La información exhaustiva a los pacientes, oral y escrita, destacando la importancia de su colaboración activa en el proceso es un componente fundamental de la vía clínica de recuperación intensificada en cirugía abdominal (RICA). El asesoramiento del paciente quirúrgico se ha evaluado como parte de estos programas en diversos ensayos clínicos controlados y aleatorizados y metaanálisis, sobre todo en el ámbito de la cirugía colorrectal24,35. Dado que se considera un elemento clave del proceso quirúrgico, parece necesario intentar identificar si la información sobre el proceso, evaluada de forma independiente, tiene algún protagonismo en la recuperación postoperatoria del paciente.
Una revisión sistemática que investiga la efectividad de las intervenciones educativas preoperatorias para prevenir complicaciones y acortar la estancia hospitalaria en pacientes a los que se realiza colostomía o ileostomía, encuentra resultados inconsistentes para ambos desenlaces. Según un ECA (64 pacientes) y 2 estudios observacionales (443 pacientes) la educación preoperatoria acorta de forma estadísticamente significativa la estancia hospitalaria, mientras que dos estudios, un ECA (42 pacientes) y un observacional (80 pacientes), no ven diferencias entre ambos grupos (experimental y control). La tasa de complicaciones del estoma disminuyó en el grupo que recibió la intervención educativa, pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa en dos estudios (ECA y observacional)36.
y estudios
observacionales
1- / 2-
Además de los estudios aquí descritos se identificaron otros siete estudios, que quedaron excluidos del volumen de la evidencia por ser estudios que valoran la influencia del formato en el que se facilita la información (escrita38,39, video40-42,multimedia43,44).
Resumen de la evidencia
1-, 2-
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Los 5 estudios incluidos en una revisión sistemática muestran resultados inconsistentes y los datos son demasiado escasos para informar si las intervenciones educativas preoperatorias reducen la estancia hospitalaria en pacientes ostomizados36. |
1-
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Los pacientes (cirugía abdominal) que reciben información específica del proceso quirúrgico presentan en el preoperatorio inmediato (día anterior a la intervención) niveles de ansiedad, según el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI), significativamente inferiores que antes de ser informados (diferencia de medias 2,6; IC95% 0,4 a 4,8, p=0,019)37. |
Recomendaciones
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Se deberá proporcionar información oral y escrita al paciente que va a ser intervenido de cirugía mayor abdominal, describiendo lo que va a suceder durante todo el ingreso hospitalario, resolviendo dudas y haciéndole partícipe del proceso quirúrgico. |
√
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Se recomienda que la información que se transmite al paciente que va a ser intervenido de cirugía mayor abdominal se consensúe antes por un equipo multidisciplinar para favorecer una comprensión integral del proceso quirúrgico. |
El estudio multicéntrico español Prevalencia de Desnutrición y Costes Asociados (PREDyCES) puso de manifiesto que en nuestro entorno uno de cada cuatro pacientes presenta desnutrición o riesgo de desnutrición en el momento del ingreso según el test Nutritional Risk Screening 2002 (NRS 2002); sin embargo, menos de un tercio de estos pacientes siguen un tratamiento nutricional durante su ingreso45. La prevalencia de desnutrición preoperatoria del paciente quirúrgico en el estudio se estableció en el 17%. Estos datos revelan la existencia de variabilidad en la práctica asistencial respecto a la valoración nutricional del paciente ingresado en el hospital. Idealmente, los pacientes en riesgo nutricional que van a ser intervenidos de cirugía mayor deberían ser identificados mediante una evaluación preoperatoria y el tratamiento debería instaurarse antes de la intervención quirúrgica.
Un estudio de cohortes prospectivo realizado en China evalúa el resultado de la instauración de un tratamiento nutricional sobre la aparición de complicaciones postoperatorias a corto plazo (alta hospitalaria) en 512 pacientes programados para cirugía abdominal, y en riesgo nutricional según el test NRS 2002(a). Los pacientes recibieron tratamiento nutricional antes de la intervención, (nutrición parenteral o enteral durante 7 días como mínimo), a criterio del clínico que ignoraba la puntuación obtenida en el NRS 2002. En el grupo de pacientes con una puntuación ≥5, el 35,8% (43/120) recibió tratamiento nutricional; en el grupo con una puntuación de 3 ó 4 laproporción fue del 5,3% (21/392). En el primer grupo, la tasa de complicaciones totales (25,6% frente a 50,6%, p=0,008), de complicaciones infecciosas (16,3% frente a 33,8%, p=0,04), y de complicaciones no infecciosas(18,6% frente a 36,4%, p=0,042) fue signifcativamente inferior en el grupo que recibió soporte nutricional. No se encontraron diferencias signifcativas entre ambos grupos respecto a las tasas de complicaciones graves (7,0% frente a 9,0%, p=0,53) y mortalidad (0% frente a 2,6%, p=0,536). En el grupo de pacientes con una puntuación de 3 ó 4 en el test NRS 2002, no hubodiferencias signifcativas en la tasa de complicaciones totales (23,8% frente a 23,2%, p=1,0), infecciosas (p=0,50) y no infecciosas (p=0,75) entre los pacientes que recibieron nutrición preoperatoria y los que no la recibieron46.
cohortes 2+
cohortes 2+
cohortes 2+
cohortes 2-
Un estudio de cohortes prospectivo utiliza el test SGA(b) para clasifcar a 38 pacientes candidatos a transplante hepático en dos grupos según su estado nutricional: normonutridos (SGA-A) y desnutridos o en riesgo de desnutrición (SGA-B ó -C). La desnutrición preoperatoria (SGA-B ó -C) se asoció de forma estadísticamente signifcativa con más episodios de infección post-transplante (85 frente a 11, p<0,001), más episodios de infección por paciente (media 4,5 ± 3,1 frente a 0,6 ± 0,9, p<0,001) y una estancia hospitalaria más prolongada (media 41 ± 19 días frente a 18 ± 10 días, p<0,001). En el análisis de regresión, la desnutrición mantuvo una asociación signifcativa con el riesgo de infección postoperatoria y la duración del ingreso (no se muestran los intervalos de confanza)50.
cohortes 2-
Un estudio de cohortes retrospectivo realizado en EE.UU investiga el efecto de la desnutrición sobre la morbilidad postoperatoria a corto plazo (<30 días) en 313 pacientes con pancreatitis crónica a los que se realizó una pancreaticoduodenectomía (PD), o una pancreaticoyeyunostomía lateral (PYL), o una pancreatectomía distal (PDI). Para cada tipo de cirugía se diferenciaron cuatro grupos, resultantes de promediar las puntuaciones de tres métodos de cribado nutricional (SGA, NRI(c) e INA(d)): estado nutricional adecuado (32%), desnutrición leve (29%), moderada (30%), y grave (9%). Al comparar a los pacientes con y sin desnutrición, la tasa de complicaciones de los pacientes con desnutrición moderada fue superior, aunque la diferencia sólo fue estadísticamente signifcativa en el grupo PYL (14% frente a 31%, p<0,05); la desnutrición grave se asoció con un incremento estadísticamente signifcativo en la tasa de complicaciones de PD, PYL y PDI. El estado nutricional no influyó sobre la mortalidad51.
(d) INA: Instant Nutritional Assessment, tiene en cuenta la concentración de albúmina sérica y el recuento de linfocitos. Una concentración de albúmina < 3.5 g/dl y un recuento de linfocitos <1500 mm³ indican un riesgo elevado de complicaciones.
Los estudios que se citan a continuación tienen un objetivo más general que consiste en identifcar posibles factores pronósticos de mortalidad y complicaciones postoperatorias a corto plazo en series de pacientes intervenidos de cirugía mayor abdominal. El número de factores estudiados oscila entre 356 y 3557, aunque la mayoría de los estudios analiza entre 10 y 1552,54,55. Los datos aquí mostrados son los que hacen referencia a las herramientas de cribado, parámetros antropométricos, y bioquímicos destinados a identifcar la desnutrición o el riesgo nutricional.
cohortes 2-
observacional
3
observacional
3
observacional
3
observacional
3
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3
observacional
3
Aunque los diferentes criterios diagnósticos con los que se define el estado nutricional dificultan la comparación entre los estudios, los resultados encontrados sugieren que la desnutrición se asocia con mayor morbilidad y mortalidad postoperatoria. El GEG considera que realizar un cribado nutricional en el preoperatorio de todos los enfermos que van a ser intervenidos quirúrgicamente es fundamental y necesario para identificar a aquellos pacientes en riesgo de desnutrición y que sin el manejo nutricional preoperatorio adecuado tendrán más riesgo de una evolución clínica desfavorable. Actualmente no se dispone de un método de evaluación nutricional universalmente aceptado, por lo que el GEG no sugiere ninguno en particular.
El estudio de Nozoe et al.58 se ha excluido porque evalúa el estado nutricional con una herramienta, el Pronostic Nutritional Index o índice de Onodera, que se utiliza ampliamente en Japón y China, pero de la que no hay datos en occidente. Tampoco se hace referencia al estudio de De La Torre et al.59 en el volumen de evidencia debido a las importantes limitaciones metodológicas que presenta y al inadecuado análisis estadístico de los datos que los autores llevan a cabo.
Resumen de la evidencia
2+
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En los pacientes intervenidos de cirugía mayor abdominal (CMA) en riesgo de desnutrición moderado o grave (NRS 2002 ≥ 5), no administrar tratamiento nutricional preoperatorio se asocia con un incremento estadísticamente significativo en la tasa de complicaciones postoperatorias totales (25,6% frente a 50,6%, p=0,008), infecciosas (16,3% frente a 33,8%, p=0,04) y no infecciosas (18,6% frente a 36,4%, p=0,042). En los pacientes con menos riesgo (NRS 2002 = 3 ó 4), no hubo diferencias estadísticamente signifiativas46. |
2+
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El riesgo de desnutrición (NRS 2002≥ 3) es un predictor independiente de complicaciones postoperatorias a corto plazo (<30 días) en cirugía mayor urológica (OR 3,27; IC95% 1,33 a 8,02)47. |
2+
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En pacientes a los que se practica una nefrectomía total o parcial por cáncer renal, la desnutrición preoperatoria (IMC<18,5 kg/m² y/o albúmina<3,5 gr/dL y/o perdida de peso>5%) es un predictor independiente de mortalidad global (HR 2,41; IC95% 1,40 a 4,18) y cáncer-específica (HR 2,76; IC95% 1,17 a 6,50)49. |
2-
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En pacientes intervenidos de cirugía mayor abdominal la desnutrición preoperatoria (IMC<20 kg/m², albúmina<35 gr/L, perdida de peso>10%) se asocia de manera estadísticamente significativa con una tasa superior de complicaciones respiratorias (31% frente a 11%, p<0,05)48. |
En pacientes transplantados de hígado, la desnutrición preoperatoria (test SGA B ó C50 o body cell mass bajo55) se asocia de forma estadísticamente significativa con más riesgo de infección postoperatoria50 y de sepsis post-transplante (OR 7,29; IC95% 1,63 a 44,52)55. | |
En pacientes intervenidos de pancreatitis crónica, la desnutrición grave (promedio de tres test: SGA, NRI e INA) se asocia con mayor frecuencia de complicaciones, con independencia del tipo de cirugía51. En la pancreatectomía distal, la desnutrición (INA ≤100) es una variable independiente asociada a la aparición de fístula pancreática durante el postoperatorio (OR 8,12; IC95% 1,06 a 22,30)57. | |
3
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En pacientes intervenidos de cirugía colorrectal, la pérdida de peso >25% en 3 meses (OR 2,31; IC95% 1,36 a 3,91) y un test NRS 2002 ≥3 (OR 3,05; IC95% 1 a 9,49) se asocian con un incremento del riesgo de desarrollar complicaciones postoperatorias52. |
3
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En pacientes intervenidas quirúrgicamente por cáncer ginecológico, una concentración preoperatoria de albúmina < 3,89 g/dL se asocia con un aumento del riesgo de complicaciones postoperatorias (OR 0,29; IC95% 0,11 a 0,78)53. |
En pacientes con cáncer gástrico a los que se practica una gastrectomía, un test NRS 2002 ≥3 incrementa la probabilidad de sufrir complicaciones postoperatorias (OR 2,36; IC95% 1,32 a 4,94)54. En otro estudio los parámetros antropométricos y bioquímicos analizados no mostraron asociación estadística significativa con la aparición de complicaciones infecciosas56. |
Recomendaciones
D
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Se recomienda realizar un cribado nutricional a todos los pacientes que van a ser intervenidos de cirugía mayor abdominal. |
√
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La valoración del estado nutricional del paciente se debería realizar en el curso de la visita preoperatoria con el tiempo suficiente para poder tomar las medidas necesarias derivadas de los resultados de la evaluación, por parte de los equipos de soporte nutricional existentes en cada centro. |
√
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Se recomienda iniciar un tratamiento nutricional en el periodo preoperatorio en todos aquellos pacientes identificados en riesgo de desnutrición con el cribado nutricional. |
La administración de carbohidratos por vía oral (CHO) antes de la intervención quirúrgica tiene como objetivo reducir la respuesta catabólica del organismo al estrés quirúrgico y al ayuno preoperatorio. Esta respuesta se caracteriza por la presencia en mayor o menor grado de resistencia periférica a la insulina, hiperglucemia, desgaste muscular y depresión inmunológica. El uso preoperatorio de CHO se ha propuesto con la idea de desencadenar el ritmo metabólico diurno normal del organismo, con la activación de la insulina antes de la cirugía60. Ingerir 50 gr. de CHO estimula una liberación de insulina similar a la que se produce después de una comida mixta. De esta manera disminuye la resistencia postoperatoria a la insulina y el consumo de proteínas se reduce y mejora su síntesis, lo que redunda en un beneficio clínico, al mejorar la reparación tisular en el postoperatorio inmediato. Además, administrar bebidas carbohidratadas puede contribuir a mejorar la sensación de bienestar del paciente (sed, hambre, ansiedad) en el periodo preoperatorio61. Es por ello que en muchos programas de rehabilitación multimodal se incluye la administración de 50 gr. de CHO 2 horas antes de la cirugía62. Los CHO no retrasan el vaciamiento gástrico ni aumentan la acidez gástrica por lo que se consideran seguros en pacientes programados para cirugía electiva63. El objetivo de la pregunta es averiguar si llevar a cabo esta intervención se asocia con una probabilidad menor de complicaciones postoperatorias y, por consiguiente, con una estancia hospitalaria más corta.
Una revisión sistemática Cochrane de calidad examina los datos procedentes de 27 ECA que incluyen un total de 1.976 pacientes con distintos procedimientos quirúrgicos electivos. El metaanálisis por subgrupos, realizado de acuerdo al tipo de intervención quirúrgica y al grupo control (bebida placebo o ayuno preoperatorio), muestra una disminución de la estancia hospitalaria media en los pacientes intervenidos de CMA a los que se administró ≥ 45 gr. de CHO dentro de las 4 horas previas a la intervención quirúrgica. Este efecto sobre la estancia se limita al metaanálisis que incluye los datos de todos los estudios de CMA sin tener en cuenta si los controles habían recibido ayuno preoperatorio o placebo (10 estudios, 713 participantes), estimándose una estancia media de 1,66 días menos (IC95% -2,97 días a -0,34 días). No se observa benefcio en los metaanálisis que comparan CHO frente al ayuno preoperatorio (5 estudios, 276 participantes; diferencia de medias -2,02 días, IC95% -4,13 días a 0,08 días) o frente a placebo (7 estudios, 464 participantes; diferencia de medias -1,23 días, IC95% -2,79 días a 0,33 días). Según los autores, la evidencia de que el uso preoperatorio de bebidas carbohidratadas en CMA acorta la estancia hospitalaria ha de interpretarse con precaución debido a las limitaciones metodológicas de los ECA y a que la estancia promedio en los diferentes estudios comprende un rango muy amplio. El grado de heterogeneidad estadística entre los estudios originales fue elevado (I² ≥70%). La administración de CHO no parece influir en la tasa de complicaciones postoperatorias después de una cirugía electiva, según los metaanálisis que comparan CHO frente al ayuno preoperatorio o placebo (14 estudios, 913 participantes; RR 0,98, IC95% 0,86 a 1,11), CHO frente a placebo (10 estudios, 594 participantes; RR 0,92, IC95% 0,73 a 1,16) y CHO frente al ayuno preoperatorio (6 estudios, 386 participantes; RR 1,00, IC95% 0,87 a 1,16). El 80,7% (184 de 228), 99,3% (156 de 157) y 41,1% (30 de 73) de los eventos adversos, respectivamente, proceden de estudios sobre CMA. La heterogeneidad estadística fue baja (I²=0%). Según los autores, la evidencia sobre la asociación entre CHO y riesgo de complicaciones postoperatorias es de baja calidad a causa de las limitaciones metodológicas de los estudios originales, y la imprecisión de los resultados.
Por último, el metaanálisis muestra que la administración de CHO reduce en -0,39 días (IC95% -0,70 días a -0,07 días) el tiempo medio de retorno de la función intestinal (1er flato) (2 estudios, 86 participantes), pero no disminuye signifcativamente el tiempo medio hasta que se restaura la motilidad intestinal (1er movimiento intestinal) (2 estudios, 54 participantes; diferencia de medias -0,48 días, IC95% -1,62 días a 0,66 días, I²=0%). El único estudio sobre CMA (142 participantes) que analiza las náuseas postoperatorias en las primeras 24 horas, la fatiga y el bienestar del paciente, no encuentra diferencias signifcativas al comparar CHO frente a placebo. No se registraron casos de neumonitis por aspiración relacionados con el uso preoperatorio de bebidas carbohidratadas (4 estudios sobre CMA)64.
1+
Un estudio realizado en Australia investiga el uso preoperatorio de CHO en una muestra de 44 pacientes programados para cirugía colorrectal que fueron aleatorizados para ingerir CHO (800 ml la noche anterior y 200 ml la mañana siguiente) o ayunar antes de la cirugía, de los cuales 26 (59%) eran pacientes oncológicos y 37 (84%) fueron intervenidos por laparoscopia. Ambos grupos podían beber líquidos claros(1) hasta las 5 AM del día de la operación. Los resultados ajustados por la duración de la operación y el intervalo entre la última toma de líquidos claros y la cirugía muestran que no hubo diferencias para las variables analizadas. El tiempo promedio hasta cumplir los criterios de alta fue de 4,1 días (IC95% 3,2 a 5,3) en el grupo CHO frente a 4,4 días (IC95% 3,3 a 5,7) en los controles (p=0,746). El tiempo promedio hasta la aparición del primer flato fue de 34,5 horas (IC95% 24,7 a 48,2) en CHO frente a 50,1 horas (IC95% 35,5 a 70,5) en los controles (p=0,124), y el promedio hasta la aparición del primer movimiento intestinal fue de 46,2 horas (IC95% 33,7 a 63,4) frente a 68,8 horas (IC95% 50,6 a 93,6) (p=0,075). Por último, 4 pacientes (18,1%) del grupo control y 2 pacientes (9,1%) del grupo CHO presentaron complicaciones postoperatorias (p=0,376). No se observaron efectos adversos asociados a la administración preoperatoria de CHO65.
1-
Resumen de la evidencia
Cuando se compara la administración de ≥ 45 gr. de CHO en las 4 horas anteriores a la cirugía con el ayuno preoperatorio, en pacientes intervenidos de CMA, no se observan diferencias estadísticamente significativas en la duración media de la estancia hospitalaria: diferencia de medias -2,02 días (IC95% -4,13 días a 0,08 días)64 o 4,1 días (IC95% 3,2 a 5,3) frente a 4,4 días (IC95% 3,3 a 5,7) (p=0,746)65. | |
1+
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Cuando se compara la administración de ≥ 45 gr. de CHO en las 4 horas anteriores a la cirugía con placebo, en pacientes intervenidos de CMA, no se observan diferencias estadísticamente significativas en la duración media de la estancia hospitalaria (-1,23 días, IC95% -2,79 días a 0,33 días)64. |
Cuando se combinan los resultados de todos los estudios sobre CMA, con independencia de que el control sea placebo o ayuno, la administración de ≥ 45 gr. de CHO en las 4 horas anteriores a la cirugía reduce la estancia hospitalaria media en -1,66 días (IC95% -2,97 a -0,34)64 o -1,08 días (IC95% -1,87 a -0,29)67. | |
La administración de ≥ 45 gr. de CHO en las 4 horas anteriores a la CMA no inuye significativamente en la tasa de complicaciones postoperatorias64,65,67. | |
La administración preoperatoria de bebidas carbohidratadas no reduce significativamente el tiempo hasta que se restaura la motilidad intestinal después de la cirugía64,65. Existe cierta inconsistencia en los resultados relacionados con la recuperación de la función intestinal (1er flato); un ECA muestra que no hay diferencias65, mientras que según un metaanálisis de dos ECA los CHO reducen en -0,39 días (IC95% -0,70 días a -0,07 días) el tiempo promedio hasta la aparición del 1er flato64. | |
1+
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La administración preoperatoria de bebidas carbohidratadas no inuye significativamente sobre las náuseas postoperatorias, la fatiga o el bienestar postoperatorio del paciente64. |
La administración preoperatoria de bebidas carbohidratadas es segura, no se asocia con efectos perjudiciales para los pacientes como vómitos o neumonitis por aspiración64,65,67. |
Recomendaciones
B
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En pacientes no diabéticos que van a ser intervenidos de cirugía mayor abdominal electiva, se recomienda la administración de 200 a 400 ml de una bebida carbohidratada que contenga al menos 50 gr. de glucosa, hasta 2 horas antes de la intervención quirúrgica. |
B
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En pacientes no diabéticos que van a ser intervenidos de cirugía mayor abdominal electiva, se debe tener en cuenta que la administración, hasta 2 horas antes de la cirugía, de líquidos claros carbohidratados es segura, no se asocia con efectos perjudiciales para los pacientes como vómitos o neumonitis por aspiración. |
La medicación preanestésica a la que se refiere la pregunta es aquella que puede interferir en la recuperación de los pacientes en el postoperatorio inmediato.
Las benzodiacepinas (BDZ) son los fármacos más comúnmente utilizados como premedicación para reducir la ansiedad y la respuesta al estrés que supone el periodo anterior a la intervención quirúrgica. Tienen un efecto sedante, hipnótico, ansiolítico y miorrelajante, además de inducir una amnesia anterógrada; pero también pueden causar sedación excesiva, prolongación en los tiempos de recuperación postanestésica, y retraso en la recuperación de la función psicomotora68,69. La aparición de estos efectos indeseables afecta negativamente a la capacidad del paciente para moverse e ingerir bebidas y alimentos de forma precoz después de la intervención quirúrgica, elementos clave de los programas de recuperación intensificada en cirugía abdominal (RICA).
En general, no hay consenso entre los anestesiólogos acerca de la necesidad de premedicar farmacológicamente70,71. El objetivo de la pregunta es investigar si el empleo sistemático de medicación preanestésica se justifica con pruebas científicas.
No se han encontrado estudios realizados en muestras representativas de la población diana de la GPC, ni estudios con variables resultado relevantes. Ante la ausencia de datos empíricos que respondan directamente a la cuestión planteada, se han tenido en cuenta como fuente de evidencia indirecta dos ensayos clínicos controlados y aleatorizados (ECA) realizados en pacientes con distintos procedimientos quirúrgicos electivos que reciben premedicación con benzodiacepinas72,73.
Un ECA multicéntrico (5 hospitales) realizado en Francia evalúa la efectividad de la premedicación sedante en relación a la experiencia perioperatoria del paciente, en cirugía electiva con anestesia general. Un total de 1.050 participantes fueron aleatorizados para ser premedicados con lorazepam (2,5 mg. 2 horas antes de la intervención), placebo o nada. El 87,3% de la muestra estudiada tenía ≤65 años, el 88% un estado físico ASA I ó II y el 66% fue intervenido de cirugía ortopédica u otorrinolaringológica. La satisfacción global a las 24 horas de la cirugía (cuestionario EVAN-G)(a) de los pacientes premedicados con lorazepam (puntuación media 72, IC95% 70 a 73) no fue superior a la de los pacientes no premedicados (puntuación media 73, IC95% 71 a 74), o los que recibieron placebo (puntuación media 71, IC95% 70 a 73), p=0,38. El tiempo de extubación fue de 17 minutos (IC95% 14 a 20) en el grupo lorazepam, 12 minutos (IC95% 11 a 13) en los no premedicados y 13 minutos (IC95% 12 a 14) en el grupo placebo (p<0,001). La tasa de pacientes con recuperación cognitiva precoz, 40 minutos después de fnalizar la anestesia, fue signifcativamente inferior en el grupo lorazepam (51%, IC95% 45% a 56%) comparado con no premedicación (71%, IC95% 66% a 76%) o placebo (64%, IC95% 59% a 69%), p<0,00172.
Resumen de la evidencia
1+
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En cirugía electiva con anestesia general la premedicación sedante con lorazepam 2 horas antes de la cirugía, comparada con no dar premedicación o con placebo, no solo no mejora la experiencia perioperatoria del paciente, evaluada el día después de la cirugía, sino que se asocia significativamente con un tiempo de extubación más prolongado (17 minutos frente a 12 y 13 minutos, p<0,001) y con una tasa inferior de recuperación cognitiva postanestésica a los 40 minutos (51% frente a 71% y 64%, p<0,001)72. |
1-
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La premedicación con alprazolam, a las 7 AM el día de la cirugía, no muestra diferencias significativas frente a placebo en relación al grado de confort y ansiedad de los pacientes medidos en quirófano73. |
Recomendaciones
B
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No se recomienda el uso de premedicación sedante y/o ansiolítica de acción intermedia o larga en pacientes intervenidos de cirugía mayor abdominal. |
√
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En aquellos casos en los que se estime necesario administrar premedicación ansiolítica, se recomiendan las BDZ de acción corta. |
Bibliografía 4. Medidas preoperatorias
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