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1. Introducción

La lactancia materna se considera la alimentación ideal del lactante1. Además, la evidencia científica ha demostrado que los niños no amamantados tienen más enfermedades, más graves y más largas, no sólo durante la época de la lactancia, sino muchos años después. Así, la lactancia materna de más de tres meses de duración puede disminuir hasta un 77% el riesgo de otitis media, un 75% el riesgo de infecciones respiratorias de vías bajas, un 40% el riesgo de asma y un 42% el riesgo de dermatitis atópica. Una lactancia materna de más de seis meses de duración puede disminuir también el riesgo de padecer leucemia en un 20% y en un 36% el riesgo de muerte súbita. Además, parece que la lactancia materna disminuye el riesgo de enfermedad celíaca, obesidad y diabetes de tipo 1 y tipo 2 en la edad adulta 2.

Amamantar ayuda a la madre a mejorar su salud presente y futura, reduciendo las hemorragias postparto, proporcionando anticoncepción durante los seis primeros meses (siempre y cuando el bebé tenga menos de seis meses, la lactancia sea exclusiva, existan las tomas nocturnas y no haya regresado el período menstrual de la madre), mejorando la remineralización ósea postparto, disminuyendo el riesgo de cáncer de mama, ovario y de diabetes tipo 2, entre otros beneficios Además, promueve un frecuente y estrecho contacto físico con el lactante y la creación del vínculo afectivo, lo que resulta óptimo para su desarrollo y hace que la madre experimente un gran sentimiento de satisfacción y autoestima. Por todo ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que todos los lactantes sean amamantados en exclusiva durante los primeros seis meses y junto con otros alimentos complementarios hasta los dos años de edad o más, mientras madre e hijo lo deseen.

Sin embargo, las tasas de inicio y duración de la lactancia materna caen bruscamente en todo el mundo a partir de 1920 como resultado de, entre otros factores, la introducción de fórmulas para alimentación infantil derivadas de leche de vaca evaporada. Por ello, actualmente, la protección y el apoyo a la lactancia materna son considerados por las organizaciones y autoridades sanitarias de todo el mundo un área de acción y atención prioritarias.

A nivel internacional, a partir de la Declaración de Innocenti en 1991, la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) lanzaron la estrategia denominada «Iniciativa Hospital Amigo de los Niños» (IHAN) con el fin de ayudar a los hospitales, Servicios de Salud y en particular a las salas de maternidad, a adoptar prácticas de protección, promoción y apoyo a la lactancia materna desde el nacimiento. La IHAN (en España «Iniciativa para la Humanización de la Atención al Nacimiento y la Lactancia») promueve la salud materno-infantil a través de la humanicación de la asistencia al nacimiento y de la protección, promoción y apoyo a la lactancia natural y a las mejores prácticas de alimentación del lactante y del niño/a pequeño/a.

 

Necesidad de una guía de práctica clínica

Conscientes de la importancia de la lactancia materna, la mayoría de las mujeres manifiestan querer amamantar a sus hijos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de las propias madres, grupos de apoyo, profesionales, gobiernos e instituciones internacionales, las tasas de lactancia están lejos de lo deseable. En concreto, los países industrializados se encuentran a la cola en cuanto a las cifras de lactancia materna y la implantación de las estrategias aprobadas en la Asamblea Mundial de la Salud, como la estrategia IHAN, la Estrategia Mundial de Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño, o el Código Internacional de Sucedáneos de Lactancia Materna.

Como media puede decirse que en los Países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) las cifras de inicio de la lactancia materna se encuentran alrededor de un 70%, pero menos de la mitad de los lactantes continúan siendo amamantados a los tres meses de edad, y menos de un 15% a los seis meses de edad3.

La situación de la lactancia materna en España es difícil de describir con certeza, dada la ausencia de datos recogidos de forma periódica. Los datos más recientes son los de la Encuesta Nacional de Salud de 2006 y 2012, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), donde se observa que la tasa de lactancia materna exclusiva en el 2006 era del 68,4% a las seis semanas y del 24,72% a los seis meses, con un ligero aumento del porcentaje de lactancia materna exclusiva a los seis meses en 2012 en comparación al 2006 (28,53% frente al 24,72%, respectivamente) (Ver Figura 1).

Por otro lado, se observa que el porcentaje de lactancia exclusiva a las seis semanas, tres y seis meses varía entre Comunidades Autónomas (datos obtenidos de 2006, ver Figura 2).

España, como país miembro de la OMS y firmante de las resoluciones de la Asamblea Mundial de la Salud, aprobó en 2004 la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, (resolución WHA57.17) y en 2008 el Plan de Acción para aplicar la Estrategia Mundial para la Prevención y el Control de las enfermedades no transmisibles (resolución WHA61.14), así como el Plan de Aplicación Integral sobre Nutrición materna del lactante y del niño pequeño cuya Meta Mundial nº 5 para 2025 contempla aumentar como mínimo la tasa de lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses de vida hasta un 50%.

Estos datos revelan lo lejos que nos encontramos de los objetivos comprometidos a nivel internacional, y dada la importancia que tiene la lactancia materna para la salud del recién nacido y de la madre, y sus indudables ventajas sociales, se considera necesario elaborar una guía de práctica clínica que: 1) identifique cuáles son las condiciones que favorecen el inicio, la instauración y el mantenimiento de la lactancia materna y que 2) incluya recomendaciones basadas en la evidencia científica que ayuden a los profesionales sanitarios a dar respuesta a los problemas que se encuentran las madres que quieren amamantar a sus hijos.

figuras 1 y 2 Comparación de las tasas de lactancia maternal natural (gif)