Después de la cirugía mayor abdominal, el movimiento intestinal se detiene de forma pasajera, debido a la manipulación del intestino durante la operación. Es un estado que no reviste gravedad. En la mayoría de los casos se resuelve de forma espontánea en las primeras horas, aunque puede requerir de 3 a 5 días, según el tipo de cirugía.
En el pasado, mantener a los pacientes en ayunas a la espera de que se reiniciara el tránsito intestinal era una práctica habitual.
En la actualidad se recomienda comenzar a beber y comer lo antes posible, preferiblemente dentro de las primeras 24 horas después de la operación.
Debe hacerse progresivamente. Primero le darán unos sorbos de agua en posición semisentada, para luego pasar a alimentos fáciles de digerir, siempre y cuando no aparezcan náuseas o vómitos.
Debe tener presente que beber y comer a las pocas horas de la operación es seguro. No aumenta el riesgo de que se abra la herida (sutura) aunque le hayan operado del tubo digestivo.
La primera defecación suele tener lugar 2 ó 3 días después de reiniciar la alimentación; no es habitual que se produzcan dolor ni hemorragia.