiento de base de todos los pacientes con LES que no tengan contraindicaciones para su administración.
B Se recomienda mantener el tratamiento con antipalúdicos de forma indefinida por sus efectos sobre la actividad, el daño, las trombosis, las infecciones y la supervivencia a largo plazo.
B Por su mayor seguridad, se recomienda la hidroxicloroquina como antipalúdico de elección frente a la cloroquina.
D Se sugiere la combinación de tratamiento antipalúdico con mepacrina e hidroxicloroquina en pacientes con actividad lúpica refractaria, sobre todo cutánea, ya que puede producir efectos sinérgicos.
D En pacientes con toxicidad retiniana por antipalúdicos, se sugiere la sustitución de hidroxicloroquina o cloroquina por mepaacrina (no está comercializada en España).
D Se sugiere la vigilancia actividad de toxicidad retiniana en pacientes en tratamiento con hidroxicloroquina o cloroquina.
D Se sugiere, al menos, una exploración ocular basal durante el primer año de tratamiento y anualmente tras cinco años de tratamiento, si bien el control debe iniciarse más tempranamente en pacientes con maculopatía de otro origen o con factores de riesgo adicionales.
D Se sugiere incluir, al menos, una de las técnicas más sensible: tomografia de coherencia óptica dominio espectral (SD-OCT), autofluorescencia retiniana o electroretinograma multifocal junto con campo visual automatizado 10-2.

5.2.2.3. Glucocorticoides

Pregunta a responder

  • ¿Cuál es la dosis de glucocorticoides recomendada para mantener controlada la enfermedad con un riesgo de efectos adversos asumible?

Los glucocorticoides, más específicamente la prednisona y la MPred, son fármacos de uso muy habitual en personas con LES. Se utilizan tanto en situaciones de brote agudo como en mantenimiento de la remisión. De forma llamativa, y pese a que el LES figura como indicación en ficha técnica y a la prescripción generalizada de los glucocorticoides a lo largo de más de 40 años, no existen estudios de calidad que nos permitan establecer con certeza la relación entre las diferentes dosis, la eficacia y la seguridad. Dicho de otra forma, la mayoría de las recomendaciones sobre el uso de glucocorticoides en el LES están basadas en la experiencia y están sustentadas, sobre todo, en la práctica habitual339. Desafortunadamente, el potencial tóxico a corto y largo plazo de los glucocorticoides es enorme, y puede condicionar de forma muy significativa la evolución de las personas con LES, muchas veces tanto o más que la propia enfermedad339.

Estudios farmacológicos recientes han puesto de manifiesto que los glucocorticoides ejercen su acción por dos tipos de vía diferentes, la genómica y las no genómicas. En la vía genómica, los efectos inmunomoduladores se acompañan indefectiblemente de acciones indeseadas sobre el hueso, el metabolismo lipídico y glucémico, entre otros, que son las responsables de complicaciones como la osteoporosis, la osteonecrosis, la diabetes o el aspecto cushingoide, por ejemplo340. Por el contrario, las vías no genómicas están libres de este tipo de efectos adversos, con una acción antiinflamatoria mucho más intensa y rápida.

Estudios farmacológicos recientes muestran que la activación de una u otra vía es consecuencia fundamentalmente de la dosis administrada341. En función del grado de saturación de los receptores correspondientes, se han dividido las dosis de prednisona en bajas (hasta 7,5 mg/día), medias (hasta 30 mg/día) y altas (por encima de 30 mg/día). La saturación de la vía genómica es cercana al 100% con dosis de prednisona superiores a 30 mg/día, lo que sugiere que a partir de estas dosis ya se produce una elevada toxicidad sin que su efecto antiinflamatorio aumente de forma sustancial con incrementos adicionales. Las vías no genómicas comienzan a activarse de forma apreciable a partir de 100 mg/día, con un efecto máximo por encima de los 250 mg/día, lo que también apuntaría a una mayor eficacia y menor toxicidad de la terapia en pulsos por encima de 100-250 mg/día. Hay que añadir que la actividad no genómica de la MPred es varias veces superior a igualdad de dosis a la de la prednisona341. Otro aspecto que los trabajos básicos no sustentan es el uso de dosis de prednisona ajustadas a peso (mg/kg/día). Queda por dilucidar si los trabajos clínicos disponibles corroboran o no estos datos de investigación farmacológica.

Eficacia
En un ECA de no inferioridad de 24 semanas de duración, Zeher et al.342 compararon el efecto del MFM combinado con dos pautas diferentes de prednisona en pacientes con NL proliferativa. Todos ellos recibieron tres pulsos iniciales de MPred seguidos de MFM. Esta pauta se combinó en 42 pacientes con prednisona a dosis iniciales de 1 mg/kg/día (oscilando entre 45 y 70 mg/día), en tanto que en 39 pacientes esta dosis se redujo a la mitad. En ambos grupos la prednisona se redujo de forma gradual, hasta alcanzar una dosis de mantenimiento de 5 y 10 mg/día y 5 y 2,5 mg/día, respectivamente. Fuera de protocolo, en torno a la mitad de pacientes en ambos grupos recibieron HCQ e IECA. La tasa de remisión completa a las 24 semanas fue de 19% y 20,5% (P=0,098 para no inferioridad). Se produjeron tasas similares de remisión parcial y de descenso de SLEDAI y BILAG en ambos grupos. La principal limitación de este estudiose da en el pequeño número muestral, con la consiguiente pérdida de potencia que impidió alcanzar la significación estadística plena en el objetivo principal del estudio (remisión a las 24 semanas).


ECA
1-

El ECA de Yee et al.343 comparó dos grupos de 16 pacientes con NL, uno tratado con pulsos de CFM y MPred (inicialmente intravenosos y posteriormente orales) cada 3-4 semanas y otro con terapia oral continua con CFM seguida de AZA. El primer grupo recibió dosis reducidas de prednisona oral (iniciales de 0,3 mg/kg/día con reducción progresiva hasta 0,05-0,1 mg/kg/día), en tanto que el segundo fue tratado con prednisona inicial de 0,85 mg/kg/día (máximo de 60 mg/día) con reducción hasta 0,11 mg/kg/día en la semana 52. No se encontraron diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto a mortalidad o evolución a insuficiencia renal terminal. En cuanto a valorar la eficacia de las diferentes dosis de pred, este estudio tiene las limitaciones importantes de su pequeño tamaño de muestra y de la diferente forma de administración del resto de fármacos.

ECA
1-

El estudio observacional de Fischer-Betz et al.344 analizó el curso clínico de 40 pacientes con primer episodio de NL tratados con 12 pulsos de CFM intravenosa, a los que no se administró prednisona de forma rutinaria, sino en función de las manifestaciones extrarrenales del lupus (es decir, no en función de la gravedad de la nefritis). 37,5% de los pacientes recibieron HCQ. La dosis media inicial de prednisona fue de 23,9 mg/día. A los 24 meses, se alcanzó la remisión completa en el 62,5% de los pacientes, con un 20% adicional de respuestas parciales. Cuando se comparó la evolución de los pacientes que recibieron una dosis de prednisona inicial = 20 mg/día frente a <20 mg/día, la tasa de respuesta completa fue 52,5% y 71,4%, respectivamente (P=0,37). La frecuencia de infecciones fue similar en ambos subgrupos. A largo plazo, el riesgo de recidivas fue similar (dosis < 20 mg/día vs. ≥20 mg/día, HR= 0,73 (95%CI: 0,25-2,12, P=0,57). La mayor limitación de este estudio es que los pacientes del grupo de dosis altas tenía una mayor frecuencia de NL clase IV, si bien la suma de pacientes con clases III y intravenosa fue idéntica.

E. cohortes
2+

El estudio observacional de Ruiz-Irastorza et al.345 comparó un grupo de 15 pacientes con NL biopsiada tratados con dosis medias iniciales de prednisona (media 20 mg/día) con 30 controles históricos, pareados para edad, sexo y tipo de NL, que recibieron dosis altas (media 50 mg/día). La mayoría de pacientes en ambos grupos (86%) fueron tratados con CFM. El grupo de dosis medias recibió además HCQ en el 100% de los pacientes frente al 33% en el grupo de dosis altas. La dosis de MPred en pulsos también fue mayor en el grupo de dosis medias. Asimismo, el descenso de prednisona se llevó a cabo de una forma mucho más rápida en el grupo de dosis medias, con una mediana de semanas transcurridas hasta la reducción a 5 mg/día de 16 vs. 87 (P<0,001). Consecuentemente, la dosis media diaria de prednisona calculada durante los seis primeros meses de tratamiento fue de 9 mg/día vs. 25 mg/día, respectivamente (P<0,001). La tasa de respuesta completa o parcial a los seis meses fue de 87 vs. 63%, respectivamente (P=0,055). A largo plazo, la remisión completa se alcanzó en el 100% de los pacientes con dosis medias, vs. 70% en el grupo con dosis altas (P=0,013). El número de rebrotes renales fue también menor en el grupo tratado con dosis medias (13 vs. 47%, P=0,008). Nueve pacientes en el grupo de dosis altas sufrieron complicaciones renales a largo plazo (cuatro trasplantes renales, tres hemodiálisis, dos muertes por nefritis activa) frente a ninguno en el grupo de dosis medias (P=0,02) Los autores destacan que el tratamiento combinado con HCQ y MPred, además de inmunosupresores, permite reducir la dosis de prednisona oral sin perder eficacia a medio o largo plazo.

E. cohortes
2+

El ECA de Illei et al.346 comparó la eficacia de una pauta de CFM intravenosa (n=27), MPred intravenosa (n=27) o la combinación de ambas (n=28), junto con prednisona a dosis iniciales de 0,5 mg/kg/día con reducción a partir de las cuatro semanas en pacientes con NL clase EV La tasa de respuesta fue superior en el grupo de terapia combinada: 81 vs. 63% en el de CFM (P=0,24) vs. 33% en el de MPred (P=0,002).

ECA
1+

El ECA de Mackworth-Young et al.347 incluyó 25 personas con LES activo grave de acuerdo con la opinión de los médicos responsables. Se administró MPred (n=12), 1 g intravenosa durante tres días consecutivos, o placebo (n=13), seguido de prednisona a dosis de 40-60 mg/día y, a discreción del médico responsable, HCQ, mepacrina, AZA y/o CFM. Los resultados mostraron una tendencia a una mejor evolución de los pacientes tratados con MPred a los 14 días (mejoría del 100% vs. 70%), que no se mantuvo en seguimientos posteriores hasta los seis meses. No hubo diferencias entre ambos grupos en cuanto a la dosis de prednisona, uso de otros inmunomoduladores/inmunosupresores o efectos adversos. Los autores destacan la eficacia inicial de la MPred en casos graves sin una mayor frecuencia de efectos indeseados.

ECA
1-

La RS de Badsha y Edwards348 incluyó series de casos y ECA de pacientes tratados con pulsos de MPred publicados entre 1966 y 2002. Sus resultados mostraron una mayor eficacia de la terapia combinada MPred/CFM sobre ambos fármacos en monoterapia en pacientes con NL. En series de casos se ha comunicado la eficacia de los pulsos de MPred en diversas manifestaciones del LES, como artritis, rash, pleuritis, trombocitopenia, LES-NP, hemorragia alveolar y mielitis transversa, entre otras. La eficacia de dosis de 1 g durante tres días no parece ser mayor que la de dosis más reducidas de 500, 400 e incluso 100 mg.

RS
1-

Toxicidad
En el ECA de no inferioridad de 24 semanas de duración de Zeher et al.342 la frecuencia de efectos adversos atribuibles a la medicación de estudio fue de 19% vs. 10,3%, respectivamente (P=0,26). La tasa de infecciones fue de 57,1% en el grupo de dosis estándar vs. 35,9% en el grupo de dosis reducida (P=0,056).


ECA
1-

En el estudio observacional de Ruiz-Irastorza et al.345 de pacientes con NL comentado también en la sección anterior, la tasa respectiva de efectos adversos atribuibles a los glucocorticoides en los grupos tratados con dosis medias y altas de prednisona fue de 7 vs. 67% (P<0,0001). Se encontraron asociaciones estadísticamente significativas entre la toxicidad global por glucocorticoides y los efectos adversos metabólicos y la dosis de prednisona acumulada a los seis meses (HR= 1,4; IC95%: 1,17–1,65 y HR= 1,38; IC95%: 1,14–1,66, respectivamente); entre la osteonecrosis y la dosis diaria inicial de prednisona (HR= 1,03; IC95%: 1,01–1,3); y entre las fracturas osteoporóticas y las semanas recibiendo dosis de prednisona superiores a 5 mg/día (HR= 1,01; IC95%: 1,00–1,02). Los pulsos de MPred no se asociaron a la presencia de toxicidad atribuible a glucocorticoides.

E. cohortes
2+

Gladman et al.248 estudiaron la incidencia de daño atribuible a glucocorticoides en una cohorte de inicio de 73 pacientes con al menos 15 años de seguimiento. El daño fue cuantificado mediante la escala validada SLICC/ACR DI, y clasificado como asociado a glucocorticoides de forma definitiva (ítems oculares y musculoesqueléticos), posible (ítems cardiovascular, arterial periférico, neuropsiquiátrico y diabetes) o independiente (ítems renal, pulmonar, gastrointestinal y cutáneo, fallo gonadal prematuro y cáncer). El 87,7% de los pacientes recibieron glucocorticoides, a una dosis máxima media de 37,7 mg/día. La puntuación media del SLICC/ACR DI aumentó de 0,33 a los seis meses a 1,99 a los 15 años. El 49% del nuevo daño acumulado a los 15 años se consideró secundario a glucocorticoides de forma definitiva, con un 31% adicional asociado de forma probable.

E. cohortes
2-

El estudio de la Hopkins Lupus Cohort de Zonana-Nacach et al.349 analizó la influencia de los glucocorticoides en la aparición de nuevo daño en 539 pacientes. El 85% de los pacientes habían sido tratados con prednisona, el 21% con dosis altas. La dosis acumulada de glucocorticoides se asoció de forma significativa con un aumento del riesgo de fracturas osteoporóticas, osteonecrosis, cataratas, diabetes mellitus, enfermedad arterial coronaria, fibrosis pulmonar y deterioro cognitivo/psicosis. La dosis acumulada de prednisona aumentó el riesgo de fracturas osteoporóticas, cataratas y enfermedad arterial coronaria entre 1,7 y 2,5 por cada 10 mg/día durante 10 años). Las dosis altas de prednisona, definidas como ≥60 mg/día durante dos meses, aumentaron el riesgo de osteonecrosis y enfermedad vascular cerebral un 20%. Los pulsos de MPred solo se asociaron con una mayor frecuencia de psicosis.

E. cohortes
2++

En un segundo estudio de la misma cohorte se analizó la aparición de primer daño, medido por el SLICC/ACR DI, en 525 personas con LES de reciente diagnóstico350. La principal variable independiente fue la dosis acumulada de prednisona, categorizada en cinco niveles: 0 mg/mes, >0-180 mg/mes, >180-360 mg/mes, >360-540 mg/mes y >540 mg/mes. La aparición de daño, ajustada para variables de confusión incluida la actividad del LES, se asoció de forma significativa con dosis de prednisona superiores a 180 mg/mes, o el equivalente a 6 mg/día. En este estudio no se analizaron subtipos específicos de daño.

E. cohortes
2+

En el estudio observacional de Ruiz-Arruza et al.351 han analizado recientemente la relación entre el tratamiento con glucocorticoides y el daño a los cinco años, general y específico en 230 pacientes con LES. Se calculó la dosis total acumulada de prednisona en los primeros cuatro años, y se creó una variable categórica de tres niveles según la dosis media diaria calculada: 0 mg/día, ≤ 7,5 mg/día y >7,5 mg/día, es decir, no tratamiento esteroideo, dosis bajas y dosis mediasCaltas según la clasificación de Butgereit et al.341. Los análisis se ajustaron para variables como edad, sexo y actividad de la enfermedad (SLEDAI) y presencia de NL. Se encontró asociación entre la dosis acumulada de prednisona y la puntuación total del SLICC/ACR DI al quinto año (P=0,001), así como con el incremento del SLICC/ACR DI desde el basal al quinto año (P=0,02). Los pacientes con dosis de prednisona superior a 7,5 mg/día tuvieron un mayor riesgo de sufrir daño que los no tratados con prednisona (OR= 5,39; IC95%: 1,59-18,27), mientras que el riesgo no fue mayor en los tratados con dosis ≤ 7,5 mg/día (OR= 1,65; IC95%: 0,53-5,10). Se obtuvieron resultados similares en relación con el riesgo de sufrir daño atribuible a glucocorticoides (cataratas, diabetes, fracturas osteoporóticas, osteonecrosis) en los pacientes tratados con >7,5 mg/día vs. no tratados (OR= 9,9; IC95%: 1,1-84) mientras que no se encontraron diferencias entre los tratados con ≤7,5 mg/día y los no tratados (OR= 1,7; IC95%: 0,17-17). No se encontró ninguna relación entre daño y el tratamiento con MPred.

E. cohortes
2++

En un estudio de casos-controles anidado de 249 pacientes, Ruiz-Irastorza et al. analizaron las variables asociadas a infecciones graves en pacientes con LES333. La prednisona fue el único tratamiento inmunosupresor con una significación estadística. La mediana de dosis en pacientes con infección fue de 7,5 mg/día, frente a 2,5 mg/día en aquéllos sin infecciones (P<0,01). La dosis diaria de prednisona (en mg/día) fue un factor independiente de mayor riesgo de infecciones graves (OR= 1,12; IC95%: 1,04-1,19).

Casos y
controles
2++

Por último, el estudio retrospectivo de Badsh et al.352 comparó la eficacia y seguridad de dos pautas de pulsos de MPred, una consistente en 3-5 g administrados en tres días (n=29) y otra en la que se administró una dosis inferior de 1-1,5 g (n=26). En torno a la mitad de los pacientes tenían NL, siendo la afección neuropsiquiátrica y la hemorragia alveolar las otras dos indicaciones más frecuentes. Ambas pautas mostraron una eficacia similar en reducir la puntuación de SLEDAI y las dosis de prednisona oral. Sin embargo, la pauta de dosis altas se asoció a un riesgo más elevado de sufrir infecciones graves (OR= 3,34; IC95%: 1,29-8,65).

E. cohortes
2-

Resumen de la evidencia

1-/2+ El tratamiento con dosis medias de prednisona (≤ 30 mg/día) obtiene una tasa de respuestas al menos similar al tratamiento con dosis altas en pacientes con NL342-345.
2+ El pronóstico renal a largo plazo parece ser mejor en pacientes con NL tratados con dosis medias de prednisona (≤30 mg/día), pulsos de MPred, HCQ y CFM frente a pacientes tratados con dosis altas de prednisona y CFM345.
1+ La combinación de pulsos MPred y CFM en el tratamiento de inducción de la NL mejora la eficacia de ambos fármacos por separado346.
1+/1- Los pulsos de MPred mejoran la respuesta a corto plazo en pacientes con actividad lúpica347,348.
2++/2+/2- El tratamiento con glucocorticoides se asocia a daño irreversible248,349-351.
2++/2+ Dosis de prednisona inferiores a 6 mg/día no causan daño irreversible clínicamente relevante.350,351.
1-/2++ El tratamiento con glucocorticoides aumenta el riesgo de infecciones de forma dosis-dependiente333,342.
2++ Los pulsos de MPred no producen efectos adversos serios ni daño irreversible349,351.
1-/2- Los pulsos de MPred a dosis reducida (<1 g x tres días) tienen un efecto similar con riesgo reducido de infecciones348,352.

Recomendaciones

B Se sugiere no superar dosis de 30 mg/día de prednisona en el tratamiento de pacientes con nefritis lúpica. Sin embargo, la dosis debe ser individualizada.
Se recomienda en general no superar dosis de 30 mg/día de prednisona en el resto de manifestaciones de LES. Sin embargo, la dosis debe ser evaluada individualmente en cada paciente.
B En brotes graves, se recomienda el tratamiento coadyuvante con pulsos de metilprednisolona.
C Se sugiere una rápida reducción de la dosis de glucocorticoides (prednisona), con el objetivo de llegar a los 5mg/día, como muy tarde, antes de los seis meses, procurando su retirada completa lo antes posible.
B En caso de ser necesaria en tratamientos de mantenimiento, se recomienda que la dosis de predisona no sea superior a 5 mg/día.
Se sugiere la utilización de pulsos de metil-predinisolona inferiores a 1000 mg, si bien no se puede recomendar una dosis específica.

5.2.2.4. Terapias biológicas

Pregunta a responder

  • ¿Qué terapias biológicas son efectivas y seguras en personas con lupus eritematoso sistémico?

El belimumab ha sido el primer agente biológico aprobado específicamente para su uso en el LES. Su aprobación se ha basado en dos ECA296,297. En estos estudios se excluyeron pacientes con afectaciones graves del riñón y del SNC. La variable principal en ambos ensayos fue el porcentaje de pacientes que responden basado en el SLE Responder Index (SRI), índice compuesto creado para estos estudios y definido por una reducción del valor inicial ≥4 puntos en la escala SELENA-SLEDAI); sin empeoramiento de la enfermedad, medida por la PGA; y ninguna puntuación nueva BILAG A de órganos mayores y no más de un nuevo BILAG B.

En el primer ECA pivotal publicado (BLISS 52), 867 personas con LES fueron asignadas a tres grupos de tratamiento: belimumab 10 mg/kg (n=288), 1 mg/kg (n=290) o placebo (n=287)296. La tasas de respuesta del belimumab (dosis de 1 y 10 mg/kg) fueron significativamente mayores que el placebo a la semana 52 (51 y 58% vs. 44%, OR= 1,55; IC95%: 1,10-2,19; P=0,0129 y OR= 1,83; IC95%: 1,30-2,59; P=0,0006 respectivamente). En comparación con los pacientes asignados al grupo placebo, los que recibieron el belimumab 1 mg/kg presentaron una reducción significativa de la actividad de la enfermedad en la semana 52, medida a través de las escala SLEDAI (53 vs. 46%, OR= 1,51; IC95%: 1,07-2,14; P=0,0189). La reducción en el grupo de belimumab 10 mg fue del 58% (OR= 1,71; IC95%: 1,21-2,41).

ECA
1++

El segundo de los ECA pivotales (BLISS 76) se llevó a cabo en 819 pacientes con LES para conocer la eficacia del belimumab (1mg/kg, n=275 y 10 mg/kg, n=271) frente al placebo (n=273) sobre la actividad del LES297. La tasa de respuesta a las 52 semanas del belimumab (dosis de 10 mg/kg) fue significativamente mayor que el placebo (43,2 vs. 33,5%, P=0,017). La tasa de respuesta en el brazo que utilizó la dosis de 1 mg/kg fue de 40,6% (P=0,089). Así mismo, en comparación con los pacientes asignados al grupo placebo, los que recibieron el belimumab 10 mg/kg presentaron una reducción significativa de la actividad de la enfermedad en la semana 52, medida a través de la escala SLEDAI (46,5 vs. 35,3%, P=0,006). Sin embargo, en la semana 76 no se encontraron diferencias significativas respecto a placebo al evaluar el SRI.

En ambos estudios (BLISS 52 y BLISS 76)296,297, el tratamiento de base puede ser una limitación de la aplicabilidad práctica, debido a su gran variabilidad: 42 vs. 55% con inmunosupresores, dosis media de prednisona de 13 mg/día vs. 9 mg/día, 70 vs. 46% de los pacientes con más de 7,5 mg/día de prednisona, 64 vs. 61% con antipalúdicos. En ninguno de los dos ensayos se especifica el porcentaje de pacientes que recibían tratamiento combinado con prednisona, HCQ e inmunosupresores. Destaca el alto porcentaje de participantes sin antipalúdicos y, sobre todo, sin inmunosupresores, considerando que se trata de pacientes con un SELENA-SLEDAI ≥6, lo que refleja una actividad lúpica al menos moderada. Se puede afirmar, por tanto, que muchos pacientes incluidos en ambos estudios estaban recibiendo un tratamiento subóptimo en el momento de ser aleatorizados.

Aunque ambos ensayos lograron una mayor tasa de respuestas con belimumab 10 mg/kg, en general los resultados de BLISS 76 son menos convincentes, siendo más robustas las diferencias de los resultados entre belimumab y placebo en BLISS 52. En cualquier caso, llama la atención la baja tasa de respuesta en la semana 52, por debajo del 60 en todos los brazos de ambos estudios; es decir, al menos el 40% de los pacientes tratados con diferentes combinaciones de prednisona, HCQ, inmunosupresores y belimumab, continuaban activos al cabo de un año de tratamiento.

ECA
1++

Tres análisis post-hoc de los estudios pivotales anteriormente citados obtuvieron que:

  • El belimumab parece tener un efecto especialmente beneficioso con una diferencia estadísticamente significativa frente a placebo en manifestaciones cutáneas (10 mg/kg, P<0,001) y articulares (1 mg/kg, P=0,02)353.
  • El belimumab presenta mayores beneficios terapéuticos que la terapia estándar en serológicamente activos o con alto nivel de actividad (S-SLEDAI≥10)354.
  • El perfil de seguridad del belimumab fue bueno en los ECA sin un aumento significativo de los efectos adversos frente a placebo y esto se ha corroborado en seguimiento a largo plazo sin que se haya observado un incremento de efectos secundarios355
ECA
1+

De acuerdo a los resultados de estos estudios pivotales, la indicación concreta para el uso de este agente que se incluye en ficha técnica y para la que ha logrado la aprobación de las diferentes agencias internacionales es la de lupus con actividad moderada o grave que no responda al tratamiento estándar y que no sea debido primariamente a una NL o a una complicación del SNC. Este tipo de indicación un tanto indefinida ha creado ciertos problemas a la hora de trasladarla a la práctica clínica diaria. Para una mejor definición de las indicaciones de belimumab en España se han publicado documentos de consenso por parte de la Sociedad Española de Reumatología270 y del o Grupo de Trabajo de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas (GEAS) de la Sociedad Española de Medicina Interna356.

En las recomendaciones de la SER, el panel recomienda la utilización de belimumab en pacientes adultos con LES activo, con autoanticuerpos positivos y alto grado de actividad de la enfermedad a pesar de tratamiento estándar. Se considera que los pacientes con manifestaciones clínicas no mayores (como artritis o afectación cutánea) refractarias y con datos analíticos de actividad parecen ser el escenario clínico más adecuado para el uso de belimumab. No se puede recomendar el uso de belimumab en personas con LES y afectación grave del SNC y/o NL grave.

GPC
2++

En las recomendaciones del GEAS se detalla algo más el concepto de tratamiento estándar requerido antes de plantear la adición de belimumab356. La recomendación de su uso es en personas con LES clínicamente activo y con positividad mantenida a ANAs, especialmente si además presenta anticuerpos anti-ADNn positivos y/o hipocomplementemia con:

  1. Ausencia de respuesta tras al menos tres meses de tratamiento que incluya un antipalúdico, prednisona y al menos un inmunosupresor a dosis adecuada, o
  2. Necesidad de prednisona a dosis igual o superior a 7,5 mg/día para mantener la remisión, a pesar de antipalúdicos y al menos un inmunosupresor, o
  3. Contraindicación para la utilización de los inmunosupresores indicados clínicamente por toxicidad o superación de la dosis acumulada recomendada.

El RTX, aunque no ha sido aprobado para su uso en el LES, es el agente biológico con el que se ha acumulado más experiencia. Numerosos estudios observacionales sumando más de 800 pacientes, han mostrado efectos positivos del RTX tanto en el control de la actividad lúpica, evaluada con índices de actividad estandarizados, como en la respuesta de numerosos tipos de manifestaciones clínicas como artritis, afectación cutánea, nefritis, afectación de sistema nervioso o alteraciones hematológicas. En concreto, las indicaciones organo-específicas mejor fundamentadas son sobre la artritis y la trombocitopenia357.

Con algunas variaciones entre los estudios, el porcentaje de respuesta en todos los casos oscilaba entre el 60 y el 90%, siendo de remarcar que en una inmensa mayoría de los casos se trataba de pacientes que habían sido refractarios al tratamiento con los inmunosupresores habituales en estos casos. Incluso algunos estudios han mostrado como el RTX puede ser efectivo a dosis más bajas de las habitualmente utilizadas. Así, un estudio mostró buena respuesta clínica de la trombocitopenia utilizando dosis de RTX de 100 mg358 y en otro se obtenía un buen control de la actividad global de la enfermedad evaluada por BILAG con un protocolo de tratamiento que incluía una infusión única de RTX de 500 mg.359.

De todas las manifestaciones clínicas, han sido las cutáneas las que han tenido tasas de respuesta más pobres. Así, y aunque en la cohorte española LESIMAB de 132 pacientes refractarios sí se conseguía una alta tasa de respuesta en los pacientes con afectación cutánea (90%)360. En otros dos estudios, una recopilación de casos de la literatura de 162 pacientes y una cohorte mexicana con 56 pacientes, se reportaron tasas de respuesta en torno al 30%361,362. No obstante, muy recientemente se ha publicado un trabajo con seguimiento longitudinal de 17 pacientes con manifestaciones cutáneas rebeldes al tratamiento habitual, en el que se lograba una respuesta en el 53% de los casos, aunque esta cifra todavía se encuentra por debajo de las comúnmente reportadas para otros tipos de manifestaciones363.

En cualquier caso, todos estos estudios han sido no controlados, con diversos diseños metodológicos (cohortes, históricos sobre datos de registros, etc.) y muy heterogéneos en cuanto a las características de los pacientes incluidos, todo lo cual limita considerablemente su nivel de evidencia científica.

Se han realizado dos ECA de tratamiento con RTX en el LES. Uno focalizado en el LES sin afectación renal (estudio Exploratory Phase II/III SLE Evaluation of Rituximab-EXPLORER)364 y otro en la NL (estudio Lupus Nephritis Assessment with Rituximab-LUNAR)365. En ambos casos no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los paciente en los diferentes objetivos planteados.

E. observacio-
nales
2+

El estudio EXPLORER364 se llevó a cabo con la finalidad de conocer la eficacia y seguridad de RTX versus placebo en pacientes con actividad extrarrenal del LES de moderada a grave (n=257). No se observaron diferencias entre el placebo y RTX en los criterios de valoración de eficacia primaria, incluida la respuesta BILAG.

ECA
1++

El estudio LUNAR365 también se llevó a cabo con la finalidad de conocer la eficacia y seguridad de RTX versus placebo, pero en esta ocasión, en pacientes con NL clase III o ev (n=144). Tampoco se observaron diferencias entre el placebo y RTX en los criterios de valoración de eficacia primaria. Las tasas de eventos adversos graves, incluyendo infecciones, fueron similares en ambos grupos. La neutropenia, leucopenia, y la hipotensión ocurrieron con mayor frecuencia en el grupo de RTX.

Sin embargo, es importante hacer notar que en ambos ensayos el grupo de comparación recibía tratamiento activo con eficacia demostrada para las diversas manifestaciones que se trataban y que esto hacía más complicado el conseguir establecer diferencias significativas, con respecto al grupo en el que se añadía el tratamiento objeto del ensayo, salvo que se utilizaran muestras muy grandes de pacientes o se seleccionaran poblaciones especialmente refractarias; condiciones muy difíciles de lograr en el LES. Si a esto unimos la conocida heterogeneidad clínica de la enfermedad y las limitaciones que tienen los diferentes métodos de evaluación en esta enfermedad podemos explicar, en cierta medida, el fracaso de estos ECA366. No obstante, diversos sub-análisis del estudio LUNAR muestran datos a favor de la eficacia de este fármaco en este contexto clínico, como son las diferencias numéricamente relevantes en el porcentaje de los que respondieron dentro del subgrupo de pacientes afro-americanos (70% en el grupo con RTX vs. 45% en el grupo control; P=0,2), diferencias estadísticamente significativas a favor del grupo con RTX en el descenso de los niveles de anticuerpos anti-ADN, en la elevación de los niveles de C3 y C4, o un menor porcentaje de pacientes que requirieron rescate terapéutico con CFM en este mismo grupo (0 vs. 11%; P=0,006).

ECA
1+

En este sentido, una RS recientemente publicada que incluye a 362 pacientes, refuerza la idea de que el RTX es eficaz en casos de NL refractaria367. Adicionalmente, tanto en los diferentes estudios abiertos como en los ECA el RTX ha presentado un buen perfil de seguridad.

RS

Existen experiencias muy limitadas del uso en personas con LES, fuera de ficha técnica, de otras terapias biológicas que están actualmente en el mercado con indicación en otras enfermedades reumáticas. La terapia con agentes bloqueantes del TNF siempre ha planteado dudas en el LES por los efectos observados por estos agentes en pacientes con AR consistentes en la inducción de ANA, anti-ADN y la inducción de cuadros lúpicos. En un estudio en el que se revisaron la evolución a largo plazo de 13 pacientes tratados con infliximab se observaron buenos resultados en nefritis y artritis pero planteaba dudas sobre su seguridad en tratamientos a largo plazo368.

Serie de
casos
3

Un reciente estudio observacional de la cohorte del Hospital Vall d’Hebron ha analizado la eficacia de etanercept (añadido al tratamiento habitual) en 43 pacientes con artritis lúpica refractaria (de los cuales además el 33% tenían serositis refractaria y el 16% historia de NL). Hubo remisión clínica articular en el 90% de los pacientes a los seis meses y en el 100% de los casos de pleuritis (, sin diferencias significativas (mejoría ni empeoramiento) en los parámetros renales. El SLEDAI medio disminuyó de forma significativa de ocho a dos. Diecinueve pacientes presentaron efectos adversos, de los que dos se consideraron graves, sin ningun caso de exacerbación grave del LES369.

E. cohortes
2-

El abatacept se ha probado en dos ECA fases II y II/III en el LES sin afectación renal y, más recientemente, en otro en NL, sin que se alcanzaran los objetivos primarios en ninguno de los dos casos364,370. No obstante, análisis post-hoc del primero han sugerido un posible efecto positivo en la artritis.

En un análisis posterior, en el que se emplean los criterios de respuesta empleados en otros estudios (Aspreva Lupus Management Study -ALMS, LUNAR y Abatacept and Cyclophosphamide Combination: Efficacy andSafety Study -ACCESS), se observa que las tasas de respuesta fueron mayores en los grupos de tratamiento que en control. Las mayores diferencias se obtuvieron con el uso de los criterios LUNAR (tasa de respuesta completa del 6% en el grupo control, en comparación con el 22% y el 24% en los grupos de abatacept)371.

Uno de los ECA, se llevó a cabo para evaluar el tratamiento con abatacept en pacientes con LES sin riesgo vital y poliartritis, lesiones discoides, pleuritis y/o pericarditis (n=170)364. La proporción de nuevos brotes BILAG A / B durante 12 meses fue del 79,7% (IC95%: 72,4-86,9) en el grupo de abatacept y 82,5% (IC95%: 72,6-92,3) en el grupo placebo (diferencia de tratamiento -3,5; IC95%: -15,3-8,3). En los análisis post hoc, se observó que el efecto del tratamiento fue más pronunciado para los pacientes que tenían poliartritis como la manifestación primaria del LES al inicio del estudio (diferencia de tratamiento -28,3; IC95%: -46,1-10,5). La frecuencia de los eventos adversos fue comparable en los grupos de abatacept y placebo (90,9% versus 91,5%), pero los eventos adversos graves fueron más frecuentes en el grupo con abatacept (19,8 frente a 6,8%).

ECA
1+

El otro ECA se llevó a cabo también para comparar la eficacia y seguridad del abatacept en pacientes con LES y NL (n=289). No hubo diferencia entre los grupos de tratamiento en el tiempo transcurrido hasta la respuesta completa confirmada o en la proporción de sujetos con respuesta completa confirmada en las 52 semanas siguientes al tratamiento370.

ECA
1++

Finalmente, respecto al tocilizumab, al margen de algún caso aislado reportado de respuesta clínica tras el uso de tocilizumab, solo existe un estudio en fase I abierto con 10 pacientes donde se observó una mejoría en los índices de actividad clínica372.

Serie de
casos
3

Resumen de la evidencia

1++ El belimumab es eficaz en personas con LES activo que no responde al tratamiento estándar (se excluyen pacientes con nefritis o afectación grave del SNC)296,297.
1+ El belimumab ha mostrado eficacia en el tratamiento de manifestaciones musculoesqueléticas y cutáneas del LES353.
2++ Se consideran candidatos a tratamiento con belimumab aquellos personas con LES con ausencia de respuesta tras al menos tres meses de tratamiento que incluya antipalúdico, prednisona y al menos un inmunosupresor a dosis adecuada, o necesidad de prednisona a dosis igual o superior a 7,5 mg/día para mantener la remisión, a pesar de antipalúdicos y al menos un inmunosupresor, o contraindicación para la utilización de los inmunosupresores indicados clínicamente por toxicidad o superación de la dosis acumulada recomendada356.
2+ El RTX es efectivo en personas con LES activo refractario al tratamiento inmunosupresor estándar incluyendo la afectación renal y neurológica grave, aunque en los dos ECA realizados hasta ahora (en LES activo sin afectación renal o del SNC y en NL) no se hayan alcanzado los objetivos primarios358–365.
3 El infliximab ha mostrado cierta eficacia en pacientes lúpicos con nefritis y artritis refractarias, si bien con un estrecho margen de seguridad368.
2- El etanercept ha sido eficaz en pacientes con artritis y serositis refractarias, sin efectos adversos graves a corto plazo y sin empeoramiento de la actividad renal369.
1- El abatacept podría ser efectivo en la artritis lúpica364.
3 El tocilizumab ha mostrado ciertos beneficios en el control de la actividad clínica del LES372.

Recomendaciones

A Se recomienda el tratamiento con belimumab en personas con LES activo que no hayan respondido al tratamiento estándar y que su actividad no se deba de forma fundamental a afectación renal o neurológica.
B Se sugiere que se consideren candidatos a tratamiento con belimumab aquellos personas con LES activo y ausencia de respuesta tras al menos tres meses de tratamiento que incluya antipalúdico, prednisona y al menos un inmunosupresor a dosis adecuada, o necesidad de prednisona a dosis igual o superior a 7,5 mg/día para mantener la remisión, a pesar de antipalúdicos y al menos un inmunosupresor, o contraindicación para la utilización de los inmunosupresores indicados clínicamente por toxicidad.
C Se sugiere administrar rituximab en pacientes con afectación renal, neurológica o hematológica grave que no responda al tratamiento inmunosupresor de primera línea.
A día de hoy, no existe indicación aprobada para el uso de otros agentes biológicos en el LES. Sin embargo, en determinadas situaciones en las que han fracasado o no se pueden utilizar las medidas terapéuticas habituales (incluyendo el uso de belimumab y rituximab) se podría plantear la utilización de alguno de los siguientes agentes: infliximab (en artritis y nefritis refractarias), etanercept (artritis y serositis), abatacept (especialmente en artritis) y tocilizumab (en pacientes con mal control de su actividad clínica).

 

*CARTA DE SEGURIDAD de La Roche Ltd., de acuerdo con la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) (27 de Junio de 2019)Se han observado casos graves de daño hepático incluyendo fallo hepático agudo, hepatitis e ictericia (algunos de ellos requirió trasplante), en pacientes tratados con tocilizumab. La frecuencia de aparición de casos de hepatotoxicidad grave asociados a la administración de este medicamento es muy baja.

Para más información consulte:
https://sinaem.agemed.es/CartasFarmacovigilanciaDoc/2019/DHPC_Tocilizumab_27062019.pdf

5.2.2.5. Inmunoglobulinas

Pregunta a responder

  • ¿Cuál es la efectividad y seguridad de las inmunoglobulinas en el tratamiento del lupus eritematoso sistémico?

La administración de altas dosis de inmunoglobulinas (Ig) intravenosas humanas obtenidas de múltiples donantes tiene propiedades inmunomoduladoras de potencial valor terapéutico. Se trata de una terapia no aprobada para el LES por las agencias reguladoras (Food and Drug Administration-FDA, European Medicines Agency-EMA, Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios-AEMPS), pero de uso relativamente frecuente, sobre todo en situación de trombocitopenia grave, con resultados favorables. El fundamento racional para su utilización en esa situación estriba, entre otros argumentos, en la fuerte similitud patogénica entre la PTI, donde la terapia con Ig intravenosa tiene indicación reconocida, avalada por numerosos ECA373 y muchas de las trombocitopenias que aparecen en el LES. Su mecanismo de acción es complejo y no se conoce bien, habiéndose implicado el bloqueo del receptor Fc, modulación de la red anti-idiotipo, regulación a la baja de la síntesis de Ig, expansión de linfocitos T reguladores, etc.

Sin embargo, la evidencia disponible sobre la efectividad y la seguridad de Ig intravenosa para el tratamiento del LES es muy escasa.

Se dispone de un único ECA (n=14) referido al tratamiento de la NL proliferativa, comparando dosis relativamente bajas de Ig intravenosa (400 mg/kg/mes) frente a CFM intravenosa en pulsos en el mantenimiento de respuesta a corto plazo (18 meses). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre ambos brazos del ensayo374. El bajo número de pacientes limita considerablemente el poder estadístico de este ECA abierto. Además, no se especifica el método de enmascaramiento y existían diferencias basales entre los dos brazos de tratamiento (los pacientes tratados con CFM eran histológicamente más activos), lo que implica una alta probabilidad de sesgos en su diseño.

ECA
1-

Datos procedentes de estudios observacionales (con n máxima de 62 pacientes y seguimiento máximo de 74 meses), sugieren que el tratamiento con Ig intravenosa podría ser eficaz en pacientes con algunas manifestaciones de LES activo refractario, describiéndose respuesta completa o parcial entre el 63 y el 85% de los casos, medida mediante índices globales de actividad (SLAM o SLEDAI) o por órgano, como es el caso de la NL375. El tratamiento con Ig intravenosa se asocia a un alto porcentaje de recidivas tras suspender el tratamiento376–378.

E.
observacio-
nales
2-

En situación de trombocitopenia grave, varios estudios observacionales con limitado número de pacientes comunican una rápida respuesta plaquetar a las Ig intravenosa, siendo la serie más amplia comunicada de 31 pacientes tratados, con un porcentaje de respuesta parcial o completa del 65%, de carácter transitorio en todos los casos377,379. No se han llevado a cabo estudios comparativos frente a los agonistas del receptor de la trombopoyetina, cuya utilización en personas con LES y trombocitopenia grave ha sido, hasta la fecha, anecdótica.

E.
observacio-
nales
3

Algunos autores encuentran las Ig intravenosa eficaces y seguras como terapia de rescate en la situación de infección activa y alta actividad del LES, situación en la que la intensificación del tratamiento inmunosupresor podría conllevar riesgos inaceptables376-378.

La dosis o pauta de administración no está establecida, siendo la más habitual y la más recomendada por los expertos internacionales, la de 0,4 g/kg/día por cinco días consecutivos373,378. Sin embargo, dosis inferiores (por ejemplo, de 85mg/kg/día, tres días o 0,5 g/kg un día) pueden también ser eficaces376.

E.
observacio-
nales
2-

Las Ig intravenosas tienen un aceptable perfil de seguridad cuando se usan en pacientes con LES activo o en complicaciones hematológicas del LES, siendo las reacciones infusionales no graves los efectos adversos más comunes, si bien los datos disponibles directamente referidos al LES son escasos375,377,378,380,381.

Las reacciones infusionales ocurren del 0,5 al 3% de las veces, tienden a ser leves y pueden disminuirse o atenuarse si se usa una velocidad de infusión adecuada y se premedica con antihistamínicos y/o paracetamol, si bien sobre esta última medida no existe evidencia científica alguna. Los pacientes con déficit de IgA que poseen anticuerpos con isotipos anti IgA pueden sufrir reacciones anafilactoides (no mediadas por IgE), que se minimizan con preparados bajos en IgA. Los efectos adversos graves más frecuentemente comunicados son la trombosis, y el fracaso renal agudo por lesión tubular osmótica, siendo sin embargo raros. Los factores de riesgo de fracaso renal identificados hasta la fecha son la enfermedad renal crónica estadios 2-4, el empleo simultáneo de diuréticos o de fármacos nefrotóxicos, la diabetes, obesidad, hipovolemia o edad mayor o igual de 65 años. En cuanto a la trombosis, la presencia de factores de riesgo de trombosis añadidos o la alta concentración del preparado, así como el antecedente de eventos cardiovasculares se han sugerido como factores de riesgo. Empíricamente, se tiende a recomendar tromboprofilaxis en esas situaciones. En general se recomienda usar preparados al 5%, al menos en la primera infusión.

Otras complicaciones muy ocasionales incluyen meningitis aséptica, distress respiratorio del adulto, etc.

E. observacio-
nales
2-

Resumen de la evidencia

1- Las Ig intravenosa podrían ser eficaces como terapia de mantenimiento en la glomeruloNL374,375.
3 Las Ig intravenosas pueden ser eficaces en pacientes con trombocitopenia grave asociada al LES, siendo potencialmente útiles en situación de sangrado activo, por su rápido inicio de acción, si bien sus efectos son transitorios en la mayoría de los casos379.
2- Las Ig intravenosa tienen un aceptable perfil de seguridad cuando se usan en pacientes con LES activo o complicaciones hematológicas del LES378,380.
2- El uso de Ig intravenosa no se asocia a un aumento de riesgo de infección aguda378,380.
4 Los riesgos inherentes al uso de Ig intravenosa pueden reducirse si se consideran los factores de riesgo asociados a los potenciales efectos adversos y se aplican ciertas medidas preventivas como un adecuado tiempo de infusión381.

Recomendaciones

D El uso de inmunoglobulinas intravenosas estaría justificado en trombocitopenia inmune grave con riesgo vital por sangrado activo o cuando se requiera una intervención quirúrgica o procedimiento de riesgo hemorrágico.
D Se sugiere tomar las medidas necesarias para reducir el riesgo de toxicidad: velocidad de infusión adecuada, evitar preparados con alto contenido en sacarosa, descartar deficiencia de inmunoglobulina A y sopesar cuidadosamente el balance riesgo-beneficio. Se sugiere considerar el uso de tromboprofilaxis con heparina en caso de presencia de factores de riesgo de trombosis y garantizar una adecuada hidratación. Asimismo, en pacientes con factores de riesgo de fracaso renal asociado, se sugiere vigilancia de función renal en los días siguientes a la infusión.
Las inmunoglobulinas intravenosas podrán también ser empleadas en personas con alta actividad y compromiso de órgano mayor en presencia o sospecha de infección grave que contraindique o limite sustancialmente el tratamiento inmunosupresor.
Se sugiere administrar la dosis de inmunoglobulinas intravenosas de 0,4 g/kg/día durante cinco días consecutivos. Sin embargo, dosis inferiores (por ejemplo, 0,5 g/kg un día) también pueden ser eficaces, salvo en caso de trombocitopenia.
No se recomienda el uso de inmunoglobulinas intravenosas como tratamiento de mantenimiento en ninguna de las manifestaciones del LES, ya que se dispone de otras alternativas terapéuticas de eficacia más establecida y de menor coste.

5.2.3. Efectos adversos y pautas de monitorización de los tratamientos inmunosupresores y biológicos.

Pregunta a responder

  • ¿Cuáles son las complicaciones y efectos adversos de los tratamientos inmunosupresores y biológicos más habituales del lupus eritematoso sistémico? ¿Cuáles son las pautas de monitorización más aconsejables?

La descripción de los efectos adversos de los tratamientos habituales del lupus se ha fundamentado en las RS realizada por Pego-Reigosa et al.315. Otras fuentes de información han sido extraídas de ECA que comparaban varias alternativas tanto en el lupus extrarrenal como renal. Los efectos adversos de los antipalúdicos y los glucocorticoides se discuten en el apartado 5.2.2. Indicaciones de tratamiento.

La monitorización de los efectos adversos se basa principalmente en las recomendaciones de EULAR382 y la RS de Schmajuk et al.383.

Efectos adversos

Ciclofosfamida

Existe publicada una RS sobre los efectos adversos de la CFM en personas con LES no renal y se han revisado 19 estudios en los que la CFM se ha utilizado en pacientes con lupus extrarrenal o NL315. De forma heterogénea, se ha encontrado relación entre el tratamiento con CFM y displasia cervical y daño, si bien la asociación principal es con con fallo ovárico precoz315.

 

RS
1+

En comparación con los glucocorticoides346,384–386 los efectos adversos principales de la CFM en pacientes con NL fueron amenorrea, infecciones, neoplasias y hospitalizaciones, pero sin diferencias estadísticamente significativas.

ECA
1+

La CFM tiene más efectos adversos a nivel gastrointestinal y de fallo ovárico que el tacrolimus en pacientes de origen asiático con NL387.

MA
1+

La revisión de Henderson et al.388 es la más importante con respecto a la comparación de MFM con CFM en pacientes con NL. El riesgo de fallo ovárico (RR= 0,15; IC95%: 0,03-0,80; P=0,03) alopecia (RR= 0,22; IC95%: 0,06-0,86; P=0,03) y leucopenia (RR= 0,49; IC95%:0,28-0,88; P=0,02) fue significativamente menor que en el grupo CFM. Sin embargo, la diarrea fue significativamente más frecuente en el grupo de MFM (RR= 2,53; IC95%: 1,54-4,16; P=0,0003).

RS
1+

En otros estudios en los que compararon la CFM con el MFM en pacientes con NL, no hay datos concluyentes sobre la toxicidad de la CFM aunque parece que puede producir más riesgo de infecciones389–391.

ECA
1+

El perfil de seguridad de la CFM es similar al de la ciclosporina oral389,392,393.

ECA
1+

Entre los estudios que compararon AZA con CFM en pacientes con NL, no encontraron diferencias significativas en cuanto a efectos adversos394-396.

ECA
1+

Azatioprina

La evidencia sobre el uso de AZA en el LES extrarrenal es escasa, solamente se ha publicado un ECA con pocos pacientes (n=24) que mostró un mayor riesgo de toxicidad hepática si la dosis de AZA era ≥ 200mg/día315.

 

ECA
1+

Con respecto a la NL, la referencia más importante es la revisión de Henderson et al.388, en la cual no encontraron diferencias con respecto a la tolerancia de la AZA en comparación con la CFM, ciclosporina o el MFM en pacientes con NL.

RS
1+

La tolerancia de AZA parece ser similar a la de tacrolimus397.

ECA
1+

En un estudio retrospectivo de Naughton et al.398 se evaluó la toxicidad de la AZA en relación con la presencia de un polimorfismo relacionado con la reducción de la actividad de la enzima tiopurin metiltransferasa, observándose un mayor riesgo de efectos adversos serios en los pacientes homocigotos. La evidencia es moderada, ya que el estudio se realizó en una cohorte de 120 personas con LES, a siete pacientes se les identificó el polimorfismo y solamente uno de estos pacientes fue homocigoto; este paciente tuvo una aplasia medular grave durante el tratamiento con AZA.

E cohorte
2+

Leflunomida

Existe poca evidencia sobre la seguridad de la LEF en el tratamiento del LES. En el estudio piloto de Tam et al.324 (n=12) se comparó la eficacia y seguridad de la LEF con respecto a placebo durante 24 semanas. Solamente se produjo una elevación de transaminasas, hipertensión y leucopenia transitorias.

En el estudio longitudinal de Chan et al.389 se evaluó la eficacia y la seguridad de la LEF (1 mg/kg/día) en una cohorte de 110 pacientes con LES frente a la CFM (0,5 g/m2). Los eventos adversos mayores, incluidos la infección, la alopecia y la hipertensión, fueron similares en ambos grupos de tratamiento.

 

ECA
1+

Micofenolato de mofetilo

Puede producir efectos adversos no dosis dependientes, particularmente en el sistema digestivo. Su perfil de efectos adversos es aceptable y se producen pocos abandonos tras 12 meses de tratamiento.

Se desaconseja su utilización durante el embarazo242.

 

ECA
1+

En el estudio de Zeher et al.342, el MFM más la dosis estándar de glucocorticoides favoreció más infecciones (57,1 vs. 39,1%, P=0,056) y herpes zoster (16,7 vs. 0%, P=0,012) que el MFM más dosis bajas de glucocorticoides. La tolerancia del MFM es similar a la del tacrolimus399.

ECA
1-

Ciclosporina

Existe poca evidencia sobre la seguridad de la ciclosporina en el tratamiento del LES. Los efectos adversos más frecuentes son hipertensión y deterioro de la función renal (en un 20% de los casos) e hipertricosis (aproximadamente en un tercio de los pacientes)315.

 

ECA
1+

Terapias biológicas

Los dos ensayos pivotales del belimumab296,297 incluyeron dentro de sus objetivos resultados en seguridad. En el estudio de Furie et al.297, los efectos adversos se consideraron un objetivo principal y a las 24 semanas de seguimiento, los eventos adversos graves (infecciones, anomalías de laboratorio, los tumores malignos y las muertes) fueron comparables entre los grupos. En el otro estudio pivotal de Navarra et al. de igual forma los efectos adversos fueron similares entre ambos grupos (placebo vs. belimumab)296.

Posteriormente, un análisis post hoc de Wallace et al.355 corroboró los datos expuestos anteriormente.

Se han realizado dos ECA de tratamiento con RTX en LES. Uno de ellos focalizado en LES sin afectación renal (estudio EXPLORER)364 y otro en la NL (estudio LUNAR)365.

 

ECA
1++

En el estudio EXPLORER la frecuencia de efectos adversos fue similar en ambos grupos (36,4 vs. 37,9% en placebo y RTX, respectivamente), tampoco hubo diferencias con respecto a las reacciones relacionadas con la infusión, los efectos cardiacos y las infecciones, aunque si se produjeron más casos de neutropenia grado 3 y 4 en el grupo de RTX (7,7 vs. 3,4%).

ECA
1++

En el ensayo LUNAR, igualmente las tasas de eventos adversos graves, incluyendo infecciones, fueron similares en ambos grupos. La neutropenia, leucopenia, y la hipotensión ocurrieron con mayor frecuencia en el grupo de RTX.

ECA
1+

Monitorización de efectos adversos
La revisión de Schmajuk et al.383 concluye que las siguientes recomendaciones sobre la monitorización de otros fármacos habitualmente utilizados en LES están basados mayoritariamente en consenso de expertos:

  1. Azatioprina: realizar un recuento sanguíneo y de plaquetas cada cuatro a 12 semanas o cada una o dos semanas si hay cambios de dosis. Realizar cada seis meses control de creatinina, dado que si el aclaramiento disminuye se debe disminuir la dosis de AZA. Monitorizar enzimas hepáticas cada 12 semanas y, si hay anormalidades, modificar la dosis. Recomiendan determinar la actividad de la enzima Tiopurina Metil Transferasa antes del inicio de la AZA.
  2. Ciclofosfamida: análisis de orina mensual durante el tratamiento o cada tres a seis meses indefinidamente, debido a la posibilidad de cistitis hemorrágica y neoplasias uroteliales, las cuales son más frecuente en pacientes con CFM oral. Test PAP anualmente para cribado de cáncer cervical.
  3. Metotrexato: recuento plaquetario, creatinina sérica, enzimas hepáticas cada ocho semanas y cada dos a cuatro semanas durante los tres primeros meses si hay cambio de dosis. Albúmina cada ocho ó 12 semanas. Bioquímica cada ocho semanas. Fosfatasa alcalina cada 12 semanas. No hay recomendación clara sobre la realización de radiografía de tórax en prevención de neumonitis. Algunos grupos sugieren la realización de serologías de hepatitis B y hepatitis C antes de iniciar este compuesto.
  4. Micofenolato de mofetilo: recuento sanguíneo y plaquetario cada 12 semanas o cada semana durante el primer mes.

RS
1++

Resumen de la evidencia

1+ En una RS se concluye que la CFM se asocia con daño acumulado, desarrollo de neoplasia cervical intraepitelial, neoplasias uroteliales y con fallo ovárico315.
1+ En el tratamiento de la NL el MFM se presenta como un tratamiento con un mejor perfil de efectos adversos que la CFM oral o intravenosa242,387.
1++ El perfil de seguridad de los fármacos biológicos más habituales en el tratamiento del LES (RTX o belimumab) es favorable y similar al placebo296,297,355,364,365.
1++ Existen recomendaciones específicas para la monitorización de los fármacos utilizados en el LES aunque la mayoría están basadas en opiniones de grupos de expertos.

Recomendaciones

B Para la monitorización de la toxicidad hematológica y hepática de los inmunosupresores, se recomienda realizar hemograma y bioquímica hepática en intervalos de uno a tres meses.
B En pacientes tratados con ciclofosfamida, se recomienda la vigilancia activa de cáncer vesical mediante análisis de orina con el fin de detectar microhematuria. Está vigilancia no debería cesar tras la suspensión del tratamiento.
D Se recomienda determinar la actividad de la enzima tiopurina metil transferasa o sus polimorfismos antes del inicio del tratamiento con AZA.

5.2.4. Indicación de las aféresis terapéutica

Pregunta a responder

  • ¿Cuál es la efectividad y seguridad de la aféresis terapéutica en el tratamiento del lupus eritematoso sistémico?

La mayoría de los estudios publicados sobre la efectividad y seguridad de la aféresis terapéutica en el LES son meramente observacionales, muchos no controlados y con un tamaño pequeño de muestra. En su mayoría evalúan la eficacia de la adición de diferentes procedimientos de aféresis a la terapia habitual (glucocorticoides o CFM en el caso de pacientes con enfermedad más activa). Además, la heterogeneidad de los procedimientos y pacientes hace muy complicada la extrapolación de los resultados a la población de nuestra guía.

Para comparar la eficacia de tres tratamientos diferentes (tratamiento estándar, tratamiento estándar con plasmaféresis y tratamiento estándar con MPred) en pacientes con NL clase IV probada a través de biopsia (n=18), se llevó a cabo un ECA400. No se observaron diferencias en las tasas de remisión de la enfermedad en las distintas opciones de tratamiento.

ECA
1+

En otro ECA se comparó la eficacia de la terapia estándar (prednisona más CFM), frente a la terapia estándar más plasmaféresis en 46 pacientes mayores de 16 años con LES, con biopsia renal. Sin embargo, no se observaron diferencias en las tasas de empeoramiento, ni de remisión de la enfermedad, tanto global como renal. El análisis de la tendencia de los datos mostró que no se podría obtener ningún beneficio adicional en el grupo de pacientes tratados con plasmaféresis.

Por tanto, a pesar de obtener resultados significativos en parámetros de laboratorio (disminución del 20% en las concentraciones de C3 y C4 después de dos semanas de terapia con plasmaféresis, P<0,05), este beneficio no se tradujo en resultados clínicos relevantes401.

ECA
1++

Dieciocho personas con LES con biopsia renal clase III o ev fueron asignados aleatoriamente a recibir seis sesiones de CFM sola o combinada con tres sesiones de plasmaféresis (60 ml/kg) al día por cada ciclo de CFM402. En los resultados de este estudio, se observó que los niveles de albúmina sérica y C3, y las puntuaciones SLAM mejoraron en ambos grupos (P=0,001, P=0,02, P=0,01) respectivamente) y el nivel de anti-ADN en los pacientes con plasmaféresis (P=0,025).

ECA
1++

Para evaluar el efecto del recambio plasmático terapéutico frente a sesiones de reinfusión sin recambio plasmático, se asignó aleatoriamente a 20 personas con LES a cada uno de los procedimientos403. Dieciséis de los 18 pacientes que completaron el estudio mejoraron o se mantuvieron estables, sin diferencias entre el grupo de recambio plasmático y el de reinfusión. El recambio plasmático generó una reducción significativa en los niveles de IgG, IgM, IgA y los complejos inmunes circulantes (P<0,01 para cada medida); estas medidas volvieron a los niveles basales tras cuatro semanas del tratamiento.

ECA
1++

Un ECA se llevó a cabo con la finalidad de evaluar la eficacia de dos columnas de inmunoabsorción diferentes (2,500 ml, IMPH-350 vs. Ig-Therasorb) en 20 pacientes con LES activo (>15 puntos SLAM o un incremento >5 en tres meses, o afección de moderada a grave de órganos)404.

ECA
1+

Las puntuaciones en la actividad de la enfermedad (SLAM) disminuyeron en el grupo de IMPH-350 de 14,3 ± 5,6 en la línea base, a 9,2 ± 6,2 después de un mes y a 9,4 ±3,9 después de seis meses. En el grupo de Ig-Therasorb fueron de 18,3 ± 5,5 a 11,2 ± 7,6 al mes y a 9,2 ± 2,9 a los seis meses. Cinco de 10 pacientes en el grupo IMPH-350 y 8/10 en el grupo de Ig-Therasorb cumplieron los criterios de respuesta al tratamiento.

Se evaluó la viabilidad y la seguridad del tratamiento con inmunoadsorción extracorpórea en una pequeña cohorte formada por 10 pacientes mayores de 18 años con LES, con un índice de enfermedad (SLEDAI) >3 puntos y niveles de anticuerpos VRT-101 de la laminina >0,4 (nueve mujeres, un hombre, media de edad 36,2 años)405.

Tras el tratamiento, se detectó una disminución estadísticamente significativa en el nivel sérico de anticuerpos VRT-101 de la laminina (reducción de 38,75%, P=0,009). Se documentaron un total de 11 reacciones adversas en siete pacientes, ninguno de los cuales requirió la retirada del estudio.

Algunos estudios observacionales han obtenido mejoras en la sintomatología de la enfermedad mediante diferentes índices (SLEDAI/SLAM), tras la plasmaféresis.

E.
observacio-
2+

Un estudio que se llevó a cabo en personas con LES (n=21) para evaluar el efecto terapéutico y la seguridad del tratamiento con ciclosporina (2,5 mg/kg/día) y plasmaféresis (siete a 15 sesiones cada dos o tres días) observó que los síntomas clínicos mejoraron en dos/cuatro semanas, sin la aparición de eventos adversos graves. Un 85% de los pacientes (tratados en fases agudas de la enfermedad con recambio plasmático terapéutico) reportaron una mejora en su CVRS. Aunque no se especifica el método de registro, este es el único estudio que incluye la visión de los pacientes406.

E.
observacio-
nal
2-

Otra cohorte de 18 pacientes con LES y actividad moderada (SLEDAI ≥8) (100% mujeres, media de edad 47,2 años) fue expuesta a citaféresis extracorpórea a través de una columna adsorbente selectiva para granulocitos y monocitos circulantes (una vez a la semana durante cinco semanas consecutivas)407. La media del SLEDAI disminuyó de 16 al inicio del estudio a seis en la semana 11 (10 semanas después de la primera aféresis) (P<0,001). Se observaron mejoras significativas en los sistemas musculoesquelético y dérmico y no se informaron eventos adversos graves.

E.
observacio-
nal
2+

El posible efecto de la plasmaféresis en el LES se examinó en un estudio de ocho pacientes408. La eficacia terapéutica de la plasmaféresis se indica por una disminución significativa de las puntuaciones SLEDAI después del tratamiento (P<0,01). Las concentraciones de anti-ADNdc eran altos antes de la plasmaféresis y se cambiaron en paralelo con actividad de la enfermedad durante la plasmaféresis (P<0,01).

E.
observacio-
nal
2+

Veintiocho pacientes con LES fueron seleccionados para una cohorte con la que se pretendía conocer la eficacia, seguridad y utilidad clínica del recambio plasmático terapéutico409. El tratamiento combinado resultó en una mejora clínica más rápida (artralgia, artritis, pleuritis, implicación cardiaca, neuropsiquiátrica y hematológica).

E.
observacio-
nal
2-

Se llevó a cabo otro estudio con seis pacientes con LES y diagnóstico de NL comprobada con biopsia renal para evaluar si el tratamiento con plasmaféresis es eficaz con respecto a los tratamientos convencionales (con glucocorticoides)410. Los títulos anti-ADN disminuyeron significativamente tras Ia plasmaféresis de 79,5 ± 97,7 U/ml en el pre a 6,6 ± 5,8 U/ml 12 meses después del tratamiento (P<0,05). La proteinuria disminuyó de 2,2 ± 1,7 g/día a 0,4 ± 0,6 g/día tras el tratamiento (P<0,001).

E.
observacio-
nal
2-

En otro estudio se seleccionó una cohorte de 14 pacientes con LES (100% mujeres, edad media: 29 años, duración de la enfermedad: cuatro años) para investigar el efecto de la plasmaféresis411. Se obtuvo una rápida mejoría en los 14 pacientes. La elevada media basal del índice SLAM cayó de 28,4 a 14,7 a las cuatro semanas y a 8,9 a los seis meses.

E.
observacio-
nal
2+

Un ensayo clínico controlado (ECC) comparó la respuesta y los efectos secundarios de la plasmaféresis en pacientes con NL proliferativa tratados con CFM intravenosa, en un estudio de caso control con 28 pacientes con LES412. Al final del periodo de tratamiento, el 75% de los pacientes en el grupo de plasmaféresis presentaban una remisión completa, frente al 31% de los pacientes del grupo de CFM sola (P<0,02); y a largo plazo los porcentajes se mantuvieron similares (41 vs. 50%).

ECC
1+

Otro ECC se llevó a cabo con la finalidad de conocer los riesgos de infección asociados al tratamiento con plasmaféresis. Para ello se seleccionó a 21 pacientes con LES bajo tratamiento con CFM intravenosa (19 mujeres, dos varones, media de edad 30,2 años) y se les asignó a la condición de plasmaféresis (cuatro-seis sesiones en dos semanas) o a la control413. Siete de los nueve pacientes tratados con plasmaféresis tenían infecciones bacterianas o virales graves, incluyendo tres casos de infecciones por citomegalovirus. Entre los 12 pacientes tratados con CFM, sólo dos tenían infecciones graves (P<0,01). La eficacia del tratamiento, sin embargo, fue similar para ambos grupos.

ECC
1+

Los datos previos, contrastan con los resultados del ECA publicado por Pohl et al.414, que fue llevado a cabo para determinar si la plasmaféresis aumenta el riesgo de infecciones en pacientes inmunodeprimidos con NL, en el que se asignó a 86 al tratamiento con prednisona más CFM durante ocho semanas (n=46) o a una terapia idéntica más 12 sesiones de plasmaféresis a lo largo de cuatro semanas (n=40). En este estudio no se encontraron más infecciones en el grupo de plasmaferesis.

ECA
1++

Resumen de la evidencia

1++ Algunos estudios muestran que la adición de plasmaféresis a las terapias tradicionales no parece mejorar el curso de las personas con LES moderado403 o con NL400-402.
1+ Parece que la inmunoadsorción es una opción adicional en el tratamiento de LES grave y la elección del tipo de tratamiento con plasmaféresis debería individualizarse en función de las condiciones del paciente y de otros aspectos económicos404.
2+ En esta línea, parece que la terapia sincronizada con plasmaféresis podría ser útil en la inducción de una respuesta de remisión en pacientes con NL proliferativa410,412 y en la disminución de la actividad clínica en el LES406,408,409,411 y se muestra como una opción adicional en el tratamiento del LES407.
2+ El tratamiento con inmunoadsorción extracorpórea es una modalidad segura y eficaz para la reducción de anticuerpos anti-VRT-101405, anti-ADNdc402,408,410, así como de la proteinuria410, la albúmina402, y los niveles de C3, C4401, IgG, IgM, IgA y los complejos inmunes circulantes403, sin embargo, este beneficio en valores bioquímicos no siempre se ve relacionado con mejoras en variables clínicas401,403,405.
2++ Algunos estudios apuntan a una mayor frecuencia de infecciones potencialmente mortales (bacterianas o víricas) en personas con LES en tratamiento con plasmaféresis (adicional a la terapia con prednisona más CFM)413, sin embargo, estos datos no son consistentes a lo largo de la literatura414.

Recomendaciones

A No se recomienda la plasmaféresis como tratamiento de primera o segunda línea en personas con LES, ni de forma general ni en pacientes con nefritis.
C En casos graves refractarios a otras terapias, se sugiere considerar el uso de la plasmaféresis de manera individualizada.

5.2.5. Prevención de reactivación de la enfermedad

Pregunta a responder

  • ¿Qué medidas son efectivas para prevenir la reactivación del lupus eritematoso sistémico?

El LES es una compleja enfermedad autoinmune, multiorgánica y crónica caracterizada con frecuencia por múltiples brotes y remisiones. En ausencia de un tratamiento curativo, las terapias existentes tienen como objetivo controlar los brotes, limitar el daño orgánico y reducir el requerimiento de glucocorticoides, y con ello los bien conocidos efectos adversos de la terapia estándar.

El efecto de los antipalúdicos sobre la actividad lúpica ha sido analizado en una RS reciente, que utilizó el sistema de evaluación MFM327. Se identificaron 11 estudios que investigaron la relación del tratamiento antipalúdico con la actividad del LES, obteniéndose datos consistentes de una reducción de la actividad lúpica, tanto en pacientes embarazadas como no embarazadas, con una calidad de la evidencia calificada como alta. La evidencia que soporta la prevención de brotes graves y la acción adyuvante sobre la actividad renal se calificó como baja.

RS
1++/2++

Para evaluar la eficacia del fosfato de CQ en la prevención de brotes y en la reducción de la dosis de mantenimiento de glucocorticoides en pacientes con LES sin manifestaciones de riesgo vital (n=24), se asignó, de forma aleatoria, a CQ (una dosis de 250 mg/día) o placebo415. El 18% de los pacientes de CQ y el 83% de los asignados al placebo presentaron una exacerbación de la enfermedad (P<0,01). El riesgo de padecer un brote fue 4,6 veces mayor en el grupo de placebo que en de los pacientes que recibieron CQ.

ECA
1+

En otro ECA doble ciego se asignó a pacientes con LES (n=53) a continuar con HCQ o sustituirla por placebo con el objetivo de conocer la efectividad del fármaco antipalúdico en la prevención de brotes416. El RR de brotes no graves entre los pacientes que recibieron placebo fue 2,5 veces mayor (IC95%: 1,08-5,58) que en los pacientes que continuaron recibiendo HCQ (P=0,02). El uso de antipalúdicos en el LES se generaliza a partir de este estudio canadiense.

ECA
1+

Un estudio reciente investigó la relación entre los niveles sanguíneos de HCQ y la actividad del LES (n=143)417. Se definió un brote lúpico como una puntuación de SLEDAI ≥6. En el momento de la determinación de los niveles de HCQ, éstos fueron significativamente menores en los 23 pacientes con enfermedad activa que en los 120 sin actividad 694 vs. 1079 ng/ml, respectivamente (P<0,001). En el seguimiento longitudinal durante seis meses de los 120 pacientes con lupus inactivo, 14 sufrieron un brote, de nuevo con unos niveles basales de HCQ significativamente menores 703 vs. 1128 ng/ml (P=0,006). En el análisis multivariante de los predictores de brote, los niveles de HCQ fueron igualmente significativos (P=0,01).

E. de
cohorte
2+

Para conocer si el tratamiento con prednisona puede prevenir las recaídas cuando se produce un aumento de anti-ADNdc, se estudió a 156 pacientes en otro ECA. Se encontró un aumento en los niveles de anti-ADNdc en 46 pacientes, que fueron asignados al azar a su tratamiento convencional (n=24) o a la toma de una dosis de 30 mg adicionales a su tratamiento habitual (n=22) durante 18 semanas418. En caso de brote, los pacientes del grupo convencional recibieron dosis de prednisona de 30 mg/día o 1 mg/kg/día según la gravedad del brote. El riesgo acumulado de recaída tras un aumento significativo de los anti-ADNdc fue mayor para el grupo de tratamiento habitual que para el grupo de prednisona (n=20 vs. 2; P<0,001). Sin embargo, y a pesar de las altas dosis de prednisona utilizadas para tratar los brotes, el grupo de tratamiento convencional recibió una dosis de prednisona menor (mediana 10,0 vs.15,3 mg/día; P=0,025).

ECA
1+

Otro ECA doble ciego asignó a 40 pacientes con LES a terapia con prednisona (30 mg durante dos semanas, 20 mg durante una semana y 10 mg durante una semana) o placebo, con el fin de conocer si el tratamiento a corto plazo con glucocorticoides puede prevenir los brotes asociados a la elevación de anti-ADNdc y C3419. En el análisis de los brotes (leves/moderados o graves) ocurridos en los 90 días posteriores al comienzo del tratamiento, se observó que el 19% de los pacientes en el grupo de prednisona y el 35% pacientes en la condición placebo experimentaron al menos un brote (RR= 2,2; IC95%: 0,64-7,47). En el grupo placebo, el 30% de los pacientes experimentó una exacerbación grave de sus síntomas, frente a ninguno de los pacientes en el grupo de tratamiento (P=0,0086). Es de destacar que el 60% de los pacientes del grupo placebo no recibieron prednisona extra y no sufrieron un brote. De hecho, la dosis media diaria de prednisona recibida por el grupo placebo fue menor, aunque los autores no aportan las cifras concretas. En relación a los niveles de anti-ADNdc, en el subgrupo con altos niveles del anticuerpo, ninguno de los pacientes que tomaba prednisona tuvo un brote grave, frente al 38% de los pacientes que recibieron placebo (P=0,07). En el subgrupo con bajos niveles del anticuerpo, ninguno de los pacientes que tomaba prednisona tuvo un episodio grave, mientras que el 14% de los pacientes que recibieron placebo sí (P=0,16).

ECA
1++

En relación al significado pronóstico de la actividad serológica aislada, Steiman et al. analizaron la evolución clínica de 165 pacientes de la Toronto Lupus Cohort, 55 con actividad serológica (anti-ADN elevados y/o hipocomplementemia) en remisión clínica durante dos años frente a 110 controles que no cumplían los criterios anteriores. En el seguimiento posterior, el daño acumulado (medido por SLICC/ACR DI) fue menor en los pacientes clínicamente quiescentes/serológicamente activos que en 267 los controles a tres, cinco, siete y 10 años (P<0,001 en todas las comparaciones). Los autores concluyeron que estos resultados no apoyan el tratamiento activo de pacientes con actividad serológica sin actividad clínica313.

ECC
1+

La relación entre la 25 (OH) vitamina D y el lupus ha sido objeto de estudio en un notable número de publicaciones, recogidas en la reciente RS de Sakthiswary et al.420, en ella se recogen un total de 22 estudios, 14 de cohortes y ocho casos y controles. 15 de ellos analizaron de forma específica la relación entre los niveles séricos de 25 (OH) vitamina D y la actividad del LES. 10 de los 15, todos ellos fueron estudios de corte transversal, encontraron una asociación significativa, inversamente proporcional, entre la puntuación SLEDAI y los niveles de vitamina D.

RSS
2++

Solo se han publicado dos estudios de seguimiento longitudinal en los que se midieron los niveles de 25 (OH) vitamina D y la puntuación SLEDAI en dos ocasiones separadas. En el primero de ellos, tras dos años de seguimiento, no hubo relación ni entre los valores absolutos de ambas variables ni en los de sus variaciones421. En el segundo, aunque se observó una disminución significativa del SELENA-SLEDAI medio en paralelo al aumento de los niveles de vitamina D sérica, esta variación no se puede considerar con un significado clínico apreciable: 0,02 puntos por cada 20 ng/ml, 0,22 puntos en aquéllos pacientes con unos niveles iniciales <40 ng/ml267. No se han llevado a cabo estudios de prevención de brote lúpico mediante la administración de vitamina D.


E. de
cohorte
2+
E. de
cohorte
2+

En un estudio transversal en 1002 personas con lupus cutáneo de la base de datos de la Sociedad Europea del Lupus Eritematoso Cutáneo (EUSCLE), se comprobó la actividad y el daño de la enfermedad medidos mediante la escala específica CLASI (Cutaneous Lupus Erythematosus Disease Activity and Severity Index) en pacientes fumadores en algún momento y no fumadores422. Asimismo, se analizó la respuesta a los antipalúdicos en ambos subgrupos. Los pacientes fumadores tenían más actividad, si bien la diferencia no fue estadísticamente significativa, y más daño cutáneo (P<0,05).

E. de
cohorte
2+

Otro análisis transversal (n=111), esta vez de la cohorte de la Universidad de Nuevo México, estudió la relación entre la puntuación SLEDAI y el consumo de tabaco et al. 2003)423, la cual fue mayor en fumadores (15,6) que en exfumadores (9,63) o en no fumadores (9,03) (P<0,001). Por el contrario, un estudio similar en 223 pacientes de la Universidad de Helsinki, obtuvo valores similares de SLEDAI en pacientes fumadores, exfumadores o no fumadores (P=0,20)424. Ambos estudios tienen las evidentes limitaciones de la falta de ajuste para otras variables con potencial influencia en la actividad de la enfermedad y de su diseño de corte transversal.

E. de
cohorte
2-
E. de
cohorte
2-

Una de las posibles explicaciones del efecto negativo que ejerce el tabaco sobre el lupus, al menos a nivel cutáneo, es su interferencia con la acción de los antipalúdicos. Jewell et al. llevaron a cabo un estudio histórico en 61 paciente con lupus cutáneo, en el que se revisó la respuesta al tratamiento con HCQ durante ocho semanas o CQ durante cinco semanas. La tasa de respuestas fue 90% en los no fumadores frente a un 40% en los fumadores (P<0,0002). La tasa de respuesta fue decreciendo según aumentaba el número de cigarrillos425.

E. de
cohorte
2+

En el estudio de Kuhn et al., la respuesta a antipalúdicos fue también mayor en pacientes no fumadores (93,8 vs.82,1%; P<0,05)422.

E. de
cohorte
2+

Resumen de la evidencia

1++/1+/2++ Los antipalúdicos (CQ y HCQ) reducen el riesgo de brotes no graves y, posiblemente, el riesgo de brotes graves, en las personas con LES, incluidas las mujeres embarazadas327,415,416.
2+ Los bajos niveles sanguíneos de HCQ se asocian con una mayor probabilidad de sufrir un brote lúpico417.
1++/1+ El tratamiento con prednisona a dosis medias previene a corto plazo la recaída asociada al aumento significativo de los anticuerpos anti-ADNdc con una diferencia significativa incluso en brotes graves418,419.
1++/1+ El tratamiento con glucocorticoides de forma preventiva resulta en un aumento de la dosis acumulada de prednisona418,419.
2++ La evolución clínica de los pacientes clínicamente quiescentes y serológicamente activos es benigna, lo que desaconseja el tratamiento preventivo en situaciones de actividad serológica aislada313.
2+ Parece existir una relación entre los niveles de 25 (OH) vitamina D y la actividad del lupus267,420.
2+ No se ha demostrado que la suplementación con vitamina D3 a pacientes lúpicos deficientes resulte en una reducción clínicamente relevante de la actividad del LES267,421.
2+ El consumo de tabaco se asocia a una mayor actividad y mayor gravedad de las lesiones cutáneas del lupus422.
2- La relación entre el consumo de tabaco y la actividad sistémica del LES no está bien establecida423,424.
2+ El tabaco interfiere con el efecto terapéutico de los antipalúdicos sobre el lupus cutáneo422,425.

Recomendaciones

A Se recomienda el tratamiento prolongado con antipalúdicos, incluso durante el embarazo, para prevenir las reactivaciones del LES.
A Debido al desfavorable balance entre el efecto beneficioso observado y la potencial toxicidad asociada al exceso de tratamiento con glucocorticoides, no se recomienda la administración preventiva de prednisona a pacientes con actividad serológica sin manifestaciones clínicas asociadas.
B No se recomienda que los pacientes con lupus clínicamente quiescente y serológicamente activo reciban tratamiento inmunosupresor para prevenir brotes más allá de su tratamiento de base o del tratamiento de mantenimiento de remisión de una nefritis lúpica.
C Aunque no se recomienda la suplementación con vitamina D con el único objetivo de prevenir brotes de actividad, se sugiere corregir el déficit de vitamina D por sus efectos desfavorables sobre la masa ósea y la astenia, no descartándose un efecto beneficioso en el control de la actividad lúpica.
C Además de por su impacto nocivo sobre otros aspectos de la enfermedad y sobre la salud en general, se sugiere evitar el consumo de tabaco por su posible efecto sobre la actividad lúpica, especialmente a nivel cutáneo.

5.2.6. Tratamiento de la astenia asociada

Pregunta a responder

  • ¿Cuáles son las opciones terapéuticas eficaces para ayudar a las personas con astenia asociada al lupus eritematoso sistémico?

La astenia es el síntoma más frecuente en el LES, afecta al 67–90% de los pacientes426. A pesar de los avances terapéuticos en el tratamiento y la supervivencia de las personas con LES, sigue sin disponerse de tratamientos de efectividad probada frente a la astenia, lo que limita tanto el apoyo profesional como el autocuidado de los pacientes. Estas circunstancias han quedado corroboradas en la consulta que los autores de esta GPC han llevado a cabo a las personas con LES en España.

No existe acuerdo sobre la causa de la astenia en LES427,428. Además, la mayoría de los estudios que aportan información están limitados por su diseño transversal, por la variable selección de las medidas utilizadas y porque no se consideraron otras posibles causas de astenia en el LES (fármacos, hipotiroidismo o anemia)429,430. La relación entre astenia y actividad de la enfermedad, inflamación, daño orgánico y duración del LES; o bien es controvertida o inexistente 431 . La obesidad está presente en 28-50% de los pacientes, incrementando el riesgo cardiovascular propio del LES432–434. Otras variables secundarias tales como el dolor, la calidad del sueño, el deterioro de la capacidad física y la depresión, muestran asociaciones consistentes con la astenia. Sin embargo, el solapamiento sintomatológico y la bidireccionalidad causal que parece existir entre estas variables y la astenia, dificultan la interpretación de los resultados que proceden, mayoritariamente, de estudios descriptivos. La complejidad y multidimensionalidad de las causas de la astenia en el LES se refleja, también, en los diferentes mecanismos utilizados por las intervenciones terapéuticas no medicamentosas que han sido utilizadas y evaluadas para mejorar los efectos de la astenia en el LES.

Existen numerosos instrumentos de medida de la astenia, pero no es posible confirmar que todos midan el mismo problema. En una RS de la literatura sobre los instrumentos que miden la astenia y que han sido utilizados en LES, se identificó a la escala de gravedad de la astenia (Fatigue Severity Scale, FSS) como la más adecuada tanto para su uso en ensayos clínicos y estudios observacionales como en la práctica clínica435. Este instrumento fue diseñado para el LES, tiene propiedades psicométricas válidas, es uno de los más utilizados y está disponible en diferentes idiomas.

Si bien la mayoría de los estudios no observan asociación entre uso de medicamentos en LES y astenia, cuatro estudios aislados, de calidad limitada, señalan mayores niveles de astenia entre los pacientes que utilizan glucocorticoides, antidepresivos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Un estudio aislado sobre el uso de medicinas alternativas en enfermedades reumáticas informa de una mayor predisposición al uso entre los pacientes con más astenia436.

La diferencia mínima críticamente importante de astenia ha sido examinada desde la doble perspectiva de los pacientes y los profesionales sanitarios. Este parámetro corresponde a la diferencia más pequeña, en el nivel medido de astenia, que los pacientes perciben como beneficiosa y que podría requerir cambios en las decisiones clínicas. La consideración y medida de la diferencia mínima críticamente importante permitiría interpretar la magnitud de los cambios observados, longitudinalmente, al probar diferentes estrategias terapéuticas. Ante la ausencia de evidencias científicas, los expertos sugieren que el valor de la diferencia mínima críticamente importante sea el incremento o descenso de un 15% en la escala FSS. En un estudio reciente los pacientes señalaron como importante un cambio del 10% (IC95%: 4,9–14,6) en varias escalas de astenia (entre ellas FSS)437.

Ejercicio físico
La respuesta a esta pregunta está basada en cuatro RS cuyas conclusiones son, en general, coincidentes438–441.

Con el objetivo de examinar las intervenciones no farmacológicas para la astenia en adultos con enfermedades autoinmunes, se llevó a cabo una RS de los estudios experimentales indexados en 19 bases de datos entre 1987 y 2006.

Se registraron 33 estudios primarios (14 ECA y 19 diseños cuasi experimentales). El ejercicio, las intervenciones conductuales, fisiológicas y nutricionales se asociaron con reducciones estadísticamente significativas en el nivel de astenia. El ejercicio aeróbico se mostró eficaz, adecuado y viable para reducir la astenia entre los adultos con patologías crónicas autoinmunes438.

RS
2++

Se llevó a cabo una RS de ECC que investigaban los efectos de ejercicio aeróbico sobre la rehabilitación de adultos con LES, indexados en Medline antes de 2006441. Parece que la intensidad, la frecuencia y la duración de los programas de ejercicio deberían ser similares a las recomendadas en otros grupos poblacionales. En pacientes con baja actividad de la enfermedad, el ejercicio moderado mostró ser seguro y se podrían esperar diversos efectos positivos derivados de su práctica, entre ellos, la mejora de la capacidad aeróbica, la astenia, la tolerancia al ejercicio y, posiblemente, de la función física y la depresión.

RS
2+

Para conocer la evidencia existente sobre las estrategias no farmacológicas, tales como el ejercicio físico, que pueden ser empleadas en la prevención y el tratamiento de la astenia en personas con LES, se llevó a cabo una RS de los artículos previos a febrero de 2011 indexados en Pubmed, SPORTDiscus, Medline; y de los abstracts de congresos de las áreas de reumatología, cardiología, educación física y fisioterapia439.

Se recopilaron 18 estudios (6 ECA y 12 estudios transversales). Parece que las personas con LES presentaban una menor aptitud física (capacidad cardiovascular y fuerza muscular) y capacidad funcional en relación con individuos sanos. Asimismo, se observó que aunque para lograr una mejora significativa en la condición física, está clara la importancia de la supervisión de los programas de ejercicio físico, los efectos del ejercicio físico en la reducción de la astenia en personas con LES aún no están definidos.

RSS
2++

Otra RS se llevó a cabo con el objetivo de proporcionar un examen exhaustivo de la literatura sobre la astenia en el LES. Se obtuvieron 55 artículos pertinentes en las bases de datos Medline, Embase, Cinahl, Amed, PsycINFO y PubMed (28 estudios de cohortes transversales, 10 longitudinales y 11 intervenciones no farmacológicas)440. En relación al ejercicio como intervención no farmacológica de la astenia en el LES, se observó que la falta de actividad física se asocia a menudo a mayores niveles de astenia. En general, se observó que las personas con LES son menos aptas al principio que los controles para el ejercicio físico. En algunos estudios se redujo el nivel de astenia a través de la intervención para la mejora de la capacidad aeróbica y la vitalidad, sin embargo, estos hallazgos no son uniformes a lo largo de la literatura.

RS
2++

Un único ECA442 evaluó la efectividad de los programas de entrenamiento graduales y supervisados clínicamente para mejorar el estado cardiovascular y muscular (capacidad funcional expresada por el incremento significativo del consumo máximo de oxígeno) y reducir la astenia a corto plazo, en mujeres de 15-65 años con LES estable y no complicado. Este ensayo informó sobre la mejora significativa del estado de salud (0,14 ± 0,21 vs. 0,06 ± 0,19; P<0,01), de la vitalidad (67,56 ± 17,54 vs. 76,22 ± 14,61; P=0,002) y de la capacidad física autopercibida (63,32 ± 22,38 vs. 73,17 ± 18,97; P<0,001) por los pacientes. Además, tras el entrenamiento se observó una mejoría en la puntuación del inventario de Beck (8,37 ± 12,79 vs. a 2,90 ± 3,00, P<0,001) y el nivel de astenia (3,57 ± 1,47 vs. 2,68 ± 1,33 P<0,001) en el grupo de entrenamiento. La comparación entre el grupo control y el de intervención mostró una diferencia significativa en el consumo máximo de oxígeno (24,31 ± 4,61 vs. a 21,21 ± 3,88 ml/kg/min, P<0,01) y el umbral anaeróbico de oxígeno (17,08 ± 3,35 frente a 13,66 ± 2,82 ml/kg/minuto, P<0,0001)442.

ECA
1+

Intervenciones psico-educativas
Las recomendaciones están respaldadas por dos RS con resultados coincidentes, incluyendo entre ambas un total seis ECA440,443.

Se llevó a cabo una RS con el objetivo proporcionar un examen exhaustivo de la literatura sobre la astenia en el LES. Se obtuvieron 55 artículos pertinentes en las bases de datos Medline, Embase, Cinahl, Amed, PsycINFO y PubMed (28 estudios de cohortes transversales, 10 longitudinales y 11 intervenciones no farmacológicas)440.

Entre las intervenciones no farmacológicas desarrolladas en el campo de la astenia en el LES, se encuentran: a) intervenciones de autocuidado y asesoramiento, que mostraron su eficacia a través de la disminución significativa en las puntuaciones de astenia, el aumento de la autoeficacia y las habilidades de afrontamiento; b) un programa de manejo del estrés, que informó de la reducción significativa en la astenia en comparación con la atención habitual (aunque este efecto no se mantuvo a los nueve meses de seguimiento); c) una intervención de escritura expresiva o de reexperimentación emocional, técnica que consiste en la escritura repetida de los pensamientos y emociones relacionados con eventos vitales negativos, que mostró una capacidad para reducir los niveles de astenia en comparación con el grupo control.

RS
2++

Con el propósito de cuantificar los efectos de las intervenciones psicológicas en la salud psicológica, la salud física y la actividad de la enfermedad en pacientes con LES, se llevó a cabo una búsqueda sistemática de todos los ECA indexados en PubMed, Cochrane Library, Web of Science, EBSCOhost, Chinese Biomedical Literature Database y la Chinese Digital Journals Full-text Database hasta junio de 2011443. Los artículos fueron evaluados de forma independiente mediante la escala Jadad. Se incluyeron seis estudios con una muestra total de 537 pacientes. El MA de los datos mostró, entre otros resultados, que las intervenciones psicológicas podrían reducir la astenia, la dirección del efecto fue la esperada, pero no fue estadísticamente significativo (P >0,05). Los datos actuales indican que las intervenciones psicológicas son tratamientos prometedores en la intervención del LES.

RS y MA
1++

Acupuntura
Tan sólo un ECA piloto informa sobre el valor (aplicabilidad y seguridad) de la acupuntura en las personas con astenia por LES444, comparando la acupuntura con estimulación eléctrica (n=8) frente a estimulación mínima con aguja (n=8) y frente a placebo (n=8) en 10 sesiones. La intervención fue aceptada por los pacientes y no produjo efectos adversos relevantes. La astenia se redujo en dos pacientes con acupuntura. El que este estudio no fuera diseñado para evaluar eficacia frente a astenia, su mínima muestra, la escasa magnitud de la mejora y el hecho de que también mejorara un paciente de estimulación mínima con aguja, sitúan estos resultados como exploratorios444.


ECA
1-

Tratamiento farcamcológico
Dehidroepiandrosterona (DHEA):

La eficacia de DHEA para mejorar la astenia se evaluó en dos ECA frente a placebo con 60 y 381 pacientes con LES estable, a una dosis de 200 mg/día, durante 12 meses.445,446.

Se seleccionó a 381 mujeres con LES en un ECA para determinar si la administración de prasterona produce mejoría o estabilización de la actividad de la enfermedad y sus síntomas (n=189), frente a un grupo control (n=192). 446 La astenia se redujo tanto en el grupo de tratamiento con DHEA como en el grupo con placebo.445,446.

ECA
1+

Otro ECA doble ciego con placebo se llevó a cabo para conocer los efectos de la administración de DHEA sobre la astenia, el bienestar y el funcionamiento en las mujeres con LES inactivo. En total, 60 pacientes mujeres con LES recibieron 200 mg de DHEA por vía oral o placebo445. Ambos grupos de tratamiento mejoraron su nivel de astenia en general (P<0,001). El cambio en el nivel de astenia (P=0,04) se relacionó con la creencia del uso de la DHEA, aquellos pacientes que creían que habían usado DHEA mostraron una mejoría.

ECA
1+

Vitamina D:
Tres estudios observacionales421,447,448 aportan alguna información, de validez limitada, sobre el papel de la vitamina D en la astenia asociada al LES.

Con el fin de conocer las consecuencias de la deficiencia de la vitamina D en personas con LES se llevó a cabo un estudio transversal con (n=92) LES448. Se observó que los pacientes con deficiencia de vitamina D presentaban un mayor grado de astenia que los pacientes con niveles de 25-hidroxivitamina D (25(OH) D) >10 ng/ml media 5,32 vs. 4,03, P=0,08).

E.
transversal
3

Para analizar cómo influyen los cambios en los niveles de 25(OH) D en la actividad, el daño orgánico irreversible y la astenia en el LES, se realizó un estudio longitudinal en 80 pacientes con LES con medidas de seguimiento a los dos años. Del total, sesenta pacientes tomaron la vitamina D3421. La astenia mejoró en toda la cohorte (4,1 ± 3,0 vs. 3,3 ± 2,6; P=0,015). Sin embargo, solo se observó mejora en la escala visual analógica de astenia en aquellos pacientes que tomaron la vitamina D3. En el seguimiento se encontró una asociación inversa significativa entre la 25(OH) D y la escala visual analógica de astenia (P=0,001).

E.
observacio-
nal
2+

Otro estudio transversal se llevó a cabo con el fin de conocer la relación existente entre los niveles de astenia, los niveles de vitamina D y la fuerza muscular en mujeres con LES (n=24), frente a controles sanas (n=21)447. No se encontró asociación entre el nivel de astenia y elnivel de 25 (OH) D (r=-0,12).

E.
trasnversal
3

Belimumab:
Existe un ECA296 realizado sobre la eficacia y seguridad del belimumab (estimulador linfocitos B) en 867 pacientes con LES y otros dos ECA que publicaron sus datos agrupándolos y efectuando análisis post-hoc, por subgrupos, no bien definidos a priori354.

En el primer ECA pivotal publicado (BLISS 52), doble ciego, que se llevó a cabo para conocer la eficacia y seguridad del belimumab en pacientes con LES (n=867) de la terapia estándar se utilizaron dosis de 1mg/kg (n=288) y 10 mg/kg (n=290), frente a placebo con terapia estándar (n=305); y se evaluaron los efectos sobre la astenia como un objetivo secundario296.

Las reducciones porcentuales de PGA desde el valor basal fue significativamente mayor a las ocho semanas con belimumab 1 mg/kg, y cuatro semanas con belimumab 10 mg/kg que con placebo, estas diferencias se mantuvieron a lo largo de las 52 semanas (1 mg/kg: P=0,0039 en la semana 52; 10 mg/kg: P<0,0001 en la semanas 52).

Los resultados sobre la astenia, medida a través del 36-item Short-Form Health Surve y (SF-36) fueron favorables para los pacientes con belimumab 1 mg/kg y 10 mg/kg en la 52 semanas (1 mg/kg; OR= 1,34; IC95%: 0,15-2,52; P=0,0272 / 10 mg/kg: OR= 1,35; IC95%: 0,17-2,54; P=0,0247).

ECA
1++

En el análisis post-hoc, citado previamente, de los dos ECA pivotales sobre el tratamiento belimumab junto a la terapia estándar (BLISS 52296 y BLISS 76297), se evaluaron los efectos sobre la astenia como un objetivo secundario354. Los resultados para la astenia fueron favorables desde las ocho semanas de tratamiento y alcanzaron significación estadística tras 52 y 76 semanas de seguimiento (P<0,001 y P=0,004, respectivamente). Estos resultados conjuntos son aplicables únicamente a los pacientes con LES con puntuaciones iguales o superiores a 10 de la escala SELENA–SLEDAI, bajos niveles de complemento, positividad anti-ADNdc y que requieren tratamiento con glucocorticoides.

Belimumab y placebo mostraron tasas similares de efectos adversos potencialmente relacionados con el tratamiento.

La validez de estos resultados está limitada por proceder de análisis post hoc por subgrupos efectuados a partir de la combinación de los datos procedentes de dos ECA independientes ejecutadas en diferentes partes del mundo, requiriéndose nuevos estudios longitudinales originales que confirmen estos hallazgos.

Análisis
post-hoc de
dos ECA

Resumen de la evidencia

1+ El ejercicio aeróbico supervisado en personas con LES estable no empeora el curso de la enfermedad y parece ayudar a mejorar la salud, vitalidad y la capacidad física autopercibida442.
2++ Para mejorar la capacidad física en las personas con LES se requiere algún grado de supervisión profesional en el diseño y ejecución de los programas de ejercicio físico439.
2++ Las intervenciones psico-educativas basadas en terapia cognitiva, presenciales o mediadas telefónicamente, logran reducir la astenia y mejorar el soporte social entre los pacientes que reciben apoyo familiar, mejorando también la autoeficacia en el manejo de la enfermedad frente a placebo, a los 12 meses.

Las intervenciones para mejorar el conocimiento y comprensión del LES, las creencias, los estilos de afrontamiento y el soporte social, así como los programas de gestión del estrés que incluyen biofeedback y tratamiento cognitivo; y las actividades de escritura expresiva produjeron resultados de salud favorables y parecen reducir, a cortoCmedio plazo, los niveles de astenia; si bien no en todos los casos significativamente440.

2++ Las intervenciones psico-educativas basadas en terapia cognitiva contribuyen a reducir la astenia440.
No existen pruebas científicas disponible sobre la efectividad de la acupuntura para mejorar la astenia en las personas con LES.
1++ La DHEA no añade valor al placebo para reducir la astenia.445,446.
2+/3 A pesar de la constatación de la alta frecuencia de hipovitaminosis D entre las personas con LES, no existe evidencia robusta sobre la eficacia de la vitamina D para mejorar la astenia421,447.
1++ La evidencia disponible sobre belimumab junto a terapia estándar a dosis de 1 y 10 mg/kg frente a placebo con terapia estándar, apunta a que el belimumab podría contribuir a reducir la astenia296.

Recomendaciones

B Se recomienda sesiones graduales de ejercicio físico aeróbico domiciliario controlado por personal sanitario (caminar, bicicleta estática, natación) en personas con LES estable, por su efecto global de mejora sobre un conjunto de medidas autopercibidas por las personas con LES.
B Se deberá ofrecer apoyo psico-educativo a las personas con LES para mejorar el conocimiento y comprensión de la enfermedad, resstructurar creencias, mejorar el afrontamiento y soporte social.
No se recomienda la suplementación con vitamina D a pacientes con astenia con niveles normales de 25 (OH) vitamina D.
A pesar de los datos de eficacia derivados de los ECA, no se recomienda la administración de belimumab con el único objetivo de mejorar la astenia.

5.3. Medidas de estilo de vida

Pregunta a responder

  • ¿Qué medidas referentes al estilo de vida deben aconsejarse en las personas con lupus eritematoso sistémico?

La alteración de los distintos órganos y sistemas provoca una disminución de la CVRS en las personas con LES, que sufren síntomas muy diversos, como afecciones cutáneas, músculo-esqueléticas, pulmonares, cardiacas, neuropatías periféricas, ansiedad o depresión441. La astenia es uno de los síntomas más comunes, y se asocia a una disminución de la capacidad para realizar las tareas diarias; en muchos casos las causas no están claras, pero existen una serie de factores contribuyentes como son la actividad lúpica, desórdenes anímicos y del sueño o menor condición física y fuerza muscular debido a una menor actividad física449. Los resultados obtenidos en varios estudios que investigan condición física y capacidad funcional en LES revelan que las personas con LES tienen peor condición física (definida por capacidad cardiovascular y fuerza muscular) y capacidad funcional que los individuos sanos, así como niveles más altos de astenia439.

Los estudios identificados sobre medidas del estilo de vida que ayuden a mejorar síntomas y disminuir riesgos en estos pacientes abordan cuatro áreas de investigación: el efecto del consumo de alcohol y de tabaco, del ejercicio físico y la dieta.

Tabaco y alcohol
Existe amplia bibliografía sobre la relación entre el consumo de tabaco y de alcohol en el desarrollo o aparición de la enfermedad, pero menos sobre el posible efecto que pueda tener en su curso y en el bienestar del paciente una vez diagnosticado. Se han identificado cuatro estudios observacionales que abordan el tema en este sentido, ninguno sobre el efecto del alcohol.

Dos estudios de cohortes, uno retrospectivo450 y otro prospectivo451 y un estudio transversal423 realizados en poblaciones caucásicas y con un porcentaje de mujeres entre el 90 y 100%, evaluaron la posible asociación del consumo de tabaco con la actividad y el daño producido por el LES.

Dos estudios observaron un aumento significativo de la actividad global de la enfermedad en fumadores activos en comparación con los que nunca fumaron. Uno de ellos (n=1346) informa de un aumento de 2,17 puntos (95%IC: 1,03-3,32)450 y el otro (n=125) de una media de puntuación de 15,63 ± 7,78 vs. 9,03 ± 5,75, (P=0,001), medidos en ambos casos con la escala SLEDAI423.

Una mayor intensidad y duración del tabaquismo (paquetes/día/años) se asocia a un mayor riesgo de rash activo (RR por cada 5 paquetes/años=1,17; IC95%:1,06-1,29), a un aumento similar de rash discoide significativo450 y de la actividad global del LES por cada año de fumador (P=0,003)423.

E. cohortes/
E.transversal
2+/3

Los resultados obtenidos en dos de los estudios (n=1346 y n=276) muestran que el hecho de ser fumador activo con diagnóstico de LES aumenta el riesgo de rash activo frente a no fumar, (OR=1,63 95%IC: 1,07-2,48)450 (OR=6,18 95%IC: 1,63-23,3)451.

Uno de ellos encontró también mayor riesgo de rash discoide (OR=1,96 95%IC: 1,31-2,92)450, y en el segundo de cicatrices (OR=4,70 95%IC: 1,04-21,2) y de daño cutáneo total (OR=2,73 95%IC: 1,10-6,81) comparando fumadores activos con no fumadores.

E. cohortes
2+/2-

Un estudio encontró relación significativa entre los fumadores y la fotosensibilidad (OR=1,47; 95%IC: 1,1 1-1,95). No se observó interacción entre el tabaco y los fármacos antipalúdicos (no aportan datos)450.

E. cohortes
2+

Los resultados de un estudio transversal (n=181) muestran una asociación significativa entre ser fumador (n=37) con bajo nivel en la mayoría de los dominios del SF-36, un cuestionario genérico de CVRS452.

E. transversal
3

Dos de los estudios, que realizaron el análisis en función del hábito tabáquico de los pacientes, distinguiendo exfumador, fumador concurrente con la enfermedad y no fumador, informan que no encontraron asociación significativa entre la actividad de la enfermedad con ser exfumador423,450.

E. cohortes/
E. transversal
2+/3

Ejercicio
Los factores de motivación para hacer ejercicio en las personas con LES parecen ser los mismos que para la población general: placer, beneficios para la salud, sentido del logro, que sea cómodo (mejor en el propio domicilio) y que sea personalizado. Manifiestan tener dificultades al principio debido a la astenia y a las molestias musculares y articulares pero que estas mejoran en poco tiempo453.

Un total de ocho estudios identificados investigaron cómo afecta la actividad física a la sintomatología, capacidad física funcional y actividad de la enfermedad442,454–459 mientras que otros dos estudios la relacionan con factores de riesgo cardiovascular y marcadores de inflamación460,461.

Tres ECA454–456, con muestras constituidas exclusivamente por mujeres (n=23, 45 y 10, respectivamente) evalúan el efecto del ejercicio físico aeróbico sobre la capacidad funcional y tolerancia al ejercicio, comparándolo con el efecto de la práctica de ejercicio no aeróbico o con sujetos sedentarios.

Robb-Nicholson et al.454 y Miossi et al.455 encontraron mejoras significativas en el grupo de ejercicio comparado con el grupo control, y que la capacidad aeróbica de las mujeres con LES está reducida en comparación con mujeres sanas de su edad. Se observó que, en comparación a las pacientes inactivas, el ejercicio aeróbico mejoró la recuperación de la frecuencia cardiaca y la reserva cronotrópica (P=0,009 y P=0,007, respectivamente)455, la duración del test de ejercicio (con un aumento del 12%) y disminuyó la frecuencia cardiaca submáxima de esfuerzo (P=0,007 y P<0,05, respectivamente)454.

ECA
1-/1+

Un ECA piloto con un número muy reducido de participantes (n=10) llevado a cabo por Ramsey-Goldman et al. comparó un programa de ejercicio aeróbico con uno de arcos de movimiento y fuerza muscular, valorando astenia, capacidad funcional y capacidad para el ejercicio. No se encontraron diferencias entre grupos aunque se observó cierta mejoría en el estado funcional, la capacidad para el ejercicio y la fuerza muscular en los dos grupos después de la intervención (9 meses)456.

ECa
1

El efecto beneficioso del ejercicio aeróbico supervisado también se observó en un ensayo clínico aleatorizado (ECnA) (n=72) que obtuvo una mejoría del umbral aeróbico, del consumo máximo de O2 y de la capacidad funcional en el grupo de intervención (P=0,0001, P=0,007 y P=0,03, respectivamente) en comparación con el grupo control, así como un incremento de la capacidad funcional en el grupo de intervención comparado con la situación basal (P<0,01)442.

ECnA
1-

Un pequeño estudio piloto antes-después (n=6) que evaluó ejercicio aeróbico no obtuvo resultados clínicos relevantes pero mostró una mejora significativa en las subescalas de vitalidad (P=0,03) y función física del SF-36 (P=0,03) y consumo de oxígeno (P=0,05)459.

Cinco estudios identificados evaluaron el efecto del ejercicio aeróbico sobre la astenia442,454,456-458.

E.
observacio-
nal
2-

El ECA de mayor tamaño de muestra (n=93) encontró una tendencia a la mejoría de la astenia en el grupo intervención frente al control en dos de las tres herramientas utilizadas para medir la astenia, y fue significativa en la escala de Chadler (P=0,04)458.

ECA
1+

Dos estudios muestran mejoría significativa de este síntoma medido con escalas validadas en los grupos de intervención respecto a la situación basal pero sin encontrar diferencias entre grupos comparados442,456.

El ECA piloto (n=10) mostró una diferencia de medias entre el grado de astenia basal y al final del programa de -0,71 (95%IC: -1,23 a -0,18) en el grupo de ejercicio aeróbico y -0,68 (95%IC: -1,22 a -0,13)456.

ECA
1-

El ECnA (n=72) informa de un descenso en la puntuación de la escala (indicando menor astenia) después del programa de ejercicio respecto a la situación basal P=0,001442.

ECnA
1-

Robb-Nicholson et al. evaluaron este síntoma con dos herramientas, una validada (la escala POMS –Profile of Mood States) y la otra una escala analógica visual elaborada específicamente para el estudio, encontrando solamente mejoría significativa con la segunda comparando con el grupo control454.

ECA
1-

Por último un estudio con diseño antes-después (n=15), cuya intervención fue un programa de ejercicio en el domicilio con Wii Fit®, obtuvo un descenso significativo de este síntoma después de la intervención (P=0,002)457.

El efecto del ejercicio sobre la actividad de la enfermedad fue evaluado en seis estudios identificados, cuatro ECA, un antes-después y un observacional. En todos, la actividad física analizada incluía ejercicio aeróbico, no observándose en ninguno de ellos cambios ni agravamiento en la comparación entre grupos ni en la comparación con la situación basal454–456,458–460.

E.
observacio-
nal
2-

En el ECA de Ramsey-Goldman et al. se midió con el índice SLAM sin que hubiera cambios significativos en los grupos al final del estudio respecto a la situación basal: diferencia de medias 2,80 (95%IC: 0,90-4,70) en el grupo ejercicio aeróbico y 0,40 (95%IC: -2,27-3,07) en el grupo de ejercicios de arcos de movimiento y fuerza muscular456.

Tench et al., utilizando la misma herramienta, tampoco obtuvieron diferencia significativa en ningún grupo (P=0,20), ni se dieron eventos adversos importantes458.

El ECA de Miossi et al. (n=45) no mostró diferencia entre la media de puntuación SLEDAI basal y al final del estudio en ningún grupo (P=0,9 y P=0,6)455.

ECA
1-/1+

El ECA de Robb-Nicholson et al. (n=23) y el estudio piloto con diseño antes-después de Clarke-Jenssen et al. (n=6), si bien no muestran análisis estadístico, informan de que tampoco encontraron diferencia significativa después de la intervención, en ambos casos evaluada con el índice SLEDAI454,459.

ECA
1-
E. observacio-
nal
2-

En un estudio transversal (n=242) que evaluó la asociación del ejercicio físico con determinados marcadores de riesgo cardiovascular no se encontró correlación entre la actividad o el daño del LES y el ejercicio460.

E. transversal
3

El efecto de ejercicio sobre el daño del LES fue evaluado en el estudio con diseño antes-después de Yuen et al. (n=15) sin encontrar empeoramiento después de la intervención457.

E. observacio-
nal
2-

Dos estudios trasversales muestran resultados que indican la existencia de relación entre la actividad física y determinados marcadores biológicos de riesgo cardiovascular.

Volkman et al. (n=242) obtuvieron una correlación negativa entre la cantidad de equivalentes metabólicos (METS) invertidos en la actividad física por semana y el grosor de la pared arterial (r= -0,4, P=0,002), y también el número de placas ateromatosas en carótida (r= -0,30, P=0,0001)460.

Así mismo, Barnes et al. (n=41) compararon pacientes activos con pacientes sedentarios y con controles sanos observando que la rigidez arterial (medida a través del Índice de Aumento Aórtico) era mayor en los pacientes sedentarios que en los activos y que en población sana (P<0,05), mientras que la carotidea era más baja (P<0,05) Estos autores encuentran una correlación inversa entre el grado de actividad física y la rigidez arterial (r= -0,30) o el factor a de necrosis tumoral (r= -0,31), pero no informan el p-valor461.

Ambos estudios muestran una relación entre el sedentarismo en personas con LES y algunos marcadores inflamatorios. Volkman et al. encontraron una asociación entre la baja actividad física y el incremento de HDL proinflamatoria (P=0,03)460. Por su parte, Barnes et al. encontraron niveles mayores de PCR y de moléculas de adhesión intercelular en los pacientes sedentarios en comparación con los activos (P<0,05)461.

E. trasnversales
3

De los estudios identificados que evaluaron el efecto del ejercicio en la CVRS, ansiedad, depresión y calidad del sueño en las personas con LES, los ECA de Robb-Nicholson et al. (n=23) y Tench et al. (n=93) no encontraron cambios significativos en el grado de ansiedad debidos a la intervención454,458.

ECA
1+

Sin embargo, el ECnA de Carvalho et al. (n=72) obtuvo para el grupo intervención, pero no para el control, mejoras significativas en el grado de depresión, (P<0,001) y en la CVRS en todos los dominios del SF-36 (P<0,03), excepto para el dolor, después de finalizar el programa de ejercicios442.

ECnA
1+

Un estudio antes-después también obtuvo mejoras significativas en la ansiedad y depresión (P=0,03) y en la intensidad del dolor experimentado (P=0,04), utilizando la escala HADS (Hospital Anxiety and Depression Scale) y el cuestionario SF-MPQ (Short-form of the McGill Pain Questionnaire), respectivamente457.

E.
observacio-
nal
2-

No se encontraron diferencias significativas en cuanto a calidad del sueño en ninguno de los dos estudios que la evaluaron456,458.

ECA
1+

Alimentación
Se identificaron nueve estudios que analizaron el efecto de la alimentación sobre distintos aspectos de la enfermedad; dos ECA informados en tres publicaciones462–464 evaluaron el efecto de determinadas dietas en personas con LES, y el resto el efecto de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 en el curso y fisiopatogenia de la enfermedad: tres ECA465–467 y dos estudios observacionales468,469.

Davies et al. analizaron en pacientes con corticoterapia (n=23) la efectividad de una dieta hipoglicémica (10-15% energía de hidratos de carbono, 25% proteínas, 60% grasas, sin restricción calórica) frente a una dieta hipocalórica tradicional (50% energía de hidratos, 15% proteínas, 30% grasas y 2.000 cal/día) para reducir peso y secundariamente astenia y marcadores cardiovasculares464. Se obtuvo una reducción significativa de peso (P<0,01) y de la astenia (P<0,03) en ambos grupos respecto a la situación basal, sin encontrar diferencia entre grupos. No se obtuvieron variaciones en los niveles de colesterol total, HDL, LDL y glucemia en ningún grupo.

ECA
1-

Shah et al.463 analizaron la efectividad de un programa dietético y de educación sanitaria (n=17) comparando un grupo sometido a una dieta baja en grasas (1400-1800 calorías, ≤30% energía proveniente de las grasas y ≤200g de colesterol al día), con un grupo sin ningún tipo de intervención. Los resultados mostraron una disminución modesta de peso en el grupo de la dieta en comparación con el peso basal aunque significativa (P=0,006). El colesterol total, LDL, HDL y triglicéridos fueron variables en ambos grupos a lo largo del seguimiento, sin resultados consistentes excepto un descenso del colesterol total a las seis (P=0,0002) y 12 semanas (P=0,01) en las pacientes incluidas en el programa dietético. Se obtuvo un incremento de la CVRS en el grupo experimental comparado con el grupo control (P=0,05) y con la situación basal (P=0,01).

ECA
1-

En una publicación posterior del mismo estudio se analiza qué ocurrió con el aporte de nutrientes, energía y hemoglobina en los pacientes sometidos a la dieta462. Los resultados muestran que fue efectiva en reducir la ingesta de sodio y mantener la ingesta de niveles adecuados de casi todos los nutrientes excepto de vitamina B12, que disminuyó de forma significativa en el grupo de intervención respecto al control (P=0,02), calcio, folato, hierro y fibra que estaban en torno al 67% del valor de referencia. La anemia estaba presente en ambos grupos sin asociación significativa con la dieta y sin correlación con la ingesta de hierro (r=0,38; P=0,2).

Se identificaron cinco trabajos que evaluaron la posible relación entre la actividad de la enfermedad y el daño asociado al LES con los ácidos grasos poliinsaturados.

El ECA de Wright et al. (n=60) se observó un efecto positivo del suplemento de 1,8 g de ácido eicosapentaenoico (EPA) y 1,2 g de docosahexaenoico (DHA) al día en la actividad de la enfermedad con la disminución de las puntuaciones globales en dos escalas, así como de determinados síntomas individuales a las 12 y 24 semanas respecto a la situación basal, mientras que en el grupo placebo no hubo ningún cambio (P<0,001)465.

ECA
1++

Resultados similares obtuvieron Duffy et al. (n=52) que evaluaron el efecto de un suplemento de 0,540 g de EPA y 0,360 de DHA al día, sobre todo en los dominios neuromotor, tegumentario y de laboratorio467.

ECA
1+

El ECA cruzado de Walton (n=27) obtuvo un efecto beneficioso del suplemento de EPA junto con una dieta baja en grasas (<20% de la energía) comparado con la misma dieta y placebo (P<0,01), basándose en un set individualizado de variables según criterios de LES y parámetros analíticos que los autores no informan de forma detallada466.

ECA
1-

Un estudio transversal (n=114) encontró una correlación negativa entre la concentración de EPA y DHA en el tejido adiposo y la actividad de la enfermedad (SLEDAI) (P<0,001), así como una correlación positiva entre la ingesta de omega-6 y el daño acumulado (r=0,20; P=0,045) y la actividad lúpica (r=0,21; P=0,028)468.

E.
transversal
3

Davies et al.464 no observaron cambios en ninguna de estas medidas de resultado (daño y actividad lúpica) con ninguna de las dos dietas analizadas.

ECA
1+

El efecto de los ácidos grasos poliinsaturados en los marcadores de riesgo cardiovascular y en la función vascular se evaluaron en dos ECA y un estudio trasversal465,467,468.

Los resultados de un ECA (n=60), que comparaba suplementos de omega-3 con placebo, mostraron disminución de ácido araquidónico y aumento de los ácidos EPA y DHA en la membrana plaquetaria comparado con el grupo placebo (P=0,001, P=0,044, P=0,012, respectivamente), así como una correlación positiva entre los ácidos EPA (r= 0,56; P=0,002) y DHA plaquetarios (r=0,43; P=0,026) y la dilatación mediada por flujo. (21) Además la función endotelial mejoró en el grupo intervención respecto a la basal (P<0,001), mientras que no cambió con placebo. Al final del seguimiento (24 semanas), los niveles de 8-isoprostanos habían disminuido tanto en el grupo de omega-3 (P=0,007) como en el placebo (P=0,027)465.

ECA
1++

Duffy et al. también encontraron niveles mayores de EPA y DHA en la membrana plaquetaria con el suplemento a dosis bajas de estos ácidos comparando con los niveles basales (P<0,05)467.

ECA
1+

Por último, Elkan et al. (n=114) observaron que el porcentaje de los ácidos EPA y DHA en el tejido adiposo correlacionó negativamente con la presencia de placa arterial (P≤ 0,002) y positivamente con la concentración de apolipoproteina A1 (P≤ 0,004), mientras que el porcentaje de omega-6 y ácido linoleico tuvieron una correlación positiva con la presencia de placa (P<0,03), y el último, además, lo hizo negativamente con la apolipoproteína sérica (P=0,037)468.

E.
transversal
3

Un estudio prospectivo (n=216) llevado a cabo en Japón, no obtuvo resultados significativos que relacionaran la dieta con el curso de la enfermedad y el daño vascular. Después de analizar múltiples variables, tras un seguimiento de cuatro años, sólo se observó una asociación inversa significativa entre la ingesta de vitamina C y la actividad de la enfermedad (P=0,005), pero no con la ingesta de suplementos de vitamina C469.

E.
observacio-
nal
2-

Resumen de la evidencia

2+/2-/3 Las personas con LES fumadores tienen más riesgo de sufrir manifestaciones cutáneas y un incremento de la actividad global de la enfermedad que los no fumadores, aumentando dicho riesgo a mayor intensidad y duración del tabaquismo423,450,451.
3 Los enfermos de LES fumadores tienen un nivel de CVRS más bajo que los no fuamdores462.
1+/1- El ejercicio físico aeróbico mejora la capacidad aeróbica y funcional, así como la tolerancia al ejercicio en los pacientes con baja o moderada actividad del LES442,454-456.
1+/1-/2- Varios estudios han mostrado una mejoría de la astenia y la vitalidad con el ejercicio físico en pacientes con baja o moderada actividad del LES442,454,456-458.
1+/2-/3 El ejercicio físico, aeróbico y no aeróbico, no aumenta la actividad del LES ni empeora los síntomas454-456,458–460.
2-/3 No se ha observado incremento del daño asociado al LES en los pacientes que realizan ejercicio aeróbico457,460.
3 La baja actividad física y el sedentarismo en personas con LES se asocia con aumento de aterosclerosis subclínica y de marcadores inflamatorios y de riesgo cardiovascular460,461.
1+/1-/2- La evidencia sobre el efecto del ejercicio en la ansiedad, depresión y el dolor es contradictoria. No se ha observado efecto perjudicial en estas áreas

No hay evidencia de una mejoría de la calidad del sueño debido al ejercicio físico442,454,458,459.

1+/1-/2- La evidencia sobre el efecto del ejercicio en la ansiedad, depresión y el dolor es contradictoria. No se ha observado efecto perjudicial en estas áreas

No hay evidencia de una mejoría de la calidad del sueño debido al ejercicio físico442,454,458,459.

1- El ejercicio aeróbico puede mejorar la CVRS de las pacientes con LES estable442.
1++/1+/1-/3 El consumo de ácidos grasos omega-3 EPA y DHA tienen un efecto positivo sobre la actividad de la enfermedad a corto plazo, disminuyendo tanto los índices globales como diversos síntomas individuales465,468.
1++/1+ Los suplementos con dosis bajas de EPA y DHA provocan un aumento de su concentración y una disminución del ácido araquidónico en la membrana plaquetaria. Mejoran la función endotelial y reducen el nivel de 8-isoprotanos465,467.
3 Se ha observado una asociación positiva entre la concentración de omega-3 en el tejido adiposo con la apolipoproteína A1 y negativa con la presencia de placa arterial

Sin embargo, el omega-6 y el ácido linoleico se asocian con el aumento de la actividad y del daño asociados al lupus y con la presencia de placa arterial468.

Recomendaciones

Se recomienda la adopción de medidas activas de cara a conseguir el abandono del hábito tabáquico en todos los pacientes con LES. Este objetivo es de particular importancia no sólo por el efecto del tabaco sobre la actividad de la enfermedad y la calidad de vida, sino por su asociación causal con el incremento del riesgo de enfermedad cardiovascular, infeción y cáncer.
B Se recomienda la promoción del ejercicio físico regular en las personas con LES estable con actividad de la enfermedad baja o moderada.
C Se sugiere evitar el sobrepeso y el sedentarismo en todas las personas con LES.
C Se sugiere recomendar una dieta baja en grasas saturadas y rica en ácidos grasos omega-3 en las personas con LES.

5.4. Fotoprotección

Pregunta a responder
  • ¿Está indicada la fotoprotección en todas las personas con lupus eritematoso sistémico? ¿Cuáles son las medidas eficaces de fotoprotección?

Los componentes biológicamente activos de la radiación ultravioleta (UV) son UV B (UVB) de entre 290 y 320 nm, y la UV A (UVA) que tiene una longitud de onda comprendida entre 320 y 400 nm. La radiación UVB causa un impacto directo sobre el ADN y las proteínas, da lugar a las quemaduras y a largo plazo favorece la carcinogénesis. La radiación UVA es capaz de penetrar más que la radiación UVB, produciendo un daño indirecto mediante la génesis de radicales libres. Es la responsable de la pigmentación inmediata, del fotoenvejecimiento, la fotocarcinogénesis y las fotodermatosis. La radiación UV a nivel del mar contiene un 95-98% de radiación UVA y un 2-5% de radiación UVB470. La radiación infrarroja (IR) es la fracción mayoritaria de espectro solar que llega a superficie terrestre, y es responsable de la acción calórica. A pesar de su baja energía, no es inocua, y potencia el daño causado por la radiación UV471.

La fotosensibilidad es uno de los principales síntomas del lupus eritematoso cutáneo (LEC) y sistémico. El papel de la radiación UV en la inducción de las manifestaciones cutáneas del lupus eritematoso es un hecho bien reconocido, basado en la observación de que las lesiones se localizan preferentemente en áreas fotoexpuestas. Además suelen exacerbarse en verano o en las semanas posteriores a una exposición solar472,473.

La protección frente a la radiación UV mediante el uso de filtros solares se ha ido perfeccionando con el paso del tiempo. En 1928, los primeros filtros solares fueron diseñados para evitar la quemadura solar474; pero en la actualidad son bien conocidos otros efectos perjudiciales de la radiación UV como las quemaduras solares, la fotosensibilidad, la fotodermatosis, la inmunosupresión, el fotoenvejecimiento y la fotocarcinogénesis475, por lo que se han diseñado estrategias para elaborar fotoprotectores que combinen varios filtros para minimizar estos efectos deletéreos.

Con el fin de conocer la relación de la fotosensibilidad en el lupus eritematoso con la historia de los pacientes, el subtipo de lupus eritematoso y la presencia de autoanticuerpos, se llevó a cabo un estudio observacional en pacientes con tres subtipos de lupus (n=100), 46 lupus eritematoso discoide (LED) crónico, 30 LEC subagudo y 24 LES476.

Se realizó una prueba de fotosensibilidad a la radiación UVA, UVB y a la luz visible a todos los pacientes. Se observó una reacción anormal a la radiación UV y a la luz visible en el 93% de los pacientes con lupus eritematoso (87 pacientes con lupus eritematoso reaccionaron a los rayos UVB, 83 pacientes a los rayos UVA y siete a la luz visible). No se observaron diferencias estadísticamente significativas en la reacción anormal a la radiación (UVA y UVB) entre los subtipos de lupus eritematoso.

Sesenta y nueve pacientes presentaron una historia que sugería una forma de lupus fotoagravada o fotoinducida. Se confirmó una fotoprovocación en 65 de estos pacientes que presentaba también un historial de fotosensibilidad. De los 31 pacientes sin historia de fotosensibilidad, 28 reaccionaron de forma anormal a la radiación UV. En este caso, tampoco se observaron diferencias estadísticamente significativas en la reacción anormal a la radiación entre los subtipos de lupus eritematoso. No se observaron diferencias en los patrones de anticuerpos entre los pacientes con lupus eritematoso fotosensible.

E. cohorte
2-

Otro estudio se llevó a cabo en 405 pacientes con diferentes formas de lupus eritematoso a los que se les realizó un test de fotoprovocación477. En total se observaron lesiones de la piel provocadas por la radiación UV en el 54% de los pacientes, el 42% reaccionaron solo a la radiación UVB y el 34% solo a la radiación UVA.

Se produjeron lesiones de la piel característicos para lupus eritematoso en 175 (54%) de 323 pacientes; 137 pacientes (42%) reaccionaron sólo a la irradiación UVB, y 110 (34%) a sólo la irradiación UVA. El 60% de los pacientes eran conscientes de un efecto adverso de la luz solar sobre su enfermedad y el 62% mostró una reacción patológica al test. Esta reacción patológica fue generada también en el 58% de los pacientes que negaban cualquier efecto de la exposición al sol sobre su enfermedad.

E. cohorte
2-

Se identificó a un grupo de 30 pacientes con LES fotosensibles y se comparó con otros 30 pacientes no fotosensibles con el fin de determinar la prevalencia de la toxicidad frente a la luz fluorescentes478. Trece de los 30 pacientes fotosensibles (43%) frente a dos pacientes no fotosensibles (7%) informaron de una exacerbación de la enfermedad tras la exposición a la luz fluorescente. La mayoría de los síntomas se experimentaron en la primera hora tras la exposición y fueron similares a los experimentados tras la exposición al sol. Doce pacientes fotosensibles y dos no fotosensibles describieron fatiga leve tras una exposición prolongada (P<0,001). El uso de pantallas acrílicas difusoras disminuyó en un 33% la emisión de radiación UVA y en un 94% UVB.

Casos/
controles
2+

Herzinger et al.472 realizaron un análisis histórico de 66 pacientes con LEC sometidos a un test de fotoprovocación, a los que se les había aplicado un fotoprotector de amplio espectro que contenía parsol 1789, uvinul N539, uvinul T150, Mexoryl XL y dióxido de titanio. De los 51 pacientes que presentaron lesiones de lupus en el área irradiada con la combinación de UVA/UVB, el 96% sólo presentó lesiones en la zona donde no se había aplicado previamente el filtro solar. En las zonas protegidas casi la mitad de los pacientes mostraron hiperpigmentación.

Al igual que otros autores, observaron que la combinación de radiación UVA/UVB fue más eficaz en reproducir las lesiones de lupus cutáneo en estos pacientes, por lo que concluyen que un filtro solar que proteja frente a ambos tipos de radiación UV puede ser una medida de prevención útil.

E. cohorte
2-

En concreto, Lehmann et al.479 seleccionaron a una cohorte de 128 pacientes con diferentes formas de lupus eritematoso a los que se les realizó un test de fotosensibilidad.

El 43% de los pacientes dieron un resultado positivo al test de fotosensibilidad. En el 53% de los pacientes con una lesión inducida, ésta fue provocada por la combinación de radiación UVA/UVB, en el 33% solo por UVB y el 14% por UVA.

El 50% de los pacientes conocía el efecto de la luz solar sobre su enfermedad. Se observó una reacción patológica al test en el 66% de estos pacientes, frente al 46% de los pacientes que negaban cualquier efecto de la exposición al sol sobre su enfermedad.

E. cohorte
2+

Un estudio transversal se llevó a cabo con el fin de explorar la relación entre la exposición a la luz solar y las medidas de protección de la luz UV con los resultados clínicos en el LES (n=60)480.

Se empleó un cuestionario para evaluar las conductas de exposición de la luz solar, el uso de medidas protectoras y la repercusión de la exposición sobre las manifestaciones de la enfermedad.

El 98,3% de los pacientes conocía el efecto de la luz solar sobre su enfermedad. El 81,7% de los pacientes creía que la luz solar agravaba su enfermedad. Después de una breve exposición a la luz solar directa el 71,2% de los pacientes informó de fotosensibilidad, el 81,5% de artralgias, el 40% de hinchazón de las articulaciones, el 76,7% de anorexia, el 71,2% de fiebre, el 66,7% de cansancio y el 66,7% de escalofríos. En general, el 80% de los pacientes presentaron al menos un síntoma asociado con la exposición a la luz solar.

Sin embargo, solo el 50% de los pacientes informaron del uso de protección solar, con factor de protección de 15 o más, y menos del 40% usaba sombreros o ropas de manga larga para protegerse de la exposición a la luz solar.

Los pacientes que utilizaban regularmente protector solar tuvieron menor compromiso renal (13,3 vs. 43,3%), trombocitopenia (13,3 frente a 40%), hospitalizaciones (26,7 vs. 76,7%) y exigencia de tratamiento con CFM (6,7 frente a 30%) que los pacientes que no lo utilizaron (P<0,05).

E.
descriptivo
3

En un ECA, doble ciego, se comparó la eficacia de un filtro solar de amplio espectro frente a su vehículo en 25 pacientes con distintossubtipos de LEC y fotosensibilidad que fueron sometidos a fotoprovocación con lámparas UVA/UVB y lectura de fotoparche durante tres días consecutivos481. Ninguno de los 25 pacientes presentó lesiones características de LEC en las zonas irradiadas en las que se había aplicado previamente el filtro solar; sin embargo, el 72% de los pacientes desarrolló lesiones en las áreas no tratadas o en las que se había aplicado el vehículo.

ECA
1++

En el año 2000, Stege et al.482 compararon tres protectores solares ya comercializados en 11 pacientes con lupus cutáneo que fueron sometidos a fotoprovocación con radiación UVA y UVB. En este estudio doble-ciego e intracontrol, se observó que el protector solar que contenía la combinación de Mexoryl SX y Mexoryl XL, éste último eficaz frente a UVA/UVB, fue capaz de prevenir las lesiones cutáneas en el 100% de los pacientes. Además, los pacientes presentaron una menor expresión de la molécula de adhesión intercelular tipo 1 en las áreas protegidas con el protector que contenía el filtro Mexoryl XL, con respecto a la expresión del ARNm de la molécula de adhesión intercelular tipo 1 en las lesiones cutáneas inducidas por la irradiación. Esta molécula de adhesión participa en la interacción de los queratinocitos con los linfocitos T que infiltran la dermis, y este fenómeno puede observarse de una a dos semanas antes de la aparición de las lesiones clínicas.

ECA
1-

Recientemente, la EUSCLE evaluó la eficacia de los diferentes tratamientos y medidas de prevención empleadas mediante un cuestionario en el que participaron más de 1000 pacientes diagnosticados de LEC483.

Se observó que un 84% de los pacientes usaban fotoprotectores de amplio espectro, siendo éstos más eficaces en los pacientes con lupus eritematoso. La eficacia global de los filtros solares para la prevención de lesiones de la piel fue del 94,7%. El índice CLASI fue menor en aquellos pacientes que solían aplicarse el filtro solar frente a los que no lo hacían.

E.
transversal
3

Resumen de la evidencia

2- La mayoría de las personas con lupus presenta fotosensibilidad en mayor o menor grado, sin diferencias por subtipos de lupus (LED crónico, LEC subagudo, LES)476,477,479.
3 Las personas con LES que utilizan protector solar tópico de manera regular parecen tener una menor afectación renal, menor trombocitopenia, menos hospitalizaciones y necesitan menos tratamiento con CFM que los que no lo utilizan. Por tanto, el uso de protector solar se asocia a un mejor pronóstico reduciendo el riesgo de daño renal y la necesidad de tratamiento inmunosupresor480.
3 Además de fotosensibilidad, después de un breve período de exposición a la luz solar, se producen otras manifestaciones clínicas como cansancio, artralgias, hinchazón de las articulaciones, anorexia, fiebre y escalofríos480.
2+ La exposición a la luz fluorescente, especialmente en aquellos pacientes que muestran fotosensibilidad, produce una exacerbación de los síntomas del LES478.
1++ La fotoprotección protege frente a las lesiones asociadas a la radiación de la combinación de UVA y UVB472,481.
2- La fotoprotección protege de la hiperpigmentación solo en la mitad de los casos472.
3 Los fotoprotectores de amplio espectro muestran una alta eficacia en la prevención de lesiones de la piel en las personas con LES483.

Recomendaciones

A Se recomienda el uso regular de fotoprotectores de amplio espectro con alto índice de fotoprotección solar que deben ser aplicados en cantidad adecuada (2 mg/cm2) uniformemente en todas las áreas fotoexpuestas entre 15 y 30 minutos antes de la exposición y reaplicados cada dos horas y/o después de la inmersión y sudoración.
Se sugiere informar y educar sistemáticamente a las personas con LES, particularmente aquellos con lupus cutáneo o que refieren una historia de fotosensibilidad, sobre las medidas de fotoprotección y la importancia de su uso para un mejor control de su enfermedad y evitar la aparición de otros síntomas.

5.5. Programas educativos a pacientes

Pregunta a responder
  • ¿Son efectivos los programas educativos estructurados desde enfermería dirigidos a personas con lupus eritematoso sistémico?

En la literatura hay poca evidencia disponible sobre la efectividad de los programas educativos estructurados de enfermería para las personas con LES, ya sean de forma individual o grupal. La respuesta se fundamenta en ocho estudios aunque solamente uno de ellos trata de responder a esta pregunta484.

En un ECA, se asignó a personas con LES y sus parejas al grupo experimental (n=64) que recibieron una intervención educativa teórica diseñada para mejorar la autoeficacia, la comunicación en la pareja sobre el LES, el apoyo social y la resolución de problemas; consistió en una sesión de 1 hora con una enfermera educadora, seguida de asesoramiento telefónico mensual durante seis meses. Los pacientes en el grupo de control (n=58) y sus parejas recibieron una atención control, incluyendo una presentación en video de 45 minutos sobre el LES y llamadas telefónicas mensuales.

A los 12 meses (6 meses después de acabar la intervención), se obtuvieron mejoras significativas en el apoyo social (P=0,03), la autoeficacia (P=0,02), la comunicación entre la pareja (P=0,03) y una disminución de los niveles de astenia (P=0,02) en el grupo experimental en comparación con el control. También mejoró de forma significativa el estado de salud mental global, medido mediante el cuestionario SFC 36 (P=0,04)485.

ECA
1+

Otro ECA, con una intervención psico-educativa individual (n=55) basada en consejo telefónico relacionado con seis conductas (autocuidado en el manejo de la astenia, habilidad de comunicación, eliminación de barreras de los cuidados médicos, automanejo con la medicación, monitorización de síntomas y métodos de control del stress), mejoró los resultados de salud a corto plazo, relacionados con la función física y el apoyo social, en pacientes con LES486.

ECA
1+

Un último ECA (n=15) sugiere que el estado psicológico de los pacientes con LES mejora de forma significativa a través de intervenciones de asesoramiento también telefónicas (de 30 minutos, cada 4-6 semanas durante seis meses) centradas en el paciente y realizadas por expertos en asesoramiento487.

ECA
1-

Un estudio cuasi-experimental (n=41), examinó los efectos de un curso de automanejo para el LES consistente en seis sesiones de dos horas semanales para grupos de 10 a 15 adultos alfabetizados de todas las edades. El grupo control no recibió ninguna intervención. En los pacientes del grupo experimental se observó una significativa mejora de la astenia (P=0,049), la depresión (P=0,025), las habilidades de manejo (P=0,007) y autoeficacia (P=0,001). No hubo cambios significativos en el dolor y la actividad de la enfermedad después de la intervención488.

ECnA
1-

Un estudio (n=17) sugirió que intervenciones psico-educativa es grupales en mujeres con LES entre 25-60 años con deterioro cognitivo, mejoraban la autoeficacia en la memoria, la cual correlacionaba proporcionalmente con la CVRS de estas pacientes489.

E.
observacio-
nal
2-

Otro estudio sugirió que un curso de autoayuda (SLE Help Course) reducía la astenia y los niveles de depresión y aumentaba las habilidades en el uso de técnicas de relajación y ejercicio físico. Este curso fue impartido a 313 pacientes con LES en 17 lugares distintos de USA, con el objetivo de promocionar el autocuidado, usando una variedad de métodos educativos y de modificación de comportamiento490.

E.
observacio-
nal
2-

Otro estudio observacional (n=34) cuyo objetivo era evaluar una intervención psicológica específica dirigida a mejorar las habilidades de manejo de los pacientes con LES e intervenir en los niveles de depresión, ansiedad y carga mental entre otros, estableció que una intervención psicoCeducativa grupal de seis meses de duración a través de técnicas psicoterapéuticas, mejoró los resultados de salud mental en pacientes con LES, encontrando mejorías significativas en los niveles de depresión y ansiedad de estos pacientes491.

E.
observacio-
nal
2-

Finalmente, se ha realizado recientemente un estudio para evaluar un programa educativo impartido por enfermería, fisioterapia y terapia ocupacional en pacientes con LES (n=23). Se observó que los resultados de este programa educativo en LES fueron significativos en mejorar la CVRS, la percepción del manejo de la enfermedad y del dolor crónico en estos pacientes484.

E.
observacio-
nal
2-

Resumen de la evidencia

1+/1- Los programas estructurados dirigidos a personas con LES son efectivos en reducir la astenia, la depresión y en mejorar las habilidades de manejo y autoeficacia en estos pacientes485,488.
1- El estado psicológico del paciente con LES podría mejorar de forma significativa a través de intervenciones de asesoramiento telefónicas centradas en el paciente487.
1+ Los resultados de salud relacionados con la función física y el apoyo social en personas con LES podrían mejorar a través de una intervención psico-educativa individual basada en consejo telefónico486.
2- La intervención psico-educativa grupal podría mejorar los resultados de salud mental en personas con LES491.
2- Un programa educativo formativo multidisciplinar en LES, fue efectivo en mejorar la CVRS y en la percepción del manejo de la enfermedad y del dolor crónico en estos pacientes484.

Recomendaciones

C Se sugiere la realización de programas educativos estructurados desde enfermería dirigidos a personas con LES.