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Papel de la persona cuidadora: cuidarse para cuidar.

Problemas físicos de la persona cuidadora

Cuando la persona que ha sufrido un ictus conserva muy poca o ninguna capacidad de movimiento, es recomendable que se le cambie de postura de manera frecuente para evitar ulceraciones de la piel. No es conveniente que una única persona realice la movilización sin ayuda de otra persona o de algún dispositivo como una grúa, ya que cargar con una persona que no colabora es un sobreesfuerzo excesivo.

En los casos en los que la persona que ha sufrido el ictus sí colabore en mayor o menor medida, se debe consultar con personal de fisioterapia la forma más adecuada de movilizarla para optimizar su rehabilitación, y protegiéndonos siempre de no lesionar nuestra espalda.

La cama debe ser alta (unos 70 cm) para facilitar que la persona atendida pueda subir y bajar cómodamente, así como para evitar los esfuerzos innecesarios de las personas cuidadoras.

Estrés del cuidador

El estrés que sufren las familias y especialmente la persona cuidadora principal se debe a varios factores.

Por un lado, se debe a la dependencia de la persona que ha sufrido un ictus y a los cuidados que se deben proporcionar a consecuencia de dicha dependencia.

Por otro, factores relacionados con el cambio en el estado de ánimo, conducta o alteraciones cognitivas de la persona atendida y por factores en relación con los cambios que se producen a nivel sociofamiliar (cambios en relaciones familiares, situación económica, actividades de ocio).

Decálogo para la persona cuidadora