Después del tratamiento, el seguimiento
¿Por qué vigilar?
El tratamiento del cáncer de próstata tiene por objetivo curar el cáncer y reducir el riesgo de que reaparezca localmente o desarrolle metástasis a distancia. El riesgo de recaída o progresióndel cáncer de próstata es muy variable y está relacionado con el estado de evolución del cáncer en el momento del diagnóstico. La mayoría de las recaídas aparecen en los 5 años siguientes al tratamiento y en ocasiones mucho más tarde. Sin embargo, es posible que el cáncer jamás aparezca de nuevo.
La vigilancia permite la detección de signos de recaída de la enfermedad con el fin de poder ofrecer un nuevo tratamiento adaptado en caso de que sea necesario. La vigilancia también permite prevenir y tratar los posibles efectos secundarios. La aparición de estos efectos secundarios depende del tratamiento recibido, de las dosis administradas, del tipo de cáncer y de la forma en la que el paciente haya reaccionado a la enfermedad y a los tratamientos. Una vigilancia regular, prevista y organizada con antelación, tranquiliza al paciente. El médico puede responder a sus preguntas y ponerle en contacto con otros profesionales (enfermera, asistente social, fisioterapeuta, psiquiatra o psicólogo, sexólogo, etc.) o con asociaciones de pacientes. Estos profesionales y asociaciones pueden ayudar al paciente a retomar una vida cotidiana lo más normal posible.
¿En qué consiste la vigilancia tras un tratamiento?
La vigilancia consiste en consultar regularmente a su médico. Durante la consulta, el médico interroga al paciente, realiza un examen clínico y solicita la cuantificación del PSA.
La entrevista tiene como misión la investigación de síntomas que pueden hacer sospechar una recaída o efectos secundarios por el tratamiento. Es muy importante que el paciente explique y describa todo aquello que perciba como anormal o extraño, sobre todo, si los síntomas persisten.
El médico puede también realizar un tacto rectal.
Los niveles de PSA son útiles para conocer si todo es normal tras el tratamiento. Un valor anormal de PSA permite la detección suficientemente rápida de una posible recaída y un mejor tratamiento.
Un valor de PSA muy bajo, es decir, inferior a 0,4 ng/ml (nanogramos por mililitro), tras la operación es un buen signo a favor de la curación. Se recomienda dejar de hacer seguimiento tras una prostatectomía si el valor de PSA se mantiene muy bajo durante al menos 10 años tras la operación.
La existencia de un incremento de los valores de PSA es un signo que hace pensar en que el cáncer ha recidivado (recaída).
En el caso de signos anormales descritos por el paciente o puestos en evidencia tras el examen clínico o en el caso de un aumento mantenido del PSA, el médico puede creer necesaria la realización de exámenes suplementarios: gammagrafía ósea, ecografía renal y del abdomen, estudios de sangre y orina. Basándose en los resultados de estos estudios, si el paciente no presenta síntomas, el especialista no recomendará la realización sistemática de otros exámenes, salvo el tacto rectal y la determinación del PSA.
La vigilancia permite la prevención y tratamiento de los efectos secundarios, sobre todo aquellos relacionados con la sexualidad. Para paliar estos efectos secundarios, el médico puede proponer al paciente tratamientos medicamentosos por vía oral (comprimidos), o inyectables en los cuerpos cavernosos (en la base del pene). Una bomba vacía es otro medio de recuperar las erecciones, y también se puede proponer al paciente, como último recurso, la colocación de una prótesis en el pene. Los resultados, generalmente, son satisfactorios.
¿A qué ritmo se debe vigilar?
Los especialistas del cáncer de próstata recomiendan una vigilancia regular, aunque los estudios científicos no han establecido detalladamente el mejor ritmo de vigilancia.
Tras el tratamiento, se define un calendario de vigilancia junto con el paciente. Se anota el nombre del médico que realizará el seguimiento junto con cada una de las fechas de consulta programadas. El médico que realizó el tratamiento será informado de los resultados de dicha vigilancia. Es importante que el médico de atención primaria participe en esta vigilancia junto con el especialista.
En aquellos varones tratados mediante prostatectomía, la vigilancia puede consistir en una determinación de los niveles de PSA al siguiente ritmo:
- Determinación a los 3 meses tras la intervención, y después cada 3 meses durante el primer año.
- Determinaciones cada 6 meses hasta el tercer año si el PSA se mantiene en valores muy bajos.
- Determinación anual a partir de entonces.
El tacto rectal no es obligatorio para la vigilancia en aquellos pacientes cuyo PSA es muy bajo.
A los varones tratados mediante radioterapia externa y braquiterapia, se les recomienda la realización de un tacto rectal y una determinación de PSA con un ritmo similar al del seguimiento tras prostatectomía y una duración de hasta 8 años.