La terapia intravenosa (en adelante TIV), es la administración de sustancias líquidas (utilizadas para la hidratación, la administración de fármacos o nutrición), directamente en una vena a través de una aguja o tuvo (catéter) permitiendo el acceso inmediato al torrente sanguíneo. Comparada con otras vías de administración, la vía intravenosa es el medio más rápido para aportar soluciones y fármacos, siendo además, la única vía de administración para algunos tratamientos como es el caso de las transfusiones. Es imprescindible en el manejo del enfermo hospitalizado, sobre todo en los pacientes críticos, crónicos, pacientes de oncología y cada vez más, en el manejo del paciente domiciliario.
Es el procedimiento invasivo más frecuentemente utilizado en los hospitales, sobre el cual la Food and Drug Administration de USA informó de la aparición de 250 tipos de complicaciones diferentes, relacionadas con la administración de terapia intravenosa (Mermel, 2001). La presencia de dichas complicaciones fue debida, fundamentalmente, a la variabilidad en los criterios de indicación, de mantenimiento y sustitución de catéter, medidas de higiene o preparación de la zona de punción, entre otras. Esta variabilidad en la práctica clínica conlleva además, sufrimiento del paciente, deterioro de su sistema venoso, riesgo de sufrir infecciones locales y sistémicas, así como la inadecuada utilización de los recursos existentes.
De hecho, es continua la publicación de información sobre inadecuación en el uso de terapia intravenosa y la repercusión de las complicaciones sobre la supervivencia, el incremento en el número de días de hospitalización y el aumento de costes que tales circunstancias producen en el Sistema Sanitario (Mestre, 2012).
Para mejorar la práctica clínica sobre terapia intravenosa, es conveniente que los profesionales involucrados realicen una valoración proactiva del bucle asistencial completo que conlleva en cada paciente la TIV, previsamente a la implantación del dispositivo y de acuerdo a las necesidades del paciente. Sin embargo, en nuestro entorno, hasta la elaboración de esta guía, los profesionales no disponían de un documento basado en la evidencia que les proporcione un enfoque integrador de las estrategias estandarizadas para la realización de la terapia intravenosa.
En este contexto, se ha elaborado esta guía práctica clínica (GPC) basada en evidencia científica, que proporciona recomendaciones a los profesionales y los pacientes, para ofrecer una atención sanitaria de calidad, segura, accesible y eficiente.
La guía nace con la vocación de ser una referencia que pretende contribuir a mejorar la calidad de la atención a los pacientes con indicación de terapia intravenosa, evitar las complicaciones relacionadas con la terapia intravenosa y reducir la variabilidad existente entre los profesionales.
Los usuarios de esta GPC son los profesionales sanitarios que intervienen directamente en la atención de los pacientes con TIV (fundamentalmente profesionales médicos y enfermería). Igualmente la guía va destinada a otros profesionales de la salud como auxiliares de enfermería, técnicos de laboratorio, técnicos de diagnóstico por imagen, fisioterapeutas, etc. También va dirigida a los gestores sanitarios y las personas responsables de estrategias de salud. Asimismo la Guía recoge también información dirigida a cuidadores para aquellas situaciones en las que la terapia intravenosa se administra en domicilio.
La GPC incluye recomendaciones para la atención a pacientes con terapia intravenosa que se encuentre en centros de atención primaria, hospitales y domicilios. Su contenido refleja la evidencia disponible al tiempo en que ha sido elaborada hasta mayo de 2012. A la luz del avance del conocimiento en este campo necesitará ser actualizada en 3 años.
La guía se presenta en cuatro formatos, una versión completa, con todos los elementos y anexos, la versión resumida, la versión corta o herramienta de ayuda rápida que incluye indicaciones para su uso, los diagramas de decisión, las preguntas clínicas y las recomendaciones y por último una versión para pacientes, con las recomendaciones en las que es más relevante su participación en decisiones compartidas con los profesionales que le asisten.
El proceso de desarrollo de la guía se detalla en el apartado correspondiente.
Cómo utilizar la Guía
Se recomienda que se realice un plan de difusión e implementación en los servicios asistenciales integrado en los programas de calidad de los mismos (Briones, 2008). Para facilitar su uso es fundamental que los profesionales dispongan fácilmente tanto de la guía rápida, como de los anexos que ilustran los aspectos prácticos de su utilización. Se aportan diagramas de uso para facilitar, de modo esquemático, el punto de decisión que el profesional desee consultar, dentro del proceso de atención de la TIV.
En el apartado difusión e implementación se especifican estrategias y herramientas para facilitar el uso de la guía.