- A lo largo de las etapas formativas, en personas con TDAH, ¿Qué pautas son adecuadas para que mejoren la organización y gestión del tiempo dedicado a tareas escolares y rendimiento académico?
Los problemas con la organización, gestión del tiempo y planificación de las tareas académicas son dificultades comunes para las personas con TDAH. De hecho, uno de los criterios diagnósticos del TDAH según el DSM-5 es el de la dificultad para organizar tareas y actividades2 Estas dificultades están generadas por un desarrollo ineficiente de las estructuras y de la fisiología cerebral responsables del correcto despliegue de funciones ejecutivas y que se manifiestan a través de rendimiento académico pobre en relación con la capacidad intelectual del individuo18,19.
Este tipo de problemas se hacen patentes en la niñez, y puede persistir hasta en la edad adulta20, manifestándose de forma diferente según avanzan los años. Así, en los niños y niñas en edad escolar, con TDAH, se describen tanto las dificultades que presentan para la realización de las tareas escolares, o para la gestión de los proyectos a largo plazo, como la de tener ordenados los materiales de clase y el control de los efectos personales21,22. Al aumentar la edad, los problemas con la organización y gestión del tiempo dedicado a las tareas académicas tienden a manifestarse con más claridad. Esto es debido a que las demandas organizativas también aumentan con respecto a las requeridas para cumplimentar con éxito la educación primaria. Además, las expectativas existentes en el entorno educativo de una mayor autonomía y autogestión por parte de los adolescentes no se corresponde con la necesidad de una mayor supervisión y regulación externa que necesitan muchos de estos adolescentes con TDAH23,24. Al tiempo que se incrementa el número de tareas escolares en casa, la ayuda y el control de los padres o madres y profesorado disminuyen con respecto a la niñez. Por otro lado, aumenta la falta de motivación de los adolescentes para prestar atención en clase o para realizar las tareas que se les asignan. Como resultado, los adolescentes con TDAH son más propensos a mostrar comportamientos problemáticos en clase, peor rendimiento académico, y mayores índices de suspensos y abandono de la educación secundaria, que los que presentan otros adolescentes sin problemas de TDAH23-26.
Por otra parte, algunos estudios han mostrado que aunque el tratamiento farmacológico es eficaz para ciertos síntomas del TDAH, mejorando el rendimiento de funciones ejecutivas, la aplicación a la práctica cotidiana de los niños y niñas de las funciones de organización, gestión y planificación de tareas continúan afectadas (61%), lo que indica la necesidad de implementar otras intervenciones de carácter psicoeducativo y conductual que puedan corregir estos déficits. Este estudio aporta datos que apuntan a que abordajes que trabajan directamente sobre los niños o niñas podrían tener un efecto superior a los que tienen como objeto de la intervención a los padres o madres o educadores27,28. De ahí el desarrollo de algunas intervenciones psicopedagógicas y/o conductuales.
El concepto de habilidades de organización es un término amplio que engloba tanto la habilidad de gestionar los materiales escolares y organizar las pertenencias (por ejemplo, llevar y traer los deberes desde el colegio a casa), como el tiempo que se necesita (por ejemplo, planificarse con anterioridad para asegurarse de que se invierte un tiempo adecuado en estudiar)18. Sin embargo, con frecuencia, el entrenamiento de estas habilidades suele incluirse como parte de un paquete multimodal de intervenciones para niños y niñas con TDAH, que además de centrarse en la organización y gestión del tiempo, a menudo se enfocan también en los problemas de comportamiento, habilidades sociales y otras habilidades educativas como las de estudio29-33.
Se localizan tres ECA de buena calidad que evalúan la efectividad de estrategias de organización y planificación del tiempo en niños/niñas y jóvenes con TDAH34-36. Hay tres ensayos de calidad moderada37-39, dos ECA de baja calidad, en uno de los cuales la población de estudio son niños/niñas con discapacidad intelectual y trastornos del desarrollo en el que están incluidos algunos niños y niñas con TDAH40,41 y un estudio clasificado como observacional42. La mayoría de los ECA utilizan para los resultados valores expresados como el tamaño del efecto: medida adimensional del efecto, utilizada normalmente con datos continuos, para medir un resultado cuando se utilizan escalas distintas y que suele definirse como la diferencia de medias entre los grupos de intervención y de control dividida por la desviación estándar del grupo de control o de ambos grupos. Aunque los estudios no lo ofrecen, siempre que ha sido posible se ha considerado útil calcular el intervalo de confianza para descartar la hipótesis nula. De esta forma se consigue información adicional a la ofrecida por el tamaño de efecto.
Un ECA bicéntrico evalúa la eficacia de dos intervenciones de comportamiento frente a una lista de espera para mejorar las dificultades en organización, gestión del tiempo y planificación en 158 niños y niñas con TDAH entre 8 y 12 años. Ambos tratamientos son individuales y se enfocan en la función organizativa. Constan de 20 sesiones, programadas para tener lugar 2 veces por semana durante 10-12 semanas. Una intervención, Organizational Skills Training (OST), se enfoca en el entrenamiento de habilidades organizativas y consiste en enseñar a los niños/niñas nuevas herramientas y rutinas para anotar las tareas y las fechas de entrega, organizar los deberes escolares en carpetas y utilizar listas de comprobación de los materiales que necesitan, dividir las tareas en pasos y monitorizar el tiempo necesario para finalizarlas. Los niños y niñas reciben premios cuando dividen las sesiones en subetapas. La otra intervención, Parents and Teachers Helping Kids Organize,(PATHKO) tiene tres componentes: 1) Daily Report Cards (DRC), 2) Token Economy System y 3) Homework Rules and Structures. Se trata de motivar a los niños/niñas enseñando a padres, madres y profesorado a establecer metas específicas e individualizadas que los niños y niñas completan diariamente en gráficas, y a recompensar o premiar a los niños y niñas en función de que consigan estas metas. La evaluación de las variables de resultado sobre habilidades de organización se realiza distribuyendo la escala Children’s Organizational Skills Scale a los padres/madres (COSS-P), al profesorado (COSS-T) y a los niños/niñas (COSS-C). La escala se divide a su vez en tres sub-apartados: gestión de los materiales, acciones organizadas y planificación de tareas. Todos los niños y niñas se evaluaron antes de la intervención, inmediatamente post-intervención y posteriormente, en el seguimiento a 1 mes, después de que finalizara el tratamiento. Los participantes en los grupos de intervención tienen un seguimiento adicional en el siguiente año escolar, después del primer mes y a los 4 meses, con una evaluación realizada por el profesorado que desconocía qué tipo de tratamiento habían recibido los niños y niñas. Como resultados, el ECA presenta el tamaño del efecto. Cuando se compara la intervención OST frente al grupo control, se encuentran efectos muy significativos en el funcionamiento organizativo. OST fue superior al grupo control en la valoración global de la escala según los padres o madres (p<0,0001; d=-2,77), profesorado (p<0,0001); d=-1,18), y niños o niñas (p<0,004; d=-0,69). Se destaca el impacto que tiene la intervención en el sub-apartado de acciones organizadas, donde tuvo un tamaño de efecto dos veces mayor que en los otros dos sub-apartados (dCOSS-P=-3,13; dCOSS-T=-1,74). La intervención PATHKO también fue más eficaz frente al grupo control en el funcionamiento organizativo (p<0,0001; d=-2,13 y d=-1,21) según valoraciones de padres, madres y profesorado, respectivamente, y según valoración de los niños o niñas (p<0,05; d=-0.47).
Cuando se comparan las dos intervenciones entre sí la eficacia de OST fue superior a PATHKO según la COSS-P global (p<0,0003), aunque solamente fue superior en el sub-apartado de las acciones organizadas (d=-1,21). En el seguimiento que se realiza en el siguiente año escolar, la efectividad se mantiene para las dos intervenciones con respecto a las valoraciones basales antes del tratamiento (p<0,0001). Los niños y niñas que recibieron la intervención OST continúan teniendo una mejora significativa en la valoración de padres/madres, frente a los niños y niñas que recibieron el PATHKO (p<0,02), destacando la superioridad del efecto en el sub-apartado de acciones organizadas (p<0,0004). La mayoría de las medidas post-tratamiento fueron obtenidas de los padres, madres y profesorado, siendo ellos mismos agentes en las intervenciones, con lo que se podría incrementar el riesgo de algún sesgo. Para contrarrestarlo la evaluación de seguimiento es realizada por el profesorado ajeno a la intervención. Los autores concluyen que intervenciones conductuales de este tipo, enfocadas al entrenamiento de las habilidades organizativas, resultan prometedoras desde el punto de vista de utilidad clínica para niños y niñas con TDAH al mejorar sustancialmente su organización, gestión del tiempo y planificación tanto en casa como en el colegio34.
Un ECA evalúa la efectividad de un programa de intervención basado en habilidades de planificación y organización en la escuela, Homework, Organization and Planning Skills (HOPS), frente a un grupo control de lista de espera en 47 estudiantes con TDAH entre 11 y 14 años. La intervención tiene un formato individual de 16 sesiones de 20 minutos en horario escolar, donde se cubren principalmente tres áreas de trabajo: organización de los materiales escolares, seguimiento y gestión de los deberes, y gestión de la planificación y del tiempo. En el área de organización de los materiales escolares, el terapeuta enseña a los estudiantes a organizar sus materiales con un sistema de carpetas y archivadores, y a ser capaces de preparar y organizar la cartera para ir de casa al colegio y viceversa. En el área de seguimiento y gestión de los deberes escolares, el terapeuta enseña a gestionar los deberes, tareas, proyectos y test en un planificador. En el área de gestión de la planificación y del tiempo, se les enseña a dividir los proyectos y el tiempo necesario para el estudio de los exámenes en partes más pequeñas y manejables, y a que sean capaces de terminarlas a tiempo. Para valorar la eficacia de la intervención en el funcionamiento organizativo se utiliza la escala Children’s Organizational Skills Scale (COSS) con la valoración de padres, madres y profesorado. Se mide antes de la intervención, inmediatamente post-intervención y posteriormente, en el seguimiento a 3 meses. Los participantes en el grupo de intervención mejoraron significativamente tanto en las acciones organizadas (d=0,88; IC95% 0,28 a 1,49), como planificación de tareas (d=1,05; IC95% 0,44 a 1,66) y gestión de los materiales (d=0,85; IC95% 0,25 a 1,45), en comparación con el grupo control, solamente según la valoración de los padres o madres.
Tras la intervención, se realizó un seguimiento a los 3 meses para evaluar si las ganancias observadas en el grupo de intervención entre pre- y postintervención se mantenían. Los resultados muestran alguna disminución en la valoración parental del sub-apartado planificación de tareas (p=0,045; d=-0,34, IC95% -0,91 a 0,23), pero se mantiene la mejoría observada en los otros dos componentes de la escala COSS valorada por los padres o madres. Aunque una de las limitaciones del estudio, señalada incluso por los propios autores, es la falta de un grupo control con una intervención activa, las conclusiones apuntan que la intervención HOPS parece ser un tratamiento prometedor para mejorar las habilidades de organización y el rendimiento académico de estudiantes con TDAH35.
Un ECA bicéntrico compara la efectividad de un programa de intervención psicosocial conductual Child Life And Attention Skills Treatment (CLAS) frente a dos intervenciones de control: tratamiento centrado en padres o madres, (parent-focused treatment, PFT), y tratamiento ordinario, es decir, ninguna terapia de estudio (treatment as usual, TAU). Un total de 199 niños y niñas con TDAH entre 7 y 11 años participaron en el tratamiento durante 10-13 semanas. El programa CLAS incluye varios componentes: formación para los padres o madres (ej.: estrategias de planificación y priorización para que enseñen a sus hijos/hijas a organizarse con listas de tareas a realizar o recordatorios basados en señales), formación para el profesorado en estrategias de gestión del aula (ej.: uso de planificadores de tareas, temporizadores o recordatorios) y entrenamiento en nuevas habilidades para los niños y niñas (ej.: enseñarles estrategias para gestionar el tiempo o habilidades de organización en forma de juegos como los «desafíos para organizar la mochila»). En el grupo control con PFT se utiliza el componente de formación para padres o madres del programa CLAS. Como resultados referidos a las habilidades organizativas, el ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante un cuestionario, Children’s Organizational Skills Scale (COSS), que completan tanto padres, madres como profesorado. Los valores se presentan primero inmediatamente post-intervención y posteriormente, en un seguimiento entre los 5 y 7 meses después de haber finalizado el tratamiento. Los resultados muestran que CLAS es significativamente más efectivo que las dos intervenciones de control. Los niños y niñas del programa CLAS muestran significativamente mejores resultados en habilidades organizativas frente al grupo control de PFT tanto desde el punto de vista de la calificación de los padres o madres (p=0,000; d=0,40; IC95% 0,072 a 0,54), como del profesorado (p=0.000; d=0,44; IC95% 0,11 a 0,77). Las puntuaciones son significativamente mejores cuando se compara frente al grupo control sin intervención TAU según los padres o madres (p=0,000; d=0,74; IC95% 0,36 a 1,44) y según el profesorado (p=0,000; d=0,49; IC95% 0,12 a 0,86.
Los resultados del seguimiento muestran que las diferencias siguen siendo estadísticamente significativas, de acuerdo con la valoración de los padres o madres, favoreciendo el programa CLAS frente a los grupos controles PFT (p=0,007; d=0,35; IC95% 0,02 a 0,68) y TAU (p=0,007; d=0,46; IC95% 0,09 a 0,83). Sin embargo, no hay resultados significativos según el punto de vista de la valoración del profesorado (p=0,255). Una de las fortalezas de este estudio es que la utilización de un tratamiento activo en uno de los grupos control, asegura que la mejoría observada es atribuible al programa CLAS y no a efectos inespecíficos del tratamiento. Como limitación del estudio se señala el alto porcentaje de participantes que pertenecen a un grupo social de nivel alto lo que lleva a los propios autores a recomendar estudios futuros con una muestra de participantes más heterogénea en este sentido, para ampliar la generalización de los resultados a clases sociales de nivel más bajo. Sin embargo los autores concluyen que los resultados sugieren que el tratamiento con terapia conductual que incluya un multicomponente psicosocial es superior a las intervenciones centradas solamente en el componente parental o el tratamiento ordinario36.
Los mismos autores habían realizado previamente un ensayo multicéntrico, con el objetivo de evaluar la eficacia de un programa de colaboración entre el colegio y el entorno familiar: Collaborative Life Skills Program, (LS), destinado a 57 niños/niñas con TDAH, con una media de edad de 8 años. La intervención incluía tres módulos: intervención conductual en el aula, entrenamiento conductual de los padres o madres y desarrollo de habilidades de los niños y niñas. La intervención en el aula incluía una hoja de seguimiento diario o Classroom Challenge, (CC) y un plan de deberes. Cada hoja recogía dos o tres comportamientos deseables (por ejemplo, trabajo académico, comportamiento en clase…), que eran valorados diariamente y recompensados después en el hogar. La intervención para padres/madres consistía en 10 sesiones grupales de 1 hora en la que se cubrían distintos módulos que se pueden encontrar en los programas tradicionales de entrenamiento parental (organización y tiempo dedicado a hacer los deberes). En el componente de habilidades de los niños/niñas, se dieron 10 sesiones grupales de 40 minutos cuyos módulos principales eran el funcionamiento social y la independencia. La evaluación de las variables de resultado sobre habilidades organizativas se realiza con la escala Children’s Organizational Skills Scale (COSS), siguiendo los criterios de valoración de padres, madres o del profesorado. Como resultados, el ECA presenta el tamaño del efecto. Las medidas se tomaron antes de la intervención e inmediatamente después de ella. Los resultados muestran una mejora significativa en las habilidades de organización (p<0,001), con un tamaño del efecto grande (d=0,93; IC95% 0,54 a 1,39) o mediano (d=0,71; IC95% 0,33 a 1,09) según la valoración de padres, madres y profesorado respectivamente. Una limitación importante de este estudio es que fue originalmente diseñado como parte de una serie de ensayos abiertos destinados a medir la factibilidad de la intervención, más que a medir su eficacia. Por tanto, los autores señalan que lo ideal sería hacer un ECA futuro en el que hubiera grupo control.
Los autores concluyen que los resultados obtenidos subrayan el papel positivo que las habilidades organizativas tienen a la hora de facilitar mejoras en la valoración de las habilidades académicas por parte de padres, madres y profesorado37.
Un ensayo multicéntrico parte del hecho de que las dificultades de planificación que los adolescentes con TDAH tienen afectan su funcionamiento escolar para comparar la efectividad de dos terapias cognitivo-conductuales: una enfocada a mejorar las habilidades de planificación (Plan my life, PML) frente a otra orientada en el abordaje centrado en soluciones o en analizar los problemas con los que el adolescente suele encontrarse (Solution-Focused Treatment, SFT). Un total de 159 adolescentes de educación secundaria entre 12 y 17 años reciben 8 sesiones individuales de 45 a 60 minutos. Con el programa PML se discutían habilidades organizativas previamente fijadas, como por ejemplo, la utilización de listas de tareas para hacer, división de los problemas grandes en pequeños pasos, planificación de los deberes o el uso de un planificador diario. En el programa SFT, los adolescentes discutían acerca de un problema concreto con el que se habían encontrado durante la semana. Como resultados el ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante cuestionarios que recogen la puntuación parental al evaluar las habilidades organizativas y el funcionamiento ejecutivo: Disruptive Behavior Disorder (DBD), Behavior Rating Inventory of Executive Function (BRIEF); o con medidas neuropsicológicas de planificación: Tower test, Trail Making test (Delis-Kaplan Executive Function System, Key Search test and Zoo Map test (Behavioral Assessment of the Dysexecutive Syndrome). Se mide antes de la intervención, inmediatamente post-intervención y posteriormente, en el seguimiento a 3 meses. Los resultados muestran que las dos intervenciones mejoraron significativamente con un tamaño de efecto grande el funcionamiento ejecutivo y las habilidades de planificación a lo largo del tiempo, según indican las puntuaciones parentales (ηρ2=0,441), y las medidas neuropsicológicas (ηρ2=0,452). Al comparar PML frente a SFT, se observa que las variables ‘funcionamiento ejecutivo valorado por los padres o madres’ y ‘planificación’, mejoran más con PML tanto después de la intervención (p=0,02; d=0,36) como en el seguimiento (p=0,03; d=0,37). Los autores concluyen que a la vista de que el tratamiento centrado en planificación (PML) ha tenido resultados más positivos y efectos beneficiosos adicionales a los conseguidos con SFT, las terapias cognitivo-conductuales que se centren específicamente en la planificación, parecen ser una opción prometedora para tener cuenta en el diseño de intervenciones para adolescentes con TDAH. Podría considerarse que una limitación del estudio es la falta de grupo control, y que por tanto los síntomas de los adolescentes con TDAH mejorarían por el simple efecto de recibir una intervención. Sin embargo, los autores rechazan esta idea argumentando que en el seguimiento los resultados se mantienen e incluso mejoran38.
Un ECA lleva a cabo dos estudios simultáneos en el que participan 36 estudiantes adolescentes con TDAH entre 13 y 17 con el objetivo de evaluar la respuesta a dos intervenciones diferentes, una centrada en el funcionamiento organizativo y otra en el funcionamiento social, frente a una condición de control comunitario. La intervención centrada en el funcionamiento organizativo se basa en la teoría del aprendizaje por condicionamiento operante, que indica que un seguimiento constante del comportamiento y la aplicación de contingencias en forma de refuerzos o castigos modificarán la conducta a lo largo del tiempo. La aplicación de estos principios mejorará conceptualmente el funcionamiento académico si se aplican en aquellos aspectos del comportamiento que tienen que ver con las conductas desorganizadas. Según esta premisa, el estudio plantea como segundo objetivo evaluar si el dominio alcanzado tras la intervención se relacionaba con los resultados académicos (grade point average, GPA). Durante todo el año escolar y con reuniones individuales, los monitores enseñaban a los estudiantes a preparar las carpetas que contenían sus materiales académicos según dos sistemas, el de organización y el de planificación. La evaluación de los resultados, se realiza después de las sesiones, usando unas listas de verificación (checklist) para cada sistema. En función de la precisión en las habilidades de organización y de planificación alcanzadas, los monitores premiaban a los estudiantes o les ayudaban a corregir errores en sus sistemas de organización. En el ECA se expresan los resultados mediante los criterios de dominio y el tamaño del efecto. Según los criterios de dominio, un 61,9% de los participantes consiguieron dominar los criterios de organización durante el año escolar; de los cuales el 69,2% lo hicieron antes de la 9ª sesión, mientras que los restantes necesitaron entre 14 y 21 sesiones para conseguirlo. Por lo que respecta a la planificación, los resultados no son tan consistentes. Solamente el 38,1% de los estudiantes alcanzaron los criterios de dominio, de ellos un 87,5% lo hicieron antes de la 9ª sesión y el resto necesitó al menos 20 sesiones para lograrlo. Según el tamaño del efecto solamente se consideró que alcanzaron buenos resultados los estudiantes que tuvieron un tamaño del efecto d≥0,45. En habilidades de organización lo consiguieron el 79% de los alumnos y en planificación el 35%. En cuanto a si los resultados obtenidos con la intervención se correlacionaban con los resultados académicos, solamente se observa la existencia de correlación positiva entre los resultados en organización y los académicos, aunque de una magnitud relativamente pequeña (solamente explica el 9% de la varianza en las notas) e inconsistente. Ante estos resultados los autores concluyen que la intervención en planificación necesita ser modificada en futuros estudios para conseguir una efectividad más alta.
Como limitaciones del estudio se puede reseñar el pequeño tamaño muestral y que el objetivo principal no era medir la eficacia de las intervenciones sino identificar las implicaciones que estos programas podrían tener en futuras investigaciones. Los resultados de efectividad de esta intervención no son suficientemente concluyentes, según los propios autores, pero orientan sobre modificaciones en las medidas y procedimientos de la intervención para futuras investigaciones40.
Un estudio evaluó los efectos de una intervención organizativa en el rendimiento en clase para niños/niñas de educación primaria con TDAH. En el estudio participaron 49 estudiantes, 18 de los cuales fueron aleatorizados como grupo control, aunque finalmente los resultados referidos a estos participantes no se incluyeron en el estudio porque no fueron completados por los propios estudiantes. Los 31 niños y niñas del grupo de intervención, recibieron entre enero y mayo, con sesiones semanales de 2 horas y 15 minutos, el programa Challenging Horizons Program (CHP), centrado en la organización de los materiales escolares y sistemas para monitorizar las tareas. El programa incluía la enseñanza de estrategias académicas de estudio, de autogestión y de gestión del tiempo entre otras. Durante las reuniones el monitor revisaba y evaluaba las carpetas, mochilas y taquillas de los estudiantes de acuerdo a los criterios Organization Assesment Sheet (OAS). Como resultados, el ECA presenta el tamaño del efecto para ver los cambios que se han producido desde antes de la intervención hasta su finalización. El 71,4% de los participantes alcanzaron los criterios de dominio, con tamaños de efecto medianos (d>0,5) para el 92,9% de la muestra, o grandes (d>0,8) para el 71,4% de los estudiantes, siendo el tamaño de efecto medio d=1,17 (IC95% 0,56 a 1,78). Para comprobar si existe una relación entre las puntuaciones en organización y las mejoras en las notas, se realizó el cálculo medio de las puntuaciones (grade point average, GPA) para cada asignatura. La variable organización muestra una asociación apreciable con las calificaciones de matemáticas (correlación en 6 de los 11 ítems en la lista de verificación de organización, p<0,05), una menor relación con las notas de lenguaje artístico (2 de los 11 ítems, p<0,05) y ninguna relación con los cambios en las notas para otras asignaturas. La asociación de la respuesta de los estudiantes tras la intervención de organización con las mejoras en las calificaciones, es interpretada por los autores para concluir que las intervenciones centradas en las dificultades de organización académica están relacionadas con variables críticas que influyen en el éxito académico. Sin embargo en todos los resultados del estudio hay que tener en cuenta las limitaciones que suponen el pequeño tamaño muestral y la falta de datos del grupo control con el que poder hacer comparaciones42.
Un ECA evalúa la aceptabilidad y eficacia preliminar de una intervención grupal de mejora de necesidades académicas Supporting Teen’s Academic Needs Daily-Group (STAND-G), dirigida a estudiantes de educación secundaria con TDAH (n=23) y sus padres o madres. Los objetivos del estudio son investigar la percepción de los padres o madres acerca de la mejoría de sus hijos/hijas tras la intervención, ver hasta qué punto los padres o madres implementaron los componentes de la intervención basados en el hogar una vez concluida ésta, e investigar, mediante el análisis de datos cualitativos, los beneficios percibidos tanto por padres, madres, hijos o hijas. El estudio se prepara para que la intervención se lleve a cabo en tres momentos del curso escolar diferentes, octubre (grupo 1), enero (grupo 2) y marzo (grupo 3), y todas las familias son aleatorizadas para asignarlas a cada uno de los grupos de tratamiento. De esta forma los estudiantes de los grupos 2 y 3 sirven de grupo control para los participantes del grupo 1 y el grupo 3 sirve de control para el grupo 2. El programa STAND-G se compone de sesiones diarias grupales de 90 minutos de duración que se imparten durante 8 semanas. Los primeros 10 minutos de cada sesión se dedican a la revisión de los deberes escolares de forma conjunta por parte de adolescentes y sus padres/madres. Durante la siguiente hora, mientras que los jóvenes participan en un grupo para desarrollar las habilidades académicas, de organización y de comunicación, los padres o madres asisten a un grupo de habilidades parentales. Los últimos 20 minutos de las sesiones se dedican a una actividad colaborativa en la que participan en grupo de nuevo padres, madres y adolescentes. Para promover la participación y manejar o controlar la conducta de los adolescentes se utiliza un sistema de sorteo, en el que por cada 15 minutos de buena participación y comportamiento adecuado consiguen tickets que podrán cambiar por regalos al final del programa. Para monitorizar los cambios, se recogieron los datos 4 semanas antes de comenzar la intervención (pre-tratamiento), 4 semanas después de finalizar la intervención (post-tratamiento) y 4 semanas después del post-tratamiento (seguimiento). El ECA presenta los resultados en porcentajes. Para la percepción de los padres o madres acerca de la mejoría de sus hijos/hijas se utiliza una adaptación de la escala de valoración parental de mejoría Improvement Rating Scale (IRS). Hay dos ítems que están relacionados con nuestra pregunta clínica: el 47% de los padres o madres indicaron una mejoría en el subapartado de “gestión del tiempo” y solamente un 21% lo hizo en el subapartado de “planificación anticipada o a largo plazo”. La implementación de la intervención por parte de padres o madres se midió con la escala The Parent Academic Management Scale (PAMS).
Se muestra que tras la intervención, los padres o madres siguieron utilizando las estrategias que habían aprendido de forma notable destacando aspectos como la monitorización del tiempo dedicado a los deberes (92,9%), ayudar a planificar el tiempo requerido para realizar las tareas (72,7%), la ayuda para que sus hijos/hijas organicen los materiales escolares (68,2%), revisar diariamente la agenda escolar (60,9%). Los beneficios percibidos se midieron con el cuestionario the Client Credibility Questionnaire y con un cuestionario estándar de satisfacción desarrollado para las intervenciones conductuales y adaptado para los adolescentes. El mayor beneficio percibido por parte de los adolescentes tras la intervención fue el aprendizaje de habilidades organizativas y de gestión del tiempo (40,9%). En cuanto al seguimiento, sólo se muestran datos referidos al rendimiento académico, expresado como la nota media (GPA). Entre las limitaciones que se recogen en el estudio, destaca la falta de datos basales sobre si algún padre utilizaba ya este tipo de técnicas antes de la intervención, la posible subjetividad en alguna de las evaluaciones al ser recogidas en forma de auto-cuestionarios y la falta de heterogeneidad en la muestra en cuanto a clase social y grupos étnicos. Los autores concluyen que una intervención grupal que promueva la colaboración padre-adolescente es un modelo prometedor para el tratamiento del comportamiento en estudiantes con TDAH en educación secundaria; y que aunque son necesarias más investigaciones sobre programas de colaboración entre padres, madres y adolescentes, semejantes al STAND-G, podrían ser útiles la utilización de paquetes breves de intervenciones psicosociales (de 12 horas) para producir cambios en los hábitos académicos, organizativos y de comportamiento; lo que a su vez pueden conducir a mejoras en las notas, finalización de deberes y calidad de las tareas39.
Un ECA evalúa la efectividad de una compleja intervención de ayuda para la utilización del tiempo en niños y niñas con discapacidad intelectual y de desarrollo, frente a un grupo control de lista de espera, desde dos aspectos del funcionamiento: la habilidad para procesar el tiempo y la gestión o manejo del propio tiempo. Los participantes son 47 niños/niñas de 6 a 11 años, de los cuales 5 presentan TDAH y el resto otras discapacidades (autismo, espina bífida, discapacidad intelectual y parálisis cerebral). Las intervenciones fueron diseñadas individualmente y estaban enfocadas a compensar, promover o desarrollar tres ámbitos del tiempo: percepción, orientación y gestión. Las intervenciones usadas para compensar la falta de percepción del tiempo, consistían en dispositivos que hacen visible y entendible el paso del tiempo, como los Time rule, un dispositivo que indica mediante el uso de diodos si un tiempo es corto o largo. En cuanto a las intervenciones para ayudar en la orientación temporal, se incluían horarios, calendarios y relojes adaptados y otras ayudas visuales para promover la orientación en el tiempo del día, semana o año.
Por último, las intervenciones en gestión del tiempo se basaban en las habilidades de auto-programación, usando una agenda adaptada o una PDA. Como resultados el ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante dos escalas. Una evalúa en los niños y niñas la percepción, experiencia, orientación y manejo del tiempo: Kit for assesing Time-processing ability in children (KaTid-Child). Otra evalúa los cambios valorados por los padres o madres en la administración que hacen los niños y niñas de su propio tiempo en la vida diaria: Time-Parent Los resultados muestran que la habilidad de procesar el tiempo mejoró significativamente en el grupo intervención con respecto al grupo control según la escala de valoración de niños/niñas (p<0,05; d=0,81; IC95% 0,14 a 1,48) y también mejoró aunque no de manera estadísticamente significativa según la escala parental (p=0,06; d=0,68; IC95% 0,01 a 1,35). Aunque los autores concluyen destacando la efectividad de estas intervenciones en niños y niñas con discapacidad intelectual y de desarrollo, este estudio presenta limitaciones que hay que tener en cuenta. El pequeño tamaño muestral y un importante porcentaje de abandono antes de que se completase la intervención, sumado a la baja proporción de niños y niñas con TDAH en la muestra total, hace que los resultados obtenidos no puedan ser generalizables para este tipo de trastorno y deban ser tomados con precaución41.
El estudio de Anastopoulos 201543, investiga la efectividad del programa (ACCESS) que incluye sesiones de terapia cognitiva conductual y de tutoría para 43 jóvenes universitarios con TDAH. Aunque los resultados preliminares mostraron que el uso de habilidades de organización se correspondía con una reducción de los síntomas de TDAH y con una mejora del funcionamiento ejecutivo, los propios autores destacaban las limitaciones de calidad que el estudio tenía al ser un ensayo clínico abierto y ha sido excluido del cuerpo de la evidencia. Se necesita investigación adicional para determinar la eficacia y efectividad de estos programas.
Antes de realizar el estudio de 2013, Langberg et al.44 realizaron un estudio piloto en 2011 con el objetivo de modificar y testar la intervención basada en habilidades de planificación y organización en 11 adolescentes con TDAH. Los resultados preliminares recogidos revelaron que los participantes mostraron grandes progresos en las habilidades de organización, deberes escolares y gestión del tiempo, de acuerdo a las valoraciones de los padres o madres. Por el contrario, las valoraciones del profesorado indicaron que los participantes no mejoraron en estas áreas. Al ser un estudio piloto, no se incluyó un grupo control, requisito que los propios autores señalaron como necesario para incluirlo en futuros estudios y poder así para valorar la eficacia de esta intervención. También destacan la necesidad de realizar un seguimiento y ampliar el rango de edad, de tal forma que la intervención pudiera ser evaluada en niños y niñas de educación primaria44.
Hay varios estudios que han evaluado si existen predictores de respuesta o mecanismos de cambio para algunas de las intervenciones señaladas anteriormente. En el programa HOPS, la implementación por parte de los participantes de un sistema de organización de los materiales escolares en carpetas, predijeron de una manera significativa los resulta dos de la intervención en el caso de los padres o madres. Además de este sistema, el vínculo que se había establecido con los terapeutas, también fue un importante predictor de los resultados desde el punto de vista de los estudiantes45.
Hay que tener en cuenta que en varios de los estudios, las intervenciones se han realizado en familias con un nivel educativo y adquisitivo mediano-alto, lo que ha influido en que la adherencia a los programas de tratamiento haya sido alta. Por otra parte, también se destaca que la mayoría de las variables de resultado han sido evaluadas por padres, madres y profesorado involucrados en los tratamientos, lo que ha influido en más valoraciones positivas. Se necesitan estudios realizados en familias con un nivel socioeconómico más bajo y buscar mecanismos que posibiliten un mayor enmascaramiento por parte del profesorado para poder generalizar los resultados de todos estos estudios34,36,37,39.
Resumen de la evidencia
1++ | El entrenamiento de habilidades organizativas en nuevas herramientas y rutinas para anotar las tareas y las fechas de entrega, organizar los deberes escolares en carpetas, utilizando listas de comprobación de los materiales que se necesitan, así como dividir las tareas en pasos monitorizando el tiempo necesario para finalizarlas, es significativamente efectivo para el funcionamiento organizativo de los niños y niñas con TDAH. Resultados: valoración de padres o madres (p<0,0001; d=-2,77), valoración del profesorado (p<0,0001); d=-1,18), valoración de niños/niñas (p<0,004; d=-0,69)*34. |
1+ | Intervenciones basadas en habilidades de planificación y organización en la escuela, donde se cubran tres áreas de trabajo: organización de los materiales escolares, seguimiento y gestión de los deberes, y gestión de la planificación y del tiempo consigue que estudiantes con TDAH mejoren significativamente sus habilidades de organización y el rendimiento académico. Resultados: acciones organizadas (d=0,88; IC95% 0,28 a 1,49), planificación de tareas (d=1,05; IC95% 0,44 a 1,66), gestión de los materiales (d=0,85; IC95% 0,25 a 1,45)35. |
1++ 1+ |
Un programa de intervención psicosocial conductual que incluye varios componentes: formación para los padres/madres en estrategias de planificación, formación para el profesorado en estrategias de gestión del aula y entrenamiento en nuevas habilidades de organización para los niños y niñas es significativamente más efectivo que un tratamiento centrado solamente en el componente parental. Resultados: calificación de los padres o madres (p=0,000; d=0,40; IC95% 0,072 a 0,54), calificación del profesorado (p=0.000; d=0,44; IC95% 0,11 a 0,77)36,37. |
1+ | Una terapia cognitiva conductual centrada específicamente en mejorar las habilidades de planificación de los estudiantes con TDAH es significativamente más efectiva que aquella orientada al abordaje centrado en soluciones o en analizar los problemas con los que el adolescente suele encontrarse. Las variables ‘funcionamiento ejecutivo valorado por los padres o madres’ y ‘planificación’, mejoran más tanto después de la intervención (p=0,02; d=0,36) como en el seguimiento (p=0,03; d=0,37)38. |
1- | No todas las intervenciones centradas en mejorar las conductas desorganizadas de los jóvenes con TDAH se correlacionan positivamente con sus resultados académicos40. |
3 | Con un programa centrado en la organización de los materiales escolares y sistemas para monitorizar las tareas, que incluía la enseñanza de estrategias académicas de estudio, de autogestión y de gestión del tiempo entre otras, el 71,4% de los participantes alcanzaron los criterios de dominio. Resultados: (d>0,5) para el 92,9% de la muestra, (d>0,8) para el 71,4% de los estudiantes. Además, la variable organización muestra una asociación apreciable con las calificaciones en la asignatura de matemáticas (correlación en 6 de los 11 ítems en la lista de verificación de organización, p<0,05)42. |
1+ | Tras una intervención grupal de mejora de necesidades académicas, dirigida a estudiantes de educación secundaria con TDAH y sus padres o madres , estos últimos siguieron utilizando de forma notable las estrategias que habían aprendido, destacando aspectos como la monitorización del tiempo dedicado a los deberes (92,9%), la planificación del tiempo requerido para realizar las tareas (72,7%), la ayuda para que sus hijos/hijas organicen los materiales escolares (68,2%), y la revisión diaria de la agenda escolar (60,9%). El mayor beneficio percibido por parte de los adolescentes tras la intervención fue el aprendizaje de habilidades organizativas y de gestión del tiempo (40,9%)39. |
1- | Algunas intervenciones diseñadas específicamente para niños y niñas con discapacidad intelectual y trastornos del desarrollo y enfocadas a compensar, promover o desarrollar tres ámbitos del tiempo como la percepción, orientación y gestión, consiguen mejorar la habilidad de los niños y niñas a la hora de procesar el tiempo; pero no se pueden obtener resultados concluyentes que puedan ser generalizables al TDAH41. |
– Tamaño de efecto de Cohen: d>0,2–0,5 pequeño, d>0,5–0,8 medio y d>0,8 grande.
– Tamaño de efecto como eta parcial al cuadrado (??2): valores en torno a 0,01 indican poco efecto, en torno a 0,06 efecto medio, superior a 0,14 efecto grande.
Recomendaciones
B | Se recomienda utilizar programas de capacitación en habilidades organizativas que incluyan especialmente entrenamiento en nuevas habilidades de organización para los niños y niñas con TDAH, así como formación para sus padres o madres en estrategias de planificación, y formación para el profesorado en estrategias de gestión dentro del aula. |
B | Dentro de las etapas formativas, se recomienda proporcionar a las personas con TDAH intervenciones basadas en habilidades de planificación y organización en la escuela, en las que se trabajen la organización de los materiales escolares, el seguimiento y gestión de los deberes, y la gestión de la planificación y del tiempo. |
B | Los programas de entrenamiento en habilidades organizativas deberían incluir:
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- Durante las etapas educativas de personas con TDAH, e independientemente de la modalidad o combinación de tratamientos, ¿qué tipo de procedimiento o modelo de coordinación entre la institución académica, el sistema sanitario y el entorno familiar, mejora los resultados educativos?
La implementación satisfactoria de aquellas intervenciones que la evidencia ha demostrado eficaces para personas con TDAH es habitualmente compleja de llevar a cabo. En bastantes ocasiones hay que tener en cuenta que ciertas diferencias culturales y sobre todo las dificultades económicas y las barreras geográficas no favorecen que algunas familias se involucren o participen a lo largo de toda la intervención, por lo que esta implementación se convierte en todo un reto. Algunos estudios ponen también de manifiesto que existen problemas de comunicación, tanto durante las consultas iniciales como en las de seguimiento, entre los clínicos y las personas con TDAH o sus cuidadores y que si esta comunicación mejorara se podría establecer una buena relación terapéutica que permitiría optimizar el tratamiento de esas personas46.
En otros contextos internacionales, los profesionales de atención primaria tienen un papel importante tanto en la parte que se relaciona con el cuidado de la salud como en el proceso de las relaciones existentes entre una persona con TDAH y su familia. La Asociación Americana de pediatría, por ejemplo, hace hincapié en la coordinación por parte de atención primaria de la atención para los niños y niñas que tienen necesidades especiales47. Modelo que es congruente con otros modelos de intervenciones colaborativas entre la familia, la escuela y el sistema de atención primaria propuesto por distintos especialistas en el tema48; aunque estudios posteriores ponen de manifiesto que estos modelos resultan insuficientes para personas con TDAH si no se incluye en ellos especialistas en intervenciones psicosociales y comportamentales49.
Aunque el tratamiento de las personas con TDAH depende de sus necesidades, disfunciones, y preferencias, es importante revisar investigaciones que comprueben las mejoras en los índices de satisfacción, bienestar y calidad de vida tras las experiencias de un proceso de colaboración en la atención donde se implique la familia, la institución académica y el sistema sanitario.
La pregunta se formuló para valorar de qué forma un modelo de coordinación entre los diferentes agentes que participan en el manejo de personas con TDAH, mejora los resultados educativos. Sin embargo, como los estudios encontrados abordan una gama más amplia de variables de resultado se ha considerado pertinente incluirlas porque pueden ayudar a obtener una visión más completa de la eficacia de este tipo de intervenciones.
Hay dos GPC que abordan algunos procedimientos o estrategias en términos de coordinación entre las diferentes instituciones que están involucradas en el manejo de una persona con TDAH47,50. Se localizan también tres ECA de calidad alta o media29,51,52, dos estudios sin grupo control53,54 y un ensayo controlado no aleatorizado y un ECA de calidad media, que responden solamente a parte de la pregunta55,56.
Dentro del contexto francés, en la GPC del HAS plantean que el tratamiento multimodal recomendado para una persona con TDAH necesita una comunicación eficaz entre los diferentes profesionales implicados. El pediatra o el médico de familia, por su contacto frecuente con los niños y niñas y la familia, son el pivote central de este manejo. Se recomienda que el pediatra o médico de familia haga participar a la familia en la planificación del manejo terapéutico. Se recomienda establecer un vínculo entre el profesorado, la familia y los educadores coordinado preferentemente por el médico escolar. Este vínculo es importante para permitir la cooperación en torno a las dificultades de los niños y niñas en la escuela, la evolución de sus síntomas y la actualización de las estrategias pedagógicas cuando sea necesario. La GPC considera que aparte del impacto que los síntomas del TDAH tienen en la calidad de vida de un niño/niña y su familia, el trastorno puede representar un factor de bajo rendimiento académico. Según esta premisa y de acuerdo al marco jurídico que rige la educación de los niños y niñas cualquiera que sea su situación, (incluso si presenta alguna enfermedad o discapacidad) el derecho a la educación incluye: 1) el derecho a la educación en un centro ordinario, lo más cercano posible a la casa del niño/niña, cada vez que sea posible; 2) el derecho a un curso de educación continuo y adaptado; 3) la inclusión de padres o madres en el proceso de decisiones de orientación de su hijo/hija, sobre todo cuando éste tiene necesidades educativas especiales.
Según esto el HAS recomienda que:
- Los docentes serán informados de las dificultades del niño/niña y de las posibles adaptaciones necesarias para mejorarlas.
- Esta información puede ser transmitida por el médico de la escuela, enfermera o por cualquier médico que esté al cargo del niño/niña, siempre con el consentimiento de éstos y del padre y/o madre. Esta información también puede ser transmitida por el padre y/o la madre.
- En el seguimiento del niño/niña, y si esto no se ha hecho con antelación, se tendría que establecer una coordinación, –con el consentimiento del padre y/o la madre–, entre el pediatra o médico de familia y el personal clínico de educación que supervisa en la escuela a los estudiantes con dificultades de aprendizaje relacionados con el TDAH.
- Se informe al paciente y su familia de la confidencialidad de todos los intercambios de información entre los distintos implicados.
- El médico de atención primaria se comunique, tantas veces como sea necesario con el médico de salud escolar para:
- obtener su opinión para comprender mejor el impacto del trastorno en el aprendizaje y en la vida escolar;
- facilitar las demandas de información, especialmente del profesorado (con la posible ayuda de cuestionarios);
- asegurarse que el profesorado conocen la naturaleza y gravedad de cada caso y a lo largo del año escolar, teniendo en cuenta los posibles nuevos casos que se detecten;
- responder a las preguntas del profesorado y proponerles estrategias para facilitar la educación del estudiante.
- Que el médico de atención primaria pueda asesorar a las familias sobre los diferentes apoyos escolares de los que el niño/niña puede beneficiarse. Se aconseja a los padres o madres que se pongan en contacto con el médico escolar para discutir las medidas más adecuadas para los niños y niñas50.
En el contexto americano, las directrices de la AAP incluyen la colaboración de los médicos de primaria con la escuela, tanto para el diagnóstico del TDAH como para un seguimiento permanente. En los procedimientos recomendados en esta guía se hace necesario pasar más tiempo con los pacientes y sus familias, desarrollar un sistema de contactos con la escuela y otro personal, y ofrecer atención continua y coordinada. Antes del diagnóstico, el médico de primaria necesita recoger información de la escuela que incluya: las sospechas del profesorado, alguna evaluación de los problemas de aprendizaje que coexisten en el estudiante, los resultados académicos, o la existencia de cualquier informe disciplinario. Después también el médico puede colaborar junto con la familia y la escuela en el manejo del niño/niña. Para conseguir todo esto es aconsejable desarrollar un proceso estandarizado en el que se tenga en cuenta el papel que puede desempeñar el clínico para facilitar la atención de estas personas. El establecimiento de comunicación y buenas relaciones con la escuela es el punto esencial para implementar un modelo de atención constante y una parte crucial es la de trabajar con el paciente y su familia. En la práctica es recomendable reunirse también con el psicólogo/orientador para establecer un intercambio de información y roles o expectativas de comunicación antes de poner en práctica cualquier procedimiento47,57.
Las dos guías coinciden en que la mejor estrategia es que puedan participar todos los implicados: niños o niñas, padres, madres, profesorado, y médico de atención primaria y especialistas. Los profesionales sanitarios serán los encargados de coordinar el manejo para asegurar que: 1) cada miembro del equipo conozca su papel; 2) que las tareas cotidianas, las estrategias de comunicación y las expectativas de cada uno estén fijadas de forma clara. Además, la colaboración con los profesionales del ámbito educativo debe continuar más allá de la simple información sobre el diagnóstico, y facilitarse gracias a un plan de comunicaciones estandarizado47,50.
Opinión de
expertos
4
Hay dos ECA que evalúan la eficacia de un programa de intervención Family-School Success-Early Elementary (FSS-EE), implementado entre la familia y el colegio por clínicos y psicólogos. Fue diseñado para fortalecer la implicación de la familia en la educación de los hijos/hijas, la relación entre la familia y el colegio, y las prácticas de crianza. El programa se compara frente a un grupo control que recibe una intervención desarrollada para afrontar el TDAH trabajando las relaciones y la educación (CARE). En el primer estudio participaron 61 niños/ niñas entre 4 y 6 años de edad. FSS- EE constaba de 12 sesiones, planeadas para mejorar las relaciones entre padres, madres e hijos o hijas, las habilidades parentales, la participación de la familia en la educación, y la colaboración entre familia y escuela en la resolución de problemas. Además de esto la intervención incorpora elementos del modelo de consulta conjunta del comportamiento (Conjoint Behavioral Consultation, CBC) con hojas de seguimiento diario (DRCs) y estrategias para incrementar la implicación familiar en la educación en el hogar (por ejemplo, compartir tiempo de lectura y reducir el tiempo de televisión). La intervención constaba de tres módulos: 6 sesiones parentales grupales, mantenidas a la vez que las sesiones grupales con los niños/niñas; 4 sesiones de terapia familiar individualizada; y 2 sesiones de consulta familia-colegio mantenidas en el colegio. Los clínicos trabajaron con los padres o madres y también con el profesorado, y varios graduados en psicología aplicada trabajaron con los grupos de niños y niñas para asegurarse de que su comportamiento se trataba de forma apropiada y segura. El ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante algunos cuestionarios como Family Involvement Questionnaire (FIQ) o Parent-Teacher Involvement Questionnaire (PTIQ) que mide la implicación de la familia en la educación; Parent-Child Relationship Questionnaire (PCRQ) que evalúa las prácticas parentales; Swanson, Nolan and Pelham questionnaire-IV (SNAP-IV) para evaluar el funcionamiento del niño/niña en la familia; y Academic Competence Evaluation Scales o Student-Teacher Relationship Scale (STRS) para medir el funcionamiento en la escuela. Los valores se presentan al inicio, mitad e inmediatamente después de finalizar la intervención, y posteriormente en un seguimiento a los dos meses. 1) no hubo diferencias entre FSE-EE y CARE ni después de la intervención ni en el seguimiento tanto en los resultados del funcionamiento en la familia, como en la participación de la familia en la educación; 2) FSS-EE fue superior a CARE en el funcionamiento en el colegio según la valoración del profesorado para los síntomas de TDAH, tanto tras la intervención (p=0,011; d=0,75; IC95% 0,23 a 1,27), como en el seguimiento (p=0,039; d=0,84; IC95% 0,32 a 1,36). 3) FSS-EE fue superior a CARE en las relaciones profesorado-niños/niñas tras la intervención (p=0,028; d=0,54; IC95% 0,03 a 1,05), pero no en el seguimiento.
Entre las limitaciones del estudio se encuentra el tamaño muestral relativamente pequeño, lo que limita el poder del análisis; la tasa de abandono mayor en el grupo FSS-EE que en el grupo CARE; posibles diferencias entre grupos no específicas con respecto a la dinámica de grupo y la calidad de las relaciones entre los médicos y las familias y que el estudio fue realizado primariamente en un contexto clínico, por lo que se recomienda que esta intervención se adapte para el uso en un contexto escolar. Los autores concluyen que el ECA proporciona una importante evidencia sobre la aceptabilidad del programa FSS-EE y que este programa puede ser más efectivo que otros basados, solamente, en la educación y el apoyo, en mejorar las prácticas de crianza, fortalecer las relaciones entre estudiantes y profesorado, y reducir los problemas de comportamiento de los niños/niñas en el colegio. Cabe destacar que la efectividad de esta intervención fue demostrada frente a una condición activa para el grupo control51.
En el segundo estudio participaron 199 niños y niñas de 7 a 11 años de edad. La dinámica del programa fue la misma que la del estudio anterior. El ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante los mismos cuestionarios y los resultados se presentan al inicio, mitad e inmediatamente después de finalizar la intervención, y posteriormente en un seguimiento a los tres meses. Después de la intervención FSE-EE fue superior a CARE en las variables de implicación de los padres o madres en la educación (p=0,0074; d=0.37; IC95% 0,07 a 0,66) y problemas con la evitación e inatención ante las tareas escolares en casa (p=0,0001; d=0,52; IC95% 0,22 a 0,81). Sin embargo estos efectos desaparecieron en el seguimiento. También fueron significativos los resultados de FSE-EE en la disminución de las calificaciones de padres/madres en el cuestionario que evaluaba la relación de padres, madres e hijos o hijas en los valores de disciplina ineficaz o negativa, tanto después de la intervención (p<0,0001; d=0,59; IC95% 0,29 a 0,89), como durante el seguimiento (p=0,0011; d=0,33; IC95% 0,01 a 0,64). Los autores concluyen que este estudio confirma el importante papel que los padres o madres pueden jugar para mejorar las variables que están relacionadas con el éxito escolar de las personas con TDAH29.
Un ECA piloto evalúa la factibilidad, aceptabilidad y eficacia preliminar de una intervención grupal de mejora de necesidades académicas52 Supporting Teen’s Academic Needs Daily (STAND), dirigida a estudiantes adolescentes entre 11 y 15 años con TDAH y sus padres o madres, frente a una condición control con tratamiento conductual de baja intensidad (TAU), (n=36). La intervención STAND enseñaba a los padres o madres a aumentar su responsabilidad académica, en el hogar y en la escuela, en las áreas de organización, gestión del tiempo, tareas y estudio. Mediante 8 sesiones familiares semanales de 1 hora, impartidas por médicos y psicólogos, se enseñaba a los padres o madres a trabajar junto con sus hijos/hijas para corregir los problemas de conducta, llevar un control de los éxitos y fracasos, y recompensar los buenos resultados.
También se involucraba en el tratamiento al profesorado, mediante la creación de un sistema de comunicación hogar-escuela apropiado para el nivel de secundaria. Después de las ocho semanas, se ofrecieron a los padres o madres, una vez al mes, otras tres sesiones grupales suplementarias y posteriormente se mantenía contacto quincenal con las familias para discutir la adherencia y la implementación del tratamiento y supervisar la necesidad de más sesiones adicionales de resolución de problemas. Los padres o madres fueron también entrenados para coordinar reuniones semanales en las que participaban el profesorado, los estudiantes y los clínicos.
Como resultados el ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante cuestionarios con los que padres, madres y profesorado evaluaron una serie de variables como los problemas académicos de los adolescentes con el Adolescent Academic Problems Checklist (AAPC); la organización de los materiales escolares con la lista Organization Checklist; la nota media académica; la conducta con la Disruptive Behavior Disorder Rating Scale (DBD); el deterioro funcional con la Impairment Rating Scale (IRS); y los conflictos de comportamiento entre padres, madres y adolescentes con el Conflict Behavior Questionnaire-20 (CBQ-20). En cuanto a las variables académicas, según las valoraciones de los padres o madres, los adolescentes en el grupo STAND muestran significativamente mejores resultados frente al grupo control (p<0,05), a lo largo del tiempo, en los problemas académicos (d=1,30; IC95% 0,46 a 2,14) y en la planificación (d=5,15; IC95% 4,31 a 5,99), y de forma no significativa aunque con tamaños de efecto medianos en el déficit académico (d=0,75; IC95% -0,09 a 1,59) y la organización de las mochilas (d=0,64; IC95% -0,20 a 1,48). Según el profesorado no se encontraron efectos del tratamiento ni en los problemas ni en el déficit académico. En cuanto a las variables de síntomas y funcionamiento familiar los resultados muestran que, según las valoraciones parentales, los participantes del grupo STAND obtuvieron mejorías significativamente mayores (p<0,05) en los síntomas de inatención (d=1,42; IC95% 0,58 a 2,26), y de hiperactividad/impulsividad (d=1,20; IC95% 0,36 a 2,04); y que según las valoraciones de los adolescentes la mejoría significativa se obtuvo en los resultados de conflictos padres, madres-adolescentes (d=0,65; IC95% -0,19 a 1,49), todo ello comparado con el grupo control. Para esta última variable, la valoración de los padres o madres muestra un tamaño de efecto grande (d=0,82; -0,02 a 1,66) pero no significativo. Como limitaciones del estudio los autores destacan el pequeño tamaño muestral, lo que limita el poder estadístico, y la falta de participación por parte del profesorado; aunque concluyen que teniendo en cuenta que la reticencia innata de los adolescentes a participar en este tipo de programas, los resultados obtenidos en el estudio indican que la intervención puede ser prometedora en el tratamiento del TDAH52.
Un ensayo no controlado evaluó la eficacia de un modelo de tratamiento colaborativo, durante 14 meses, en 116 niños/niñas con TDAH entre 6 y 12 años que vivían en comunidades desfavorecidas. En el tratamiento participan un representante de servicios asistenciales, que es el coordinador del modelo colaborativo, un pediatra que se encarga del tratamiento y un psiquiatra. El primer paso de la intervención es la consulta telefónica semanal ente el psiquiatra y el coordinador, en la que revisan cada caso y deciden la recomendación inicial y el seguimiento para la medicación. Después, el coordinador comunica estas recomendaciones a los pediatras, que se encargarán de la prescripción y seguirán a los pacientes semanalmente hasta que estén estables o hayan transcurrido 14 meses. Durante las sesiones con el coordinador, los padres o madres reciben educación sobre la etiología y manejo del TDAH. La mayoría de los niños y niñas fueron tratados con medicación y una vez que esta ya estaba ajustada recibieron psicoeducación. Los efectos de la intervención fueron medidos con la escala Vanderbilt ADHD Rating Scale (VADRS) para padres, madres y profesorado, evaluando los problemas académicos, de conducta y de relaciones sociales. Los resultados muestran que los niños y niñas mejoraron significativamente (p<0,05) en los síntomas según las valoraciones de padres, madres y profesorado, y en el rendimiento académico sólo según las valoraciones de los padres o madres. Aunque los autores concluyen que el modelo colaborativo parecer ser una herramienta factible y aceptable en el tratamiento de niños y niñas con TDAH, según muestran las pruebas preliminares de su eficacia, hay que destacar limitaciones importantes en el estudio como la ausencia de grupo control y la dificultad de generalizar sus hallazgos en otro tipo de poblaciones53.
Una serie de casos, describe la adaptación de la intervención conductual Child Life and Skills Program (CLS), utilizada hasta entonces en un contexto clínico, para implementarla en un contexto académico de educación primaria. Se trata de un proceso interactivo de colaboración en el que participaron especialistas en salud mental, profesorado, padres, madres y 37 niños y niñas con TDAH, entre 7 y 11 años, y en el que se hizo hincapié en utilizar los recursos ya existentes en las escuelas. La intervención se implementó en cinco colegios a lo largo de 12 semanas e incluía componentes para el profesorado, padres, madres y estudiantes: A) el componente para el profesorado incluía reuniones de orientación, consultas de modificación de conducta, la utilización de una hoja de seguimiento diario o Classroom Challenge, (CC), y la creación de una carpeta especial para cada niño/niña para recoger un plan de comportamientos deseable en el trabajo académico, en el aula y en las interacciones sociales; B) el componente para padres o madres consistía en 10 sesiones grupales de 1 hora en la que se cubrían distintos elementos que se pueden encontrar en los programas tradicionales de entrenamiento parental: mejorar las rutinas de los deberes, independencia en completar las rutinas diarias del hogar, mejorar las interacciones con los compañeros y las habilidades sociales, manejo del estrés parental, uso efectivo de las órdenes, recompensas y disciplina; C) en el componente de los estudiantes se incluyeron 12 sesiones grupales de 40 minutos con dos módulos principales: 1) “habilidades de funcionamiento social” (buen espíritu deportivo, aserción, afrontamiento de las burlas, resolución de problemas, autocontrol, establecimiento de relaciones de amistad); 2) “habilidades de independencia” (habilidades para realizar los deberes de casa, saber completar las tareas de forma independiente, establecimiento y seguimiento de rutinas). Antes y después del tratamiento, los padres, madres y profesorado utilizaron diferentes escalas para evaluar diferentes variables de resultado: los síntomas con la escala Child Symptom Inventory (CSI); el funcionamiento académico con Homework Problems Checklist (HPC) y Academic Competency Evaluation Scale; las habilidades organizativas con Children’s Organizational Skills Scale (COSS); y el funcionamiento social con Social Skills Improvement System Problem Behaviours Scale (SSIS). Como resultados el estudio presenta el tamaño del efecto. Se muestran mejoras significativas en todas las variables estudiadas según las valoraciones de padres/madres, con tamaños de efecto que van de magnitud mediana a grande (d=0,83, IC95% 0,36 a 1,30 en síntomas; d=0,68, IC95% 0,21 a 1,14 en problemas de conducta; d=0,49, IC95% 0,03 a 0,95 en habilidades sociales; d=0,78, IC95% 0,31 a 1,25 en habilidades organizativas y d=0,96, IC95% 0,48 a 1,44 en el funcionamiento académico). Según las valoraciones del profesorado, sólo se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas en los síntomas (p=<0,0001; d=1,19; IC05% 0,70 a 1,68) y las habilidades de organización (p=0,0336; d=0,55; IC95% 0,09 a 1,01), y no significativas aunque con tamaños de efecto de magnitud mediana en los problemas de comportamiento (p=0,098; d=0,4; IC95% -0,23 a 1,33), habilidades sociales (p=0,0886; d=0,43; IC95% -0,29 a 1,39) y funcionamiento académico (d=0,56, IC95% 0,09 a 1,02). El estudio presenta algunas limitaciones como la falta de evaluación de los efectos del programa a largo plazo, la dificultad para generalizar los resultados en otros ámbitos escolares debido al pequeño tamaño muestral y la falta de grupo control. Sin embargo, aún señalando los autores la necesidad de hacer futuros ECA de calidad, concluyen que los resultados apoyan la utilidad de un modelo colaborativo que traslade intervenciones desarrolladas empíricamente en un contexto clínico a una institución o ambiente educativo54.
Un estudio controlado no aleatorizado con 72 participantes examina la aceptabilidad y eficacia del programa Partnering to Achieve School Success (PASS) para familias con niños/niñas entre 4 y 9 años con TDAH provenientes de ámbitos urbanos con bajos ingresos, frente a un grupo control de familias que recibieron el tratamiento de costumbre (educación y tratamiento farmacológico) y un breve programa de educación complementaria y apoyo familiar. El programa es una intervención psicosocial diseñada para ofrecer una atención individualizada, centrada en la familia, para los niños y niñas con TDAH. El programa incluye dos tipos de estrategias: 1) elementos comunes al resto de tratamientos basados en la evidencia, como entrenamiento conductual para los padres o madres (uso frecuente de refuerzo positivo), consultas entre la familia y la escuela para desarrollar intervenciones conductuales en el aula (tarjetas de informe diario) y medicación; 2) elementos propios del PASS: a) estrategias para reclutar y mantener el compromiso familiar para con la intervención, b) colaboración con los profesionales de atención primaria para llevar un seguimiento del progreso y del manejo de la medicación, c) atención informada de procesos o fases traumáticas, incluyendo una intervención de crisis si es necesario. Varios clínicos doctorados en piscología clínica o escolar fueron los terapeutas del PASS. Como resultados el estudio presenta el tamaño del efecto medido mediante los cuestionarios Dyadic Parent-Child Interaction Coding System (DPICS), Parent-Teacher Involvement Questionnaire (PTIQ) y las escalas Impairment Rating Scale (IRS) e IOWA Conners para el deterioro funcional y la valoración parental de la conducta en casa, respectivamente. Las medidas se tomaron antes de la intervención e inmediatamente después de ella. No se encontraron diferencias significativas entre ambos grupos en la reducción de la conducta disruptiva, de acuerdo a las valoraciones parentales (d=0,09; IC95% -0,75 a 0,93), pero los resultados sí muestran una reducción significativa en el grupo experimental en el deterioro funcional, si se comparan los resultados antes y después de la intervención (d=0,39; IC95% -0,45 a 1,23) o con el grupo control (d=0,35; IC95% -0,51 a 1,17). Los autores concluyen que el programa PASS es viable en su aplicación en atención primaria aunque pone de manifiesto el reto que supone la colaboración entre el sistema sanitario y la institución escolar por lo que se necesitan esfuerzos a nivel local y estatal para reducir las barreras existentes. También subrayan la dificultad que existe en hacer que las familias se involucren en las intervenciones56.
Por último hay un ECA que evalúa la eficacia de un programa colaborativo de tratamiento, Doctor Office Collaborative Care (DOCC) frente a un grupo control con tratamiento ordinario (EUC), durante 6 meses. Participan 321 niños y niñas con una edad media de 8 años, de los cuales un 64% tienen TDAH. El programa se imparte de manera coordinada entre profesionales de atención primaria (pediatras, principalmente, y enfermeras) y trabajadores sociales con experiencia sanitaria y entrenados previamente durante 4 meses. En este caso no participan los profesionales del sistema educativo, aunque algunas de las actividades diseñadas para los niños/niñas iban dirigidas a mejorar sus habilidades académicas. En el programa se incluyen una serie de módulos que incorporan pautas de la American Academy of Pediatrics sobre comportamiento y medicación y que el trabajador social revisaba con los niños y niñas y sus cuidadores. Junto a ellos, los profesionales de AP participaban también directamente en todo lo relacionado con el tratamiento farmacológico para el TDAH. La intervención estaba diseñada para llevarse a cabo en forma de sesiones (un mínimo de 6 o un máximo de 12) de forma individual (niño/niña, cuidador/a) o conjunta/sesiones familiares e incluía varias actividades: identificación de las metas individuales, autogestión mediante la utilización de materiales psicoeducativos, entrega de contenidos para los niños/niñas y sus cuidadores, monitorización de la respuesta al tratamiento.
En el grupo control los niños/niñas después de recibir una breve psicoeducación, eran derivados por el trabajador social a un profesional de salud mental. El trabajador social le enviaba a éste sus informes de evaluación y realizaba llamadas de seguimiento a los padres o madres. La evaluación de las variables de resultado se realiza con varias escalas: Vanderbilt ADHD Diagnostic Parent Rating Scale (VADPRS) para los síntomas; Pediatric Quality of Life Inventory (PedsQL) para la calidad de vida relacionada según las áreas física, emocional, social y en la escuela; Clinical Global Impression-Severity (CGI-S) y Clinical Global Impression-Improvement (CGI-I) para la gravedad de los síntomas y el nivel de mejoría respectivamente. El ECA presenta dos tipos de resultados: 1) valoraciones de los padres o madres en forma de tamaño del efecto medido en dos momentos de tiempo, uno a los 6 meses, es decir, inmediatamente después de finalizar la intervención, y en un seguimiento a los 18 meses. Los resultados muestran los efectos positivos de la intervención, aunque éstos disminuyen en el seguimiento: así, los síntomas de inatención van desde d=0,22 a d=0,12, los síntomas de hiperactividad/impulsividad de d=0,17 a d=0,07, y la interacción entre padres, madres y niños/niñas de d=0,32 a d=0,08); 2) valoraciones de la gravedad de los problemas y mejoría en la calidad de vida en forma de resultados estadísticamente significativos.
Según esto, tanto el grupo de intervención como el control, mostraron mejorías en todas las variables, pero en el grupo de intervención fueron significativamente mayores que en el control (p<0,05) en la subescala de síntomas de hiperactividad/impulsividad. Los autores concluyen que la implementación de un programa colaborativo para el TDAH es una herramienta factible y efectiva, aunque el estudio presenta algunas limitaciones, entre las que destacan la falta de datos por parte de los coordinadores del grupo control y que la amplia variedad de módulos clínicos de contenido y procesos de seguimiento de la intervención dificultan la evaluación de sus componentes55.
Se ha identificado también un estudio cualitativo fenomenológico de caso que tenía por objetivo explorar la comunicación y las prácticas de los profesionales sanitarios relacionadas con la evaluación, diagnóstico y tratamiento del TDAH. Aunque no había sido diseñado realmente para contestar nuestra pregunta clínica, se ha considerado que puede aportar información valiosa desde un punto de vista diferente. Mediante entrevistas en profundidad con profesionales de la salud que atienden a niños y niñas con TDAH se pretendía obtener respuesta para preguntas como: ¿qué pueden hacer los profesionales del sistema sanitario para que los niños y niñas con TDAH y sus familias participen activamente en las decisiones sobre el tratamiento? o ¿cómo hacer que la institución académica y otras instituciones político-sociales puedan influir en las decisiones de tratamiento que toman los profesionales sanitarios? El análisis del discurso obtenido reveló que los clínicos se enfrentan con frecuencia a una serie de problemas y obstáculos de comunicación que pueden influir en la manera en que evalúan y tratan el TDAH. Todo comienza cuando un profesional inicia en su consulta, con los padres o madres, el proceso de evaluación del TDAH. A partir de ese momento, pueden seguirse varias vías para que la comunicación fluya con el objetivo de alcanzar la meta del acceso al tratamiento del TDAH. La comunicación puede estar coordinada por una de las partes implicadas. Por ejemplo, el profesional de primaria podría contar con los padres o madres para que estos sirvan de puente con el profesorado de sus hijos/hijas, porque la comunicación entre el sistema sanitario y la institución académica no siempre es satisfactoria. El papel del profesorado en detectar los primeros síntomas e identificar que hay un problema y que hay que informar a los padres o madres es muy importante. Pero a veces ocurre que el profesorado no sigue colaborando activamente en el proceso de evaluación y seguimiento. Por otra parte los clínicos expresan que a veces se sienten presionados por los padres o madres e indirectamente por el profesorado para prescribir cuanto antes la medicación. Los autores del estudio concluyen que el modelo actual de relaciones de comunicación entre todos estos agentes necesitaría ser modificado de tal forma que incluya un flujo de interacciones entre todos los implicados, siempre con el objetivo de mejorar los resultados y calidad de la atención de las personas con TDAH. Aunque el estudio es interesante, la limitación más importante que encontramos es de haber incluido en las entrevistas solo participantes del sistema sanitario y no haber contado con el profesorado e incluso padres o madres que hubieran podido ofrecer también su visión sobre el tema de investigación58.
Y merece la pena destacar la revisión59 de Moldavsky y Sayal sobre estudios recientes que investigan acerca de los conocimientos y actitudes de niños, niñas, adolescentes, adultos, padres, madres, profesorado y profesionales de la salud sobre el TDAH. Como mensajes
clave de los resultados que se obtienen en la revisión estarían:
- La persistencia de ideas erróneas sobre el TDAH.
- El relato de experiencias de estigmatización tanto por parte de los niños y niñas con TDAH como de sus padres o madres.
- La eficacia a corto plazo de algunas intervenciones educativas para mejorar el conocimiento del profesorado sobre el TDAH.
- La diferencia en el punto de vista de los padres, madres, adolescentes, profesorado y clínicos sobre su papel en el proceso de toma de decisiones compartida.
- La conceptualización del TDAH y su tratamiento de manera diferente por parte de los padres, madres y clínicos.
- La confianza de los padres o madres en los profesionales y la valoración de la información que reciben de ellos.
- La falta de interacción entre los diferentes profesionales sanitarios implicados (primaria y especializada). Los estudios señalan las similitudes y diferencias de opiniones profesionales sobre la efectividad de los tratamientos para el TDAH y la presencia de barreras en la aplicación de un enfoque multidisciplinario.
Los resultados de esta revisión ponen de manifiesto la existencia de una necesidad de educación continua por parte del profesorado, profesionales de la salud y todas las personas en general sobre el TDAH; sobre todo en lo que respecta a su etiología y tratamiento, principales áreas donde persisten las falsas ideas que refuerzan el estigma asociado con el TDAH. En las personas adultas con TDAH la falta de conocimiento sobre el trastorno puede afectar en su búsqueda de ayuda. También hay que tener en cuenta que los niños, niñas y jóvenes con TDAH pueden tener sus propios puntos de vista acerca de sus dificultades, sus perspectivas y lo que esperan del tratamiento, por lo que deberían ser involucrados en el proceso. Los autores concluyen con el mensaje generalizado de que todos los participantes del estudio apoyaban los principios de intercambio de información y colaboración en el proceso de tratamiento59.
Todos los estudios seleccionados proporcionan evidencia de que a pesar de las barreras de tipo ideológico, organizativo, social o económico que puedan encontrarse, un modelo de intervención colaborativo, en el que participen todos los agentes que están implicados en el proceso de educación de las personas con TDAH, podría aumentar la motivación de éstas para mejorar su formación, lo que redundaría en una mejora de sus déficits y resultados académicos.
Según esto, el grupo elaborador considera que es importante por parte del sistema educativo el reconocimiento en los niños y niñas afectados de las implicaciones en el aprendizaje que generan los déficits cognitivos (funciones ejecutivas, alteraciones del aprendizaje asociadas,…) que subyacen al TDAH, para implementar protocolos de despistaje de esos déficits y para generar las estrategias pedagógicas correctoras apropiadas adaptadas a las necesidades individuales.
Resumen de la evidencia
4 | En otros contextos internacionales, se recoge la necesidad de un sistema de comunicación eficaz entre los diferentes profesionales implicados en el tratamiento multimodal de una persona con TDAH. Se pone también de manifiesto que el establecimiento de comunicación y buenas relaciones con la escuela es el punto esencial para implementar un modelo de atención constante. Algunas de las estrategias propuestas para el desarrollo de este sistema serían:
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1++ | Las intervenciones, –implementadas entre la familia y el colegio por clínicos y psicólogos–, y diseñadas para mejorar: las relaciones entre los padres, madres e hijos o hijas, habilidades parentales, participación de la familia en la educación y la colaboración entre familia y escuela en la resolución de problemas, frente a una intervención control que trabaja solo las relaciones y la educación, muestran efectos más beneficiosos en los niños y niñas en su funcionamiento en el colegio para los síntomas del TDAH y las relaciones profesorado-niños/niñas. Resultados: (p=0,011; d=0,75; IC95% 0,23 a 1,27) y (p=0,028; d=0,54; IC95% 0,03 a 1,05), respectivamente51. También se obtienen resultados significativos en la implicación de los padres o madres en la educación (p=0,0074; d=0.37; IC95% 0,07 a 0,66) y los problemas con la evitación e inatención ante las tareas escolares en casa (p=0,0001; d=0,52; IC95% 0,22 a 0,81)29. |
1+ | Un programa de intervención grupal de mejora de necesidades académicas en secundaria que incluye varios componentes: habilidades para que los padres o madres aumenten su responsabilidad académica, en el hogar y en la escuela, en las áreas de organización, gestión del tiempo, tareas y estudio; trabajo conjunto entre los padres, madres y sus hijos o hijas para corregir los problemas de conducta, llevar un control de los éxitos y fracasos, y recompensar los buenos resultados; e involucración del profesorado en la creación de un sistema de comunicación hogar-escuela apropiado, es significativamente más efectivo que una intervención control con con tratamiento conductual de baja intensidad. Resultados: a) según los padres o madres, problemas académicos (d=1,30; IC95% 0,46 a 2,14), planificación (d=5,15; IC95% 4,31 a 5,99), síntomas de inatención (d=1,42; IC95% 0,58 a 2,26) y de hiperactividad/impulsividad (d=1,20; IC95% 0,36 a 2,04); b) según las valoraciones de los adolescentes, conflictos padres, madres-adolescentes (d=0,65; IC95% -0,19 a 1,49)52. |
3 | Un programa de intervención conductual, utilizado en contextos clínicos, que incluye varios componentes: formación para el profesorado en orientación y modificación de conducta, entrenamiento parental en las rutinas de los deberes y de casa, y entrenamiento de los niños y niñas en habilidades de funcionamiento social e independencia, adaptado al contexto y recursos de educación primaria, es significativamente efectivo en el tratamiento del TDAH. Resultados: a) síntomas (d=0,83, IC95% 0,36 a 1,30 y d=1,19; IC05% 0,70 a 1,68) según padres, madres y profesorado, respectivamente; b) habilidades organizativas (d=0,78, IC95% 0,31 a 1,25 y d=0,55; IC95% 0,09 a 1,01) también según padres, madres y profesorado c) problemas de conducta (d=0,68, IC95% 0,21 a 1,14), habilidades sociales (d=0,49, IC95% 0,03 a 0,95) y funcionamiento académico (d=0,96, IC95% 0,48 a 1,44), según los padres o madres54. |
3 | La evaluación preliminar de algunas intervenciones colaborativas con los padres, madres, niños y niñas con TDAH que viven en condiciones desfavorecidas, y en las que participan representantes de servicios asistenciales y sanitarios, son efectivas para mejorar significativamente los síntomas y el rendimiento académico53. |
1+ | Programas de intervenciones psicosociales diseñados para ofrecer una atención individualizada y centrada en la familia a los niños y niñas con TDAH, son eficaces para la reducción significativa del deterioro funcional; si se comparan los resultados antes y después de la intervención (d=0,39; IC95% -0,45 a 1,23) o con un grupo control (d=0,35; IC95% -0,51 a 1,17)56. |
1+ | Hay algunos programas de colaboración entre profesionales de atención primaria, trabajadores sociales con experiencia sanitaria, familia, niños y niñas con TDAH, en los que aunque no participan los profesionales del sistema educativo tienen actividades diseñadas para mejorar las habilidades académicas de los niños y niñas y obtienen resultados estadísticamente significativos en los síntomas de hiperactividad/impulsividad55. |
– Tamaño de efecto de Cohen: d>0,2–0,5 pequeño, d>0,5–0,8 medio y d>0,8 grande.
– Tamaño de efecto como eta parcial al cuadrado (ηρ2): valores en torno a 0,01 indican poco efecto, en torno a 0,06 efecto medio, superior a 0,14 efecto grande.
Recomendaciones
√ | En las etapas educativas debería establecerse un sistema de comunicación y cooperación eficaz entre los diferentes profesionales implicados en el tratamiento multimodal de una persona con TDAH; es decir, profesionales sanitarios, sociales y educativos y familia. |
A | Estos modelos de cooperación también deben diseñarse con estrategias para mejorar las relaciones entre los padres o madres e hijos o hijas, las habilidades parentales, la participación de la familia en la educación, y la colaboración entre familia y escuela en la resolución de problemas. |
√ | En el contexto educativo la coordinación debe realizarse preferentemente por los Servicios de Orientación. |
C | En el contexto de Educación Primaria las intervenciones deberían abarcar principalmente:
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C | En el contexto de Educación Secundaria, en las intervenciones se debería potenciar principalmente:
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Preguntas a responder:
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De los tres síntomas que caracterizan el TDAH: falta de atención, hiperactividad e impulsividad, y que se mantienen en la edad adulta en la mayoría de los casos, la hiperactividad tiende a disminuir con los años. Por el contrario, el otro núcleo de síntomas que siempre persiste puede causar importantes dificultades en varios ámbitos de la vida de los adultos, como son por ejemplo, las relaciones sociales y el trabajo o funcionamiento profesional60,61.
La falta de atención, asociada con distracción, falta de organización y falta de memoria es el síntoma más predominante entre los adultos con TDAH62. En un estudio noruego de 414 adultos con TDAH y 357 controles, Halmoy et al. encontraron que factores como la presencia de los subtipos de TDAH de inatención y combinado, altas puntuaciones en los síntomas del TDAH tanto en la infancia como en la edad adulta, síntomas de ansiedad, depresión y/o abuso de drogas y alcohol eran fuertes predictores de desempleo. Por el contrario, la detección temprana y el tratamiento del TDAH en la infancia era un importante predictor de tener un estado de trabajo activo en la edad adulta63.
En los adultos con TDAH, algunas acciones impulsivas relacionadas con la falta de habilidades sociales, unidas a las dificultades para mantener la atención y la concentración, los cambios de humor y/o baja tolerancia a la frustración, les hace reaccionar impulsivamente a las críticas y favorece que surjan los conflictos en las relaciones interpersonales, lo que pueden abocarles al fracaso de sus proyectos laborales o pérdida de sus puestos de trabajo61,64. Un estudio cualitativo mediante grupos focales y entrevistas telefónicas, en varios países europeos y norteamericanos, mostró como los síntomas asociados con el TDAH en adultos afectan de manera similar a individuos de diferentes países. Los participantes manifestaron tener dificultades en todas sus relaciones sociales, incluyendo las que mantenían con sus compañeros de trabajo. La irritabilidad, la falta de atención y el comunicarse de forma impulsiva, entre otras cosas, contribuyeron a fomentar los malentendidos en sus procesos de interacción social. El trabajo y la profesión fueron tratados como aspectos muy importantes o incluso como fuente de problemas en su vida diaria en todos los grupos65.
Algunos autores destacan también el papel que juega el concepto de estigmatización social que va unido al de diagnóstico de TDAH. Así, Canu et al. encontraron que particularmente en contextos laborales y académicos, los estudiantes universitarios fueron significativamente más reacios a interactuar con los jóvenes adultos con TDAH que con los que tienen otros problemas médicos menores66.
Estas conclusiones van unidas a la percepción estereotipada de los problemas de funcionamiento ejecutivo y la incapacidad para concentrarse que tienen las personas con TDAH, características que son perjudiciales en un ambiente laboral.
Se diseñaron dos estrategias de búsqueda para encontrar estudios que pudieran responder a esta pregunta. En total se identificaron 189 artículos de los cuales se revisaron 23 a texto completo, junto con otros dos que se identificaron tras la revisión manual de las bibliografías de los estudios relevantes. No se han identificado GPC, RS, o estudios primarios que evalúen la eficacia de intervenciones de formación y entrenamiento de habilidades sociales en la incorporación al mercado laboral, o en el mantenimiento dentro de él, de personas con TDAH. Solamente el documento de recomendaciones de la Universidad de Michigan formula una recomendación al respecto.
Según las directrices de la Universidad de Michigan, padres, madres, profesorado y personas con TDAH necesitan una educación adecuada para entender la base médica del trastorno y ver como un apropiado diagnóstico explicaría gran parte de las dificultades y necesidades de comportamiento de estas personas. Esta educación les ayudaría a ver las intervenciones conductuales como un enfoque gradual para el desarrollo de habilidades que ayudaran a mejorar la función en la escuela, el hogar o en el trabajo. Por eso recomiendan la autoeducación en el TDAH como una forma de desarrollar destrezas para adaptarse al puesto de trabajo64.
expertos
4
A la vista de la escasa evidencia encontrada relacionada con la pregunta clínica, el GEG considera oportuno mencionar algunos estudios identificados, epidemiológicos o de seguimiento, que aunque no responden a la pregunta, y por tanto se han excluido del cuerpo de la evidencia, lo que sí ponen de manifiesto es la asociación existente entre el TDAH y los problemas de empleo y muestran como el deterioro ocupacional es mayor en los grupos de personas con TDAH que en los grupos de personas sin este trastorno.
En la Guía del NICE se recoge como los síntomas del TDAH son asociados a una serie de deficiencias en resultados que tienen que ver, además de con los ámbitos familiares, sociales, académicos y de salud mental, con los laborales. Los adultos con TDAH tienen empleos con salarios más bajos y por tanto un menor nivel socioeconómico. Según esta guía, los estudios longitudinales indican, además, que los síntomas del TDAH son predictivos tanto de deficiencias actuales como futuras11. Aunque hay personas que encuentran trabajos compatibles con sus síntomas, una gran mayoría reportan dificultades del tipo de: mayor rotación de los puestos laborales, cambios de empleo más frecuentes, menor proporción de empleo a tiempo completo y mayores periodos o tasas de desempleo, comparados con los grupos controles67-71. En el estudio de Barkley et al. se encontró que los adultos con TDAH habían sido despedidos de más puestos de trabajo y habían sido, además, valorados por los empleadores mostrando un rendimiento menor en el trabajo71. La encuesta de Biederman et al. mostró que solo el 33,9% de las personas con TDAH fueron empleados a tiempo completo, frente al 59% de las personas del grupo control69. También se ha demostrado que las personas con TDAH suelen tener niveles más bajos de autoestima y un menor número de amigos que los grupos control72.
Una encuesta mundial de salud mental de la OMS, sobre el impacto económico de los adultos con TDAH en Estados Unidos, ofrecía datos sobre el exceso de días «out-of-role» o días de ausencia o menor cantidad o calidad de trabajo entre los trabajadores adultos encuestados con y sin TDAH. Las conclusiones del estudio fueron que las personas con TDAH tenían 28,3 días más “out-of-role” al año en comparación con los encuestados sin TDAH (p=0,05).
La proyección de estos datos dio lugar a la estimación de 104,7 millones de días perdidos de productividad asociada con el TDAH cada año en los Estados Unidos. Este hecho sirvió para destacar que, según la OMS, sólo el 12,6% de los 2.387 encuestados adultos con TDAH empleados en la muestra, había recibido tratamiento para el TDAH. Y es más, el estudio también mostraba que el tratamiento del TDAH durante el año anterior no se traducía necesariamente en un manejo eficaz o adecuado de la enfermedad69,71,73,74.
A pesar de la escasez de evidencia el GEG ha tenido en cuenta, en el proceso de formulación de recomendaciones, la información adicional que aportan algunos estudios.
La Guía del HAS recoge los resultados de una RS cuyo objetivo era identificar el impacto a largo plazo de las intervenciones existentes para el TDAH (farmacológicas, no farmacológicas o multimodales). El análisis muestra el efecto beneficioso que se obtiene en las personas con TDAH que realizan las intervenciones, frente a aquellas que no las realizan, en todos los aspectos estudiados, siendo uno de ellos el que se refiere al empleo50,75.
Mao et al. destacan que las estrategias aprendidas con la terapia cognitivo-conductual (TCC) pueden ayudar a las personas con TDAH en el establecimiento de una mentalidad positiva y realista de tal manera que sean capaces de superar o reducir al mínimo los mensajes negativos, con los que conviven desde hace mucho tiempo, y manejar así contratiempos y problemas que de otro modo serían vistos como pruebas de incumplimiento o incompetencia. Según este autor los profesionales de atención primaria se encuentran en una posición idónea para ayudar a que los adultos con TDAH obtengan la atención y el apoyo que necesitan, mediante intervenciones eficaces y recursos comunitarios que les ayuden a desarrollar habilidades apropiadas para manejar sus problemas laborales, entre otros73.
Bender et al. ponen de manifiesto lo relevante que es situarse en el punto de vista de las personas con TDAH, porque para apoyarlos en la gestión de sus habilidades para la vida cotidiana es necesario que los profesionales sanitarios entiendan como estas personas experimentan y manejan sus síntomas. De esta forma se pueden desarrollar estrategias que tendrían en cuenta las fortalezas y debilidades de las personas con TDAH a la hora de seleccionar una profesión, conservar sus relaciones sociales y poder mantener sus puestos de trabajo72.
Los adultos con TDAH pueden ser capaces de utilizar diversos mecanismos de compensación para hacer frente a los problemas de la vida diaria. Por ejemplo, pueden emplear estrategias de organización o el apoyo de otras personas. Muchas de las adaptaciones que permiten a las personas con TDAH desarrollar su potencial fuera del ambiente de trabajo pueden aplicarse también en las situaciones laborales62,76,77.
Algunos autores analizan la asociación que puede haber entre TDAH y creatividad, cualidad que puede ser muy valiosa en ciertos puestos de trabajo. Esto unido a la capacidad de resiliencia desarrollada por algunas personas para hacer frente a su trastorno podría ser útil en el entorno laboral62,78-80. En otro estudio cualitativo con mujeres mayores, diagnosticadas con TDAH después de los 60 años, éstas describieron sus experiencias por sentirse diferentes y por el rechazo por parte de sus compañeros y de cómo a pesar de las dificultades que encontraron en sus trabajos y sus relaciones sociales también descubrieron soluciones creativas a sus problemas de atención81.
Resumen de la evidencia
4 | Se recoge la necesidad que tienen las personas con TDAH de una educación adecuada para entender la base médica de su trastorno, lo que les ayudaría a ver las intervenciones conductuales como un enfoque para el desarrollo gradual de habilidades que mejorarían su función en el trabajo64. |
– Tamaño de efecto de Cohen: d>0,2–0,5 pequeño, d>0,5–0,8 medio y d>0,8 grande.
– Tamaño de efecto como eta parcial al cuadrado (ηρ2): valores en torno a 0,01 indican poco efecto, en torno a 0,06 efecto medio, superior a 0,14 efecto grande.
Recomendaciones
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Para facilitgar la incorporación al mercado laboral de las personas con TDAH o su mantenimiento en el mismo, pueden utilizarse programas cognitivo-conductuales que incluyan:
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Preguntas a responder:
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Los estudios sobre TDAH señalan que los tres síntomas nucleares del trastorno: falta de atención, hiperactividad e impulsividad, repercuten en la escuela incidiendo negativamente en el funcionamiento y rendimiento académico, conductual y emocional de los escolares, así como en las relaciones con los compañeros7,82.
Ello es debido, por un lado, a las alteraciones de las funciones ejecutivas que derivan en las dificultades que presentan en la priorización y atención o en la precipitación de la respuesta y por otro en la influencia de otros aspectos conductuales, afectivos, familiares y sociales.
Ha habido un gran interés en el desarrollo, implementación y evaluación de intervenciones escolares/educativas y pueden por tanto encontrarse una amplia variedad de programas que pueden mejorar las dificultades de aprendizaje de las persona con TDAH. Entendiendo que el término «dificultades de aprendizaje» engloba una serie de impedimentos en la adquisición y uso de la escucha, habla, lectura, escritura, razonamiento o habilidades matemáticas83.
Los autores coinciden en señalar que es crucial el tratamiento de los niños, niñas y adolescentes durante las edades escolares. Por un lado, las consecuencias a corto plazo de los síntomas del trastorno y sus deficiencias conllevan peores calificaciones académicas; por otro, las consecuencias también de los problemas de interacción social comportan relaciones familiares conflictivas, pocas amistades y un frecuente rechazo de sus compañeros. Algunos estudios prospectivos realizados en otros contextos internacionales diferente al nuestro, muestran el riesgo importante que los niños y niñas con TDAH corren de tener problemas interpersonales y educativos a medida que crecen, como lo demuestran su ubicación frecuente en aulas de apoyo o aulas especiales, la repetición de los cursos, el fracaso y abandono escolar, e incluso la delincuencia juvenil84-87. Finalmente todos estos problemas pueden contribuir a incrementar otros posibles problemas (por ejemplo de empleo) que se presentarán más adelante en la edad adulta88.
El entorno escolar/educativo puede ayudar a que las personas con TDAH aprendan estrategias que les permitan afrontar y resolver sus problemas académicos, cognitivos, emocionales, e incluso sociales desarrollando habilidades específicas para ello.
Se identificaron 4 GPC que realizan recomendaciones sobre la efectividad de los programas de intervenciones escolares/educativas11,12,47,89,90. Se localizan también dos RS y tres metaanálisis de calidad alta o media que evalúan la eficacia de estas intervenciones91-95. Hay ocho ECA de calidad alta y media sobre los diferentes tipos de programas utilizados36,37,39,96-100. Se incluyen tres estudios antes-después101,102 y, por último hay cuatro estudios que evalúan solamente habilidades muy concretas, un estudio retrospectivo de mala calidad103, dos series de casos104,105 y un ensayo clínico controlado y no aleatorizado de calidad muy baja106,107.
La GPC del ICSI47 recomienda enfatizar las intervenciones escolares en aquellos casos en los que la medicación para niños y niñas con TDAH no es tolerada o efectiva o no es deseada por los padres o madres, siempre después de una toma de decisión compartida con el médico de atención primaria. Entre las estrategias dentro del aula que pueden utilizarse se destaca: optimización del orden y previsibilidad en la clase, reglas y expectativas claras y consistentes, entrenamiento en habilidades de estudio, planificación regular, descansos frecuentes, creación de actividades de aprendizaje multisensoriales que sean atractivas y utilicen variados dispositivos de atención, reducción de la cantidad de trabajo asignado o adaptación de los deberes, utilización de reforzadores positivos inmediatamente y de forma continuada tras los comportamientos deseados, establecer un sistema de notificaciones escolares diarias con la familia para mantener el contacto entre padres, madres y profesorado con respecto a las áreas de progreso escolar y comportamental y los problemas académicos y trabajar con el estudiante el autocontrol, el auto-refuerzo y el desarrollo de estrategias de compensación y adaptación47.
Las GPC del NICE11,89, SIGN12 y AIAQS90 proponen utilizar en el contexto escolar programas de intervención que incluyan aspectos conductuales y académicos. Algunas de las estrategias que se pueden incluir en dichos programas serían: adaptaciones en el aula, entrenamiento para docentes, técnicas de modificación de conducta y otras estrategias de manejo del TDAH en el aula (aplicación de normas y límites, presentación de las tareas, sistemas de evaluación del alumno con TDAH, etc.)11,12,89,90.
En la actualización de la GPC del NICE de 2013 se señala también que las intervenciones conductuales dirigidas por el profesorado a toda la clase para reducir posibles actitudes de discriminación por parte de los demás compañeros y enfatizar la inclusión social pueden beneficiar a los niños y niñas con TDAH89.
Una RS evalúa la eficacia y el coste-efectividad de las intervenciones no farmacológicas implementadas en el ambiente escolar para niños y niñas con o en riesgo de padecer TDAH, que tienen por objetivo bien mejorar los síntomas centrales, o los síntomas relacionados con TDAH o los comportamientos y resultados escolares. Aunque algunas de las intervenciones combinan los componentes para padres, madres, profesorado, niños y niñas, la RS ha centrado su búsqueda en los paquetes de intervenciones que se centran sólo en niños y niñas. El período de búsqueda transcurre desde 1980 a 2013, e incluye 54 estudios, de los cuales 39 son ECA y 15 no-ECA. Los paquetes de intervenciones que se comparan se categorizaron en base a la similitud entre sus ingredientes activos: 1) premio y castigo; 2) entrenamiento de habilidades y autogestión; 3) terapia basada en la creatividad y 4) tratamiento físico. Para medir la efectividad de las intervenciones basadas en el colegio, se utilizan distintas escalas.
Los síntomas centrales del TDAH, los síntomas relacionados y la conducta escolar se valoran típicamente con medidas basadas en la percepción de padres, madres, profesorado, niños y niñas (por ejemplo la escala Conner’s Rating Scale, CRS), aunque a veces también se usan las valoraciones basadas en observadores independientes que no han tenido relación previa con el estudiante participante. La inatención e hiperactividad/impulsividad han sido medidas con evaluaciones neurocognitivas como el test de variables de atención (test of variables of attention, TOVA). Para medir los resultados académicos se usó una serie de tests estandarizados de rendimiento como por ejemplo Wide Range Achievement Test. Como resultados la RS presenta el tamaño del efecto global de las intervenciones, con sus respectivos intervalos de confianza (IC95%). Tamaños de efecto positivos indican que, de media, el grupo tratamiento tiene un mejor resultado que el grupo control. En la RS evalúan la efectividad empleando parámetros que miden la inatención, hiperactividad/impulsividad, tipo de TDAH combinado, síntomas externos, habilidades sociales, ajuste escolar, logro académico estandarizado y logro curricular. Los resultados obtenidos muestran efectos beneficiosos a favor del grupo de intervención (p<0,05) en varios aspectos: 1) síntomas centrales de TDAH según las valoraciones de niños/ niñas en las variables de «inatención» (d=0 ,44, IC95% 0,18 a 0,70, p=0,001) e «hiperactividad/impulsividad» (d=0,33; IC95% 0,13 a 0,53, p=0,001) y según las valoraciones del profesorado en “inatención” (d=0 ,60, IC95% 0,14 a 1,06, p=0,01); 2) síntomas relacionados con TDAH, según la valoración del profesorado, en los «síntomas externos» (d=0,28, IC95% 0,04 a 0,53, p=0,03); 3) comportamientos y resultados escolares, según las valoraciones del profesorado, en las «percepciones sobre el ajuste escolar» (d=0,26, IC95% 0,05 a 0,47, p=0,02), y según las valoraciones de niños/niñas en el «logro académico estandarizado» (d=0,19, IC95% 0,04 a 0,35, p=0,02). Los autores destacan otros aspectos en los que los efectos de la intervención son beneficiosos aunque no son estadísticamente significativos (p=0,08) como «inatención» valorada por el observador (d=1,30; IC95% -0,17 a 2,77), «hiperactividad/impulsividad» valorada por el profesorado (d=0,23; IC95% -0,03 a 0,49), y el «logro curricular» valorado por los niños/niñas (d=0,50; IC95% -0,06 a 1,05). Los autores concluyen que las intervenciones escolares no farmacológicas dirigidas a niños y niñas con o en riesgo de TDAH son beneficiosas, pero hay que tener en cuenta el contexto en el que la intervención se haya utilizado91.
Un metaanálisis evalúo la efectividad de las intervenciones escolares con los objetivos de registrar los tamaños de efecto para las variables de resultados académicos y conductuales, y analizar las posibles diferencias existentes entre los distintos tipos de intervención. El período de búsqueda transcurre desde 1996 a 2010, e incluye 57 estudios. Los estudios que se comparan se clasifican según el tipo de intervención escolar en: 1) intervención académica, 2) manejo de contingencias, 3) intervención cognitivo conductual; según el diseño experimental en: 1) entre sujetos, 2) intra-sujetos, 3) sujeto único.
La RS presenta los resultados como tamaños de efecto d de Cohen o Δ de Glass o «ES para estudios de sujeto único». En los estudios entre sujetos las intervenciones escolares tienen un tamaño de efecto global positivo tanto para los resultados académicos (d=0,43; IC95% -0,36 a 1,21) como en los de conducta (d=0,18; IC95% -0,62 a 0,98). Los resultados de los estudios intra-sujeto indican también un efecto positivo de tamaño moderado para las medidas académicas (Δ=0,42; IC95% 0,09 a 0,93) y de conducta (Δ=0,72; IC95% 0,13 a 1,30). Con respecto a los estudios de sujeto único, los tamaños de efecto muestran que las intervenciones académicas se asocian con efectos positivos en los resultados académicos (ES=3,48; IC95% 1,77 a 5,20) y conductuales (ES=2,20; IC95% 0,81 a 3,59). La mayoría de los estudios (80%) no incluyen una evaluación del seguimiento. Entre los que sí lo hacen, solamente hay un efecto continuado del tratamiento para los resultados de comportamiento (diseño intrasujeto Δ=0,27; IC95% 0,03 a 0,51; sujeto único ES=3,22; IC95% 1,65 a 4,80). Los autores concluyen que las intervenciones escolares son beneficiosas para los estudiantes con TDAH, siendo más efectivas las académicas o combinadas con intervenciones de manejo de contingencias para el ámbito académico, y con mayor éxito las que incluyen terapia cognitivo-conductual en los aspectos de la conducta. Las conclusiones que se pueden obtener de la RS presentan limitaciones debido a varios factores; destacan la considerable falta de estudios de diseño entre sujetos y ECA; las estimaciones de la media de los tamaños de efecto estaban muy limitadas debido a la considerable variabilidad entre los distintos estudios; por lo tanto también era difícil interpretar los resultados si no se podían comparar los tamaños de efecto entre ellos; y, finalmente, la escasez de pautas sobre qué tamaños de efecto constituyen efectos positivos en los estudios de sujeto único93.
Un ECA bicéntrico compara la efectividad de un programa de intervención psicosocial conductual Child Life And Attention Skills Treatment (CLAS) frente a dos grupos de control: uno con tratamiento activo centrado en padres o madres, (parent-focused treatment, PFT), y otro con tratamiento ordinario, es decir, ninguna terapia de estudio (treatment as usual, TAU). Un total de 199 niños y niñas con TDAH entre 7 y 11 años participaron en el tratamiento durante 10-13 semanas. El programa CLAS incluye varios componentes: 1) formación para los padres o madres (ej.: estrategias para afrontar el TDAH y sus déficits asociados, como la utilización de un sistema de premios según se alcanzaran los objetivos de comportamientos, evitar las luchas de poder, manejar el estrés parental y estructurar el hogar y el ambiente del niño/niña para promover el funcionamiento adaptativo y la independencia), 2) formación para el profesorado en estrategias de gestión del aula (ej.: utilización del sistema Classroom Challenge (CC), mediante el cual el profesorado valoraba una serie de comportamientos sociales, como jugar con un compañero en el recreo o las habilidades asertivas, y por los cuales los niños/niñas serían recompensados posteriormente en casa) y 3) entrenamiento para los niños/niñas en nuevas habilidades sociales y en habilidades que fomenten la independencia (ej.: aserción, habilidades de conversación, establecer relaciones de amistad, espíritu deportivo, autocuidado).
En el grupo control con PFT se utiliza el componente de formación para padres o madres del programa CLAS. Como resultados referidos a las habilidades sociales, las alteraciones funcionales y el funcionamiento psicosocial global, el ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante los cuestionarios Social Skills Improvement System (SSIS), Impairment Rating Scale (IRS) y Clinical Global Impression Scale (CGI-S) respectivamente, que completan los padres, madres y/o profesorado. Los valores se presentan primero inmediatamente post-intervención y posteriormente, en un seguimiento entre los 5 y 7 meses después de haber finalizado el tratamiento. Los resultados muestran que CLAS es significativamente más efectivo que las intervenciones de control. Los niños y niñas del programa CLAS muestran significativamente mejores resultados frente al grupo control de PFT en: habilidades sociales tanto desde el punto de vista de la calificación de los padres o madres (p=0,039; d=0,21; IC95% -0,12 a 0,54) como del profesorado (p=0,017; d=0,31; IC95% -0,02 a 0,64), en síntomas de inatención según valoraciones de padres/madres (p=0,001; d=0,25; IC95% -0,07 a 0,57) y profesorado (p=0,000; d=0,42; IC95% 0,09 a 0,74), y en el funcionamiento global también según padres/madres (p=0,000; d=0,22; IC95% -0,11 a 0,55) y profesorado (p=0,000; d=0,57; IC95% 0,23 a 0,91). Las puntuaciones en habilidades sociales (d=0,36; IC95% -0,09 a 0,81) síntomas de inatención (d=0,64; IC95% 0,26 a 1,01, y d=0,70; IC95% 0,33 a 1,07) y funcionamiento psicosocial global (d=1,07; IC95% 0,68 a 1,46, y d=0,82; IC95% 0,44 a 1,20) son significativamente mejores (p=0,000) cuando se compara CLAS frente al grupo control sin intervención TAU, de acuerdo a las valoraciones de padres/madres y profesorado respectivamente. Los resultados del seguimiento muestran que las diferencias siguen siendo estadísticamente significativas, de acuerdo con la valoración de los padres o madres, favoreciendo el programa CLAS frente a los grupos controles PFT (p=0,000; d=0,35; IC95% 0,02 a 0,68 en síntomas de inatención; y p=0,001; d=0,23; IC95% -0,09 a 0,55 en funcionamiento global) y TAU (p=0,000; d=0,68; IC95% 0,30 a 1,06 en síntomas de inatención; y p=0,001; d=0,67; IC95% 0,29 a 1,05 en funcionamiento global). Sin embargo, no hay resultados significativos según indican las valoraciones del profesorado. Una de las fortalezas de este estudio es que la utilización de un tratamiento activo en uno de los grupos control, asegura que la mejoría observada es atribuible al programa CLAS y no a efectos inespecíficos del tratamiento. Como limitación del estudio se señala el alto porcentaje de participantes que pertenecen a un grupo social de nivel alto lo que lleva a los propios autores a recomendar estudios futuros con una muestra de participantes más heterogénea en este sentido, para ampliar la generalización de los resultados a clases sociales de nivel más bajo. Sin embargo los autores concluyen que los resultados sugieren que el tratamiento con terapia conductual que incluya un multicomponente psicosocial es superior a las intervenciones centradas solamente en el componente parental o el tratamiento ordinario36.
Los mismos autores habían realizado previamente un ensayo no controlado multicéntrico, con el objetivo de evaluar la eficacia de un programa de colaboración entre el colegio y el entorno familiar: Collaborative Life Skills Program, (CLS), destinado a 57 niños y niñas con TDAH, con una media de edad de 8 años. La intervención incluía tres módulos: intervención conductual en el aula, entrenamiento conductual de los padres o madres y desarrollo de habilidades de los niños y niñas. La intervención en el aula incluía una hoja de seguimiento diario o Classroom Challenge, (CC) y un plan de deberes. Cada hoja recogía dos o tres comportamientos deseables (por ejemplo, trabajo académico, comportamiento en clase, interacciones sociales…), que eran valorados diariamente y recompensados después en el hogar. La intervención para padres o madres consistía en 10 sesiones grupales de 1 hora en la que se cubrían distintos módulos que se pueden encontrar en los programas tradicionales de entrenamiento parental (independencia en completar las rutinas diarias, interacciones con los compañeros, habilidades sociales…). En el componente de habilidades de los niños/niñas, se dieron 10 sesiones grupales de 40 minutos con dos módulos principales: 1) funcionamiento social (buen espíritu deportivo, aserción, afrontamiento de las burlas, resolución de problemas, autocontrol, establecer relaciones de amistad), 2) independencia (habilidades para realizar los deberes de casa, saber completar las tareas de forma independiente). La evaluación de las variables de resultado se realiza con varias escalas: Child Symptom Inventory (CSI) para los síntomas, Homework Problems Checklist (HPC) y Academic Competence Evaluation Scale (ACES) para el funcionamiento académico, Woodcock Johnson Tests of Achievement (WJ-III) para el logro académico; además de la evaluación de las notas escolares y la observación de la conducta de los estudiantes (Behavioral Observation of Students in School, BOSS). Como resultados, el estudio presenta el tamaño del efecto. Las medidas se tomaron antes de la intervención e inmediatamente después de ella. Se encontraron efectos positivos estadísticamente significativos en todas las medidas después de la intervención, con tamaños de efecto de magnitud grande para la valoración de los «síntomas de TDAH» según los padres o madres (p<0,001; d=1,09; IC95% 0,70 a 1,48) y profesorado (p<0,001; d=1,23; IC95% 0,83 a 1,63), y valoraciones parentales del «funcionamiento académico» (p<0,001; d=0,89; IC95% 0,50 a 1,27); y de magnitud de mediana a grande para el «logro académico» (d=0,52 en la fluidez lectora, d=0,63 en la comprensión lectora, d=0,81 en los cálculos, d=0,51 en la fluidez matemática), el «rendimiento académico» (p<0,001; d=1,24; IC95% 0,84 a 1,64, en las notas de lenguaje artístico y p<0,001; d=0,77; IC95% 0,39 a 1,15 en las notas de matemáticas) y el “porcentaje de tiempo que los estudiantes muestran un comportamiento adecuado en clase” (p<0,001; d=0,70; IC95% 0,32 a 1,08).
Los tamaños de efecto para los cambios pre-post en las valoraciones del profesorado de las habilidades académicas son de magnitud pequeña (p=0,002; d=0,41; IC95% 0,04 a 0,78). Una limitación importante de este estudio es que fue originalmente diseñado como parte de una serie de ensayos abiertos destinados a medir la factibilidad de la intervención, más que a medir su eficacia. Por tanto, los autores señalan que lo ideal sería hacer un ECA futuro en el que hubiera grupo control. Los autores concluyen que los resultados obtenidos subrayan el papel positivo que el programa de colaboración tiene a la hora de facilitar la reducción de los síntomas de TDAH y mejora de las habilidades académicas37.
Después de probar la viabilidad del programa Pay Attention en un ensayo abierto de pequeño tamaño muestral (n=23) (Tamm 2010), se lleva a cabo un ECA con el objetivo de examinar, frente a un grupo control de lista de espera, la eficacia inicial de este programa en mejorar las funciones ejecutivas y las valoraciones sobre atención y comportamiento de padres, madres, profesorado y clínicos. Un total de 105 estudiantes, entre 7 y 15 años, recibieron sesiones de 30 minutos, 2 veces por semana, a lo largo de 8 semanas consecutivas. Los materiales estaban diseñados para entrenar los distintos tipos de atención: sostenida, selectiva, alternante y dividida usando estímulos visuales (como un conjunto de tarjetas que representan dibujos de niños y niñas y adultos con diferentes características) y auditivos (una lista de palabras reproducidas en un CD, para lo que se requiere que los participantes pulsen un botón cuando escuchen una palabra específica). A los padres/madres también se les proporcionó un material de lectura y pautas para que pudieran apoyar la implementación de la habilidad del niño/niña en las actividades del hogar y de la escuela. Las variables de resultado se evalúan de acuerdo a diferentes escalas (Behavioral Assessment System for Children (BASC-II), Behavior Rating Inventory of Executive Function (BRIEF), etc.) o tests (Test of Everyday Attention for Children (TEA-Ch), Delis-Kaplan Executive Functioning System (D-KEFS), etc.). Como resultados, el ECA presenta el tamaño del efecto. Se obtienen efectos significativos (p<0,001) con la intervención en lo que respecta al comportamiento en «inatención» (d=1,65; IC95% 0,98 a 1,83, según la valoración de padres/madres y d=1,41; IC95% 0,98 a 1,84 según los clínicos). En relación a la función ejecutiva, solamente con las valoraciones de los padres/madres se encontraron mejoras significativas (p<0,001) eso sí, en la mayoría de los subapartados de la escala BRIEF: iniciación (d=0,98; IC95% 0,57 a 1,39), memoria operativa (d=1,16; IC95% 0,75 a 1,57), planificación (d=1,00; IC95% 0,59 a 1,41), índice metacognitivo (d=1,13; IC95% 0,72 a 1,54) y compuesto ejecutivo general (d=1,03; IC95% 0,62 a 1,43). Los autores concluyen que estos resultados contribuyen al cuerpo de la evidencia ya existente sobre los efectos beneficiosos del entrenamiento cognitivo en la atención y conducta, aunque se necesita estudios adicionales de más tamaño.
Entre las limitaciones del estudio destacan la relativa falta de datos por parte del profesorado y la variabilidad observada en algunas de las medidas de resultado, lo que sugeriría que los participantes habrían diferido en su respuesta al tratamiento. Además, el uso de un grupo control con lista de espera y la resultante falta de enmascaramiento para la condición, podrían haber resultado en una sobrevaloración por parte de padres, madres, niños, niñas y médicos100.
Un ECA evalúa la aceptabilidad y eficacia preliminar de una intervención grupal de mejora de necesidades académicas Supporting Teen’s Academic Needs Daily-Group (STAND-G), dirigida a estudiantes de educación secundaria con TDAH (n=23) y sus padres o madres. Los objetivos del estudio son investigar la percepción de los padres o madres acerca de la mejoría de sus hijos/hijas tras la intervención, ver hasta qué punto los padres o madres implementaron los componentes de la intervención basados en el hogar una vez concluida ésta, e investigar, mediante el análisis de datos cualitativos, los beneficios percibidos tanto por los padres o madres como por los hijos o hijas. El estudio se prepara para que la intervención se lleve a cabo en tres momentos del curso escolar diferentes, octubre (grupo 1), enero (grupo 2) y marzo (grupo 3), y todas las familias son aleatorizadas para asignarlas a cada uno de los grupos de tratamiento. De esta forma los estudiantes de los grupos 2 y 3 sirven de grupo control para los participantes del grupo 1 y el grupo 3 sirve de control para el grupo 2. El programa STAND-G se compone de sesiones diarias grupales de 90 minutos de duración que se imparten durante 8 semanas. Los primeros 10 minutos de cada sesión se dedican a la revisión de los deberes escolares de forma conjunta por parte de adolescentes y sus padres o madres. Durante la siguiente hora, mientras que los jóvenes participan en un grupo para desarrollar las habilidades académicas, de organización y de comunicación, los padres o madres asisten a un grupo de habilidades parentales. Los últimos 20 minutos de las sesiones se dedican a una actividad colaborativa en la que participan en grupo de nuevo padres, madres y adolescentes. Para promover la participación y manejar o controlar la conducta de los adolescentes se utiliza un sistema de sorteo, en el que por cada 15 minutos de buena participación y comportamiento adecuado consiguen tickets que podrán cambiar por regalos al final del programa. Para monitorizar los cambios, se recogieron los datos 4 semanas antes de comenzar la intervención (pre-tratamiento), 4 semanas después de finalizar la intervención (post-tratamiento) y 4 semanas después del post-tratamiento (seguimiento). El ECA presenta los resultados en porcentajes. Para la percepción de los padres o madres acerca de la mejoría de sus hijos/hijas se utiliza una adaptación de la escala de valoración parental de mejoría Improvement Rating Scale (IRS).
Hay varios ítems relacionados con nuestra pregunta clínica: el 82,6% de los padres o madres indicaron una mejoría en el subapartado de «acatar las responsiblidades», el 73,9% en «finalizar los deberes», el 65,2% en «aceptar los límites», el 73,9% en las habilidades para la resolución de problemas. La implementación de la intervención por parte de los padres o madres se midió con la escala The Parent Academic Management Scale (PAMS). Se muestra que tras la intervención, los padres o madres siguieron utilizando las estrategias que habían aprendido de forma notable destacando aspectos como la revisión del cuaderno de notas online (81,8%), el refuerzo académico (73,9%), ofrecer recompensas (71,4%) o quitar privilegios (69,6%). Los beneficios percibidos se midieron con el cuestionario the Client Credibility Questionnaire y con un cuestionario estándar de satisfacción desarrollado para las intervenciones conductuales y adaptado para los adolescentes. Algunos beneficios percibidos por parte de los adolescentes tras la intervención fueron el aprendizaje de habilidades académicas (22,7%) y el aumento de la autoconciencia (22,7%). En cuanto al seguimiento, sólo se muestran datos referidos al rendimiento académico, expresado como la nota media (GPA). Entre las limitaciones que señalan los autores en el estudio, están la falta de datos basales sobre si algún padre utilizaba ya este tipo de técnicas antes de la intervención, la posible subjetividad en alguna de las evaluaciones al ser recogidas en forma de auto-cuestionarios y la falta de heterogeneidad en la muestra en cuanto a clase social y grupos étnicos. Los autores concluyen que una intervención grupal que promueva la colaboración padre-adolescente es un modelo prometedor para el tratamiento del comportamiento en estudiantes con TDAH en educación secundaria; y que aunque son necesarias más investigaciones sobre programas de colaboración entre padres, madres y adolescentes, semejantes al STAND-G, podrían ser útiles la utilización de paquetes breves de intervenciones psicosociales (de 12 horas) para producir cambios en los hábitos académicos, organizativos y de comportamiento; lo que a su vez pueden conducir a mejoras en las notas, finalización de deberes y calidad de las tareas39.
Un ECA piloto con 36 adolescentes de 13 a 17 años evaluó la eficacia en los resultados académicos y sociales y la relación dosis-respuesta de un programa de tratamiento centrado en la escuela para estudiantes de secundaria con TDAH, frente a una condición de control con tratamiento usual. La intervención Challenging Horizons Program (CHP), se llevó a cabo durante todo el año escolar e incluía tres componentes: entrenamiento parental, grupo de habilidades interpersonales y coaching. El entrenamiento parental consiste en 10 sesiones semanales que incluyen información básica sobre el TDAH, comunicación y resolución de problemas, y la enseñanza de un método para monitorizar la finalización de los deberes Homework Management Plan, (HMP). El entrenamiento de las habilidades interpersonales se realiza en sesiones de 90 minutos por semana a lo largo de 10 semanas para mejorar el funcionamiento social de los adolescentes.
Durante las sesiones de coaching, los monitores se reúnen individualmente con cada participante para analizar la implementación de las intervenciones y ayudarle a aprender a desarrollar sus propias soluciones. Como resultados el ECA presenta el tamaño del efecto medido mediante los cuestionarios Impairment Rating Scale (IRS), Disruptive Behavior Disorders Rating Scale (DBD) y Classroom Perfomance Survey (CPS). Se miden los resultados al principio, mitad y final del año escolar. Aunque los análisis por intención de tratar mostraron pocos beneficios estadísticamente significativos, los tamaños de efecto eran de magnitud mediana en la mayoría de las variables: síntomas (d=0,53; IC95% -0,17 a 1,23), relación con los compañeros (d=0,61; IC95% -0,10 a 1,32), problemas académicos (d=0,24; IC95% -0,46 a 0,94) y funcionamiento familiar (d=0,67; -0,04 a 1,38). Como limitaciones, los autores destacan el tamaño de la muestra y su homogeneidad, la forma de medir los resultados, basada principalmente en valoraciones de padres/madres, que conocen si el niño/niña está recibiendo o no la condición tratamiento, y valoraciones del profesorado, difíciles de interpretar debido al considerable desacuerdo entre el profesorado y el hecho de que sólo vean al estudiante durante un breve período de tiempo cada día y en un ambiente controlado. Los autores concluyen que esta intervención puede ser una opción viable en estudiantes de secundaria pero que se necesita desarrollarla y evaluarla en futuros estudios96.
Un estudio analiza la efectividad y viabilidad del programa Youth Experiencing Succes in School (Y.E.S.S.), en una comunidad rural. El programa incluye consulta con el profesorado dos veces al mes, sesiones conductuales parentales y el componente Daily Report Card, (DRC). Participaron 66 niños y niñas de 5 a 12 años con comportamiento perturbador de los cuales un 77% (n=50) cumplía los criterios completos para TDAH. El objetivo era evaluar el porcentaje de niños y niñas que responden positivamente al componente DRC. La estrategia tuvo una duración de 4 meses y se llevó a cabo mediante un proceso colaborativo entre el profesorado del alumno, los padres, madres y un monitor del programa. Primero, los monitores se reunieron con el profesorado para identificar de dos a cuatro comportamientos que serían la meta a alcanzar utilizando la intervención. Después el profesorado tomaba nota de la frecuencia con que se producían estos comportamientos. A los padres o madres se les instruía en el programa y se les enseñaba el manejo de contingencias. Los efectos de la intervención fueron medidos con las escalas Disruptive Behavior Disorders (DBD), Impairment Rating Scale (IRS). Los resultados muestran que la mayoría de los niños y niñas (72%) mejoró todos los comportamientos que tenían por meta, y de los restantes, un 20% mejoró al menos uno de ellos. Como resultados, se escogen del estudio los beneficios incrementales de implementar la intervención de forma continuada, calculados como tamaños de efecto individuales que representan el beneficio acumulativo en el periodo de seguimiento.
Los resultados indican que la mayoría de los niños y niñas experimentaron un beneficio de magnitud grande (d=0,78; IC95% 0,37 a 1,19) en el 1er mes, de pequeña magnitud (d=0,22; IC95% -0,18 a 0,62) durante el 2º mes, manteniendo este rendimiento a lo largo del 3er mes (d=-0,02; IC95% -0,41 a 0,38) y experimentaron otro beneficio incremental de pequeña magnitud (d=0,21; IC95% -0,19 a 0,61) en el 4º mes. El tamaño de efecto del beneficio acumulado al final de la intervención (a los 4 meses), es de magnitud grande (d=1,16), y aunque los valores de comportamientos perturbadores observados en este periodo excedían los niveles normales en algunas clases, la reducción percibida era clínicamente significativa. En cuanto a las limitaciones del estudio se puede destacar la homogeneidad de la muestra, lo que limita la posibilidad de generalizar estos resultados a poblaciones con una diversidad mayor, y la no inclusión de datos sobre rendimiento académico. Los autores señalan que aunque con intervenciones de este tipo, con un seguimiento mes a mes tan exhaustivo, se necesita profesorado comprometido en la tarea, los beneficios que se obtendrían con una aplicación continua de la intervención podrían ser mayores que el coste del tiempo que se necesita101.
En el segundo estudio antes-después, que analiza la efectividad y viabilidad del programa Youth Experiencing Succes in School (Y.E.S.S.), implementado a lo largo de 4 años, participaron en el programa un total de 41 niños y niñas desde guardería a 5º curso. La DRC es una estrategia que se utiliza para identificar, monitorizar y cambiar determinados comportamientos individualizados, a la vez que se promueve diariamente la comunicación entre casa-escuela. El profesorado proporciona comentarios a los niños/niñas cuando realizan estos comportamientos, y anotan si el niño/niña cumple o no las meta cada día. La tarjeta se enviaba a casa, donde los padres o madres recompensaban a los niños/niñas por haber cumplido sus metas. Los efectos de la intervención fueron medidos con las escalas Disruptive Behavior Disorders (DBD) e Impairment Rating Scale (IRS). El estudio presenta como resultados el tamaño del efecto. Según la valoración parental de los síntomas (DBD), se observó un cambio en la dirección esperada, pero de pequeña magnitud (d=0,22 a d=0,32) y no estadísticamente significativo, y una mejoría significativa en los dominios de funcionamiento académico (d=0,65; IC95% 0,21 a 1,09) y funcionamiento global (d=0,57; IC95% 0,13 a 1,01) de la escala IRS. Según la valoración del profesorado, también se observó mejoría a lo largo del tiempo tanto en los síntomas como en las deficiencias, pero no fueron significativas.
Así, la magnitud del efecto fue de tamaño moderado en los síntomas de inatención (d=0,42; IC95% -0,02 a 0,86) de la escala DBD y pequeño en hiperactividad/impulsividad (d=0,20; IC95% -0,23 a 0,64), relaciones con los compañeros (d=0,14; IC95% -0,29 a 0,57) y relaciones estudiante-profesorado (d=0,10; IC95% -0,33 a 0,53) de la escala IRS. Como limitaciones se destacan el pequeño tamaño muestral, reclutamiento en base a las referencias del profesorado y no a los criterios de inclusión/exclusión clínicos que se utilizan en el diagnóstico de TDAH, con lo que sólo un 80,5% de la muestra cumpliría todos los criterios para el TDAH y falta de heterogeneidad con lo que los resultados están más limitados para hacer generalizaciones102.
Hay estudios que evalúan la efectividad de diferentes intervenciones escolares de auto-regulación. En un ensayo clínico controlado y no aleatorizado con 57 estudiantes entre 10 y 18 años con TDAH, se incluyen estrategias dirigidas a la motivación (ej. «intención-meta» Goal intention GI, «automonitorización») y estrategias dirigidas a la voluntad («si-a continuación»). Las primeras exponen las metas que se desean alcanzar, mientras que las segundas están ligadas a planes específicos sobre cómo obtener dicha meta. Para comparar ambas, se formaron dos grupos de intervención. En la primera sesión, el grupo 1 recibió GI y el grupo 2 recibió GI + «si-a continuación». En la segunda sesión, ambos grupos recibieron GI + «si-a continuación» y en la tercera recibieron GI + «si-a continuación» + «auto-monitorización» en la que se enseñó a los niños y niñas a completar un diario con sus progresos. Todas las sesiones tuvieron una duración de 2 semanas y las competencias de auto-regulación fueron evaluadas por el profesorado antes de la intervención, a las 2, 4 y 6 semanas, mediante un cuestionario alemán estandarizado de TDAH (FBB-ADHS). Los resultados muestran que no se produjo un cambio después de la 1ª sesión en el grupo intervención 1, por lo que GI por sí solo no beneficia las competencias auto-regulación de los niños y niñas. En el grupo 2 se observa un descenso de los síntomas tras 2 semanas de intervención (p<0,05; ηρ2=0,06), lo que sugiere que GI + planes «si-a continuación» incrementa las competencias de auto-regulación. Sin embargo, los resultados de las valoraciones a las 4 y 6 semanas son similares a los basales. Las conclusiones del estudio son que los niños y niñas con TDAH tienen mejores competencias de auto-regulación después de su primera sesión GI + «si-a continuación», pero los efectos de la intervención sólo son duraderos cuando los niños y niñas empezaron con una sesión de sólo GI. Entre las limitaciones que se recogen, destaca que el estudio se llevó a cabo en un colegio especial para niños y niñas con TDAH, con lo que la heterogeneidad de la muestra refleja una población de pacientes con TDAH y los resultados solamente serían generalizables a otros contextos de colegios especiales. Otra limitación importante es la falta de compromiso durante la intervención, cayendo especialmente de la Sesión 1 a la 2107.
En otro ECA doble ciego, en el que participan 36 estudiantes de 9 a 13 años, se compara la intervención HeartMath (HM) frente a un grupo control con placebo activo que utilizaba los bloques de construcción de Lego. La intervención fue distribuida diariamente en sesiones de 20 minutos durante 6 semanas. Se enseñó a los estudiantes 3 técnicas diferentes de autorregulación emocional: coherencia neutral y coherencia rápida (herramientas de reajuste de emociones) y «Heart Lock-In» (técnica de reestructuración emocional). Se trataba de dirigir el foco de atención al área que rodea el corazón, y respirar lenta y profundamente como si se estuviera respirando a través de esa área en el pecho. La función cognitiva fue valorada mediante Cognitive Drug research (CDR), el bienestar emocional de los niños/niñas mediante el cuestionario Strengths and Difficulties Questionnaire, que recoge 25 atributos divididos en 5 escalas (síntomas emocionales, problemas de conducta, hiperactividad/impulsividad, relaciones con los compañeros y comportamiento pro-social) y es completado tanto por los propios participantes como por el profesorado. Los análisis que comparan el grupo intervención frente al control activo muestran que hay una diferencia significativa en la sensibilidad en el reconocimiento de palabras (p<0,01) y casi significativo en la calidad verbal de la memoria secundaria episódica (p<0,057), favoreciendo al grupo HM. Cuando finaliza la intervención, el grupo control también la recibe durante otras 6 semanas. El análisis de los resultados conjuntos de todos los estudiantes muestra efectos significativos en más variables: recuerdo tardío de palabras (p<0,01), recuerdo inmediato de palabras (p<0,01), sensibilidad en el reconocimiento de palabras (p<0,001), calidad de la memoria secundaria episódica (p<0,001) y calidad verbal de la memoria secundaria episódica (p<0,001). Los autores concluyen que el sistema HM ofrece la posibilidad de una intervención única para construir una adaptación psicofisiológica que mejore la función cognitiva y auto-regulación de la conducta. Sin embargo, existen una serie de limitaciones en el estudio como que los cuestionarios de evaluación del comportamiento completados por profesorado y estudiantes están sujetos a las características de la demanda y a múltiples variables que no se pueden controlar totalmente; junto con una inconsistencia en cuanto a la recogida de datos sobre la coherencia entre los distintos colegios participantes97.
Un metaanálisis evalúa la efectividad de las intervenciones de entrenamiento de la memoria operativa o de trabajo con dos objetivos: 1) determinar hasta qué punto el entrenamiento de esta capacidad tiene beneficios de transferencia cercana, es decir, en otras áreas de la memoria de trabajo similares a las entrenadas y 2) determinar los beneficios de transferencias más lejanas o dicho de otra forma, en aquellas tareas que no han sido entrenadas directamente, como la mejora del rendimiento en medidas lectoras o en el CI. Se comparan intervenciones de al menos 2 semanas de duración y basadas en programas que entrenan las habilidades de memoria de trabajo verbales o que entrenan las habilidades de memoria de trabajo visual-espacial (o visoespacial).
Se incluyen EC aleatorizados o no y con grupo control con o sin tratamiento. El período de búsqueda transcurre desde 1980 a 2011 e incluyen 23 estudios en total. Los resultados se presentan en forma de tamaños de efecto usando la d de Cohen, siendo positivos cuando el grupo que había recibido el entrenamiento de la memoria de trabajo tenía la puntuación más alta. Según los objetivos se obtienen los siguientes resultados: 1) Los resultados en los efectos del entrenamiento de la memoria operativa verbal muestran grandes mejoras con respecto a los grupos control en los efectos inmediatos, con tamaños de efecto entre d=0,72, (IC95% 0,44 a 1,00) y d=0,84, (IC95% 0,55 a 1,13). Por lo que respecta a los efectos a largo plazo, estos no se mantienen tras un seguimiento medio evaluado a los 9 meses, donde el tamaño de efecto medio oscila entre d=0,10, (IC95% – 0,30 a 0,50) y d=0,47, (IC95% 0,00 a 0,94). En cuanto a la memoria de trabajo visual-espacial, se observan ganancias moderadas en los efectos inmediatos, con tamaños de efecto que varían entre d=0,44, (IC95% 0,26 a 0,62) y d=0,55, (IC95% 0,34 a 0,76). En este caso, los efectos se mantienen a largo plazo, como indican las medidas de seguimiento a los 5 meses, con un tamaño del efecto moderado: d=0,41, (IC95% 0,13 a 0,69), p=0,001 y sin que la heterogeneidad de los estudios fuera significativa. 2) No se encuentran beneficios destacables, ni en los efectos inmediatos ni a largo plazo, en cuanto a transferencia del entrenamiento de la memoria de trabajo en otras capacidades como las habilidades verbales y no verbales, los procesos inhibitorios en la atención y la decodificación aritmética y de palabras. Los autores tienen en cuenta el posible sesgo de publicación de varios de los artículos incluidos y como conclusiones de este metaanálisis destacan que estos programas de entrenamiento sólo producen efectos a corto plazo y no hay evidencia sobre que tales efectos sean duraderos94.
Una RS evalúa la eficacia a corto y largo plazo del programa de entrenamiento de la memoria operativa o de trabajo Cogmed Working Memory Training (CWMT), en escolares con TDAH. Se incluyen 7 estudios –ECA o ensayos abiertos–, con un total de 239 participantes, de los cuales 4 cumplen los criterios de tratamientos basados en la evidencia (EBT criteria). La intervención CWMT es un programa computarizado de entrenamiento que dura 5 semanas y está diseñado para mejorar la memoria de trabajo mediante un incremento efectivo en la capacidad de ésta. El programa incluye tres aplicaciones específicas dependiendo de la edad (preescolar, escolar y adultos). La versión escolar incluye 12 ejercicios, de unos 30-45 minutos de duración. Estos ejercicios consisten en tareas que requieren que el usuario almacene o manipule información visual y/o auditiva. La RS recoge de los estudios incluidos los resultados presentados en forma de tamaños de efecto calculados a través de varios ámbitos: valoraciones realizadas por padres o madres y/o profesorado (ej. los síntomas de TDAH), observaciones de la conducta, o entrenamiento en tareas cognitivas.
Hay 2 ECA que encontraron efectos significativos con CWMT en los resultados neuropsicológicos y síntomas de TDHA, frente a grupo control de lista de espera o grupo control placebo, según la valoración de los padres o madres. Un estudio demostró efectos de la intervención en comparación con un grupo placebo en 2 de las 5 categorías de comportamiento analizadas, pero no encontró efectos en la valoración parental de CWMT. En otro estudio que utilizaba una condición activa como control, no se encontraron beneficios según las valoraciones parentales y del profesorado. Hay 3 estudios adicionales que apoyaron la eficacia de CWMT pero se considera que no cumplen el criterio de ser EBT, ya que los síntomas de TDAH no están entre las variables resultado estudiadas, o no incluyen a jóvenes con un diagnóstico formal del trastorno. Aunque los autores concluyen que el balance entre las fortalezas y las limitaciones de los estudios revisados sugieren que CWMT puede posiblemente ser un tratamiento eficaz para adolescentes con TDAH, los mismos autores señalan inconsistencias significativas dentro de los estudios tanto en los resultados como entre las intervenciones, lo que conlleva falta de concordancia entre los datos obtenidos en los estudios y el modelo hipotético de beneficios terapéuticos que puede ofrecer CWMT92.
Un ECA analiza la transferencia de los efectos sobre otros dominios neuropsicológicos, el rendimiento académico y el funcionamiento diario en casa y en la escuela de un programa de entrenamiento en memoria de trabajo Cogmed’s RoboMemo program, frente a un grupo control con tratamiento estándar. Un total de 67 niños y niñas, entre 10 y 12 años participaron en el entrenamiento durante 5-7 semanas. Las sesiones tuvieron 30-45 minutos de duración y consistían en 13 ejercicios adaptativos que varíaban en dificultad según los progresos del niño/niña. Las medidas neuropsicológicas fueron evaluadas de acuerdo a una serie de test como Color Word, Trail Making o Conner’s Continuous Performance Tests. Las habilidades académicas fueron evaluadas atendiendo a varios test de matemáticas o lectura. Los padres, madres y profesorado evaluaron los síntomas, comportamiento pro-social y psicopatológico, y funcionamiento ejecutivo mediante las escalas ADHD-Rating Scale IV, Strenghts & Dificulties Questionnaire, y Behavior Rating Inventory of Executive Function (BRIEF) respectivamente. Se mide antes de la intervención, inmediatamente post-intervención y posteriormente, en el seguimiento a los 8 meses. Los resultados muestran que hay un efecto significativo del entrenamiento en la velocidad de procesamiento (p<0,05), pero no en el resto de medidas neuropsicológicas. En cuanto al rendimiento académico, las habilidades de comprensión lectora y de resolución de problemas matemáticos mejoraron, pero sólo de forma estadísticamente significativa en el caso de la primera (p=0,001; eta2=0,337), mejora que además se mantuvo tras el seguimiento a los 8 meses (p=0,001; eta2=0,335). Según las valoraciones de padres, madres y del profesorado, el entrenamiento no produjo cambios en los síntomas. Los autores destacan la exhaustividad con la que se ha realizado el estudio –a pesar de la escasez de resultados positivos estadísticamente significativos con respecto a la efectividad del tratamiento– y que se necesitan investigaciones adicionales para mejorar el programa y las condiciones para que sea efectivo98.
Un ECA tiene como objetivo determinar la efectividad de un programa intensivo de entrenamiento de memoria de trabajo con ordenador, en estudiantes universitarios con TDAH o con problemas de aprendizaje frente a un grupo control de lista de espera. Participan 62 universitarios: 26 tienen TDAH, 30 tienen problemas de aprendizaje y 6 ambos trastornos. La intervención consiste en 25 sesiones de entrenamiento, de 45 minutos con el programa Cogmed QM a lo largo de 5 semanas. Durante cada sesión, los participantes completaron un conjunto de tareas auditivo-verbales y visoespaciales relacionadas con la memoria de trabajo. Los resultados fueron evaluados en función de una serie de tests que medían diferentes aspectos de la memoria de trabajo o el rendimiento académico, y se utilizaron cuestionarios de autoevaluación para la afectación en los síntomas, percepción, memoria y función motora. Se mide antes de la intervención, 3 semanas después de completarla y posteriormente, en el seguimiento a los 2 meses. El estudio presenta los resultados en forma de eta cuadrado como estimador del tamaño de efecto (η2). Los análisis por intención de tratar revelaron que los participantes que recibieron la intervención, mostraron mejoras significativas en las medidas auditivo-verbales (p=0,05; η2=0,08) y visual-espaciales (p<0,0001; η2=0,22) de la memoria operativa, menos síntomas de TDAH (p=0,05; η2=0,07) y menos fallos cognitivos en el día a día (p=0,05; η2=0,087), según las valoraciones de los propios participantes. En el seguimiento a los 2 meses las ganancias observadas se mantienen en las medidas auditivo-verbales (p<0,0001; η2=0,243, las medidas visual-espaciales (p=0,05; η2=0,083) y en la mejoría de los fallos cognitivos (p=0,05; η2=0,067). Algunas limitaciones del estudio serían el posible sesgo del informante, al no contar con un grupo control activo, que la mayoría de las variables de resultado que se tomaron estaban basadas en cuestionarios de auto-valoración y la falta de poder estadístico para detectar algunos de los beneficios a largo plazo de la intervención, ya que una considerable porción de la muestra (38%) no se presentó a los tests de seguimiento99.
Un metaanálisis analiza estudios con diseño de estrategia sujeto-único para evaluar la efectividad de las intervenciones funcionales de conducta frente a las intervenciones no funcionales, para estudiantes diagnosticados con TDAH. El período de búsqueda transcurre entre 1980 y 2011 e incluye 82 estudios con un total de 168 participantes en edad escolar de 4 a 21 años. Las intervenciones recogidas en la RS son aquellas que incluyen la evaluación funcional de la conducta (Functional Behavioral Assessment, FBA), un conjunto de procedimientos utilizados para determinar los eventos ambientales que mantienen los incidentes de problemas de comportamiento. Parten de la base de que identificando la causa del comportamiento, una intervención basada en la conducta funcional será más efectiva que otra basada en un enfoque de ensayo-error.
A menudo las intervenciones FBA incluyen el análisis funcional (functional analysis, FA), que consiste en analizar las conductas que constituyen el núcleo del problema, que lo generan y/o mantienen y sus antecedentes y consecuencias junto con el contexto en el que se dan. La RS parte del hecho de que hasta ahora solo se había evaluado la efectividad de estas intervenciones en estudiantes diagnosticados con trastornos del espectro autista o discapacidad intelectual leve y se dudaba de su efectividad en TDAH. La RS se ha realizado porque se ha encontrado un número importante de casos únicos diagnosticados con TDAH que utilizan este tratamiento. Para calcular la magnitud del efecto, se realizó una «triangulación métrica» con 3 medidas diferentes: diferencia de medias estándar (standard mean difference, SMD), porcentaje que excede la mediana (percent exceeding the median baseline phase, PEM), y diferencia en la tasa de mejoría (improvement rate difference, IRD). Los resultados se han considerado significativos si al menos dos de las tres medidas se apoyaban en diferencias significativas entre las variables. Los tamaños de efecto fueron calculados utilizando al individuo, en lugar del estudio, como la unidad primaria del análisis. Los resultados se expresan como el efecto medio (M) en cada una de las tres medidas. Se encontraron diferencias significativas en todos los tamaños de efecto, IRD (p=0,001; M=84,95; IC95% 83,07 a 86,73), PEM, (p=0,003; M=93,53; IC95% 92,06 a 94,93), y SMD, (p=0,007; M=3,94; IC95% 3,43 a 4,38) en las muestras FBA cuando se las compara con las no FBA. Además, al comparar intervenciones que incluían FA con aquellas que no la tenían, se encontraron diferencias estadísticamente significativas tanto en PEM (p=0,001) como en SMD (p=0,011). Los autores apuntan como conclusión del estudio que los resultados apoyan el uso de procedimientos FBA y la utilidad de la inclusión en los mismos de análisis funcionales (FA) con el objetivo de desarrollar intervenciones efectivas para estudiantes con TDAH. Entre las limitaciones de la RS se señalan que al tratarse de análisis no paramétricos, no se puede examinar el efecto de las variables mediadoras y que con el diseño de los estudios incluidos solo pueden examinarse las asociaciones entre los tamaños del efecto y las variables, pero no se pueden establecer relaciones causales95.
Hay estudios cuyas intervenciones están enfocadas más específicamente a entrenar habilidades muy concretas, como las aptitudes narrativas, artísticas o la actividad física.
Un estudio retrospectivo examina la eficacia de un programa intensivo de verano Summer day treatment program for adolescentes (STP-A), para adolescentes con TDAH. Durante 8 semanas 34 participantes de 12 a 16 años aprenden habilidades académicas y organizativas propias de la escuela secundaria.
Además de centrarse en estrategias como: habilidades de estudio y de escritura, aprender a tomar apuntes, uso de planificadores diarios, etc., los módulos incluían prevención contra el uso de sustancias o enseñanza de habilidades útiles en su vida y que pudieran prevenir resultados desadaptativos como el entrenamiento del liderazgo. Para evaluar la mejoría durante el programa, los padres o madres completaron la escala Improvement Rating Scale, (IRS). El estudio presenta pocos resultados numéricos. Los resultados muestran la mejoría global de todos los participantes. Por dominios entre un 60% y un 90% de los participantes alcanzaron la mejoría, destacando el ítem de «seguir las normas en casa» donde se alcanzó el resultado más alto (90,9% de los participantes). Entre las limitaciones del estudio destacan la falta de grupo control y el no evaluar la mejora en el rendimiento académico o el mantenimiento de los resultados en el siguiente año escolar103.
Aprovechando la realización del programa de verano STP-A, Derefinko et al., a partir de una serie de casos realizan un estudio con 30 participantes del programa STP-A. El objetivo de este estudio es investigar la efectividad de la intervención Story mapping (SMI) para mejorar el recuerdo y producción narrativa en adolescentes con TDAH. La intervención incluía dos actividades: 1) enseñar a los adolescentes a identificar y organizar los elementos que tenía que tener una buena historia, para posteriormente pedirles que la crearan; 2) trabajar la comprensión oral de dos relatos o cuentos que les habían sido leídos con anterioridad. Los adolescentes completaron una evaluación el primer día antes de comenzar la intervención y el último día al finalizarla. Como resultados, se presenta el tamaño del efecto. Tras la valoración del efecto de Story mapping en la comprensión oral de los relatos o cuentos, se observa que esta capacidad estaba más desarrollada después de la intervención que en el pre-test: recordaron más cuestiones del texto (p=0,001; d=2,22; IC95% 1,58 a 2,86), las cuestiones más importantes (p=0,001; d=1,72; IC95% 1,13 a 2,31), y de una forma más coherente (p=0,01; d=1,37; IC95% 0,51 a 1,93). En cuanto a la creación de historias, los adolescentes crearon historias con un mayor número de eventos o longitud en la condición post-test (p=0,001). En conclusión, la intervención SMI mejoró las habilidades de comprehensión narrativa en varios aspectos: número de acontecimientos, coherencia y generación de deducciones. El estudio presenta como limitación importante la falta de grupo control, ya que se llevó a cabo en el contexto de un programa de tratamiento más amplio, lo que también contribuye a la dificultad de evaluar si la mejora en la compresión narrativa fue debida a la intervención SMI o al conjunto de todo el programa de tratamiento de verano104.
Mediante una serie de casos se estudia, de forma preliminar, si una intervención basada en la actividad física implementada antes del colegio es efectiva a la hora de reducir los síntomas propios del TDAH en jóvenes. En el estudio participan 17 niños y niñas entre 5,2 y 8,7 años de edad que cumplían criterios de riesgo de TDAH. El programa de actividad física fue diseñado con el objetivo de maximizar la implicación de los participantes en una actividad física continua, de moderada a enérgica (moderate-to-vigorous physical activity, MVPA), antes del horario escolar. El programa se llevó a cabo durante 8 semanas, con 30 minutos diarios, y se dividía en 4 actividades de 6 minutos de duración con pequeños grupos de 5 niños y niñas. Las actividades estaban diseñadas de tal forma que se promovía la MVPA continuada mediante juegos y tareas que requerían que los participantes emplearan una serie de habilidades motoras (mover objetos entre diferentes zonas, saltar, correr, etc.). Debido al carácter preliminar del estudio y la ausencia de estudios previos que indicaran qué medidas son sensibles a los efectos de la actividad física en la sintomatología del TDAH, se estudió una amplia gama de variables que medían las capacidades motoras, cognitivas, sociales y de conducta o comportamiento (inhibición de respuestas), además de escalas de conducta y mejoría valoradas por varios informantes como el profesorado, padres, madres o monitores del programa. Como resultados, el estudio presenta el tamaño del efecto. Las medidas se tomaron la semana antes de la intervención, semanalmente durante la misma y posteriormente una semana después de finalizada. Los resultados muestran que se produjeron cambios estadísticamente significativos entre los resultados pre- y post-intervención en las medidas de capacidades motoras: BOT-2 (p<0,01; d=0,96; IC95% 0,25 a 1,66) y en las medidas cognitivas y de comportamiento: Shape School Condition B (p<0,05; d=0,35; IC95% -0,32 a 1,03), Red/Green Light (p<0,05; d=0,60; IC95% -0,09 a 1,28), Abbreviated Conners (p<0,05; d=0,60; IC95% -0,09 a 1,28), Iowa Conners (p<0,05; d=0,70; IC95% 0,01 a 1,39) and Interrupting scores (p<0,01; d=0,78; IC95% 0,08 a 1,48). Todos los cambios observados fueron en un sentido adaptativo, con tamaños de efecto de pequeña a mediana magnitud, excepto para BOT-2 que tuvo un tamaño de efecto grande. La mayor parte de los participantes (64% a 71%) mostró una mejoría global de acuerdo a las valoraciones postintervención por parte de padres, madres, profesorado y monitores. Algunas limitaciones del estudio serían la ausencia de la condición de control o de la comparación con un grupo de compañeros con un desarrollo normal y el pequeño tamaño de la muestra, aparte de que la evaluación semanal continua podría mejorar el control inhibitorio independientemente de los efectos de la intervención basada en la actividad física. Los autores concluyen que, teniendo siempre en cuenta el carácter preliminar de los resultados al ser un estudio piloto, la actividad física parece ser una intervención prometedora para abordar los síntomas de TDAH en jóvenes105.
Un ensayo controlado no aleatorizado exploró los efectos de la enseñanza de actividades artísticas en las habilidades de pensamiento y de conducta en preescolares con TDAH. En el estudio participaron 14 niños y niñas entre 4 y 6 años de edad, de los cuales la mitad recibieron la intervención y la otra mitad sirvió de grupo control, sin intervención de ningún tipo. El programa se dividía en dos actividades artísticas: dibujo y moldeado de figuras con arcilla; divididas en 12 tareas específicas de 20-30 min cada una. Las actividades se enseñaron mediante un método de juego, tanto de forma individual como grupal. Para animar a los niños y niñas a adquirir y desarrollar las habilidades de pensamiento y de conducta, se utilizó una serie de técnicas de refuerzo (refuerzo simbólico, oral, no-oral o negativo). Los resultados se evaluaron mediante la escala de valoración del TDAH derivada del manual DSM-IV-TR y unas hojas de observación que recogían datos de las habilidades de pensamiento (‘atención’, ‘comparación’, ‘clasificación’, ‘orden’ y ‘observación’) y de comportamiento (‘control de la actividad y tranquilidad’, ‘esperar al turno’, ‘limpieza personal y del entorno’, ‘seguimiento de las instrucciones y directrices’ y ‘finalización del trabajo y las actividades’). Todos los niños/niñas se evaluaron antes de la intervención e inmediatamente post-intervención. Los resultados muestran una mejoría global de las habilidades de pensamiento en el grupo experimental después de la intervención (p=0,05). No se encontraron diferencias significativas en la media de las habilidades de comportamiento, aunque se observa una mejoría en cada una de ellas después de la intervención. El estudio presenta importantes limitaciones: pequeño tamaño muestral (solo se llevó a cabo en un centro de preescolar), breve duración del programa, pequeño número de actividades e importantes lagunas metodológicas106.
Se ha identificado también la guía de la Asociación Americana de Pediatría47 pero se ha optado por no aplicar sus recomendaciones directamente al cuerpo de la evidencia ya que en su elaboración se basan, fundamentalmente, en los resultados de la RS de la AHRQ de 2011. La guía concluye que si se coordinan los esfuerzos entre la escuela y el hogar los programas de terapia conductual podrían mejorar los efectos. En estos programas escolares se pueden incluir estrategas del tipo de: adaptaciones de la colocación de los niños y niñas en el aula, modificación de las asignaciones del trabajo escolar y de las formas o tiempos de realización de las pruebas y exámenes47.
Grupos de expertos coinciden en recomendar que las intervenciones en el comportamiento deben formar parte importante del plan de tratamiento para el TDAH en todas las edades, incluyéndose tanto en los programas dirigidos a la educación parental como a la formación en el aula64.
Se identificó otra revisión sobre los tratamientos no farmacológicos que habían demostrado eficacia en niños, niñas y adolescentes con TDAH, analizados por grupos de edad. El estudio se excluye como evidencia debido a su calidad metodológica. Las conclusiones obtenidas fueron que las intervenciones psicopedagógicas (prácticas en un contexto escolar que tienen como objetivo mejorar el aprendizaje) han demostrado ser beneficiosas para los niños y niñas en edad escolar, pero que la evidencia disponible sobre este tipo de tratamiento en adolescentes es todavía insuficiente108
En síntesis, todos los estudios seleccionados aportan evidencia de que las desventajas en el funcionamiento y rendimiento académico de las personas con TDAH, con respecto a personas que no tienen este trastorno, pueden reducirse utilizando intervenciones y habilidades escolares/educativas que potencien un aprendizaje eficaz. Intervenciones que habrá que adaptar a cada caso en función de las necesidades educativas, conductuales y emocionales de un alumno concreto, así como de los recursos de cada centro escolar.
Resumen de la evidencia
1++ | Las intervenciones no farmacológicas realizadas en el ambiente escolar y centradas en niños y niñas con o en riesgo de padecer TDAH, muestran efectos beneficiosos en mejorar los síntomas centrales (inatención e hiperactividad/ impulsividad), los síntomas externos relacionados con el TDAH y los comportamientos y resultados escolares (percepciones sobre el ajuste escolar y logro académico estandarizado)91. |
1+ | Las intervenciones más efectivas para mejorar el rendimiento escolar son aquellas centradas en aspectos académicos o las combinadas con intervenciones de manejo de contingencias; y las más eficaces para mejorar aspectos de la conducta son aquellas que incluyen terapia cognitivo-conductual93. |
1++ 1+ |
Un programa de intervención psicosocial conductual que incluye varios componentes: formación para los padres o madres en estrategias para afrontar el TDAH y sus déficits asociados, formación para el profesorado en estrategias de gestión del aula y entrenamiento para los niños y niñas en nuevas habilidades sociales y en habilidades que fomenten su independencia es significativamente más efectivo que un tratamiento centrado solamente en el componente parental. Resultados: a) habilidades sociales: según padres/madres (p=0,039; d=0,21; IC95% -0,12 a 0,54), según el profesorado (p=0,017; d=0,31; IC95% -0,02 a 0,64); b) síntomas de inatención: según padres/madres (p=0,001; d=0,25; IC95% -0,07 a 0,57), según el profesorado (p=0,000; d=0,42; IC95% 0,09 a 0,74); c) funcionamiento global: según padres/madres (p=0,000; d=0,22; IC95% -0,11 a 0,55), según el profesorado (p=0,000; d=0,57; IC95% 0,23 a 0,91)36,37. |
1++ | Intervenciones diseñadas para utilizar estímulos visuales y auditivos para entrenar a los niños y niñas en los distintos tipos de atención, combinadas con pautas parentales para implementar las habilidades adquiridas, obtienen resultados significativos en el comportamiento de inatención y en la función ejecutiva. Resultados: a) inatención (d=1,65; IC95% 0,98 a 1,83 y d=1,41; IC95% 0,98 a 1,84 según padres/madres y clínicos respectivamente; b) función ejecutiva: iniciación (d=0,98; IC95% 0,57 a 1,39), memoria operativa (d=1,16; IC95% 0,75 a 1,57), planificación (d=1,00; IC95% 0,59 a 1,41), índice metacognitivo (d=1,13; IC95% 0,72 a 1,54), compuesto ejecutivo general (d=1,03; IC95% 0,62 a 1,43), según padres/madres100. |
1+ | Tras una intervención grupal de mejora de necesidades académicas, dirigida a estudiantes de educación secundaria con TDAH y sus padres/madres, estos últimos siguieron utilizando de forma notable las estrategias que habían aprendido, destacando aspectos como la revisión del cuaderno de notas online (81,8%), el refuerzo académico (73,9%), ofrecer recompensas (71,4%) o quitar privilegios (69,6%)39. |
1+ 1- |
Intervenciones escolares que combinan estrategias dirigidas a adolescentes con TDAH y a sus padres o madres consiguen mejoría tanto en las necesidades académicas: «aceptación de responsabilidades y límites, «finalización de los deberes» o «resolución de problemas», como en las habilidades interpersonales: «relación con los compañeros» o «funcionamiento familiar»39,96. |
2+ | Programas de manejo de contingencias que utilizan hojas de registro o seguimiento diario se asocian con mejoras moderadas de los comportamientos perturbadores de niños y niñas con TDAH101,102. |
1+ | El entrenamiento en técnicas de autorregulación emocional que incluyan herramientas de reajuste de emociones y técnicas de reestructuración emocional consigue que estudiantes con TDAH mejoren significativamente (p<0,01), la función cognitiva en aspectos como «recuerdo tardío y recuerdo inmediato de palabras», «sensibilidad en el reconocimiento de palabras», «calidad de la memoria secundaria episódica» y «calidad verbal de la memoria secundaria episódica»97. |
1- | Sin embargo, con otros programas de autorregulación enfocados en la motivación y la voluntad no se obtienen resultados significativos o concluyentes107. |
1++, 1+ |
Las intervenciones de entrenamiento de la memoria operativa o de trabajo de forma oral o visoespacial muestran grandes mejoras de transferencia cercana, con respecto a los grupos control, en los efectos inmediatos. En el mantenimiento de los efectos a largo plazo los resultados son menos concluyentes. No se encuentran beneficios destacables en cuanto a transferencia del entrenamiento de la memoria de trabajo en otras capacidades como las habilidades verbales y no verbales, los procesos inhibitorios en la atención y la decodificación aritmética y de palabras94,99. |
1++ | Las intervenciones funcionales de conducta o intervenciones basadas en la conducta funcional son más efectivas que las intervenciones no funcionales o intervenciones basadas en un enfoque de ensayo-error. Además, los estudios apoyan la utilidad adicional de la inclusión en estas intervenciones del componente de análisis funcionales (FA)95. |
3 | El entrenamiento en adolescentes con TDAH en técnicas de elaboración de historias mejora su comprensión narrativa, tanto en el recuerdo de los relatos orales: capacidad de recordar de una forma más coherente más cuestiones del texto y las más importantes, como en su capacidad de creación narrativa: historias con un mayor número de eventos o longitud104. |
3 | La actividad física parece ser una intervención prometedora para abordar los síntomas de TDAH en jóvenes, produciendo cambios estadísticamente significativos entre los resultados pre- y post-intervención en las medidas de capacidades motoras y en las medidas cognitivas y de comportamiento. La mayor parte de los participantes (64% a 71%) mostró una mejoría global de acuerdo a las valoraciones post-intervención por parte de padres, madres, profesorado y monitores105. |
1- | La enseñanza de actividades artísticas, mediante métodos de juego y con técnicas de refuerzo, se asocia con una mejoría global de las habilidades de pensamiento en preescolares con TDAH. Aunque no se encuentran diferencias significativas, también se encuentran datos de mejoría en las habilidades de comportamiento106. |
– Tamaño de efecto de Cohen: d>0,2–0,5 pequeño, d>0,5–0,8 medio y d>0,8 grande.
– Tamaño de efecto como eta parcial al cuadrado (ηρ2): valores en torno a 0,01 indican poco efecto, en torno a 0,06 efecto medio, superior a 0,14 efecto grande.
Recomendaciones PICO
B |
Las intervenciones escolares/educativas deben incluirse dentro del programa de tratamiento de personas con TDAH:
|
B | Estas intervenciones deben incluir formación para los padres y madres en estrategias para afrontar el TDAH y sus déficits asociados; formación para el profesorado en estrategias de gestión del aula; y entrenamiento para los niños y niñas en nuevas habilidades sociales y en otras que fomenten su autonomía. |
A | Para mejorar la función ejecutiva y el comportamiento de inatención, se recomienda utilizar intervenciones diseñadas para emplear estímulos visuales y auditivos que permitan entrenar a los niños y niñas en los distintos tipos de atención. Combinándolo con pautas parentales para implementar las habilidades adquiridas. |
√ | Se recomienda realizar adaptaciones de la colocación de los niños y niñas en el aula, modificar las asignaciones del trabajo escolar y de las formas o tiempos de realización de las pruebas y exámenes. |
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