En
7. Intervenciones dirigidas al entorno de la persona con TDAH

Preguntas a responer:

  • Ante una persona con TDAH, ¿cuál es la efectividad y seguridad de los programas de entrenamiento y educación a padres, madres, familiares, cuidadores y otras personas del entorno o de referencia?

Los problemas de comportamiento de una persona con TDAH pueden llegar a tener consecuencias negativas en su entorno familiar. Los estudios sobre el tema hablan de efectos sobre el bienestar físico y emocional o psicológico que alteran el funcionamiento familiar: deterioro de las relaciones entre los padres, madres e hijos o hijas, reducción de la eficacia de los estilos de crianza, o aumento de los niveles de estrés o problemas psicológicos (ansiedad, depresión) entre los padres o madres196,197.

Los síntomas principales de una persona con TDAH, falta de atención, hiperactividad e impulsividad, repercuten a menudo de forma importante en los padres o madres, obligándoles a asumir un papel muy activo en el manejo del comportamiento de sus hijos/hijas.

Hay algunas investigaciones que han estudiado la relación existente entre el comportamiento infantil y las diferentes pautas de crianza de los padres o madres. Aquellas estrategias basadas en afabilidad, receptividad y relaciones positivas se han asociado con resultados favorables para los niños y niñas con TDAH, en lo que respecta a una menor gravedad de los síntomas, adquisición de más habilidades sociales y también una mayor aceptación social198-200.

Los programas de entrenamiento y de educación para padres/madres de hijos/hijas con TDAH suelen ser intervenciones psicosociales dirigidas a la formación de los padres o madres en técnicas cognitivo conductuales que les ayuden a comprender mejor el trastorno y a controlar el comportamiento problemático de sus hijos/hijas. Además, estos programas también pueden enseñarles a los padres o madres habilidades de auto manejo que les permitan reducir el estrés y aumentar su bienestar.

Se necesita evaluar la evidencia existente sobre la efectividad y seguridad de estos programas para ver como contribuyen en la mejora de los problemas de las personas con TDAH.

Destacan dos modalidades principales de programas de intervención para padres/madres, cada uno de ellos divididos a vez en diferentes variedades. A continuación se presenta una tabla que clasifica los programas evaluados en los estudios revisados, para que de una manera práctica se facilite la información recogida en el cuerpo de la evidencia (tabla 2):

Tabla 2. Clasificación de los programas de intervención para padres o madres.

Behavioral
Parent Training
(BPT)
Programa estándar:

Objetivos: modificar eficazmente conductas previas (normas, órdenes) y sus consecuencias (tiempo de espera, recompensas) para cambiar una conducta (cumplimiento, incumplimiento); así como modificar los pensamientos inapropiados relacionados con la educación de los hijos/hijas.
Estrategias: atención positiva; pautas de «ignorancia planeada»; sistemas de incentivos; identificación de errores de crianza y formulación de estrategias de crianza alternativas.

Barkley:
Objetivos: mejorar las habilidades parentales de gestión, y por tanto su competencia y seguridad al tratar con los problemas de conducta de los niños y niñas; incrementar el conocimiento de las causas de las conductas desafiantes en la infancia, y los principios y conceptos de aprendizaje social que subyacen en tales comportamientos; mejorar el cumplimiento de las órdenes parentales; y mejorar las relaciones familiares entre unos y otros.
Estrategias: entender por qué los niños y niñas se portan mal; prestar atención; incrementar el cumplimiento; economía de fichas; «tiempo fuera de reforzamiento»; manejo de los niños y niñas en espacios públicos; mejorar el comportamiento en el colegio desde casa; gestionar futuros problemas de comportamiento y refuerzo.

Increible Years (IY):
Objetivos: fortalecer la relación de los padres o madres con sus hijos/hijas; mejorar las habilidades parentales; fomentar el establecimiento de límites efectivos y promover la utilización de estrategias de disciplina no violentas.
Estrategias: juegos; métodos de reforzamiento y castigo; reglas en el hogar y rutinas; órdenes claras; consecuencias; resolución de problemas. Cada sesión sigue la misma estructura: revisión de la sesión anterior; comentarios y discusión acerca de las actividades de los padres/madres en el hogar; introducción a un nuevo tema; presentación de vídeos ilustrando las habilidades parentales; discusión en grupo y práctica de las nuevas estrategias enseñadas. Adicionalmente, se promueve la relación entre padres, madres y monitores, y el involucrar a los padres/ madres en el grupo de intervención.
New Forest Parenting Program (NFPP):
Objetivos: enseñar a los padres o madres a identificar las competencias actuales de sus hijos/hijas, para promover expectativas realistas y poder establecer y consolidar en el aprendizaje metas referidas al auto-control, atención y memoria.
Estrategias: información sobre juegos que mejoran la atención de los niños y niñas; ejercicios para desarrollar paciencia y consejos para ayudarles a auto-organizarse; así como ideas para mejorar la comunicación entre los padres, madres y el colegio. Educación de los padres o madres para modificar su concepción del TDAH; que no culpen a sus hijos o hijas de los síntomas; aumentar la tolerancia paterna y mejorar la calidad de la relación padres/madres-hijos/hijas.
Enhanced
Behavioral
Family
Intervention
Comet (COMmunication METhod)
Objetivos: reforzar las habilidades sociales de los niños y niñas y la regulación emocional mediante el uso de elogios e incentivos para fomentar un comportamiento cooperativo, haciendo caso omiso de sus conductas inapropiadas, y ejerciendo una disciplina positiva a través de reglas, rutinas y ajustes efectivos de los límites.
Estrategias: adquirir habilidades para interaccionar positivamente con los niños y niñas; aprender a estar atento y elogiarlos por su buen comportamiento; aprender a evitar los conflictos preparandolos para realizar sus actividades en el hogar; aprender habilidades para dar órdenes efectivas.
COPE, Community Parent Education Program
Objetivos: ayudar a los padres o madres a desarrollar habilidades que les permitan hacer frente de una manera positiva a los comportamientos difíciles de sus hijos/hijas y mejorar la comunicación y las relaciones con ellos.
Estrategias: aprender a ignorar las interrupciones insignificantes; prestar atención a los comportamientos positivos; sistemas de recompensa; planificación anticipada; equilibrar el tiempo y la atención que se dedica a los hermanos.
Enhanced
Behavioral
Family
Intervention
Positive Parenting Program (PPP)
Objetivos: desarrollar planificaciones familiares (planificaciones de apoyo conductual) para prevenir la conducta problemática; enseñar las habilidades necesarias; y manejar la mala conducta.
Estrategias: evaluación del problema; desarrollar un plan de crianza o parentalidad (habilidades sociales, habilidades de aprendizaje temprano, la conducta disruptiva, entrenamiento para ir al baño, etc.); revisión de la implementación (identificando las fortalezas y las mejoras, perfeccionar estrategias); seguimiento (ayuda a solucionar los obstáculos que pueden estar interfiriendo en la implementación del plan).
Strategies to Enhance Positive Parenting Program (STEPP)
Objetivos: semejantes al Programa estándar de BPT. Incorpora mejoras en el formato, la entrega y el contenido para incrementar el compromiso de las familias y los resultados.
Estrategias: primero intentar eliminar los posibles obstáculos para la participación en la intervención, centrándose en las cogniciones de las madres y padres sobre las expectativas del tratamiento; después trabajar las atribuciones parentales con respecto al comportamiento de crianza y el comportamiento de los hijos/hijas.
Connect Parent Group (CPG)
Objetivos: fomentar en los padres/madres la reflexión sobre el contexto de la relación padre/madre-hijo/hija y las necesidades de apego de los niños y niñas.
Estrategias: a través de ejercicios reflexivos, juegos de rol, y discusiones, estimular la curiosidad y la reflexión de los padres/madres con información sobre las formas de apego, en lugar de ofrecerles habilidades específicas de cómo debe comportarse un padre; enseñan a los padres/madres a reformular los comportamientos del niño/niña, cómo cambiar sus respuestas emocionales cuando el niño/niña actúa de manera inapropiada, y cómo comunicar empatía.
Tabla de elaboración propia.

Hay dos GPC que realizan recomendaciones sobre la efectividad de los programas de entrenamiento para padres/madres47,11,89. Se localizan también cuatro metaanálisis de calidad alta o media que evalúan la eficacia de estas intervenciones201-204. Hay diez ECA de calidad alta y media sobre los diferentes tipos de programas utilizados205-214. Además se identificaron siete ensayos clínicos de calidad baja215-221 y un estudio observacional222.

La guía de la AAP47 recomienda los programas de entrenamiento conductual para padres/madres como una de las terapias a incluir dentro de las primeras líneas de tratamiento para niños y niñas con TDAH, en las edades preescolares y escolares (4-11 años de edad). Según esta GPC este tipo de terapia puede ayudar a mejorar la comprensión de los principios por los que se rige el comportamiento, conseguir mayores niveles de satisfacción por parte de los padres/madres, y también aumentar el cumplimiento de las instrucciones u órdenes parentales47.

GPC
opinión de
expertos
4

Un metaanálisis incluido en la guía del ISCI47 examinó la efectividad de los programas de entrenamiento parentales en las conductas externalizadas de los niños y niñas. Concluye que el aumento de interacciones positivas que se mantengan con los hijos o hijas y el aprendizaje de habilidades para responder siempre a un mal comportamiento, alternando disciplina y recompensas (descanso) de forma coherente, son componentes esenciales de los programas de formación de padres/madres. Por el contrario, los modelos de baja participación activa no se encontraron eficaces47,223.

GPC
RS 1+

Por lo que respecta a las intervenciones enfocadas en los padres, madres o la familia, la GPC del ISCI47 hace varias recomendaciones:

  • Reconocer que los padres/madres tienen un papel único para sus hijos/ hijas en la gestión del TDAH.
  • Apoyar el aprendizaje de los padres/madres en habilidades de gestión a través de grupos de apoyo para el TDAH.
  • Ofrecer estrategias de intervención específicas para los padres/madres, ya que éstas han demostrado su utilidad.

Y para llevar a cabo estas recomendaciones señalan algunas de las estrategias que pueden utilizarse: fijar normas de comportamiento precisas para todos los miembros de la familia, realizando un seguimiento constante de su cumplimiento mediante un sistema de consecuencias y recompensas apropiadas; permitir que el niño/niña tenga distintas opciones dentro de los límites establecidos para que vea que también él tiene algún tipo de control; asegurarse de que el hijo/hija sabe que el problema es su comportamiento, no él mismo como tal; tratar de pasar un tiempo al día con el hijo/hija solo para escucharle, mostrarle que es importante y atender su actividad de forma activa; recompensar los comportamientos específicos que se desean aumentar; y tener en cuenta que los padres o madres sirven como modelos para sus hijos o hijas. Es importante demostrar métodos de control adecuados frente a los hijos o hijas para que ellos puedan aprender métodos positivos para canalizar sus frustraciones47.

GPC
opinión de
expertos
4

La GPC del NICE de 200911 recomendaba los programas de entrenamiento y educación dirigidos a padres, madres, y/o cuidadores de niños y niñas con TDAH, como tratamiento de primera línea, en el caso de los niños/niñas en edad preescolar, y programas grupales de entrenamiento para padres/ madres de niños/niñas y jóvenes en edad escolar con TDAH y un déficit moderado. Según el NICE este tipo de programas deben tener en cuenta, entre otros, los siguientes aspectos:

  • estar estructurados y basarse en los principios de la teoría del aprendizaje social
  • incluir estrategias para mejorar la relación padres/madres-hijos/hijas
  • ofrecer un número suficiente de sesiones, –con un óptimo entre 8 y 12–, para maximizar los posibles beneficios para los participantes
  • permitir que los padres o madres puedan identificar sus propios objetivos de crianza
  • incorporar el juego de roles durante las sesiones y tareas en casa para realizar entre sesiones, con el objetivo de lograr la generalización de las conductas recién aprendidas en las situaciones que ocurran en el hogar
  • ser ofrecidos por profesionales adecuadamente formados y cualificados que también sean capaces de «empatizar» con los padres o madres11.
GPC
opinión de
expertos
4

La actualización posterior de esta GPC ha incluido una RS que evaluó la eficacia de las intervenciones parentales a la hora de reducir los síntomas de TDAH en niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 18 años. El período de búsqueda finalizaba en septiembre de 2010 y se incluyen cinco ECA con 284 participantes. En cuatro estudios se evaluaban los problemas de conducta de los niños y niñas, bien en casa o el colegio; en el otro restante se valoraban los cambios en las habilidades parentales. Los estudios centrados en el comportamiento de los niños y niñas muestran diferentes resultados: en algunos no se encontraron diferencias entre los grupos de intervención y los grupos control, mientras que en otros si se reportaron resultados estadísticamente significativos a favor del entrenamiento parental frente al grupo control. En el estudio en el que se valoraban los cambios en las habilidades parentales sí se encontraron resultados estadísticamente significativos en el grupo de intervención. Adicionalmente se realizaron dos metaanálisis, uno para la variable de «conducta externa» (conducta disruptiva, agresión) y otro para la de «conducta interna» (retraimiento, ansiedad), con 3 estudios (n=190) y 2 estudios (n=142) respectivamente. Solo se encontraron efectos significativos en los comportamientos internos (SMD=-0,48; IC95% -0,84 a -0,13).

GPC
RS 1+

También se realizó un metaanálisis con dos estudios que aportaban datos sobre los índices de estrés parental. Solo se obtuvieron resultados significativos para el dominio ‘niño/niña’ que está vinculado a la percepción que tienen los padres/madres sobre el comportamiento de su hijo/hija (DM=-10,52; IC95% -20,55 a -0,48). La revisión destaca algunas de las limitaciones de los estudios incluidos como la escasez de los mismos, su pequeño tamaño y su baja calidad metodológica, en general, lo que aumenta el riesgo de sesgo en los resultados. También faltan datos en algunas variables de resultados importantes como los resultados académicos y los efectos adversos. Aunque los autores de la RS concluyeron que la calidad de la evidencia encontrada no era lo suficientemente alta como para incluirla en una recomendación de GPC, para los autores de la actualización del NICE el entrenamiento parental, aunque parece que tiene poco impacto sobre los síntomas y el comportamiento de las personas con TDAH fuera del hogar, consigue beneficios para los padres o madres. Se necesitan, no obstante, estudios adicionales al respecto89,201.

En conjunto, esta evidencia sugiere que la formación de los padres o madres puede traer algunos beneficios para ellos, pero parece tener poco impacto sobre los síntomas y el comportamiento fuera del hogar TDAH, aunque se necesita más investigación.

GPC
RS 1+

Un metaanálisis tiene por objetivo evaluar la evidencia acerca de la efectividad de las intervenciones conductuales para padres/madres de niños/ niñas, entre 3 y 12 años, con TDAH o con altos niveles de síntomas de TDAH. El periodo de búsqueda finaliza en febrero de 2013 y se incluyen 11 estudios (ECA o ensayos controlados no aleatorizados) y 603 niños y niñas. La RS presenta los resultados como tamaños de efecto según la diferencia de medias estándar (Standard Mean Difference, SMD). Los resultados globales muestran que las intervenciones de entrenamiento parental, comparadas con grupos control de lista de espera o con otros tratamientos, presentaron efectos positivos significativos de magnitud moderada para los síntomas de TDAH (SMD=0,68; IC95% 0,32 a 1,04) y problemas de conducta (SMD=0,59; IC95% 0,29 a 0,90). Sin embargo, solo se encontró una moderada, pero no significativa mejoría, en el estrés parental y no se encontró evidencia de una mejoría en el bienestar de los padres o madres. En este sentido los autores concluyen que los resultados referidos al estrés podrían deberse a la falta de estudios disponibles para esta variable y que un mayor número de estudios podrían dar resultados más favorables. Entre las limitaciones de los estudios incluidos en el metaanálisis se encuentran la falta de datos sobre el impacto que los síntomas de TDAH pueden tener en otros aspectos del funcionamiento del niño/niña y cómo las intervenciones pueden afectar por ejemplo la lectura escolar, el logro académico o las habilidades sociales. Además, las valoraciones usadas en el metaanálisis provienen de los participantes más próximos a la intervención, que son los padres o madres, con lo que existe riesgo de sesgo. Los autores concluyen que los resultados obtenidos apoyan las recomendaciones que realizan otras GPC sobre la efectividad de las intervenciones parentales203.

RS 1++

Un metaanálisis evalúa la eficacia de las intervenciones parentales en el tratamiento de niños/niñas menores de 6 años con TDAH. El metaanálisis incluye ocho ECA con un total de 399 niños y niñas. Los resultados de las diferencias entre las intervenciones de conducta y las intervenciones control se representan como la diferencia de medias estándar (SMD). Solo se ofrecen resultados generales según los cuales se observó un beneficio significativo en la mejoría de los síntomas de las intervenciones parentales en comparación con la condición control (SMD=0,61; IC95% 0,40 a 0,83). Entre las limitaciones del metaanálisis habría que señalar la relativa baja cantidad de estudios incluidos y la ausencia de enmascaramiento de los mismos. Los autores concluyen que los resultados obtenidos en el metaanálisis apoyan una evidencia preliminar de que las intervenciones parentales suponen un tratamiento eficaz para los preescolares con TDAH, y que además pueden ser una alternativa inicial razonable frente al manejo farmacológico para los niños y niñas con TDAH202.

RS 1+

Un metaanálisis evaluó la efectividad de las intervenciones de entrenamiento parental con el objetivo de registrar los tamaños de efecto para las variables de resultados del comportamiento de niños, niñas y de padres o madres, y de las percepciones de éstos acerca de la crianza de sus hijos/ hijas. El período de búsqueda transcurre desde 1970 a 2011, y se incluyen 40 estudios, ECA o ensayos controlados no aleatorizados. El estudio presenta los resultados como tamaños de efecto (r) y valores de tamaño grande (≥0,50), medianos (≥0,30) y pequeños (=0,10). Los resultados globales muestran que las intervenciones de entrenamiento parental, comparadas con grupos control de lista de espera o con otros tratamientos, presentaron efectos positivos (rango de r=0,90 a 0,06) en 28 estudios, mientras que en los 12 restantes se encontraron efectos negativos pequeños (rango de r=-0,01 a -0,33), siendo la media un tamaño de efecto moderado (r=0,34). En cuanto a los efectos a largo plazo, 17 estudios incluyeron un análisis de seguimiento medido entre los 3 meses y 3 años después de que finalizara la intervención, encontrándose en ellos un tamaño de efecto pequeño (r=0,17). Entre las limitaciones que el metaanálisis destaca de los estudios incluidos se encuentran las diferencias que se pueden aportar a los resultados de los estudios el utilizar para grupo control otra intervención o una lista de espera, así como la falta de disponibilidad de estudios suficientes que hagan un seguimiento de los efectos a largo plazo de las intervenciones. Los autores concluyen que los resultados obtenidos apoyan la terapia de entrenamiento parental en el área de comportamiento de los niños, niñas, padres o madres, y de las percepciones de estos últimos204.

RS 1+

Un ensayo no controlado evalúa la efectividad de una intervención parental dirigida a padres/madres de 21 niños/niñas entre 4 y 6 años con TDAH. Como resultados, el estudio presenta el tamaño del efecto. Para monitorizar los cambios se recogieron los datos, antes y después de la intervención, mediante una evaluación multidimensional que rellenaron tanto padres/ madres (Child Behavior Checklist, CBCL) como profesorado (Teacher Report Form, TRF). El programa mejora de forma significativa (p<0,05) los problemas emocionales y el comportamiento, según la valoración de padres/madres, incluyendo los síntomas emocionales de internalización (d=-3,53) y los problemas de externalización (d=-3,12), entre los que se encuentran la ruptura de las reglas, comportamiento agresivo, problemas sociales, y de pensamiento y de atención. Según la valoración del profesorado solo se obtuvo una mejora significativa en la inatención (d=-1,96)215.

1-

Hay otros dos ensayos no controlados, en los que participan por un lado 28 padres/madres de niños/niñas entre 4 y 12 años216 o 55 padres/madres de niños/niñas menores de 12 años217. Mediante la utilización de escalas como Disruptive Behavior Rating Scale, Home Situations Questionnaire (HSQ), y Training Group Exit Questionnaire, los resultados pos-intervención presentados como el tamaño del efecto, muestran que los padres/madres reportaron mejorías significativa con la intervención en lo que respecta a la reducción de los síntomas de TDAH (d=1,55 y d=0,37), gravedad (d=1,22 y d=0,82) y número de situaciones problemáticas en casa (d=0,81 y d=1,07).

1-

Hay un ensayo controlado en el que dentro del grupo experimental participan 43 padres/madres de niños/niñas entre 6 y 15 años de edad. Los principales resultados post intervención muestran una disminución significativa (p<0,001) en la intensidad del comportamiento perturbador y el número de situaciones problemáticas dentro del grupo que recibe la intervención205.

1+

El último estudio, un ECA, compara la efectividad del programa según el formato de aplicación. Se compara una intervención de entrenamiento grupal parental administrada vía teleconferencia frente a un grupo control de entrenamiento tradicional cara a cara. Participan 22 padres/madres de niños/niñas con TDAH entre 6 y 14 años de edad en diez sesiones semanales. Después de cada sesión se les asignaba a los padres/madres una serie de tareas para que practicaran las habilidades aprendidas en casa. Los resultados se midieron antes y después de la intervención correspondiente. Se utilizaron la versión para padres/madres y profesorado de las escalas Vanderbilt ADHD rating scale, Social Skills Rating System (SSRS) y Parent-Child Relationship Questionnaire for Child and Adolescents (PRQ- CA), y mediante valoraciones por parte de los médicos usando las escalas Children Global Assessment Scale (CGAS), Clinical Global Impression- Severity (CGI-S) y Clinical Global Impression-Improvement (CGI-I).

1++

Se recoge el efecto de la intervención, calculado como la media de ambas intervenciones antes y después, y el efecto de grupo como la diferencia entre las dos modalidades de tratamiento. Se encontró una mejoría significativa en todos los síntomas después de las dos intervenciones: inatención (p<0,001; d=1,11), hiperactividad (p=0,002; d=0,54); oposición desafiante (p<0,001; d=1,09), conducta (p=0,001; d=1,12) y ansiedad (p=0,012; d=0,56); en la subescala de «habilidades sociales» (p=0,013; d=0,57); y en el funcionamiento y el cambio general del niño/niña (p=0,011; d=0,66 y p<0,001; d=2,62, respectivamente). Ambos formatos tuvieron el mismo grado de aceptación por parte de los padres o madres y comparado con la modalidad cara a cara, el grupo de videoconferencia mostró el mismo grado de efectividad en todas las subescalas de síntomas y de funcionamiento general, salvo una mayor mejoría en la subescala de hiperactividad, con una diferencia estadísticamente significativa entre grupos (p=0,016)206.

Para todos los autores de estos estudios los resultados obtenidos con este tipo de intervenciones muestran resultados prometedores para el tratamiento del TDAH. Además en el último estudio los resultados ofrecen una prueba preliminar de que el entrenamiento parental vía videoconferencia puede ser un método tan efectivo como los métodos tradicionales, con el añadido de que podría permitir mejor acceso al tratamiento en poblaciones de áreas apartadas que tienen un acceso a los servicios sanitarios más limitado; sin embargo hay que tener en cuenta alguna de las limitaciones que presentan, destacando el pequeño tamaño muestral, las irregularidades con el enmascaramiento, la duración de los programas, el seguimiento y la ausencia, en la mayoría, de grupo control; aparte de que casi todas las variables se basaron en cuestionarios de los padres/madres, lo que puede no ser completamente objetivo y podría estar influenciado por otros factores ajenos a la propia intervención.

1++

Un ECA evaluó la eficacia del programa frente a un grupo control con lista de espera en 100 niños y niñas con TDAH entre 3 y 6 años de edad. La intervención se llevó a cabo a lo largo de 14 semanas en sesiones grupales de 12 minutos. Como resultados el ECA presenta el tamaño del efecto en forma de eta cuadrado parcial (ηρ2). Se utilizaron los cuestionarios Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ), WerryWeissPeters Activity Scale (WWPAS), Preschool and Kindergarten Behavior Scales (PKBS) y Parental Account of Childhood Symptoms (PACS) para evaluar la conducta y síntomas de niños/niñas; y Dyadic Parent-Child Interaction Coding System (DPICS), Parenting Sense of competence Scale (PSOC) y Parenting Scale (PS), para medir los aspectos relacionados con las prácticas de crianza. Las medidas se tomaron antes de la intervención, inmediatamente después de ella y en un seguimiento a los 6 meses después de haber finalizado.

1++

Los análisis por intención de tratar mostraron, según las valoraciones de las madres (de los padres no todos completaron los cuestionarios), una mejora estadísticamente significativa del grupo intervención frente al grupo control, sobre la conducta (WWPAS, p=0,002; ηρ2=0,11) y los síntomas de inatención/hiperactividad (PKBSmadres/padres, p=0,002; ηρ2=0,11; PKBSprofesorado p=0,036; ηρ2=0,06), además de una mejora muy cercana a la significación estadística en las habilidades sociales (p=0,052; ηρ2=0,06) y los síntomas de oposición/agresividad según el profesorado (p=0,088; ηρ2=0,04). En cuanto a las prácticas parentales, la intervención mostró efectividad en la crianza positiva (p<0,001; ηρ2=0,21) y coaching (p=0,047; ηρ2=0,06), el sentido de la competencia por parte de las madres (p=0,048; ηρ2=0,05) y el descenso en las prácticas de disciplina disfuncionales (p<0,001; ηρ2=0,19)207</.

1++

Un año más tarde, se realiza un estudio observacional a partir de 52 de los participantes del estudio anterior207 para evaluar los efectos de la intervención a largo plazo. Los resultados de seguimiento a los 12 meses muestran que la intervención tiene un efecto positivo en la mayoría de las variables analizadas. De acuerdo a las valoraciones parentales y del profesorado, los problemas de conducta disminuyeron significativamente, como muestran los resultados con tamaños de efecto grandes (ηρ2=0,17-0,44). Aunque las madres reportaron un incremento significativo en las habilidades sociales de sus hijos/hijas (p<0,001; ηρ2=0,32), cuando estas conductas fueron observadas mediante la escala DPICS, sólo se recogió una tendencia cercana a la significación estadística (p=0,052; ηρ2=0,07)222.

3

Un ECA evalúa la efectividad del programa IY, entre grupos de padres/madres, unos aleatorizados y otros no, frente a grupos control de lista de espera. Participan un total de 273 padres/madres de niños/niñas entre 2 y 4 años. Los resultados se midieron antes de la intervención, después de ella y en un seguimiento a los 6 y 12 meses después de finalizada, utilizando dos cuestionarios parentales (Parenting Scale y Early Childhood Behavior Inventory, ECBI), además de vídeos sobre las interacciones observadas entre padres/madres-hijos/hijas. Las prácticas negativas de crianza, así como las conductas disruptivas de los niños y niñas disminuyeron significativamente en ambos grupos de intervención y los efectos fueron superiores al grupo control en todas las escalas (p<0,05). Además, no se observaron diferencias entre el grupo de intervención randomizado y el que no lo fue, con la excepción de la variable de la «intensidad de los síntomas perturbadores» a los 6 meses (p<0,049)220.

ECA 1-

Un ensayo no controlado, en el que participan padres/madres de 36 niños/niñas entre 3 y 8 años, de los que un 33% han recibido un diagnóstico clínico de TDAH y el resto están en lista de espera para recibirlo. Para monitorizar los cambios, se recogieron los datos antes de la intervención, inmediatamente después y a los seis meses de finalizarla. Se utilizaron cuestionarios parentales sobre la conducta de los hijos/hijas (Conners 3 ADHD Index; Eyberg Child Behavior Inventory, ECBI; Social Competence Scale, P-COMP; The Strengths and Difficulties Questionnaire, SDQ) y sobre el comportamiento paternal (Parenting Practices Inventory, PPI). El programa mejora de forma significativa (p<0,001) los síntomas, comportamiento perturbador, las competencias sociales y habilidades de regulación de las emociones, por parte de los niños y niñas y las prácticas paternales de crianza. Todos los efectos se mantuvieron o incluso mejoraron, como sucedió con los síntomas, a los 6 meses de seguimiento (p=0,025)218.

1-
Los tres estudios anteriores presentan limitaciones comunes como el relativo pequeño tamaño muestral o la difícil generalización de los resultados debido a potenciales sesgos en la selección de los padres o madres. Sin embargo, los autores concluyen que este tipo de intervención parece ser una herramienta útil para capacitar a los padres/madres en el tratamiento de niños/niñas, en edad preescolar, con signos tempranos de TDAH.

Hay dos ECA que evalúan la eficacia del programa New Forest Parenting Programme Self-help (NFPP-SH). En uno de ellos participan los padres/madres de 43 niños/niñas entre 4 y 11 años. El objetivo es evaluar la eficacia del programa, frente a un grupo control con lista de espera, en reducir los síntomas de TDAH y examinar cualquier mejora en la interacción padres/madreshijos/ hijas, competencia o salud mental parental. Los padres o madres recibieron un control telefónico semanal hasta la finalización del programa. Los resultados se midieron antes e inmediatamente después de la intervención mediante escalas que evaluaron diferentes aspectos: los síntomas de TDAH, con Parent Account of Childhood Symptoms (PACS) y ADHD Rating Scale, y observación directa; la salud mental evaluada por los propios padres/ madres con el General Health Questionnaire (GHQ12); la competencia parental con la Parental Sense of Competence Scale (PSOC); y la calidad de la interacción padres/madres-hijos/hijas mediante observación directa. Los resultados, según los padres/madres, revelaron que el programa tuvo un efecto significativo (p=0,00) en los síntomas de TDAH (d=0,73), y las subescalas de inatención (d=0,58) e hiperactividad/impulsividad (d=1,61). En cuanto a los efectos de la intervención en el bienestar y conducta de los padres o madres, los participantes en el grupo NFPP-SH mostraron mejoras significativas (p=0,00) en la eficacia (d=1,64) y satisfacción (d=2,04). Entre las limitaciones del estudio estaba el pequeño tamaño muestral, la no inclusión de un período de seguimiento para poder evaluar si los efectos de la intervención se mantenían y la fuerte dependencia de los resultados de las valoraciones de los padres o madres208.

1+

En el segundo estudio participan los padres/madres de 164 niños/niñas entre 3 y 4 años de edad, con el objetivo de evaluar la eficacia a corto y largo plazo del programa NFPP, frente a una intervención parental basada en la clínica para tratar la conducta desobediente (Helping the Noncompliant Child, HNC) o lista de espera. Los resultados se recogieron antes y después de la intervención y posteriormente, en un seguimiento al inicio del curso escolar siguiente. Se utilizaron, entre otras, escalas para valorar los síntomas como Conners y DSM-IV; la conducta desafiante con New York Teacher and Parent Rating Scales (NYTRS); o el funcionamiento y prácticas parentales con Global Impressions of Parent-Child Interactions-Revised (GIPCI-R). Solamente según las valoraciones de los padres/madres los dos grupos de intervención mejoraron en los síntomas de inatención (dNFPP=-0,89; dHNC=-1,09), hiperactividad (dNFPP=-0,97; dHNC=-1,21) y prácticas parentales (dNFPP= 1,20; dHNC= 1,37), en comparación con el grupo control, sin encontrarse diferencias significativas entre ambos. Únicamente el programa HNC reduce significativamente el estrés parental (d=-0,58). En cuanto al seguimiento, se observa que la mejora en atención y las prácticas parentales se mantuvo en ambos grupos de intervención, pero la hiperactividad/ impulsividad empeoró significativamente, y de forma más notable para el grupo NFPP (p<0,04; d=0,41); aunque habría que destacar al respecto una limitación importante que es la falta de datos sobre el grupo control. Sin embargo, estas mejoras valoradas por los padres o madres no fueron corroboradas por el profesorado y clínicos209.

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Hay dos estudios que partiendo del hecho de que normalmente son las madres las que participan más en estos tipos de programas evalúan la efectividad de una la modalidad del programa BPT estándar frente a una variedad que incluye entrenamiento en habilidades deportivas para fomentar las interacciones entre padres (varones) e hijos/hijas en el contexto de un partido de fútbol. Se trata del programa (Coaching Our Acting-Out Children: Heightening Essential Skills, COACHES). En el primer ECA, un total de 75 padres de niños/niñas entre 6 y 12 años con TDAH participaron en la intervención durante 8 semanas en sesiones de 2 horas a la semana. Los dos programas de entrenamiento incluían las siguientes sesiones: 1) Plan de gestión de la conducta y reglas en el hogar; 2) Asistencia y reforzamiento; 3) Ignorancia planeada; 4) Utilización de comentarios efectivos; 5) Utilización de contingencias «si-entonces»; 6) Utilización de tiempo fuera de reforzamiento; 7) Resolución de problemas; y 8) Programación del mantenimiento. Adicionalmente, el programa COACHES incluía un partido de fútbol, junto con sus juegos, en el que participaban los padres. Se establecía, así, un contexto en el que los padres pudieran interaccionar y poner en práctica las estrategias de crianza que se les había enseñando en las clases, además de recibir sugerencias inmediatas por parte de los clínicos.

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Como resultados referidos a los síntomas, gravedad de los problemas, relación con los compañeros y mejora global, el ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante las escalas Disruptive Behavior Disorders rating scale (DBD), Impairment Rating Scale (IRS), Swanson, Nolan, and Pelham Peer Factor (SNAP) y Clinical Global Impression Scale (CGI) respectivamente, que completan los padres y madres, además de una valoración de la mejora por dominios, completada sólo por los padres. Los valores se recogieron antes de la intervención y aproximadamente a las dos semanas de haber finalizado ésta. Los resultados muestran que el principal efecto del grupo y del tiempo no fue significativo. Ambos programas reportaron resultados similares en cuanto a la mejoría de los síntomas de TDAH; aunque los niños y niñas que participaron en el programa COA- CHES mejoraron más que los del programa estándar según algunas valoraciones específicas de los padres en los dominios funcionales (p<0,05; d=0,49). Con este programa, los padres se involucraron más en el proceso de tratamiento y su satisfacción fue mayor, con lo cual la tasa de cumplimiento fue también superior a la del programa estándar. Algunas limitaciones del estudio reseñadas fueron la falta de medidas objetivas de los resultados del tratamiento relacionadas con los padres, la falta de datos de seguimiento y la ausencia de grupo control sin tratamiento210. Estas dos últimas limitaciones se solventaron con un estudio controlado realizado posteriormente211 en el que el programa COACHES se comparaba con un grupo control con lista de espera y en el que se realizaba un seguimiento al mes de finalizar la intervención. En este estudio participan 55 padres de niños/niñas entre 6 y 12 años. La frecuencia e intensidad de los problemas de conducta de los niños y niñas se mide con el cuestionario Eyberg Child Behavior Inventory (ECBI), mientras que las interacciones padres-hijos/hijas se evalúan con Dyadic Parent-Child Interaction Coding System II (DPICS-II). Estas variables de resultado fueron recogidas de madres y padres inmediatamente después de la intervención y un mes después de haber finalizado, como medida de seguimiento. Los resultados muestran que los padres del grupo COACHES incrementaron su uso de elogios (p=0,047; d=0,54) y disminuyeron las charlas negativas (p=0,038; d=0,55) con respecto a los del grupo control. En cuanto a las valoraciones de los padres acerca del comportamiento de sus hijos/hijas, se observó una disminución estadísticamente significativa en la intensidad de los problemas de conducta (p=0,045; d=0,55). El análisis de las valoraciones de las madres así como del seguimiento, no reportó diferencias significativas entre ambos grupos. Los autores concluyen que el pequeño tamaño muestral, la corta duración de la intervención y la relativa homogeneidad en las características demográficas dificultan la generalización de los resultados y que además se necesitan investigaciones futuras con este tipo de programas que puedan involucrar igualmente a padres/madres de niños y niñas con TDAH.

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Hay otro estudio multicéntrico que destaca por evaluar la efectividad del programa COPE (Community Parent Education Program) de origen canadiense, en un país europeo. Para ello se utilizan tres grupos de intervención con padres/madres de 219 niños/niñas elegidos según la gravedad de los problemas de externalización o comportamiento de sus hijos/hijas y un grupo control de lista de espera. Los problemas externalizados, funcionamiento social, problemas diarios, estrés parental y control parental percibido fueron medidos con los cuestionarios Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV), Strength and Difficulties Questionnaire (SDQ), Barkley’s Home Situation Questionnaire, Swedish Parenthood Stress Questionnaire (SPSQ) y Parental Locus of Control instrument (PLOC), respectivamente. El programa muestra su efectividad a la hora de reducir los problemas de conducta (d=0,24 a d=0,94), la hiperactividad/impulsividad (d=0,00 a d=0,62), las conductas problemáticas diarias (d=0,23 a d=0,58), el estrés parental por el aislamiento social (d=0,02 a d=0,85), y la falta de control parental percibido (d=0,25 a d=0,71); Sin embargo, el programa no es efectivo en reducir la inatención, los déficits en las competencias sociales o los problemas con los compañeros. Según las conclusiones de los autores, este estudio muestra que el programa obtiene mejores resultados en los grupos con problemas de comportamiento menos graves, lo que podría indicar que no es tan conveniente para los padres o madres de niños y niñas con problemas más difíciles212.

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Un ECA multicéntrico evalúa la efectividad de 4 programas distintos de entrenamiento parental, tres de ellos conductuales (1Comet, Cope e Incredible Years) y uno no-conductual (Connect). Participaron los padres/madres de 908 niños/niñas entre 3 y 12 años con problemas de externalización, de los cuales un 48% cumplían los criterios diagnósticos para TDAH. Los padres/madres fueron aleatorizados para asignarse a un programa concreto o a un grupo control de lista de espera. Comet está basado en la terapia cognitivo-conductual, Cope en la teoría del aprendizaje social e IY en la teoría del aprendizaje social cognitivo, mientras que Connect es un programa basado en la teoría del apego. Como resultados el ECA presenta el tamaño del efecto. Los relacionados con la conducta de niños/niñas fueron medidos con las escalas Eyberg Child Behavior Inventory (ECBI) y Swanson, Nolan, and Pelham Rating Scale (SNAP-IV); mientras que se utilizó Angry Outbursts scale y la subescala Harsh Treatment para medir las reacciones negativas de los padres/madres; las subescalas Attempted Understanding y Rewarding the Child para las reacciones positivas; y además Parent’s Sense of Competence measure (PSOC), Caregiver Strain Questionnaire y Center of Epidemiological Studies-Depression Scale para evaluar la competencia, el estrés y los síntomas de depresión parentales respectivamente.

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Los resultados en los niños y niñas muestran que aquellos cuyos padres o madres participaron en los programas, presentaron una disminución estadísticamente significativa en los problemas de conducta y síntomas de TDAH en comparación con el grupo control, con tamaños de efecto medianos que van de d=0,17 a d=0,49 para los problemas y d=0,31 a d=0,63 para la intensidad, y de tamaño pequeño para la inatención (d=0,01 a d=0,18), hiperactividad (d=0,10 a d=0,22) y conducta desafiante (d=0,07 a d=0,26). Al comparar los programas entre sí, respecto a los resultados para los niños y niñas, se observa que Comet es el programa más efectivo en reducir la intensidad y los problemas de conducta, seguido de Cope, IY y Connect. En los síntomas, solo Comet, Cope e IY lograron reducciones (similares) en inatención, hiperactividad y síntomas de conducta desafiante. Respecto a los resultados de los padres o madres, todos los programas lograron reducciones significativas en las conductas negativas de crianza y mejoras en las prácticas positivas, la competencia parental y el bienestar psicológico. Comet fue el más eficaz, con cambios consistentes en todos los resultados parentales, excepto en los «intentos de comprender el mal comportamiento del niño/niña»; seguido de Connect, Cope e IY. Los autores concluyen que los resultados apoyan la eficacia de los programas parentales en una perspectiva a corto plazo. La limitación más importante del estudio reside en su dependencia en la auto-evaluación, ya que los datos fueron recogidos mediante cuestionarios rellenados por los padres o madres y no hubo fuentes de evaluación externas o independientes213.

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En algunos de estos tipos de programa se han introducido algunas modificaciones que permiten adaptarlos a países culturalmente diferentes. Un ensayo no controlado evalúa la eficacia de una intervención psicosocial basada en el programa BPT estándar para 50 madres de niños/niñas egipcios con TDAH. Las sesiones del programa incluían introducción y repaso del TDAH, aprendizaje sobre la conducta anormal de los niños y niñas, gestión del estrés y resolución de problemas. Se llevó a cabo mediante una técnica colaborativa usando diferentes métodos como ilustraciones, viñetas, juegos de rol, tormenta de ideas y discusiones grupales. Las medidas se tomaron antes, inmediatamente después de la intervención y 2 meses después de finalizada, mediante cuestionarios como Arabic version of Conners’ Rating Scale, Home Situations Questionnaire (HSQ), the Arabic versión of Depression Anxiety Stress Scales (DASS) y the Parenting Scale (PS). Los resultados muestran una disminución significativa en las puntuaciones de las escalas Conners’ (p<0,001), HSQ (p<0,05), PS (p<0,001) y DASS (p<0,001) inmediatamente después de la finalización del programa y a los 2 meses, comparado con las reportadas antes del programa. Además, uno de los efectos más beneficiosos de la intervención fue la mejoría significativa por parte de las madres tanto en el conocimiento del TDAH como en las pautas parentales. Los autores concluyen señalando la necesidad de sesiones de refuerzo que permitan ayudar a los padres o madres a consolidar las habilidades aprendidas con el programa y poder también encontrar soluciones a los problemas que surgen durante la práctica y en las diferentes etapas del desarrollo de los niños y niñas219.

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Un ECA piloto evalúa la eficacia del programa Positive Parenting Program (PPP), a partir de una muestra de 17 padres/madres de niños/niñas entre 5 y 10 años con TDAH. 8 son asignados al grupo experimental y 9 al grupo control. Los padres/madres recibieron información sobre estrategias para manejar los síntomas de los niños y niñas y promover el desarrollo positivo de sus habilidades, además de ayudarles a la hora de gestionar la conducta de sus hijos/hijas. Los resultados se recogieron antes de la intervención, después de ella y a los 3 meses de finalizar. Se utilizaron cuestionarios que medían las valoraciones parentales de la conducta disruptiva de sus hijos/ hijas (Eyberg Child Behaviour Inventory, ECBI), la autoestima parental (Parenting Sense of Competence Scale, PSOC) y las necesidades de recursos de las familias (Service Needs Questionnaire, SNQ). También se realizó un grupo focal con los participantes para obtener información sobre la utilidad del programa en la vida cotidiana de las familias. Los resultados muestran que los padres/madres del grupo de intervención reportaron niveles de conductas disruptivas de los niños y niñas significativamente menores (p<0,03; d=-1,31) y un incremento en la eficacia en la crianza percibida (p<0,01; d=0,70) frente a los que se encontraron en el grupo control. En cuanto al estrés y las necesidades parentales, la diferencia entre ambos grupos no alcanzó la significancia estadística, aunque se detectó un tamaño de efecto grande (d=0,76). Los efectos de la intervención sobre la intensidad de los problemas de conducta se mantuvieron en el tiempo, como muestran los resultados de seguimiento a los 3 meses (p<0,03). La investigación cualitativa mostró como la intervención les ofreció a los padres/madres un mejor conocimiento sobre el TDAH, lo que aumentó la empatía y el cuidado de sus hijos/hijas; además entendieron el valor positivo de la educación parental, cambiando sus actitudes, creencias y emociones negativas en el trato diario con los niños y niñas. Los autores concluyen que los resultados obtenidos ofrecen una evidencia preliminar que apoya la eficacia del programa Triple P en reducir los problemas de conducta para niños y niñas con TDAH en la sociedad china214.

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Rajwan et al.. a partir de 120 madres solteras con niños o niñas entre 5 y 12 años al inicio del tratamiento, evalúan el comportamiento de los niños y niñas y una nueva intervención mejorada de entrenamiento conductual para las madres solteras. Los resultados mostraron que no había beneficios adicionales en el programa mejorado, ni en variables parentales de comportamiento, estrés, o depresión, ni en las variables de sus hijos/hijas en cuanto a la intensidad y cantidad de problemas de comportamiento221.

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La RS de Charach et al.. se ha excluido porque el criterio de inclusión de los estudios que incluye era de niños y niñas que no tenían confirmado el diagnóstico de TDAH sino que solo respondían a conductas disruptivas clínicamente significativas, aunque se incluyera un porcentaje de ellos con síntomas de TDAH. Se compara la efectividad de varias intervenciones en niños y niñas menores de seis años, siendo una de ellas los programas de entrenamiento conductual de padres/madres. La intervención consigue de media un tamaño de efecto moderado en el control de los síntomas de TDAH y mejora las habilidades de crianza. Además los beneficios se mantienen durante al menos 6 meses después de la finalización del tratamiento. Los autores concluyen que las intervenciones BPT tienen una mayor evidencia de eficacia para el tratamiento de niños y niñas en edad preescolar, en riesgo de TDAH, que el tratamiento farmacológico con metilfenidato224. Se realizó otro proyecto en niños/niñas con TDAH y ODD para evaluar, tras un año de seguimiento, el mantenimiento de la efectividad del tratamiento tras la intervención del programa IY y los predictores de resultado en las familias. El programa iba dirigido a padres, madres, niños y niñas. Se mantuvieron los resultados post-tratamiento en la mejoría de los síntomas externos de la conducta, la falta de atención e hiperactividad, las habilidades sociales y la regulación de las emociones de los niños y niñas. Al mismo tiempo, también se mantuvo la mejoría en los resultados del proceso de crianza de los hijos/hijas, en cuanto a reducción de la dureza de disciplina y castigo físico por parte de los padres o madres225.

El estudio de Hautmann et al.226 que investigó sobre la eficacia a un año, de un programa de entrenamiento parental, se ha excluido porque los participantes no tienen un diagnóstico claro de TDAH, sino que son niños y niñas clasificados con problemas externalizados de conducta. Los autores concluyen que después de un año los efectos de la intervención sobre los problemas de comportamiento infantil se mantienen y además las pautas de crianza de los padres o madres continúan mejorando.

Aunque se han excluido del cuerpo de la evidencia, porque no responden directamente a la pregunta, se han identificado varios estudios que investigan sobre los problemas de adherencia con respecto a los programas de entrenamiento parental o las barreras y facilitadores para acceder a este tipo de intervenciones. La RS de estudios cualitativos de Koerting et al.227 muestra ejemplos de dos tipos de barreras, las de acceso a los servicios (falta de tiempo, acceso al centro o lugar, miedos, preocupaciones), y las de falta de compromiso en la participación (percepción de que el programa no es útil, falta de apoyo familiar); así como los tipos de facilitadores correspondientes (reclutamiento directo, que el programa cumpla con las necesidades reales de las familias, experiencias positivas, contacto adicional como el soporte telefónico, cualidades personales positivas y habilidades del terapeuta). En el estudio cualitativo de Smith et al.228 los autores concluyen con recomendaciones de que los padres/madres necesitan una información adecuada de lo que implica participar en este tipo de programas, de cuáles pueden ser los beneficios y una expectativa realista de cuando se obtendrán los cambios comportamentales. Para Beaulieu et al.229 el que los padres/madres tengan un mayor sentimiento de autoeficacia parental (sentido de sí mismo sobre la competencia) y rechacen el rol negativo de las atribuciones causales (es decir, no pensar que los problemas de comportamiento de su hijo/hija se deban a sus inadecuadas pautas de crianza, mal humor o falta de esfuerzo), pueden ser predictores de utilizar habilidades parentales apropiadas (prácticas positivas, participación activa, supervisión) y no utilizar tanto prácticas inapropiadas (disciplina inconstante o severa, castigo físico). En el estudio de Johnston et al.230 la eficacia del programa parental se relacionó con la experiencia positiva que reportaron los participantes (en este caso madres solamente), derivada de las creencias que tenían sobre la probabilidad de efectividad de este tipo de estrategias y de su capacidad para realizarlas. Por último Lerner et al. investigan sobre si la colaboración terapeuta-padres/madres es un factor predictor importante de buenos resultados en este tipo de programas. Estos autores concluyen que una buena relación-colaboración puede predecir mejoras tanto en el comportamiento de los padres/madres, como en los resultados de los niños y niñas231.

Todos estos estudios coinciden en que hay que adaptar los programas según las necesidades y características de los padres/madres para conseguir mejores resultados en la participación y adherencia a los programas.

Resumen de la evidencia
4 Se recoge la necesidad de incluir los programas de entrenamiento conductual para padres o madres dentro de las primeras líneas de tratamiento para niños y niñas con TDAH, en las edades preescolares y escolares (4-11 años de edad). Este tipo de intervenciones pueden ayudar a mejorar la comprensión de los principios por los que se rige el comportamiento, y aumentar la satisfacción de los padres o madres y el cumplimiento de los mandatos parentales.

Según los expertos este tipo de programas deben:

  • estar estructurados, basándose en los principios de la teoría del aprendizaje social
  • incluir estrategias para mejorar la relación padres/madres-hijos/hijas
  • ofrecer un número suficiente de sesiones, –con un óptimo entre 8 y 12–, para maximizar los posibles beneficios para los participantes
  • permitir que los padres/madres puedan identificar sus propios objetivos de crianza
  • incorporar el juego de roles durante las sesiones, y tareas en casa para realizar entre sesiones, con el objetivo de lograr la generalización de las mconductas recién aprendidas en las situaciones que ocurran en el hogar
  • ser ofrecidos por profesionales adecuadamente formados y cualificados que también sean capaces de «empatizar» con los padres o madres11,47,89.
1+ Aumentar las interacciones positivas que se mantengan con los hijos o hijas y el aprendizaje de habilidades, para alternar coherentemente disciplina y recompensas como respuesta a un mal comportamiento, son algunos de los componentes que hacen que los programas de entrenamiento y educación dirigidos a padres o madres sean eficaces. Por el contrario, los modelos de baja participación activa no demuestran efectividad47,223.
4 Entre las estrategias propuestas por los expertos para llevar a cabo estas recomendaciones estarían:

  • fijar normas de comportamiento precisas para todos los miembros de la familia y seguir su cumplimiento.
  • que los padres/madres permitan a su hijo/hija distintas opciones dentro de los límites establecidos
  • que los padres/madres muestren a su hijo/hija que los problemas derivan solo de su comportamiento y no de él/ella mismo/a como persona
  • recompensar los comportamientos específicos que se desean aumentar
  • tener en cuenta que los padres o madres sirven como modelos para sus hijos o hijas
  • demostrar métodos de control adecuados frente a los hijos o hijas para que ellos puedan aprender métodos positivos para canalizar sus frustraciones47.
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Aunque hay cierta variabilidad en las conclusiones de algunos metaanálisis, los resultados obtenidos apoyan la utilización del entrenamiento parental como intervención no farmacológica para el tratamiento de niños y niñas con TDAH89,201-204.
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Las intervenciones basadas en el programa de entrenamiento parental conductual de Barkley mejoran de forma significativa, según la valoración de los padres/ madres, los problemas emocionales y el comportamiento, incluyendo los síntomas emocionales de internalización y los problemas de externalización entre los que se encuentran el comportamiento perturbador y agresivo, los problemas sociales y de pensamiento y de atención205,215,216. En cuanto al formato del programa demuestran la efectividad tanto la modalidad presencial como la ofrecida por videoconferencia206.
1++ Hay otros programas de entrenamiento conductual parental como Incredible Years Basic Parent Training (IY) y New Forest Parenting Programme Self-help (NFPP-SH) que muestran efectividad sobre la conducta, los síntomas de inatención/ hiperactividad, las habilidades sociales y los síntomas de oposición y agresividad de los niños y niñas con TDAH. Y también en las prácticas parentales de crianza positiva, el sentido de la competencia por parte de las madres y el descenso en las prácticas de disciplina disfuncionales en el caso del IY207.
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Con el programa NFPP-SH se encontraron además efectos de la intervención en el bienestar y conducta de los padres o madres208,209.
3 En estudios de seguimiento a 6 y 12 meses se mantienen los efectos positivos en la mayoría de las variables222.
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Aquellos programas de entrenamiento conductual parental que introducen variaciones y estrategias destinadas a los padres (varones) consiguen que estos se involucren más en el proceso de tratamiento y que su satisfacción sea mayor, con lo cual aumenta también la tasa de cumplimiento frente a otros programas estándar210,211.
1++ La comparación entre varios programas de entrenamiento conductual parental (Comet, Cope, IY) y alguno no conductual como Connect no muestra grandes diferencias de efectividad en cuanto a reducciones significativas en las conductas negativas de crianza y las mejoras en las prácticas positivas, la competencia parental y el bienestar psicológico. Aunque el programa no conductual es el que resultó menos eficaz212,213.
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Los estudios demuestran que este tipo de programas pueden adaptarse a países diferentes culturalmente a aquellos en los que se diseñaron las intervenciones212,214.
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Las versiones de programas de entrenamiento conductual para padres o madres «mejoradas» demuestran su efectividad en las conductas disruptivas de los niños y niñas y en las pautas de crianza percibida por los padres o madres, cuando se comparan frente a un grupo control214; aunque no muestran beneficios adicionales cuando se las compara al programa original221.
Recomendaciones
Los programas psicoeducativos y de entrenamiento conductual para padres y madres deben incluirse dentro de las primeras líneas de tratamiento para niños y niñas con TDAH, en las edades preescolares y escolares (3-12 años de edad). Deben ofrecerse por profesionales formados y tener unas características comunes de aplicabilidad: ser estructurados, con suficientes sesiones, incorporar tareas en casa, incluir estrategias para mejorar la relación padres/madres-hijo/hija, y permitir a los padres o madres que puedan identificar sus propios objetivos de crianza.
Los programas para padres o madres deben incluir una combinación de estrategias tales como la identificación de los errores en las prácticas de crianza, fijación de normas de comportamiento en casa y fuera de ella, aprendizaje de cómo prestar atención a los hijos o hijas, sistemas de recompensa, refuerzo y retirada de privilegios, aumento de la tolerancia paterna y modulación de la expresión emocional de los padres o madres y aumento de las interacciones positivas con los hijos o hijas.

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