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4. Tratamiento farmacológico

4.1. Síntomas motores

4.1.1. Medicamentos antiparkinsonianos

Pregunta para responder

  • ¿Tienen mayor eficiencia y seguridad la administración por vías diferentes a la oral de los tratamientos antiparkinsonianos empleados para los síntomas motores (dopaminérgicos y anticolinérgicos)?

La gama de fármacos disponibles para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson (EP) idiopática es más amplio que para cualquier otra enfermedad degenerativa del SNC. El manejo de pacientes individuales requiere la cuidadosa consideración de una serie de factores, incluyendo los signos y síntomas, la edad, la etapa de la enfermedad, el grado de incapacidad funcional y el nivel de actividad física y situación laboral. El tratamiento clásico de la EP incluye como principales fármacos disponibles para los síntomas motores de la EP: levodopa; agonistas dopaminérgicos; inhibidores de la MAO B; agentes anticolinérgicos; amantadina e inhibidores de la COMT. En otras GPC sobre EP, como son la elaborada por el National Collaborating Centre for Chronic Conditions para el National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE) en 200616, o la elaborada por el Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN) en 201017, se han realizado recomendaciones para el manejo de los síntomas motores de la EP mediante los tratamientos antiparkinsonianos clásicos. No es el objetivo de esta pregunta volver a revisar o actualizar esas recomendaciones. Cuando la enfermedad está avanzada, aparecen complicaciones asociadas con el tratamiento con levodopa a largo plazo y la gestión de los problemas concomitantes incluye el manejo de la somnolencia diurna excesiva, alucinaciones y psicosis (como se verá en otras preguntas). Para abordar el manejo farmacológico de pacientes con EP con diversas complicaciones y comorbilidades se propone la utilización de nuevas formas farmacéuticas, para las que se debe establecer no sólo la eficacia, efectividad y seguridad, sino además los aspectos económicos evaluando su eficiencia.

En el contexto de esta GPC, las nuevas formas farmacéuticas se refieren específicamente a aquellas formuladas para vías de administración diferentes a la vía oral, en concreto: vía enteral para el gel de levodopa/carbidopa, vía subcutánea (sc) para apomorfina y vía transdérmica para rotigotina. Considerando que existen nuevas formas farmacéuticas cuya novedad consiste únicamente en la modificación de la farmacocinética (comprimidos de liberación controlada o comprimidos bucodispersables, entre otras) o en la incorporación de varios principios activos en un mismo comprimido (levodopa/carbidopa y entacapona, por ejemplo), se considera necesario contrastar los tratamientos clásicos con las formas farmacéuticas administradas por vías diferentes (enteral, sc y transdérmica) a la vía oral (v.o.).

Se han localizado dos revisiones sistemáticas (RRSS) de ensayos controlados aleatorizados (ECA) y otra RS de evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias (EETS) que revisan la evidencia disponible sobre la eficiencia y seguridad de las nuevas formas farmacéuticas comparadas con los tratamientos clásicos de la EP. Se encuentra también un ECA que compara la administración intrayeyunal de un gel de levodopa/carbidopa con el mismo fármaco por vía oral. Una de las RS de ECA y la RS de EETS recogen la evidencia científica actualmente disponible que compara la administración intestinal de levodopa/carbidopa con los tratamientos clásicos. La otra RS de ECA de calidad media evalúa el tratamiento de la EP con rotigotina en parche transdérmico. No se han encontrado estudios que comparen la eficiencia y seguridad de la administración subcutánea de apomorfina frente a los tratamientos clásicos de los síntomas motores de la EP. Además se encuentra la GPC sobre la EP del NICE de 2006, donde se recoge como pregunta “¿Cuál es la efectividad de apomorfina frente al tratamiento oral estándar en la EP avanzada?”.

Clarke et al. 200919 realizan una revisión sistemática con el objetivo de evaluar la eficacia clínica y coste eficacia de las opciones de tratamiento actualmente disponibles para pacientes con EP y fluctuaciones motoras en los que las combinaciones disponibles de medicamentos orales no han conseguido resultados satisfactorios o ya no son efectivas. Se trata de una revisión sistemática de calidad baja. Sólo se recogen los resultados que ofrecen en la revisión sistemática en relación con tres ECA de calidad alta para el gel intestinal de levodopa/carbidopa (LCIG, por sus siglas en inglés). En un ECA se estudia la infusión duodenal de levodopa/carbidopa comparada con la terapia oral convencional. La infusión de levodopa produce un aumento del 11% día en estado “on” (p=0,03), y una reducción del 32% tiempo inmóvil en estado “off” (p=0,03). Otro ECA, muestra que LCIG produce un aumento del 19% día en estado “on” (p<0,01) en comparación con la administración v.o. de levodopa/carbidopa de liberación controlada. El tercer ECA con 24 participantes, compara LCIG con la terapia convencional oral (levodopa oral, otros antiparkinsonianos, y en 8 pacientes apomorfina sc e infusión). En este caso no muestran resultados de cambio en escala Unified Parkinson’s Disease Rating Scale (UPDRS). La revisión concluye que no se puede establecer cuál de las modalidades de tratamiento comparadas es más eficaz, mejor tolerada o coste-efectiva.

RS
1-

 

 

Olanow et al. 201420 realizan el primer ECA de LCIG doble ciego, con doble simulación (administrando LCIG y placebo oral en el grupo de intervención, y levodopa/carbidopa de liberación inmediata por v.o. y placebo por vía intestinal en el grupo control), y doble titulación de dosis (durante las 4 primeras semanas), que demuestra los beneficios de la administración continua del antiparkinsoniano a través de un tubo intrayeyunal percutáneo. Las fluctuaciones motoras en pacientes con EP avanzada, especialmente en cuanto a la reducción del número medio de horas en estado off, mejoran notablemente, con una diferencia de horas entre los dos grupos, de cambio desde la situación basal a la visita final de -1,91 horas (IC95% -3,05 a -0,76 h; p=0,0015). LCIG es una opción terapéutica para los pacientes con EP avanzada que tienen episodios off y que no pueden ser satisfactoriamente controlados con la terapia médica estándar. La duración del estudio son 12 semanas, que resultan insuficientes para evaluar la seguridad, por lo que en la práctica clínica, los beneficios sintomáticos de este tratamiento deben sopesarse cuidadosamente frente a su perfil de efectos adversos. Conviene destacar que los problemas en el grupo control vienen por la administración de placebo vía intrayeyunal.

ECA
1++

 

 

Fox et al. 201121 tienen como objetivo de la revisión actualizar una revisión anterior sobre eficacia y seguridad del tratamiento de síntomas motores de EP publicada entre 2002 y 2005. En esta actualización, que llega hasta diciembre 2010, encuentran nuevos estudios sobre rotigotina; pero únicamente un ECA (de 561 pacientes con EP temprana) tiene comparador activo (ropinirol). Al comparar rotigotina 8 mg/d, por vía transdérmica durante 33 semanas, con ropinirol 24 mg/d v.o. durante 24 semanas no encuentran que las diferencias entre rotigotina y ropinirol muestren no inferioridad en la disminución en las subescalas combinadas UPDRS-II y III (miden actividades de la vida diaria y respuesta motora, respectivamente). Se retiran un número similar de pacientes en ambos grupos (rotigotina 17% y ropinirol 13%). Los autores de la revisión concluyen que no se puede establecer la equivalencia o superioridad en la eficacia o seguridad de rotigotina frente al ropinirol.

RS
1+

 

 

Reese et al. 201222 revisan los estudios de evaluación económica para pacientes en estadios avanzados de EP. Tanto las evaluaciones económicas incluidas como la propia revisión sistemática tienen una calidad de la evidencia media. Las evaluaciones económicas incluidas en la revisión realizan diferentes análisis coste-eficacia y coste-utilidad (ACE y ACU respectivamente), para comparar LCIG frente a terapia convencional (TC; pueden ser antiparkinsonianos por v.o. o apomorfina en inyección sc o con bomba de infusión). En ambos casos el punto de vista es el del Sistema Nacional de Salud (británico o sueco, respectivamente) y las tasas de descuentos de costes y beneficios son del 3,5% y 3% respectivamente.

RS
Eval.Econ

 

 

La primera evaluación económica tiene los siguientes resultados: LCIG 1,88 años de vida ajustados por calidad (AVAC), 201.192 £; TC 0,78 AVAC, 161.548 £. En el análisis de razón coste-eficacia incremental (RCEI): 36.024 £/AVAC, y al realizar el análisis de sensibilidad varía desde 32.127 hasta 66.421 £/AVAC.

La segunda evaluación económica: LCIG 1,48 AVAC, 562.000 SEK; TC 1,42 AVAC, 172.000 SEK. RCEI: 6,1 millones SEK/AVAC y en el análisis de sensibilidad, 500.000 SEK/AVAC en el 100% de los casos. SEK: coronas suecas (en el momento de la revisión definen 1 € = 9,17 SEK).

La revisión concluye que en una evaluación económica se valora que LCIG es un medicamento huérfano y que por tanto debe considerarse coste-efectivo en el contexto de Reino Unido, mientras que en la otra evaluación económica, los resultados del ACU están por encima de los valores límite de coste-efectividad y de disposición a pagar (DAP).

RS
Eval.Econ

 

 

Finalmente, en la GPC de NICE 200616 se indica que se encontraron tres ECAs que evalúan la efectividad de las inyecciones subcutáneas de apomorfina comparadas con placebo. No se encontraron ensayos de apomorfina comparada con el tratamiento estándar oral, y no se encontraron ensayos controlados sobre infusión continua de apomorfina subcutánea. Con respecto a las inyecciones de apomorfina sc intermitentes se destaca en relación al análisis de correlación que la dosis de levodopa (la dosis única que produce el efecto a la que se emparejan las respuestas de apomorfina) no es predictiva de la dosis de apomorfina requerida. Además la dosis total diaria de levodopa tampoco es predictiva de la dosis de apomorfina (p=0,32) y la respuesta en los pacientes hospitalizados se correlacionó y predice la eficacia en pacientes externos (p<0,001). En relación con las impresiones globales clínicas, se destaca que el 86% de las personas que completaron las 8 semanas de seguimiento con apomorfina (fase de mantenimiento) indicaron una mejora “mayor” o “mucho mayor” en la última visita y que ninguna persona indica haber empeorado durante el seguimiento.

En relación a las tasas de pérdidas, las razones de retirada incluyen: incapacidad de demostrar una respuesta significativa a la prueba de levodopa, eventos adversos (náuseas y vómitos, hipotensión, exantema), falta de motivación. Y con respecto a los eventos adversos, los eventos comunes incluyen: molestias en el lugar de inyección, somnolencia, bostezos, discinesias, náuseas o vómitos, corea, sudores y calores, mareos, dolor de cabeza y rinitis. Otros eventos incluyen: náusea, discinesia, temblor de corta duración en las piernas, empeoramiento del temblor de corta duración, acaloramiento y sudores o menor nivel de la función motora al final del efecto clínico comparado con el nivel básico antes de la prueba. No hay cambios significativos en otras medidas de seguridad (pruebas sanguíneas, electrocardiografía y examen físico).

GPC ECA
1+
GPC Series
de casos 3

 

 

Con respecto a las inyecciones de apomorfina sc continua, no se encuentran ECA. Se encuentran nueve estudios retrospectivos y uno prospectivo que investigan los beneficios del tratamiento crónico con apomorfina comparados con evaluaciones del pre-tratamiento.

En relación a las escalas de valoración global clínica, en el momento de realizar la clasificación de pacientes, ningún paciente describe un empeoramiento global; tres no sienten cambios; seis experimentan una ligera mejora; y 16 tienen una mejora importante. Según la clasificación realizada por el médico: ningún paciente empeora; dos personas no tienen cambios (las mismas que así se describieron); siete tienen ligeras mejoras; y 16 mejoran claramente. En relación a la dosis de medicamento, dosis mayores de apomorfina producen una duración mayor del efecto de los antiparkinsonianos (p<0,001). Dos estudios buscan el efecto anti-discinético de la monoterapia, lo que significa que estas personas no recibieron tratamiento antiparkinsoniano durante el tiempo en que la bomba de apomorfina se inicia por la mañana hasta cuando se apaga por la noche. Hay una superposición en la población de pacientes incluidos en estos estudios.

En relación a las complicaciones motoras, hay una reducción máxima media de la discinesia por paciente del 64% (p<0,005). Por otra parte, en relación al manejo del tratamiento, el 25% de la personas gestionan su tratamiento independientemente, 50% lo manejan con la ayuda familiar, y un 25% requieren el soporte de enfermería. La tasa de éxito es mayor (81%, p<0,05) entre las personas que manejan el sistema de bomba independientemente o con la ayuda de la familia que para aquellos que requieren la ayuda externa (p.e. de la enfermera). En relación a los problemas neuropsiquiátricos, hay una mejora del 40% (especialmente en personas con síntomas de tipo depresivo) (p<0,05), y con respecto a los eventos adversos, la mayoría de las personas desarrollan nódulos subcutáneos. Otros efectos fueron rinorrea, nausea e hipo, diarrea recurrente, confusión y labilidad emocional, euforia, disartria, empeoramiento de la discinesia, hipotensión ortostática, psicosis, alucinaciones, ilusiones intermitentes, confusión, somnolencia, vértigo, eosinofilia, aumento del apetito, aumento de la libido, delusiones visuales, agitación diurna, anemia hemolítica inmune, edema en las piernas moderado autolimitado, y prueba de Coombs positiva sin cambios hematológicos asociados.

En relación a las tasas de pérdidas, las personas se retiran debido a efectos secundarios (efectos psiquiátricos, efectos terapéuticos insuficientes o efectos adversos). Con respecto a los efectos de la dosis única de levodopa y apomorfina frente a la infusión de apomorfina continua de apomorfina antes y después en las discinesias: levodopa redujo las discinesias después de la infusión de apomorfina continua al menos un 40% (escalas AIMS y Goetz; en ambas p<0,01); apomorfina redujo las discinesias después de la infusión de apomorfina continua al menos un 36% (escalas AIMS y Goetz; en ambas p<0,01).

GPC ECA
1+
GPC Series
de casos 3

 

 

Las recomendaciones que finalmente elaboran en la GPC NICE 2006 con respecto a apomorfina son: las inyecciones de apomorfina intermitentes pueden ser utilizadas para reducir el tiempo en off en las personas con EP con complicaciones motoras graves. Las infusiones subcutáneas continuas de apomorfina pueden ser usadas para reducir el tiempo en off y la discinesia en personas con EP y complicaciones motoras graves. Su inicio debe estar restringido a unidades expertas con facilidades para la supervisión adecuada.

La ficha técnica de Levodopa/Carbidopa para perfusión intestinal en gel (LCIG)23 establece claramente como indicación terapéutica autorizada el “tratamiento de la enfermedad de Parkinson en estado avanzado con fluctuaciones motoras graves e hiper/discinesia cuando las combinaciones de medicamentos disponibles para el Parkinson no han proporcionado resultados satisfactorios. Se necesita una prueba positiva de la respuesta clínica a Duodopa administrada mediante una sonda nasoduodenal transitoria antes de implantar una sonda permanente”.

Si bien en la ficha técnica del parche transdérmico de rotigotina de 1 y 3 mg/24 h se recoge que “Neupro está indicado para el tratamiento sintomático del Síndrome de Piernas Inquietas idiopático de moderado a grave en adultos”, para el resto de presentaciones (2, 4, 6 y 8 mg/24 h) está indicado para el tratamiento de los signos y síntomas de la etapa inicial de la enfermedad de Parkinson idiopática como monoterapia (es decir sin L-dopa) o en combinación con levodopa, es decir, a lo largo de la enfermedad, durante los estadios finales, cuando se reduce el efecto de la levodopa o se vuelve incoherente y se producen fluctuaciones de su efecto terapéutico (fin de dosis o fluctuaciones “on-off”). En cualquier caso, para todas las presentaciones se indica en el apartado de propiedades farmacodinámicas que “la rotigotina es un agonista dopaminérgico no ergolínico utilizado para el tratamiento de los signos y síntomas de la enfermedad de Parkinson y Síndrome de Piernas Inquietas”.

Finalmente, en el caso de apomorfina23 en la ficha técnica se establece como indicación terapéutica el tratamiento de las fluctuaciones motoras (fenómenos “on-off”) en pacientes con la EP que no estén suficientemente controlados mediante la medicación antiparkinsoniana oral. Destaca también que es esencial que el paciente esté en tratamiento con domperidona, habitualmente con una dosis de 20 mg tres veces al día, al menos dos días antes de iniciar el tratamiento. Además el tratamiento con apomorfina debe iniciarse en el entorno controlado de un centro clínico especializado y el paciente debe ser supervisado por un especialista con experiencia en el tratamiento de la EP (p.e. un neurólogo).

Los estudios de evaluación económica presentados en Reese et al. 201222 tienen la perspectiva del Sistema Nacional de Salud (SNS) de los países de cada estudio (Reino Unido y Suecia), razón por la cual se pueden inferir las conclusiones de la revisión en nuestro SNS.

Los estudios muestran resultados heterogéneos, con escalas de medida diversas, y que no permiten establecer conclusiones robustas y comparables.

Para los estudios de coste efectividad hay inconsistencia. Se realiza una matización importante en una de las evaluaciones económicas sobre el coste-efectividad de LCIG: en el contexto de un medicamento huérfano (ver glosario). En este caso, y en el contexto de Reino Unido, se considera coste-efectivo. La segunda evaluación económica, sin embargo destaca que los resultados del ACU están por encima de los valores límite de coste-efectividad y de DAP.

La utilización de LCIG viene delimitada por su indicación terapéutica. Es un medicamento de uso hospitalario, que requiere personal especialista en el proceso de selección, prescripción, validación, dispensación, administración y seguimiento. Para la administración sólo debe utilizarse como producto sanitario la bomba CADD Legacy® de Duodopa (CE0473). Todo ello, junto con la necesidad de realizar una intervención quirúrgica para administrar el medicamento, con los riesgos asociados que supone, modula el grado de recomendación cuando se extrapola la evidencia desde los estudios de Olanow et al. 201420 y Clarke et al. 200919. Contactada la Federación Española de Parkinson, para consultar la percepción de los pacientes tributarios de este tratamiento, indican que supone un cambio importante con un efecto muy positivo en la calidad de vida, si bien hay pacientes en los que el tratamiento no funciona como esperaban, probablemente debido a la divergencia con las expectativas generadas.

Se destaca que en el estudio que compara rotigotina frente a ropinirol, la dosis y duración de las alternativas no son comparables. En el caso de ropinirol se llega a utilizar la dosis máxima de 24 mg/d durante 24 semanas y para rotigotina se emplean 8 mg/d como dosis máxima durante 33 semanas.

Resumen de la evidencia

1-
El gel intestinal de levodopa/carbidopa (LCIG, por sus siglas en inglés) produce un aumento del tiempo del día en estado “on” y una reducción del tiempo inmóvil en estado “off”19.
1++
La administración de LCIG produce una reducción del número medio de horas en off (-1,91 h; IC95% -3,05 a -0,76 h; p=0,0015), entre la situación basal y la visita a las 12 semanas, al comparar con la administración de los mismos principios activos por vía oral20.
Eval.Econ
LCIG como medicamento huérfano puede considerarse coste-efectivo en el contexto de Reino Unido22.
Eval.Econ
Los resultados del análisis de coste-utilidad (ACU) de LCIG están por encima de los valores límite de coste-efectividad y de disposición a pagar (DAP)22.
1+
No se puede establecer la equivalencia o superioridad entre rotigotina 8 mg/d en parches transdérmicos y ropinirol 24 mg/d por vía oral en cuanto a eficacia y seguridad21.
GPC
1+
La dosis única de levodopa no es predictiva de la dosis de apomorfina requerida. La dosis total diaria de levodopa tampoco es predictiva de la dosis de apomorfina (p=0,32). La respuesta en los pacientes hospitalizados a apomorfina subcutánea intermitente predice su eficacia en pacientes externos (p<0,001)16.
GPC
1+
Se logra una mejora “mayor” o “mucho mayor” en el 86% de las personas con apomorfina a las 8 semanas. Ninguna persona indica haber empeorado durante el seguimiento16.
GPC
1+
Las razones de retirada de apomorfina subcutánea intermitente incluyen: incapacidad de demostrar una respuesta significativa a la prueba de levodopa, eventos adversos (náuseas y vómitos, hipotensión, exantema), y falta de motivación16.
GPC
1+
Los eventos adversos más comunes de la administración de apomorfina subcutánea intermitente incluyen molestias en el lugar de inyección, somnolencia, bostezos, discinesias, náuseas o vómitos, corea, sudores y calores, mareos, dolor de cabeza y rinitis. Otros eventos adversos son: temblor de corta duración en las piernas, empeoramiento del temblor de corta duración, menor nivel de la función motora al final del efecto clínico comparado con el nivel básico antes de la prueba. No hay cambios significativos en otras medidas de seguridad (pruebas sanguíneas, electrocardiografía y examen físico)16.
GPC
3
La categorización en las descripciones del empeoramiento global con apomorfina subcutánea continua realizada por el paciente o por el médico resultan muy similares: ningún paciente empeora; 2 ó 3 personas no tienen cambios; 7 ó 6 tienen ligeras mejoras; y 16 mejoran claramente16.
GPC
3
Dosis mayores de apomorfina subcutánea continua intermitente producen una duración mayor del efecto de los antiparkinsonianos (p<0,001)16.
GPC
3
Hay una reducción máxima media de la discinesia por paciente del 64% con apomorfina subcutánea continua (p<0,005)16.
GPC
3
25% de la personas gestionan su tratamiento independientemente, 50% lo manejan con la ayuda familiar, y un 25% requieren el soporte de enfermería. La tasa de éxito es mayor (81%, p<0,05) entre las personas que manejan el sistema de bomba independientemente de apomorfina subcutánea continua o con la ayuda de la familia que para aquellos que requieren la ayuda externa (p.e. de la enfermera)16.
GPC
3
Hay una mejora del 40% con apomorfina subcutánea continua (especialmente en personas con síntomas de tipo depresivo) (p<0,05)16.
GPC
3
La mayoría de las personas desarrollan nódulos subcutáneos con apomorfina subcutánea continua. Otros efectos fueron: rinorrea, nausea e hipo, diarrea recurrente, confusión y labilidad emocional, euforia, disartria, empeoramiento de la discinesia, hipotensión ortostática, psicosis, alucinaciones, ilusiones intermitentes, confusión, somnolencia, vértigo, eosinofilia, aumento del apetito, aumento de la libido, delusiones visuales, agitación diurna, anemia hemolítica inmune, edema en las piernas moderado autolimitado, y prueba de Coombs positiva sin cambios hematológicos asociados16.
GPC
3
Las personas se retiran debido a efectos secundarios por la administración de apomorfina subcutánea continua (efectos psiquiátricos, efectos terapéuticos insuficientes o efectos adversos)16.
GPC
3
Levodopa redujo las discinesias después de la infusión de apomorfina continua al menos un 40% (escalas AIMS y Goetz; en ambas p<0,01). Apomorfina redujo las discinesias después de la infusión de apomorfina continua al menos un 36% (escalas AIMS y Goetz; en ambas p<0,01)16.

Recomendaciones

B
Se recomienda la utilización del gel intestinal de levodopa/carbidopa (LCIG, por sus siglas en inglés) únicamente para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson (EP) en estado avanzado con fluctuaciones motoras graves e hiper/discinesia cuando las combinaciones de medicamentos disponibles para el Parkinson no han proporcionado resultados satisfactorios. Esta alternativa puede ser coste-efectiva con las condiciones establecidas en el marco de utilización de medicamentos huérfanos.
B
Se recomienda valorar el tratamiento antiparkinsoniano con rotigotina transdérmica en pacientes con EP inicial o temprana, a las dosis indicadas en ficha técnica, cuando otras alternativas no se muestran efectivas.
B
Las inyecciones de apomorfina intermitentes pueden ser utilizadas para reducir las fluctuaciones motoras (fenómenos “on-off”) en pacientes con EP en los que la sintomatología no está lo suficientemente controlada mediante la medicación antiparkinsoniana oral.
D
Las infusiones subcutáneas continuas de apomorfina pueden ser usadas para reducir el tiempo en off y la discinesia en personas con EP y complicaciones motoras graves. Su inicio debe estar restringido a unidades expertas con facilidades para la supervisión adecuada.

4.1.2. Manejo de problemas relacionados con medicamentos antiparkinsonianos

4.1.2.1. Psicosis inducida por fármacos

Pregunta para responder

  • ¿Resulta más eficiente y seguro añadir un antipsicótico atípico (por ejemplo: quetiapina) a la medicación antiparkinsoniana o reducir/retirar estos antiparkinsonianos (anticolinérgicos, selegilina, amantadina) para el manejo de la psicosis inducida por fármacos asociados a esta enfermedad?

La psicosis es uno de los principales aspectos neuropsiquiátricos de la EP y está asociado a un grado importante de discapacidad. La psicosis abarca un amplio rango de síntomas que incluyen alucinaciones, delirios y creencias paranoides. En el caso de la EP las alucinaciones visuales son las manifestaciones más prevalentes (aunque también pueden producirse alucinaciones auditivas). Los delirios pueden incluir temas de persecución, infidelidad y celos, pero éstos son mucho menos comunes.

Resulta esencial por tanto explicar la naturaleza de estos síntomas a las personas con EP, a sus familiares y cuidadores, y valorar cuál puede ser la alternativa más eficiente y segura para el manejo de la psicosis asociada a los medicamentos antiparkinsonianos.

No se encuentran RRSS, ECA o GPC que estudien esta pregunta. La literatura científica se centra en la utilización de antipsicóticos atípicos comparados con placebo o no intervención, y no evalúan la efectividad comparada de estos tratamientos con respecto a reducir/retirar los medicamentos antiparkinsonianos que faciliten el desarrollo de la psicosis inducida por fármacos (principalmente los agonistas dopaminérgicos)24-27.

En este sentido, las GPC sobre EP de NICE16 y SIGN17 se refieren a la utilización de antipsicóticos atípicos en el manejo del paciente con EP con psicosis inducida por fármacos, ya que no se encuentran estudios que aborden directamente esta pregunta.

En la GPC SIGN 201017, se identificaron dos RRSS relacionadas con el tratamiento de la psicosis y la reducción del riesgo de psicosis y alucinaciones inducidas por la medicación en pacientes con EP. La primera RS de la GPC incluye siete ECA con un total de 419 pacientes. Los ensayos comparan los antipsicóticos clozapina, quetiapina u olanzapina frente a placebo. Un ensayo compara clozapina frente a quetiapina. Únicamente los pacientes que reciben clozapina mejoran significativamente más que los del grupo placebo en la escala de cambio Clinical Global Impression (CGI) (diferencia de medias ponderada, DMP, -1,1; IC95% -1,24 a -0,97; p < 0,0001). En la comparación uno a uno no se detectó diferencia significativa entre los pacientes que reciben clozapina o quetiapina (DMP -0,20; IC95% -0,57 a 0,1). La otra RS tiene conclusiones similares.

GPC
RS de
ECAs
1++

 

 

Un ECA no incluido en las RRSS anteriores compara la eficacia de quetiapina frente a clozapina en el tratamiento de la psicosis en 27 pacientes con EP. Ambos fármacos son efectivos en el tratamiento de los síntomas psicóticos al medirlos con la escala de valoración CGI aunque clozapina produce una mayor mejora en las mediciones específicas relacionadas con la frecuencia de las alucinaciones y delusiones.

Se ha asociado clozapina con agranulocitosis por lo que es necesaria la monitorización regular del recuento total de glóbulos blancos y el recuento absoluto de neutrófilos para aquellos pacientes que son tratados con este medicamento.

En resumen, olanzapina no es útil para mejorar la psicosis en EP y empeora los síntomas motores. Clozapina es efectiva en el tratamiento de psicosis y también, en algunos casos, mejora la función motora. Quetiapina produce alguna mejora en los síntomas psicóticos sin beneficio sobre clozapina. Quetiapina no está autorizada para el tratamiento de los pacientes con psicosis en EP, mientras que clozapina sí tiene autorizada esta indicación. Cuando los pacientes no estén trastornados por las alucinaciones la decisión clínica puede ser no tratar los síntomas o racionalizar la terapia dopaminérgica, ya que la medicación antipsicótica puede empeorar los síntomas motores17.

GPC
ECA 1-
GPC
ón de
expertos 4

 

 

En la GPC NICE 200616 se indica que se encontraron cinco ECAs que evalúan la efectividad de las terapias con antipsicóticos atípicos frente a placebo o comparador activo en el tratamiento de psicosis. Se encontraron tres ECAs que comparan dos medicamentos antipsicóticos atípicos, y éstos fueron excluidos por comparación entre clases de medicamentos.

Con respecto a los resultados psiquiátricos:

Los ECAs que comparan la efectividad de clozapina frente a placebo muestran resultados favorables a clozapina en varias escalas de forma estadísticamente significativa.

Los ECAs que evalúan la efectividad de olanzapina frente a placebo y quetiapina frente a placebo no encuentran diferencias estadísticamente significativas entre los grupos en una batería de pruebas y escalas.

Con respecto a los efectos adversos:

• Se notifica un significativo aumento de los siguientes eventos en pacientes en tratamiento con clozapina: aumento de la frecuencia cardiaca media en reposo y del peso corporal de forma estadísticamente significativa y aumento de la somnolencia (53% frente a 18%) y empeoramiento del parkinsonismo (21,8% frente a 4%). Las pérdidas son debidas a fallos en el tratamiento o efectos adversos.

• Se notifica un significativo aumento de los siguientes eventos en pacientes en tratamiento con olanzapina: síndrome extrapiramidal, alucinaciones y aumento de la salivación. Las pérdidas son principalmente debidas a los efectos adversos.

• No hay diferencias significativas en los eventos adversos en el estudio de quetiapina frente a placebo. No hay diferencias significativas en las tasas de pérdidas.

Se mencionan además resultados con respecto a resultados motores:

• Clozapina presenta resultados beneficiosos en la subescala de temblor de UPDRS.

• Olanzapina empeora los resultados en las escalas y subescalas de UPDRS.

• No se encuentran diferencias entre quetiapina y placebo en escalas de UPDRS.

GPC
RS de
ECAs
1+

 

 

Las afirmaciones sobre las autorizaciones realizadas en las GPC mencionadas también son válidas en España: sólo clozapina tiene indicación autorizada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) en los trastornos psicóticos que aparecen en el curso de la EP. Para quetiapina, que en ficha técnica no tiene esta indicación autorizada explícitamente, se puede contemplar su uso en situaciones especiales (en cumplimiento del Real Decreto 1015/2009 por el que se regula la disponibilidad de medicamentos en situaciones especiales)28. En este marco, y por lo que refieren los clínicos, se está utilizando aripiprazol por su perfil agonista parcial de receptores D2 con predominio de acción frente a situaciones de apatía-abulia e inactividad.

No se encuentran estudios relacionados con reducir/retirar medicación antiparkinsoniana para disminuir la psicosis inducida por los fármacos empleados en la EP.

Las dos GPC llegan a conclusiones similares con respecto a la utilización de antipsicóticos atípicos partiendo desde RRSS y ECAs diferentes.

Debido a los problemas relacionados con la utilización de clozapina (principalmente agranulocitosis y también miocarditis) se debe disponer de los recursos analíticos necesarios para realizar la monitorización semanal durante las primeras 18 semanas de tratamiento y al menos una vez cada 4 semanas durante todo el tiempo que continúe el tratamiento. Estos controles analíticos deben continuar durante las 4 semanas tras la interrupción completa del mismo. Los medicamentos que contienen clozapina están indicados en “trastornos psicóticos que aparecen en el curso de la enfermedad de Parkinson, en los cuales haya fallado el tratamiento estándar” y su uso se limita a pacientes que deben presentar inicialmente valores normales de leucocitos (recuento leucocitario ≥ 3500/mm3 (3,5×109/l), y recuento absoluto de neutrófilos, ≥ 2000/mm3 (2,0×109/l)). Para más información ver ficha técnica23.

Quetiapina: explícitamente en ficha técnica no se indica el uso de quetiapina como tratamiento de la psicosis inducida por agonistas dopaminérgicos usados en pacientes con EP. Conviene destacar sin embargo, que los especialistas en esta materia subrayan que actualmente quetiapina es el fármaco más usado en la práctica clínica para esta indicación, planteando el uso a dosis mayores.

En las fichas técnicas de los medicamentos que contienen olanzapina indican que no se recomienda el uso de olanzapina para el tratamiento de la psicosis inducida por agonistas dopaminérgicos usados en pacientes con EP. En los ensayos clínicos, se ha notificado un empeoramiento de la sintomatología parkinsoniana y alucinaciones, muy frecuentemente y con mayor frecuencia que con placebo y olanzapina no fue más efectiva que placebo en el tratamiento de los síntomas psicóticos.

En las fichas técnicas de medicamentos antipsicóticos típicos establecen, entre sus contraindicaciones, advertencias y precauciones especiales de empleo, la EP, ya que puede reducir el efecto antiparkinsoniano de levodopa, exacerbando los síntomas de esta enfermedad23.

En estos ensayos clínicos, se requirió la previa estabilización de los pacientes con la menor dosis efectiva de antiparkinsoniano (agonista dopaminérgico) y continuar con la misma dosis y medicamento antiparkinsoniano a lo largo del estudio. Se comenzó con una dosis de olanzapina de 2,5 mg/día y se valoró el aumento hasta un máximo de 15 mg/día a juicio del investigador. Ver ficha técnica23.

Resumen de la evidencia

GPC
1++
Únicamente los pacientes que reciben clozapina mejoran significativamente más que los del grupo placebo en la escala de cambio CGI (DMP -1,1; IC95% -1,24 a -0,97; p < 0,0001)17.
GPC
1++
En la comparación uno a uno no se detecta diferencia significativa entre los pacientes que reciben clozapina o quetiapina (DMP -0,20; IC95% -0,57 a 0,1)17.
GPC
1-
Clozapina produce una mayor mejora que quetiapina en las mediciones específicas relacionadas con la frecuencia de las alucinaciones y delusiones17.
GPC
4
Se ha asociado clozapina con agranulocitosis por lo que es necesaria la monitorización regular del recuento total de glóbulos blancos y el recuento absoluto de neutrófilos (RAN) para aquellos pacientes que son tratados con este medicamento17.
GPC
1+
La efectividad en el tratamiento de síntomas psiquiátricos de clozapina frente a placebo es favorable a clozapina de forma estadísticamente significativa. No encuentran diferencias estadísticamente significativas en el tratamiento de síntomas psiquiátricos entre los grupos que evalúan la efectividad de olanzapina frente a placebo y quetiapina frente a placebo16.
GPC
1+
En el tratamiento de pacientes con clozapina se produce un aumento significativo de la notificación de los siguientes efectos adversos: aumento de la frecuencia cardiaca media en reposo y del peso corporal de forma estadísticamente significativa y aumento de la somnolencia (53% frente a 18%) y empeoramiento del parkinsonismo (21,8% frente a 4%). Las pérdidas son debidas a fallos en el tratamiento o efectos adversos. Con olanzapina aumenta la notificación de los siguientes efectos adversos: síndrome extrapiramidal, alucinaciones y aumento de la salivación. Las pérdidas son principalmente debidas a los efectos adversos.
No hay diferencias significativas en los eventos adversos en el estudio de quetiapina frente a placebo. No hay diferencias significativas en las tasas de pérdidas16.
GPC
1+
Clozapina presenta resultados beneficiosos en la subescala de temblor de UPDRS. Olanzapina empeora los resultados motores en las escalas y subescalas de UPDRS. No se encuentran diferencias entre quetiapina y placebo en escalas de UPDRS16.
GPC
4
Se consigue una mejora de los síntomas psiquiátricos en pacientes con EP mediante la evaluación médica general, con valoración de las diferentes causas de psicosis y condiciones precipitantes17.
GPC
4
Se consiguen mejores resultados en salud si, en el manejo de los síntomas psicóticos en pacientes con EP, se valora el impacto que tengan estos síntomas psicóticos en su calidad de vida, ya que puede no ser necesario tratar estos síntomas. Además, valorar la necesidad de retirar gradualmente los tratamientos causantes (especialmente tratamientos antiparkinsonianos), o la necesidad de tratar activamente las condiciones precipitantes con medicamentos que no aumenten los problemas motores en pacientes con EP puede mejorar los resultados en salud16.
GPC
4
El uso de antipsicóticos típicos (fenotiazinas y butirofenonas) en pacientes con EP puede exacerbar los síntomas y empeorar esta enfermedad16.

Recomendaciones

D
Todas las personas con EP y psicosis deben recibir una evaluación médica general, excluyendo otras causas tratables de psicosis.
D
Antes de considerar el uso de medicación antipsicótica, se recomienda realizar el tratamiento para cualquier condición precipitante.
D
Se debe tener en cuenta la retirada gradual de la medicación antiparkinsoniana que puede desencadenar la psicosis en personas con EP.
D
Puede no ser necesario tratar activamente los síntomas psicóticos moderados en personas con EP si son bien tolerados por el paciente y el cuidador.
D
No deben usarse los antipsicóticos típicos (como fenotiazinas y butirofenonas) en personas con EP porque pueden exacerbar las características motoras de la EP.
D
Se pueden considerar los antipsicóticos atípicos para el tratamiento de los síntomas psicóticos en personas con EP, aunque la base de evidencia para su eficacia y seguridad es limitada.
A
En pacientes que desarrollan trastornos psicóticos en el curso de la EP, en los casos en los que haya fallado el tratamiento estándar, está indicado el uso de clozapina a la dosis mínima eficaz.
D
Cuando se realiza el tratamiento con clozapina, se recomienda realizar la monitorización semanal durante las primeras 18 semanas de tratamiento seguidas de monitorización durante todo el tiempo que continúe el tratamiento (al menos una vez cada 4 semanas). Estos controles analíticos deben continuar durante las 4 semanas tras la interrupción completa del mismo.
D
El tratamiento de los síntomas psicóticos en pacientes con EP mediante clozapina requiere del registro obligatorio del esquema de monitorización del antipsicótico atípico y de parámetros sanguíneos (recuento total de glóbulos blancos y recuento absoluto de neutrófilos). Para más información, ver ficha técnica: http://www.aemps.gob.es/
B
Se puede considerar el uso de dosis bajas de quetiapina como un antipsicótico alternativo a la clozapina para el tratamiento de pacientes con psicosis en EP, cuando no sea posible la monitorización semanal de sangre de forma rutinaria, y en el marco del Real Decreto 1015/2009, de 19 de junio, por el que se regula la disponibilidad de medicamentos en situaciones especiales.

4.1.2.2. Trastornos del sueño

Pregunta para responder

  • ¿Qué intervención resulta más eficiente y segura para reducir los trastornos del sueño asociados a la enfermedad de Parkinson?

Los trastornos del sueño son uno de los problemas de comorbilidad asociados a la EP29. Estos trastornos del sueño ocurren en un alto porcentaje de pacientes con EP, especialmente en estadios avanzados. Como trastornos asociados se encuentran un amplio conjunto de alteraciones: insomnio, hiperinsomnia, trastorno de la conducta del sueño REM, síndrome de piernas inquietas, acatisia y movimientos periódicos de las piernas. El insomnio es el trastorno más frecuente, predominando el insomnio de mantenimiento. También se puede producir la hipersomnia, clasificada como somnolencia diurna excesiva (SDE) y ataques de sueño. La SDE es frecuente en pacientes con EP. Se ha descrito la aparición súbita de sueño, fenómeno conocido como ataques de sueño. La SDE y la somnolencia repentina pueden ser un peligro para los pacientes con EP mientras conducen. La etiología parece ser multifactorial, implicando la muerte de células dopaminérgicas, una arquitectura del sueño nocturno alterada y los efectos de los medicamentos antiparkinsonianos30.

En consecuencia resulta evidente que los trastornos del sueño tienen un impacto directo en la calidad de vida de las personas afectadas por la EP y a los familiares que viven con ellos, pudiendo llegar a crear un problema de convivencia significativo, y con posibles consecuencias de riesgo vital. Por consiguiente, se plantea evaluar la evidencia disponible sobre la intervención más eficiente y segura para reducir los trastornos del sueño asociados a la EP31-33.

No se identifican estudios que aborden esta cuestión. Únicamente se localiza un informe de evaluación de tecnologías sanitarias referido a la utilización de pitolisant para el tratamiento de la hiperinsomnia y narcolepsia en pacientes con EP34. Sin embargo, se trata de un informe preliminar de resultados, a la espera de resultados finales, por lo que no se analiza.

En las GPC de SIGN17 y NICE16 se abordan preguntas muy parecidas.

En la GPC de SIGN 201017 se pregunta si “¿hay algún tratamiento farmacológico efectivo para reducir la somnolencia diurna en pacientes con EP? (p.e. modafinilo, amantadina, selegilina)”. En esta GPC se recoge un ECA que examinó el efecto de modafinilo (200 – 400 mg/d) durante siete semanas en 20 pacientes con EP y encontró mejora no significativa en el tratamiento de la Somnolencia Diurna Excesiva (SDE) en EP comparado con control.

GPC
ECA
1++

 

 

Un segundo ECA emplea modafinilo en dosis de 100 mg y 200 mg en 12 pacientes con SDE. Aunque hay mejora en la escala subjetiva de somnolencia de Epworth (ESE) en el grupo de tratamiento comparada con placebo (ESE de 3,42 ± 3,9 frente a 0,83 ± 1,99), no hay cambios en el polígrafo objetivo del test de mantenimiento de vigilia (p=0,14). Este es un estudio de pocos pacientes (lo completan 12) y de poca duración (dos bloques de 2 semanas)17.

GPC
ECA 1+

 

 

El tercer ECA usa una dosis de tratamiento de modafinilo de 200 mg diarios y examina 21 pacientes con EP durante un periodo de tratamiento de 3 semanas. Los valores de ESE (media ± desviación estándar) para el grupo placebo empeoraron desde (16,0 ± 4,2) a (17,0 ± 5,1) y para el grupo de modafinilo mejoran desde (17,8 ± 4,2) a (14,4 ± 5,7) (p=0,039). No hay diferencias significativas en el CGI del cambio17.

GPC
ECA
1-

 

 

Un ECA cruzado evalúa el efecto de melatonina (dosis de 5 mg y 50 mg) en 40 sujetos con EP idiopática y trastornos del sueño durante un período de 10 semanas (dos periodos de tratamiento de 2 semanas). Aunque hay una mejora en la subescala de somnolencia diurna de la Escala General de Trastornos del Sueño (EGTS) en aquellos pacientes tratados con 5 mg de melatonina (p<0,05) no hay cambio observado en otras escalas examinadas (ESE y Escala de Somnolencia de Stanford (ESS))17.

GPC
ECA
1++

 

 

El segundo ECA evalúa el efecto de melatonina 3 mg por la noche en 20 pacientes. Éste es un estudio de corta duración y no hay efecto del fármaco sobre la SDE17.

GPC
ECA
1-

 

 

La GPC NICE 200616 no formula una pregunta específica para valorar qué intervención resulta más eficiente y segura para reducir los trastornos del sueño asociados a la EP. Sin embargo, abordan aspectos como la SDE y la acinesia nocturna en EP. En relación con la SDE se incluyen los mismos ECA que se recogen en la GPC de SIGN. En relación con la acinesia nocturna, se encuentra un ECA doble ciego (The UK Madopar CR Study Group 1989) que compara levodopa de liberación controlada y levodopa de liberación inmediata en el tratamiento de la discapacidad nocturna y matutina. El ECA es un ensayo multicéntrico que incluye 103 personas de 11 centros de Reino Unido. La edad media de las personas incluidas en el estudio fue 68 años, con una duración media de enfermedad de 8 años. Se administra levodopa/benserazida de liberación inmediata y de liberación controlada a una dosis de 125 mg/d por la noche inmediatamente antes de ir a la cama. No hay diferencias significativas en la discapacidad nocturna y matutina16.

GPC
ECA
1+

 

 

En las fichas técnicas de los medicamentos que tienen como principio activo modafinilo, se establece en el apartado de indicaciones terapéuticas que “está indicado en adultos para el tratamiento de la somnolencia excesiva asociada a narcolepsia con o sin cataplejía. La somnolencia excesiva se define como la dificultad en mantener la vigilia y un aumento de la probabilidad de quedarse dormido en situaciones inapropiadas”. Además, en la posología y administración se destaca que “el tratamiento se debe instaurar por un médico especialista en trastornos del sueño o bajo su supervisión. El diagnóstico de narcolepsia debe efectuarse conforme a la Directriz Internacional de Clasificación de Alteraciones del Sueño (ICSD-2). Se debe realizar periódicamente la monitorización del paciente y la evaluación clínica de la necesidad del tratamiento”.

Con estos requisitos establecidos en la propia ficha técnica conviene indicar que en nuestro SNS, las Unidades de Sueño o centros de referencia están distribuidas por todo el territorio, si bien puede suponer un impacto de carga de trabajo a los profesionales implicados (con las consiguientes listas de espera), así como trastornos por el desplazamiento de los pacientes, junto con los familiares y cuidadores.

En relación al tratamiento con melatonina, la Comisión Europea emitió una autorización de comercialización válida en toda la Unión Europea para el medicamento Circadin® a Rad Neurim Pharmaceuticals EEC Limited el 29 de junio de 2007. El Centro de Información on-line de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS – CIMA) indica que en España está comercializado con el nombre de Circadin 2 mg comprimidos de liberación prolongada, siendo un medicamento sujeto a prescripción médica. Circadin está indicado, en monoterapia, para el tratamiento a corto plazo del insomnio primario (sueño muy ligero) en pacientes de 55 o más años de edad.

Cabe destacar que en el embalaje de algunos de los medicamentos antiparkinsonianos, así como en sus respectivas fichas técnicas y prospectos, se hace mención a los problemas que pueden aparecer en la conducción de vehículos o en el manejo de maquinaria peligrosa por la aparición de estos trastornos del sueño. En concreto, a través de la página web de AEMPS35 se puede disponer de un listado de principios activos e incorporación del pictograma de la conducción al subgrupo de medicamentos antiparkinsonianos (N04) de la clasificación ATC de la OMS actualizado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) el 03/05/2011.

En el momento de la elaboración de la presente GPC para el manejo de pacientes con EP se está realizando un estudio sobre pitolisant en el manejo de la hiperinsomnia y narcolepsia en pacientes con EP34.

Existen medicamentos antiparkinsonianos, como la rotigotina, así como de otros grupos terapéuticos, que pueden tener impacto sobre los trastornos del sueño en pacientes pluripatológicos. La ficha farmacoterapéutica de estos pacientes, en la que se recoja sistemáticamente la información relativa a la polimedicación, sus efectos secundarios e interacciones, puede ser de especial interés para disminuir estos trastornos del sueño.

Se quiere destacar que existen estudios que evalúan la eficacia de rotigotina transdérmica en el manejo de los trastornos del sueño36. La ficha técnica o resumen de las características del producto no recoge esta indicación terapéutica y subraya, entre las advertencias y precauciones especiales de empleo, que se ha asociado el uso de rotigotina a somnolencia y episodios de inicio repentino del sueño. Además, como reacciones adversas frecuentes incluye: ataques de sueño/episodios de sueño repentino, insomnio, trastornos del sueño, sueños anormales, entre otros. La revalidación del producto (AEMPS) fue realizada el 17/02/2011, y revisado, en el informe público de evaluación, del Comité de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), en marzo de 2013.

Desde la experiencia de terapia ocupacional se observa que la utilización de sábanas de raso facilita dar vueltas en la cama. La conciliación del sueño también se ve mejorada con la realización de ejercicio físico hasta 2 horas antes de acostarse.

Resumen de la evidencia

GPC 1++
Modafinilo (200 – 400 mg/d) mejora de forma no significativa la SDE en pacientes con EP17.
GPC 1+
Modafinilo (100 – 200 mg/d) mejora en la escala subjetiva de somnolencia de Epworth, pero no en el polígrafo objetivo del test de mantenimiento de vigilia17.
GPC 1-
Modafinilo (200 mg/d) mejora en la escala de somnolencia de Epworth, pero no hay diferencias significativas en el Clinical Global Impression17.
GPC 1++
Melatonina (5 a 50 mg) mejora en la subescala de somnolencia diurna de la Escala General de Trastornos del Sueño (EGTS). No hay cambio observado en ESE y Escala de Somnolencia de Stanford17.
GPC 1-
Melatonina (3 mg/d) no tiene efecto sobre la SDE17.
GPC 1+
No hay diferencias significativas en la discapacidad nocturna y matutina al administrar levodopa de liberación controlada y levodopa de liberación inmediata16.
GPC 4
El registro del historial de sueño, documentando los posibles trastornos, y la adopción de medidas de higiene del sueño, que incluyan medidas dietéticas así como de revisión de la medicación, conducen a una disminución de los trastornos del sueño en pacientes con EP16.

Recomendaciones

D
El manejo de la Somnolencia Diurna Excesiva (SDE) debe centrarse en encontrar una causa reversible como depresión, pobre higiene del sueño, y medicamentos asociados con patrón del sueño alterado.
D
Modafinilo y melatonina no están recomendados en el manejo de la SDE asociada a EP.
D
Las preparaciones de levodopa de liberación modificada pueden ser usadas para la acinesia nocturna en pacientes con EP.
D
Se debe recoger el historial de sueño de las personas con EP para documentar el trastorno del sueño.
D
Se recomienda una buena higiene del sueño a las personas con EP y cualquier trastorno del sueño, lo que incluye:
• Evitar la ingesta de estimulantes por la tarde (p.e. café, té,…)
• Establecer un patrón regular de sueño • Entorno y temperatura del dormitorio confortable • Proveer los productos asistenciales, como elevadores de la cama o raíles para ayudar a moverse y girarse, ayudando a que las personas estén más cómodas
• Restricción de las siestas durante el día
• Recomendar hacer ejercicio regular y adecuado para inducir mejor el sueño
• Una revisión de toda la medicación y evitar los fármacos que afecten el sueño o la alerta, o que puedan interactuar con otra medicación (p.e. selegilina, antihistamínicos, antagonistas H2, antipsicóticos y sedantes).
D
Se debe tener especial cuidado para identificar y manejar los trastornos del comportamiento del sueño como el Síndrome de Piernas Inquietas y de la fase REM (rapid eye movement) en las personas con EP y trastornos del sueño.
D
Se debe recomendar a las personas con EP que tienen ataques de sueño no conducir y no exponerse a ningún peligro ocupacional. Se deben realizar intentos para ajustar su medicación con el fin de reducir su aparición.
Se recomienda aconsejar al paciente tener precaución con los medicamentos que pueden alterar la capacidad de conducir o utilizar máquinas, por lo que se recomienda leer la información disponible en el embalaje de estos medicamentos: el símbolo o pictograma de advertencia del cartonaje (pictograma de conducción) que se completa con la información disponible en el prospecto.
Se recomienda que las personas con EP mantengan la higiene del sueño, mediante la realización de ejercicio físico al menos un par de horas antes de irse a dormir, y utilizando una sábana de raso para facilitar girarse en la cama.

4.1.2.3. Trastornos del control de impulsos

Pregunta para responder

  • ¿Qué intervención resulta más eficiente y segura para el manejo de los trastornos del control de impulsos asociados al tratamiento de la enfermedad de Parkinson con agonistas dopaminérgicos?

Una de las complicaciones que pueden ocurrir como consecuencia del tratamiento farmacológico de la EP (principalmente por agonistas de los receptores de dopamina a altas dosis) son los trastornos del control de impulsos (TCI)37. Los TCI tienen como características esenciales el fracaso para resistir un impulso, tendencia o tentación de realizar un acto que es perjudicial para los demás o para el propio individuo. Las personas con TCI experimentan un mayor impulso de realizar el acto antes del mismo, así como un mayor placer, gratificación o liberación de la tensión en el momento de cometer el acto.

Destacan como ejemplos de TCI la piromanía, el juego compulsivo (ludopatía) y la tricotilomanía (compulsión por tirarse del pelo), o la cleptomanía entre otros. Especialmente en pacientes con EP avanzada se está generando una preocupación creciente por la comorbilidad de un rango de TCI, como son la ludopatía, los atracones de comida, las compras compulsivas, el fenómeno de punding (comportamiento estereotipado que comprende rituales motores automáticos, sin finalidad) y la hipersexualidad o trastornos de la libido38.

Algunos de estos trastornos, pueden tener un impacto enorme sobre la calidad de vida de los pacientes con EP y de sus familiares (desencadenando situaciones graves, incluso de consecuencias dramáticas o catastróficas en algunos casos).

El manejo clínico de los síntomas del TCI suele consistir en modificaciones en la terapia de reposición dopaminérgica (TRD), principalmente de los agonistas dopaminérgicos39,40, con discontinuación o cambio en la farmacoterapia, aunque también se plantea el uso de otras alternativas terapéuticas que incluyen medicamentos antidepresivos, antipsicóticos u otros. Además estos trastornos pueden mimetizar condiciones psiquiátricas primarias.

Resulta por consiguiente necesario evaluar cuáles pueden ser las intervenciones más eficientes y seguras para el manejo de los trastornos del control de impulsos asociados a esta enfermedad, teniendo en consideración aspectos como el síndrome de retirada de agonistas.

Se encuentran dos revisiones sistemáticas de calidad baja41,42 que abordan las alternativas de tratamiento de estos TCI asociados a la farmacoterapia de la EP. También se plantea el manejo de estos TCI en la pregunta 12 de la GPC sobre EP de SIGN 201017.

Antonini et al. 200941 resumen la evidencia actual (hasta diciembre 2008) sobre la epidemiología de los trastornos del comportamiento en EP, incluyendo reflexiones de la base neurobiológica y discutiendo estrategias para su manejo y prevención. Las diferentes intervenciones propuestas para reducir el TCI en pacientes en TRD incluyen: reducir o retirar las medicaciones implicadas, particularmente los agonistas dopaminérgicos; medicación psiquiátrica adyuvante; evaluar los síntomas del síndrome de desregulación dopaminérgica.

En la revisión se plantean para el manejo de los TCI la utilización de antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), para los que indican que encuentran resultados “contrastados” en el tratamiento de la ludopatía con fluvoxamina, pero no con paroxetina ni sertralina. Para escitalopram encuentran resultados prometedores en dos estudios abiertos en cohortes pequeñas. En el caso de fluoxetina mencionan su utilización para trastornos por atracón.

No se ha estudiado en poblaciones de pacientes con EP y TCI la utilización de estabilizadores del ánimo (litio, valproato y topiramato), ni de antagonistas de receptores opioides (naltrexona y nalmefeno), por lo que deben usarse con precaución.

Antipsicóticos atípicos: pacientes con EP ludópatas responden a dosis bajas de risperidona, quetiapina, y olanzapina, mientras que para clozapina se puede reducir la hipersexualidad en EP, pero no es efectiva en ludopatía.

Medicamentos antiglutamatérgicos: se postula la eficacia de acetilcisteína en el tratamiento de pacientes ludópatas.

Terapias conductuales: actualmente, el papel de la psicoterapia para aconsejar y apoyar a los pacientes con EP y comportamientos adictivos (TCI y síndrome de desregulación de dopamina) se limita a unos pocos casos con resultados variables.

Para la prevención de los TCI en pacientes con EP, indican que algunos estudios recientes sugieren que algunos aspectos clínicos específicos, que incluyen sexo varón, edad joven en el momento de aparición de EP, rasgos de impulsividad y comportamientos impulsivos premórbidos, depresión e historia personal o familiar de abuso de alcohol o drogas están asociados a un mayor riesgo de desarrollar comportamientos adictivos. Los clínicos deben identificar a los pacientes con EP vulnerables y monitorizar los aspectos comportamentales durante el tratamiento con la medicación dopaminérgica, especialmente cuando se usan agonistas dopaminérgicos. Los instrumentos Barratt Impulsiveness Scale y Minnesota Impulsive Disorders Interview pueden ser útiles en la identificación de pacientes de alto riesgo antes de iniciar el tratamiento.

El manejo debe incluir considerar la reducción o discontinuación del uso de agonistas dopaminérgicos, usar un ISRS y probablemente el soporte y consejo psicosocial.

RS
1-

 

 

Callesen et al. 201342 presentan las tasas de prevalencia y discuten la neuroanatomía funcional, el impacto de las interacciones de dopaminaserotonina y la sintomatología cognitiva asociada a los TCI en EP. También se presentan y discuten las perspectivas para investigación futura en el manejo del TCI en EP. La reducción de los agonistas dopaminérgicos es la estrategia primaria en el manejo de los TCI en EP, pero normalmente se asocia con el desarrollo o empeoramiento de la depresión, ansiedad, o apatía, que normalmente se encuentra que ocurre hasta en el 19% de los pacientes durante la retirada de los agonistas dopaminérgicos.

Para el manejo farmacológico de los TCI en EP se emplean: zonisamida, donepezilo, usados para tratar los trastornos cognitivos y demencia en EP; valproato, que se ha mostrado efectivo en el tratamiento de ludopatía en pacientes sin EP y en pacientes con TCI y EP; ISRS, al menos en el subgrupo de pacientes con TCI que muestran comorbilidad con síntomas depresivos; atomoxetina, inhibidor de la recaptación de noradrenalina, que deja intacto el sistema de dopamina estriado ventral; el antagonista opioide nalmefeno. Se plantea como investigación futura la utilización de agonistas dopaminérgicos de liberación sostenida. Se destaca la implicación del sistema serotoninérgico. Se presentan herramientas para valorar el riesgo de ludopatía. Se destaca la asociación de los agonistas de los receptores dopaminérgicos D2/ D3 en las complicaciones del comportamiento.

RS
1-

 

 

En la GPC sobre EP de SIGN 201017 se plantean como pregunta: en pacientes con EP, ¿cuál es la evidencia de los efectos adversos asociados con los agonistas dopaminérgicos ergóticos (p.e. bromocriptina, pergolida, lisurida y cabergolina) vs. no ergóticos (p.e. ropinirol y pramipexol) y levodopa? Incluyen como efectos adversos a contemplar, además del TCI, los efectos fibróticos (valvulopatías cardiacas moderadas a graves y fibrosis serosa), y los trastornos del sueño (ver pregunta correspondiente de la presente GPC).

Encuentran que en relación con los efectos adversos (TCI) asociados a los agonistas dopaminérgicos:

Los agonistas dopaminérgicos pueden ser clasificados como derivados ergóticos (bromocriptina, pergolida y cabergolina) o no derivados ergóticos (apomorfina, pramipexol, ropinirol y rotigotina). Los agonistas dopaminérgicos derivados y no derivados ergóticos están asociados con un aumento del riesgo de: TCI que incluyen ludopatía, atracones e hipersexualidad; una encuesta indicó un riesgo de por vida del 13,7% de TCI en pacientes en tratamiento con agonistas dopaminérgicos; son especialmente vulnerables los varones jóvenes y aquellos con un historial de trastornos del comportamiento, abuso de alcohol o trastorno obsesivo compulsivo. No hay buena evidencia de que los agonistas dopaminérgicos ergóticos y no ergóticos difieran en este sentido ni de que un medicamento específico esté asociado a un mayor riesgo; por lo tanto normalmente no se recomienda el cambio entre agonistas para controlar los TCI.

GPC ECA
1+
GPC Series
de casos 3

 

 

Los profesionales implicados en la detección de estos trastornos deben recibir formación específica. En líneas generales los pacientes con EP pueden requerir la asistencia de los recursos de atención especializada, que es en el ámbito en el que trabajan los profesionales de psiquiatría o psicología clínica, que presumiblemente mayor experiencia pueden tener en la detección de estos trastornos del control de impulsos.

Es posible que se pueda fomentar la dispensación activa en oficinas de farmacia para que recomienden a los pacientes y cuidadores que tengan en consideración los riesgos asociados a la utilización de estos medicamentos antiparkinsonianos. Por ejemplo, en esta dispensación activa se puede hacer mención también a aspectos como en qué momento se recomienda administrar los medicamentos, o la conveniencia o no de tomar los medicamentos junto con alimentos (p.e. en la ficha técnica de bromocriptina indica que conviene que sea administrado preferiblemente por la noche y que los agonistas dopaminérgicos deben tomarse siempre con alimentos).

En conclusión de todo lo expuesto, se deben de planificar y facilitar las iniciativas y los recursos necesarios para realizar la formación e información en todos los ámbitos implicados.

Finalmente, por otra parte, se debe indicar que pergolida no está comercializada.

Los estudios coinciden en monitorizar diversos parámetros, especialmente aquellos relacionados con los aspectos comportamentales, durante el tratamiento de la EP con agonistas dopaminérgicos, para, si es necesario, reducir la dosis. Se presentan resultados no concluyentes sobre la eficacia de valproato en pacientes con TCI y EP. Los resultados sobre la eficacia de los ISRS en pacientes con EP y TCI apuntan en la misma dirección, especialmente en el subgrupo de pacientes con TCI que muestran comorbilidad de síntomas depresivos. Sólo en un estudio se indica que hay resultados que apuntan hacia la utilización de fármacos específicos de este subgrupo para trastornos del control de impulso concretos (p.e. fluvoxamina y juego patológico).

Las actuaciones de prevención primaria ayudan a disminuir la incidencia de la enfermedad, ya que actúan antes de que ésta se produzca, al disminuir los factores de riesgo en individuos sanos. Por lo tanto, si se instruye a los profesionales, pacientes, familiares y cuidadores sobre los riesgos asociados a la utilización de medicamentos antiparkinsonianos, y se focaliza el cribado de los trastornos del control de impulsos que pueden aparecer en los pacientes en riesgo, se contribuye a disminuir el impacto clínico de este problema intercurrente.

El enfoque realizado hasta la fecha es principalmente teórico o conceptual. Los estudios encontrados son de calidad baja. Sin embargo, debido a las importantes consecuencias que los TCI asociados a los medicamentos antiparkinsonianos pueden tener sobre la calidad de vida de los pacientes, se considera oportuno destacar varias recomendaciones.

Resumen de la evidencia

GPC
1+
Los agonistas dopaminérgicos derivados y no derivados ergóticos están asociados con un aumento del riesgo de: trastornos del control de impulsos que incluyen ludopatía, atracones e hipersexualidad17.
GPC
3
Una encuesta indicó un riesgo de por vida del 13,7% de TCI en pacientes en tratamiento con agonistas dopaminérgicos17.
GPC 1+ y 1-
Pueden estar asociados a un mayor riesgo de desarrollar comportamientos adictivos variables como: sexo varón, edad joven en el momento de aparición de EP, rasgos de impulsividad y comportamientos impulsivos premórbidos, depresión e historia personal o familiar de abuso de alcohol o drogas17,41.
GPC 1+
No hay buena evidencia de que los agonistas dopaminérgicos ergóticos y no ergóticos difieran en su asociación con TCI, ni de que un medicamento específico esté asociado a un mayor riesgo17.
1-
El papel de la psicoterapia para aconsejar y apoyar a los pacientes con EP y TCI se limita a unos pocos casos con resultados variables41.
1-
La retirada de los agonistas dopaminérgicos para el manejo de TCI se asocia con el desarrollo o empeoramiento de la depresión, ansiedad, o apatía hasta en el 19% de los pacientes42.
1-
Los pacientes con EP ludópatas responden a dosis bajas de antipsicóticos atípicos (risperidona, quetiapina y olanzapina). En pacientes con EP e hipersexualidad puede ser efectiva clozapina41.
GPC 1+ y 3
Se ha observado un aumento del riesgo de valvulopatía cardíaca moderada a grave, y de fibrosis serosa (pleural, pericárdica y retroperitoneal) con el uso de agonistas dopaminérgicos ergóticos17.

Recomendaciones

B
El manejo de los trastornos del control de impulsos (TCI) en pacientes con EP debe incluir considerar la reducción o discontinuación del uso de agonistas dopaminérgicos, usar un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) y probablemente el soporte y consejo psicosocial.
B
No deben usarse los agonistas dopaminérgicos derivados ergóticos como primera línea de tratamiento de la EP y TCI.
A
En el paciente con EP y TCI no se recomienda el cambio entre agonistas dopaminérgicos.
D
Cuando se usa un agonista dopaminérgico derivado ergótico los pacientes deben seguir:
• Un cribado ecocardiográfico basal y escáneres regulares de seguimiento para identificar anormalidades cardiacas.
• Investigaciones basales de laboratorio (p.e. velocidad de sedimentación de eritrocitos, creatinina sérica) y radiológica (placa de tórax) con vigilancia de seguimiento regular para identificar fibrosis serosa.
A
Se debe advertir a los pacientes del potencial de los agonistas dopaminérgicos para causar TCI y SDE y estar informados de las implicaciones para la conducción y manejo de maquinaria.
B
Se recomienda prestar especial atención a los signos de TCI en pacientes varones jóvenes con EP e historial previo de trastornos del comportamiento o conductas adictivas.
Los profesionales sanitarios deben debatir sobre las posibles complicaciones del TCI con los pacientes con EP que estén tomando agonistas dopaminérgicos.

4.1.2.4. Empeoramiento cognitivo

Pregunta para responder

  • En adultos con enfermedad de Parkinson, que desarrollan un empeoramiento cognitivo inicial, ¿resulta más eficiente y seguro añadir un inhibidor de la acetilcolinesterasa o modificar el tratamiento dopaminérgico para la mejora de los síntomas en la función cognitiva?

La demencia es un aspecto común en la EP avanzada, pudiendo afectar a uno de cada cuatro pacientes con EP. Existen matices en la clasificación de estos pacientes, en función del grado de demencia. Así, se encuentran pacientes con EP y con empeoramiento cognitivo clínicamente significativo, pero en los que no se ha establecido formalmente un diagnóstico de demencia. Otras situaciones que aparecen en la práctica clínica diaria, son los casos en que los pacientes tienen demencia con cuerpos de Lewy, o bien presentan EP con demencia.

Por otra parte, dentro del arsenal farmacoterapéutico disponible para el tratamiento de este empeoramiento cognitivo, se ha sugerido el uso de inhibidores de la colinesterasa, pero conviene indicar que dentro de este grupo, rivastigmina es el único autorizado en el tratamiento sintomático de la demencia leve a moderadamente grave en pacientes con EP idiopática.

En algunos estudios se encuentra que la utilización de agonistas dopaminérgicos podría estar implicada en la aparición de un empeoramiento en las funciones cognitivas, si bien no se conocen estudios bien diseñados que permitan establecer de forma inequívoca esta relación causal.

En conclusión, la información disponible de forma previa no resulta concluyente para orientar el manejo de los pacientes con EP que desarrollan un empeoramiento cognitivo inicial, y se hace necesario identificar el conocimiento científico actualmente disponible con el fin de establecer una recomendación dirigida bien hacia la adición de un inhibidor de la acetilcolinesterasa, o bien hacia la modificación de los fármacos antiparkinsonianos que puedan estar implicados en el empeoramiento de los síntomas de la función cognitiva.

Se localiza el protocolo de un ECA doble ciego, controlado con placebo, que tiene como objetivo de estudio demostrar la superioridad del hidrocloruro de donepezilo (cápsulas de 5 mg o 10 mg de donepezilo) frente a placebo en la mejora de la función cognitiva, carga neuropsiquíatrica y habilidad funcional en personas con EP y demencia moderada después de 24 meses de tratamiento. El estudio (MUSTARDD-PD: Multicentre UK study of the acetylcholinesterase inhibitor donepezil in early dementia associated with Parkinson’s disease) todavía se encuentra en periodo de reclutamiento de pacientes (si bien tiene una duración de 60 meses, y se registró en 2009). Los datos de identificación del ECA son: EudraCT: 2009-015170-35; www.isrctn.com: ISRCTN30151023; Clinicaltrials.gov: NCT01014858. Según Clinicaltrials.gov hasta mayo 2017 no se completará el estudio y en http://www.nets.nihr.ac.uk/programmes/hta indican que hasta comienzos de 2018 no publicarán resultados.

Se encuentra una revisión sistemática (RS) de calidad alta43 y otra de calidad baja44. También un estudio de evaluación económica de calidad media45, que realiza el análisis de coste-efectividad de la rivastigmina en pacientes con EP y demencia. Además, la pregunta 18 de la GPC sobre EP de SIGN17 ayuda a responder a parte de la pregunta (en el apartado de modificar el tratamiento dopaminérgico) ya que para la adición de un inhibidor de la acetilcolinesterasa varios de los estudios coinciden con los encontrados en las RRSS citadas. Adicionalmente, como se ha indicado, se localiza un ECA que está en curso en el momento de la realización de la guía46.

La RS de Rolinski et al. 201243 tiene como objetivo evaluar la eficacia, seguridad y tolerabilidad de los inhibidores de colinesterasa en pacientes con demencia con cuerpos de Lewy (DLB, por sus siglas en inglés), enfermedad de Parkinson con demencia (PDD), y empeoramiento cognitivo en EP que no llega a demencia (CIND-PD) (se considera un fenómeno separado y también agrupado junto con la enfermedad de cuerpos de Lewy). Se evalúa el tratamiento con inhibidores de la colinesterasa (donepezilo, galantamina, rivastigmina, tacrina) a cualquier dosis y cualquier duración de tratamiento, comparados con placebo. En la RS no es un criterio de exclusión que coexista enfermedad de Alzheimer. Se presenta la magnitud del efecto de los estudios combinados (no se muestran resultados de estudios individuales, o combinados pero con elevada heterogeneidad, o sin diferencias estadísticamente significativas). La evidencia actualmente disponible sustenta el uso de inhibidores de la acetilcolinesterasa en pacientes con demencia en EP (y discapacidad cognitiva que no llega a demencia en pacientes con EP), con un impacto positivo en las escalas de evaluación global, función cognitiva, alteraciones del comportamiento y actividades de la vida diaria.

RS
1++

 

 

Para la evaluación global se emplea la escala Alzheimer’s Disease Cooperative Study – Clinical’s Global Impression of Change (ADCS-CGIC) mediante la que encuentran una diferencia de medias estandariza (DME) de -0,38 (IC95% -0,56 a -0,24; p<0,0001). En la función cognitiva; se emplea el Mini-Mental State Examination (MMSE) o Alzheimer’s Disease Assessment Scale Cognitive (ADASCog) DME -0,34 (IC95% -0,46 a -0,23; p<0,00001); MMSE diferencia de medias ponderada (DMP) PDD 1,09 (IC95% 0,45 a 1,73; p=0,0008); PDD y CIND-PD 1,05 (IC95% 0,42 a 1,68; p=0,01). En la medición de la alteración del comportamiento; DME -0,20 (IC95% -0,36 a -0,04; p=0,01). Para las actividades de la vida diaria; ADCS y Unified Parkinson’s Disease Rating Scale (UPDRS) DME -0,20 (IC95% -0,38 a -0,02; p=0,03).

En relación con la seguridad y tolerabilidad, al comparar el grupo en tratamiento con inhibidores de la acetilcolinesterasa frente al grupo placebo, los pacientes en tratamiento con inhibidores de la colinesterasa experimentan más efectos adversos (EA) 318/452 vs. 668/842; OR 1,64 (IC95% 1,26 a 2,15; p=0,0003) y se producen más pérdidas durante el estudio 128/465 vs. 45/279; OR 1,94 (IC95% 1,33 a 2,84; p=0,0006). Al comparar con placebo, los EA son más comunes en los pacientes en tratamiento con rivastigmina 357/421 vs. 173/240; OR 2,28 (IC95% 1,53 a 3,38; p<0,0001). En relación con los EA de donepezilo 311/421 vs. 145/212; OR 1,24 (IC95% 0,86 a 1,80; p=0,25). Finalmente, aparecen más frecuentemente síntomas parkinsonianos (temblor) en el grupo de tratamiento que en el grupo control: 64/739 vs. 12/352; OR 2,71 (IC95% 1,44 a 5,09; p=0,002). En relación con las muertes, se producen menos en el grupo de tratamiento que en el grupo placebo 4/465 vs. 9/279; OR 0,28 (IC95% 0,09 a 0,84; p=0,03). Las conclusiones son que la evidencia actualmente disponible sustenta el uso de inhibidores de la colinesterasa en pacientes con PDD (y CIND-PD), con un impacto positivo en las escalas de evaluación global, función cognitiva, alteraciones del comportamiento y actividades de la vida diaria. El efecto en DLB se mantiene incierto (únicamente se ha evaluado en un estudio pequeño). No hay actualmente evidencia desagregada para recomendar el uso de inhibidores de la acetilcolinesterasa en CIND-PD.

RS
1++

 

 

Van-Laar et al. 201144 evalúa la eficacia, tolerabilidad, y seguridad de inhibidores de la colinesterasa en pacientes con EP y demencia (PDD). Como diferencias de la RS anterior, en este caso la calidad de la evidencia de la revisión es baja, los pacientes ya tienen establecido el diagnóstico de demencia (con EP), y los estudios incluidos no abordan galantamina ni tacrina; sólo rivastigmina y donepezilo. En relación con la magnitud del efecto de rivastigmina destacan que mejora en comparación con placebo en diferentes escalas: escala total Mattis Dementia Rating Scale (MDRS) 5,8 puntos; ADAS-cog (2,9), ADCS-CGIC (0,5), ADCS-ADL (2,5), NPI (2,15), MMSE (1,0), Cognitive Drug Research Power of Attention test (294,84 msgs), Verbal fluency test form the Delis-Kaplan Executive Function System test battery (D-KEFS) (2,8), Ten Point Clock-Drawing test (1,1).

RS
1-

 

 

Por otra parte, con respecto a donepezilo encuentran diferentes estudios que muestran que mejora frente a placebo en varias escalas: MMSE (1,8); Clinician’s Interview-Based Impression of Change plus caregiver input (CIBIC-plus) (0,8), componente memoria escala MDRS (5,32), en otro estudio se indica como mejora en la escala MMSE (2,3), CGI (0,37), sin diferencias en ADAS-cog, MDRS, Brief Psychiatric Rating Scale (BPRS). En otros estudios se indica que donepezilo mejora en MMSE, Brief Test of Attention (BTA), D-KEFS, CIBIC-plus pero no aportan datos numéricos, e indican que no tienen mejora significativa ADAS-cog, DAD, Neuropsychiatric Inventory (NPI). Como conclusiones destacan que los dos ECA largos sobre rivastigmina y donepezilo, y los tres ECA pequeños sobre donepezilo que se han realizado hasta la fecha presentan al menos un resultado sobre la diferencia con tratamiento frente a placebo con significación estadística, aunque no todos los estudios de donepezilo alcanzan los objetivos primarios. Rivastigmina se encuentra ahora aprobada por las autoridades reguladoras para el tratamiento sintomático de PDD moderada a grave, en base a los resultados positivos observados en los ECA sobre este inhibidor de la colinesterasa. Donepezilo y galantamina no están aprobados para esta indicación.

RS
1-

 

 

Willan et al. 200645 analizan el coste-efectividad de rivastigmina 3-12 mg/d en pacientes en los que se ha desarrollado demencia leve a moderada al menos 2 años después de que han recibido el diagnóstico clínico de EP. Realizan el estudio sobre los datos del ensayo EXPRESS (EXelon in PaRkinson’s disEaSe dementia Study). La calidad de la evidencia es media. El horizonte temporal es 24 semanas y en el punto de vista del análisis emplean la perspectiva social. Como resultados del análisis incremental presentan que para el ámbito de Canadá (Canadian Price Weights) la RCEI es de 7249 $Can/AVAC, y la probabilidad de que sea coste-efectivo (CE) con diferentes disposiciones a pagar (DAP) (valores de DAP entre 50.000 y 100.000 $Can/AVAC) se encuentra en el rango comprendido entre 56% y 63%. En el ámbito de Reino Unido (UK Price Weights), el RCEI es de -3403 £/AVAC, y la probabilidad CE con diferentes DAP (entre 20.000-40.000 £/AVAC) varía entre 55% y 59%. Se debe considerar en estos cálculos que se actualizan los datos de costes a valores del año 2004 usando el componente sanitario del IPC. Como conclusiones del estudio farmacoeconómico se establece que rivastigmina puede mejorar los cuidados en esta población de estudio. Se observa una pequeña mejora en los tiempos de supervivencia ajustados por calidad (trasformado desde las puntuaciones de la escala MMSE). No observan diferencias en los costes.

Eval.Econ

 

 

Por otra parte, en la GPC sobre EP de SIGN17 se plantean: en pacientes con EP que desarrollan un empeoramiento cognitivo inicial, ¿hay alguna evidencia de que, bien empezar el tratamiento con un inhibidor de la colinesterasa, o bien retirar la terapia dopaminérgica, conduzca a una mejora sintomática en la función cognitiva?. La demencia es un aspecto común en la EP avanzada, con unas estimaciones de prevalencia entre 24- 31%. Un estudio longitudinal de 126 pacientes con EP encontró a lo largo de un periodo de tres a cinco años, que un 10% desarrollaron demencia, mientras que además un 57% mostró algún grado de discapacidad en las pruebas neuropsicológicas. Algunas medicaciones usadas en el tratamiento de los síntomas motores pueden tener efectos deletéreos en la cognición porque tienen efectos anticolinérgicos. No existe evidencia que identifique específicamente el efecto de la retirada de las terapias antiparkinsonianas sobre la demencia, pero las buenas prácticas aconsejan que la primera línea de acción en relación con el tratamiento de la demencia en pacientes con EP sea asegurar que se descartan otras causas de discapacidad cognitiva (infección, deshidratación, desequilibrio electrolítico, o hemorragia subdural). Esto es especialmente relevante para los pacientes que presentan delirium (aparición súbita de confusión o síntomas de psicosis), pero es también importante en relación con cualquiera de los pacientes que presenten nuevos síntomas de confusión.

GPC
Series de
casos 3
GPC
Opinión de
expertos 3

 

 

Un pequeño ECA investiga el efecto de la retirada de la medicación dopaminérgica en los pacientes en atención domiciliaria con parkinsonismo avanzado y concluyen que la retirada de la medicación dopaminérgica puede ser una forma factible de reducir la polifarmacia y los efectos adversos relacionados con la medicación potenciales con un riesgo mínimo de empeorar el deterioro motor. El pequeño tamaño de la muestra y las diferencias en los niveles basales de demencia y de disfunción motora entre los grupos control y experimental limitan las conclusiones que pueden obtenerse de este estudio17.

GPC
ECA 1-

 

 

Se debe prestar especial consideración a la exclusión de medicamentos que actúen a nivel del SNC que no sean antiparkinsonianos como antidepresivos con propiedades antimuscarínicas (p.e. antidepresivos tricíclicos) y benzodiazepinas. Se puede considerar también la retirada de la medicación anticolinérgica, amantadina, selegilina, y agonistas dopaminérgicos junto con la optimización de la terapia con levodopa (sin causar psicosis). El objetivo es maximizar el control motor, pero minimizar el impacto en la cognición17.

GPC
Opinión de
expertos 4
GPC RS de
estudios de
cohorte 2++

 

 

Con respecto a los inhibidores de la colinesterasa: existe evidencia que sugiere una correlación entre los cambios patológicos en el sistema de neurotransmisión colinérgico en EP y el nivel de empeoramiento cognitivo o presencia de demencia, sugiriendo un posible beneficio terapéutico del uso de inhibidores de la colinesterasa. Se han estudiado varios inhibidores de la colinesterasa en pacientes con EP, aunque la mayor parte de los estudios han usado como fármaco la rivastigmina17.

GPC RS
1++
GPC
opinión de
expertos 4

 

 

Cuatro revisiones concluyen que la rivastigmina puede ser considerada en pacientes con demencia moderada a grave (Mini-Mental State Examination, MMSE, 10 a 24) y EP, pero cabe destacar que la magnitud del beneficio es pequeña y puede exacerbarse el temblor y aumentar los vómitos. El mayor estudio (541 pacientes) encontró aumentos pequeños, aunque estadísticamente significativos, en el rendimiento en la escala Alzheimer’s Disease Assessment Scale-Cognitive (ADAS-cog; p<0,001) y en Alzheimer’s Disease Cooperative Study Clinician’s Global Impression of Change (ADCS-CGIC; p=0,007). En términos de actividades de la vida diaria (ADL), el Alzheimer’s Disease Cooperative Study-ADL scale, hay un beneficio significativo (p=0,02) por el grupo de rivastigmina, pero el tamaño del efecto fue pequeño/medio. Tres ECAs pequeños han examinado los efectos de donepezilo. Dos muestran mejoras estadísticamente significativas en la escala MMSE (p=0,013 y p=0,0044 respectivamente) mientras que uno no encuentra mejora estadística en la escala MMSE (pero sí una mejora significativa en la Dementia Rating Scale). Los estudios varían en términos de frecuencia de efectos secundarios adversos del donepezilo. Dos estudios concluyeron que donepezilo fue bien tolerado y no empeoró los síntomas de EP, mientras que uno indica muy pobre tolerancia. No hay evidencia suficiente para determinar la efectividad de galantamina ni de ningún otro fármaco inhibidor colinesterásico. Como recomendaciones recogen que en los pacientes con EP y empeoramiento cognitivo se deben investigar las causas de demencia y, si están presentes, tratarlas. Se debe considerar la exclusión de cualquier otra medicación no parkinsoniana que actúe en el SNC, retirada de la medicación anticolinérgica, amantadina, selegilina y agonistas dopaminérgicos17.

GPC RS
1++
GPC
opinión de
ECA 1+
ECA 1-

 

 

En relación con los recursos materiales, únicamente rivastigmina tiene como indicación autorizada en ficha técnica el tratamiento sintomático de la demencia leve a moderadamente grave en pacientes con EP idiopática. Únicamente para este fármaco que tiene la eficacia contrastada se valora su eficiencia (incluyendo los costes económicos).

Durante el proceso de revisión de la GPC se publica una nueva RS, que incluye estudios de los grupos de investigación ya mencionados en las referencias previas, en la que se evalúa el tratamiento de la demencia con EP y/o enfermedad de cuerpos de Lewy, con inhibidores de la colinesterasa y memantina47. Los autores concluyen, en la misma línea que los estudios previos, destacando que sólo los inhibidores de la colinesterasa mejoran la función cognitiva, los síntomas conductuales y las actividades de la vida diaria.

La disminución de la función cognitiva tiene una enorme trascendencia sobre la calidad de vida relacionada con la salud de los pacientes, familiares y cuidadores. Por esta razón todas aquellas medidas encaminadas a mejorar los síntomas de la función cognitiva, incluyendo la estimulación cognitiva, tendrán un gran impacto.

Resumen de la evidencia

1++
La evidencia actualmente disponible sustenta el uso de inhibidores de la acetilcolinesterasa en pacientes con EP con demencia (y discapacidad cognitiva que no llega a demencia en pacientes con EP), con un impacto positivo hacia el grupo en tratamiento frente al grupo control medido como diferencia de medias estandarizadas en las escalas de evaluación global (mejora escala ADCS-CGIC -0,38; p<0,0001), función cognitiva (diferencia de medias ponderadas a favor del tratamiento que mejora en escala MMSE 1,09; p=0,0008), alteraciones del comportamiento (diferencia de medias ponderada en datos continuos combinados en varias escalas de valoración de los trastornos del comportamiento -0,20; p=0,01) y actividades de la vida diaria (datos combinados de escalas ADCS y UPDRS -0,20; p=0,03)43.
1++
No hay actualmente evidencia desagregada para recomendar el uso de inhibidores de la acetilcolinesterasa en pacientes con discapacidad cognitiva que no llega a demencia y EP43.
1-
Rivastigmina se encuentra ahora aprobada por las autoridades reguladoras para el tratamiento sintomático de EP con demencia moderada a grave, en base a los resultados positivos observados en los ECA sobre este inhibidor de la colinesterasa44.
1-
Donepezilo y galantamina no están aprobados para la indicación de demencia en pacientes con EP44.
Eval.Econ
Rivastigmina puede mejorar los cuidados en pacientes en los que se ha desarrollado demencia leve a moderada al menos dos años después de que han recibido el diagnóstico clínico de EP. Se observa una pequeña mejora en los tiempos de supervivencia ajustados por calidad. No se observan diferencias de costes45.
GPC 3
Un estudio longitudinal de 126 pacientes con EP encontró a lo largo de un periodo de tres a cinco años, que un 10% desarrollaron demencia, mientras que además un 57% mostró algún grado de discapacidad en las pruebas neuropsicológicas17.
GPC 4
Algunas medicaciones usadas en el tratamiento de los síntomas motores de la EP pueden tener efectos deletéreos en la cognición porque tienen efectos anticolinérgicos. No existe evidencia que identifique específicamente el efecto de la retirada de las terapias antiparkinsonianas sobre la demencia, pero las buenas prácticas aconsejan que la primera línea de acción en relación con el tratamiento de la demencia en pacientes con EP sea asegurar que se descartan otras causas de discapacidad cognitiva (infección, deshidratación, desequilibrio electrolítico, o hemorragia subdural). Esto es especialmente relevante para los pacientes que presentan delirium (aparición súbita de confusión o síntomas de psicosis), pero es también importante en relación con cualquiera de los pacientes que presenten nuevos síntomas de confusión17.
GPC 1-
La retirada de la medicación dopaminérgica en los pacientes en atención domiciliaria con parkinsonismo avanzado puede ser una forma factible de reducir la polifarmacia y los efectos adversos relacionados con la medicación potenciales con un riesgo mínimo de empeorar el deterioro motor17.
GPC 4 y 2++
Se utilizan medicamentos que actúan a nivel del SNC que no son antiparkinsonianos y que pueden producir empeoramiento cognitivo, como son los antidepresivos con propiedades antimuscarínicas (p.e. antidepresivos tricíclicos) y las benzodiazepinas. La medicación anticolinérgica, amantadina, selegilina, y agonistas dopaminérgicos también presentan efectos deletéreos en la función cognitiva17.
GPC 1++ y 4
La rivastigmina en pacientes con demencia moderada a grave (Mini-Mental State Examination (MMSE) 10 a 24) y EP, muestra una magnitud de beneficio pequeña y puede exacerbar el temblor y aumentar los vómitos. Hay aumentos pequeños, aunque estadísticamente significativos, en el rendimiento en la escala Alzheimer’s Disease Assessment Scale-Cognitive (ADAS-cog; p<0,001) y en Alzheimer’s Disease Cooperative Study Clinician’s Global Impression of Change (ADCS-CGIC; p=0,007). En términos de actividades de la vida diaria (ADL), medida con la escala Alzheimer’s Disease Cooperative Study-ADL scale, hay un beneficio significativo (p=0,02) en el grupo de rivastigmina, pero el tamaño del efecto fue pequeño/medio17.
GPC 1+ y 1-
Donepezilo muestra mejoras estadísticamente significativas en la escala MMSE en dos estudios (p=0,013 y p=0,0044) pero no se encuentra mejora estadística en la escala MMSE en otro (pero sí una mejora significativa en Dementia Rating Scale). Los estudios varían en términos de frecuencia de efectos secundarios adversos del donepezilo. Donepezilo fue bien tolerado y no empeoró los síntomas de EP en dos estudios, mientras que un estudio indica una tolerancia muy pobre17.
GPC 4
No hay evidencia suficiente para determinar la efectividad en la mejora de la función cognitiva de galantamina ni de ningún otro fármaco colinesterásico en el tratamiento de pacientes con EP17.

Recomendaciones

A
Se recomienda la utilización del inhibidor de la acetilcolinesterasa rivastigmina en pacientes con EP idiopática que presenten demencia leve a moderadamente grave.
Se recomienda valorar distintas estrategias de intervención, incluyendo la estimulación cognitiva, para tratar pacientes con EP que presenten un deterioro cognitivo inicial leve antes de establecer un tratamiento farmacológico específico mediante rivastigmina.
D
En los pacientes con EP y empeoramiento cognitivo se deben investigar las causas de demencia y, si están presentes, tratarlas.
D
Se debe considerar la exclusión de cualquier otra medicación no parkinsoniana que actúe en el sistema nervioso central, con retirada de la medicación anticolinérgica, amantadina, selegilina y agonistas dopaminérgicos.
Se recomienda revisar de forma sistemática los tratamientos pautados para el manejo de los síntomas motores de la EP, valorando la indicación, adherencia e interacciones, con el fin de reducir el riesgo de efectos adversos como el empeoramiento cognitivo, reducir la polimedicación y consensuar los tratamientos con el paciente.

4.2. Síntomas no motores

4.2.1. Síntomas sensoriales

Pregunta para responder

  • ¿Qué intervención resulta más eficiente y segura para el manejo de las alteraciones con síntomas sensoriales asociadas a la enfermedad de Parkinson? (p.e. alteraciones visuales; disfunción olfatoria; alteraciones del gusto; hipoacusia y otros trastornos auditivos; dolor y síntomas sensitivos asociados)

Se pueden definir los trastornos sensoriales como todas aquellas deficiencias relacionadas con una alteración de uno o varios de los órganos de los sentidos. En el caso de la EP, se consideran como trastornos sensoriales fundamentales los siguientes: alteraciones visuales, disfunción olfatoria, alteraciones del gusto, hipoacusia y otros trastornos auditivos, así como dolor y síntomas sensitivos asociados48.

El dolor es un síntoma muy frecuente en los pacientes con EP. Ya el propio James Parkinson, en la primera descripción de la enfermedad, hacía referencia al dolor de tipo ‘reumático’ homolateral a la extremidad afectada2. Existen diversas clasificaciones del dolor en la EP. Una de las clasificaciones del dolor en la EP, lo clasifica en los siguientes tipos: musculoesquelético, radicular neuropático, neuropático central o primario, distónico y acatísico48.

Los pacientes parkinsonianos padecen una alteración del olfato (hipoosmia o anosmia), que es precoz, frecuente y no claramente relacionada con los signos motores de la enfermedad. Parece ser que puede ser un marcador precoz de la enfermedad, y es una alteración para la que no se ha encontrado hasta la fecha ningún tratamiento efectivo.

Por otra parte, los pacientes con EP pueden presentar diversas alteraciones visuales, como déficit de acomodación, por la lentitud muscular generalizada que implica también a los músculos extraoculares, e incluso, con complicaciones como las alucinaciones visuales48.

Por consiguiente, a pesar de las evidentes dificultades metodológicas que supone buscar estudios que aborden estas cuestiones, y que ya se indicaron en la GPC sobre EP de NICE16 resulta pertinente la búsqueda, evaluación y síntesis de la evidencia científica disponible para ayudar a orientar la toma de decisiones en los profesionales y en los propios pacientes, debido al impacto que estas alteraciones con síntomas sensoriales asociadas a la EP tienen en la calidad de vida de las personas con EP.

Se localizan tres ECA de calidad baja49,50 o media51 específicamente relacionados con el manejo del dolor en pacientes con EP.

El estudio de Gerdelat-Mas et al. 200749 compara, mediante un diseño cuasiexperimental abierto, los efectos de levodopa en el umbral del dolor objetivo en pacientes con EP libres de dolor y en sujetos sanos. Las conclusiones a las que llegan son que levodopa aumenta significativamente los umbrales de dolor objetivo en pacientes con EP libres de dolor pero no en sujetos sanos; y que los pacientes con EP tienen un umbral de dolor objetivo más bajo que los sujetos sanos. La calidad de la evidencia es baja, ya que es un estudio controlado no aleatorizado de 23 participantes.

ECA
1-

 

 

En otro estudio, Lim et al. 200850, comparan el cambio en la sensibilidad al dolor después de la administración de L-dopa entre respondedores estables (12 pacientes), fluctuantes sin discinesia (15 pacientes), y pacientes discinéticos (23 pacientes), comparando también la sensibilidad al dolor entre sujetos sanos (20 pacientes) y los pacientes con EP. Se estudia el umbral y tolerancia al dolor por frío, concluyendo, con una calidad de la evidencia baja, que con L-dopa mejora la respuesta al dolor en pacientes EP y discinesia.

ECA
1-

 

 

Dellapina et al. 201151 realizan un ECA cruzado con placebo doble ciego en el que se evalúa el efecto de apomorfina (un agonista dopaminérgico) frente a placebo, en los umbrales de dolor subjetivo y objetivo durante los estímulos nociceptivos experimentales en pacientes con EP. En este caso, con una calidad de la evidencia media, concluyen que, en comparación con placebo, la apomorfina no tiene efecto específico en los umbrales del dolor en pacientes con EP.

ECA
1+

 

 

Únicamente se han evaluado estudios que específicamente se dirigen hacia el dolor en pacientes con EP. En este sentido, el sistema sanitario español dispone de buenos profesionales que abordan este trastorno de forma multidisciplinar en las Unidades del Dolor (principalmente a nivel de atención especializada). Sin embargo, para las otras alteraciones sensoriales (específicamente hipoacusia y déficits visuales), para las que no se localizan estudios, el abordaje en el marco del SNS se realiza principalmente dentro de la cartera de servicios de atención primaria.

Dos de los ECA concluyen con evidencia baja que la levodopa mejora la respuesta al dolor en pacientes con EP (sin dolor o con discinesia respectivamente), mientras que un tercer estudio establece, por el contrario, que otro antiparkinsoniano, la apomorfina, no tiene efecto específico en el umbral del dolor en pacientes con EP. Cabe resaltar, como propiedades farmacodinámicas del agonista dopaminérgico, apomorfina, que se trata de un estimulante directo de los receptores de la dopamina y, aunque posee propiedades agonistas tanto de receptores D1 como D2, no comparte las rutas de transporte ni metabólicas de la levodopa.

Una persona del GEG destaca un estudio en base al cual sugiere la posible utilidad de rotigotina transdérmica en el manejo del dolor asociado a la enfermedad36. Se recoge como una de las líneas de investigación futura.

Resumen de la evidencia

1-
Levodopa aumenta significativamente el umbral de dolor objetivo en pacientes con EP libres de dolor pero no en sujetos sanos49.
1-
Los pacientes con EP tienen un umbral de dolor objetivo más bajo que los sujetos sanos49.
1-
L-dopa mejora la respuesta al dolor en pacientes con EP y discinesia50.
1+
En comparación con placebo, la apomorfina no tiene efecto específico en el umbral de dolor en pacientes con EP51.

Recomendaciones

Se recomienda informar al paciente de las posibles alteraciones con síntomas sensoriales asociadas a la EP para trabajarlas en equipo (pacientes, familiares y cuidadores junto con los profesionales) y disminuir el impacto de estas alteraciones en las vidas de las personas afectadas por esta enfermedad.

4.2.2. Disfunciones autonómicas

Pregunta para responder

  • ¿Qué intervenciones resultan más eficientes y seguras para el manejo de las disfunciones autonómicas asociadas a la enfermedad de Parkinson? (p.e. hipotensión ortostática; estreñimiento; incontinencia fecal; náuseas y vómitos; sialorrea; intolerancia al calor; sudoración excesiva; nicturia; disfunción sexual; pérdida de peso; dificultad para tragar).

En los pacientes con EP avanzada, los síntomas no motores pueden ser los que determinen en mayor medida la discapacidad26. La hipotensión ortostática es uno de estos síntomas no motores que aparece con mayor frecuencia en la EP52,53. Los síntomas de disautonomía gastrointestinal superior e inferior (sialorrea, disfagia y estreñimiento) son comunes en la EP, y dificultan física y socialmente a los pacientes. La sialorrea aparece comúnmente en los pacientes con EP, presentando para algunos de ellos un problema. La disfagia orofaríngea es un trastorno frecuentemente asociado a la EP que disminuye significativamente la calidad de vida. Sin embargo se necesita una aproximación clínica proactiva para preguntar a los pacientes por este trastorno, ya que puede que los pacientes no siempre informen de sus dificultades en la deglución, a no ser que se les pregunte directamente.

Los síntomas de incontinencia urinaria tienen efectos perjudiciales sobre la salud física y mental, preocupando en gran medida a los pacientes con EP, ya que afectan a su calidad de vida54.

En general los pacientes con EP tienen un índice de masa corporal (IMC) más bajo que los pacientes sanos, disminuyendo de peso conforme empeora su estado de enfermedad55-57. Un menor peso corporal se relaciona con efectos negativos sobre la salud y un peor pronóstico.

Para abordar todas estas cuestiones, se hace necesario evaluar cuáles son las intervenciones más eficientes y seguras para el manejo de estas disfunciones autonómicas asociadas a esta enfermedad.

Se localizan tres RRSS (Perez-Lloret et al. 2013; Seppi et al. 2011; Lombardi et al. 2012)26,58,59 que revisan diversas alternativas para varios de los apartados de la pregunta, así como un ECA de calidad media (Chinnapongse et al. 2012)60 que evalúa la seguridad, tolerabilidad y eficacia de la toxina botulínica B en el tratamiento de la sialorrea en pacientes con EP. Se localizan también en la GPC de SIGN 201017 diversos tratamientos de la hipotensión postural sintomática en pacientes con EP. En la GPC de NICE 200616 abordan diversos trastornos autonómicos sin realizar una búsqueda sistemática. Algunos de los aspectos sobre la disfunción autonómica se incluyen en varias RRSS. Concretamente la RS de Seppi et al. 2011 está incluida en Perez-Lloret et al. 2013. Sin embargo algunas de las alternativas de intervención están únicamente contempladas en la revisión original de Seppi et al. 2011, razón por la que también se hace una lectura crítica del artículo original.

Perez-Lloret et al. 201358 revisan la literatura científica con el objetivo de resumir la eficacia y seguridad de los tratamientos disponibles para las disfunciones autonómicas en EP: hipotensión ortostática, sialorrea, disfunción sexual, disfunción urinaria y estreñimiento.

Para la hipotensión ortostática, proponen como intervención midodrina y fludrocortisona. Las conclusiones a las que llegan los autores de la RS son: reconsiderar los tratamientos que induzcan o agraven la hipotensión; avisar a los pacientes para evitar los factores precipitantes como cambios posturales bruscos, comidas copiosas, baños calientes y medicación vasodilatadora; otros métodos no farmacológicos incluyen la adición de sal a la dieta, ejercicio, medias compresoras, o maniobras físicas para aumentar la presión arterial mediante el aumento del retorno venoso y la resistencia periférica.

En relación con la sialorrea se valora la utilización de toxina botulínica A (50 unidades en cada glándula parótida), y se consigue una reducción en la escala de valoración de sialorrea del 40% y la reducción en la escala de frecuencia y gravedad de sialorrea del 31%. La valoración de la utilización de toxina botulínica B, consigue una reducción de la puntuación EVA 40% y reducción de la saliva bucal en un 50%. Se consigue también una reducción en la escala de frecuencia y gravedad de sialorrea (de 77 a 40 puntos). Con glicopirrolato 1 mg/8 h se produce una mejora ≥ 30% en 39,1% de pacientes tratados frente al 4,3% del grupo placebo. Se concluye que retirar los medicamentos que inducen sialorrea, como inhibidores de la colinesterasa, clozapina o quetiapina es la opción adecuada.

RS
1-

 

 

Para la disfunción sexual valoran como alternativas farmacológicas sildenafilo, tadalafilo y vardenafilo. Otras opciones son: inyecciones intracavernosas, alprostadilo intrauretral, productos de constricción por vacío o implantes de prótesis de pene. Como conclusiones de la revisión se recogen: aconsejar al paciente y reevaluar los tratamientos que potencialmente puedan producir disfunción sexual (p.e. antihipertensivos y antidepresivos).

En relación con la disfunción urinaria, se evalúan como alternativas de intervención fármacos anticolinérgicos o antimuscarínicos: fesoterodina, tolterodina, oxibutinina, solifenacina y trospio. No se encuentran evidencias sobre estos tratamientos y se concluye recomendando considerar causas externas como hipertrofia prostática o cáncer. Proponen también en el caso de hiperactividad neurógena del detrusor, la estimulación del nervio tibial o la terapia conductual.

Finalmente, para abordar el estreñimiento se plantea como intervención laxantes (agentes osmóticos como lactulosa o PEG-macrogol y estimulantes como bisacodilo o picosulfato sódico), prucaloprida, lubiprostona y linaclotida, obteniendo como riesgo relativo (RR), en la comparación con placebo, como resultados: laxantes RR=0,52 (IC95% 0,46 a 0,60); prucaloprida RR=0,82 (IC95% 0,76 a 0,88); lubiprostona RR=0,67 (IC95% 0,56 a 0,80); linaclotida RR=0,84 (IC95% 0,80 a 0,87). En la valoración del macrogol, 7,3 g de solución isosmótica con electrolitos, se obtiene como resultado una tasa de respuesta 80% frente al 30% de placebo. Concluyen diciendo que macrogol, un laxante osmótico, y lubiprostona, un activador de los canales de cloro, han mostrado cierta eficacia. Otros procinéticos, como mosaprida, probablemente deban ser usados con precaución, a la luz de los potenciales problemas de seguridad cardiovascular. Además terminan recomendando cambios en la dieta y en la actividad física; aumento en la ingesta de líquidos y fibra, si es necesario con suplementos de fibra y suavizantes de heces; revisar los tratamientos que frecuentemente causan estreñimiento (antidepresivos tricíclicos, loperamida, codeína y opioides, antimuscarínicos y algunos antiparkinsonianos). Otros planteamientos que proponen son laxantes osmóticos, mosaprida, neurotrofina 3, prebióticos y terapia de retroalimentación.

RS
1-

 

 

Seppi et al. 201126 tienen como objetivo resumir la eficacia y seguridad de los medidas disponibles para algunas disfunciones autonómicas en EP: hipotensión ortostática, sialorrea, disfunción sexual, disfunción urinaria, estreñimiento y problemas de motilidad gastrointestinal.

En relación con la hipotensión ortostática concluyen que se puede hacer un tratamiento pragmático con medidas no farmacológicas: dormir con la cabecera levantada, fragmentar las comidas, maniobras de contención física. Estas maniobras comprenden acciones como ponerse de cuclillas, inclinarse hacia delante o cruzar las piernas (posición de fiesta) al comienzo de los síntomas presincopales. Proponen evitar las comidas bajas en sodio y ricas en carbohidratos, aumentar la ingesta de agua (2-2,5 l/d) y de sal (>8 g ó 150 mmol/d), y llevar medias de soporte antes de iniciar el tratamiento adyuvante con agentes antihipotensores.

RS
1-

 

 

En relación con la disfunción sexual, se valora el uso de sildenafilo en pacientes con EP, pero la evidencia es insuficiente para recomendar sildenafilo en el tratamiento de la disfunción eréctil en pacientes con EP. Además tiene como efectos adversos dolor de cabeza, sofoco y dispepsia. Está contraindicado en pacientes en tratamiento con nitratos para la enfermedad coronaria cardiaca.

Para otros problemas de motilidad gastrointestinal (anorexia, nausea y vómitos asociados al tratamiento con levodopa y agonistas dopaminérgicos) se destaca que domperidona posiblemente es eficaz y que hay evidencia insuficiente de la eficacia de metoclopramida y el riesgo es inaceptable (empeora los síntomas motores).

RS
1-

 

 

Lombardi et al. 201259 revisan sistemáticamente los estudios que evalúan el inhibidor de la fosfodiesterasa 5 (PDE5) sildenafilo en individuos con enfermedades del SNC y disfunción eréctil. Incluyen tres estudios en los que se evalúan respectivamente 50-100 mg de sildenafilo; 25-100 mg de sildenafilo; y 50 mg de sildenafilo en dosis fija. Las conclusiones de la revisión son que únicamente en varones con disfunción eréctil con lesión de médula espinal los inhibidores de la PDE5 son el tratamiento de primera línea. Para el resto de enfermedades del SNC, la patología neurológica no es la causa principal de la disfunción eréctil: existen otras comorbilidades, principalmente la depresión, o disfunciones sexuales concomitantes, especialmente la disminución de la libido, así como la deficiencia de hormonas sexuales. Además existe un elevado riesgo de efectos secundarios.

RS
1-

 

 

El estudio de Chinnapongse et al. 201260, con una calidad de la evidencia media, evalúa la seguridad, tolerabilidad, y eficacia de tres dosis de toxina botulínica B (1.500 UI, 2.500 UI y 3.500 UI) en el tratamiento de la sialorrea en pacientes con EP. Se trata de un ECA doble ciego, controlado con placebo, con tratamiento simple y escalado de dosis de toxina botulínica B, con inyección primero en glándulas submandibulares y posteriormente en glándulas parótidas. Al medir el cambio en las puntuaciones en la escala de frecuencia y gravedad de sialorrea (medido por el investigador) desde la basal a la semana 4, se encuentra que cada grupo de toxina botulínica B tiene una mejora significativa frente al grupo placebo (p<0,05). Se encuentran mejoras significativas en las puntuaciones totales en la escala de frecuencia y gravedad de sialorrea persisten también en la semana 8.

Se encuentra también una disminución en la velocidad de flujo salivar, con disminuciones estadísticamente significativas observadas a las semanas 1, 2, 4, 8 y 12 en los grupos de 1.500 UI y 2.500 UI frente al grupo placebo (p≤0,0207). En el grupo de 3.500 UI la velocidad de flujo salivar disminuye significativamente desde la basal en las semanas 2 y 4 frente al grupo placebo (p<0,0033), sin que se detecten diferencias significativas más adelante.

ECA
1+

 

 

En la CGI también mejora en los grupos de toxina botulínica B frente al grupo placebo, alcanzando significación estadística en las semanas 1, 2, 4, 8 y 12. Como efectos adversos (EA) presentan al menos un EA, en los grupos intervención: 1.500 UI 50%, 2.500 UI 58,3%, 3.500 UI 61,5%. En el grupo placebo un 53,3% presenta al menos un EA. Los EA gastrointestinales ocurren más frecuentemente con los grupos toxina botulínica B que con grupo placebo (12/39 (31%) de sujetos frente a 1/15 (7%) de sujetos respectivamente). El estudio presenta que la inyección intraglandular de toxina botulínica B (dosis total de 1.500 a 3.500 UI) es bien tolerada y mejora significativamente la sialorrea en pacientes con EP.

ECA
1+

 

 

En la GPC de SIGN 201017 se plantean como pregunta ¿cuál es la efectividad de los tratamientos para la hipotensión postural sintomática en pacientes con EP?. Las alternativas que barajan en la pregunta son: levantar la almohada, fludrocortisona, midodrina u otros medicamentos adrenérgicos, piridostigmina o domperidona.

No se referencia ningún estudio en relación con levantar la almohada o la cabecera de la cama.

En relación con la domperidona antagoniza los receptores D2 periféricos y se ha propuesto como tratamiento de la hipotensión ortostática (HO). Un ECA con una muestra pequeña (n=13) investiga el uso de domperidona y fludrocortisona. Los pacientes son asignados aleatoriamente a recibir 10 mg de domperidona 3 veces al día ó 0,1 mg de fludrocortisona por la mañana y dos comprimidos placebo en la comida y la cena. Después de tres semanas de tratamiento y una semana de lavado, se cruzan los pacientes a la terapia alternativa. Los pacientes que toman 10 mg de domperidona 3 veces al día demostraron un cambio significativo en COMPASS-OD (Composite Autonomic Symptom Scale, orthostatic domain). Los resultados, expresados como media ± desviación estándar (DE) son: (7 ± 2) comparados con la terapia no farmacológica ([9 ± 3]; p=0,04).

La fludrocortisona es un mineralocorticoide sintético con pocos efectos glucocorticoides. Incrementa la reabsorción renal de sodio y aumenta el volumen plasmático mediante el sistema renina-angiotensina-aldosterona. En el ECA anterior, los pacientes que reciben 0,1 mg/día de fludrocortisona demuestra un cambio significativo en la escala COMPASS-OD (6 ± 3) comparados con la terapia no farmacológica ([9 ± 3]; p=0,02).

La midodrina es un vasopresor con propiedades antihipotensivas. Un ECA (n=171) muestra que 10 mg de midodrina 3 veces al día eleva significativamente la tensión arterial sistólica (TAS) en posición vertical en pacientes con HO comparados con placebo (p<0,001). Esto se asocia con una mejora en el mareo ortostático (p=0,001). El grupo de midodrina experimentó efectos adversos (principalmente reacciones pilomotoras, prurito, parestesia, retención urinaria e hipertensión supina) más frecuentemente que el grupo placebo (p=0,001). La duración del estudio fue corta (6 semanas).

GPC
1+

 

 

Otro ECA (n=97) muestra que 10 mg de midodrina incrementan la TAS incorporado en 22 mm Hg comparada con placebo (28%, p<0,001). La midodrina mejora los siguientes síntomas de la HO comparada con placebo: vértigo/mareo, debilidad/fatiga, síncope, nivel de energía bajo, peor habilidad para soportar y sentir la depresión (p<0,005). Los efectos adversos (principalmente prurito/hormigueo del cuero cabelludo) se notifican en el 22% del grupo placebo frente al 27% de los grupos de tratamiento de midodrina. La hipertensión en decúbito supino fue documentada en el 8% de los pacientes tratados con midodrina frente al 1% de los pacientes tomando placebo. La duración del estudio fue corta (4 semanas).

La piridostigmina es un inhibidor de la colinesterasa que mejora la actividad simpática al incrementar la acetilcolina en las sinapsis simpáticas por lo que potencia el baroreflejo mediado incrementando la resistencia sistémica. Un ECA (n=58) evalúa la eficacia de una dosis única de 60 mg de piridostigmina sola o en combinación con 2,5 y 5 mg de midodrina comparada con placebo. No está claro si alguno de los sujetos del estudio tuvo EP, sin embargo 17 pacientes tenían atrofia sistémica múltiple. El objetivo primario de bajada de la TA diastólica de pie fue significativamente reducido con el tratamiento comparado con placebo (p=0,02). Hay una reducción significativa en la disminución de la TA diastólica con piridostigmina sola (disminución de TA de 27,6 mm Hg vs. 34,0 mm Hg con placebo; p=0,04) y piridostigmina con 5 mg de hidrocloruro de midodrina (disminución de TA de 27,2 mm Hg vs. 34 mm Hg con placebo; p=0,002). No se observan diferencias significativas en las medidas de TA en decúbito supino, ni en sistólica (p=0,36) ni diastólica (p=0,85) indicando que la piridostigmina no incrementa la TA en decúbito supino.

No emiten recomendación, y establecen como comentario que hay evidencia insuficiente (debido al pequeño número de estudios, tamaños de muestra pequeños y duración del estudio corta) para hacer una recomendación sobre el uso de domperidona, fludrocortisona, midodrina o piridostigmina para el tratamiento de la HO.

GPC
1+

 

 

La GPC sobre EP de NICE 200616 no hay pregunta específica, pero en el punto 9.5 abordan diversos trastornos autonómicos. Incluyen diferentes disfunciones gastrointestinales: pérdida de peso, disfagia, estreñimiento, disfunción genitourinaria, disfunción urinaria, disfunción sexual, hipotensión ortostática, sudoración excesiva, y sialorrea. Como recomendación se establece que las personas con EP deben ser tratadas convenientemente para el trastorno autonómico de disfunción urinaria, pérdida de peso, disfagia, estreñimiento, hipotensión ortostática, sudoración excesiva y sialorrea, si bien se destaca que como los síntomas de trastornos autonómicos son frecuentes, y ya que en esta área no se ha realizado una búsqueda sistemática de ensayos de tratamiento, diversos aspectos cruciales específicos de EP son identificados por el GEG como recomendación de buenas prácticas de la GPC original.

Hasta la fecha (diciembre de 2014), el laxante lubiprostona, no se encuentra comercializado en España. A idéntica fecha, el laxante linaclotida tiene como indicación terapéutica autorizada el tratamiento sintomático del síndrome del intestino irritable con estreñimiento entre moderado y grave en adultos. En el caso de tegaserod está retirado del mercado.

Todos los medicamentos que contienen como principio activo toxina botulínica, tanto de tipo A como de tipo B, son medicamentos de uso hospitalario, por lo que sólo pueden ser prescritos por un médico adscrito a los servicios de un hospital y únicamente los servicios de farmacia hospitalaria pueden dispensarlos. Ninguno tiene como indicación autorizada sialorrea.

En relación con la pérdida de peso, merece la pena destacar que se puede emplear la nutrición enteral domiciliaria, ya que entre la relación de las patologías que quedan recogidas como situaciones clínicas del paciente que justificarían la necesidad de esta nutrición enteral domiciliaria (regulada por el Anexo VII, apartado 8.B, del Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, por el que se establece la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para su actualización61) se incluyen los procesos degenerativos severos del SNC, como puede ser la EP como enfermedad neurológica que cursa con afasia o disfagia severa en pacientes con trastornos neuromotores que impidan la deglución o el tránsito y que precisan sonda.

En el abordaje en el SNS se debe contemplar muy especialmente la implicación de varios profesionales, incluyendo en concreto especialistas en logopedia (en el apartado de sialorrea y dificultad para tragar) y medidas rehabilitadoras para realizar ejercicios físicos y terapia nutricional para varios apartados.

En el caso de la sialorrea el ECA de Chinnapongse et al. 201260 concluye que la inyección intraglandular de toxina botulínica B (dosis total de 1.500 a 3.500 UI) es bien tolerada y mejora significativamente la sialorrea en pacientes con EP. Sin embargo hay un posible sesgo del financiador. En la RS de Perez-Lloret et al. 201358 acaba concluyendo en relación con la sialorrea que conviene retirar los medicamentos que la inducen, como inhibidores de la colinesterasa, clozapina o quetiapina.

Hay clínicos que proponen como primera medida la terapia rehabilitadora, mediante el tratamiento de logopedia, de tal forma que el paciente que habla bien y vocaliza bien, trabajando la fonación, no suele presentar problemas con la sialorrea, y conviene dejar otras medidas para situaciones especiales.

Con la metoclopramida, el paciente con EP que recibe este antagonista de los receptores D2, tiene un riesgo inaceptable ya que empeora los síntomas motores y presenta otros efectos adversos añadidos. Las indicaciones autorizadas de la domperidona, tal como figuran en la ficha de información básica de la empresa para el producto original, incluyen las náuseas y vómitos inducidos por agonistas de la dopamina (como L-dopa y bromocriptina) utilizados en el tratamiento de la EP.

Dentro de las medidas no farmacológicas en personas con EP, la experiencia indica que la incorporación lenta de la cama, permaneciendo sentados en la misma unos segundos antes de ponerse de pie, mejora el manejo de la hipotensión ortostática.

Resumen de la evidencia

GPC 1+ y 1-
La evidencia sobre la eficacia del uso de domperidona, fludrocortisona, midodrina o piridostigmina en el tratamiento de la hipotensión ortostática en EP es insuficiente (debido al pequeño número de estudios, tamaños de muestra pequeños y duración del estudio corta)17,26.
GPC 1+
0,1 mg/día de fludrocortisona demuestra un cambio significativo en la puntuación en COMPASS-OD (media 6 ± DE 3) comparados con la terapia no farmacológica ([media 9 ± DE 3];p=0,02)17.
GPC 1+
Los pacientes que toman 10 mg de domperidona 3 veces al día demostraron un cambio significativo en la escala COMPASS-OD (media 7 ± DE 2) comparados con la terapia no farmacológica ([media 9 ± DE 3];p=0,04)17.
GPC 1+
10 mg de midodrina 3 veces al día eleva significativamente la TAS en posición vertical en pacientes con HO comparados con placebo (n=171; p<0,001). Esto se asocia con una mejora en el mareo ortostático (p=0,001). Como efectos adversos se presentan principalmente reacciones pilomotoras, prurito, parestesia, retención urinaria e hipertensión en decúbito supino placebo (p=0,001)17.
GPC 1+
10 mg de midodrina incrementan la TAS de pie en 22 mm Hg comparada con placebo (28%; n=97; p<0,001). La midodrina mejora los siguientes síntomas de la HO comparada con placebo: vértigo/mareo, debilidad/ fatiga, síncope, nivel de energía bajo, peor habilidad para soportar y sentir la depresión (p<0,005). Los efectos adversos (principalmente prurito/hormigueo del cuero cabelludo) se notifican en el 22% del grupo placebo frente al 27% de los grupos de tratamiento de midodrina. La hipertensión decúbita supina fue documentada por el 8% de los pacientes tratados con midodrina frente al 1% de los pacientes tomando placebo17.
GPC 1+
La eficacia de una dosis única de 60 mg de piridostigmina sola o en combinación con 2,5 y 5 mg de midodrina comparada con placebo consigue una reducción significativa de la caída de TA diastólica de pie: sola (disminución de TA de 27,6 mm Hg vs. 34,0 mm Hg con placebo; p=0,04); con 5 mg de hidrocloruro de midodrina (disminución de TA de 27,2 mm Hg vs. 34 mm Hg con placebo; p=0,002). No se observan diferencias significativas en las medidas de TA en decúbito supino, ni en sistólica (p=0,36) o diastólica (p=0,85) indicando que la piridostigmina no incrementa la TA en decúbito supino17.
1-
Con la administración de toxina botulínica A (50 unidades en cada glándula parótida), se consigue una reducción del 40% en la escala de valoración de sialorrea y reducción del 31% en la escala frecuencia y gravedad de sialorrea58.
Para la toxina botulínica B la reducción en la puntuación de la escala visual analógica (EVA) es del 40% y reducción saliva bucal 50% y reducción escala frecuencia y gravedad sialorrea (77 a 40 puntos)58.
Se consigue una mejora ≥ 30% en 39,1% de pacientes tratados con glicopirrolato 1 mg/8 h frente al 4,3% del grupo placebo58.
1+
La inyección intraglandular de toxina botulínica B (dosis total de 1.500 a 3.500 UI) es bien tolerada y mejora significativamente la sialorrea en pacientes con EP60.
1-
El riesgo relativo (RR) de estreñimiento en pacientes con EP disminuye con laxantes (agentes osmóticos como lactulosa o PEG-macrogol y estimulantes como bisacodilo o picosulfato sódico) comparado con placebo. RR=0,52 (IC95% 0,46 a 0,60); prucaloprida RR=0,82 (IC95% 0,76 a 0,88); lubiprostona RR=0,67 (IC95% 0,56 a 0,80); linaclotida RR=0,84 (IC95% 0,80 a 0,87). En el tratamiento del estreñimiento se consigue una tasa de respuesta del 80% con macrogol 7,3 g de solución isosmótica con electrolitos, frente al 30% con placebo58.
1-
Domperidona posiblemente es eficaz en el tratamiento de los problemas de motilidad gastrointestinal asociados a la EP26.
1-
Metoclopramida presenta un perfil beneficio/riesgo inaceptable en el tratamiento de las náuseas y vómitos asociados al tratamiento de la EP mediante levodopa y agonistas dopaminérgicos, ya que empeora los síntomas motores26.
1+
En pacientes con EP, la patología neurológica no es la causa principal de la disfunción eréctil: existen otras comorbilidades, principalmente la depresión, o disfunciones sexuales concomitantes, especialmente la disminución de la libido, así como la deficiencia de hormonas sexuales. Además existe un elevado riesgo de efectos secundarios por sildenafilo59.

Recomendaciones

Se recomienda informar a los pacientes con EP para evitar los factores precipitantes de la hipotensión ortostática como cambios posturales bruscos, comidas copiosas, baños calientes y medicación vasodilatadora.
Se recomienda abordar la hipotensión ortostática en pacientes con EP, utilizando medidas no farmacológicas antes de iniciar un tratamiento farmacológico. Las medidas no farmacológicas incluyen evitar las comidas bajas en sodio y ricas en carbohidratos, aumentar la ingesta de agua (2-2,5 l/d) y de sal (>8 g ó 150 mmol/d) en la dieta, fragmentar las comidas, hacer ejercicio, dormir con la cabecera levantada, llevar medias de compresión, o realizar maniobras de contención física para aumentar la presión arterial mediante el aumento del retorno venoso y la resistencia periférica, como ponerse de cuclillas, inclinarse hacia delante o cruzar las piernas al comienzo de los síntomas presincopales. Incorporarse de la cama lentamente y estar unos segundos sentado en la cama antes de ponerse de pie.
Es recomendable reconsiderar los tratamientos que induzcan o agraven la hipotensión ortostática en pacientes con EP, incluyendo la revisión de todos los medicamentos, tomados con o sin prescripción médica, y otros productos que puedan inducir hipotensión.
D
Las personas con EP deben ser tratadas convenientemente del trastorno autonómico que cursa con disfunción urinaria, pérdida de peso, disfagia, estreñimiento, hipotensión ortostática, sudoración excesiva y sialorrea.
Se recomienda valorar la retirada de medicamentos que pueden inducir sialorrea, como inhibidores de la colinesterasa, clozapina o quetiapina.
B
Conviene aconsejar al paciente y reevaluar los tratamientos que potencialmente puedan producir disfunción sexual (p.e. ciertos tratamientos antihipertensivos y antidepresivos).
B
No se recomienda la utilización de sildenafilo en pacientes con EP y disfunción sexual.
B
Se recomienda valorar otras comorbilidades que puedan originar la disfunción eréctil, como la depresión o disfunciones sexuales concomitantes, especialmente la disminución de la libido, así como la deficiencia de hormonas sexuales, ya que la EP puede no ser la causa principal de la disfunción sexual.
Se recomienda valorar las posibles causas de disfunción urinaria en pacientes con EP, como hipertrofia prostática o cáncer.
En pacientes con EP y estreñimiento se recomienda realizar cambios en la dieta y la actividad física. Aumentar la ingesta de líquidos y fibra, si es necesario con suplementos de fibra y suavizantes de heces.
Se recomienda indagar y valorar los tratamientos que frecuentemente causan estreñimiento (antidepresivos tricíclicos, loperamida, codeína y opioides, antimuscarínicos y algunos antiparkinsonianos).
Se propone la elaboración de una ficha farmacoterapéutica exhaustiva en pacientes con EP, que permita tener conocimiento de medicamentos y productos que pueden interaccionar entre sí.
B
Para los problemas de motilidad gastrointestinal (anorexia, nausea y vómitos asociados al tratamiento con levodopa y agonistas dopaminérgicos) se recomienda la utilización de domperidona.
No se recomienda el uso de metoclopramida en pacientes con EP debido al empeoramiento en los síntomas motores.

4.3. Depresión como comorbilidad asociada

Pregunta para responder

  • ¿Resultan más eficientes y seguros los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) que los antidepresivos tricíclicos (ATC) u otros antidepresivos, para el manejo de la depresión asociada a la enfermedad de Parkinson?

La depresión es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes que se observan en la EP, afectando a un número importante de pacientes con EP. Generalmente la depresión asociada a esta enfermedad es leve o moderada, pero puede ser grave. No hay un consenso claro sobre el uso de antidepresivos para el tratamiento de la depresión en pacientes con EP.

La bradicinesia en pacientes con EP tratados con L-dopa puede mejorar tras la administración con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) en personas deprimidas con EP62. Sin embargo, hay dos posibles problemas respecto al uso de ISRS para el tratamiento de la depresión en pacientes con EP. Éstos son la posibilidad de síntomas extrapiramidales (como distonía, acatisia, temblor, y parkinsonismo) y; la posibilidad de una interacción adversa con selegilina, un inhibidor de la MAO B utilizado a veces en el tratamiento de la EP. Aunque el uso de los ISRS en EP con o sin selegilina parece ser seguro, se recomienda precaución en la introducción de estos fármacos.

Otra de las opciones terapéuticas para el manejo de la depresión son los antidepresivos tricíclicos (ATC), para los que se tiene una amplia experiencia de uso. Sin embargo, los efectos secundarios anticolinérgicos de los ATC, que pueden incluir el deterioro cognitivo y la hipotensión ortostática, con un aumento del riesgo de caídas, pueden causar muchos problemas en el ámbito de la EP. Por otra parte, para los pacientes que no mejoran con el tratamiento con ISRS, los ATC son una opción razonable cuando el temblor es el síntoma dominante y el beneficio potencial se piensa que es mayor que el riesgo de efectos secundarios anticolinérgicos.

Ante la ausencia de una primera opción clara para el tratamiento de la depresión asociada con la EP, la selección de medicamentos para el manejo de la depresión en pacientes con EP debe basarse en las ventajas potenciales frente a los efectos secundarios potenciales.

Por lo tanto resulta de especial interés evaluar la eficiencia y seguridad de los ISRS comparada con los ATC, ya que las diferentes dianas farmacodinámicas de los ATC permiten generar hipótesis sobre su actividad adicional para resolver otras complicaciones o comorbilidades (dolor o sueño entre otras).

Se encuentran dos RRSS de calidad media63,64, que abordan el tratamiento farmacológico de la depresión asociada con la EP mediante ISRS o ATC.

Se encuentra una tercera RS (Liu et al. 2013)65, que compara la eficacia y aceptabilidad de los métodos terapéuticos en el tratamiento de la depresión en pacientes con EP. Esta RS no incluye nuevos estudios con respecto a las dos RRSS anteriores, razón por la que no se incluye como fuente de evidencia. Las conclusiones de esta RS van en la misma dirección que las RRSS anteriores: indica que la evidencia es insuficiente para sustentar la eficacia antidepresiva de los ISRS, pramipexol, pergolida e inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (ISRN). Los ATC pueden ser los medicamentos antidepresivos de primera línea en pacientes con EP porque tienen el balance entre beneficios y aceptabilidad más favorable, seguido de pramipexol y los IRSN, pudiendo ser los ISRS la última alternativa.

Rocha et al. 201363 realizan una revisión sistemática con el objetivo de estudiar la eficacia de los antidepresivos en pacientes con EP idiopática con depresión. En un ECA se compara en 32 pacientes la administración de sertralina (ISRS) con venlafaxina (IRSN) durante 9 semanas. Se consigue una reducción de al menos el 50% de los síntomas basales en la escala de depresión Hamilton Rating Scale Depression 17-items (HRSD-17): sertralina 14/16 (87,5%); venlafaxina 12/16 (75%). En otro ECA se compara en 76 participantes el ISRS paroxetina (24±11 mg/d) con el IRSN venlafaxina (121±75 mg/d) durante 12 semanas. En la respuesta de reducción ≥50% en HRSD-17 obtienen: paroxetina 23/42 (55%); venlafaxina 16/34 (47%). Para la respuesta de remisión en HRSD-17 (puntuación subumbral en una escala de depresión ≤7 en la escala de 17 ítems de HRSD) se tienen los siguientes resultados: paroxetina 15/42 (36%); venlafaxina 11/34 (32%). En la mejora del estado de depresión (analizando la asociación mediante riesgo relativo –RR) no se encuentra diferencia estadísticamente significativa entre paroxetina y venlafaxina: RR=0,86 (IC95% 0,64 a 1,16). Se muestra estimador meta-analizado de dos ECAs, en el que en análisis por subgrupos, se encuentran diferencias significativas (ATC vs. ISRS): RR=1,78 (IC95% 1,06 a 2,99). Por otra parte, ninguna clase específica de tratamiento antidepresivo es superior a placebo: ISRS RR=1,20 (IC95% 0,57 a 2,52) en cinco estudios; ATC RR=1,20 (IC95% 0,57 a 2,52) en dos estudios. Los resultados de esta RS de calidad media apuntan hacia una efectividad mayor de ATC frente a ISRS. Los autores concluyen que los tratamientos antidepresivos son bien tolerados, pudiendo ser un tratamiento eficaz en la depresión en pacientes con EP.

En la revisión de Skapinakis et al. 201064 se evalúa la eficacia de los ISRS para depresión en EP y como objetivos secundarios se comparan ISRS frente a ATC, así como se examina la seguridad y tolerabilidad en el uso de ISRS. Se comparan: citalopram 20 mg/d con desipramina 75 mg/d, durante 4 semanas; paroxetina de liberación constante (dosis media 28,4 mg/d) con nortriptilina (dosis media 48,5 mg/d) durante 8 semanas; y fluvoxamina (dosis media 78 mg/d) con amitriptilina (dosis media 69 mg/d) durante 16 semanas. La respuesta está definida como reducción ≥50% en la escala MADRS (Montgomery-Asberg Depression Rating Scale) con respecto al nivel basal (escala que mide la severidad de la depresión): ISRS 8/15 vs. ATC 11/17; RR 0,82 (IC95% 0,46 a 1,49) p=0,52. En dos estudios la severidad de la depresión está medida mediante la escala HDRS (Hamilton Depression Rating Scale): ISRS 2/18 vs. ATC 9/17; RR 0,21 (IC95% 0,05 a 0,84) p=0,03. ISRS 12/20 vs. ATC 15/27; RR 1,08 (IC95% 0,66 a 1,77) p=0,76.

RS
1+

 

 

En el meta-análisis: tasa de respuesta cruda de ISRS 41% (22/53); tasa de respuesta cruda de ATC 57% (35/61); RR (efectos aleatorizados) 0,75 (IC95% 0,39 a 1,42) (p=0,37) a favor de ATC. Los autores concluyen que se puede considerar el uso de ATC por lo menos, tan a menudo como los ISRS (en dos de los tres estudios incluidos los investigadores prefieren utilizar ATC).

Esta RS tiene una calidad de la evidencia media, ya que en los ECA recogidos las dosis de los ISRS son heterogéneas, y también la duración del tratamiento. Además se excluyen los pacientes con depresión grave, y uno de los estudios incluidos en el meta-análisis está publicado únicamente como resumen. Cabe destacar el elevado número de pérdidas en ambos grupos (30% para el grupo de ISRS y 31% para el grupo de ATC). En esta RS se excluye del estudio a Antonini et al. 200666 por las bajas dosis de amitriptilina en el grupo comparador (25 mg/d) y Serrano-Duenas et al. 200267 por limitaciones metodológicas que suponen alto riesgo de sesgo (no documentan los criterios de selección, existen problemas de enmascaramiento, no se siguen las directrices de la declaración CONSORT, entre otras)64.

RS
1+

 

 

El SNS dispone de los recursos para realizar esta intervención (tanto de profesionales sanitarios implicados, como de medicamentos prescritos).

Los resultados presentados son directamente aplicables a nuestra población. En la RS de Skapinakis et al. 201064, se explicita que no incluyen los pacientes con depresión grave, si bien los tratamientos son los mismos.

Los resultados de las RRSS encontradas no son concluyentes, si bien ambas apuntan hacia la equivalencia entre ambas alternativas de tratamiento (ISRS y ATC).

La RS de Rocha et al. 201363 concluye que los tratamientos antidepresivos son bien tolerados, si bien cabe destacar que se producen un elevado número de pérdidas en ambos grupos. Además subrayan que ninguna clase específica de tratamiento antidepresivo es superior a placebo. Por tanto, la magnitud del efecto relativo es escasa, y se recomienda valorar otras alternativas de tratamiento así como el trabajo con otras herramientas en un equipo multidisciplinar.

La elección del tratamiento antidepresivo debe estar condicionado por las comorbilidades que presente el paciente, ya que algunos de los efectos adversos de estos medicamentos, principalmente por los efectos anticolinérgicos, pueden servir para tratar estas comorbilidades (insomnio, dolor,…). Hay dificultades en el diagnóstico de la depresión moderada en personas con EP porque hay aspectos clínicos de la depresión que se superponen con los aspectos motores de la EP.

Se recoge la opinión de los expertos de la GPC sobre EP de NICE16 relativa al manejo individualizado de los pacientes con EP que presentan depresión como comorbilidad asociada, así como la necesidad de un planteamiento holístico que valore la farmacoterapia de ambas enfermedades.

El GEG destaca que las dosis de venlafaxina y otros antidepresivos posiblemente sean infraterapéuticas en el caso de depresión grave.

Resumen de la evidencia

1+
Ninguna clase específica de tratamiento antidepresivo es superior a placebo a corto plazo63.
1+
Los resultados apuntan hacia una efectividad mayor de ATC frente a ISRS a corto plazo63.
1+
Puede considerarse el uso de ATC por lo menos, tan a menudo como los ISRS, en periodos cortos de tiempo64.
1+
Los tratamientos antidepresivos son bien tolerados, al menos a corto plazo, pudiendo ser un tratamiento eficaz en la depresión en pacientes con EP63.
GPC
4
Se observa que el manejo individualizado de la depresión en personas con EP, que contemple en particular la terapia coexistente, permite alcanzar mejores resultados en salud16.

Recomendaciones

D
Se recomienda que el manejo de la depresión en personas con EP sea personalizado, en particular, considerando la terapia coexistente y las comorbilidades que presente.
La elección del tratamiento antidepresivo dependerá de la experiencia previa del profesional sanitario y las condiciones clínicas del paciente.
B
En función de las comorbilidades que presente la persona afectada por EP, el tratamiento de elección a corto plazo pueden ser los antidepresivos tricíclicos.
Se recomienda valorar otras alternativas no farmacológicas para el tratamiento de la depresión en personas con EP, como puede ser la psicoterapia.
Se recomienda que el manejo de la depresión grave asociada a la EP se realice de forma multidisciplinar.

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